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Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
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Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Era noche cerrado cuando por fin salí del instituto, el frío de invierno hizo que me abrochara la chaqueta hasta arriba y me colocara mejor mi bufanda de lana alrededor del cuello. No tenía ni idea que ropa me había puesto antes de salir de casa, por el mensaje urgente que había recibido del instituto de Tokio, al parecer habían envenenado gravemente a algunos de sus miembros. Al llegar allí solo podía ver caos, y oler sangre, icor y un olor a putrefacción. Algo se estaba pudriendo. No necesité que la doncella me indicara el camino, ya había estado muchas veces allí. Pude darme cuenta que ese olor a podrido era la carne de los nefilim. El veneno les estaba pudriendo la carne y no tenía muy buena pinta, si no actuaba en el acto podrían perder extremidades. Con la ayuda de los hermanos silenciosos comencé a ayudarles, intentando retirar todo el veneno de su organismo y después de eso teníamos que regenerar su piel. Al terminar por fin, salí del instituto. Dejando a los enfermos con los hermanos silenciosos.
Comencé a avanzar por las calles de Tokio, que a estas altas horas de la noche estaban desiertas, aunque lo más apropiado sería decir tan temprano, ya que los japoneses estaban comenzando a encender las luces de sus hogares para comenzar sus días. No me gustaba esa vida tan activa que tenían, a mí me gustaba una vida más tranquila, viajar cuando a mi me diera la gana y trabajar para aquellos que llegaran a mi precio. Siempre y cuando no fueran contra la ley. No había peor cosa que tener problemas con la Clave y no era lo bastante estúpido para meterme de lleno en sus asuntos pero tampoco rechazar su oferta cuando pagaban bastante bien por ello. Miré al cielo donde el horizonte iba cambiando de color suavemente de un negro a un azul oscuro. Por suerte todavía quedaban estrellas en el cielo que poder contemplar. Tenía la sensación de que las estrellas formaban parte de mí, tan cercanas y lejanas al mismo tiempo, las identificaba más con mis recuerdos que con cualquier otra cosa.
En aquellos momentos vivía con Kyosuke, un chico bastante interesante, sin embargo odiaba a los nefilims, sería porque no habría vivido tanto como yo o simplemente porque le había sucedido algo personal con algunos de ellos, tampoco podía culparle. Me había ido de casa con rapidez pero con cuidado, ya que no quería despertar al chico. Era lo malo compartir cama, que cuando pasaba eso tenías que tener cuidado en no despertar a la otra persona. Llevaba tiempo en aquel país oriental, disfrutando de sus paisajes y aire libre y todo este tiempo había tenido como amante a Kyo, seguía siéndolo pero tenía un problema.
Me estaba aburriendo, ese era mi problema. Me estaba aburriendo de Tokio y era hora de cambiar de aires, tendría que hablar con el chico, pero estaba cansado y no quería tener que explicarle, porque como toda reacción normal me pediría una explicación. Me había estado carteando con Ragnor y me había invitado a ir a Londres, no me parecía una mala idea. Allí podría despejarme de tanto aire oriental y como me había descripto en sus cartas la ciudad estaba comenzando aquella etapa de la historia que comenzaban a llamar la era industrial. Y me estaba replanteando ir allí, coger todas mis cosas e irme.
Por fin llegué a casa de Kyo y entré intentando no hacer mucho ruido, si Kyo todavía dormía sería mejor que se quedara así. Al entrar a la casa me quité los zapatos, como era costumbres y a medida que avanzaba por la casa me quité la ropa. Empezando por la bufanda, seguido por la chaqueta, la camisa, los zapatos, los pantalones y en aquel momento llegué al dormitorio y casi me arrastré por su superficie hasta dejarme caer. Había salido sudado del instituto pero el frío lo había enfriado bastante pronto, así que ya no queda ningún resquicio de eso.
Comencé a avanzar por las calles de Tokio, que a estas altas horas de la noche estaban desiertas, aunque lo más apropiado sería decir tan temprano, ya que los japoneses estaban comenzando a encender las luces de sus hogares para comenzar sus días. No me gustaba esa vida tan activa que tenían, a mí me gustaba una vida más tranquila, viajar cuando a mi me diera la gana y trabajar para aquellos que llegaran a mi precio. Siempre y cuando no fueran contra la ley. No había peor cosa que tener problemas con la Clave y no era lo bastante estúpido para meterme de lleno en sus asuntos pero tampoco rechazar su oferta cuando pagaban bastante bien por ello. Miré al cielo donde el horizonte iba cambiando de color suavemente de un negro a un azul oscuro. Por suerte todavía quedaban estrellas en el cielo que poder contemplar. Tenía la sensación de que las estrellas formaban parte de mí, tan cercanas y lejanas al mismo tiempo, las identificaba más con mis recuerdos que con cualquier otra cosa.
En aquellos momentos vivía con Kyosuke, un chico bastante interesante, sin embargo odiaba a los nefilims, sería porque no habría vivido tanto como yo o simplemente porque le había sucedido algo personal con algunos de ellos, tampoco podía culparle. Me había ido de casa con rapidez pero con cuidado, ya que no quería despertar al chico. Era lo malo compartir cama, que cuando pasaba eso tenías que tener cuidado en no despertar a la otra persona. Llevaba tiempo en aquel país oriental, disfrutando de sus paisajes y aire libre y todo este tiempo había tenido como amante a Kyo, seguía siéndolo pero tenía un problema.
Me estaba aburriendo, ese era mi problema. Me estaba aburriendo de Tokio y era hora de cambiar de aires, tendría que hablar con el chico, pero estaba cansado y no quería tener que explicarle, porque como toda reacción normal me pediría una explicación. Me había estado carteando con Ragnor y me había invitado a ir a Londres, no me parecía una mala idea. Allí podría despejarme de tanto aire oriental y como me había descripto en sus cartas la ciudad estaba comenzando aquella etapa de la historia que comenzaban a llamar la era industrial. Y me estaba replanteando ir allí, coger todas mis cosas e irme.
Por fin llegué a casa de Kyo y entré intentando no hacer mucho ruido, si Kyo todavía dormía sería mejor que se quedara así. Al entrar a la casa me quité los zapatos, como era costumbres y a medida que avanzaba por la casa me quité la ropa. Empezando por la bufanda, seguido por la chaqueta, la camisa, los zapatos, los pantalones y en aquel momento llegué al dormitorio y casi me arrastré por su superficie hasta dejarme caer. Había salido sudado del instituto pero el frío lo había enfriado bastante pronto, así que ya no queda ningún resquicio de eso.
Magnus Bane- Brujo
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
La situación había comenzado como algo bastante extraño. Magnus Bane, un brujo con bastante experiencia se había convertido en mi mentor, y afortunadamente, en algo más. Lo cierto es que había cosas en él que me habían cautivado, desde su porte hasta su estilo, y lo cierto es que había ejercido su magia en mí. Desde Ryô, me había jurado no querer a nadie, porque él fue y siempre será el gran amor de vida, pero el muy imbécil tenía que ser licántropo y samurai, y dar su maldita vida por mí. En gran medida por él detesto a los estúpidos nefilims, aunque también porque mi padre me enseñó la clase tan despreciable de humanos sin honor que son.
Aunque ahora no había ni tiempo ni lugar para pensar en ellos, por mucho que gran parte de la motivación de Magnus para enseñarme a ocultar mis marcas sean justamente los estúpidos hijos de Raziel, ya que en cien años me he hecho ligeramente famoso como el demonio alado de ojos violeta y eso no pasa desapercibido a esa panda de cotillas. A mí no me importaba, era lo último que pensaba aprender, aunque cedía a considerarlo importante, sólo para agradarle a mi maestro. Y es que congeniamos, aunque sé que se ha aprovechado un poco de mi ingenuidad, pero no me importa. En verdad lo quiero, y por él estaría dispuesto a ocultar mis marcas y a aparentar ser sólo un mundano, si es que me lo pide. Iría al fin del mundo, al infierno por él, pero yo sé que él no me ama. Y duele, ¿pero acaso no es un dolor placentero? Es la lección que me está enseñando este brujo y vaya que estoy disfrutándola, pese a todo.
Vivía conmigo y esta noche de invierno no había dudado en pasarla conmigo. Me había quedado dormido sobre su pecho, abrazándolo para demostrarle que no quiero perderlo nunca, pero cuando abrí los ojos, lo que estaba abrazando era la almohada. No soy celoso, porque no lo soy, y mucho menos cuando sé que yo le pertenezco por decisión propia al otro, pero a él no le interesa del todo, pero me pregunté dónde estaría. Sólo por curiosidad. Me aparté el cabello largo de la cara y traté de dormir otro poco, pero no lo logré. En cambio, observé la nieve caer por la ventana.
Hasta que vi la puerta corrediza moverse y a Magnus, prácticamente arrastrándose como un no-muerto hasta volver a la cama. Besé debajo de su oreja y acaricié sus hombros.
- Buenos días, ¿quieres un masaje? Parece que te hace falta.
Este era el tipo de cosas propias del mundo flotante, ese mundo en el cual moran las geishas, pero cosas que mi padre consideró adecuado enseñarnos a sus hijos más gráciles y yo había demostrado ser el mejor. Sólo que en esta ocasión mi único interés es hacer sentir bien al hombre al que amo, a diferencia de todas esas otras veces en las que buscaba algo a cambio.
Aunque ahora no había ni tiempo ni lugar para pensar en ellos, por mucho que gran parte de la motivación de Magnus para enseñarme a ocultar mis marcas sean justamente los estúpidos hijos de Raziel, ya que en cien años me he hecho ligeramente famoso como el demonio alado de ojos violeta y eso no pasa desapercibido a esa panda de cotillas. A mí no me importaba, era lo último que pensaba aprender, aunque cedía a considerarlo importante, sólo para agradarle a mi maestro. Y es que congeniamos, aunque sé que se ha aprovechado un poco de mi ingenuidad, pero no me importa. En verdad lo quiero, y por él estaría dispuesto a ocultar mis marcas y a aparentar ser sólo un mundano, si es que me lo pide. Iría al fin del mundo, al infierno por él, pero yo sé que él no me ama. Y duele, ¿pero acaso no es un dolor placentero? Es la lección que me está enseñando este brujo y vaya que estoy disfrutándola, pese a todo.
Vivía conmigo y esta noche de invierno no había dudado en pasarla conmigo. Me había quedado dormido sobre su pecho, abrazándolo para demostrarle que no quiero perderlo nunca, pero cuando abrí los ojos, lo que estaba abrazando era la almohada. No soy celoso, porque no lo soy, y mucho menos cuando sé que yo le pertenezco por decisión propia al otro, pero a él no le interesa del todo, pero me pregunté dónde estaría. Sólo por curiosidad. Me aparté el cabello largo de la cara y traté de dormir otro poco, pero no lo logré. En cambio, observé la nieve caer por la ventana.
Hasta que vi la puerta corrediza moverse y a Magnus, prácticamente arrastrándose como un no-muerto hasta volver a la cama. Besé debajo de su oreja y acaricié sus hombros.
- Buenos días, ¿quieres un masaje? Parece que te hace falta.
Este era el tipo de cosas propias del mundo flotante, ese mundo en el cual moran las geishas, pero cosas que mi padre consideró adecuado enseñarnos a sus hijos más gráciles y yo había demostrado ser el mejor. Sólo que en esta ocasión mi único interés es hacer sentir bien al hombre al que amo, a diferencia de todas esas otras veces en las que buscaba algo a cambio.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
- Mensajes : 1083
Fecha de inscripción : 05/07/2013
Localización : Fastidiando a la Clave y a los nefilims ^_^
Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Nada más caer sobre la cama Kyo me besó debajo de la oreja. Había convencido a Kyo de una cama occidental, me gustaba mucho más que las japonesas tradicionales, que solo se componía de un futón en el suelo. Clavé mis ojos de gato en los suyos violetas. Aquí, en casa daba igual que no ocultáramos nuestras marcas de brujo. A pesar de estar completamente a oscuras veía todo lo que nos rodeaba. Notaba el brillo en su mirada, la calidez de su gesto y el roce de las sábanas contra mi piel desnuda. Lo único que tenía puesto era la ropa interior. Cualquiera me diría loco al verme con tan poca ropa en pleno invierno, pero la casa estaba aislada, entre Kyo y yo lo habíamos decidido así. Suspiré, me tapé hasta la cintura.
-De acuerdo. -acepté su ofrecimiento al masaje. Esperé a que se pusiera encima mío y comenzara el masaje. Entrecrucé los dedos y apoyé mi frente en mis manos, cara al colchón. -¿Te desperté? -lo pregunté, la verdad es que no era mi intención.
Los muelles de la cama crujían en cada movimiento que hacíamos. Cuando las noches se volvían demasiado salvaje entre los dos creaba unas ilusiones al día siguiente de dos hombres o mujeres que salían de la casa. Iban a pensar mal de todos modos por el hecho de vivir los dos solo, así que era mejor que lo pensaran a lo grande.
Cuanto más pensaba en irme más convencido estaba, sin embargo al pensar en Kyosuke me daba un poco de pena. Si hubiera sido otro me daría exactamente igual irme. Recoger mis cosas y desaparecer. Pero le debía una explicación al chico, lo había convertido en mi aprendiz y amante, lo menos que podía hacer es decirle que me iba. El problema era cuando se lo diría. Tal vez tendría que esperar a descansar antes de decirle nada, no obstante dilatarlo más sería un problema porque me costaría más. El que m conociera sabría que no era normal que me comportaba de ese modo o por lo menos no solía hacerlo, pero el chico es demasiado bueno conmigo aun sabiendo lo que yo sentía por él, mejor dicho lo que no sentía. Eran muy pocas que se escapaban a mis ojos, que llevaban observando a la humanidad desde hace unos seis siglos.
Lo que veía en sus ojos era deseo de ser amado pero satisfecho de tener una mínima atención de mí. Un parte de mí disfrutaba de esa necesidad que sufría hacia mi persona pero también me molestaba porque malgastaba algo conmigo que no debería. El joven tenía que invertir toda esa energía en alguien que s se lo mereciera. Después de estar un rato en silencio, recordando lo que ponía en la carta de Ragno.
-Todavía no he contestado a la carta de Ragno. -le comenté a Kyo. No sabía muy bien por donde empezar, si el chico tuviera algún defecto sería mucho más fácil. Si tuviera unos celos enfermizos o si me quisiera controlar en todo momento algo parecido. Sn duda sería todo mucho más fácil.
-No me has preguntado donde he estado. -el chico no era estúpido, seguramente sabría perfectamente quien me había sacado de la cama y para que. Al despertarme hace ya unas horas, Kyo se había encontrado abrazado a mí, tuve que ejercer de toda mi elegancia y agilidad para salir de la cama. Tal vez si lo hubiera despertado en ese momento pero al irme parecía dormido.
Esperé a que Kyo me deleitara con su voz. Todavía no clareaba y lo agradecía. La noche te daba ciertas diversiones que el día no podía darte.
-De acuerdo. -acepté su ofrecimiento al masaje. Esperé a que se pusiera encima mío y comenzara el masaje. Entrecrucé los dedos y apoyé mi frente en mis manos, cara al colchón. -¿Te desperté? -lo pregunté, la verdad es que no era mi intención.
Los muelles de la cama crujían en cada movimiento que hacíamos. Cuando las noches se volvían demasiado salvaje entre los dos creaba unas ilusiones al día siguiente de dos hombres o mujeres que salían de la casa. Iban a pensar mal de todos modos por el hecho de vivir los dos solo, así que era mejor que lo pensaran a lo grande.
Cuanto más pensaba en irme más convencido estaba, sin embargo al pensar en Kyosuke me daba un poco de pena. Si hubiera sido otro me daría exactamente igual irme. Recoger mis cosas y desaparecer. Pero le debía una explicación al chico, lo había convertido en mi aprendiz y amante, lo menos que podía hacer es decirle que me iba. El problema era cuando se lo diría. Tal vez tendría que esperar a descansar antes de decirle nada, no obstante dilatarlo más sería un problema porque me costaría más. El que m conociera sabría que no era normal que me comportaba de ese modo o por lo menos no solía hacerlo, pero el chico es demasiado bueno conmigo aun sabiendo lo que yo sentía por él, mejor dicho lo que no sentía. Eran muy pocas que se escapaban a mis ojos, que llevaban observando a la humanidad desde hace unos seis siglos.
Lo que veía en sus ojos era deseo de ser amado pero satisfecho de tener una mínima atención de mí. Un parte de mí disfrutaba de esa necesidad que sufría hacia mi persona pero también me molestaba porque malgastaba algo conmigo que no debería. El joven tenía que invertir toda esa energía en alguien que s se lo mereciera. Después de estar un rato en silencio, recordando lo que ponía en la carta de Ragno.
-Todavía no he contestado a la carta de Ragno. -le comenté a Kyo. No sabía muy bien por donde empezar, si el chico tuviera algún defecto sería mucho más fácil. Si tuviera unos celos enfermizos o si me quisiera controlar en todo momento algo parecido. Sn duda sería todo mucho más fácil.
-No me has preguntado donde he estado. -el chico no era estúpido, seguramente sabría perfectamente quien me había sacado de la cama y para que. Al despertarme hace ya unas horas, Kyo se había encontrado abrazado a mí, tuve que ejercer de toda mi elegancia y agilidad para salir de la cama. Tal vez si lo hubiera despertado en ese momento pero al irme parecía dormido.
Esperé a que Kyo me deleitara con su voz. Todavía no clareaba y lo agradecía. La noche te daba ciertas diversiones que el día no podía darte.
Magnus Bane- Brujo
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Me deleito con la vista y el tacto de su cuerpo casi desnudo, sobre esta cama que eligió él. Por mí podía elegir lo que quisiera. La casa había sido algo que compré en cuanto empezaron los rumores de que la capital se trasladaría aquí, a Edo. Y resultó ser cierto, sólo que le cambiaron el nombre a Tokio y aún no me acostumbro. Tampoco era importante. Parecía que sólo viviera en un oasis con Magnus, aunque claramente, nunca será ideal.
Le devuelvo la mirada, aunque en la mía está claramente escrito que lo amo. Lo sé, y ya ni siquiera intento ocultarlo porque sería imposible. Jamás se lo he dicho, pero sí que se lo he demostrado y no es tonto. Le sonrío y pronto acepta que le dé un masaje. Es obvio que está cansado.
Me coloco sobre él, agradecido por la sábana y porque él a diferencia de mí, al menos tiene puesto algo de ropa. No pienso interrogarlo, así que dejo que sea él quien inicie la conversación.
- No, me desperté yo solo hará cosa de unos diez o quince minutos.
Conforme masajeo su piel, noto la tensión. Mis manos se deslizan de forma suave, deshaciendo la tensión del modo en el que he aprendido y he perfeccionado con el paso de los años, esmerándome, para que pueda tener un buen descanso. En verdad es como si nada importara y aunque él ha tomado la precaución de hacernos la comidilla del barrio entero, a mí no me importa. Me da realmente risa cuando hace que todos crean que estuvimos con un par de chicas, porque seguro que lo que piensan es que él nos folló a los tres. Adoro mi país, porque al menos por ahora, no ven mal a los jovencitos como yo, que preferimos un hombre antes que una mujer. En todo caso, podría lanzarles un buen rayo si no les parece.
Le voy su tiempo a Magnus, consciente de que está pensativo, pero jamás lo presiono. Detesto los interrogatorios y aunque quizá no pueda lograr jamás que él sienta la más mínima cosa por mí, al menos quiero que recuerde que lo traté mejor que cualquiera. Sin exigencias ni explicaciones.
La mención a la carta hace que por un instante mis manos se detengan antes de continuar. Sólo sé que el tal Ragno es un amigo suyo, pero no sé qué tan íntimo y por supuesto que imagino que bastante.
- Si necesitas papel y tinta, tengo en el estudio. Hay pinceles, pero tengo un manguillo o cómo se llame, seguro que te sirve.
Tengo miedo de esa carta, tanto como tengo miedo de la respuesta y siento la tristeza acumularse en mi estómago, en el punto justo donde te cortas durante el seppuku.
Nota que no lo he interrogado, y sonrío divertido. Me recuesto sobre él durante un momento para lograr besar su sien.
- Sabes que no te interrogo, Magnus. Si quieres hablar conmigo, te escucharé, si quieres contarme a donde fuiste, te escucharé. Tengo curiosidad, por supuesto, pero no tienes por qué contarme. Hay muchas cosas sucediendo por aquí, pero sé que sabes cuidarte solo.
Se rumoraban bastantes cosas, entre ellas una especie de protesta por parte de algunos grupos de demonios que no querían dejar de participar en las guerras, ahora con el ascenso al trono del emperador Meiji, y por supuesto, los estúpidos nefilims se habían metido. El rumor que honestamente me sacaba una sonrisa en privado, era que habían cobrado venganza contra el instituto, pero a mí no podría importarme menos. Mi orden secreta era esperar y no acatar esa orden de rendición de las armas y abandono al estilo de vida samurai. Pero esto último, no era del conocimiento de Magnus. Él no es ni samurai ni japonés, y por ende hay cosas que no comprende.
Le devuelvo la mirada, aunque en la mía está claramente escrito que lo amo. Lo sé, y ya ni siquiera intento ocultarlo porque sería imposible. Jamás se lo he dicho, pero sí que se lo he demostrado y no es tonto. Le sonrío y pronto acepta que le dé un masaje. Es obvio que está cansado.
Me coloco sobre él, agradecido por la sábana y porque él a diferencia de mí, al menos tiene puesto algo de ropa. No pienso interrogarlo, así que dejo que sea él quien inicie la conversación.
- No, me desperté yo solo hará cosa de unos diez o quince minutos.
Conforme masajeo su piel, noto la tensión. Mis manos se deslizan de forma suave, deshaciendo la tensión del modo en el que he aprendido y he perfeccionado con el paso de los años, esmerándome, para que pueda tener un buen descanso. En verdad es como si nada importara y aunque él ha tomado la precaución de hacernos la comidilla del barrio entero, a mí no me importa. Me da realmente risa cuando hace que todos crean que estuvimos con un par de chicas, porque seguro que lo que piensan es que él nos folló a los tres. Adoro mi país, porque al menos por ahora, no ven mal a los jovencitos como yo, que preferimos un hombre antes que una mujer. En todo caso, podría lanzarles un buen rayo si no les parece.
Le voy su tiempo a Magnus, consciente de que está pensativo, pero jamás lo presiono. Detesto los interrogatorios y aunque quizá no pueda lograr jamás que él sienta la más mínima cosa por mí, al menos quiero que recuerde que lo traté mejor que cualquiera. Sin exigencias ni explicaciones.
La mención a la carta hace que por un instante mis manos se detengan antes de continuar. Sólo sé que el tal Ragno es un amigo suyo, pero no sé qué tan íntimo y por supuesto que imagino que bastante.
- Si necesitas papel y tinta, tengo en el estudio. Hay pinceles, pero tengo un manguillo o cómo se llame, seguro que te sirve.
Tengo miedo de esa carta, tanto como tengo miedo de la respuesta y siento la tristeza acumularse en mi estómago, en el punto justo donde te cortas durante el seppuku.
Nota que no lo he interrogado, y sonrío divertido. Me recuesto sobre él durante un momento para lograr besar su sien.
- Sabes que no te interrogo, Magnus. Si quieres hablar conmigo, te escucharé, si quieres contarme a donde fuiste, te escucharé. Tengo curiosidad, por supuesto, pero no tienes por qué contarme. Hay muchas cosas sucediendo por aquí, pero sé que sabes cuidarte solo.
Se rumoraban bastantes cosas, entre ellas una especie de protesta por parte de algunos grupos de demonios que no querían dejar de participar en las guerras, ahora con el ascenso al trono del emperador Meiji, y por supuesto, los estúpidos nefilims se habían metido. El rumor que honestamente me sacaba una sonrisa en privado, era que habían cobrado venganza contra el instituto, pero a mí no podría importarme menos. Mi orden secreta era esperar y no acatar esa orden de rendición de las armas y abandono al estilo de vida samurai. Pero esto último, no era del conocimiento de Magnus. Él no es ni samurai ni japonés, y por ende hay cosas que no comprende.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
- Mensajes : 1083
Fecha de inscripción : 05/07/2013
Localización : Fastidiando a la Clave y a los nefilims ^_^
Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Al mirarle no tardó demasiado en dedicarme una sonrisa, evité el suspiro que amenazó con salir de mis labios. La verdad es que estaban bastante cansado, así que acepté el masaje que me proponía. Entre lo que tenía que decirle y que los nefilim me habían dejado exhausto, si hubieran sido heridas normales las hubiera curado enseguida y no hubiera estado toda la noche allí. Por suerte sabía japonés y no me perdía ni un solo detalle de las conversaciones de allí. Los hermanos silenciosos sabían todos los idiomas del mundo, algo bastante útil, pero yo era un simple mago que no se ayudaba de runas gravadas en la piel para acordarse o obtener poder, tampoco quería. No deseaba una vida donde la cual te levantabas al día siguiente y te preguntabas si volverías a ver a tu amado, familiares o hijos. No podía.
Kyo casi enseguida se colocó encima de mí, pesaba como un hombre normal tal vez algo menos por su condición de japonés, que le había ligeramente más menudo que los demás hombres del mundo, aun así no me molestaba. De hecho me agradaba sentir su peso. Me contestó a la pregunta que le había hecho, y simplemente asentí. No tenía ni fuerzas para bromear, o estar fogoso, para aprovechar que estuviera despierto y en estas condiciones tampoco sería justo. A pesar de que el chico estuviera en las condiciones perfectas para abusar un poco de él, a diferencia de mí que llevaba la ropa interior, el no llevaba nada. No me molestaba que durmiera sin ropa ¿quién no lo había hecho en alguna ocasión de su vida?
A medida que empieza a masajear mi espalda comienzo a relajarme. Aquel chico tenía unas manos que eran la gloria. Sentía como iba poco a poco quitándome todos los nudos formados por la tensión y el estrés.
-Uhm... -solo pude decir al sentirme tan a gusto. Sentí como todo mi cuerpo se relajaba mientras que pasaban los minutos y el masaje se hacía más prologando. Dudaba que encontrara a otra persona que lo hiciera también como aquel chico. Sin duda esto si lo iba a echar de menos, por lo menos mientras que lo recuerde, porque el tiempo lo borraba todo. Por lo menos en nuestra cosa, los brujos, era cierto. Ragnor era ligeramente más mayor que yo, y él ya estaba en un punto de no retorno. No sabía que hacer. Se acordaba que había amado, pero ya no sabía como amar y tampoco podía. Solo le quedábamos sus amigos y el miedo a lo que hay detrás de la muerte. Puede que tal vez fuéramos poderosos, pero eso no era suficiente para saber que había detrás de la muerte. Porque aquellos que se iban no volvían y los fantasmas nunca se fueron, solo se desprendieron de su cuerpo moral y se quedan rondando el lugar de donde han fallecido o donde los han enterrado. Por suerte, yo todavía no había llegado a ese punto.
La mención de la carta hizo que el muchacho se pusiera completamente tenso. Iba a ser mucho más difícil de lo que me imaginaba. Sus manos volvieron al trabajo para comenzar a moverse de nuevo sobre mi piel. Me reí al escuchar sus palabras.
-¿Te refieres a las plumas? Son inventos curiosos. -dije casi distraído. -Por lo menos ya no son las de ganso. -dejé el tema para más adelante.
Al preguntarle sobre su silencio, que era bastante habitual en él, se inclinó sobre mí. Sentí su calor corporal sobre mi espalda, era bastante agradable sentir el calor de otro cuerpo, me dio un beso en la sien y me contestó. Claro que sabía que no me interrogara, yo tampoco lo hacía con él, sabía lo mucho que le molestaba y la verdad a mí también me molestaba. Sus palabras no ayudaran a decidir si decírselo de una vez o no, más bien lo empeoró. Era tan buen chico, hubiera jurado que en un principio tendría muchos defectos pero era bastante inocente y lo daba todo por aquel que lo amaba. Lo desperdiciaba en mí, lo menos que podía hacer era dejarle libre para que pudiera encontrar a alguien más a quien amar para que sus atenciones no cayeran en saco roto.
-El instituto me mandó un mensaje urgente, tuvieron problemas con un par de demonios que casi acaba con algunos de ellos. -le expliqué. -El veneno era especialmente potente. Creo que se la tenían guardada, a veces los demonios son bastantes vengativos. -dije entre dientes y con asco. Yo no era una persona vengativa, sarcástica sí, pero no vengativa. Creí que no valía la pena por algo ya pasado, prefería fijarme en el futuro y presente. A pesar de eso nunca olvidaba algo desagradable, aunque con el tiempo si olvidaba a las personas que lo hicieron o por lo menos sus nombres, lo que más tardaba en desaparecer era sus rostros.
No podía dilatarlo más. Agarré sus manos cuando se posaron en mis hombros. Me giré con cuidado para no hacerle daño y me incorporé, incluso estando sentado era un poco más alto que él.
-Ragno me ha invitado a ir a Londres. -le comuniqué. Tenía una de sus manos entre la mía, y con el otro brazo me apoyaba sobre el colchón. Le miraba directamente a sus ojos violetas esperando a que me contestara algo al respecto.
Kyo casi enseguida se colocó encima de mí, pesaba como un hombre normal tal vez algo menos por su condición de japonés, que le había ligeramente más menudo que los demás hombres del mundo, aun así no me molestaba. De hecho me agradaba sentir su peso. Me contestó a la pregunta que le había hecho, y simplemente asentí. No tenía ni fuerzas para bromear, o estar fogoso, para aprovechar que estuviera despierto y en estas condiciones tampoco sería justo. A pesar de que el chico estuviera en las condiciones perfectas para abusar un poco de él, a diferencia de mí que llevaba la ropa interior, el no llevaba nada. No me molestaba que durmiera sin ropa ¿quién no lo había hecho en alguna ocasión de su vida?
A medida que empieza a masajear mi espalda comienzo a relajarme. Aquel chico tenía unas manos que eran la gloria. Sentía como iba poco a poco quitándome todos los nudos formados por la tensión y el estrés.
-Uhm... -solo pude decir al sentirme tan a gusto. Sentí como todo mi cuerpo se relajaba mientras que pasaban los minutos y el masaje se hacía más prologando. Dudaba que encontrara a otra persona que lo hiciera también como aquel chico. Sin duda esto si lo iba a echar de menos, por lo menos mientras que lo recuerde, porque el tiempo lo borraba todo. Por lo menos en nuestra cosa, los brujos, era cierto. Ragnor era ligeramente más mayor que yo, y él ya estaba en un punto de no retorno. No sabía que hacer. Se acordaba que había amado, pero ya no sabía como amar y tampoco podía. Solo le quedábamos sus amigos y el miedo a lo que hay detrás de la muerte. Puede que tal vez fuéramos poderosos, pero eso no era suficiente para saber que había detrás de la muerte. Porque aquellos que se iban no volvían y los fantasmas nunca se fueron, solo se desprendieron de su cuerpo moral y se quedan rondando el lugar de donde han fallecido o donde los han enterrado. Por suerte, yo todavía no había llegado a ese punto.
La mención de la carta hizo que el muchacho se pusiera completamente tenso. Iba a ser mucho más difícil de lo que me imaginaba. Sus manos volvieron al trabajo para comenzar a moverse de nuevo sobre mi piel. Me reí al escuchar sus palabras.
-¿Te refieres a las plumas? Son inventos curiosos. -dije casi distraído. -Por lo menos ya no son las de ganso. -dejé el tema para más adelante.
Al preguntarle sobre su silencio, que era bastante habitual en él, se inclinó sobre mí. Sentí su calor corporal sobre mi espalda, era bastante agradable sentir el calor de otro cuerpo, me dio un beso en la sien y me contestó. Claro que sabía que no me interrogara, yo tampoco lo hacía con él, sabía lo mucho que le molestaba y la verdad a mí también me molestaba. Sus palabras no ayudaran a decidir si decírselo de una vez o no, más bien lo empeoró. Era tan buen chico, hubiera jurado que en un principio tendría muchos defectos pero era bastante inocente y lo daba todo por aquel que lo amaba. Lo desperdiciaba en mí, lo menos que podía hacer era dejarle libre para que pudiera encontrar a alguien más a quien amar para que sus atenciones no cayeran en saco roto.
-El instituto me mandó un mensaje urgente, tuvieron problemas con un par de demonios que casi acaba con algunos de ellos. -le expliqué. -El veneno era especialmente potente. Creo que se la tenían guardada, a veces los demonios son bastantes vengativos. -dije entre dientes y con asco. Yo no era una persona vengativa, sarcástica sí, pero no vengativa. Creí que no valía la pena por algo ya pasado, prefería fijarme en el futuro y presente. A pesar de eso nunca olvidaba algo desagradable, aunque con el tiempo si olvidaba a las personas que lo hicieron o por lo menos sus nombres, lo que más tardaba en desaparecer era sus rostros.
No podía dilatarlo más. Agarré sus manos cuando se posaron en mis hombros. Me giré con cuidado para no hacerle daño y me incorporé, incluso estando sentado era un poco más alto que él.
-Ragno me ha invitado a ir a Londres. -le comuniqué. Tenía una de sus manos entre la mía, y con el otro brazo me apoyaba sobre el colchón. Le miraba directamente a sus ojos violetas esperando a que me contestara algo al respecto.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Para mí no había nada mejor que hacer sentir bien a Magnus y me desvivía por lograrlo. Había perfeccionado esto al punto en que me parecía un arte y me hacía feliz. Si bien es cierto que no le cuento todo, cuando pregunta, no oculto absolutamente nada. Sonrío encantado al comprobar que le gusta el masaje, aunque sé que es algo mío que ha apreciado bastante. Y hace que hayan valido la pena todas esas clases y esos golpes cuando me quejaba que aprender estas cosas era inútil.
Y todo iba bien, hasta que Magnus menciona la carta. Yo sabía que esto no sería eterno, y lo sabía demasiado bien, tanto como estaba seguro que esta carta sería mi perdición. Como no sé qué decir, le ofrezco materiales para escribir una respuesta.
- Y a las que son de metal. Aquí esas cosas acaban de llegar, yo soy un asco usándolas, mis cartas quedan ilegibles, así que vuelvo a la tinta china en barra y el pincel.
Para mí, abrirnos a Occidente es un error, estoy del lado de la tradición, de los samurai y por supuesto que los demonios con los que he luchado para evitar esto, pero ahora ya no hay marcha atrás y lo sé.
Mi mente divagaba a otras cosas, a todos los problemas políticos que hay detrás de estas paredes porque no quiero enfrentar la realidad. Me inclino sobre Magnus con la necesidad de sentirlo y dejándole a él la responsabilidad de hablar. Yo jamás lo interrogo, le dejo su libertad y por mí puede follarse a todo Japón si quiere, siempre que vuelva aquí conmigo. También puede ayudar a todos los estúpidos nefilims del planeta, ni pregunto ni lo juzgo, y yo por mi parte ayudo a los demonios como es mi deber. Y estoy seguro que ambos intuimos al menos un poco sobre lo que hace el otro cuando no estamos juntos. Pero aquí llega la prueba. Y demonios con veneno potente, tenían que ver con demonios mayores, directa o casi directamente.
- Es por todo lo que está pasando. Hay mundanos y subterráneos de ambos bandos, pero unificar este país tendrá como consecuencia venganzas de todos lados. Los nefilims siempre estuvieron del bando que apoyaba la apertura a Occidente, porque Idris está en Occidente, y el resto ha pensado que es una razón poco válida y que no debieron meterse. Sin contar con que no sabes lo que han hecho aquí, Magnus. Así que lo siento, pero no puedo sentir lástima por ellos. Esto es una guerra.
La razón es demasiado personal y a muchos niveles, y he hablado demasiado.
- Lo siento, hablé de más.
A veces aún me cuesta mantener a raya mi odio, particularmente cuando estamos en guerra, y he estado en guerra desde que nací. Sin embargo hay cosas peores que la guerra, y dolores peores que el físico. Magnus toma mis manos y ambos nos sentamos, frente a frente. Las palabras entran por mis oídos, pero lo que rompen es mi corazón. No soporto mirarlo y pronto bajo la vista.
- Y vas a ir...
No era una pregunta, porque aunque no imaginara los detalles, yo sabía que se iría. Y tengo ganas de explotar, de gritarle, de preguntarle qué es lo que me falta para que me quiera aunque sea un poco, pero no digo nada. Me obligo a mirarlo, con los ojos cristalinos y a punto de soltarme a llorar como un maldito sentimental.
- ¿Cuándo?
Y todo iba bien, hasta que Magnus menciona la carta. Yo sabía que esto no sería eterno, y lo sabía demasiado bien, tanto como estaba seguro que esta carta sería mi perdición. Como no sé qué decir, le ofrezco materiales para escribir una respuesta.
- Y a las que son de metal. Aquí esas cosas acaban de llegar, yo soy un asco usándolas, mis cartas quedan ilegibles, así que vuelvo a la tinta china en barra y el pincel.
Para mí, abrirnos a Occidente es un error, estoy del lado de la tradición, de los samurai y por supuesto que los demonios con los que he luchado para evitar esto, pero ahora ya no hay marcha atrás y lo sé.
Mi mente divagaba a otras cosas, a todos los problemas políticos que hay detrás de estas paredes porque no quiero enfrentar la realidad. Me inclino sobre Magnus con la necesidad de sentirlo y dejándole a él la responsabilidad de hablar. Yo jamás lo interrogo, le dejo su libertad y por mí puede follarse a todo Japón si quiere, siempre que vuelva aquí conmigo. También puede ayudar a todos los estúpidos nefilims del planeta, ni pregunto ni lo juzgo, y yo por mi parte ayudo a los demonios como es mi deber. Y estoy seguro que ambos intuimos al menos un poco sobre lo que hace el otro cuando no estamos juntos. Pero aquí llega la prueba. Y demonios con veneno potente, tenían que ver con demonios mayores, directa o casi directamente.
- Es por todo lo que está pasando. Hay mundanos y subterráneos de ambos bandos, pero unificar este país tendrá como consecuencia venganzas de todos lados. Los nefilims siempre estuvieron del bando que apoyaba la apertura a Occidente, porque Idris está en Occidente, y el resto ha pensado que es una razón poco válida y que no debieron meterse. Sin contar con que no sabes lo que han hecho aquí, Magnus. Así que lo siento, pero no puedo sentir lástima por ellos. Esto es una guerra.
La razón es demasiado personal y a muchos niveles, y he hablado demasiado.
- Lo siento, hablé de más.
A veces aún me cuesta mantener a raya mi odio, particularmente cuando estamos en guerra, y he estado en guerra desde que nací. Sin embargo hay cosas peores que la guerra, y dolores peores que el físico. Magnus toma mis manos y ambos nos sentamos, frente a frente. Las palabras entran por mis oídos, pero lo que rompen es mi corazón. No soporto mirarlo y pronto bajo la vista.
- Y vas a ir...
No era una pregunta, porque aunque no imaginara los detalles, yo sabía que se iría. Y tengo ganas de explotar, de gritarle, de preguntarle qué es lo que me falta para que me quiera aunque sea un poco, pero no digo nada. Me obligo a mirarlo, con los ojos cristalinos y a punto de soltarme a llorar como un maldito sentimental.
- ¿Cuándo?
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
-Porque no tienes paciencia para usarlas. -dije divertido pero cansado. No me gustaba ni disgustaba los nuevos inventos de Occidente y Oriente, en realidad me daba igual, mientras que las cosas que hicieran me gustaran no veía problema alguno. Tenía demasiados años para que esa clase de cosas me importaran, tampoco sentía ese amor por mi tierra que sentía algunas personas, como Kyo mismo. Era consciente de que el chico sentía bastante amor por Japón, no podía decir que el chico no tenía motivos, era un lugar más que precioso, más liberal incluso que otros de Occidente pero no me acaba de adaptar del todo. Salía, me relacionaba, etc. Pero no me acababa de convencer y ya me quería ir de allí.
Le conté el motivo que me había hecho salir de la cama en plena madrugada y le conté de forma bastante resumida, Kyo me explicó, mas o menos el por qué, pero enarqué una ceja por lo que acababa de decir. Nunca le había preguntado pero por lo que acababa de decir parecía que nunca había estado en el instituto de Japón.
-¿Pero de dónde sacas eso de que quieren introducir cosas de Occidente? -le pregunté totalmente sorprendido. -Nunca has ido al instituto por lo que veo. -le dije. Estaba algo retirado de todo. Por lo que tenía entendido los mundanos veían un mero templo totalmente carbonizado, mientras que la verdad es que en aquel lugar se extendía un gran conjunto de templos originales de Japón unidos entre si. -Lo único occidental que te puedes encontrar a allí son los serafines, que son armas como universales entre los cazadores y que no tienen problema de que entres con zapato, por lo menos la mayoría de las veces. -tenían toda clase de armas, pero sobre todo tenían una gran colección de armas orientales, a diferencia de la sala de armas occidentales que solían tener todo tipo de armas, sin tener que preocuparse de su origen. En otras palabras, no eran tan tiquismiquis.
-Considero que es una estupidez lo de occidente, puede que hayan hecho algo, siempre lo hacen, pero el otro motivo que me has puesto son prejuicios sin sentido. -le dije con tono tranquilo y neutro, solo con la carga emocional de que lo que estaba diciendo era lo más obvio del universo. -Sin contar que lo que están trayendo lo de occidente son los comerciantes mundanos. Les interesa comenzar a hacer negocios con otros países, tanto exportaciones como importaciones. -era cierto. Si alguna costumbres occidentales entraban en Japón sería por los mundanos y nada más por ellos. ¿Qué cambio podían hacer los nefilim que eran invisibles a la mayoría de los ojos? Poco. -Por cierto y ¿qué crees? -dije con una sonrisa. -¿qué los cazadores de este instituto son occidentales? -me reí. -Son incluso más japoneses que tú, casi me matan con la mirada cuando me burle de uno de sus antepasados que estaban en el altar funerario y cuando me comí la ofrenda, ni te digo los impropios que soltó en japones. -me encogí de hombros. -La mayoría no lo entendí, pero comprendí el concepto. -me reí de nuevo. Suspiré cuando dijo que era una guerra. -Las guerras nunca son buenas Kyosuke. -le dije recordando a mis padres. Posiblemente ese el único recuerdo que no se iba a borrar del todo, sabiendo que mi madre se había colgado y mi padrastro culpándome de todo, para que lo único que quedara de él fueran cenizas tras intentar ahogarme en el río. Se disculpó. -Eres joven todavía. -dije como si eso fuera la explicación de todo.
Al girarme y encararle para decirle lo que ponía la nota, el lo dijo por mí. Supongo que eso nunca le había pillado por sorpresa, que era cuestión de tiempo a que me fuera sin él. Siempre tendría la opción de pedirle que viniera, pero el sabía que no lo iba hacer. Se podría interpretar que me había cansado del chico, pero no era cierto. Yo era alguien que necesitaba cambios continuos, a no ser que haya algo fuerte que me ate a la tierra. Kyo era un chico maravilloso, pero no lo suficientemente fuerte para retenerme aquí. El chico no me miraba a los ojos, tampoco lo obligaba ya lo estaría pasando bastante mal para obligarle a hacer algo.
-Sí. -contesté igualmente aun sabiendo que no era una pregunta sino una afirmación. Cuando me mira clavó mis ojos de gatos en los suyos, y con la mano que sostenía la suya le acarició el rostro. Era bello, tampoco se podía negar, pero una belleza que me había cautivado solo unos cuantos años para acabar aburriéndome. -Lo antes posible Kyosuke. -le contesté. -No puedo permanecer mucho tiempo aquí, me acabara consumiendo. -le expliqué. Le seguía acariciando la mejilla con el pulgar, miré sus labios y después a sus ojos de nuevo. -Solo te pido que me des un par de días para poner en orden todos mis asuntos. -sabía que estaba abusando pero necesitaba esos días. -Después no me volverás a ver si no quieres.
Le conté el motivo que me había hecho salir de la cama en plena madrugada y le conté de forma bastante resumida, Kyo me explicó, mas o menos el por qué, pero enarqué una ceja por lo que acababa de decir. Nunca le había preguntado pero por lo que acababa de decir parecía que nunca había estado en el instituto de Japón.
-¿Pero de dónde sacas eso de que quieren introducir cosas de Occidente? -le pregunté totalmente sorprendido. -Nunca has ido al instituto por lo que veo. -le dije. Estaba algo retirado de todo. Por lo que tenía entendido los mundanos veían un mero templo totalmente carbonizado, mientras que la verdad es que en aquel lugar se extendía un gran conjunto de templos originales de Japón unidos entre si. -Lo único occidental que te puedes encontrar a allí son los serafines, que son armas como universales entre los cazadores y que no tienen problema de que entres con zapato, por lo menos la mayoría de las veces. -tenían toda clase de armas, pero sobre todo tenían una gran colección de armas orientales, a diferencia de la sala de armas occidentales que solían tener todo tipo de armas, sin tener que preocuparse de su origen. En otras palabras, no eran tan tiquismiquis.
-Considero que es una estupidez lo de occidente, puede que hayan hecho algo, siempre lo hacen, pero el otro motivo que me has puesto son prejuicios sin sentido. -le dije con tono tranquilo y neutro, solo con la carga emocional de que lo que estaba diciendo era lo más obvio del universo. -Sin contar que lo que están trayendo lo de occidente son los comerciantes mundanos. Les interesa comenzar a hacer negocios con otros países, tanto exportaciones como importaciones. -era cierto. Si alguna costumbres occidentales entraban en Japón sería por los mundanos y nada más por ellos. ¿Qué cambio podían hacer los nefilim que eran invisibles a la mayoría de los ojos? Poco. -Por cierto y ¿qué crees? -dije con una sonrisa. -¿qué los cazadores de este instituto son occidentales? -me reí. -Son incluso más japoneses que tú, casi me matan con la mirada cuando me burle de uno de sus antepasados que estaban en el altar funerario y cuando me comí la ofrenda, ni te digo los impropios que soltó en japones. -me encogí de hombros. -La mayoría no lo entendí, pero comprendí el concepto. -me reí de nuevo. Suspiré cuando dijo que era una guerra. -Las guerras nunca son buenas Kyosuke. -le dije recordando a mis padres. Posiblemente ese el único recuerdo que no se iba a borrar del todo, sabiendo que mi madre se había colgado y mi padrastro culpándome de todo, para que lo único que quedara de él fueran cenizas tras intentar ahogarme en el río. Se disculpó. -Eres joven todavía. -dije como si eso fuera la explicación de todo.
Al girarme y encararle para decirle lo que ponía la nota, el lo dijo por mí. Supongo que eso nunca le había pillado por sorpresa, que era cuestión de tiempo a que me fuera sin él. Siempre tendría la opción de pedirle que viniera, pero el sabía que no lo iba hacer. Se podría interpretar que me había cansado del chico, pero no era cierto. Yo era alguien que necesitaba cambios continuos, a no ser que haya algo fuerte que me ate a la tierra. Kyo era un chico maravilloso, pero no lo suficientemente fuerte para retenerme aquí. El chico no me miraba a los ojos, tampoco lo obligaba ya lo estaría pasando bastante mal para obligarle a hacer algo.
-Sí. -contesté igualmente aun sabiendo que no era una pregunta sino una afirmación. Cuando me mira clavó mis ojos de gatos en los suyos, y con la mano que sostenía la suya le acarició el rostro. Era bello, tampoco se podía negar, pero una belleza que me había cautivado solo unos cuantos años para acabar aburriéndome. -Lo antes posible Kyosuke. -le contesté. -No puedo permanecer mucho tiempo aquí, me acabara consumiendo. -le expliqué. Le seguía acariciando la mejilla con el pulgar, miré sus labios y después a sus ojos de nuevo. -Solo te pido que me des un par de días para poner en orden todos mis asuntos. -sabía que estaba abusando pero necesitaba esos días. -Después no me volverás a ver si no quieres.
Magnus Bane- Brujo
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Fecha de inscripción : 01/05/2014
Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Sonrío divertido porque sé que en parte tiene razón.
- No escriben tan bonito como un pincel. Pero tendré que aprender y lo sé, es sólo que ahora no me importa.
Ya me había resignado a la aparición de cosas occidentales, de idiomas occidentales, desde hace mucho. Desde que nací he estado cerca de ellos y por órdenes de mi padre he aprendido lenguas bárbaras, pero eso no quita que sean mugrosos y no tengan honor.
No quería pelear, así que dejo que Magnus hable. En algunas cosas sé que tiene razón, pero no en todo.
- A ver, yo no dije que en el Instituto hubiera nefilims extranjeros, yo dije que pelean del bando del Akizuki, que son los que quieren la apertura y su razón es simplemente que Idris está en el mundo Occidental. Y lo que digo es que deberían estar aparte de todo, nada más. Y... hay formas de comerte la ofrenda, guapo. Mínimo dile gracias al muerto y luego cómetela.
Era escandalizante que se hubiera comido la ofrenda, no lo negaré, pero también me parece jodidamente divertido. Pero, ¿prejuicios sin sentido? ¿Qué había de sus estúpidos prejuicios de que todo ser con sangre de demonio debe morir? Es claro que jamás nos podremos de acuerdo, Magnus los quiere demasiado porque no ha visto de lo que son capaces.
- Mira, no quiero pelear. Tú conoces la bondad de los nefilims si quieres, pero yo conozco sus prejuicios y su odio hacia todos los demonios y subterráneos. Matan sin preguntar, y no siempre en batallas justas. Yo como samurai, no puedo respetar a alguien así, lo siento.
Jamás tendría tratos con ese instituto, ni con ningún nefilim. Que se mueran todos, a mí qué me importa.
Es cierto que soy joven, pero ni tanto. Aunque quizá en términos de subterráneo inmortal, soy un mocoso.
- No tiene tanto que ver con eso, tiene que ver con lo que he visto y lo que me han hecho sufrir. Mi vida ha sido muy distinta de la tuya, siempre he estado sumido en alguna guerra. Esto contigo han sido como vacaciones en el cielo.
Si es que el cielo existía, y si es que es cierto que alguna vez todos nos convertimos en kami. Pero lo dudo.
La verdad sobre la carta me duele más de lo que puedo decir, pero sé que Magnus se irá. Siempre lo supe, desde que llegó aquí. Cuando vuelvo a mirarlo me acaricia el rostro y siento que quiero morirme. Deseo, por segunda vez en la vida, ser mortal. Sólo así puedes quitarte la vida.
- ¿Y qué pasa si quiero volver a verte? Y no me refiero a esto, no me refiero a ser tu amante, me refiero a ser tu amigo. Prefiero tenerte como amigo que perderte para siempre.
Este era el momento, ese que supe que llegaría algún día y lo miro a los ojos con todo lo que siento, sin contenerme nada.
- Koishiteru... Te amo, Magnus, y eso no cambiará quizá nunca. Y no me importa que no sientas lo mismo, jamás me importó.
Me acerco a sus labios, y lo beso con todo el amor que le tengo. ¿Un par de días? Puede quedarse toda la eternidad si quiere y lo sabe, no tenía que pedirlo. Pero yo no sólo lo amo, lo amo como indica esta palabra, con algo tan fuerte que pasaría toda la eternidad con él. Y mi beso cargado de ternura sólo busca que lo sepa, no que me lo corresponda. Porque eso es algo que dejé de desear hace mucho tiempo.
No espero que diga nada, así que cuando me separo le sonrío un poco, pero no he podido evitar derramar un par de lágrimas.
- ¿Puedo escribirte alguna vez? Un mensaje de fuego al año o cada cinco años. Tampoco pienso atosigarte, pero de verdad no me gustaría perder el contacto contigo, si me haces el honor de permitírmelo.
- No escriben tan bonito como un pincel. Pero tendré que aprender y lo sé, es sólo que ahora no me importa.
Ya me había resignado a la aparición de cosas occidentales, de idiomas occidentales, desde hace mucho. Desde que nací he estado cerca de ellos y por órdenes de mi padre he aprendido lenguas bárbaras, pero eso no quita que sean mugrosos y no tengan honor.
No quería pelear, así que dejo que Magnus hable. En algunas cosas sé que tiene razón, pero no en todo.
- A ver, yo no dije que en el Instituto hubiera nefilims extranjeros, yo dije que pelean del bando del Akizuki, que son los que quieren la apertura y su razón es simplemente que Idris está en el mundo Occidental. Y lo que digo es que deberían estar aparte de todo, nada más. Y... hay formas de comerte la ofrenda, guapo. Mínimo dile gracias al muerto y luego cómetela.
Era escandalizante que se hubiera comido la ofrenda, no lo negaré, pero también me parece jodidamente divertido. Pero, ¿prejuicios sin sentido? ¿Qué había de sus estúpidos prejuicios de que todo ser con sangre de demonio debe morir? Es claro que jamás nos podremos de acuerdo, Magnus los quiere demasiado porque no ha visto de lo que son capaces.
- Mira, no quiero pelear. Tú conoces la bondad de los nefilims si quieres, pero yo conozco sus prejuicios y su odio hacia todos los demonios y subterráneos. Matan sin preguntar, y no siempre en batallas justas. Yo como samurai, no puedo respetar a alguien así, lo siento.
Jamás tendría tratos con ese instituto, ni con ningún nefilim. Que se mueran todos, a mí qué me importa.
Es cierto que soy joven, pero ni tanto. Aunque quizá en términos de subterráneo inmortal, soy un mocoso.
- No tiene tanto que ver con eso, tiene que ver con lo que he visto y lo que me han hecho sufrir. Mi vida ha sido muy distinta de la tuya, siempre he estado sumido en alguna guerra. Esto contigo han sido como vacaciones en el cielo.
Si es que el cielo existía, y si es que es cierto que alguna vez todos nos convertimos en kami. Pero lo dudo.
La verdad sobre la carta me duele más de lo que puedo decir, pero sé que Magnus se irá. Siempre lo supe, desde que llegó aquí. Cuando vuelvo a mirarlo me acaricia el rostro y siento que quiero morirme. Deseo, por segunda vez en la vida, ser mortal. Sólo así puedes quitarte la vida.
- ¿Y qué pasa si quiero volver a verte? Y no me refiero a esto, no me refiero a ser tu amante, me refiero a ser tu amigo. Prefiero tenerte como amigo que perderte para siempre.
Este era el momento, ese que supe que llegaría algún día y lo miro a los ojos con todo lo que siento, sin contenerme nada.
- Koishiteru... Te amo, Magnus, y eso no cambiará quizá nunca. Y no me importa que no sientas lo mismo, jamás me importó.
Me acerco a sus labios, y lo beso con todo el amor que le tengo. ¿Un par de días? Puede quedarse toda la eternidad si quiere y lo sabe, no tenía que pedirlo. Pero yo no sólo lo amo, lo amo como indica esta palabra, con algo tan fuerte que pasaría toda la eternidad con él. Y mi beso cargado de ternura sólo busca que lo sepa, no que me lo corresponda. Porque eso es algo que dejé de desear hace mucho tiempo.
No espero que diga nada, así que cuando me separo le sonrío un poco, pero no he podido evitar derramar un par de lágrimas.
- ¿Puedo escribirte alguna vez? Un mensaje de fuego al año o cada cinco años. Tampoco pienso atosigarte, pero de verdad no me gustaría perder el contacto contigo, si me haces el honor de permitírmelo.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Me reí.
-Supongo que no. -dejamos por concluida el tema de las plumas y pinceles. No estaba muy seguro de que me gustaba más, a mi mientras me permitiera escribir y la tinta no estuviera hecha de sangre de huérfano, todo bien. Escuché sus palabras sobre los nefilims, me seguían pareciendo una estupidez. No era como él creía, cada instituto tenía sus propias costumbres y cada cazador de sombras nuevo en un instituto tenía que atenerse a dichas costumbres. Suspiré.
-Te equivocas Kyo, de verdad. A ellos no les interesa que entre lo occidental. Todo instituto tiene sus costumbres, si es oriental tiene costumbres orientales, si es occidental tendrá costumbres occidentales. -me pasé la mano por el pelo algo pensativo. -Es como si ahora me dices que por ser de Oriente Medio intente implantar mis costumbres aquí, en tu casa japonesa. -me encogí de hombros. -Sus leyes obligan a proteger a los mundanos de los subterráneos y demonios, es imposible que no se metan en medio. -el tema cambió por la ofrenda. Salté en mi defensa. -Halague al fallecido, le dije: “Oh señor mío, gracias a esa barba portentosa y bellos ojos rasgados, me comeré su ofrenda con orgullo y placer.” Pero tampoco pareció gustarles mi nefasta poesía. -dije en un tono decepcionado. Igualmente sus oídos pecadores no tenían el derecho de escuchar mi poesía. Le miré sorprendido cuando dijo lo de la bondad. -¿En serio crees que lo que veo en ellos es bondad? -escuché sus siguientes palabras y volví a suspirar, este tema siempre era escabroso pero lo que decía siempre con resignación. -¿No te has parado a pensar que ellos actúan de ese modo por el mismo motivo que tú les odias? -le pregunté. -Ya sabes toda la historia de como fueron creado los nefilim, un humano bebió sangre de ángel de una copa, bla, bla, bla. El problema es que, sucedió eso porque necesitaban ayuda para eliminar los demonios que se comían a los suyos, hijos, esposas, maridos, sobrinos, etc, muriendo a manos de seres que venían de otras dimensiones. Es difícil olvidar miles de años de guerra y horrores. No veo bondad de ellos, si me preguntas por alguien en particular te diré se goza de ella o no, pero lo que veo en ellos es lo mismo que veo en ti. No es difícil comprender el por qué nos ven como una amenaza por llevar sangre de aquellos seres que han matado a tantos de los suyos. No creas que los defiendo, porque matar como lo hacen ellos tampoco está bien, sin embargo entiendo su postura igual que la tuya y ambas no están tan alejadas entre sí como crees. -guardé silencio escuchando sus palabras y me puse serio. -He visto cosas, más cosas que tu seguramente. Maté a mi padrastro después de que mi madre se ahorcara en un granero porque no soportaba mi presencia, y otras mil cosas más. Te han hecho sufrir, pero ellos también han sufrido por desviados de los nuestros. No defiendo ni a los suyos ni a los nuestros, solo defiendo a aquellos que se lo merezcan de las razas. -me pregunté que impresión le había dado al joven para que pensara que no había sufrido en toda mi vida. Yo no era alguien que pudiera odiar a alguien por hacer algo totalmente natural, del mismo modo que no habían nefilim que odiasen a los subterráneos, había subterráneos que no odiaban a los nefilim. También me había encontrado que sentían los contrarios y había sido testigo hasta donde podía llegar su odio. Algo estúpido, porque les movían el mismo motivo.
Nos centramos en el tema de la carta. Sonreí aquel chico que estaba delante de mí, que parecía débil, pero sabía que difícilmente lo era.
-Claro que podemos seguir siendo amigos, Kyo. -le seguía acariciando el rostro cuando me miró con todo lo que sentía por mí. Lo podía ver, no era un estúpido ciego. -Eres joven todavía, conocerás a muchas personas más y tal vez en alguna de ellas encuentres lo que yo no pude darte. -en ese momento me besó. Dejé que lo hiciera, no me aparté y yo apreté suavemente los míos contra los suyos, como signo de que aceptaba todo lo que me estaba trasmitiendo con ese beso. Al separarse sonrió pero se le escaparon las lagrimas, cogí su rostro entre mis manos y le limpió las lagrimas con los pulgares.
-Puedes escribirme cuantas veces quieras Kyo, pero dame tiempo a instalarme. -me reí. -Te enviaré una carta de mi residencia allí y podrás ponerte en contacto conmigo.
-Supongo que no. -dejamos por concluida el tema de las plumas y pinceles. No estaba muy seguro de que me gustaba más, a mi mientras me permitiera escribir y la tinta no estuviera hecha de sangre de huérfano, todo bien. Escuché sus palabras sobre los nefilims, me seguían pareciendo una estupidez. No era como él creía, cada instituto tenía sus propias costumbres y cada cazador de sombras nuevo en un instituto tenía que atenerse a dichas costumbres. Suspiré.
-Te equivocas Kyo, de verdad. A ellos no les interesa que entre lo occidental. Todo instituto tiene sus costumbres, si es oriental tiene costumbres orientales, si es occidental tendrá costumbres occidentales. -me pasé la mano por el pelo algo pensativo. -Es como si ahora me dices que por ser de Oriente Medio intente implantar mis costumbres aquí, en tu casa japonesa. -me encogí de hombros. -Sus leyes obligan a proteger a los mundanos de los subterráneos y demonios, es imposible que no se metan en medio. -el tema cambió por la ofrenda. Salté en mi defensa. -Halague al fallecido, le dije: “Oh señor mío, gracias a esa barba portentosa y bellos ojos rasgados, me comeré su ofrenda con orgullo y placer.” Pero tampoco pareció gustarles mi nefasta poesía. -dije en un tono decepcionado. Igualmente sus oídos pecadores no tenían el derecho de escuchar mi poesía. Le miré sorprendido cuando dijo lo de la bondad. -¿En serio crees que lo que veo en ellos es bondad? -escuché sus siguientes palabras y volví a suspirar, este tema siempre era escabroso pero lo que decía siempre con resignación. -¿No te has parado a pensar que ellos actúan de ese modo por el mismo motivo que tú les odias? -le pregunté. -Ya sabes toda la historia de como fueron creado los nefilim, un humano bebió sangre de ángel de una copa, bla, bla, bla. El problema es que, sucedió eso porque necesitaban ayuda para eliminar los demonios que se comían a los suyos, hijos, esposas, maridos, sobrinos, etc, muriendo a manos de seres que venían de otras dimensiones. Es difícil olvidar miles de años de guerra y horrores. No veo bondad de ellos, si me preguntas por alguien en particular te diré se goza de ella o no, pero lo que veo en ellos es lo mismo que veo en ti. No es difícil comprender el por qué nos ven como una amenaza por llevar sangre de aquellos seres que han matado a tantos de los suyos. No creas que los defiendo, porque matar como lo hacen ellos tampoco está bien, sin embargo entiendo su postura igual que la tuya y ambas no están tan alejadas entre sí como crees. -guardé silencio escuchando sus palabras y me puse serio. -He visto cosas, más cosas que tu seguramente. Maté a mi padrastro después de que mi madre se ahorcara en un granero porque no soportaba mi presencia, y otras mil cosas más. Te han hecho sufrir, pero ellos también han sufrido por desviados de los nuestros. No defiendo ni a los suyos ni a los nuestros, solo defiendo a aquellos que se lo merezcan de las razas. -me pregunté que impresión le había dado al joven para que pensara que no había sufrido en toda mi vida. Yo no era alguien que pudiera odiar a alguien por hacer algo totalmente natural, del mismo modo que no habían nefilim que odiasen a los subterráneos, había subterráneos que no odiaban a los nefilim. También me había encontrado que sentían los contrarios y había sido testigo hasta donde podía llegar su odio. Algo estúpido, porque les movían el mismo motivo.
Nos centramos en el tema de la carta. Sonreí aquel chico que estaba delante de mí, que parecía débil, pero sabía que difícilmente lo era.
-Claro que podemos seguir siendo amigos, Kyo. -le seguía acariciando el rostro cuando me miró con todo lo que sentía por mí. Lo podía ver, no era un estúpido ciego. -Eres joven todavía, conocerás a muchas personas más y tal vez en alguna de ellas encuentres lo que yo no pude darte. -en ese momento me besó. Dejé que lo hiciera, no me aparté y yo apreté suavemente los míos contra los suyos, como signo de que aceptaba todo lo que me estaba trasmitiendo con ese beso. Al separarse sonrió pero se le escaparon las lagrimas, cogí su rostro entre mis manos y le limpió las lagrimas con los pulgares.
-Puedes escribirme cuantas veces quieras Kyo, pero dame tiempo a instalarme. -me reí. -Te enviaré una carta de mi residencia allí y podrás ponerte en contacto conmigo.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
El tema de los nefilims es algo que ni siquiera debí mencionar. Debí quedarme callado, porque me hacen hervir la sangre.
- Pues entonces con más razón no debieron meterse.
Me paso una mano por el cabello y cambio al tema al hecho de que Magnus se comió la ofrenda de un muerto y no puedo evitar soltar la carcajada al escuchar que sí hizo lo que yo sugerí.
- Recuerda hacer tu poestía en trece golpes de voz a la que sigue. Nadie puede resistirse a un buen haiku.
Quizá los impactaría, pero en realidad, dudo que eso impidiera que se escandalizaran. Y es que francamente, a mí me escandaliza un poco también. Pero nada de esto parece apartarnos de verdad del tema de los nefilims. Sí, he escuchado la historia porque uno debe conocer al enemigo. Miro a Magnus y lo escucho, pero no puedo comprender que los defienda y tome una postura tan neutral. Dudo que un estúpido nefilim permitiera en todo caso un subterráneo neutral.
Escucho también la historia sobre su padrastro y eso sí que me provoca un efecto completamente distinto. Sólo esa pequeña parte, un poco de conocimiento sobre Magnus.
- ¿Y conoces a tu padre? A mí me crió el mío, mi historia familiar es como un cuento de hadas al lado de la tuya.
En realidad no sé si deba sentirme mal por Magnus, quizá no. No sé si se odia por lo que hizo o por el contrario, odia a sus padres humanos, pero si es esto último, se lo merecen.
Es quizá mucho peor el asunto de la carta de su amigo, pero siento horrible cuando me dice que si no quiero, no nos veremos nunca más. Eso sí que no podría soportarlo. De modo que me hace sonreír cuando acepta que seamos amigos, pero no es agradable que me diga que encontraré a alguien.
- Ya lo hubo y está muerto. Dudo que pueda volver a querer así una tercera vez.
Lo dudé la segunda, y quizá sólo puedo querer así a Magnus porque no me corresponde, de modo que sé que mi corazón está roto desde el principio. Le confieso lo que siento por él, aunque ambos ya lo sabíamos y luego lo beso. Noto que Magnus lo acepta y es mucho más de lo que podía esperar. Me trata con demasiada ternura, y río un poco.
- Oye, no pensaba escribirte pasado mañana, descuida. También tendré que dejar nuestro pequeño mundo y enfrentar la realidad de lo que está pasando ahí afuera. Pero me encantará recibir tu carta. Y cuando me necesites, para lo que sea, ahí estaré.
- Pues entonces con más razón no debieron meterse.
Me paso una mano por el cabello y cambio al tema al hecho de que Magnus se comió la ofrenda de un muerto y no puedo evitar soltar la carcajada al escuchar que sí hizo lo que yo sugerí.
- Recuerda hacer tu poestía en trece golpes de voz a la que sigue. Nadie puede resistirse a un buen haiku.
Quizá los impactaría, pero en realidad, dudo que eso impidiera que se escandalizaran. Y es que francamente, a mí me escandaliza un poco también. Pero nada de esto parece apartarnos de verdad del tema de los nefilims. Sí, he escuchado la historia porque uno debe conocer al enemigo. Miro a Magnus y lo escucho, pero no puedo comprender que los defienda y tome una postura tan neutral. Dudo que un estúpido nefilim permitiera en todo caso un subterráneo neutral.
Escucho también la historia sobre su padrastro y eso sí que me provoca un efecto completamente distinto. Sólo esa pequeña parte, un poco de conocimiento sobre Magnus.
- ¿Y conoces a tu padre? A mí me crió el mío, mi historia familiar es como un cuento de hadas al lado de la tuya.
En realidad no sé si deba sentirme mal por Magnus, quizá no. No sé si se odia por lo que hizo o por el contrario, odia a sus padres humanos, pero si es esto último, se lo merecen.
Es quizá mucho peor el asunto de la carta de su amigo, pero siento horrible cuando me dice que si no quiero, no nos veremos nunca más. Eso sí que no podría soportarlo. De modo que me hace sonreír cuando acepta que seamos amigos, pero no es agradable que me diga que encontraré a alguien.
- Ya lo hubo y está muerto. Dudo que pueda volver a querer así una tercera vez.
Lo dudé la segunda, y quizá sólo puedo querer así a Magnus porque no me corresponde, de modo que sé que mi corazón está roto desde el principio. Le confieso lo que siento por él, aunque ambos ya lo sabíamos y luego lo beso. Noto que Magnus lo acepta y es mucho más de lo que podía esperar. Me trata con demasiada ternura, y río un poco.
- Oye, no pensaba escribirte pasado mañana, descuida. También tendré que dejar nuestro pequeño mundo y enfrentar la realidad de lo que está pasando ahí afuera. Pero me encantará recibir tu carta. Y cuando me necesites, para lo que sea, ahí estaré.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Era inútil, nunca comprendería que le movían los mismos motivos que a los nefilims. Resultaba irónico. Me gustaría decir que eso era culpa de que juventud, pero no era por eso. Puede que estuviera relacionado, pero el motivo principal y el motivo de pero era que necesitaba odiar a alguien. No significaba que odiaba sin motivos, simplemente no quería verse igual a los nefilims. Necesitaba a alguien que hiciera el papel de malo, sin distintas opciones que permitieran la duda a la raza que tanto odiaba, eso para mí eso no tenía sentido. Era como vivir una mentira y ya tenía bastante con el hecho de ser inmortal y sufrir por mi condición que tener que vivir en una mentira que yo mimos había creado. Dejé aparte el tema de los nefilim, había temas más importantes que realizar.
Seguimos con el tema de la ofrenda, no me parecía tan malo que me la hubiera comido. El muerto obviamente no se la iba a comer y la comida no estaba hecha para tirarla, sino para comerla. Un desperdició inútil en alguien que servía para construir la ciudad silenciosa, ellos no paraban de trabajar ni si quiera después de muertos. Sabiendo eso me replantaba ser inmortal, siendo cazador ibas a trabajar hasta después de muerto. Yo preferiría estar tranquilo después de mi muerte y no tener que seguir trabajando, aunque me podía imaginar a mis clientes delante de mi tumba pidiendo ayuda. Daría una vez cada diez mil años. Sí, era un buen plan.
-Me gusta la poesía, sin embargo los versos se me resisten. -no era buen haciendo poesía. Me manejaba bien con la prosa, pero prefería demostrar mis palabras con mis actos. Al fin y al cabo, las palabras se la podían llevar el viento. El tema cambió a uno más escabroso, sobre todo cuando mencioné lo sucedido con mis padre. Todavía me acordaba de todo lo sucedido, dudaba mucho que me olvidara de eso. Ya podrían pasaran miles de años, que eso seguiría grabado en mi mente a fuego. No podía hacer nada y no solía acordarme mucho de mis padres, solo en esos momentos puntuales que salía el tema. Me preguntó por mi padre, mi padre biológico y sin poder evitarlo me puse completamente en tensión.
-Sí, le conozco. -le contesté. Kyo se había criado con su padre, yo no quería ver al mío. Habíamos discutido y prefería que se limitara a mantenerse alejado de mí. Él por su camino y yo por el mío, en algunos momentos usaba la baza de mi padre para sacarme las castañas del fuego, si podía ¿por qué no?
Le acaricié el pelo al tocar el tema de los amantes. Parecía completamente seguro de lo que estaba diciendo, pero yo no. Siempre habría algo con alguien aunque nosotros no quisiéramos. Me había enamorado de muchas personas, y todos de ellas ya estaban muertas.
-No lo dudes tanto, eres inmortal y eta suele ser más llevadera cuando amas a otros. -después del beso me comunicó que estaría para mí en cualquier momento que me necesitara, le volví a revolver el pelo. -Lo mismo te digo. ¿Necesitas algo antes de que me vaya? -le pregunté con curiosidad. Volví a apoyar mi mano en la cama y le contemplé. Le miré de arriba y abajo, estaba completamente desnudo. No me molestaba, de hecho quería que los colores se le subieran. Le miré al rostro y después fui bajando, hasta su zona íntima para quedarme mirando unos segundos más de la cuenta para después subir de nuevo a sus ojos y esbozar una sonrisa traviesa.
Seguimos con el tema de la ofrenda, no me parecía tan malo que me la hubiera comido. El muerto obviamente no se la iba a comer y la comida no estaba hecha para tirarla, sino para comerla. Un desperdició inútil en alguien que servía para construir la ciudad silenciosa, ellos no paraban de trabajar ni si quiera después de muertos. Sabiendo eso me replantaba ser inmortal, siendo cazador ibas a trabajar hasta después de muerto. Yo preferiría estar tranquilo después de mi muerte y no tener que seguir trabajando, aunque me podía imaginar a mis clientes delante de mi tumba pidiendo ayuda. Daría una vez cada diez mil años. Sí, era un buen plan.
-Me gusta la poesía, sin embargo los versos se me resisten. -no era buen haciendo poesía. Me manejaba bien con la prosa, pero prefería demostrar mis palabras con mis actos. Al fin y al cabo, las palabras se la podían llevar el viento. El tema cambió a uno más escabroso, sobre todo cuando mencioné lo sucedido con mis padre. Todavía me acordaba de todo lo sucedido, dudaba mucho que me olvidara de eso. Ya podrían pasaran miles de años, que eso seguiría grabado en mi mente a fuego. No podía hacer nada y no solía acordarme mucho de mis padres, solo en esos momentos puntuales que salía el tema. Me preguntó por mi padre, mi padre biológico y sin poder evitarlo me puse completamente en tensión.
-Sí, le conozco. -le contesté. Kyo se había criado con su padre, yo no quería ver al mío. Habíamos discutido y prefería que se limitara a mantenerse alejado de mí. Él por su camino y yo por el mío, en algunos momentos usaba la baza de mi padre para sacarme las castañas del fuego, si podía ¿por qué no?
Le acaricié el pelo al tocar el tema de los amantes. Parecía completamente seguro de lo que estaba diciendo, pero yo no. Siempre habría algo con alguien aunque nosotros no quisiéramos. Me había enamorado de muchas personas, y todos de ellas ya estaban muertas.
-No lo dudes tanto, eres inmortal y eta suele ser más llevadera cuando amas a otros. -después del beso me comunicó que estaría para mí en cualquier momento que me necesitara, le volví a revolver el pelo. -Lo mismo te digo. ¿Necesitas algo antes de que me vaya? -le pregunté con curiosidad. Volví a apoyar mi mano en la cama y le contemplé. Le miré de arriba y abajo, estaba completamente desnudo. No me molestaba, de hecho quería que los colores se le subieran. Le miré al rostro y después fui bajando, hasta su zona íntima para quedarme mirando unos segundos más de la cuenta para después subir de nuevo a sus ojos y esbozar una sonrisa traviesa.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Dejamos atrás el tema repugnante de los nefilims y pasamos al relacionado con Magnus comiendo ofrendas de muertos. Quizá no me molesta porque nadie directamente demasiado importante ha pasado por esto después de muerto. Resulta que Magnus, a quien yo veo casi completamente perfecto, no es bueno con la poesía.
- Yo más o menos. He aprendido por los jisei. Los... los haikus de la muerte que compones antes del harakiri. Tú entiendes, debo fingir mi muerte de vez en cuando.
Supongo que era normal, pero para mí siempre es fastidioso porque pierdo todo lo que gané, el estatus y el poder, al menos entre los mundanos, y debo guardar mis cosas valiosas y vivir como pobre un tiempo.
Escuchar lo que ocurrió con el padre de Magnus es algo prácticamente nuevo para mí. Sé de brujos que debido a sus marcas son fuertemente rechazados por su madre y sé que algunos mueren. Yo tengo suerte, de eso no hay ninguna duda, aunque estoy seguro que sin importar las marcas que tuviera, mi madre no me habría rechazado porque pese a todo, soy el hijo del hombre al que más amó, fuera demonio o no.
- Descuida, no te pongas así, no voy a preguntar. Sé que lo que pasa conmigo sólo es algo que pasó con mis hermanos y yo, en general al demonio no le interesa, ¿no? Mi padre buscaba generales para su guerra, tal vez por eso se involucró. Y mi madre estuvo loca por él.
Tampoco creo que le interese, así que dejo el tema por la paz, aunque no es algo que me moleste contarle a algún subterráneo. Pese a que sigo creyendo que mi madre está completamente loca. Es el mejor ejemplo de todas las estupideces que puedes hacer por amor. Quizá por eso no me agrada tanto y estoy muy agradecido de que no me gusten las mujeres.
Sé que Magnus se irá, pero también sé que sólo quiero verlo otras veces. Somos inmortales y aunque sé que estaré impaciente unos meses, quizá un año, se me pasará. Y si no lo atosigué ahora, no lo atosigaré jamás. El tiempo cura todo, pero no creo encontrarme alguien como él dice.
- Mira, Magnus, ¿en serio piensas que voy a toparme con un idiota que muera para salvarme? Lo dudo. Eso hizo mi primer amor. Tú fuiste mi maestro y soportas mis cosas malas, al menos las que no puedo evitar que veas. Son las dos veces que me he enamorado, y tengo más de cien años. Ya viste lo que soy capaz de hacer por amor, por eso no me enamoro seguido. Tengo otras cosas en qué pensar, y para darle gusto al cuerpo no necesito amor. Espero de verdad que tú tengas razón, pero no lo creo.
Suspiro y bajo la vista.
- Quizá no lo valgo...
Esa era quizá la verdad única e irrefutable. Era más inocente cuando perdí a Ryô y aún así, estoy seguro de que su vida valía mucho más que la mía. Ahora no soy suficiente para Magnus. Significa que no valgo el amor de alguien, pero valgo para otras cosas. Quizá...
Lo beso y le digo que estaré para él cuando quiera, pero esta vez tiene esa mirada brillante que despierta tantas cosas en mí. Me mira descarado y si no fuera porque es él, mi reacción sería muy diferente, quizá ni siquiera me importaría. He usado mi cuerpo como moneda de cambio, obligado o por gusto, pero es muy diferente cuando quieres a alguien. Me mordisqueo el labio y me sonrojo, porque las miradas de Magnus son mágicas. Le devuelvo la sonrisa y le acaricio un poco el cabello.
- ¿Una última vez antes de que te marches? Para grabarme de nuevo tu cuerpo en la memoria.
Pienso convencerlo, así que lo beso, de una forma muy distinta a la anterior.
- Yo más o menos. He aprendido por los jisei. Los... los haikus de la muerte que compones antes del harakiri. Tú entiendes, debo fingir mi muerte de vez en cuando.
Supongo que era normal, pero para mí siempre es fastidioso porque pierdo todo lo que gané, el estatus y el poder, al menos entre los mundanos, y debo guardar mis cosas valiosas y vivir como pobre un tiempo.
Escuchar lo que ocurrió con el padre de Magnus es algo prácticamente nuevo para mí. Sé de brujos que debido a sus marcas son fuertemente rechazados por su madre y sé que algunos mueren. Yo tengo suerte, de eso no hay ninguna duda, aunque estoy seguro que sin importar las marcas que tuviera, mi madre no me habría rechazado porque pese a todo, soy el hijo del hombre al que más amó, fuera demonio o no.
- Descuida, no te pongas así, no voy a preguntar. Sé que lo que pasa conmigo sólo es algo que pasó con mis hermanos y yo, en general al demonio no le interesa, ¿no? Mi padre buscaba generales para su guerra, tal vez por eso se involucró. Y mi madre estuvo loca por él.
Tampoco creo que le interese, así que dejo el tema por la paz, aunque no es algo que me moleste contarle a algún subterráneo. Pese a que sigo creyendo que mi madre está completamente loca. Es el mejor ejemplo de todas las estupideces que puedes hacer por amor. Quizá por eso no me agrada tanto y estoy muy agradecido de que no me gusten las mujeres.
Sé que Magnus se irá, pero también sé que sólo quiero verlo otras veces. Somos inmortales y aunque sé que estaré impaciente unos meses, quizá un año, se me pasará. Y si no lo atosigué ahora, no lo atosigaré jamás. El tiempo cura todo, pero no creo encontrarme alguien como él dice.
- Mira, Magnus, ¿en serio piensas que voy a toparme con un idiota que muera para salvarme? Lo dudo. Eso hizo mi primer amor. Tú fuiste mi maestro y soportas mis cosas malas, al menos las que no puedo evitar que veas. Son las dos veces que me he enamorado, y tengo más de cien años. Ya viste lo que soy capaz de hacer por amor, por eso no me enamoro seguido. Tengo otras cosas en qué pensar, y para darle gusto al cuerpo no necesito amor. Espero de verdad que tú tengas razón, pero no lo creo.
Suspiro y bajo la vista.
- Quizá no lo valgo...
Esa era quizá la verdad única e irrefutable. Era más inocente cuando perdí a Ryô y aún así, estoy seguro de que su vida valía mucho más que la mía. Ahora no soy suficiente para Magnus. Significa que no valgo el amor de alguien, pero valgo para otras cosas. Quizá...
Lo beso y le digo que estaré para él cuando quiera, pero esta vez tiene esa mirada brillante que despierta tantas cosas en mí. Me mira descarado y si no fuera porque es él, mi reacción sería muy diferente, quizá ni siquiera me importaría. He usado mi cuerpo como moneda de cambio, obligado o por gusto, pero es muy diferente cuando quieres a alguien. Me mordisqueo el labio y me sonrojo, porque las miradas de Magnus son mágicas. Le devuelvo la sonrisa y le acaricio un poco el cabello.
- ¿Una última vez antes de que te marches? Para grabarme de nuevo tu cuerpo en la memoria.
Pienso convencerlo, así que lo beso, de una forma muy distinta a la anterior.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
-Eso es porque te quedas siempre aquí. -le dije con una sonrisa. -Si viajaras en vez de quedarte aquí no tendrías que hacer como los vampiros. Que tienen que fingir su propia muerte para aparecer como un sobrino lejano que se parece horriblemente a su tío fallecido. Es demasiado trabajo... Basta con irse esperar unas décadas y volver. La generación nueva no te conocerá de nada y la vieja, estará demasiado mayor para que se le tome en serio. -le informé. Puede que la hacer poemas no se me diera bien, pero me gustaba bastante como lectura. El chico que no me pusiera de ese modo después de escuchar mi respuesta por su pregunta sobre mi padre. Suspiré al escuchar sus palabras sobre sus padres. No podía imaginarme esos sentimientos por un demonio, sin embargo había gente de todo tipo en este mundo. No era quien para criticar sentimientos de otros.
-No es eso Kyo, -le dije para que no pensara que se trataba de él. -Es solo que la última vez que nos vimos discutimos, y no sé nada de él desde aquello. -me encogí de hombros. -No lo lamento ni nada de eso, pero me sigue molestando el tema. Dudo mucho que la mía estuviera loca por el mío, creo que sufrió un calentón y no pudo soportar las consecuencias de sus actos. -obviamente me refería a mí. No era normal que una madre se acabara ahorcando por tener a un niño, y menos mal que solo nací sin ombligos y mis pupilas eran de gato. Si hubiera nacido como Ragnor a saber como habría sido mi vida, si hubiera sobrevivido desde un principio. Me imaginé con la piel verde, la verdad es que no me quedaba demasiado bien.
Cambiamos la conversación a sus temas amorosos. Al parecer no solo era testarudo en el tema de los Nefilims, sino que también el tema del amor. Nadie le iba a comer si se soltara más. Que no lo buscara, eso era lo peor que podía hacer siendo inmortal, solo dejar que fluya, y si en un momento aparece disfrutar.
-No digo que vayas el encontrar el amor nada más irme yo, Kyo. Tal vez necesites tiempo, pero cuando llegue ya sabes lo que tienes que hacer. Por lo menos si se lo merece, si no, no hagas nada. -le recomendé. -Y tampoco te digo que dejes de acostarte con la gente, hazlo con quien quieras, menos con demonios transmiten enfermedades por lo que tengo entendido. -le avisé. Lo que faltaba es que se pusiera enfermo por alguna cosa de que transmiten esos seres. - ¿El qué no vales, Kyo? -le levanté el mentón con un dedo. - No seas bobo, eres Kyo y vales mucho. Por todo lo que das y por todo de lo que llegarás a dar. -le revolví el pelo de nuevo. -Te digo todo eso, para que aproveches toda esas virtudes en alguien que se lo merezca, que te quiera de la misma forma que tu le quieras. ¿Vale?
Al acabar de mirarlo, veo como se mordía el labio y como los colores le subían a las mejillas. Sonreí satisfecho conmigo mismo, me devuelve la sonrisa y me acaricia el pelo. Me pregunta que si podíamos hacerlo una última vez antes de irme, y antes si quiera de dejarme terminar me besa con todas esas intenciones. Le devolví el beso, abrazándole por la cintura y pegarlo a mí. Mi otra mano se dedica a acariciar su muslo, pasando por la zona de riesgo solo rozándola para provocarle aún más.
-¿Estás seguro? -le pregunté contra sus labios, antes de abrir sus labios con mi lengua y probar el sabor de su aliento con la punta de mi lengua.
-No es eso Kyo, -le dije para que no pensara que se trataba de él. -Es solo que la última vez que nos vimos discutimos, y no sé nada de él desde aquello. -me encogí de hombros. -No lo lamento ni nada de eso, pero me sigue molestando el tema. Dudo mucho que la mía estuviera loca por el mío, creo que sufrió un calentón y no pudo soportar las consecuencias de sus actos. -obviamente me refería a mí. No era normal que una madre se acabara ahorcando por tener a un niño, y menos mal que solo nací sin ombligos y mis pupilas eran de gato. Si hubiera nacido como Ragnor a saber como habría sido mi vida, si hubiera sobrevivido desde un principio. Me imaginé con la piel verde, la verdad es que no me quedaba demasiado bien.
Cambiamos la conversación a sus temas amorosos. Al parecer no solo era testarudo en el tema de los Nefilims, sino que también el tema del amor. Nadie le iba a comer si se soltara más. Que no lo buscara, eso era lo peor que podía hacer siendo inmortal, solo dejar que fluya, y si en un momento aparece disfrutar.
-No digo que vayas el encontrar el amor nada más irme yo, Kyo. Tal vez necesites tiempo, pero cuando llegue ya sabes lo que tienes que hacer. Por lo menos si se lo merece, si no, no hagas nada. -le recomendé. -Y tampoco te digo que dejes de acostarte con la gente, hazlo con quien quieras, menos con demonios transmiten enfermedades por lo que tengo entendido. -le avisé. Lo que faltaba es que se pusiera enfermo por alguna cosa de que transmiten esos seres. - ¿El qué no vales, Kyo? -le levanté el mentón con un dedo. - No seas bobo, eres Kyo y vales mucho. Por todo lo que das y por todo de lo que llegarás a dar. -le revolví el pelo de nuevo. -Te digo todo eso, para que aproveches toda esas virtudes en alguien que se lo merezca, que te quiera de la misma forma que tu le quieras. ¿Vale?
Al acabar de mirarlo, veo como se mordía el labio y como los colores le subían a las mejillas. Sonreí satisfecho conmigo mismo, me devuelve la sonrisa y me acaricia el pelo. Me pregunta que si podíamos hacerlo una última vez antes de irme, y antes si quiera de dejarme terminar me besa con todas esas intenciones. Le devolví el beso, abrazándole por la cintura y pegarlo a mí. Mi otra mano se dedica a acariciar su muslo, pasando por la zona de riesgo solo rozándola para provocarle aún más.
-¿Estás seguro? -le pregunté contra sus labios, antes de abrir sus labios con mi lengua y probar el sabor de su aliento con la punta de mi lengua.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
Como era de esperarse, Magnus no entiende nada sobre mi vida, ni tampoco sobre mi amor a mi país y mi orgullo por ser un samurai. Y la necesidad de pelearlo ahora, porque prefiero ser un ronin a dejar de ser un samurai.
- Eso es porque tengo que quedarme aquí. Este es mi lugar, aquí están mis guerras, es el lugar donde pertenezco. No estoy listo para irme, y no porque no pueda. Ahora puedo, gracias a ti, porque antes no sabía hacer portales, pero no es eso. No me sentiría a gusto en otro lugar. Y vivir unos años en los bosques no es tan malo.
Tampoco es bueno, pero no es absolutamente horrible.
Intento no indagar sobre el padre de Magnus y eso provoca la reacción que esperaba: me cuenta. Escucho, encantado por conocerlo y a la vez me siento mal por él. Yo considero una enorme ventaja poder tener contacto con un demonio poderoso como mi padre, aunque tenga muchas cosas que lo hagan ser un culero y me las haya hecho a mí, pero sigue siendo ventajoso.
- Entiendo... Bueno pues mi padre tuvo como diez concubinas y mi madre fue sólo una extranjera diferente que le gustó. Y ella le dio todo y él la trató bien un tiempo y luego se fastidió. Digo, él siempre ha estado casado con una demonia y no iba a dejarla por una mundana. Al menos mi madre sólo se puso histérica cuando nací yo con alas, pero creo que lo tomó bastante bien y seguía con esta idea romántica idiota de que debía quererme porque soy mitad el hombre que amó. Hizo que la convirtieran en vampiro para tener más tiempo para conquistar a mi padre y por supuesto que él siguió mandándola al diablo. Pero me quiere, es más de lo que podría esperar. Tengo una familia retorcida, pero con muchas cosas buenas.
Hablar sobre amor es difícil para mí, sobre todo hacero ahora que Magnus está mandándome al diablo. Tiendo a ser más negativo, cuando Ryô murió prometí que me volvería célibe y no amaría jamás a alguien más y por supuesto que no resultó ser cierto.
- Lo haría, lo hice contigo. Ya he dicho que no pasaría en una ocasión y pasó. Pero no iré por la vida como desesperado buscando amor.
En realidad pienso que no lo valgo. He sido un brujo enfocado sólo en un tipo de magia y pésimo o mediocre en lo demás. Tengo algunos talentos como la facilidad para los idiomas, pero no soy ni el mejor ni el más fuerte. Magnus me obliga a mirarlo y sólo asiento, aunque no estoy convencido. No pasará, porque ni siquiera quiero que pase.
Pronto todo mejora y Magnus me echa una de esas miradas que me derriten y me hacen sonrojar. No puedo evitarlo, él tiene algo muy especial. Y lo beso para demostrarle que efectivamente lo que quiero es la despedida y quiero que sea como se debe. Encojo el estómago al sentir la provocación de su mano y enarco una ceja en lugar de darle un capón.
- Cielos, mírame, obvio que quiero, Magnus.
Esta vez soy yo el que acaricia sus muslos, pero yo sí paso rozando su entrepierna.
- ¿Sigue sin quedarte claro?
- Eso es porque tengo que quedarme aquí. Este es mi lugar, aquí están mis guerras, es el lugar donde pertenezco. No estoy listo para irme, y no porque no pueda. Ahora puedo, gracias a ti, porque antes no sabía hacer portales, pero no es eso. No me sentiría a gusto en otro lugar. Y vivir unos años en los bosques no es tan malo.
Tampoco es bueno, pero no es absolutamente horrible.
Intento no indagar sobre el padre de Magnus y eso provoca la reacción que esperaba: me cuenta. Escucho, encantado por conocerlo y a la vez me siento mal por él. Yo considero una enorme ventaja poder tener contacto con un demonio poderoso como mi padre, aunque tenga muchas cosas que lo hagan ser un culero y me las haya hecho a mí, pero sigue siendo ventajoso.
- Entiendo... Bueno pues mi padre tuvo como diez concubinas y mi madre fue sólo una extranjera diferente que le gustó. Y ella le dio todo y él la trató bien un tiempo y luego se fastidió. Digo, él siempre ha estado casado con una demonia y no iba a dejarla por una mundana. Al menos mi madre sólo se puso histérica cuando nací yo con alas, pero creo que lo tomó bastante bien y seguía con esta idea romántica idiota de que debía quererme porque soy mitad el hombre que amó. Hizo que la convirtieran en vampiro para tener más tiempo para conquistar a mi padre y por supuesto que él siguió mandándola al diablo. Pero me quiere, es más de lo que podría esperar. Tengo una familia retorcida, pero con muchas cosas buenas.
Hablar sobre amor es difícil para mí, sobre todo hacero ahora que Magnus está mandándome al diablo. Tiendo a ser más negativo, cuando Ryô murió prometí que me volvería célibe y no amaría jamás a alguien más y por supuesto que no resultó ser cierto.
- Lo haría, lo hice contigo. Ya he dicho que no pasaría en una ocasión y pasó. Pero no iré por la vida como desesperado buscando amor.
En realidad pienso que no lo valgo. He sido un brujo enfocado sólo en un tipo de magia y pésimo o mediocre en lo demás. Tengo algunos talentos como la facilidad para los idiomas, pero no soy ni el mejor ni el más fuerte. Magnus me obliga a mirarlo y sólo asiento, aunque no estoy convencido. No pasará, porque ni siquiera quiero que pase.
Pronto todo mejora y Magnus me echa una de esas miradas que me derriten y me hacen sonrojar. No puedo evitarlo, él tiene algo muy especial. Y lo beso para demostrarle que efectivamente lo que quiero es la despedida y quiero que sea como se debe. Encojo el estómago al sentir la provocación de su mano y enarco una ceja en lugar de darle un capón.
- Cielos, mírame, obvio que quiero, Magnus.
Esta vez soy yo el que acaricia sus muslos, pero yo sí paso rozando su entrepierna.
- ¿Sigue sin quedarte claro?
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- -Yo no tengo ese sentimiento de alianza por el lugar que nací, tal vez le guarde un especial cariño pero no lo suficiente para quedarme atascado allí. Me gusta ver mundo, y tampoco me gusta quedarme en un lugar que está en guerra, esas cosas no son para mí. -me gustaba vivir tranquilo. No negaba la diversión, me encantaba las fiestas y divertirme de todas las maneras posibles, pero las guerras no eran cosa mía. Pocas veces me involucraba en alguna, tiene que haber un motivo bastante importante para que yo participe. Se ha dado, y siempre ese motivo ha sido por una persona o porque no he tenido más remedio. Enarqué una ceja al escucharlas palabras de Kyo. -No me gusta los bichos. -dije simplemente. Eran criaturas cuya existencia no entendía, algunas bellas y peligrosas, pero después otras era horribles y sin ninguna utilidad, solo servían para pasto de los depredadores y la verdad, ese sino no era muy agradable.
Kyo me contó más o menos lo que había sucedido con sus padres. No era raro que los demonios se aburrieran de vez en cuando y fuera de un lugar a otro acostándose con mundanas por ahí y concebir hijos, todos ilegítimos. Eso hizo recordar a mi padre, la verdad es que los dos teníamos caracteres similares, no iguales. Es imposible que el llegara a mi altura, sin embargo al tener caracteres fuertes eso chocaba bastante. Por eso mismo habíamos perdido el contacto. Cuando terminó de hablar le contesté.
-Supongo que es una bonita historia de amor. -aunque a mí me parecía algo ridículo, si el demonio no le había hecho caso después de tanto tiempo ¿por qué creía que le iba hacer caso? Sin contar que el vampirismo es una enfermedad causada por demonios, junto con la licántropia. Los demonios solo la verían como una enferma, o por lo menos eso suponía, y no se podía comparar la calidez de un humano con la frialdad de un vampiro. -Mi familia es retorcida y ya no tengo, excepto por mi padre, pero como ya habrás supuesto no nos llevamos especialmente bien. El mal caracter tuve que heredarlo de alguien y al parecer fue de él. -me encogí de hombros. -Pero no todo es malo, tener como padre a alguien como él. No suelo tener problemas con los demonios. -dije con una sonrisa. La verdad es que me había salvado más de una vez el culo, y algunos demonios mayores ya me conocían por la relación que tenía con mi padre.
Cambiamos de tema. Él tenía una visión pesimista ante todo esto, pero si ya había dicho que no se volvería a enamorar y se enamoró de mi después ¿quién dice que no podrá volver a enamorarse? Tal vez fuera solo una protección para no sentir lo que estaría sintiendo ahora mismo por mi culpa. Puede que fuera una mierda sentir ese tipo de dolor, pero te ayuda a madurar, de una manera cruel, cierto, pero ayudaba. Además, la peor perdida es la primera, con el tiempo te vas acostumbrado a perder a esos seres queridos. Kyo solo asintió cuando le levanté el mentón con un dedo para obligarle a mirarme, no dijo solo asintió y yo suspiré. Esa respuesta no me transmitía mucha confianza en si mismo, pero no dije nada. Con el tiempo se daría cuenta de que podía hacer muchas cosas, solo tendría que no cegarse a él mismo y creer que puede, y dejarse de decir tonterías tales como: “No valgo”.
La situación dio un giro completamente, hace unos minutos nos estábamos despidiendo y ahora nos estábamos preparando para divertirnos. Desde que le había hecho enrojecer la sonrisa no se había ido de mis labios y tampoco pude evitar la risa que se escapó de mis labios cuando enarcó una ceja. Como respuesta me dedicó una frase llena de frustración y deseo, pasando sus manos por mis muslos y rozando mi entrepierna sin ningún pudor. Después de eso me dedicó una única pregunta. Esbocé una gran sonrisa divertida y cargada de deseo.
-Transparente. -dije antes de volver a besarlo. Con una mano seguía sujetándole de la cintura para pegarlo a mí, mientras que con la otra le agarraba el rostro desde la raíz del pelo para que no pudiera escaparse de mí, aunque sabía que no querría eso.
Abrí sus labios con los míos e introduje mi lengua nuevamente en su boca. Saboreé su aliento, exploré su boca con mi lengua mientras que jugaba con la suya, que era cálida al tacto. Era cuestión de tiempo que la temperatura aumentara entre nosotros, por no decir que ya estaban bastante calientes, pero todavía quedaba por subir. Me separé de sus labios, le miré a los ojos y le dediqué otra gran sonrisa antes de agarrarle con fuerza y hacerle girar. Ambos quedamos acostados sobre la cama, yo encima de él. No tardé mucho en besarle. Comencé por sus labios, dedicándole un movimiento pausado y ardiente para terminarlo con un mordisco en sus labios. Bajé por la línea de su mandíbula acariciándole con los labios, al llegar a su cuello me entretuve algo más. Absorbiendo su piel y mordiéndola, bajar a sus hombros y clavícula, recorriéndola la piel con mis labios y dientes. Mientras tanto con un brazo me apoyaba sobre el colchón y con la otra mano recorrí su brazo con las yemas de los dedos, subí lentamente hasta llegar a su pecho. No lo hacía para memorizar su cuerpo, ya me lo sabía completamente pero me gustaba molestarle. Bajé por su pecho igual de lento que antes. Puede que hacerlo despacio puede sacar a muchos de quicio, pero disfrutada de esa tensión que se creaba. Llegué a su cintura. Aunque me gustara prolongarlo, era mejor saber hasta cuando era recomendable antes de que todo se volviera aburrido o tortura. Rocé levemente su sexo, solo con la punta de los dedos, antes de agarrarlo firmemente y empezar a estimularle. Volví a subir mis labios a los suyos y le lamí la comisura de los suyos con la punta de la lengua antes de besarle de nuevo.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- A mí me gusta mi país, y tengo muchas cosas que hacer aquí todavía, aunque tampoco conozco otros lugares, quizá algún día. Tampoco conozco mucho de la paz, siempre parezco estar en guerra.
Para mí no es importante, tampoco los bichos y me hace reír abiertamente.
- Yo no los soporto, pero hay hechizos repelentes, ¿acaso no sabías? Y bueno, también sirve juntarte con demonios que les parecen repulsivos, se apartan.
Ya que Magnus me cuenta sobre sus padres, le cuento un poco sobre los míos, aunque son una telenovela andante y francamente, con moraleja. Se hacen muchas estupideces por amor, aunque mi padre siempre ha tenido estilo y porte, y además poder, así que entiendo que babeen por él.
- Vamos, admítelo, mi madre es estúpida. Ahora hasta ella lo dice. Pero al menos tengo a mi familia retorcida, si es que eso es una familia.
Supongo que es mejor que nada, aunque acepto que mi madre debería pensar mejor en lo que hace.
- Yo sí me llevo bien con mi padre. Pero en parte porque es fácil de tratar y porque no le he pedido ayuda jamás, eso debe influir.
En realidad era muy fácil de tratar, sólo hay que obedecerlo y ya. Y a estas alturas de la vida, ya me sale natural. Imaginaba que el padre de Magnus sería importante, si un don nadie como yo tiene un demonio de rango decente como padre, mucho más alguien que a mis ojos es prácticamente perfecto. Le devuelvo la sonrisa, al menos hasta que volvemos a hablar de cuestiones románticas. Y este no es el momento para que yo esté de humor.
Para mí no es importante, tampoco los bichos y me hace reír abiertamente.
- Yo no los soporto, pero hay hechizos repelentes, ¿acaso no sabías? Y bueno, también sirve juntarte con demonios que les parecen repulsivos, se apartan.
Ya que Magnus me cuenta sobre sus padres, le cuento un poco sobre los míos, aunque son una telenovela andante y francamente, con moraleja. Se hacen muchas estupideces por amor, aunque mi padre siempre ha tenido estilo y porte, y además poder, así que entiendo que babeen por él.
- Vamos, admítelo, mi madre es estúpida. Ahora hasta ella lo dice. Pero al menos tengo a mi familia retorcida, si es que eso es una familia.
Supongo que es mejor que nada, aunque acepto que mi madre debería pensar mejor en lo que hace.
- Yo sí me llevo bien con mi padre. Pero en parte porque es fácil de tratar y porque no le he pedido ayuda jamás, eso debe influir.
En realidad era muy fácil de tratar, sólo hay que obedecerlo y ya. Y a estas alturas de la vida, ya me sale natural. Imaginaba que el padre de Magnus sería importante, si un don nadie como yo tiene un demonio de rango decente como padre, mucho más alguien que a mis ojos es prácticamente perfecto. Le devuelvo la sonrisa, al menos hasta que volvemos a hablar de cuestiones románticas. Y este no es el momento para que yo esté de humor.
- +18:
- Para lo que vaya que sí estoy de humor es para la despedida, y una como se debe. A diferencia de él, yo no me corto, o más bien, soy un poquito más descarado. ¿Transparente? Quizá demasiado, pero no iba a conformarme con un beso de despedida. A Magnus le quedan las despedidas con gran fiesta y alegría. La forma en la que me sujeta el cabello me saca un suspiro y una mirada de emoción, pero no soy tan impaciente. El beso calma un poco mis ansias y recibo su lengua con la mía. Enredándola en la suya y sirviéndole de guía durante su exploración. Abro los ojos le devuelvo la mirada, grabando una vez más en mi mente esos ojos tan preciosos que tiene.
La fuerza me toma por sorpresa, pero una muy grata y que sólo sirve para hacer crecer mi excitación. Siento su cuerpo sobre el mío por un instante antes de que sus labios reclamen mi atención. Lo beso con deseo, pero él termina el beso con una mordida que me deja deseanso más. Y entonces me provoca. Lento, encendiendo cada parte de mi cuerpo, incluso zonas que no pensé que pudieran alcanzar tal temperatura. Jadeo, gimo en ocasiones y acaricio su espalda y su cabello, lo que logran alcanzar mis manos. Lo miro por momentos, casi temeroso de que vayan a salirme llamas de la piel y se queme. No lo llamaría tortura, porque no lo es, más bien es como encender cada parte de mi cuerpo.
Culmina con lo importante y suelto un gemido frustrado cuando pienso que sólo va de paso, pero no es así.
- Magnus...
Me besa y le doy una ligera mordida en la lengua, antes de perderme en el beso. En esta ocasión mis manos siguen hasta su trasero y aprieto y acaricio un poco. Sin malas intenciones por supuesto, o cuestión de enfoques. Simplemente me gusta su trasero.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Dejamos los temas anteriores atrás, claro que sabía que había hechizos repelentes, pero mi intención no era gastar mi magia en algo como eso, y eso se evitaba simplemente con mantenerse en la ciudad. Concluimos que su madre era estúpida y que se llevaba bien con su padre. Yo siempre le ponía pegas al mío y más cuando algo no me gustaba. Me daba igual como se pusiera, a estas alturas de mi vida no iba a llegar y a mangonearme como le diera la gana. Se podía decir que mi situación era culpa suya, al fin y al cabo si no era por su condición de demonio yo no sería un brujo y por lo tanto no sería inmortal, de hecho tendría que haber estado hace ya bastantes siglos muerto si fuera un mundano más. Pero no me quejaba, me gustaba mi vida, por el momento. Ya respondería a esa pregunta dentro de unos siglos y todo empiece a cambiar para mí. Ya que algún momento iba a suceder eso, iba a disfrutar cada momento que me quedara por delante.
Kyo me devolvió los besos que le daba, me agradaba que nuestras lenguas tuviera tal encuentro. Le acariciaba el cuerpo con mi mano libre mientras que con la otra sujetaba su rostro para no dejarle escapatoria. En el momento que nos separamos por un momento el clavó su mirada en mí y le dediqué una sonrisa lasciva antes de usar algo de mi fuerza para acostarlo en la cama. Capté el deseo que llevan sus labios, los míos tampoco se quedaban atrás, pero no podía conformé solo con los besos. Quería mucho más que eso y no era el único.
Sus jadeos y gemidos lo único que conseguían era excitarme más y tomarlo de una vez y hacerle gemir todavía más, sin embargo tenía que esperar. Tenía que tomarme las cosas con calma si quería que fuera una despedida en condiciones, no algo que se hacía en menos de quince minutos. Además, no quería que el placer se quedara tan corto. Sus caricias en mis espalda hacían que sintiera escalofríos que bajaban por mi columna vertebral, para centrarse en un único miembro que poco a poco iba levantándose. Reí cuando escuché su gemido frustrado, antes de coger su sexo y comenzar a estimularlo. Le besó después escuchar mi nombre. Me muerde un poco la lengua, pero no me importa porque rápidamente se pierde en el beso. Sus manos llegan hasta mi trasero y lo tocó a su gusto. Estaba acostumbrado que lo hiciera y tampoco era algo que me molestaba. Terminé el beso para morderle el lóbulo de la oreja. Estuve un rato teniendo ese movimiento sobre su sexo, mientras que llenaba su piel con marcas de suaves dormida y besos.
-Ya es hora de pasar a algo más importante. -le dije en un susurro antes de comenzar a bajar por su cuerpo, acariciándolo con mi mano libre. Al encontrarme con mi objetivo y lo miré critico pero una mirada casi hambrienta. Apreté la punta solo con un par de dedos, antes de hacer de nuevo aquel movimiento un par de veces, antes de bajar y metérmelo en la boca. Moldeaba su sexo dentro de mi boca, haciendo presión en los puntos exactos mientras que absorbía con energía.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Pronto las palabras y lo demás, pasa a segundo plano. Sólo me interesa Magnus, su cuerpo, sus labios, esas manos que me vuelven loco sólo con un roce. Esa forma que tiene de atraparme para que no escape, aún a sabiendas de que no quiero escapar. Es único, y ciertamente voy a extrañarlo cuando se marche.
Se toma su tiempo, provocando mi garganta a la par que mi cuerpo, aunque tampoco hago escándalo falso. Pronuncio su nombre mientras me masturba, haciendo que ansíe mucho más de lo que tengo. Un beso es el perfecto complemento, y mis manos no se quedan ociosas. Acaricio su firme trasero, hasta que la mordida me distrae de tal forma que incluso sonrío. Yo bajo una mano entre sus piernas, pero no lo imito, simplemente acaricio sin sostenerlo, esta vez jugando yo con él. Las mordidas y los besos me hacen suspirar encantado, son cosas que me encantan.
- Soy todo tuyo, así que cuando quieras.
Volteo a mirarlo, esta vez con una sonrisa y una pequeña risa encantada. Intento quedarme inmóvil, pero al sentirlo pasar, me estremezco. Gimo y me muerdo el labio al sentir la presión, pero es sólo parte de la provocación. Encuentro su cabello y lo acaricio, sintiendo la necesidad de sostenerme de algo al sentir la humedad de su boca sobre mi centro mismo.
- Cielos, eres increíble...
Muevo la pelvis, sólo un poco, no dejo de acariciar su cabello y mi garganta suelta algunos gemidos. Esto es simplemente delicioso.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Kyo gemía y sonreía por cada cosa que le hacía, no podía negar que eso me excitaba todavía más y ver como reaccionaba su cuerpo por mi culpa también ayudaba a que mi miembro creciera pausadamente y se levantara. Pero tenía que ocuparme de él, así que después de los besos, las caricias bajé hasta su sexo y comencé a disgustarlo. Escuché las palabras que salieron de su boca, y sonreí por dentro. Tenía algo entre mis manos.
Dejé que moviera levemente su pelvis, sabía que a veces era bastante impaciente pero eso no me molestaba. No solía molestarme, solo depende de que tema se tratara. Me saqué su sexo de la boca. Cogí su cintura y lo puse contra la pared, le mordí suavemente el vientre antes de volver a su sexo y comenzar como antes, pero esta vez agarrándole para que no pudiera mover la pelvis a su antojo. Comencé a presionar la punta de su sexo con fuerza mientras que comenzaba a masajear sus testículos.
Estuve un rato de ese modo, la verdad es que no sabía si habían sido un par de minutos o más, daba igual. Me lo estaba pasando más que bien. Levanté el rostro de nuevo y le besé mientras cambiaba nuestras posturas. Le agarré de nuevo la cintura y lo deje encima mío y yo con la espalda apoyada en la pared. Le seguía besando, mientras que mi mano bajaba por su trasero, no en la nalga, sino por la línea de este. Acercándome a la entrada, bueno, para mi entrada.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- ¿Por qué Magnus es tan increíble? ¿La edad te hace tan impresionante? Hace que me impaciente, aunque trato, al menos la principio, de contenerme. Quizá ambos sabemos que soy incapaz. Me mueve y río encantado con la mordida, más no exactamente con que me acorrale. Le acaricio el cabello y no dejo de mirarlo, o al menos lo que puedo ver de él. Me hace gritar al presionar mi miembro y tras cada gemido sólo puedo prometerme resistir. No quiero que esto termine pronto, es quizá la última vez que logre estar con Magnus y voy a disfrutarlo en grande.
Se aparta de ahí y me besa, intercambiando ahora las posiciones. Esta vez busco su miembro y lo masajeo un poco mientras siento lo mucho que me provoca sentirlo tan cerca de donde quiero que entre. Sin embargo, yo siempre quiero más, así que junto nuestros miembros y los masajeo, moviéndome para frotarme contra él, encantado de sentirlo. Me acerco a su cuello y le doy varias mordidas, sin dejar de moverme, buscando incitarlo para que siga jugando conmigo. Jadeo en su oído y cierro los ojos tratando de memorizar una vez más, ese olor exótico que me enloquece. Aunque dudo quitármelo de la mente alguna vez, tanto así lo quiero.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Mi mano llegó a donde tendría que entrar dentro de poco, pero en vez de hacerle un pequeño simulador con mis dedos, lo que hice fue pasar por encima, acariciándolo y presionando, pero nunca entrando. Quería provocarlo todavía más, porque cuanto más el se excitara, más lo haría yo. De hecho sus gritos anteriores ya habían pasado factura a mi sexo, que palpitaba erecto y preparado para entrar en acción en cualquier momento.
Cambiamos de posición y él buscó mis sexo, gruñí de placer al sentir su mano en mi miembro, para después que pegara su sexo contra el mío para frotarse contra mí. Reí por ello. Se acerca a mi cuello y lo muerde, yo lo estiró para dejarle vía libre mientras continúa con el movimiento. Yo solo le sonrió. Acercó mi mano libre a su boca, mientras que la otra sigue pasando y rozando y presionando su zona intima. Meto dos dedos dentro de su boca y le obligó a girar la cabeza hacía mí para poder meter mi lengua dentro de su boca y explorar su lengua por completo al sacar mis dedos de su boca. Le cojo la cabeza desde la raíz del cabello para que no tenga oportunidad de separarme de mí. Busqué respuesta de su lengua, de la cual estaba segura que la iba a tener. Bajé mi mano de su cabeza por toda su espalda, despacio, acariciando su piel con la yema de mis dedos. Al llegar a su cintura lo pegué a mí. Colocándolo justo en el lugar indicado. Le obligue a bajar, acaricié sus testículo y la línea que seguía hacía atrás con la punta de mi sexo hasta llegar a su trasero, preparo para entrar en él. A no ser que Kyosuke lo impidiera. Comencé a hacer presión sobre la entrada -para mí- de su ano.
Magnus Bane- Brujo
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Fecha de inscripción : 01/05/2014
Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Magnus se precia una vez más de no ser predecible. Me tienta, me provoca, sus manos sólo despiertan mi excitación y hacen que aumente. Pero yo no me quedo atrás y se nota que aprecia el trabajo de mis manos. No sólo eso, sino que cuando froto nuestros miembros, él ríe y me contagia su risa. En verdad que este brujo es increíble.
Sus dedos entran en mi boca y los lamo y mordisqueo, intentando no distraerme con sus caricias, pero empieza a serme imposible. Cambia sus dedos por su lengua, me sujeta del cabello y la excitación se apodera de mi boca. Lo beso con lascivia, ya pasé a otro nivel y esto es lo que me provoca él. Nos acoplamos como dos bailarines y cuando me pega a su cuerpo, aprovecho para frotarme un poco. Encojo las piernas y le dejo el paso libre, que no desaprovecha. Al sentir su caricia en el perineo, tiemblo y gimo. Magnus siempre encontraba nuevas formas de excitarme, en verdad también voy a extrañar estar en su cama.
Me recargo sobre los codos, de algún modo desobedeciendo la petición de recostarme, aunque sólo momentáneamente. Siento la necesidad de mirarlo, así, justo cuando me tienta. Muerdo mi labio inferior y muevo ligeramente mi cadera para que mi piel roce la punta de su miembro, en una petición silenciosa para que prosiga.
- ¿Vas a querer que te suplique?
Sonrío divertido, pero en realidad, claro que lo haría. Y si sigue así, quizá pronto no tenga otra opción.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Me devolvió el beso con ganas, con muchas ganas. Podía notar la lujuria que soltaba su cuerpo, no vamos a ser injustos, mi cuerpo tampoco se quedaba atrás de desear mucho más de lo que estaba sintiendo en aquel momento. Al reírme le pegué la risa, la verdad es que no reírse en un acto tan divertido como este podría ser algo antinatural, una sonrisa o otra cosa no iba hacer daño a nadie, de eso estaba completamente seguro.Le puse el dedo en su boca, y lo lamió y mordisqueó, cosa que arrancó una sonrisa lasciva.
Le coloqué bastante mejor encima de mí, escuché gemir por mi culpa. No había encontrado nada más satisfactorio que tu pareja gima por tu culpa. Al detenerme, y no seguir. Kyo se vio obligado a mover las caderas en una petición para que siguiera con lo que estaba haciendo.
Le miré a los ojos y en ese momento pude ver como se mordía el labio inferior al mismo tiempo que movía sus caderas, sus palabras me hicieron sonreír y dejé que siguiera moviendo sus caderas a su gusto.
-Sería interesante. -le dije como respuesta. Coloqué mi sexo en su ano y comencé a ejercer presión para ir abriendo poco a poco el camino, noté como el glande de mi sexo entraba y en vez de seguir empujando para entrar retrocedí, sacando lo poco que había metido de su miembro dentro de él. El que se mordió el labio esta vez fui yo, intentando evitar una sonrisa lasciva y pícara. Le agarraba la cintura con fuerza sin hacerle daño para controlarle, ya que comencé a torturarle de esa manera, aunque también me torturaba a mi mismo, introduciendo solo el glande dentro de él. Me pregunté cuando podía aguantar él de ese modo, yo sabía mi límite y conocía el suyo bastante bien. Solo era cuestión de tiempo.
Magnus Bane- Brujo
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Aunque había imaginado algo increíble para la despedida, esto supera mis expectativas. Magnus es demasiado esta vez, y parece tentarme no sólo para que enloquezca y le suplique que me tome, sino porque pareciera que también me insta a suplicarle que se quede y no me abandone, o que me lleve con él. Lo segundo es mucho menos probable que ocurra, pero empiezo a pensar que sí es capaz de hacerme suplicar. Pido en silencio, pero bromeo y me explota en la cara porque ahora parece que le di una idea. Y una muy buena por lo visto. ¿Acaso no es algo que a mí me gusta hacer con otros también? Entiendo que le agrade, aunque su forma de sonreírme y de tentarme me obliga a recurrir a toda mi fuerza de voluntad para no suplicar de inmediato.
Por un instante pienso que fue falsa alarma, y me relamo al sentir cómo pronto va a unirse a mí, pero el muy maldito retrocede. Gruño frustrado y echo la cabeza hacia atrás, pero no voy a caer tan fácil. Quiero, pero no lo haré. Resistiré aunque sea por orgullo.
Cuando vuelvo a mirarlo, está bastante contento con cómo me está poniendo, y me sujeta de la cintura de modo que no puedo moverme tanto. Y es excitante a la vez que frustrante, particularmente porque vuelve a hacer exactamente lo mismo. Me muevo lo más que puedo, buscando evitar que pueda salirse, pero no lo logro.
- No vas a lograrlo, Magnus.
Quisiera poder tener una expresión tranquila e impasible en el rostro, pero no puedo. Lo cierto es que estoy sonrojado por la creciente excitación, frustrado y a punto de llegar a mi límite. Si hay algo frustrante en este mundo es justamente que te tienten de este modo. Jadeo y lo miro a los ojos, con una expresión ligeramente retadora, pero ya me conoce. Ambos sabemos que sí voy a suplicar.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Fecha de inscripción : 05/07/2013
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Re: Necesito algo nuevo [Flashback en Tokio] {Kyo}
- +18:
- Quien diga que el sexo no era divertido, es que no sabía como hacerlo. Si que lo era, y bastante. Le seguía agarrando de la cintura mientras que bajaba y subía lentamente su cuerpo, su sexo quedaba entre su cuerpo y el mío. Notaba su dureza cada segundo que le mantenía cerca de mí.
Sabía que estaba jugando sucio, pero era lo mejor para disfrutar del rostro de Kyosuke de aquel modo. Le había visto entre una expresión de triunfo, alivio y placer cuando por fin me notó dentro de él, pero no quería darle el gusto tan fácilmente. Eso sería aburrido y bien lo sabía. Capté su mirada, y le sonreí antes de besarle de nuevo, introducir mi lengua dentro de su boca y buscar la suya para poder jugar a gusto. Repito el proceso de penetrarle poco y sacarlo, noté la fuerza que intentaba hacer para que le penetrara. Sonreí contra sus labios al escucharle, me separé un poco.
-Ya lo he conseguido. -en ese momento hice como si fuera a sacar mi sexo, pero lo que acabé haciendo fue introducir por completo mi sexo dentro de él, y comenzar a mover mis caderas.
Magnus Bane- Brujo
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