Necesito despejarme (Louis D'Altrui)

Llevaba toda la mañana de los nervios…. Pues Clary le había propuesto ir con ella y Jace a Idris…. No podría creer que volvería a aquel lugar y le había propuesto que se quedaran en su casa…. Precisamente el lugar que más dolor y tristeza le había causado… pero Clary la necesitaba… necesitaba una amiga que la ayudara y la apoyara y eso es lo que sería ella ahora…. Su amiga para eso… Pero de igual forma estaba de los nervios…. Necesitaba salir…. Salir y despejarse de todo así que se hizo una cola alta con una trenza, se vistió rápidamente con su pantalón de cuero negro, su camiseta del mismo color, unas botas altas y su chaqueta de cuero después tomo su estuche con su estela, se lo ato al muslo y se guardo varios cuchillos serafines…. Y se dispuso a salir pero sentía que le faltaba algo… así que negó con la cabeza y tomo rápidamente su arco y el carcaj lleno de flechas y salió corriendo del Instituto… Corrió y corrió por toda la ciudad llevándose por medio a varios mundanos que ni siquiera la vieron gracias al glamur, debía relajarse…. Prepararse psicológicamente para volver a su casa… volver a su hogar….

Siguió corriendo asta salir de la ciudad y sobre paso el gran bosque en el que había entrenado una tarde y había conocido a otra néfilim pero necesitaba encontrar a un demonio… necesitaba matar algo para poder relajarse o iba a explotar…. Así que siguió corriendo hasta que empezó a llover con tanta fuerza que la chica no le quedo más remedio que parar….

A lo lejos pudo ver una construcción abandonada, se notaba que el lugar estaba desierto desde hacia varios años así que corrió hasta llegar al lugar… quizás siendo un sitio tan alejado fuera el refugio de un ser sobrenatural… Al llegar saco con muchísima velocidad una flecha de su carcaj y la puso sobre la cuerda tensándola con fuerza…. Lista para disparar a lo que fuera que estuviera dentro…

Me veía acorralado, estaba solo en mitad del bosque, me había separado de mis amigos del campamento y ahora había algo persiguiéndome. Me detuve en un claro y me vi rodeado de por lo menos ocho lobos, parecían algo extraños con manchas rojas mostrando parte de sus nervios o carne muerta. Contuve la respiración, ya no tenia salida de aquel embrollo.

Y... ¡Corten!

Escuche al director dar la señal que detendría la ultima escena de hoy. Sonreí y camine hasta llegar a donde se encontraba mi representante y el equipo de cámaras. Estaba en una locación en el bosque, en las zonas alejadas de Nueva York. Ahora estábamos filmando una película basada en una epidemia zombis, me pareció algo muy interesante y que después del éxito que ha tenido las películas del libro de moda en las que salgo una nueva experiencia no estaría mal.

Gracias

Le sonreí a mi representante en cuanto me dio una botella de agua, me dirigí a los camerinos y me cambie de ropa, no seguiríamos la escena ya que el director indico que necesitaba la misma luz del día y ahora se había comenzado a nublar. Salí ya listo para regresar a casa, Remy, mi representante ya estaba afuera con un paraguas en su mano, ya estaba lloviendo a cantaros.

Llegamos a la limosina y esta empezó a andar hacia la carretera. Yo miraba por la ventana y Remy seguí anotando cosas en su carpeta, suponía tachaba la sesión de hoy. Mire por entre el bosque una construcción a lo lejos, pero no tan lejana de la carretera, y eso me dio una idea.

Espera, detente Rick

Le ordene con voz tranquila y amable al conductor del automóvil y este se detuvo a la orilla de la autopista. Salí casi corriendo del auto y le grite a Remy que volvería en un rato que si el gustaba se podría ir, escuche que dijo que se quedaría. Camine hasta lo que parecía ser un observatorio. "Vaya!" pensé con emoción, nunca la había visto y si le decía al director de ella, seguro la integraría a la película. Me adentre a el y camine sin importarme si hacia ruido al pisar el metal oxidado o no.

Miraba el lugar con detenimiento, ¡Pero si era perfecto! Si, lo era, me podía imaginar aquí en una escena donde nuestro grupo se escondía de los muertos vivientes, o en una escena de la próxima serie donde saldría, una donde yo seria el interés romántico de la protagonista, una buena escena de romance también se podía dar aquí con la luz indicada.

Seguí caminado, pasando mis manos entre los viejos y algo despedazados muebles que aun se encontraban en ese lugar, dejando entre las yemas de mis dedos mugre y polvo, incluso oxidación y moho se podía oler en el ambiente.

Interesante...

Murmure con admiración, nunca había estado aquí en todo lo que llevaba en Nueva York, ni siquiera creía que hubiese estado en un lugar igual, tal vez si, pero solo en las escenografías que creaban para las películas, pero no era lo mismo que verlo en vivo. Mi mente en ese momento se activo, algo venia hacia a mi, detuve mi andar con anticipación, viendo como una flecha era clavada a pocos centímetros de mi rostro, en la pared.

Le daba gracias a Dios de ser tan habilidoso y tener gran sentido para captar riesgos por lo que el arma no me hizo algún daño. ¿Seria algún demonio? ¿Me habrán descubierto? Todo ese pensamiento se fue al escuchar la voz de una mujer, le mire con perplejidad.

Hola... soy Louis D'Altrui... ¿Usted Señorita quien es?

Seguía sin saber que decir, ella me estaba atacando, una joven... ¿Nefilim? Si, ahora que me ponía a verla detenidamente estaba vestida como una, suponía sus runas estaban ocultas bajo su ropa. Pero, ¿Por qué creía ella que yo era un demonio? Tal vez la pobre estaba tan asustada como para pensar claramente que no todo lo que te encuentras en un lugar extraño es malo.

Oye, tranquila, no creo que sea bueno que lleves un arma así como así

Yo no mentía, no lo he hecho nunca, tampoco digo las verdades a medias, solo desvío la atención de la verdad con alguna de mis bromas, es una táctica que adquirí para que los humanos con visión o los nefilims, incluso los demonios no se diesen cuenta de lo que yo era.

Mi nombre como ya dije es Louis D'Altrui, soy actor...

Le aclare con voz tranquila, su posición de cazadora no me alteraba en lo mas mínimo, aun sin mis armas o mis alas sabia moverme con mucha velocidad, esa era una de mis grandes habilidades, un arma como las de los nefilims no me dañarían tan fácil, menos si están benditas, no nos hacían daño a nosotros.

¿Enserio no me reconoces?

Le pregunte con una curiosidad muy alta, según sabia a las chicas de su edad les gustaba la película que acababa de salir en la pantalla grande, conmigo en uno de sus protagonicos.

Seguía mirando a la chica con la misma cara, mi curiosidad se mostraba de seguro en cada uno de mis gestos, quiero decir, ¿cada cuando veías a una nefilim por estos lados? Pues para mi casi nunca me los he topado, en realidad nunca hubiese esperado encontrarme alguno, menos a mitad del bosque en un edificio abandonado. Aunque pensándolo bien tal vez ellos estaban vigilando estos lugares en busca de demonios.

Eso me hizo recordar que yo deje de cazarlos desde que mi carrera como actor comenzó a ser mas ocupada, lo cual me hizo ahora sentir pésimo, mi misión la estaba dejando a un lado.

Paseaba por aquí, desde la carretera vi este lugar y quise ver que era

Le sonreí tratando de tranquilizar mas el ambiente, ella dejo sus armas a un lado, bueno solo se las acomodo debidamente, y eso me hizo estar también yo menos tenso, eso decía que ya no pensaba que era uno de esas demonios que menciono.

No me reconoces...

Me sentí algo decaído con esas palabras, ella no me reconocía, eso quería decir que aun no era tan popular como el otro personaje de la película, o ¿es simple mente por que no soy buen actor? Un pequeño gusanito de angustia paso por mi pecho, tal vez era eso, no era buen actor como para que me reconocieran si me topaban por la calle.

Bueno, un gusto soy Louis D'Altrui, un actor que solo pasaba por aquí después de terminar una grabación en el bosque a unos minutos de esta posición

Me acerque a ella un poco mas confiado y extendí mi mano con una gran sonrisa en mis labios, me presente adecuada mente y espere a que ella cogiera mi mano extendida y dijera finalmente su nombre.

Le observaba aun con la mano extendida, tal parecía que ella era muy buena Cazadora, era de aquellas que estaban acostumbradas a no bajar la guardia, de eso me di cuenta al ver su reflejo por mi mano extendida. Le seguí sonriendo, indicándole con ella que no era mala persona y que solo quería ser cordial.

Un gusto conocerte Valentina... es un hermoso nombre el que posees

Sentí su delicada mano estrechar la mia, y una sensación agradable recorrió mi cuerpo entero, ninguna otra persona me había dado aquel sentimiento con solo tocar mi mano, pero su tacto fue tan delicado que me pareció algo muy interesante.

Vaya, si que eres una astuta Nefilim

No me había topado con ninguno en toda mi carrera, o mas bien en lo que llevaba aquí en la tierra. ¿Seria buena idea dar a conocer mi verdadera naturaleza? Sabia que muchos de los actuales Nefilims no creían mucho en los ángeles, al igual que los mundanos, al igual estaba seguro que ninguno de mis acompañantes me había seguido.

¿Dime... crees en los ayudantes del Señor?

Una simple preguntaba para ver su reacción ante lo que le revelaría, era tal vez una confianza hacia la humanidad que estaba por revelarle mi secreto, o simplemente porque ella me daba esa seguridad.

Escuche su tono de diversión y burla cuando entendió mi pregunta anterior. Fruncí el ceño algo preocupado. ¿Los nefilims no creían en los Ángeles? Eso era imposible, digo, se que al pasar de los años los humanos han dejado de creer incluso en Dios pero los Nefilims, teniendo la sangre de uno de los Ángeles no creían en ellos.

¿Los Nefilims no creen en los Ángeles?

Le pregunte algo incrédulo por su respuesta, si lo se, nosotros teníamos prohibido bajar a la tierra a no ser que tuviésemos el permiso de hacerlo, pero ¿toda la cultura que ellos habían recibido no sirvió de nada para que siguieran creyendo? Me pareció algo sorprendente.

Bien, te mostrare.

Algo me había enfadado al enterarme de ese hecho, si podía ayudar a que la fe volviera a la tierra lo haría y creo que esta es la mejor forma. Me quede parado a pesar, y retire mi chaqueta azul marino de mi cuerpo, seguido tomé la orilla baja de mi camiseta.

Por favor, no te asustes, no hare nada malo.

Le advertí momento antes de retirarme por completo la camiseta blanca con rojo que traía. Después me di la vuelta mostrándole el tatuaje en forma de alas que tenia en mi espalda.

Ad lucem revelate...

Murmure como una oración, poco a poco las alas de mi espalda fueron creciendo y saliendo de mi piel, desapareciendo el tatuaje y revelando su verdadera naturaleza. Gire nuevamente para darle frente, mostrándome como el ángel que era.

Le miré levantarse con algo de asombro, miedo e incredulidad, eso me alarmo, era cierto, los Nefilims no creían en nosotros, y me preguntaba ¿acaso creían en Dios o solo usaban su fuerza bruta para detener demonios nada mas por un pasatiempo?

Los ángeles no somos un cuento de hadas

Le dije con una sonrisa tranquilizadora en mi rostro, esperaba que dejara de cegarse, que se quitara la venda que traía en sus ojos y pudiera creerme. Nosotros no nos presentábamos mucho ante casi nadie, pero seguíamos aquí, hay varios ángeles en la tierra.

No es ningún hechizo, Nefilim Valentina, soy un ángel, y no soy el único aquí en la tierra.

Le mire con algo de angustia, es que, ¿Cómo era posible que ellos defendieran a los humanos, y no creyeran en quien los creo y les dio esa fuerza?

¿Qué mas quieres que haga para que pueda hacer que me creas sinceramente?

Mi voz sonó algo preocupada, quería fervientemente que ella me creyera, no decía mentiras, pero suponía después de tantos siglos sin ver a un ángel, los cazadores ya no creyeran en ellos y pensaran que en realidad solo son gente especial y que la sangre de uno de nosotros no corría por sus venas.

Parpadeé un poco ante sus preguntas, ¿Por qué no nos mostrábamos a ellos? bueno eso no lo sabia con exactitud solo que siempre ha sido así, hice una pequeña mueca con los labios al pensar en las respuestas a sus cuestionamientos.

El porqué no nos mostramos a ustedes... no lo se con exactitud, supongo que siempre ha sido así.

Fruncí un poco el entre cejo y cruce mis brazos levantando uno, así apoyando mi barbilla entre una de mis manos pensativo. Levante la cabeza sonriendo.

Pero si te puedo responder el qué hacemos aquí, muchos de nosotros somos encargados de mantener a salvo a un humano, somos por así decirlo, sus ángeles guardianes, los protegemos y nos encargamos que nada malo les pase.

Noté como quería acercarse aun mas a mis alas, su expresión me hizo un poco de gracia, parecía una pequeña niña cuando acaba de descubrir algo nuevo, algo que en su caso creía era solo cuento. Le miré durante unos segundo, se había retirado como pensando que estaba mal tocarlas. Extendí mi mano hacia ella.

Ven anda, las alas no muerden.

Dije bromeando con ella, seria gracioso si las alas tuviera vida propia, pero no, solo eran una parte de mi. Algo hermoso ante los ojos humanos, y como no si éramos creaciones del mismo Dios, pero al contrario de ellos, para mi los humanos eran algo mucho mas extraordinario y curioso.

Tome con delicadeza una de sus manos y la guie con mucho cuidado hasta que pudo sentir en sus dedos algunas de mis plumas, le sonreí con confianza.

¿Te gustaría ver otra cosa que los ángeles podemos hacer?

La chica le seguía mirando con desconfianza… como que no sabía por qué no se podía mostrarse… la cosas cambiaran…quizás si un cazador supiera que los ángeles están ayudando a salvar mundanos... quizás no sentiríamos que todo el peso del mundo caía en nosotros… no le quito la mirada de encima en su explicación de por qué estaban en la tierra… no es que no confiara en él…. Pero le daba miedo…. Si su madre le había dicho que los ángeles no existían era por una buena razón…. Pero que iba a hacer ahora estaba demasiado maravillada para ver qué razones ocultas habían en cada palabra del muchacho… entonces se fijo mas en él mientras explicaba… que venían a proteger a un mundano…. Así que por eso el estaba allí… que se sentiría al ser salvado por un ángel… En eso el joven extendió el brazo y ella por instinto dio un paso a tras pero al ver esos ojos verdes y esa sonrisa tranquilizadora se acerco riendo por su comentario sobre las alas… quizás las alas no la mordiera pero quizás el chico si… en eso el chico le tomo la mano con delicadeza haciendo que se acercara a él y le tocara las alas, era suaves, y delicadas…. Incluso sentía algo de cantiquillo cuando pasaba sus finos dedos por estos….

-Eres increíble….

Dijo como una niña que estuviera descubriendo algo nuevo… tenía una sonrisa en su rostro que nadie se la podía quitar… y al notarla se sintió algo incomodo…. Que le estaba pasando… parecía idiota… pero la verdad le dio un poco igual… no tenia que aparentar nada…. ¿no? En eso el chico le hablo… estaba tan embelesada por las alas del joven que ni se dio cuenta lo cerca que estaba de él…. Entonces cuando sus palabras llegaron a su cerebro asintió con una gran sonrisa dando un paso atrás para darle un respiro al chico…. Estaba siendo un poco imprudente y quizás el muchacho se sintiera incomodo…

Le sonreí al verle mostrar una mueca parecida, ella estaba encantada con mis alas, y no era para menos las alas de los ángeles eran grandes, blancas, algo esponjosas y puras, desprendían un aura de paz y tranquilidad.

Bien, agárrate fuerte.

Le advertí con una gran emoción, no le enseñaría todas mis habilidades solo quería hacerle confiar en mi y en los demás ángeles, por lo menos dejaría un granito de arena para llenar el vaso y hacer que los seres de la tierra volvieran a confiar en su fe.

Alcé mis alas y me acerqué rápidamente hasta ella, hasta tomarla de la cintura y detrás de sus piernas cargándola. Volé por el gran espacio que tenia el observatorio y después salí hacia la lluvia. Más sin embargo esta al estar a fuera no nos tocaba, solo nos rodeaba, las gotas no nos mojaron para nada.

Me dirigí hacia lo alto de un árbol, dejando a Valentina sobre una de las ramas mas gruesas y yo sentándome en la rama también. Le sonreí y mis alas volvieron a extenderse un poco.

Los ángeles podemos manejar los elementos, es por eso que no nos mojamos, desviaba el agua de la lluvia.

Le mire sentarse con detenimiento, mis alas se estiraron nuevamente, hace tiempo que no las había aparecido, a decir verdad no recordaba desde hace cuanto que no las sacaba a 'estirarse', parecían felices por tener libertad. Se que sonaría raro si lo dijese, pero yo siempre he pensado en mis alas como una extensión de mi, pero que también tenían vida propia.

Jejeje, vamos no soy tan increíble

Reí nervioso rascando mi nuca, no era modesto solo que para mí ser ángel era normal, pero tal vez para alguien que nos veía la primera vez pues era algo irreal. Mire mi reloj de muñeca, ya había pasado tiempo desde que deje a mi representante y a mi chofer en la mitad de la carretera, si tardaba mas seguramente vendrían a buscarme o llamarían a la policía.

Suspire con algo de desagrado, ya era momento de regresar a mi vida cotidiana que tenia desde ya hace un par de años.

Bueno creo que ya hay que bajar

Moví las alas y me levante en el aire volando, me plante frente a Valentina y le extendí la mano, espere a que la tomara para llevarla al suelo.

Tome su mano con delicadeza y despues la acerque a mi, pegando su cuerpo al mio, lo que menos quería era que se fuese a caer desde tan alto. La abracé por la cintura afianzando el agarre y moví mis alas hasta decender y pisar el suelo.

Bueno, es hora de irme sino mi representante llamara a la policía.

Dije un poco bromeando y rascando mi nuca. Le sonreí a Valentina y me pregunte el como llego ahi, extraña pregunta ya que despues de tanto tiempo no me la había cuestionado.

¿Quieres que te lleve a tu casa?

Le mire mientras caminaba hacia el observatorio para recoger la ropa que me quité con anterioridad. Ahora que lo pensaba, esperaba no haber incomodado a la chica por andar semidesnudo.

Et incarnatus est de Deo, evanescunt

Pronuncié con voz baja, eran pequeñas oraciones que yo decía para lograr que mis alas aparecieran o se ocultaran nuevamente. Al terminar de decir la corta frase en latín, las alas fueron convirtiéndose a lo que eran antes, un tatuaje en mi espalda.

Mi coche esta a unos metros de aqui, ¿vienes?

Termine de ponerme la camisa y la chaqueta se la pase a la morena, aunque se negara no dejaría que anduviera sola por el bosque, hay varios subterráneos por estos lugares y dejarla no me era grato.

Mmm algo asi, supongo que no quieren que fans alocadas me roben...

Mi frase termino en un susurro, y un escalofrió me corrió por la columna vertebral. No me desagradaba el tener fanáticas, a decir verdad me parecía que eso demostraba que hacia bien mi trabajo, pero, he visto lo que les sucede a algunos de mis compañeros de trabajo cuando chicas... locas los perseguían.

Puedo inventar algo ¿sabes? No se decirle que... quería ver una iglesia en ruinas

Me encogí de hombros, soy pésimo mintiendo, no solo por mi naturaleza, sino también porque nunca he mentido en mi vida, si, me cree una falsa identidad, pero Mi señor me lo permitió. Ademas, era para hacer mi sueño realidad.

Vamos, no te dejare aquí sola.

Le sonreí mientras comenzaba a salir del lugar. Espere a que me siguiera y continué con mi camino.

Dime... ¿que hacías sola en ese lugar? Porqué... dudo que te guste mojarte en la lluvia en medio del bosque.

Le sonreí bromista, aunque no me parecía mal que le gustara mojarse, yo lo adoraba, era una de las cosas que me encantaban de la tierra sus cambios de estaciones y de climas, sus fiestas dependiendo de la fecha y la época. Había muchas cosas que aun no conocía.

Llegamos a la carretera, y metro mas adelante de donde salimos estaba mi limosina, junto a mi representante y mi chofer, ambos con sus expresiones de desespero, me sentí algo mal por haberlos dejado ahí. Me disculpe con ellos antes que nada.

Volvi, lamento la tardanza.