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Necesito un maestro {Jace Wayland}
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Necesito un maestro {Jace Wayland}
Supongo que en cierto modo me sentía aliviada, aunque no dejaba de ser aterrador por otra. Tras lo que pasó con Valentine en ese barco, a quien me negaba a llamar padre incluso en mis pensamientos, las cosas habían cambiado con Simon y él mismo me había dicho que no creía que nuestra relación fuese a ninguna parte.
Entendía lo que me decía, debía sentir por él lo que siento por Jace, y por Jace lo que siempre he sentido por Simon, pero no es así, y ni todos los besos, abrazos y paciencia de mi mejor amigo habían podido cambiar eso. Era egoísta por mi parte pedirle mantener más esto, cuando estaba claro que no iba a ninguna parte.
Lamentablemente eso me dejaba con más confusión de la que tenía, y en parte me daba cuenta de que quizá solo accedí a salir con Simon para apartarme de Jace, para estar comprometida con alguien y que no solo estuviera en medio el hecho de que somos hermanos, sino algo más aún, para que no quedase posibilidad alguna de que mi mente se lo plantease. Pero ahora, al recuperar mi relación de amistad con Simon, de nuevo solo queda esa barrera, las palabras de Valentine...
Había días en que me preguntaba si deberíamos creerle. No es precisamente una buena persona... pero por otro lado, ¿por qué mentiría sobre una cosa así? Tampoco tenía respuesta para eso...
Necesitaba a mi madre, ahora la necesito más que nunca, y no sé cómo recuperarla. Es otra cosa que me atormentaba. Si quizá la hubiese escuchado diez minutos antes de irme a ese recital de poesía con Simon, si solo me hubiese parado a prestarle la atención que me pedía, quizá ahora ella estaría bien y podríamos haber afrontado juntas la vuelta de Valentine, ella Luke y yo, como la familia que hemos sido desde que era niña.
Necesitaba despejarme, así que, tras tomarme un yogurt con cereales en casa de Luke para comer, ya que tenía el estómago algo cerrado, me puse unos vaqueros oscuros, mis desgastadas deportivas y una camiseta de manga corta de algodón negra ancha, con una imagen de Rurouni Khensin que me vino de regalo con la colección de DVDs. Por encima me eché una chaqueta vaquera. Mi aspecto habitual... La verdad es que en parte lo prefería a la ajustada y tremendamente escasa ropa de Isabelle. Dejé mi melena pelirroja suelta, ligeramente ondulada, y tras despedirme de Luke y guardar la estela de mi madre en el bolsillo de los vaqueros, salí a la calle.
Estuve intentando dejar la mente en blanco mientras paseaba sin rumbo fijo, pero me estaba resultando imposible, y sin darme cuenta, acabé delante del Instintuto, sin ese glamour a mis ojos. Parece que incluso mi subconsciente me trae aquí, sin siquiera pedirme permiso.
Suspiré recordando mi estela en el bolsillo y lo que ha ocurrido últimamente con mi supuesto don. Quizá iba siendo hora de aprender un poco más sobre mi naturaleza de cazadora de sombras, y ya que estoy aquí, podría pedirle a Izzy que me echase una mano... No sé si sería buena idea pedírselo a Jace, menos ahora mismo, y Alec... En fin, últimamente parece que tolera que estemos en la misma habitación, pero creo que pedirle más sería abusar de su benevolencia.
Suspiré por un momento, esperando no encontrarme con Jace, y entré al Instituto, bastante vacío, como de costumbre.
Me resultaba algo raro venir aquí yo sola, aunque al menos tenía más o menos memorizado el sitio. Iba a acercarme al cuarto de Isabelle hasta que un conocido felino se puso en mi camino, haciéndome sonreír ligeramente.
- Buenas tardes, Iglesia. Estoy buscando a Isabelle, ¿sabes si está en su cuarto?
Ese gato parecía prácticamente un ser humano, por cómo solían tratarle, y normalmente te llevaba a tu destino, así que le seguí cuando comenzó a guiarme con sus andares felinos, en concreto hasta la sala de entrenamiento. Una vez allí, vi que estaba vacía.
- Aquí no hay nadie...
Me volví para buscar al gato, pero ya se había marchado. Suspiré por un momento, entrando en la sala y mirando a mi alrededor. Parecía como si el animal hubiese sabido claramente a lo que había venido, aunque antes necesitaba un maestro, así que me di la vuelta, haciendo amago de salir de nuevo, para buscar a Izzy.
Entendía lo que me decía, debía sentir por él lo que siento por Jace, y por Jace lo que siempre he sentido por Simon, pero no es así, y ni todos los besos, abrazos y paciencia de mi mejor amigo habían podido cambiar eso. Era egoísta por mi parte pedirle mantener más esto, cuando estaba claro que no iba a ninguna parte.
Lamentablemente eso me dejaba con más confusión de la que tenía, y en parte me daba cuenta de que quizá solo accedí a salir con Simon para apartarme de Jace, para estar comprometida con alguien y que no solo estuviera en medio el hecho de que somos hermanos, sino algo más aún, para que no quedase posibilidad alguna de que mi mente se lo plantease. Pero ahora, al recuperar mi relación de amistad con Simon, de nuevo solo queda esa barrera, las palabras de Valentine...
Había días en que me preguntaba si deberíamos creerle. No es precisamente una buena persona... pero por otro lado, ¿por qué mentiría sobre una cosa así? Tampoco tenía respuesta para eso...
Necesitaba a mi madre, ahora la necesito más que nunca, y no sé cómo recuperarla. Es otra cosa que me atormentaba. Si quizá la hubiese escuchado diez minutos antes de irme a ese recital de poesía con Simon, si solo me hubiese parado a prestarle la atención que me pedía, quizá ahora ella estaría bien y podríamos haber afrontado juntas la vuelta de Valentine, ella Luke y yo, como la familia que hemos sido desde que era niña.
Necesitaba despejarme, así que, tras tomarme un yogurt con cereales en casa de Luke para comer, ya que tenía el estómago algo cerrado, me puse unos vaqueros oscuros, mis desgastadas deportivas y una camiseta de manga corta de algodón negra ancha, con una imagen de Rurouni Khensin que me vino de regalo con la colección de DVDs. Por encima me eché una chaqueta vaquera. Mi aspecto habitual... La verdad es que en parte lo prefería a la ajustada y tremendamente escasa ropa de Isabelle. Dejé mi melena pelirroja suelta, ligeramente ondulada, y tras despedirme de Luke y guardar la estela de mi madre en el bolsillo de los vaqueros, salí a la calle.
Estuve intentando dejar la mente en blanco mientras paseaba sin rumbo fijo, pero me estaba resultando imposible, y sin darme cuenta, acabé delante del Instintuto, sin ese glamour a mis ojos. Parece que incluso mi subconsciente me trae aquí, sin siquiera pedirme permiso.
Suspiré recordando mi estela en el bolsillo y lo que ha ocurrido últimamente con mi supuesto don. Quizá iba siendo hora de aprender un poco más sobre mi naturaleza de cazadora de sombras, y ya que estoy aquí, podría pedirle a Izzy que me echase una mano... No sé si sería buena idea pedírselo a Jace, menos ahora mismo, y Alec... En fin, últimamente parece que tolera que estemos en la misma habitación, pero creo que pedirle más sería abusar de su benevolencia.
Suspiré por un momento, esperando no encontrarme con Jace, y entré al Instituto, bastante vacío, como de costumbre.
Me resultaba algo raro venir aquí yo sola, aunque al menos tenía más o menos memorizado el sitio. Iba a acercarme al cuarto de Isabelle hasta que un conocido felino se puso en mi camino, haciéndome sonreír ligeramente.
- Buenas tardes, Iglesia. Estoy buscando a Isabelle, ¿sabes si está en su cuarto?
Ese gato parecía prácticamente un ser humano, por cómo solían tratarle, y normalmente te llevaba a tu destino, así que le seguí cuando comenzó a guiarme con sus andares felinos, en concreto hasta la sala de entrenamiento. Una vez allí, vi que estaba vacía.
- Aquí no hay nadie...
Me volví para buscar al gato, pero ya se había marchado. Suspiré por un momento, entrando en la sala y mirando a mi alrededor. Parecía como si el animal hubiese sabido claramente a lo que había venido, aunque antes necesitaba un maestro, así que me di la vuelta, haciendo amago de salir de nuevo, para buscar a Izzy.
Clary Fray- Nefilims
- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Jace tomó la decisión de volver a sus entrenamientos luego de que Alec le haya salvado el trasero la última noche que salieron de cacería; se sentía tonto por haber estado tan descuidado y sin duda necesitaba un poco mas de entrenamiento para conseguir la perfección que a él tanto le gustaba. De todas formas, aunque el rubio no lo quiera admitir su cabeza estaba dando vueltas en otra cosa y por más que cueste admitirlo hasta salir de cacería había dejado de dar resultado.
Antes, antes de Clary, de Valentine, de enamorarse de su hermana; podía ir de cacería todas las noches, todo el tiempo y era como estar en un mundo nuevo, olvidarse de todos los problemas y simplemente ser él matando cosas, sentir el serafín atravesando a algún demonio, el calor del icor cuando quemaba su piel, era una mezcla entre dolor, ardor pero satisfacción; le gustaba él matando cosas, siendo totalmente responsable de sus actos, pero también le gustaba la clase de persona que era cuando estaba con Clary, aunque logre exasperarlo, se viva metiendo en problemas y actúe de puro impulso, de cierta forma eran parecidos en eso, y tal vez sea la misma sangre que corre por sus venas lo que hace que sean parecidos en algunas cosas. Sea como sea, odiaba que sea su hermana, odiaba amarla porque sabía que ella nunca permitiría que estén juntos.
Salió de bañarse, se puso ropa de combate y salió para la sala de entrenamientos, primero pasó por la habitación de Alec, esperando tal vez encontrarlo y no supo si sorprenderse o darse por entendido cuando no lo encontró allí; “seguro está de Bane” se dijo mientras terminaba de recorrer su trayecto hasta la sala. Últimamente Alec estaba mucho tiempo con el brujo, iba casi todas las noches y volvía a la mañana, temprano cuando todos estaban durmiendo salvo el rubio que solía despertar temprano; las únicas veces que no iba de él era cuando Jace insistía en salir de cacería, que sucedía demasiado a menudo, más ahora que tiene otras cosas en su mente como Clarissa, su padre y todo el asunto que logra molestarlo, pero entonces después de cazar, Alec volvía a ir de Magnus y lo dejaba solo… otra vez. Jace fingía comer, dormir y solo pasaba tiempo en la sala de entrenamientos que parecía ser lo único que podía desconectarlo de su realidad y así liberar toda la presión que estaba sintiendo sobre si.
Recorrió los últimos metros que quedaban hasta la sala de entrenamientos, hasta encontrarse con la puerta ligeramente abierta, lo que hizo pensar que tal vez Alec estaba allí puesto que habían hablado la noche anterior de entrenar un poco por su falta de concentración, se sonrió a sí mismo y empujo la puerta —Debo admitir que cada día me sorprendes más… Pensé que estabas de Ba… —Comenzó hablando rápido con una pequeña pero autentica sonrisa en su rostro, sin imaginar que sus palabras se verían interrumpidas por la persona que estaba allí, la cual casi choca. Centímetros separaban a Jace de su hermana, podría incluso bajar su cabeza un poco y besarla, —ne… —Terminó de decir casi como un suspiro. Estaba paralizado, la sorpresa de encontrarse con Clary, junto con tenerla tan cerca no hacían una buena combinación para él, logrando así que se quedara unos segundos en su lugar, observándola detenidamente. Hasta que pareció recordar que hacía allí y se movió —Lo siento… —Dijo haciéndose a un lado —Pensé que eras Alec, ¿buscabas a alguien? —Preguntó con cierta curiosidad y nerviosismo mientras se acomodaba el cabello.
Antes, antes de Clary, de Valentine, de enamorarse de su hermana; podía ir de cacería todas las noches, todo el tiempo y era como estar en un mundo nuevo, olvidarse de todos los problemas y simplemente ser él matando cosas, sentir el serafín atravesando a algún demonio, el calor del icor cuando quemaba su piel, era una mezcla entre dolor, ardor pero satisfacción; le gustaba él matando cosas, siendo totalmente responsable de sus actos, pero también le gustaba la clase de persona que era cuando estaba con Clary, aunque logre exasperarlo, se viva metiendo en problemas y actúe de puro impulso, de cierta forma eran parecidos en eso, y tal vez sea la misma sangre que corre por sus venas lo que hace que sean parecidos en algunas cosas. Sea como sea, odiaba que sea su hermana, odiaba amarla porque sabía que ella nunca permitiría que estén juntos.
Salió de bañarse, se puso ropa de combate y salió para la sala de entrenamientos, primero pasó por la habitación de Alec, esperando tal vez encontrarlo y no supo si sorprenderse o darse por entendido cuando no lo encontró allí; “seguro está de Bane” se dijo mientras terminaba de recorrer su trayecto hasta la sala. Últimamente Alec estaba mucho tiempo con el brujo, iba casi todas las noches y volvía a la mañana, temprano cuando todos estaban durmiendo salvo el rubio que solía despertar temprano; las únicas veces que no iba de él era cuando Jace insistía en salir de cacería, que sucedía demasiado a menudo, más ahora que tiene otras cosas en su mente como Clarissa, su padre y todo el asunto que logra molestarlo, pero entonces después de cazar, Alec volvía a ir de Magnus y lo dejaba solo… otra vez. Jace fingía comer, dormir y solo pasaba tiempo en la sala de entrenamientos que parecía ser lo único que podía desconectarlo de su realidad y así liberar toda la presión que estaba sintiendo sobre si.
Recorrió los últimos metros que quedaban hasta la sala de entrenamientos, hasta encontrarse con la puerta ligeramente abierta, lo que hizo pensar que tal vez Alec estaba allí puesto que habían hablado la noche anterior de entrenar un poco por su falta de concentración, se sonrió a sí mismo y empujo la puerta —Debo admitir que cada día me sorprendes más… Pensé que estabas de Ba… —Comenzó hablando rápido con una pequeña pero autentica sonrisa en su rostro, sin imaginar que sus palabras se verían interrumpidas por la persona que estaba allí, la cual casi choca. Centímetros separaban a Jace de su hermana, podría incluso bajar su cabeza un poco y besarla, —ne… —Terminó de decir casi como un suspiro. Estaba paralizado, la sorpresa de encontrarse con Clary, junto con tenerla tan cerca no hacían una buena combinación para él, logrando así que se quedara unos segundos en su lugar, observándola detenidamente. Hasta que pareció recordar que hacía allí y se movió —Lo siento… —Dijo haciéndose a un lado —Pensé que eras Alec, ¿buscabas a alguien? —Preguntó con cierta curiosidad y nerviosismo mientras se acomodaba el cabello.
Invitado- Invitado
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Ese gato me desconcierta... No sé por qué me ha traído a la sala de entrenamiento si está clarísimo que aquí no hay nadie.
Suspiré ligeramente, echando un vistazo a mi alrededor. Era bastante amplia, aunque nunca he pasado mucho tiempo aquí, pero sí que parece diseñada para entrenar varias personas a la vez. Aunque con lo vacío que suele estar el instituto, quizá sea mejor pedirle a Isabelle una clase privada, porque no sé hasta qué punto a Jace o a Luke les gustará la idea de que aprenda a pelear.
Me volví dispuesta a buscar a Isabelle por otro lado cuando escuché una voz familiar, seguida del choque contra alguien que casi me hizo caer al suelo.
Me aferré por inercia a sus hombros para no caerme, alzando entonces la mirada y conectando con esos ojos dorados que hicieron acelerarse mis latidos.
- Jace...
Murmuré su nombre casi sin darme cuenta de que lo había dicho en voz alta y no como un pensamiento en mi cabeza. La cercanía con él me hizo estremecerme por un momento, y pese a que mi primera reacción debería haber sido apartarme de un empujón, mi cuerpo se quedó quieto.
Parecía tan sorprendido de verme como yo a él, y por lo que más o menos escuché de su frase, debía estar buscando a Alec.
Tuve que apartar la mirada de sus hipnóticos ojos dorados en cuanto ese suspiro de sus labios rozó los míos, tensándome ligeramente. No había olvidado ese primer beso en los invernaderos, y tampoco el que nos dimos en la corte Seeile. Cada uno se había grabado a fuego en mis labios y en mi corazón, como ese rastro que las estelas dejan al grabar las runas, pero de un modo más intenso y simbólico.
Volví a la realidad cuando él se apartó, disculpándose, notando mis mejillas algo enrojecidas y esbozando una sonrisa nerviosa, tratando de negar con naturalidad.
- No, perdona, debería mirar por dónde ando... Estaba algo distraída.
Le comenté, llevando mis manos a los bolsillos de los vaqueros y procurando mantener esa faceta de hermana que ahora me veía obligada a tener con él. Es difícil, como si siempre fuese una situación incómoda... Echaba de menos cuando le conocí. Ya da bastante miedo enamorarse como para encima lidiar con que te has enamorado de quien no debías.
Ante su pregunta, decidí responder sinceramente. Total, ¿qué puedo perder? Supongo que, si le pido ayuda a Izzy con esto, se lo contará tarde o temprano.
- He venido a ver a Isabelle, pero cuando he preguntado a Iglesia por ella me ha guiado hasta aquí. Esperaba poder pedirle un pequeño favor...
Total, debemos ser casi hermanas si ya me ha estado prestando ropa...
Suspiré ligeramente, echando un vistazo a mi alrededor. Era bastante amplia, aunque nunca he pasado mucho tiempo aquí, pero sí que parece diseñada para entrenar varias personas a la vez. Aunque con lo vacío que suele estar el instituto, quizá sea mejor pedirle a Isabelle una clase privada, porque no sé hasta qué punto a Jace o a Luke les gustará la idea de que aprenda a pelear.
Me volví dispuesta a buscar a Isabelle por otro lado cuando escuché una voz familiar, seguida del choque contra alguien que casi me hizo caer al suelo.
Me aferré por inercia a sus hombros para no caerme, alzando entonces la mirada y conectando con esos ojos dorados que hicieron acelerarse mis latidos.
- Jace...
Murmuré su nombre casi sin darme cuenta de que lo había dicho en voz alta y no como un pensamiento en mi cabeza. La cercanía con él me hizo estremecerme por un momento, y pese a que mi primera reacción debería haber sido apartarme de un empujón, mi cuerpo se quedó quieto.
Parecía tan sorprendido de verme como yo a él, y por lo que más o menos escuché de su frase, debía estar buscando a Alec.
Tuve que apartar la mirada de sus hipnóticos ojos dorados en cuanto ese suspiro de sus labios rozó los míos, tensándome ligeramente. No había olvidado ese primer beso en los invernaderos, y tampoco el que nos dimos en la corte Seeile. Cada uno se había grabado a fuego en mis labios y en mi corazón, como ese rastro que las estelas dejan al grabar las runas, pero de un modo más intenso y simbólico.
Volví a la realidad cuando él se apartó, disculpándose, notando mis mejillas algo enrojecidas y esbozando una sonrisa nerviosa, tratando de negar con naturalidad.
- No, perdona, debería mirar por dónde ando... Estaba algo distraída.
Le comenté, llevando mis manos a los bolsillos de los vaqueros y procurando mantener esa faceta de hermana que ahora me veía obligada a tener con él. Es difícil, como si siempre fuese una situación incómoda... Echaba de menos cuando le conocí. Ya da bastante miedo enamorarse como para encima lidiar con que te has enamorado de quien no debías.
Ante su pregunta, decidí responder sinceramente. Total, ¿qué puedo perder? Supongo que, si le pido ayuda a Izzy con esto, se lo contará tarde o temprano.
- He venido a ver a Isabelle, pero cuando he preguntado a Iglesia por ella me ha guiado hasta aquí. Esperaba poder pedirle un pequeño favor...
Total, debemos ser casi hermanas si ya me ha estado prestando ropa...
Clary Fray- Nefilims
- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Mi yo interior se estremeció por completo al escuchar mi nombre saliendo de mis labios, provocando el profundo deseo de que lo repitiera una vez más antes de callarla con un beso. En aquel momento me reprendí a mi mismo, tenía que dejar de pensar en esas cosas, era demasiado. Era mi hermana de sangre ¡POR EL ÁNGEL! me grité a mi mismo, obviamente mantuve una expresión neutra cara a Clary. Ella no tenía necesidad de saber más de lo que ya sabía.
Controlé el impulso que sentía en lo dedos para acariciar su rostro ruborizado. Esta chica tentaba sin saberlo, y como odiaba sentirme tentado, como odiaba sentirme tan vulnerable y fuerte cuando estaba al lado de la pequeña persona que se encontraba delante de mí. Al mismo tiempo me sentía estúpido y egoísta. Cuando estaba con el mundano sentía unos celos irracionales por él. Sabía que no tenía derecho, que ella podía hacer con su vida lo que quisiera y que tener una relación conmigo meramente fraternal, aunque odiaba ese hecho. Lo odiaba con toda mi alma. Pero me prometí a mi mismo que iba a comenzar a hacer las cosas bien, que no me iba a involucrar con ella, solo como un hermano, como debió ser desde un principio, aunque a mi eso me destruyera poco a poco. Al final mi padre tendría razón:
“Amar es destruir, ser amado es ser destruido.”
Clary se disculpó tras escuchar la mía, yo no dije nada. No había nada que decir en aquello momentos, solo esperar a la respuesta a la preguntaba que le hice acto seguido. Sentía curiosidad, cierto, pero por un motivo totalmente diferente. Deseaba que hubiera venido a verme por mí y no a otra persona, mejor dicho a Izzy. Dudo mucho que Clary viniera a ver a mi parabatai, aunque sin duda alguna sería grandioso verle la expresión. Contestó lo que yo ya me esperaba y me encogí de hombros.
-Izzy no está. -su manía de salir con subterráneos no me importaba, ni a mí ni a Alec, sin embargo eso desquiciaba casi por completo a Maryse y Robert. -Podrías esperarla, pero dudo que vuelva esta noche. -la miré, hasta ese momento había mirado la sala de entrenamiento. -¿Qué favor querías pedirle? -sabía perfectamente que si estaba de mi mano ayudarla lo haría, fuera haciendole ese favor o comunicárselo a Isabelle.
Iglesia la habría guiado hasta aquí porque suponía mi estado de animo, y como todo el mundo sabe en el instituto necesitaba descargarme con la lucha, ya fuera matando demonios o entrenando. Supuse que éramos los únicos en aquel momento en la catedral, sin contar al gato. Esperé pacientemente a que contestara a mi pregunta. No pensaba decirle a nadie que me había sentido desilusionado al saber que no era a mí a quien buscaba. Por suerte sabía mantener mis expresiones a raya y estás no se marcaban en mi rostro.
Controlé el impulso que sentía en lo dedos para acariciar su rostro ruborizado. Esta chica tentaba sin saberlo, y como odiaba sentirme tentado, como odiaba sentirme tan vulnerable y fuerte cuando estaba al lado de la pequeña persona que se encontraba delante de mí. Al mismo tiempo me sentía estúpido y egoísta. Cuando estaba con el mundano sentía unos celos irracionales por él. Sabía que no tenía derecho, que ella podía hacer con su vida lo que quisiera y que tener una relación conmigo meramente fraternal, aunque odiaba ese hecho. Lo odiaba con toda mi alma. Pero me prometí a mi mismo que iba a comenzar a hacer las cosas bien, que no me iba a involucrar con ella, solo como un hermano, como debió ser desde un principio, aunque a mi eso me destruyera poco a poco. Al final mi padre tendría razón:
“Amar es destruir, ser amado es ser destruido.”
Clary se disculpó tras escuchar la mía, yo no dije nada. No había nada que decir en aquello momentos, solo esperar a la respuesta a la preguntaba que le hice acto seguido. Sentía curiosidad, cierto, pero por un motivo totalmente diferente. Deseaba que hubiera venido a verme por mí y no a otra persona, mejor dicho a Izzy. Dudo mucho que Clary viniera a ver a mi parabatai, aunque sin duda alguna sería grandioso verle la expresión. Contestó lo que yo ya me esperaba y me encogí de hombros.
-Izzy no está. -su manía de salir con subterráneos no me importaba, ni a mí ni a Alec, sin embargo eso desquiciaba casi por completo a Maryse y Robert. -Podrías esperarla, pero dudo que vuelva esta noche. -la miré, hasta ese momento había mirado la sala de entrenamiento. -¿Qué favor querías pedirle? -sabía perfectamente que si estaba de mi mano ayudarla lo haría, fuera haciendole ese favor o comunicárselo a Isabelle.
Iglesia la habría guiado hasta aquí porque suponía mi estado de animo, y como todo el mundo sabe en el instituto necesitaba descargarme con la lucha, ya fuera matando demonios o entrenando. Supuse que éramos los únicos en aquel momento en la catedral, sin contar al gato. Esperé pacientemente a que contestara a mi pregunta. No pensaba decirle a nadie que me había sentido desilusionado al saber que no era a mí a quien buscaba. Por suerte sabía mantener mis expresiones a raya y estás no se marcaban en mi rostro.
Jace C. Wayland- Nefilims
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Me preguntaba si alguna vez dejaría de sentirme así en brazos de Jace, como si todo mi cuerpo reaccionase a su contacto. Por un momento habría deseado olvidarme de todo, olvidar que es mi hermano y que me besase como lo hizo en el invernadero, pero eso no está bien... no es algo que podamos decidir ya. Aun así puede que una parte de mí albergue alguna esperanza aún de que Valentine mienta, y que cuando mi madre despierte mire a Jace a los ojos y diga que no es su hijo... pero hasta el momento lo que hay es lo que tenemos.
Me aparté algo apurada, respirando profundamente y contando en mi cabeza un momento antes de esbozar la sonrisa más tranquila que pudiese poner. En cierto modo, ahora que Simon y yo volvemos a ser amigos, esto me resulta aún más difícil.
Decidí ir al grano y preguntarle por Izzy, pero me dijo directamente que no estaba. Mi rostro mostró cierta decepción por un momento, sobre todo cuando dijo que no creía que volviese para esta noche.
- Vaya... Bueno, supongo que puedo venir otro día, no importa.
Dije con una sonrisa que intentaba parecer más amistosa, añadiendo para que no se sintiese incómodo. Ya me siento así yo lo suficiente por los dos.
- Espero que no te moleste que apareciera sin llamar. Supongo que he venido aquí sin avisar tantas veces desde que nos conocimos que lo he tomado por costumbre. Llamaré la próxima vez.
Prometí, dispuesta a marcharme cuando me hizo la pregunta clave, tensándome por un momento. No quería mentirle, pero me temo que, si se lo digo, no le hará mucha gracia.
Tras unos momentos pensando alguna excusa que pudiera ser creíble, al final lo di por imposible y le miré casi como una niña que confiesa a su madre una travesura.
- Yo... esperaba pedirla que me enseñase a defenderme. Creo que a Luke le resultaría violento, por eso de que hace tiempo que dejó ese estilo de vida, y a Alec no le gusto nada, así que...
Comenté, dejándole para el final. No quiero que piense que para mí no es importante. Lo es... más de lo que posiblemente debería, pero tampoco quería ponerle en un compromiso pidiéndoselo a él, y posiblemente agotaría su paciencia.
- Pensé que, si te lo pedía a ti, no querrías que me metiese en problemas, pero últimamente parece que me persiguen aunque no los busque... Así que, si no te parece mal, a lo mejor podrías ayudarme tú. Te aseguro que no quiero ir por ahí matando demonios como vosotros, solo poder defenderme, por si acaso...
Haga lo que haga, al menos espero que no intente evitar que aprenda. Si él no quiere enseñarme, o no le parece bien, lo entenderé, pero tampoco querría tenerle vigilándome para que nadie más lo haga... Aunque con lo vacío que está esto, me temo que si Izzy y él se niegan, no voy a poder pedírselo a mucha más gente.
Me aparté algo apurada, respirando profundamente y contando en mi cabeza un momento antes de esbozar la sonrisa más tranquila que pudiese poner. En cierto modo, ahora que Simon y yo volvemos a ser amigos, esto me resulta aún más difícil.
Decidí ir al grano y preguntarle por Izzy, pero me dijo directamente que no estaba. Mi rostro mostró cierta decepción por un momento, sobre todo cuando dijo que no creía que volviese para esta noche.
- Vaya... Bueno, supongo que puedo venir otro día, no importa.
Dije con una sonrisa que intentaba parecer más amistosa, añadiendo para que no se sintiese incómodo. Ya me siento así yo lo suficiente por los dos.
- Espero que no te moleste que apareciera sin llamar. Supongo que he venido aquí sin avisar tantas veces desde que nos conocimos que lo he tomado por costumbre. Llamaré la próxima vez.
Prometí, dispuesta a marcharme cuando me hizo la pregunta clave, tensándome por un momento. No quería mentirle, pero me temo que, si se lo digo, no le hará mucha gracia.
Tras unos momentos pensando alguna excusa que pudiera ser creíble, al final lo di por imposible y le miré casi como una niña que confiesa a su madre una travesura.
- Yo... esperaba pedirla que me enseñase a defenderme. Creo que a Luke le resultaría violento, por eso de que hace tiempo que dejó ese estilo de vida, y a Alec no le gusto nada, así que...
Comenté, dejándole para el final. No quiero que piense que para mí no es importante. Lo es... más de lo que posiblemente debería, pero tampoco quería ponerle en un compromiso pidiéndoselo a él, y posiblemente agotaría su paciencia.
- Pensé que, si te lo pedía a ti, no querrías que me metiese en problemas, pero últimamente parece que me persiguen aunque no los busque... Así que, si no te parece mal, a lo mejor podrías ayudarme tú. Te aseguro que no quiero ir por ahí matando demonios como vosotros, solo poder defenderme, por si acaso...
Haga lo que haga, al menos espero que no intente evitar que aprenda. Si él no quiere enseñarme, o no le parece bien, lo entenderé, pero tampoco querría tenerle vigilándome para que nadie más lo haga... Aunque con lo vacío que está esto, me temo que si Izzy y él se niegan, no voy a poder pedírselo a mucha más gente.
Clary Fray- Nefilims
- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Ignoré su reacción al apararse de mí, mejor dicho no quise fijarme demasiado. Durante mucho tiempo me sentía orgulloso del autocontrol que tenía sobre mis emociones, pero estando a solas con Clary necesitaba todas mis fuerzas e incluso sabiendo eso sentía que la cuerda de mi autocontrol se hacia cada vez más fina y que amenazaba con romperse en un momento a otro o como si el fuego la estuviera consumiendo, como el veneno envenena la sangre y te destruye a medida que avanza.
Vi en su rostro la decepción al recibir mi respuesta sobre Izzy. No le iba a decir más sobre el paradero de la muchacha porque primero, no sabía donde se encontraba exactamente y segundo, si lo supiera no era de mi incumbencia y mucho menos la de Clary. Comentó que mejor sería irse, yo tampoco le pedí que se quedara. Sería como una tortura, y aunque yo fuera dado a la autodestrucción no lo era tanto. Prefería sufrir en silencio antes que aparentar delante de la causante de mi dolor, aunque ella no tuviera culpa. La miré a los ojos por sus disculpas. ¿Lo estaba diciendo en serio? Será idiota, adorable, pero idiota.
-El instituto está abierto para todos los cazadores de sombras, Clary. -le recordé. Ella era una de nosotros, aunque no estuviera entrenada ni marcada, el instituto nunca le negaría la entrada a alguien que le corría sangre de Raziel por las venas.
Pareció dispuesta a marcharse, pero mi última pregunta la mantuvo en el sitio, espere pacientemente... bueno casi. La ceja se había levantando en un gesto impaciente. No se podía tardar tanto en contestar a una simple pregunta. Lo único que se me ocurrió es que no me lo quisiera contármelo, e incluso mentirme al respecto. Solo esperé a que respondiera para considerar si me había dicho la verdad o no. Tras esos momentos, que me parecieron eternos, decidió por fin decirme lo que había estado planeando, con una mirada que tuve que echar fuerza a todo mi autocontrol para no atraerla hacia mí y no dejarla ir. Le miré un poco sorprendido por las palabras que salieron de su boca, pero la sorpresa no duró mucho en mi rostro.
-Clarissa. -dije en tono exhausto. -Si te hubieras criado como nosotros matarías demonios casi todos los días. -le volví a recordar, la miré a los ojos. -Y me ofende que no hayas venido directamente a mí, soy mejor luchador que Izzy, y si vas aprender sería apropiado que te enseñara el mejor. -no es que dijera que la mortífera Izzy y su látigo de electro fueran débiles, todo lo contrario sin embargo yo era mejor que ella. -Además, será un alivio que aprendas a defenderte por ti misma. De ese modo no tendré que ir detrás de ti asegurándome que no te está comiendo algún demonio o que simplemente te has roto la cabeza por resbalarte con algo. -una mitad se lo decía en serio y la otra no. Me parecía bien que quisiera comenzar su entrenamiento, después de eso solo sería cuestión de tiempo que quedara totalmente atrapada por la adrenalina de la lucha. Al estar en batalla, el mundo que estaba a tu alrededor parecía ir mucho más lento, preparándotelo para que todo quedara a tu merced. Quería que aprendiera a defenderse porque yo no iba a estar siempre a su lado para interponerme entre el peligro y ella. Lo que era mentira era lo segundo, no le quería enseñar por eso, me daría igual estar vigilándola. Sin embargo estaría algo más tranquilo si supiera manejar una daga con soltura, porque mi parabatai me necesitaba en la lucha. La última vez que dejé de prestarle atención casi muere a manos de un demonio mayor.
Vi en su rostro la decepción al recibir mi respuesta sobre Izzy. No le iba a decir más sobre el paradero de la muchacha porque primero, no sabía donde se encontraba exactamente y segundo, si lo supiera no era de mi incumbencia y mucho menos la de Clary. Comentó que mejor sería irse, yo tampoco le pedí que se quedara. Sería como una tortura, y aunque yo fuera dado a la autodestrucción no lo era tanto. Prefería sufrir en silencio antes que aparentar delante de la causante de mi dolor, aunque ella no tuviera culpa. La miré a los ojos por sus disculpas. ¿Lo estaba diciendo en serio? Será idiota, adorable, pero idiota.
-El instituto está abierto para todos los cazadores de sombras, Clary. -le recordé. Ella era una de nosotros, aunque no estuviera entrenada ni marcada, el instituto nunca le negaría la entrada a alguien que le corría sangre de Raziel por las venas.
Pareció dispuesta a marcharse, pero mi última pregunta la mantuvo en el sitio, espere pacientemente... bueno casi. La ceja se había levantando en un gesto impaciente. No se podía tardar tanto en contestar a una simple pregunta. Lo único que se me ocurrió es que no me lo quisiera contármelo, e incluso mentirme al respecto. Solo esperé a que respondiera para considerar si me había dicho la verdad o no. Tras esos momentos, que me parecieron eternos, decidió por fin decirme lo que había estado planeando, con una mirada que tuve que echar fuerza a todo mi autocontrol para no atraerla hacia mí y no dejarla ir. Le miré un poco sorprendido por las palabras que salieron de su boca, pero la sorpresa no duró mucho en mi rostro.
-Clarissa. -dije en tono exhausto. -Si te hubieras criado como nosotros matarías demonios casi todos los días. -le volví a recordar, la miré a los ojos. -Y me ofende que no hayas venido directamente a mí, soy mejor luchador que Izzy, y si vas aprender sería apropiado que te enseñara el mejor. -no es que dijera que la mortífera Izzy y su látigo de electro fueran débiles, todo lo contrario sin embargo yo era mejor que ella. -Además, será un alivio que aprendas a defenderte por ti misma. De ese modo no tendré que ir detrás de ti asegurándome que no te está comiendo algún demonio o que simplemente te has roto la cabeza por resbalarte con algo. -una mitad se lo decía en serio y la otra no. Me parecía bien que quisiera comenzar su entrenamiento, después de eso solo sería cuestión de tiempo que quedara totalmente atrapada por la adrenalina de la lucha. Al estar en batalla, el mundo que estaba a tu alrededor parecía ir mucho más lento, preparándotelo para que todo quedara a tu merced. Quería que aprendiera a defenderse porque yo no iba a estar siempre a su lado para interponerme entre el peligro y ella. Lo que era mentira era lo segundo, no le quería enseñar por eso, me daría igual estar vigilándola. Sin embargo estaría algo más tranquilo si supiera manejar una daga con soltura, porque mi parabatai me necesitaba en la lucha. La última vez que dejé de prestarle atención casi muere a manos de un demonio mayor.
Jace C. Wayland- Nefilims
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Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Intentar leer la expresividad de Jace era como intentar averiguar la de una estatua de mármol... o eso o es que yo soy incapaz de calar a la gente, porque cuando se queda mirándome tan serio no soy capaz de imaginar lo que piensa. A veces tenía la sensación de que se pasaba todo el tiempo enfadado conmigo, desde que discutimos cuando se encontró a Simon en mi habitación la noche que nos besamos en el invernadero. Pero había momentos, sobre todo cuando hemos estado en peligro, que parecía dispuesto a todo por mí, por protegerme... ¿pero lo hacía como protegería a Izzy o a Alec, como una hermana a la que tiene que cuidar? No tenía claro si prefería eso o que pudiera sentir algo por mí. Lo primero nos haría las cosas más fáciles, pero al mismo tiempo me rompería en pedazos. Simon es ahora la prueba de que no puedo olvidar a Jace, no puedo amar a otro, por mucho cariño que pudiese tener a alguien. Él siempre estaba por encima.
Al saber que Izzy no estaba, hice amago de marcharme, disculpándome por venir sin avisar y esbozando una leve sonrisa algo triste con su respuesta.
- Gracias... Aunque no tengo muy claro aún lo que soy. No soy una mundana, pero tampoco estoy del todo en vuestro mundo. A veces es como si estuviese en una especie de limbo o algo así...
Le comenté, aunque intentando quitarle importancia. No es momento de venirle ahora a Jace con todas mis preocupaciones, aunque ahora que me daba cuenta, tampoco podía hacerlo con Simon... Acabábamos de romper y no creo que nuestra relación pueda ser como antes de la noche a la mañana. Supongo que durante una temporada tendré que guardarme mis problemas para mí...
Iba a marcharme cuando Jace me hizo esa pregunta. No quería mentirle, pero tampoco estaba segura de querer decirle la verdad, y al tardar tanto en contestar, al final me di por vencida. Si no se lo cuento se va a dar cuenta de que le oculto algo.
En cuanto lo solté, su forma de llamarme me hizo suspirar un poco avergonzada, aunque terminé por sonreír ante su habitual ego.
- No me llames así, haces que me sienta como una cría a la que están regañando.
No es que me molestase en exceso, o no solía hacerlo, pero de siempre he preferido Clary, y desde que Valentine solo me llama así, es como si fuese una forma demasiado formal de tratarme, no como me trata la gente que me quiere y que me acorta el nombre de forma cariñosa. Aunque entonces añadí con una sonrisa más cálida.
- Pero ya sé que eres el mejor cazador que conozco. Es que me preocupaba que te pusieras en plan protector, como Luke, y quisieras atarme a la cama o algo para que no saliese a meterme en problemas.
Dije con toda la inocencia del mundo, aunque reconozco que se me notó ligeramente ilusionada cuando dijo que estaba de acuerdo, pero ese gesto cambió a una expresión enfurruñada, mirándole con el ceño fruncido al final.
- No eres mi niñera, y no lo digas así, como si fuese torpe. Lo del demonio vale, pero no soy tan patosa...
Comenté con un leve sonrojo. No solía serlo, al menos no habitualmente, pero sí es cierto que comparándome con la elegancia de Isabelle o la agilidad de Jace, para ellos yo debía ser como un pato mareado.
Intenté tomarme esto con la actitud más positiva posible, así que al final esbocé una sonrisa tranquila y me mostré más dispuesta.
- Bueno, ¿empezamos entonces? Aunque vas a tener que ser paciente conmigo. No he peleado en mi vida, así que procura no tirarme al suelo continuamente. Preocuparé a Luke si vuelvo a casa con rozaduras por todas partes.
Confiaba en que Jace no fuese muy duro, pero realmente me daba más miedo poder parecer demasiado negada y que le resultase más que decepcionante. Ya me miran Alec e Izzy lo suficiente con esa decepción, ya sea por falta de entrenamiento o de conocimientos en moda como para que Jace lo haga también...
Al saber que Izzy no estaba, hice amago de marcharme, disculpándome por venir sin avisar y esbozando una leve sonrisa algo triste con su respuesta.
- Gracias... Aunque no tengo muy claro aún lo que soy. No soy una mundana, pero tampoco estoy del todo en vuestro mundo. A veces es como si estuviese en una especie de limbo o algo así...
Le comenté, aunque intentando quitarle importancia. No es momento de venirle ahora a Jace con todas mis preocupaciones, aunque ahora que me daba cuenta, tampoco podía hacerlo con Simon... Acabábamos de romper y no creo que nuestra relación pueda ser como antes de la noche a la mañana. Supongo que durante una temporada tendré que guardarme mis problemas para mí...
Iba a marcharme cuando Jace me hizo esa pregunta. No quería mentirle, pero tampoco estaba segura de querer decirle la verdad, y al tardar tanto en contestar, al final me di por vencida. Si no se lo cuento se va a dar cuenta de que le oculto algo.
En cuanto lo solté, su forma de llamarme me hizo suspirar un poco avergonzada, aunque terminé por sonreír ante su habitual ego.
- No me llames así, haces que me sienta como una cría a la que están regañando.
No es que me molestase en exceso, o no solía hacerlo, pero de siempre he preferido Clary, y desde que Valentine solo me llama así, es como si fuese una forma demasiado formal de tratarme, no como me trata la gente que me quiere y que me acorta el nombre de forma cariñosa. Aunque entonces añadí con una sonrisa más cálida.
- Pero ya sé que eres el mejor cazador que conozco. Es que me preocupaba que te pusieras en plan protector, como Luke, y quisieras atarme a la cama o algo para que no saliese a meterme en problemas.
Dije con toda la inocencia del mundo, aunque reconozco que se me notó ligeramente ilusionada cuando dijo que estaba de acuerdo, pero ese gesto cambió a una expresión enfurruñada, mirándole con el ceño fruncido al final.
- No eres mi niñera, y no lo digas así, como si fuese torpe. Lo del demonio vale, pero no soy tan patosa...
Comenté con un leve sonrojo. No solía serlo, al menos no habitualmente, pero sí es cierto que comparándome con la elegancia de Isabelle o la agilidad de Jace, para ellos yo debía ser como un pato mareado.
Intenté tomarme esto con la actitud más positiva posible, así que al final esbocé una sonrisa tranquila y me mostré más dispuesta.
- Bueno, ¿empezamos entonces? Aunque vas a tener que ser paciente conmigo. No he peleado en mi vida, así que procura no tirarme al suelo continuamente. Preocuparé a Luke si vuelvo a casa con rozaduras por todas partes.
Confiaba en que Jace no fuese muy duro, pero realmente me daba más miedo poder parecer demasiado negada y que le resultase más que decepcionante. Ya me miran Alec e Izzy lo suficiente con esa decepción, ya sea por falta de entrenamiento o de conocimientos en moda como para que Jace lo haga también...
Clary Fray- Nefilims
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Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Rodé los ojos dejándolos por un momento en blanco. Hoy estaba concentrado palabras sin significado alguno, por lo menos para mí, que sabía usar el arte de la palabra a mi antojo.
-Eres una cazadora de sombras, Clary. -seguía mirándola a los ojos. -Sin entrenamiento, pero nefilim. -Al final de la frase me encogí de hombros. No quería escuchar estupideces sobre que no sabía que era o que si se encontrara en el limbo. Estaba más que claro que ella era uno de los nuestros, criada entre los mundanos, pero nuestra al final y al cabo. Aunque hasta que no aceptara del todo estar entre nuestras líneas la ley se ajustaba como si fuera mundana, pero a estar alturas todo se había convertido en una situación especial y delicada. Al escuchar sus palabras sentí un leve dolor en el pecho, pero eso no se lo iba a decir y tampoco se lo di a entender. Había dicho “vuestro” en vez de “nuestro”, el deseo de compartir algo con ella siempre me pillada desprevenido a pesar de ya saber lo que sentía por esa pequeña pelirroja que se asemejaba a un hada, igual de bella y sin el contraste de maldad.
Suspiró y me pidió que no la llamara así, su tono era el mismo que él mío cuando le pedía a Luke que no me llamara Jonathan, no sentía como mío ese nombre. Al llegar Maryse me había bautizado de nuevo llamándome Jace, y ahora era Jace y solo Jace. Tal vez si estaría regañándola, odiaba que si pusiera de tonta. Un breve silencio se intercalo entre nosotros antes que ella me dirigiera una sonrisa cálida para explicarme porque no me lo había pedido a mí. Sin darse cuenta de que estaría encantado de enseñarle a defenderse, estaría más que encantando y eso era mucho más peligroso que seguir protegiéndola de demores mayores e incluso de nuestro padre. Coloqué mis manos dentro de los pantalones y me incliné sobre ella, a una distancia prudente.
-Me obligas a convertirme en tu niñera, si obedecieras y no te lanzaras a lo loco, yo no tendría que seguirte y asegurarme de que no te coman o te rompas la crisma sola. -suspiré y me puse derecho de nuevo. -Nunca pensé que me iba a convertir en Alec. -ignoré lo adorable que estaba con el ceño fruncido y sobre todo sabiendo que era yo quien le provocaba ese tono cantarino en la voz que trasmitía ilusión y ese ceño fruncido, señal que estaba molesta. Le había prometido ser el hermano que debería haber sido y mantendría mi palabra, pero nadie me iba a negar el placer de ver esas reacciones en Clary por mi culpa, aunque me destrozara por dentro. ¡Oh! Allí estaba el sonrojo, no pude aguantar una sonrisa. Ella, impaciente, me preguntó que si empezábamos con el entrenamiento.
-Soy un maestro excelente. -dije mientras entraba en la sala de entrenamiento y cogí un par de colchonetas grandes y las colocaba en el suelo. No llevaba la chaqueta, así que solo me tuve que quitar los zapatos y dejarlos fuera de las colchonetas tras coger un par de objetos de madera y dejarlos al lado de mis botas esperando su uso. -Quítate los zapatos y calcetines si llevas y ven. -le dije. Esperé a que se acercara, al hacerlo me moví rápidamente y le hice una barrida para que cayera el suelo. -Primera lección: Caer, se enseñaré las básicas, y consejo: Aprende rápido -dije mientras que caminaba en círculos alrededor de ella mientras que estaba en el suelo. Me separé. - después de eso ya sabrás lo que hacer sin apenas tener que pensar.
Esperé a que se levantara para continuar.
-Eres una cazadora de sombras, Clary. -seguía mirándola a los ojos. -Sin entrenamiento, pero nefilim. -Al final de la frase me encogí de hombros. No quería escuchar estupideces sobre que no sabía que era o que si se encontrara en el limbo. Estaba más que claro que ella era uno de los nuestros, criada entre los mundanos, pero nuestra al final y al cabo. Aunque hasta que no aceptara del todo estar entre nuestras líneas la ley se ajustaba como si fuera mundana, pero a estar alturas todo se había convertido en una situación especial y delicada. Al escuchar sus palabras sentí un leve dolor en el pecho, pero eso no se lo iba a decir y tampoco se lo di a entender. Había dicho “vuestro” en vez de “nuestro”, el deseo de compartir algo con ella siempre me pillada desprevenido a pesar de ya saber lo que sentía por esa pequeña pelirroja que se asemejaba a un hada, igual de bella y sin el contraste de maldad.
Suspiró y me pidió que no la llamara así, su tono era el mismo que él mío cuando le pedía a Luke que no me llamara Jonathan, no sentía como mío ese nombre. Al llegar Maryse me había bautizado de nuevo llamándome Jace, y ahora era Jace y solo Jace. Tal vez si estaría regañándola, odiaba que si pusiera de tonta. Un breve silencio se intercalo entre nosotros antes que ella me dirigiera una sonrisa cálida para explicarme porque no me lo había pedido a mí. Sin darse cuenta de que estaría encantado de enseñarle a defenderse, estaría más que encantando y eso era mucho más peligroso que seguir protegiéndola de demores mayores e incluso de nuestro padre. Coloqué mis manos dentro de los pantalones y me incliné sobre ella, a una distancia prudente.
-Me obligas a convertirme en tu niñera, si obedecieras y no te lanzaras a lo loco, yo no tendría que seguirte y asegurarme de que no te coman o te rompas la crisma sola. -suspiré y me puse derecho de nuevo. -Nunca pensé que me iba a convertir en Alec. -ignoré lo adorable que estaba con el ceño fruncido y sobre todo sabiendo que era yo quien le provocaba ese tono cantarino en la voz que trasmitía ilusión y ese ceño fruncido, señal que estaba molesta. Le había prometido ser el hermano que debería haber sido y mantendría mi palabra, pero nadie me iba a negar el placer de ver esas reacciones en Clary por mi culpa, aunque me destrozara por dentro. ¡Oh! Allí estaba el sonrojo, no pude aguantar una sonrisa. Ella, impaciente, me preguntó que si empezábamos con el entrenamiento.
-Soy un maestro excelente. -dije mientras entraba en la sala de entrenamiento y cogí un par de colchonetas grandes y las colocaba en el suelo. No llevaba la chaqueta, así que solo me tuve que quitar los zapatos y dejarlos fuera de las colchonetas tras coger un par de objetos de madera y dejarlos al lado de mis botas esperando su uso. -Quítate los zapatos y calcetines si llevas y ven. -le dije. Esperé a que se acercara, al hacerlo me moví rápidamente y le hice una barrida para que cayera el suelo. -Primera lección: Caer, se enseñaré las básicas, y consejo: Aprende rápido -dije mientras que caminaba en círculos alrededor de ella mientras que estaba en el suelo. Me separé. - después de eso ya sabrás lo que hacer sin apenas tener que pensar.
Esperé a que se levantara para continuar.
Jace C. Wayland- Nefilims
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Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Al final esbocé una sonrisa agradecida con las palabras de Jace. A pesar de todo siempre intentaba hacerme sentir parte de su mundo, aunque yo a veces me sintiese un poco perdida con todo esto. Asentí, mostrándome más tranquila.
- Gracias, Jace...
Sé que nunca ha sido de muchas palabras, pero es como si siempre supiera escoger exactamente lo que tiene que decir en cada momento, tanto si quiere ser hiriente como la persona más encantadora del mundo, en este caso, que había escogido lo segundo, casi hasta me gustaría darle un abrazo. Ahora que las cosas con Simon han cambiado un poco, me alegra tener un sitio donde soy bienvenida, sin tener que estar en medio de reuniones de hombres lobo.
Me mostré un poco molesta cuando se comportó como si fuese mi niñera, y como si tuviese que cuidarme de todo, mirándole con cierto enfado y quejándome un poco, aunque al final terminé por esbozar una leve sonrisa, notándose una pizca de tristeza en mi mirada.
- Sí que empiezas a actuar como un hermano mayor.
No lo dije con mala intención, ni mucho menos, pero esa idea me dolía profundamente. No puedo dejar de amar a Jace, Simon me ha hecho darme cuenta de eso, y que se comporte como un hermano protector hace que sienta una punzada en mi pecho, como si tuviese una espina que se clavase cada vez más con cada momento en que me recuerdo que Jace y yo compartimos la misma sangre.
Intenté dejar esos pensamientos de lado, negando y con una sonrisa algo más divertida cuando dijo que se estaba convirtiendo en Alec.
- Creo que Alec parece bastante más tranquilo y paciente que tú.
Aunque a él parece que sigo sin caerle bien, a pesar de que ahora está claro que sale con Magnus Bane, no está de más reconocerle algún cumplido. Quizá si Jace le comenta que he dicho algo bueno de él, se replantee dejar de mirarme como si hubiese visto una mosca en su plato de sopa.
En cuanto Jace accedió a entrenarme, asentí haciéndole caso y quitándome la chaqueta, las deportivas y los calcetines, quedándome solo con los vaqueros y la camiseta de manca corta. Dejé el bolso a un lado, acercándome con una leve sonrisa que me salió de forma involuntaria al decirme que es un maestro excelente. Cada vez que le veo sonreír siento un revoloteo en el estómago.
Estúpida de mí cuando me acerqué de lo más confiada, y antes de que me diera cuenta, estaba de culo en el suelo. Suerte que había puesto colchonetas.
- ¡Eh! Menuda forma de empezar...
Le dije quejándome un poco mientras él se paseaba a mi alrededor dando vueltas, claramente sin intención alguna de ayudarme a levantarme. Sí que parecía así un maestro de verdad, así que terminé por suspirar, tomándomelo en serio y levantándome por mi cuenta.
- Vale, pero sería de agradecer que me enseñases a caer antes de volver a tirarme al suelo.
Comenté, mirándole un poco inquieta. Espero que no quiera que reaccione sola, porque por muchos anime de artes marciales que he visto, dudo que pudiese hacer algo más como defensa ahora mismo que intentar darle manotazos como una histérica.
- Gracias, Jace...
Sé que nunca ha sido de muchas palabras, pero es como si siempre supiera escoger exactamente lo que tiene que decir en cada momento, tanto si quiere ser hiriente como la persona más encantadora del mundo, en este caso, que había escogido lo segundo, casi hasta me gustaría darle un abrazo. Ahora que las cosas con Simon han cambiado un poco, me alegra tener un sitio donde soy bienvenida, sin tener que estar en medio de reuniones de hombres lobo.
Me mostré un poco molesta cuando se comportó como si fuese mi niñera, y como si tuviese que cuidarme de todo, mirándole con cierto enfado y quejándome un poco, aunque al final terminé por esbozar una leve sonrisa, notándose una pizca de tristeza en mi mirada.
- Sí que empiezas a actuar como un hermano mayor.
No lo dije con mala intención, ni mucho menos, pero esa idea me dolía profundamente. No puedo dejar de amar a Jace, Simon me ha hecho darme cuenta de eso, y que se comporte como un hermano protector hace que sienta una punzada en mi pecho, como si tuviese una espina que se clavase cada vez más con cada momento en que me recuerdo que Jace y yo compartimos la misma sangre.
Intenté dejar esos pensamientos de lado, negando y con una sonrisa algo más divertida cuando dijo que se estaba convirtiendo en Alec.
- Creo que Alec parece bastante más tranquilo y paciente que tú.
Aunque a él parece que sigo sin caerle bien, a pesar de que ahora está claro que sale con Magnus Bane, no está de más reconocerle algún cumplido. Quizá si Jace le comenta que he dicho algo bueno de él, se replantee dejar de mirarme como si hubiese visto una mosca en su plato de sopa.
En cuanto Jace accedió a entrenarme, asentí haciéndole caso y quitándome la chaqueta, las deportivas y los calcetines, quedándome solo con los vaqueros y la camiseta de manca corta. Dejé el bolso a un lado, acercándome con una leve sonrisa que me salió de forma involuntaria al decirme que es un maestro excelente. Cada vez que le veo sonreír siento un revoloteo en el estómago.
Estúpida de mí cuando me acerqué de lo más confiada, y antes de que me diera cuenta, estaba de culo en el suelo. Suerte que había puesto colchonetas.
- ¡Eh! Menuda forma de empezar...
Le dije quejándome un poco mientras él se paseaba a mi alrededor dando vueltas, claramente sin intención alguna de ayudarme a levantarme. Sí que parecía así un maestro de verdad, así que terminé por suspirar, tomándomelo en serio y levantándome por mi cuenta.
- Vale, pero sería de agradecer que me enseñases a caer antes de volver a tirarme al suelo.
Comenté, mirándole un poco inquieta. Espero que no quiera que reaccione sola, porque por muchos anime de artes marciales que he visto, dudo que pudiese hacer algo más como defensa ahora mismo que intentar darle manotazos como una histérica.
Clary Fray- Nefilims
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Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
-No tienes que darme las gracias por decirte la verdad. -dije simplemente. Nunca entendía algunas manías de los mundanos, como dar las gracias por haber dicho una verdad o disculparse cuando se enteraban de desgracias ajenas. Era algo tan inútil o ridículo, sobre todo lo segundo, a mí no me aliviaba que un completo desconocido me dijera lo siento si se enterara de mis desgracias, de hecho me preguntaría si se estaría riendo de mí. Tampoco me gustaba que la gente sintiera pena por mí, si yo no me lamentaba de mi mismo ¿por qué los demás lo hacían? No digo que mi vida hubiera sido fácil, pero gracias a eso era quien era hoy en día: El mejor cazador de sombras de la historia, un amante excelente, un gran amigo y un terrible enemigo. ¿Qué más podía pedir? Era una pregunta bastante bueno, porque aun sabiendo todo eso todavía quería una cosa más, la única cosa que no podía tener y que aun así deseaba con todas mis fuerzas y que la tenía delante mía mirándome molesta. Clavé mi mirada cuando sonrió y al escuchar sus palabras la miré a los ojos.
-Es que soy tu hermano mayor. -le dije con toda la obviedad del mundo. Puede que me hubiera mostrado totalmente tranquilo al decirlo, pero sus palabras fueron como una apuñalada en el corazón, donde este se hacía trizas. Y las palabras que dije en voz alta tampoco ayudaban, ya que conseguían revolverme el estomago por completo. Ella sonrió más naturalmente cuando me escuchó decir sobre lo de Alec. -Tienes razón. -le dije cuando expresó su opinión sobre Alec. -Él cree que al ser el mayor tiene que protegernos a Izzy y a mí. -sobre todo a mí de mí mismo. Todo un bucle que Alec intentaba controlar con todas sus fuerzas, aunque al final acababa agotándolo y me llevaba la bronca.
Cuando empezamos a entrenar, bueno cuando yo empecé ella cayó al suelo relativamente fácil. Al escuchar su queja me reí en voz alta mientras que volvía a mi posición inicial. La escuche suspirar y al darse cuenta que no tenía ninguna intención de ayudarla se levantó por su cuenta. Me pidió que le enseñara a caer primero. La miré de arriba abajo, analizando su postura y sonreí.
-Tiempo al tiempo. -me acerqué a ella, pero me coloqué por detrás. Agarré sus hombres y la puse totalmente recta. -Ponte recta. - metí mi pie entre los suyos. -Separa los pies. - dije mirando hacía abajo. -Ahí, bien. -le dije cuando estaba a una distancia razonable para poder moverse con libertad. -Equilibra el peso entre ambas piernas. -le dije mientras me alejaba y volvía a ponerme delante de ella. Me quedé mirando su rostro y me reí de nuevo. -Tienes una cara ridícula ¿Lo sabes verdad? -tenía tal cara de estar perdida y de concentración que resultaba ser una combinación extraña. -Relájate, te tiene que salir natural, no tienes que obligar al cuerpo si no, no te servirá de nada. Al caer tienes que repartir tu peso por todo tu brazo y rodar por el suelo. Observa. -me tiré al suelo, rodé por mi brazo y con el mismo movimiento me puse en pie. -Ahora inténtalo tú. -me aparté de su camino y me quedé mirándola, esperando a que empezara a tirarse al suelo y rodara.
Después de eso, la ayudaría un poco combate cuerpo a cuerpo, y después con el combate con cuclillos, donde tenía que equilibrar el peso de los cuchillos para poder dar en el blanco, aunque con eso no creía que tuviera ningún problema por lo que había demostrado en el Hotel Dumort.
-Es que soy tu hermano mayor. -le dije con toda la obviedad del mundo. Puede que me hubiera mostrado totalmente tranquilo al decirlo, pero sus palabras fueron como una apuñalada en el corazón, donde este se hacía trizas. Y las palabras que dije en voz alta tampoco ayudaban, ya que conseguían revolverme el estomago por completo. Ella sonrió más naturalmente cuando me escuchó decir sobre lo de Alec. -Tienes razón. -le dije cuando expresó su opinión sobre Alec. -Él cree que al ser el mayor tiene que protegernos a Izzy y a mí. -sobre todo a mí de mí mismo. Todo un bucle que Alec intentaba controlar con todas sus fuerzas, aunque al final acababa agotándolo y me llevaba la bronca.
Cuando empezamos a entrenar, bueno cuando yo empecé ella cayó al suelo relativamente fácil. Al escuchar su queja me reí en voz alta mientras que volvía a mi posición inicial. La escuche suspirar y al darse cuenta que no tenía ninguna intención de ayudarla se levantó por su cuenta. Me pidió que le enseñara a caer primero. La miré de arriba abajo, analizando su postura y sonreí.
-Tiempo al tiempo. -me acerqué a ella, pero me coloqué por detrás. Agarré sus hombres y la puse totalmente recta. -Ponte recta. - metí mi pie entre los suyos. -Separa los pies. - dije mirando hacía abajo. -Ahí, bien. -le dije cuando estaba a una distancia razonable para poder moverse con libertad. -Equilibra el peso entre ambas piernas. -le dije mientras me alejaba y volvía a ponerme delante de ella. Me quedé mirando su rostro y me reí de nuevo. -Tienes una cara ridícula ¿Lo sabes verdad? -tenía tal cara de estar perdida y de concentración que resultaba ser una combinación extraña. -Relájate, te tiene que salir natural, no tienes que obligar al cuerpo si no, no te servirá de nada. Al caer tienes que repartir tu peso por todo tu brazo y rodar por el suelo. Observa. -me tiré al suelo, rodé por mi brazo y con el mismo movimiento me puse en pie. -Ahora inténtalo tú. -me aparté de su camino y me quedé mirándola, esperando a que empezara a tirarse al suelo y rodara.
Después de eso, la ayudaría un poco combate cuerpo a cuerpo, y después con el combate con cuclillos, donde tenía que equilibrar el peso de los cuchillos para poder dar en el blanco, aunque con eso no creía que tuviera ningún problema por lo que había demostrado en el Hotel Dumort.
Jace C. Wayland- Nefilims
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Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Le sonreí algo más amistosa y agradecida. Sé que a Jace le resultan estúpidas muchas de las normas habituales de cortesía, como dar las gracias cuando son sinceros contigo o decir que lo sientes cuando alguien se siente mal, pero a mí me había animado mucho eso, y era ese apoyo lo que le agradecía, más que las palabras en sí.
Aun así no quise darle vueltas y al final decidí contarle a qué había venido.
Al contrario de lo que me esperaba, no solo se ofreció a entrenarme, sino que incluso parecía ofendido por no haber ido a él directamente. Sus palabras sonaban claramente a hermano mayor protector, algo que le dije con una expresión algo más nostálgica, pero su respuesta tan firme y seria terminó de clavar esa espina en mi corazón, notándose por un momento en mi mirada lo que esa afirmación me dolía. Ojala no fuera cierta... porque sé que jamás podré mirarle como a un hermano. Haga lo que haga, no puedo dejar de sentirme enamorada de él...
- Supongo que sí...
Dije al final, intentando recuperar una sonrisa tranquila, aunque se mostró más decepcionada que otra cosa. Intenté cambiar de tema, mencionando a Alec, y en eso creo que ambos estábamos de acuerdo. Era bastante más responsable que Jace.
- Le importáis mucho los dos. Entiendo que al ser el mayor se sienta más responsable. Además, todos necesitamos que alguien se preocupe por nosotros, hasta tú.
Le dije con una sonrisa algo más cálida. Sé que Jace es fuerte, es la persona más fuerte que he conocido en mi vida, pero todos necesitamos a alguien que nos demuestre que está ahí para ayudarnos, incluso él.
Apenas empezamos la lección, me tiró al suelo. Buena forma de empezar... Le miré un poco mosqueada, levantándome al final y frunciendo el ceño ligeramente al decirme que tiempo al tiempo.
- Vamos, que vas a divertirte a mi costa un rato más, tirándome al suelo.
Asumí con esa respuesta, aunque cuando se puso tras de mí y cogió por los hombros, sentí un escalofrío por todo el cuerpo, tensándome de golpe y poniéndome tiesa como un palo, más que por hacerle caso, por lo nerviosa que me ponía su contacto. Me había pillado un poco de improviso.
Un leve rubor se destacó en mis mejillas mientras él me colocaba el cuerpo, siguiendo sus indicaciones lo mejor posible, y asintiendo. Intenté parecer concentrada, pero eso se mezclaba con mis nervios y con el hecho de no tener ni idea de lo que estaba haciendo, hasta que Jace me miró y se rió soltándome eso, haciéndome devolverle una mirada enfurruñada.
- Deja de meterte conmigo. Y no me distraigas, se supone que tienes que ayudarme a concentrarme como buen maestro, no ponerme más nerviosa.
Le solté sin pensar que realmente no tenía motivos lógicos para estar nerviosa, pero ni me percaté de que se me había escapado.
Al final asentí prestándole atención cuando él me hizo un ejemplo. Parecía fácil con la agilidad con la que Jace lo hacía, así que asentí, y lo intenté, pero lo que me salió entonces al tirarme al suelo parecía más bien una cría pequeña haciendo la croqueta en la colina de algún parque.
Suspiré levantándome algo torpe tras el intento y mirándole un poco apurada.
- ¿Cómo lo ves?
De pena, seguramente, pero supongo que tenía que preguntar. La verdad, yo misma no me había visto de fuera, pero estaba segura de que lo que me había salido ni de lejos se acercaría a su perfecta agilidad.
Aun así no quise darle vueltas y al final decidí contarle a qué había venido.
Al contrario de lo que me esperaba, no solo se ofreció a entrenarme, sino que incluso parecía ofendido por no haber ido a él directamente. Sus palabras sonaban claramente a hermano mayor protector, algo que le dije con una expresión algo más nostálgica, pero su respuesta tan firme y seria terminó de clavar esa espina en mi corazón, notándose por un momento en mi mirada lo que esa afirmación me dolía. Ojala no fuera cierta... porque sé que jamás podré mirarle como a un hermano. Haga lo que haga, no puedo dejar de sentirme enamorada de él...
- Supongo que sí...
Dije al final, intentando recuperar una sonrisa tranquila, aunque se mostró más decepcionada que otra cosa. Intenté cambiar de tema, mencionando a Alec, y en eso creo que ambos estábamos de acuerdo. Era bastante más responsable que Jace.
- Le importáis mucho los dos. Entiendo que al ser el mayor se sienta más responsable. Además, todos necesitamos que alguien se preocupe por nosotros, hasta tú.
Le dije con una sonrisa algo más cálida. Sé que Jace es fuerte, es la persona más fuerte que he conocido en mi vida, pero todos necesitamos a alguien que nos demuestre que está ahí para ayudarnos, incluso él.
Apenas empezamos la lección, me tiró al suelo. Buena forma de empezar... Le miré un poco mosqueada, levantándome al final y frunciendo el ceño ligeramente al decirme que tiempo al tiempo.
- Vamos, que vas a divertirte a mi costa un rato más, tirándome al suelo.
Asumí con esa respuesta, aunque cuando se puso tras de mí y cogió por los hombros, sentí un escalofrío por todo el cuerpo, tensándome de golpe y poniéndome tiesa como un palo, más que por hacerle caso, por lo nerviosa que me ponía su contacto. Me había pillado un poco de improviso.
Un leve rubor se destacó en mis mejillas mientras él me colocaba el cuerpo, siguiendo sus indicaciones lo mejor posible, y asintiendo. Intenté parecer concentrada, pero eso se mezclaba con mis nervios y con el hecho de no tener ni idea de lo que estaba haciendo, hasta que Jace me miró y se rió soltándome eso, haciéndome devolverle una mirada enfurruñada.
- Deja de meterte conmigo. Y no me distraigas, se supone que tienes que ayudarme a concentrarme como buen maestro, no ponerme más nerviosa.
Le solté sin pensar que realmente no tenía motivos lógicos para estar nerviosa, pero ni me percaté de que se me había escapado.
Al final asentí prestándole atención cuando él me hizo un ejemplo. Parecía fácil con la agilidad con la que Jace lo hacía, así que asentí, y lo intenté, pero lo que me salió entonces al tirarme al suelo parecía más bien una cría pequeña haciendo la croqueta en la colina de algún parque.
Suspiré levantándome algo torpe tras el intento y mirándole un poco apurada.
- ¿Cómo lo ves?
De pena, seguramente, pero supongo que tenía que preguntar. La verdad, yo misma no me había visto de fuera, pero estaba segura de que lo que me había salido ni de lejos se acercaría a su perfecta agilidad.
Clary Fray- Nefilims
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Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
No le dije nada al respecto su suposición, ya era bastante duro saber que éramos hermanos como para tomárselo de broma. Pero si que le hice un comentario con una sonrisa en los labios.
-¿Tan mal hermano mayor soy? -le pregunté. La sonrisa era falsa, pero eso solo lo sabía yo. Además, que la preguntaba en serio. Si por lo menos me comportaba como un buen hermano mayor significaría que estaba haciendo las cosas mejor de lo que esperaba, por lo menos cara a ella. El tema se centró y en Alec, la miraba mientras que hablábamos sobre mi parabatai. Enarqué una ceja al escuchar su comentario.
-Yo no necesito que se preocupen por mí, -le dije totalmente en serio. -es totalmente innecesario. Sé cuidarme de mí mismo. -no soportaba que se preocuparan de mi en exceso y a veces eso era lo que pasaba con Alec. Quería a mi parabatai, sin embargo era demasiado protector conmigo y eso, a veces, me sacaba de mis casillas y por eso le contestaba con total sarcasmo. Al hacerlo el comprendía casi de inmediato mi estado de animo, que no estaba de humor para aguantar sus charlas sobre la precaución a la hora de la batalla, etc, etc, etc. Habían cazadores que morían por menos y estando más alerta que yo. En aquel momento recordé la batalla en el buque de Valentine. Todo aquello lleno de demonios y cazadores de sombras que iban de un lado a otro, gritando, atacando y muriendo. En un principio estábamos Luke y yo, no me desagradó luchar junto al licántropo, de hecho resultó ser agradable. Era un buen compañero, el no sé metía en mis asuntos, solo cuando lo necesitaba y al revés. Supongo a que se debía a su educación como nefilim, sin contar que su parabatai había sido mi padre. Me pregunté como podían haber estado tan unidos uno del otro. Sabía que relación mantenías con tu pareja guerrera, era tu hermano, incluso más que eso. Era un cariño y un amor que no podrás comprender a no ser que tengas un parabatai. -Tampoco quiero que se preocupen por mí. -concluí.
Al empezar el entrenamiento, ella enseguida cayó al suelo. Por ese motivo había puesto las colchonetas en el suelo. Si hiciera el entrenamiento completo de un cazador se acabaría acostumbrando a caerse, y lo mejor de todo, que lo haría de una altura bastante alta. Porque tendría que practicar equilibro en una barra a unos cuantos metros de altura. Sin duda alguna me divertiría más que esto, si es que llegaba a suceder. Tal vez la chica que ahora mi miraba con sus grandes ojos verdes y con expresión enfadada elegiría volver al mundo mundano. ¿Quién la culparía? Yo no, pero lo que tenía claro es que yo no podría dejar esta vida, porque era todo lo que tenía.
Nada más comenzar a corregir su postura la noté tensa, yo ignoré ese hecho y seguí con mi trabajo, que era empezar el entrenamiento. Enarqué una ceja al recriminarle que la ponía nerviosa, pero todavía con una sonrisa en los labios.
-No he hecho nada. -le dije, mientras que volvía a ponerme serio de nuevo. -Deja de quejarte y empieza a hacerme caso, sino el entrenamiento se podría poner peor ¿de acuerdo? -la avisé. No quería que después se quejara porque fuera duro o algo por el estilo. Tras mi demostración, ella asintió y aquello era de todo menos bonito. Me pasé la mano por el pelo. Esto iba a ser mucho más difícil de lo que pensaba. -Lo puedes hacer mejor. -le dije simplemente, tenía fe en ella. Entré de nuevo en las colchonetas. -Recuerda que tienes que apoyar tu peso en el brazo y rodar por este, tienes que sentir como tu cuerpo se hace ligero. Nada de caer en peso y rodar sencillamente. -me acerqué le cogí del brazo y lo subí hasta que quedó recto respecto a su hombro. -Así, tiene que caer en este ángulo y rodar. No pasaremos a otra cosa hasta que no aprendas esto. -salí de las colchonetas. -¡Ah! Recuerda de bajar la cabeza, como si fueras a pegar tu barbilla al pecho al girar. Si no lo haces puedes hacerte daño tanto en el cuello como en la cabeza. -ya fuera me crucé de brazos. -Empieza.
-¿Tan mal hermano mayor soy? -le pregunté. La sonrisa era falsa, pero eso solo lo sabía yo. Además, que la preguntaba en serio. Si por lo menos me comportaba como un buen hermano mayor significaría que estaba haciendo las cosas mejor de lo que esperaba, por lo menos cara a ella. El tema se centró y en Alec, la miraba mientras que hablábamos sobre mi parabatai. Enarqué una ceja al escuchar su comentario.
-Yo no necesito que se preocupen por mí, -le dije totalmente en serio. -es totalmente innecesario. Sé cuidarme de mí mismo. -no soportaba que se preocuparan de mi en exceso y a veces eso era lo que pasaba con Alec. Quería a mi parabatai, sin embargo era demasiado protector conmigo y eso, a veces, me sacaba de mis casillas y por eso le contestaba con total sarcasmo. Al hacerlo el comprendía casi de inmediato mi estado de animo, que no estaba de humor para aguantar sus charlas sobre la precaución a la hora de la batalla, etc, etc, etc. Habían cazadores que morían por menos y estando más alerta que yo. En aquel momento recordé la batalla en el buque de Valentine. Todo aquello lleno de demonios y cazadores de sombras que iban de un lado a otro, gritando, atacando y muriendo. En un principio estábamos Luke y yo, no me desagradó luchar junto al licántropo, de hecho resultó ser agradable. Era un buen compañero, el no sé metía en mis asuntos, solo cuando lo necesitaba y al revés. Supongo a que se debía a su educación como nefilim, sin contar que su parabatai había sido mi padre. Me pregunté como podían haber estado tan unidos uno del otro. Sabía que relación mantenías con tu pareja guerrera, era tu hermano, incluso más que eso. Era un cariño y un amor que no podrás comprender a no ser que tengas un parabatai. -Tampoco quiero que se preocupen por mí. -concluí.
Al empezar el entrenamiento, ella enseguida cayó al suelo. Por ese motivo había puesto las colchonetas en el suelo. Si hiciera el entrenamiento completo de un cazador se acabaría acostumbrando a caerse, y lo mejor de todo, que lo haría de una altura bastante alta. Porque tendría que practicar equilibro en una barra a unos cuantos metros de altura. Sin duda alguna me divertiría más que esto, si es que llegaba a suceder. Tal vez la chica que ahora mi miraba con sus grandes ojos verdes y con expresión enfadada elegiría volver al mundo mundano. ¿Quién la culparía? Yo no, pero lo que tenía claro es que yo no podría dejar esta vida, porque era todo lo que tenía.
Nada más comenzar a corregir su postura la noté tensa, yo ignoré ese hecho y seguí con mi trabajo, que era empezar el entrenamiento. Enarqué una ceja al recriminarle que la ponía nerviosa, pero todavía con una sonrisa en los labios.
-No he hecho nada. -le dije, mientras que volvía a ponerme serio de nuevo. -Deja de quejarte y empieza a hacerme caso, sino el entrenamiento se podría poner peor ¿de acuerdo? -la avisé. No quería que después se quejara porque fuera duro o algo por el estilo. Tras mi demostración, ella asintió y aquello era de todo menos bonito. Me pasé la mano por el pelo. Esto iba a ser mucho más difícil de lo que pensaba. -Lo puedes hacer mejor. -le dije simplemente, tenía fe en ella. Entré de nuevo en las colchonetas. -Recuerda que tienes que apoyar tu peso en el brazo y rodar por este, tienes que sentir como tu cuerpo se hace ligero. Nada de caer en peso y rodar sencillamente. -me acerqué le cogí del brazo y lo subí hasta que quedó recto respecto a su hombro. -Así, tiene que caer en este ángulo y rodar. No pasaremos a otra cosa hasta que no aprendas esto. -salí de las colchonetas. -¡Ah! Recuerda de bajar la cabeza, como si fueras a pegar tu barbilla al pecho al girar. Si no lo haces puedes hacerte daño tanto en el cuello como en la cabeza. -ya fuera me crucé de brazos. -Empieza.
Jace C. Wayland- Nefilims
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Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Su pregunta con esa sonrisa encantadora hizo que por un momento me pusiera un poco nerviosa. ¿Por qué ha tenido que pasarnos esto? Jace es el chico más perfecto que jamás he conocido, el primero del que llego a enamorarme, y resulta ser mi hermano... algo que aún me cuesta aceptar, pero un buen hermano a pesar de todo, lo que me hizo responder al final, esbozando una leve sonrisa sincera.
- Quizá demasiado bueno...
Sí, lo era, aceptando ayudarme se comportaba como un buen hermano, mejor de lo que esperaría... y aunque sé que es lo correcto, la idea de que sea un buen hermano no me hace especialmente feliz, porque soy incapaz de verle como tal.
Se quejó entonces Alec y aseguró que no necesitaba que nadie se preocupase por él. Esbocé una sonrisa más dulce y comprensiva, aunque por un momento Jace pareció pensativo, antes de añadir entonces que tampoco quería que lo hicieran.
- Es inevitable. La gente que quiere se preocupa por ti, tanto si lo necesitas o lo quieres, como si no. Supongo que cuando amas no puedes evitarlo...
Dije mirándole con algo más de significado por un momento. Yo me preocupo por él, porque le amo, y es algo que no puedo controlar, como tampoco puedo obligar a mi corazón a dejar de amarle. Me guste o no, lo quiera él o no, nadie puede controlar lo que realmente siente, por mucho que nos esforcemos en ello.
Intenté centrarme en aprender algo de él y quitar de mi cabeza esos pensamientos que solo me confundían más.
Creo que se me escapó el decirle que me ponía nerviosa, algo que intenté rectificar en cuanto se quejó, con razón.
- Perdona... Es que nunca he hecho algo así, y estoy un poco nerviosa. Quiero aprender de verdad y me preocupa ser algo torpe...
No me gustaba reconocer ante Jace que podía tener razón en mi torpeza, pero me gustaba aún menos reconocer que su solo contacto conmigo me ponía nerviosa, así que entre malo y peor, prefería sus burlas.
Asentí haciéndole caso y tratando de concentrarme, pero está claro que mi primer intento fue un fiasco total.
Me levanté de nuevo, intentando contar mentalmente mientras dejaba que él me colocase el brazo y asintiendo de nuevo con sus indicaciones.
- Vale, creo que lo tengo.
Dije, intentándolo de nuevo, haciendo lo que me había dicho y echándome al suelo hacia un lado, apoyando el brazo para intentar rodar. Creo que la cosa mejoró, aunque me desequilibré bastante al intentar ponerme de pie, y de haberme levantado de golpe, me habría mareado un poco, así que terminé con una rodilla en el suelo, un poco desestabilizada, pero esperaba que hubiese sido algo mejor que lo anterior.
Miré a Jace algo apurada, esperando su aprobación.
- Quizá demasiado bueno...
Sí, lo era, aceptando ayudarme se comportaba como un buen hermano, mejor de lo que esperaría... y aunque sé que es lo correcto, la idea de que sea un buen hermano no me hace especialmente feliz, porque soy incapaz de verle como tal.
Se quejó entonces Alec y aseguró que no necesitaba que nadie se preocupase por él. Esbocé una sonrisa más dulce y comprensiva, aunque por un momento Jace pareció pensativo, antes de añadir entonces que tampoco quería que lo hicieran.
- Es inevitable. La gente que quiere se preocupa por ti, tanto si lo necesitas o lo quieres, como si no. Supongo que cuando amas no puedes evitarlo...
Dije mirándole con algo más de significado por un momento. Yo me preocupo por él, porque le amo, y es algo que no puedo controlar, como tampoco puedo obligar a mi corazón a dejar de amarle. Me guste o no, lo quiera él o no, nadie puede controlar lo que realmente siente, por mucho que nos esforcemos en ello.
Intenté centrarme en aprender algo de él y quitar de mi cabeza esos pensamientos que solo me confundían más.
Creo que se me escapó el decirle que me ponía nerviosa, algo que intenté rectificar en cuanto se quejó, con razón.
- Perdona... Es que nunca he hecho algo así, y estoy un poco nerviosa. Quiero aprender de verdad y me preocupa ser algo torpe...
No me gustaba reconocer ante Jace que podía tener razón en mi torpeza, pero me gustaba aún menos reconocer que su solo contacto conmigo me ponía nerviosa, así que entre malo y peor, prefería sus burlas.
Asentí haciéndole caso y tratando de concentrarme, pero está claro que mi primer intento fue un fiasco total.
Me levanté de nuevo, intentando contar mentalmente mientras dejaba que él me colocase el brazo y asintiendo de nuevo con sus indicaciones.
- Vale, creo que lo tengo.
Dije, intentándolo de nuevo, haciendo lo que me había dicho y echándome al suelo hacia un lado, apoyando el brazo para intentar rodar. Creo que la cosa mejoró, aunque me desequilibré bastante al intentar ponerme de pie, y de haberme levantado de golpe, me habría mareado un poco, así que terminé con una rodilla en el suelo, un poco desestabilizada, pero esperaba que hubiese sido algo mejor que lo anterior.
Miré a Jace algo apurada, esperando su aprobación.
Clary Fray- Nefilims
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Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Sonreí de medio lado ante la respuesta a su pregunta, fue como una bofetada pero por lo menos estaba haciendo algo bien, y eso, de cierto modo, era un consuelo para toda la situación y condición que nos rodeaba mientras que nos conocíamos. No la habíamos buscando, pero sin duda alguna nos había encontrado a nosotros. Puede que fuera una persona que tuviera sangre de ángel corriendo por mis venas, sin embargo cuanto más cosas sucedían, más claro tenía que estábamos solos.
Sabía que era inevitable preocuparse por las personas que te importaban, lo sufría con mi familia y con ella misma, pero era cierto que yo en especial no necesitaba ese tipo de cuidado. Siempre me había cubrido yo mismo las espaldas, la aparición de Alec hizo más ligera y más pesada la carga, porque sabía perfectamente que el estaría allí para protegerme las espaldas, no necesitaba darme la vuelta para comprobarlo, sin embargo tenía la carga de proteger la suya. Algo mucho más valioso que yo mismo. Dejé apartado ese tema, y más cuando me percaté de como Clary me dedicaba una mirada. No quería mirarla a los ojos y descubrir algo que me atormentaba y deseaba al mismo tiempo, todavía no estaba preparado para eso y probablemente nunca lo estaría. Así que me límite al mirar en frente, ignorándola por completo.
Ya en los entrenamientos, se disculpó conmigo al comportarse de una manera tan rara. Algo me decía que no estaba siendo del todo sincera, pero lo deje pasar. Posiblemente la verdad no me gustaría. Así que prefería creer ciegamente en lo que me estaba diciendo.
-De los errores se aprende. -le dije antes de que ella intentara hacer su primera caída, horrible, pero por lo menos lo había intentando. Le hice levantarse de nuevo y le expliqué rápidamente la teoría de nuevo, esta vez no se había puesto tensa cuando la había tocado. Algo era algo. Al apartarme dijo que ya lo tenía, esperé que lo hiciera. Lo hizo... más o menos. Ya que al rodar se había mareado y no pude ponerse en pie, tal vez sería mejor que se quedara de rodillas, como ella había optado, antes de que se pusiera en pie y más si se iba a marear. Cuando se recuperó me buscó rápidamente con la mirada.
-Mejor que antes, mucho mejor. -le comuniqué. -En vez de intentar ponerte en pie, quédate de rodillas hasta que controles esos mareos. Cuando lo hagas usa la misma fuerza del giro para levantarte, apoyando un la planta del pie firme en el suelo. Acuérdate de eso que es importante, no todos los terrenos que te has a encontrar son firmes, así que tendrás que tener el control unos segundos aunque al final acabe cayendo. Esos segundos son más que suficientes. -la miré. -Ya te he dicho todo lo que tenías que hacer y como hacerlo, hasta que no te salga bien no pienso decirte nada más. -me crucé de brazos y contemplé como hacía el giro, lo más probable es que le salieran cardenales por los primeros intentos, pero no era una técnica difícil, así que la tendría controlada en poco tiempo, sin contar que lo llevaba en la sangre. Acabaría haciendo cosas bien casi por inercia. Después de varias repeticiones consideré que era más que suficiente. Practicaremos esto siempre que viniera, pero prefería que por lo menos le saliera, no elegante y fluida, pero que fuera capaz de hacerla.
-Basta Clary. -dije entrando en las colchonetas. -Es hora de pasar a otra cosa. Te felicito, vas pillado la caída, la vamos a practicar cada vez que vengas. -le dediqué una sonrisa burlona y malvada. -Así que, si se te olvida como hacerla tendrás que empezar desde cero. Y no queremos eso ¿a qué no? -me coloqué delante de ella, serio de nuevo. -Ahora vamos a practicar combate cuerpo a cuerpo, esto te serviría con todos los humanos y con todos aquellos que tengan cuerpo parecido, a no ser por algo especial, y algunos demonios. -coloqué un dedo en su frente y empujé, intentando que perdiera el equilibrio. -Lo primero que tienes que hacer es mantener el equilibrio, equilibrar el peso entre ambas piernas, parar responder rápido, ya sea para un ataque o una defensa. -baje la mano. -Eres baja, Clary, y eso puede suponer una ventaja. -cogí su mano y la cerré en un puño, pero dejé levantado el dedo corazón, solo levemente para que sobresaliera de su puño. Acerqué su mano a mí, colocándola justo debajo del esternón y por encima de la barriga. -Tienes que buscar ciertos puntos claves en tu oponente como este. -tire un poco de su mano para que, de alguna manera, lo memorizara. -Ve a la boca del estomago, cortará la respiración de tu oponente y te dará tiempo suficiente para noquearlo. -solté su mano y coloqué mi mano donde le había enseñado, pero en su cuerpo, apreté ligeramente para que notara el efecto que tenía. Ese ataque, incluso siendo flojo te afectaba y te hacía retroceder. Me acordé cuando Valentine me lo enseñó, la diferencia es que él no se ponía limites y me dejaba en el suelo boqueando en busca de aire.
Sabía que era inevitable preocuparse por las personas que te importaban, lo sufría con mi familia y con ella misma, pero era cierto que yo en especial no necesitaba ese tipo de cuidado. Siempre me había cubrido yo mismo las espaldas, la aparición de Alec hizo más ligera y más pesada la carga, porque sabía perfectamente que el estaría allí para protegerme las espaldas, no necesitaba darme la vuelta para comprobarlo, sin embargo tenía la carga de proteger la suya. Algo mucho más valioso que yo mismo. Dejé apartado ese tema, y más cuando me percaté de como Clary me dedicaba una mirada. No quería mirarla a los ojos y descubrir algo que me atormentaba y deseaba al mismo tiempo, todavía no estaba preparado para eso y probablemente nunca lo estaría. Así que me límite al mirar en frente, ignorándola por completo.
Ya en los entrenamientos, se disculpó conmigo al comportarse de una manera tan rara. Algo me decía que no estaba siendo del todo sincera, pero lo deje pasar. Posiblemente la verdad no me gustaría. Así que prefería creer ciegamente en lo que me estaba diciendo.
-De los errores se aprende. -le dije antes de que ella intentara hacer su primera caída, horrible, pero por lo menos lo había intentando. Le hice levantarse de nuevo y le expliqué rápidamente la teoría de nuevo, esta vez no se había puesto tensa cuando la había tocado. Algo era algo. Al apartarme dijo que ya lo tenía, esperé que lo hiciera. Lo hizo... más o menos. Ya que al rodar se había mareado y no pude ponerse en pie, tal vez sería mejor que se quedara de rodillas, como ella había optado, antes de que se pusiera en pie y más si se iba a marear. Cuando se recuperó me buscó rápidamente con la mirada.
-Mejor que antes, mucho mejor. -le comuniqué. -En vez de intentar ponerte en pie, quédate de rodillas hasta que controles esos mareos. Cuando lo hagas usa la misma fuerza del giro para levantarte, apoyando un la planta del pie firme en el suelo. Acuérdate de eso que es importante, no todos los terrenos que te has a encontrar son firmes, así que tendrás que tener el control unos segundos aunque al final acabe cayendo. Esos segundos son más que suficientes. -la miré. -Ya te he dicho todo lo que tenías que hacer y como hacerlo, hasta que no te salga bien no pienso decirte nada más. -me crucé de brazos y contemplé como hacía el giro, lo más probable es que le salieran cardenales por los primeros intentos, pero no era una técnica difícil, así que la tendría controlada en poco tiempo, sin contar que lo llevaba en la sangre. Acabaría haciendo cosas bien casi por inercia. Después de varias repeticiones consideré que era más que suficiente. Practicaremos esto siempre que viniera, pero prefería que por lo menos le saliera, no elegante y fluida, pero que fuera capaz de hacerla.
-Basta Clary. -dije entrando en las colchonetas. -Es hora de pasar a otra cosa. Te felicito, vas pillado la caída, la vamos a practicar cada vez que vengas. -le dediqué una sonrisa burlona y malvada. -Así que, si se te olvida como hacerla tendrás que empezar desde cero. Y no queremos eso ¿a qué no? -me coloqué delante de ella, serio de nuevo. -Ahora vamos a practicar combate cuerpo a cuerpo, esto te serviría con todos los humanos y con todos aquellos que tengan cuerpo parecido, a no ser por algo especial, y algunos demonios. -coloqué un dedo en su frente y empujé, intentando que perdiera el equilibrio. -Lo primero que tienes que hacer es mantener el equilibrio, equilibrar el peso entre ambas piernas, parar responder rápido, ya sea para un ataque o una defensa. -baje la mano. -Eres baja, Clary, y eso puede suponer una ventaja. -cogí su mano y la cerré en un puño, pero dejé levantado el dedo corazón, solo levemente para que sobresaliera de su puño. Acerqué su mano a mí, colocándola justo debajo del esternón y por encima de la barriga. -Tienes que buscar ciertos puntos claves en tu oponente como este. -tire un poco de su mano para que, de alguna manera, lo memorizara. -Ve a la boca del estomago, cortará la respiración de tu oponente y te dará tiempo suficiente para noquearlo. -solté su mano y coloqué mi mano donde le había enseñado, pero en su cuerpo, apreté ligeramente para que notara el efecto que tenía. Ese ataque, incluso siendo flojo te afectaba y te hacía retroceder. Me acordé cuando Valentine me lo enseñó, la diferencia es que él no se ponía limites y me dejaba en el suelo boqueando en busca de aire.
Jace C. Wayland- Nefilims
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Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Supongo que no puedo evitar sentir un poco de pena al ver a Jace empezar a portarse como un hermano mayor. Cuando le miro solo puedo ver al chico del que estoy enamorada, no a un hermano... ni siquiera a un muy querido amigo como Simon, no me sale, del mimso modo que no me salía ser la novia que Simon se merece. Me resultaba antinatural...
Aun así intenté centrarme en el entrenamiento y no darle muchas vueltas, incluso contando o dejando la mente en blanco cuando se me acercaba a colocarme la postura.
Está claro que mi primer intento de girar por el suelo fue un desastre, pero al menos el segundo parece que fue un poco mejor, esbozando una leve sonrisa y asintiendo cuando me aconsejó que mejor no levantarme de golpe de momento, al menos hasta acostumbrarme.
- Vale, intentaré tenerlo en cuenta.
Se puso más en plan maestro jedi, así que intenté tomarme esto en serio y probé de nuevo varias veces, sin llegar a levantarme. En uno de los últimos intentos probé su consejo de ponerme de pie, pero me tambaleé un poco, así que me dediqué solo a terminar de rodillas, empezando a notar cierta molestia en el brazo al caer, hasta que Jace me dijo que era suficiente.
En esa última caída me levanté como un resorte al decirme que parase, yéndose un poco la cabeza y apoyándome en sus hombros apenas se me acercó, sacudiéndola un poco, con una leve sonrisa.
- Perdona, creo que me levanté por instinto y fue un poco rápido.
Le dije, apartándome entonces, y asintiendo de nuevo cuando dijo que lo seguiríamos practicando cada vez que vuelva.
- ¿Y ya has pensado un horario o algunas normas de entrenamiento o algo? ¿Tengo que hacer una reverencia o decir "sí, maestro" o alguna cosa así que deba tener en cuenta?
Comenté con una leve sonrisa, pensando que en cierto modo tenía su gracia imaginar a Jace como uno de esos venerables maestros de artes marciales de los manga, a los que tenías que hacer una reverencia antes de entrar al dojo.
Me puse más seria de nuevo, no quería que pensase que me tomo esto a broma, ni mucho menos, así que asentí cuando me colocó en una nueva postura y me dijo que ser baja era una ventaja, arqueando un poco la ceja.
- Vaya, gracias, supongo.
No me tomaba mi estatura como una ventaja, de hecho envidiaba lo alta y esbelta que resulta Isabelle, pero imagino que de algo tenía que servir.
No pude evitar un leve sonrojo cuando me colocó el puño y me hizo rozar su abdomen, haciendo luego lo mismo él con su mano bajo mi pecho. Por un momento noté un leve temblor, hasta que se convirtió en una pequeña punzada, haciéndome echarme para atrás.
- ¡Au!
Me quejé por un momento. No me había hecho daño realmente, pero había pinchado, y no me lo esperaba, algo aturdida por las mariposas en mi estómago.
Suspiré un poco, acercándome de nuevo y recuperando la posición de la mano que me había enseñado.
- Vale, creo que lo tengo... Aunque, ¿cómo voy a pensar en todo esto en mitad de una pelea? Digo, supongo que harán falta años de práctica para que cosas así te salgan por instinto, ¿no?
No creo que tuviese años para aprender, porque dudo que Valentine esté tanto tiempo sin hacer nada, pero esperaba al menos aprender lo suficiente como para sorprender a quien fuese y echar a correr, en caso de que me atacasen. Jace no siempre puede estar pegado a mí, ni quiero tener a nadie de niñera.
Aun así intenté centrarme en el entrenamiento y no darle muchas vueltas, incluso contando o dejando la mente en blanco cuando se me acercaba a colocarme la postura.
Está claro que mi primer intento de girar por el suelo fue un desastre, pero al menos el segundo parece que fue un poco mejor, esbozando una leve sonrisa y asintiendo cuando me aconsejó que mejor no levantarme de golpe de momento, al menos hasta acostumbrarme.
- Vale, intentaré tenerlo en cuenta.
Se puso más en plan maestro jedi, así que intenté tomarme esto en serio y probé de nuevo varias veces, sin llegar a levantarme. En uno de los últimos intentos probé su consejo de ponerme de pie, pero me tambaleé un poco, así que me dediqué solo a terminar de rodillas, empezando a notar cierta molestia en el brazo al caer, hasta que Jace me dijo que era suficiente.
En esa última caída me levanté como un resorte al decirme que parase, yéndose un poco la cabeza y apoyándome en sus hombros apenas se me acercó, sacudiéndola un poco, con una leve sonrisa.
- Perdona, creo que me levanté por instinto y fue un poco rápido.
Le dije, apartándome entonces, y asintiendo de nuevo cuando dijo que lo seguiríamos practicando cada vez que vuelva.
- ¿Y ya has pensado un horario o algunas normas de entrenamiento o algo? ¿Tengo que hacer una reverencia o decir "sí, maestro" o alguna cosa así que deba tener en cuenta?
Comenté con una leve sonrisa, pensando que en cierto modo tenía su gracia imaginar a Jace como uno de esos venerables maestros de artes marciales de los manga, a los que tenías que hacer una reverencia antes de entrar al dojo.
Me puse más seria de nuevo, no quería que pensase que me tomo esto a broma, ni mucho menos, así que asentí cuando me colocó en una nueva postura y me dijo que ser baja era una ventaja, arqueando un poco la ceja.
- Vaya, gracias, supongo.
No me tomaba mi estatura como una ventaja, de hecho envidiaba lo alta y esbelta que resulta Isabelle, pero imagino que de algo tenía que servir.
No pude evitar un leve sonrojo cuando me colocó el puño y me hizo rozar su abdomen, haciendo luego lo mismo él con su mano bajo mi pecho. Por un momento noté un leve temblor, hasta que se convirtió en una pequeña punzada, haciéndome echarme para atrás.
- ¡Au!
Me quejé por un momento. No me había hecho daño realmente, pero había pinchado, y no me lo esperaba, algo aturdida por las mariposas en mi estómago.
Suspiré un poco, acercándome de nuevo y recuperando la posición de la mano que me había enseñado.
- Vale, creo que lo tengo... Aunque, ¿cómo voy a pensar en todo esto en mitad de una pelea? Digo, supongo que harán falta años de práctica para que cosas así te salgan por instinto, ¿no?
No creo que tuviese años para aprender, porque dudo que Valentine esté tanto tiempo sin hacer nada, pero esperaba al menos aprender lo suficiente como para sorprender a quien fuese y echar a correr, en caso de que me atacasen. Jace no siempre puede estar pegado a mí, ni quiero tener a nadie de niñera.
Clary Fray- Nefilims
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Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Repitió varias veces el giró, incluso intento ponerse en pie de vez en cuando, pero al verse incapaz a causa del mareo que le produjo, así que se limitó a quedarse de rodillas. Estaba pillando el truco a la caída, así que no había problemas alguno, tal vez en dos o tres clases más lo haría perfecto. Al decirlo que se detuviera, pareció como si se fuera caer, así que me apresuré a agarrarla para que no cayera al suelo. Ella se apoyó en mis hombros mientras sacudía la cabeza en un momento de despejarla, después me sonrió, aunque fuera una pequeña sentía como si fuera mucho más.
-Es normal, ya con el tiempo de acostumbraras, ya verás. -le aseguré. En ese momento ella se separó de mi y yo le dije que iba a tener que repetir las caídas cada vez que viniera. Me preguntó sobre un horario y yo me pasé la mano por el pelo y el cuello. -Sobre el horario, sería hablarlo con Maryse si quieres empezar oficialmente tu entrenamiento como cazadora. -le expliqué. Era responsabilidad de la directora del instituto supervisar los avances de sus cazadores, sobre todo si estos son nuevos. -Si esto solo se limita a clases para autodefensa, pues cada vez que quieras y alguien puede. Y respecto a lo segundo, no. No tienes que llamarme así y solo lo que tienes que tener en cuenta es que tienes que hacerme caso y protestar poco.
Después de eso, nos pusimos a entrenar de nuevo. La expresión de su rostro y el tono de mi voz hizo que soltara una carcajada. Al mostrarle el punto el cual tenía que buscar se sonrojó levemente. Yo ignoré ese hecho, era más fácil de ese modo. Al demostrárselo se echo hacia atrás quejándose. Ella puso la mano como le había enseñado y me comunicó que creía que lo tenía y para después preguntarme.
-No necesariamente. -le dije corrigiendo algunas cosas en su postura, como esa ligera inclinación de su espalda hacia delante, tenía que esta completamente recta a la hora de luchar. -Es cierto que todos del instituto hemos sido entrenados desde pequeños, pero con el entrenamiento adecuado y la constancia suficiente aprenderás rápido. -acabé de corregir su postura, incluso colocando sus pies rectos. -Y te acordarás. -le aseguré. -Está en tu sangre, una vez que aprendas y te sientas segura de ti misma tu cuerpo lo hará como si fuera respirar. Sabrás como correr, caer, agarrar un cuchillo y empuñarlo. No es cuestión de tiempo, es cuestión de seguridad y un buen entrenamiento. -le dije. Las cosas para nosotros era de ese modo. Sabíamos lo que hacer y como hacerlo y punto, y no era cuestión de tiempo sino de capacidad de uno mismo. Después de eso le enseñé otra cosa. -Otro punto al cual puedes llegar fácil por tu altura es este. -le pasé la mano por debajo del brazo, y toqué justo debajo de la axila, justo en las costillas. -Si consigues darle a alguien aquí, te aseguro que se quedará bastante aturdido por el dolor. Y el siguiente, que te costara alcanzar si el enemigo es muy alto. -coloqué mi mano sobre su hombro, cerca de su cuello. Pasé mi pulgar por su clavícula hasta llegar al hueco que presentaba entre ambas clavículas, coloqué el pulgar suavemente encima. -Si le das a tu oponente aquí con la suficiente fuerza puedes dejarlo inconsciente incluso si te pasas matarlo. -presione suavemente para que notara la molestia. -Para dar en este punto tienes que poner la mano como te enseñé, para que de justo donde quieres con el nudillo. El segundo, con un simple puñetazo sirve siempre y cuando sea lo suficientemente fuerte. Ahora las piernas. -le enseñé como debería mover las piernas y como colocar los pies para mantener el equilibrio en todo momento, cuando le enseñé eso, pasé a enseñarle bloqueos. Le dije que lo repitiera varias veces. -Vale. Clary, te voy a atacar, quiero que intentes defenderte como te he dicho. -Moví el brazo en dirección a su cara y con el puño cerrado, no le iba a pegar, pero tenía que creer que si para que reaccionara, bloqueara mi ataque y pasara a defenderse, con un ataque como eso, le bastaría que me diera con sus nudillos en la parte interior del brazo, cerca de la articulación, alcanzándome el nervio para que dejara mi brazo con un entumecimiento y después con un paso entrar en mis defensas y darme en la boca del estomago, por ejemplo.
-Es normal, ya con el tiempo de acostumbraras, ya verás. -le aseguré. En ese momento ella se separó de mi y yo le dije que iba a tener que repetir las caídas cada vez que viniera. Me preguntó sobre un horario y yo me pasé la mano por el pelo y el cuello. -Sobre el horario, sería hablarlo con Maryse si quieres empezar oficialmente tu entrenamiento como cazadora. -le expliqué. Era responsabilidad de la directora del instituto supervisar los avances de sus cazadores, sobre todo si estos son nuevos. -Si esto solo se limita a clases para autodefensa, pues cada vez que quieras y alguien puede. Y respecto a lo segundo, no. No tienes que llamarme así y solo lo que tienes que tener en cuenta es que tienes que hacerme caso y protestar poco.
Después de eso, nos pusimos a entrenar de nuevo. La expresión de su rostro y el tono de mi voz hizo que soltara una carcajada. Al mostrarle el punto el cual tenía que buscar se sonrojó levemente. Yo ignoré ese hecho, era más fácil de ese modo. Al demostrárselo se echo hacia atrás quejándose. Ella puso la mano como le había enseñado y me comunicó que creía que lo tenía y para después preguntarme.
-No necesariamente. -le dije corrigiendo algunas cosas en su postura, como esa ligera inclinación de su espalda hacia delante, tenía que esta completamente recta a la hora de luchar. -Es cierto que todos del instituto hemos sido entrenados desde pequeños, pero con el entrenamiento adecuado y la constancia suficiente aprenderás rápido. -acabé de corregir su postura, incluso colocando sus pies rectos. -Y te acordarás. -le aseguré. -Está en tu sangre, una vez que aprendas y te sientas segura de ti misma tu cuerpo lo hará como si fuera respirar. Sabrás como correr, caer, agarrar un cuchillo y empuñarlo. No es cuestión de tiempo, es cuestión de seguridad y un buen entrenamiento. -le dije. Las cosas para nosotros era de ese modo. Sabíamos lo que hacer y como hacerlo y punto, y no era cuestión de tiempo sino de capacidad de uno mismo. Después de eso le enseñé otra cosa. -Otro punto al cual puedes llegar fácil por tu altura es este. -le pasé la mano por debajo del brazo, y toqué justo debajo de la axila, justo en las costillas. -Si consigues darle a alguien aquí, te aseguro que se quedará bastante aturdido por el dolor. Y el siguiente, que te costara alcanzar si el enemigo es muy alto. -coloqué mi mano sobre su hombro, cerca de su cuello. Pasé mi pulgar por su clavícula hasta llegar al hueco que presentaba entre ambas clavículas, coloqué el pulgar suavemente encima. -Si le das a tu oponente aquí con la suficiente fuerza puedes dejarlo inconsciente incluso si te pasas matarlo. -presione suavemente para que notara la molestia. -Para dar en este punto tienes que poner la mano como te enseñé, para que de justo donde quieres con el nudillo. El segundo, con un simple puñetazo sirve siempre y cuando sea lo suficientemente fuerte. Ahora las piernas. -le enseñé como debería mover las piernas y como colocar los pies para mantener el equilibrio en todo momento, cuando le enseñé eso, pasé a enseñarle bloqueos. Le dije que lo repitiera varias veces. -Vale. Clary, te voy a atacar, quiero que intentes defenderte como te he dicho. -Moví el brazo en dirección a su cara y con el puño cerrado, no le iba a pegar, pero tenía que creer que si para que reaccionara, bloqueara mi ataque y pasara a defenderse, con un ataque como eso, le bastaría que me diera con sus nudillos en la parte interior del brazo, cerca de la articulación, alcanzándome el nervio para que dejara mi brazo con un entumecimiento y después con un paso entrar en mis defensas y darme en la boca del estomago, por ejemplo.
Jace C. Wayland- Nefilims
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Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Me sujeté a los hombros de Jace al tambalearme un poco al levantarme, esbozando una leve sonrisa, aunque algo tímida cuando me agarró para que no perdiese el equilibro.
Asentí al soltarme, diciéndole sinceramente.
- Eres mejor maestro de lo que esperaba...
Pensaba que se dedicaría más a meterse conmigo o a presumir de habilidades haciendo que me sintiese un tanto inútil, pero estaba siendo más paciente y comprensivo de lo que habría esperado por cómo suele ser peleando.
Asentí con lo que me comentó de Maryse, teniéndolo en cuenta.
- Estaría bien, pero creo que prefiero hablarlo primero con Luke. Me gustaría tener su consentimiento ya que ahora vivo con él.
Asentí cuando me dijo que, sin ser de forma oficial, podría venir cuando quisiera y hubiese alguien disponible. No era mala idea.
- Bueno, supongo que estaría bien entrenar también con Isabelle, si ella acepta, pero no sé si estará más interesada en enseñarme a defenderme o a vestirme... Si te parece podría llamarte antes de venir, para pasarme cuando estés tú.
Ahora que sé que no le importa ayudarme, aunque en cierto modo resulta complicado, prefiero aprender de él. Como ha dicho, no deja de ser el mejor, y estoy segura de que Alec no me ayudaría ni loco, por no decir que posiblemente resultaría incluso más incómodo que con Jace.
Al final me hizo reír un poco al decirme que bastaría con que hiciese caso y no protestase.
- Haré lo que pueda.
Sentencié al final, empezando a sentirme algo más cómoda con él. Si dejaba un poco apartado lo que sentía y el hecho de que ahora sé que es mi hermano, casi podía sentirme un poco como cuando nos conocimos, y nada parecía tan complicado.
Asentí con sus indicaciones, algo más optimista ante la idea de poder aprender un poco más rápido de lo que creía. Intentaría centrarme y hacerle caso, aunque espero que no se le suba a la cabeza.
Me enseñó varios puntos clave, memorizándolos, y me mantuve más firme cuando me puso el dedo a la altura del cuello, centrándome solo en lo que me decía.
- Vale, creo que lo tengo.
Le dije, relajando el cuerpo y dejando que de nuevo me colocase en la posición que consideraba correcta, intentando mantenerme erguida como me había dicho, pero me tensé un tanto nerviosa cuando me dijo que iba a atacarme.
- ¿Qué? Oye, no...
Iba a decirle que no era buena idea, o incluso que me preocupaba hacerle daño, pero me percaté antes de hacerlo de lo estúpido que sonaba. ¿Yo? ¿Hacerle daño a Jace? Casi resultaba cómico solo de pensarlo, y además él ya me lanzaba el puño hacia la cara, así que intenté desviarlo, golpeando con mi antebrazo en el suyo hacia afuera con el brazo izquierdo y tratando de golpearle con el puño derecho cerrado, de la forma que me había enseñado, en el punto del abdomen. Aunque noté que golpeaba, porque me molestó un poco el dedo que sobresalía un poco del puño, no sabía si le había dado exactamente donde tenía que darle o solo me había quedado cerca, pues lo había hecho un poco por instinto al ver su puño hacia mi cara.
Asentí al soltarme, diciéndole sinceramente.
- Eres mejor maestro de lo que esperaba...
Pensaba que se dedicaría más a meterse conmigo o a presumir de habilidades haciendo que me sintiese un tanto inútil, pero estaba siendo más paciente y comprensivo de lo que habría esperado por cómo suele ser peleando.
Asentí con lo que me comentó de Maryse, teniéndolo en cuenta.
- Estaría bien, pero creo que prefiero hablarlo primero con Luke. Me gustaría tener su consentimiento ya que ahora vivo con él.
Asentí cuando me dijo que, sin ser de forma oficial, podría venir cuando quisiera y hubiese alguien disponible. No era mala idea.
- Bueno, supongo que estaría bien entrenar también con Isabelle, si ella acepta, pero no sé si estará más interesada en enseñarme a defenderme o a vestirme... Si te parece podría llamarte antes de venir, para pasarme cuando estés tú.
Ahora que sé que no le importa ayudarme, aunque en cierto modo resulta complicado, prefiero aprender de él. Como ha dicho, no deja de ser el mejor, y estoy segura de que Alec no me ayudaría ni loco, por no decir que posiblemente resultaría incluso más incómodo que con Jace.
Al final me hizo reír un poco al decirme que bastaría con que hiciese caso y no protestase.
- Haré lo que pueda.
Sentencié al final, empezando a sentirme algo más cómoda con él. Si dejaba un poco apartado lo que sentía y el hecho de que ahora sé que es mi hermano, casi podía sentirme un poco como cuando nos conocimos, y nada parecía tan complicado.
Asentí con sus indicaciones, algo más optimista ante la idea de poder aprender un poco más rápido de lo que creía. Intentaría centrarme y hacerle caso, aunque espero que no se le suba a la cabeza.
Me enseñó varios puntos clave, memorizándolos, y me mantuve más firme cuando me puso el dedo a la altura del cuello, centrándome solo en lo que me decía.
- Vale, creo que lo tengo.
Le dije, relajando el cuerpo y dejando que de nuevo me colocase en la posición que consideraba correcta, intentando mantenerme erguida como me había dicho, pero me tensé un tanto nerviosa cuando me dijo que iba a atacarme.
- ¿Qué? Oye, no...
Iba a decirle que no era buena idea, o incluso que me preocupaba hacerle daño, pero me percaté antes de hacerlo de lo estúpido que sonaba. ¿Yo? ¿Hacerle daño a Jace? Casi resultaba cómico solo de pensarlo, y además él ya me lanzaba el puño hacia la cara, así que intenté desviarlo, golpeando con mi antebrazo en el suyo hacia afuera con el brazo izquierdo y tratando de golpearle con el puño derecho cerrado, de la forma que me había enseñado, en el punto del abdomen. Aunque noté que golpeaba, porque me molestó un poco el dedo que sobresalía un poco del puño, no sabía si le había dado exactamente donde tenía que darle o solo me había quedado cerca, pues lo había hecho un poco por instinto al ver su puño hacia mi cara.
Clary Fray- Nefilims
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Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
-Ya te dije que era un maestro excelente. -se lo había dicho en vano. Era cierto que era buen profesor, aunque al único que había enseñado era a Max, tal vez ayudado a perfeccionar algunas cosas de Alec e Izzy, pero ellos hacían lo mismo conmigo. Pero da igual que disciplina de combate me encontraba, sería capaz de hacerlo pero nada iba a mejorar el combate cuerpo a cuerpo con serafines. Estar en primera línea era lo que a mí me gustaba. Nunca me había agradado quedarme detrás evaluando las cosas, eso era que pegaba más con Alec. Al decirle lo de Maryse me dijo que se lo tendría que decir a Luke.
-Si pidieras el entrenamiento nadie podrá impedir realizarlo. -era cierto, si un neilim pedía ser entrenado, el instituto estaba obligado a ceder ante esa petición, pero obviamente eso significaría que se convertiría en una cazadora de sombras en activo y tendría que jurar que aplicaría y haría cumplir las leyes. -pero en ese momento pasarías a ser miembro activo de la Clave. -le expliqué. Bufé al escuchar lo de Izzy. -Creo que su entrenamiento sería: ¿Cómo matar demonios con la moda? -Sabía perfectamente que Izzy complementaba sus conjuntos con joyas bendecidas, de hierro u oro. Efectivas con muchos subterráneos, desde pequeña nunca desperdiciaba un momento para hacer uso sus encantos femeninos, de hecho ella se encargaba de llamar la atención a algunos demonios para acorralarlos después, como la primera vez que nos encontramos a Clary. -Llámame. -concluimos los dos para ese entrenamiento no oficial.
Seguimos con el entrenamiento y ella me aseguró que haría lo que podía. Eso era suficiente, porque cada vez iría haciendo lo mejor. Tras varias explicaciones de postura y técnica para que ella comenzara a practicarlas y a repetirlas, decidí que era hora que el entrenamiento se tornara algo más serio. Le avisé que le iba a golpear, ella por un momento se quedó aturdida, pero no reaccionó al ver mi puño acercarse a ella. No había ido a mi velocidad habitual, porque si no si le habría dado. Bueno, si es lo que hubiera querido, tampoco iba a pegarle de verdad si no era capaz de esquivar el golpe. Pero si lo hizo. Lo hizo todo correcto, menos la ultima parte. En vez de darme en la boca del estomago se había desviado bastante. Le había dolido más a ella que a mí. Le agarré la mano para que no la moviera. Me coloqué recto.
-Ha estado bien, excepto por lo último. -su mano estaba un par de centímetros por debajo de donde tenía que dar. -No es por fardar pero, -me levanté la blusa para que viera los abdominales, mientras que soltaba su mano. -no soy blando. -dejé que la blusa bajara. -A estado bien, bastante cerca para ser la primera vez. Ponte en posición inicial. -yo también lo hice. -Voy a volver a atacarte, no te acostumbre que te avise. -le avisé y acto seguido moví mi brazo, estaba vez mi puño iba directo a su estomago. Lo ideal sería que me apartara la mano con un golpe seco en la muñeca y volver a invadir mi espacio, pero esta vez con un ataque suyo en la traquea. No le dejaría darme, porque si lo consigue si podría hacerme bastante daño. Esperé a evaluar la respuesta a este ataque.
-Si pidieras el entrenamiento nadie podrá impedir realizarlo. -era cierto, si un neilim pedía ser entrenado, el instituto estaba obligado a ceder ante esa petición, pero obviamente eso significaría que se convertiría en una cazadora de sombras en activo y tendría que jurar que aplicaría y haría cumplir las leyes. -pero en ese momento pasarías a ser miembro activo de la Clave. -le expliqué. Bufé al escuchar lo de Izzy. -Creo que su entrenamiento sería: ¿Cómo matar demonios con la moda? -Sabía perfectamente que Izzy complementaba sus conjuntos con joyas bendecidas, de hierro u oro. Efectivas con muchos subterráneos, desde pequeña nunca desperdiciaba un momento para hacer uso sus encantos femeninos, de hecho ella se encargaba de llamar la atención a algunos demonios para acorralarlos después, como la primera vez que nos encontramos a Clary. -Llámame. -concluimos los dos para ese entrenamiento no oficial.
Seguimos con el entrenamiento y ella me aseguró que haría lo que podía. Eso era suficiente, porque cada vez iría haciendo lo mejor. Tras varias explicaciones de postura y técnica para que ella comenzara a practicarlas y a repetirlas, decidí que era hora que el entrenamiento se tornara algo más serio. Le avisé que le iba a golpear, ella por un momento se quedó aturdida, pero no reaccionó al ver mi puño acercarse a ella. No había ido a mi velocidad habitual, porque si no si le habría dado. Bueno, si es lo que hubiera querido, tampoco iba a pegarle de verdad si no era capaz de esquivar el golpe. Pero si lo hizo. Lo hizo todo correcto, menos la ultima parte. En vez de darme en la boca del estomago se había desviado bastante. Le había dolido más a ella que a mí. Le agarré la mano para que no la moviera. Me coloqué recto.
-Ha estado bien, excepto por lo último. -su mano estaba un par de centímetros por debajo de donde tenía que dar. -No es por fardar pero, -me levanté la blusa para que viera los abdominales, mientras que soltaba su mano. -no soy blando. -dejé que la blusa bajara. -A estado bien, bastante cerca para ser la primera vez. Ponte en posición inicial. -yo también lo hice. -Voy a volver a atacarte, no te acostumbre que te avise. -le avisé y acto seguido moví mi brazo, estaba vez mi puño iba directo a su estomago. Lo ideal sería que me apartara la mano con un golpe seco en la muñeca y volver a invadir mi espacio, pero esta vez con un ataque suyo en la traquea. No le dejaría darme, porque si lo consigue si podría hacerme bastante daño. Esperé a evaluar la respuesta a este ataque.
Jace C. Wayland- Nefilims
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Negué con un suspiro y una leve sonrisa paciente ante su respuesta. Como si Jace necesitase que alguien más diese de comer a su ego. Un día le va a echar de la cama, aunque la verdad, me gustaba esta sensación. Por momentos me había olvidado un poco de que somos hermanos, y de lo distantes que hemos estado desde que nos enteramos. Estar entrenando así con él me recuerda a cuando le conocí. Con lo perdida que estaba entonces es triste pensar que aún así las cosas eran más fáciles que ahora.
Me dijo que, si pedía entrenar, no podrían negármelo, algo que imaginaba, pero aun así remarqué para dejarlo más claro.
- Sí, bueno, pero preferiría preguntarle un poco por respeto. Ahora él se está ocupando de mí y de mi madre. No es pedirle permiso, más bien que preferiría saber antes su opinión y ver lo que me aconseja.
Le dije, aunque torciendo un poco el gesto cuando me dijo que, si lo hacía, tendría que jurar lealtad a la Clave y estaría metida del todo, lo que no terminaba de hacerme mucha gracia.
- Supongo que mejor será dejarlo estar por el momento. Me conformo con que puedas darme alguna clase particular de vez en cuando. Mi madre dejó toda su vida para intentar mantenerme fuera de esto, y antes de algo tan importante preferiría esperar a que despertase y hablar con ella.
Reí un poco cuando hablamos de Izzy, aunque no entendí lo mismo que él quería decir. No sabía que ella tuviese tantas joyas contra los demonios, aunque había visto algunas, y lo interpreté más por su ropa.
- Sí, supongo que esa escasez de tela podría provocarle un infarto a más de uno...
Comenté, aunque en cierto modo me daba algo de envidia. Isabelle parecía una modelo, alta, preciosa, con curvas marcadas... Aún recuerdo con cierto pesar cómo me sobraba de pecho aquel vestido que me dejó para la fiesta de Magnus...
Asentí al final con la idea de llamarle. Sería lo mejor quedar con él únicamente para esto, y aunque al principio tenía mis dudas, parece que puede salir mejor de lo que creía.
Empezó a enseñarme algunas cosas, y aunque no llegué a acertar del todo al parar el golpe y atacar de vuelta, al menos esbocé una sonrisa orgullosa con su leve aprobación.
Atendí cuando me dijo que solo había fallado en lo último, pero cuando se levantó la camisa, por inercia aparté la mirada y mis mejillas se colorearon... Solo a él se le ocurre...
- Sí, ya lo había notado... Puedes... No hace falta...
Dije sin mucho sentido, algo apurada, y volví a mirarle cuando me pareció que dejaba caer la camiseta de nuevo.
Conté mentalmente, suspiré y volví a mirarle a la cara, centrándome. Me volví a poner como me había indicado antes y asentí.
- Vale, lo intentaré.
Me lanzó un puñetazo al estómago. La verdad no me había dicho cómo pararlo o qué tenía que hacer, pero por alguna razón me vino a la cabeza la escena de uno de los últimos anime que habíamos visto Simon y yo en su casa. Intenté hacer algo por instinto a ver si salía, así que en vez de golpear su brazo para apartar el puño, giré hacia su derecha para que me pasase por un lateral y le rodeé su brazo con el mío izquierdo, quedando de espaldas a él y colocando el codo derecho a la altura del punto en que había fallado antes, sin llegar a golpearlo, solo dejándolo a la altura.
Giré mejor de lo que me esperaba, y aún sujetando su brazo y tocando levemente con el codo en su abdomen, volví un poco la cabeza, con una sonrisa algo más contenta y esperanzada.
- ¿Qué tal?
Había sido algo un poco raro, pero esperaba que hubiese servido. Fue lo primero que se me vino a la mente al ver su golpe.
Me dijo que, si pedía entrenar, no podrían negármelo, algo que imaginaba, pero aun así remarqué para dejarlo más claro.
- Sí, bueno, pero preferiría preguntarle un poco por respeto. Ahora él se está ocupando de mí y de mi madre. No es pedirle permiso, más bien que preferiría saber antes su opinión y ver lo que me aconseja.
Le dije, aunque torciendo un poco el gesto cuando me dijo que, si lo hacía, tendría que jurar lealtad a la Clave y estaría metida del todo, lo que no terminaba de hacerme mucha gracia.
- Supongo que mejor será dejarlo estar por el momento. Me conformo con que puedas darme alguna clase particular de vez en cuando. Mi madre dejó toda su vida para intentar mantenerme fuera de esto, y antes de algo tan importante preferiría esperar a que despertase y hablar con ella.
Reí un poco cuando hablamos de Izzy, aunque no entendí lo mismo que él quería decir. No sabía que ella tuviese tantas joyas contra los demonios, aunque había visto algunas, y lo interpreté más por su ropa.
- Sí, supongo que esa escasez de tela podría provocarle un infarto a más de uno...
Comenté, aunque en cierto modo me daba algo de envidia. Isabelle parecía una modelo, alta, preciosa, con curvas marcadas... Aún recuerdo con cierto pesar cómo me sobraba de pecho aquel vestido que me dejó para la fiesta de Magnus...
Asentí al final con la idea de llamarle. Sería lo mejor quedar con él únicamente para esto, y aunque al principio tenía mis dudas, parece que puede salir mejor de lo que creía.
Empezó a enseñarme algunas cosas, y aunque no llegué a acertar del todo al parar el golpe y atacar de vuelta, al menos esbocé una sonrisa orgullosa con su leve aprobación.
Atendí cuando me dijo que solo había fallado en lo último, pero cuando se levantó la camisa, por inercia aparté la mirada y mis mejillas se colorearon... Solo a él se le ocurre...
- Sí, ya lo había notado... Puedes... No hace falta...
Dije sin mucho sentido, algo apurada, y volví a mirarle cuando me pareció que dejaba caer la camiseta de nuevo.
Conté mentalmente, suspiré y volví a mirarle a la cara, centrándome. Me volví a poner como me había indicado antes y asentí.
- Vale, lo intentaré.
Me lanzó un puñetazo al estómago. La verdad no me había dicho cómo pararlo o qué tenía que hacer, pero por alguna razón me vino a la cabeza la escena de uno de los últimos anime que habíamos visto Simon y yo en su casa. Intenté hacer algo por instinto a ver si salía, así que en vez de golpear su brazo para apartar el puño, giré hacia su derecha para que me pasase por un lateral y le rodeé su brazo con el mío izquierdo, quedando de espaldas a él y colocando el codo derecho a la altura del punto en que había fallado antes, sin llegar a golpearlo, solo dejándolo a la altura.
Giré mejor de lo que me esperaba, y aún sujetando su brazo y tocando levemente con el codo en su abdomen, volví un poco la cabeza, con una sonrisa algo más contenta y esperanzada.
- ¿Qué tal?
Había sido algo un poco raro, pero esperaba que hubiese servido. Fue lo primero que se me vino a la mente al ver su golpe.
Clary Fray- Nefilims
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Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
El ambiente entre nosotros estaba bastante tranquilo, algo extraño porque desde que nuestro padre nos había comunicado la nefasta noticia habíamos tenido momentos bastante malos, aunque los buenos solían compensar esos malos, como por ejemplo este. Me agradaba que tuviéramos un respiro de todo, que solo fuéramos Clary y Jace pasando el tiempo juntos, sin complicaciones, sin tener que ocultarnos, sin tener que aguardar unas apariencias porque no hacía falta a pesar de mantener la compostura para no perder el control. Solo éramos dos adolescentes, ni cazadores de sombras, ni mundanos, ni nada sobre natural. Solo dos adolescentes, independientemente que fuéramos hermanos, que estábamos pasando un rato agradable. Me gustaría que todo el tiempo transcurriera de ese modo entre los dos, sin embargo sabía que era más que una ilusión. Un deseo inútil, un cielo donde sueñan los cautivos.
Me explicó porque prefería preguntarle a Luke antes de aceptar nada. No dije nada, pero seguía pensando que era una gran estupidez, pero Clary era así y yo no podía hacer nada y tampoco quería hacer algo para cambiarla. Por desgracia la amaba tal y como era, con lo bueno y con todo lo malo. Torció el gesto cuando le dije que tendría que convertirse en un miembro activo de la Clave si aceptaba el entrenamiento. Lo único que me pasó por la cabeza era que la idea era demasiado desagradable con la idea. Me sentí decepcionado, por lo menos de ese modo podría tenerla cerca, aunque me sacara de mis casillas la mayoría del tiempo, también me sentí dolido porque esa vida que ella rechazaba era todo lo que yo era.
-Como quieras. -le dije simplemente. Mi tono no invitaba a seguir la conversación por esa rama. Así que el tema se desvió por completo a Izzy, la miré al escuchar su comentario sobre la escasez de prendas de la joven cazadora. Me paré por un momento para pensarlo. La verdad es que no me había fijado demasiado en los conjuntos de Isabelle, a mí me daba igual, ella sabía lo que tenía que hacer y si podía aprovechar su condición de mujer para cazar que lo hiciera nosotros siempre estábamos cerca para ayudarla y si no, pues ella era mayorcita para cuidarse sola.
-No me había fijado especialmente en la cantidad de ropa que usa. -me encogí de hombros. -Pero si tiene la posibilidad de usar eso para hacer su trabajo ¿por qué no? Además, a mí los vestidos no me quedan tan bien, aunque la escasez de tela me favorece bastante.
Acabamos acordando que ella me llamaría antes de venir para saber si estaba disponible para entrar o no con ella. Lo más probable es que estaría la mayoría de las veces, aunque con todo lo que estaba sucediendo no sabía hasta cuando iba a durar eso. Me importaba bien poco, iba a disfrutar todo lo que podía hasta el viaje de Idris, ya allí todo cambiaría, porque no pensaba dejar que Clary fuera a Alacante, era demasiado peligroso.
En el entrenamiento avanzaba bastante bien, Clary captaba las cosas pero todavía le quedaba que pulir algunas cosas, como el golpe en la boca del estomago. Al levantarme la camisa para mostrarle vi que giraba rápidamente la cabeza. No dije nada, sin embargo en mis labios se formó una gran sonrisa. Casi tartamudeo al hablarme, y cuando dejé caer de nuevo la camisa volvió a la normalidad, tras varios procesos de relajación o eso me pareció a mí. Dijo que lo iba a intentar cuando la avisé de mi segundo golpe. Hizo algo que me sorprendió gratamente, incluso se podría decir que me excitó. Esquivó mi ataque, se encargó de mantener mi brazo atrapado con el suyo, mientras que ella giraba quedándose espaldas a mí y levantando el codo para dar en el punto adecuado de mi cuerpo. Me moví rápido, para frenar su golpe si ella no era capaz, pero si lo fue. Así que deje caer mi otro brazo. Ella levantó el rostro con una sonrisa preguntándome que tal había salido. Solté una carcajada y la cogí la cintura para levantarla.
-Has estado bien Fray. -le dije y le hice dar vueltas, sin que sus pies tocaran el suelo. Al dejarla en el suelo, no sé muy bien lo que paso, pero nuestras piernas se enredaron y caímos al suelo. Gracias que las colchonetas estaban para amortiguar el golpe. Ella había caído encima de mí y sentía todo su peso sobre mí.
En aquel momento algo más poderoso que mi propia voluntad me dominó, atrapé su cintura con un brazo y la hice girar para quedar encima de ella. Apoyé mi antebrazo al lado de su cabeza, donde su cabello rojo estaba al alcance de mi mano. Estaba sobre ella de tal manera que no podía notar ni un solo gramo de mi peso, pero si que notaba el calor de la muchacha. Clavé mi mirada en sus ojos, sentía un inmenso calor recorriendo mis venas. Acaricié una mínima porción de piel de su cintura que quedaba expuesta por la caída y me incliné hacia delante, con los ojos fijos en sus ojos hasta que baje a sus labios. Me incliné más sobre ella, casi podía saborear el sabor de su aliento contra mis labios...
“Es tu hermana”
Dijo una voz que no era la mía. Me quede petrificado unos segundos antes de girar rápidamente y quedarme de espaldas a ella, sentando sobre las colchonetas. Tenía las manos en el rostro, que acabaron pasando por mi cabello totalmente frustrado.
-Se acabo la lección de hoy. -le comuniqué poniéndome en pie y saliendo de la sala de entrenamiento de un portazo.
Casi corría por el pasillo. Era un estúpido. Dejarme llevar de aquella manera, me acabaría matando si no era capaz de comenzar a controlarme. La deseaba y también la odiaba. ¿Cómo podía seguir amándola? Era mi hermano, sangre de mi sangre y yo era un monstruo porque con cada segundo que pasaba con ella la deseaba más y más. Solo para mí. No soportaba verla con Simon, aunque este pudiera darle lo que yo no puedo. Que era una vida normal, por lo menos medianamente normal teniendo en cuenta que el chico era un vampiro. Pero yo no quería que el mundano fuera que le diera una vida normal, quería ser yo esa chico. Ese hombre quería ser yo. Sin duda alguna, algo iba mal en mí. Algo que me convertía en alguien peor que Valentine.
Me explicó porque prefería preguntarle a Luke antes de aceptar nada. No dije nada, pero seguía pensando que era una gran estupidez, pero Clary era así y yo no podía hacer nada y tampoco quería hacer algo para cambiarla. Por desgracia la amaba tal y como era, con lo bueno y con todo lo malo. Torció el gesto cuando le dije que tendría que convertirse en un miembro activo de la Clave si aceptaba el entrenamiento. Lo único que me pasó por la cabeza era que la idea era demasiado desagradable con la idea. Me sentí decepcionado, por lo menos de ese modo podría tenerla cerca, aunque me sacara de mis casillas la mayoría del tiempo, también me sentí dolido porque esa vida que ella rechazaba era todo lo que yo era.
-Como quieras. -le dije simplemente. Mi tono no invitaba a seguir la conversación por esa rama. Así que el tema se desvió por completo a Izzy, la miré al escuchar su comentario sobre la escasez de prendas de la joven cazadora. Me paré por un momento para pensarlo. La verdad es que no me había fijado demasiado en los conjuntos de Isabelle, a mí me daba igual, ella sabía lo que tenía que hacer y si podía aprovechar su condición de mujer para cazar que lo hiciera nosotros siempre estábamos cerca para ayudarla y si no, pues ella era mayorcita para cuidarse sola.
-No me había fijado especialmente en la cantidad de ropa que usa. -me encogí de hombros. -Pero si tiene la posibilidad de usar eso para hacer su trabajo ¿por qué no? Además, a mí los vestidos no me quedan tan bien, aunque la escasez de tela me favorece bastante.
Acabamos acordando que ella me llamaría antes de venir para saber si estaba disponible para entrar o no con ella. Lo más probable es que estaría la mayoría de las veces, aunque con todo lo que estaba sucediendo no sabía hasta cuando iba a durar eso. Me importaba bien poco, iba a disfrutar todo lo que podía hasta el viaje de Idris, ya allí todo cambiaría, porque no pensaba dejar que Clary fuera a Alacante, era demasiado peligroso.
En el entrenamiento avanzaba bastante bien, Clary captaba las cosas pero todavía le quedaba que pulir algunas cosas, como el golpe en la boca del estomago. Al levantarme la camisa para mostrarle vi que giraba rápidamente la cabeza. No dije nada, sin embargo en mis labios se formó una gran sonrisa. Casi tartamudeo al hablarme, y cuando dejé caer de nuevo la camisa volvió a la normalidad, tras varios procesos de relajación o eso me pareció a mí. Dijo que lo iba a intentar cuando la avisé de mi segundo golpe. Hizo algo que me sorprendió gratamente, incluso se podría decir que me excitó. Esquivó mi ataque, se encargó de mantener mi brazo atrapado con el suyo, mientras que ella giraba quedándose espaldas a mí y levantando el codo para dar en el punto adecuado de mi cuerpo. Me moví rápido, para frenar su golpe si ella no era capaz, pero si lo fue. Así que deje caer mi otro brazo. Ella levantó el rostro con una sonrisa preguntándome que tal había salido. Solté una carcajada y la cogí la cintura para levantarla.
-Has estado bien Fray. -le dije y le hice dar vueltas, sin que sus pies tocaran el suelo. Al dejarla en el suelo, no sé muy bien lo que paso, pero nuestras piernas se enredaron y caímos al suelo. Gracias que las colchonetas estaban para amortiguar el golpe. Ella había caído encima de mí y sentía todo su peso sobre mí.
En aquel momento algo más poderoso que mi propia voluntad me dominó, atrapé su cintura con un brazo y la hice girar para quedar encima de ella. Apoyé mi antebrazo al lado de su cabeza, donde su cabello rojo estaba al alcance de mi mano. Estaba sobre ella de tal manera que no podía notar ni un solo gramo de mi peso, pero si que notaba el calor de la muchacha. Clavé mi mirada en sus ojos, sentía un inmenso calor recorriendo mis venas. Acaricié una mínima porción de piel de su cintura que quedaba expuesta por la caída y me incliné hacia delante, con los ojos fijos en sus ojos hasta que baje a sus labios. Me incliné más sobre ella, casi podía saborear el sabor de su aliento contra mis labios...
“Es tu hermana”
Dijo una voz que no era la mía. Me quede petrificado unos segundos antes de girar rápidamente y quedarme de espaldas a ella, sentando sobre las colchonetas. Tenía las manos en el rostro, que acabaron pasando por mi cabello totalmente frustrado.
-Se acabo la lección de hoy. -le comuniqué poniéndome en pie y saliendo de la sala de entrenamiento de un portazo.
Casi corría por el pasillo. Era un estúpido. Dejarme llevar de aquella manera, me acabaría matando si no era capaz de comenzar a controlarme. La deseaba y también la odiaba. ¿Cómo podía seguir amándola? Era mi hermano, sangre de mi sangre y yo era un monstruo porque con cada segundo que pasaba con ella la deseaba más y más. Solo para mí. No soportaba verla con Simon, aunque este pudiera darle lo que yo no puedo. Que era una vida normal, por lo menos medianamente normal teniendo en cuenta que el chico era un vampiro. Pero yo no quería que el mundano fuera que le diera una vida normal, quería ser yo esa chico. Ese hombre quería ser yo. Sin duda alguna, algo iba mal en mí. Algo que me convertía en alguien peor que Valentine.
Jace C. Wayland- Nefilims
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 28/04/2014
Re: Necesito un maestro {Jace Wayland}
Ojala todo pudiera ser siempre así entre nosotros, sencillo, sin estar continuamente pensando en lo que no podemos ser, en lo que tenemos que ser por nuestra sangre y en los problemas que tenemos encima. Ojala siempre pudiéramos ser únicamente nosotros mismos, sin tantas trabas, pasando una tarde juntos y aprendiendo de él.
Le noté un poco apagado cuando no pareció muy contento con mi respuesta sobre la Clave, y aunque estaba claro que, por cómo respondió, no parecía querer saber más del tema, me sentí en la necesidad de explicárselo, esbozando una leve sonrisa sincera y cálida.
- No es por ti, Jace... Es solo que... Mi madre dejó atrás toda su vida, todo su mundo, para mantenerme alejada de esto. Sé que no es justo y aún una parte de mí está enfadada con ella por habérmelo ocultado, pero he visto la seriedad y el compromiso que supone para vosotros el ser parte de la Clave, y creo que antes de dar un paso así, al menos le debo a ella la posibilidad de explicarme por qué tomó esa decisión.
Le dije, acentuando un poco mi sonrisa y esperando que al menos esto significase algo para él, porque para mí sí era así.
- Y mientras tanto me alegra que puedas ser tú quien me enseñe... No creo que ellos pudieran darme un maestro mejor.
Eso podía decírselo de corazón, porque aunque sé que Jace no necesita que le digan lo bueno que es, tampoco yo tengo a nadie a quien quisiera tener en mi vida más que a él, de la forma que fuese.
Al hablar de Izzy no pude evitar echarme a reír más de la cuenta, y por un momento intenté contenerme sin mucho éxito, terminando por suspirar y disculparme un poco apurada.
- Perdona... es que por un momento me imaginé cómo podría sentarte uno de esos vestidos...
Le dije, sonrojándome un poco al final y dejando de reírme, aunque manteniendo una leve sonrisa. Supongo que mi capacidad de artista no solo me hace imaginar cómo quedaría Jace en un cuadro con un vestido, sino también cómo quedaría con menos ropa... No había olvidado el dibujo que había hecho de él al poco de conocernos, con su torso descubierto y las alas de ángel a la espalda.
Iniciamos el entrenamiento, y aunque al principio me sentía un poco torpe, creo que empezaba a dejarme llevar por mi instinto, como Jace me decía.
Al final incluso parece que llegué a sorprenderle con ese último movimiento, esbozando una sonrisa alegre y orgullosa con su respuesta, hasta que me cogió por la cintura y empezó a dar vueltas conmigo, haciéndome dar un pequeño grito de sorpresa y riendo divertida.
- ¡Jace! Para, bájame.
Le dije entre risas, suspirando cuando me dejó en el suelo, pero al volverme no sé qué pasó. Creo que tropecé con su pie, o él con el mío, y terminamos en el suelo, conmigo encima de él sobre las colchonetas.
Dejé de reír, pero mantuve una sonrisa divertida y alegre, incorporándome un poco apoyando las manos en sus hombros.
- Perdona... ya te avisé que soy un poco torp...
Me quedé totalmente muda cuando, antes de darme tiempo a reaccionar, él me cogió por la cintura y me dio la vuelta, tumbándose sobre mí.
Mi corazón se aceleró tanto que por momentos temí que hasta Jace pudiera escucharlo, con la respiración algo entrecortada por la sorpresa y un gesto mezclado entre confusión y anhelo al notar sus ojos dorados clavados en los míos. Me estremecí ligeramente con su caricia en mi costado, y aunque ya no sonreía, mis mejillas se habían coloreado y mis labios estaba ligeramente entreabiertos, como si de alguna manera llamaran a los suyos.
Jace se inclinó hacia mí, y aunque mi mente gritaba que le apartase, que esto no era lo correcto, todo mi cuerpo me decía lo contrario.
Una de mis manos rozó la suya en mi costado, y mis ojos se cerraron al sentir la cercanía de sus labios...
Y en apenas un suspiro se levantó de golpe, dejándome ligeramente aturdida.
Apenas abrí los ojos le vi levantarse, dándome la espalda. Me incorporé un poco, y antes si quiera de que pudiese levantarme, me dijo que por hoy era suficiente, y se marchó corriendo...
Por un momento no sabía qué decir, pero justo cuando salía por la puerta, reaccioné.
- ¡Jace! Jace, por favor, espera...
Me levanté, sacudiéndome un poco los vaqueros, pero estaba claro que él ya se había ido. Suspiré apartándome un poco el pelo de la cara y los hombros, notando mis latidos recuperar poco a poco su ritmo normal, pero la presión en mi pecho aumentaba, al igual que un leve revoloteo en mi estómago. Esto no podía seguir así... no podía...
Había estado tan cerca de besarme... y lo peor es que quería que lo hiciera, lo deseaba más que nada. Sé que tengo que verle como a un hermano, que es lo que somos y tengo que aceptarlo, pero no soy capaz... no puedo...
Recogí mi chaqueta y mi bolso, echándomelo al hombro y saliendo de la sala de entrenamiento, con gesto decepcionado, de camino a la puerta del instituto. Ni me fijé en si había alguien más por allí, solo salí fuera, pero mientras cruzaba el patio hasta la verja de entrada, por un momento me volví, mirando hacia la que creía recordar que era la ventana del cuarto de Jace, aunque ni siquiera tenía claro si se habría ido allí...
Aun así suspiré, casi susurrando hacia la ventana.
- ¿Por qué no puedo dejar de amarte...?
Volví la mirada al frente, agachando un poco la cabeza, decepcionada, mientras comenzaba a andar de vuelta a casa de Luke. No tenía claro si estaba más decepcionada conmigo misma, por desear que Jace me besase, o con el hecho de que al final se marchase sin hacerlo...
Ojala mi madre estuviese bien... si ella pudiera decirnos si todo esto es cierto... quizá podría superarlo, o quizá incluso Jace y yo podríamos tener una oportunidad...
Le noté un poco apagado cuando no pareció muy contento con mi respuesta sobre la Clave, y aunque estaba claro que, por cómo respondió, no parecía querer saber más del tema, me sentí en la necesidad de explicárselo, esbozando una leve sonrisa sincera y cálida.
- No es por ti, Jace... Es solo que... Mi madre dejó atrás toda su vida, todo su mundo, para mantenerme alejada de esto. Sé que no es justo y aún una parte de mí está enfadada con ella por habérmelo ocultado, pero he visto la seriedad y el compromiso que supone para vosotros el ser parte de la Clave, y creo que antes de dar un paso así, al menos le debo a ella la posibilidad de explicarme por qué tomó esa decisión.
Le dije, acentuando un poco mi sonrisa y esperando que al menos esto significase algo para él, porque para mí sí era así.
- Y mientras tanto me alegra que puedas ser tú quien me enseñe... No creo que ellos pudieran darme un maestro mejor.
Eso podía decírselo de corazón, porque aunque sé que Jace no necesita que le digan lo bueno que es, tampoco yo tengo a nadie a quien quisiera tener en mi vida más que a él, de la forma que fuese.
Al hablar de Izzy no pude evitar echarme a reír más de la cuenta, y por un momento intenté contenerme sin mucho éxito, terminando por suspirar y disculparme un poco apurada.
- Perdona... es que por un momento me imaginé cómo podría sentarte uno de esos vestidos...
Le dije, sonrojándome un poco al final y dejando de reírme, aunque manteniendo una leve sonrisa. Supongo que mi capacidad de artista no solo me hace imaginar cómo quedaría Jace en un cuadro con un vestido, sino también cómo quedaría con menos ropa... No había olvidado el dibujo que había hecho de él al poco de conocernos, con su torso descubierto y las alas de ángel a la espalda.
Iniciamos el entrenamiento, y aunque al principio me sentía un poco torpe, creo que empezaba a dejarme llevar por mi instinto, como Jace me decía.
Al final incluso parece que llegué a sorprenderle con ese último movimiento, esbozando una sonrisa alegre y orgullosa con su respuesta, hasta que me cogió por la cintura y empezó a dar vueltas conmigo, haciéndome dar un pequeño grito de sorpresa y riendo divertida.
- ¡Jace! Para, bájame.
Le dije entre risas, suspirando cuando me dejó en el suelo, pero al volverme no sé qué pasó. Creo que tropecé con su pie, o él con el mío, y terminamos en el suelo, conmigo encima de él sobre las colchonetas.
Dejé de reír, pero mantuve una sonrisa divertida y alegre, incorporándome un poco apoyando las manos en sus hombros.
- Perdona... ya te avisé que soy un poco torp...
Me quedé totalmente muda cuando, antes de darme tiempo a reaccionar, él me cogió por la cintura y me dio la vuelta, tumbándose sobre mí.
Mi corazón se aceleró tanto que por momentos temí que hasta Jace pudiera escucharlo, con la respiración algo entrecortada por la sorpresa y un gesto mezclado entre confusión y anhelo al notar sus ojos dorados clavados en los míos. Me estremecí ligeramente con su caricia en mi costado, y aunque ya no sonreía, mis mejillas se habían coloreado y mis labios estaba ligeramente entreabiertos, como si de alguna manera llamaran a los suyos.
Jace se inclinó hacia mí, y aunque mi mente gritaba que le apartase, que esto no era lo correcto, todo mi cuerpo me decía lo contrario.
Una de mis manos rozó la suya en mi costado, y mis ojos se cerraron al sentir la cercanía de sus labios...
Y en apenas un suspiro se levantó de golpe, dejándome ligeramente aturdida.
Apenas abrí los ojos le vi levantarse, dándome la espalda. Me incorporé un poco, y antes si quiera de que pudiese levantarme, me dijo que por hoy era suficiente, y se marchó corriendo...
Por un momento no sabía qué decir, pero justo cuando salía por la puerta, reaccioné.
- ¡Jace! Jace, por favor, espera...
Me levanté, sacudiéndome un poco los vaqueros, pero estaba claro que él ya se había ido. Suspiré apartándome un poco el pelo de la cara y los hombros, notando mis latidos recuperar poco a poco su ritmo normal, pero la presión en mi pecho aumentaba, al igual que un leve revoloteo en mi estómago. Esto no podía seguir así... no podía...
Había estado tan cerca de besarme... y lo peor es que quería que lo hiciera, lo deseaba más que nada. Sé que tengo que verle como a un hermano, que es lo que somos y tengo que aceptarlo, pero no soy capaz... no puedo...
Recogí mi chaqueta y mi bolso, echándomelo al hombro y saliendo de la sala de entrenamiento, con gesto decepcionado, de camino a la puerta del instituto. Ni me fijé en si había alguien más por allí, solo salí fuera, pero mientras cruzaba el patio hasta la verja de entrada, por un momento me volví, mirando hacia la que creía recordar que era la ventana del cuarto de Jace, aunque ni siquiera tenía claro si se habría ido allí...
Aun así suspiré, casi susurrando hacia la ventana.
- ¿Por qué no puedo dejar de amarte...?
Volví la mirada al frente, agachando un poco la cabeza, decepcionada, mientras comenzaba a andar de vuelta a casa de Luke. No tenía claro si estaba más decepcionada conmigo misma, por desear que Jace me besase, o con el hecho de que al final se marchase sin hacerlo...
Ojala mi madre estuviese bien... si ella pudiera decirnos si todo esto es cierto... quizá podría superarlo, o quizá incluso Jace y yo podríamos tener una oportunidad...
Clary Fray- Nefilims
- Mensajes : 164
Fecha de inscripción : 12/03/2014
Localización : Casa de Luke o Instituto de los Nefilim
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