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Jace al rescate de nephilims y brujos (Jace Wayland & Magnus Bane)
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Jace al rescate de nephilims y brujos (Jace Wayland & Magnus Bane)
Hoy era un día muy raro... Demasiado raro a mi parecer. Había quedado con mis compañeros antiguos de clase (todos mundanos, por supuesto) para ir a Pandemónium. No me agradaba mucho la idea, pero nosotros nos conocíamos desde los tres años y todos los cursos habíamos estado en la misma clase. Yo nunca les caí bien a ellos ni ellos me cayeron bien a mí, pero nos respetábamos mutuamente, aunque yo en mis pensamientos los ponía un poco verdes. Quedábamos de vez en cuando y pasábamos el rato juntos. Por lo menos tenían el detalle de llamarme e invitarme a ir con ellos.
Toda la gente, desde que me quedé huérfana y sin hermanos, me trataba muy bien. Mis compañeros mundis no eran una excepción.
Holly, una de las chicas, baja, con muchos granos en la cara y nariz de cuervo, había tenido la gran idea de ir a Pandemónium. Un local de moda de Nueva York y un sitio de encuentro de las criaturas del mundo de las sombras, pero esto último no lo sabía ningún mundi. Holly sólo quería ir a Pandemónium para emborracharse y enrollarse con cualquiera. No me caía muy bien que digamos.
Llegué al lugar en donde quedamos. Vi a Holly a lo lejos, apoyada en una pared y tocándose su pelo oscuro. Ella me vio también. Agitó la mano y corrió hacia mí.
Me dio un abrazo cálido, cuando nos soltamos, Holly me miró a los ojos y me sonrió. Yo, la miré a la cara que como de costumbre estaba llena de granos.
--¡Que alegría verte zanahoria! Bueno... ¿Que tal va todo?--Preguntó Holly, fingiendo ser simpática. Ella era una de las muchas personas que me llamaban zanahoria. Odiaba con toda mi alma ese mote.
Me encogí de hombros. --Bueno... Ahí vamos. ¿Y tú?--Dije e inconscientemente me mordí el labio inferior. Sentí una punzada de dolor en las cicatrices que tenía en los brazos. Tenía puesta una camiseta de manga larga así que no se verían.
--No pongas esa cara tan larga, ¿va? Las chicas guapas como yo y como tú tienen que sonreír.--Dijo, mientras me acariciaba la mejilla. Ese gestó lo encontré odioso, además de que se llamó a ella misma guapa.
--Yo estoy genial, como de costumbre. --Dijo con una sonrisa de satisfacción. Holly tenía la voz muy aguda y chillona. Parecía un pequeño ratoncito. Por un momento me imaginé a Holly de ratón. Sería una experiencia muy divertida. Hubo un silencio muy incómodo, pero la heroína de Holly rompió el hielo con una pregunta.
--¿Y que tal van los novios? ¿Eh pequeña?--Preguntó con una sonrisa sarcástica. Debía de tener cuidado con la respuesta. Holly iba contando todo.
--Pues como siempre... Sigo buscando a mi personaje ficticio de libro. Seguro que tú tienes más cosas que contar que yo... --Dije, fingiendo decepción. A saber que me contaba la muchacha esta. Era un poco fresca, así que tendría que contestar algo divertido.
--A diferencia de ti, yo voy buscando a gente real. Tu problema es ese cielo, tú buscas a gente que no es real y tienes altas expectativas de los chicos. Eso no es bueno.--Dijo, creeyéndose una experta del tema. Fíjate, una chica tan fresca como ella me tiene que dar consejos de estos. Yo buscaré a gente que no es real pero tu eres una chica fácil y una p**a. Ese sí que es el problema.
Lo único que hice fue resoplar. Tenía miedo de abrir la boca, decir alguna tontería y enfadar a la "gran celestina". Puaj...
El tiempo se me estaba haciendo lentísimo con esta chica. Me preguntó que por qué llevaba manga larga, haciendo tanto calor, que cómo estudiaba ahora, que qué tal que eran los españoles y el gato, en resumen, mi vida... Los demás llegaron y nos metimos al local. El gorila, al principio no nos dejaba entrar y Holly estuvo a punto de enseñarle las tetas... No sé que tetas, porque está más plana que una tabla de surf... Menos mal que estaba Meera, una chica rubia platino que recientemente se había hecho mechas azules, ella era la única que me agradaba de verdad.
La música era muy estridente y chirriante. Se me metía en los oídos y no salía, pero a la vez era muy movida y te entraban ganas de bailar. Holly se marchó con un chico desconocido a la barra. Seguro que ya había encontrado rollete. Los demás estábamos en corro bailando y Max, uno de los mundanos con los que había quedado, no me paraba de mirar. Los otros dos chicos estaban bailando a lo loco. Max me miró de nuevo. Era un chico muy alto y me sacaba unos pocos centímetros. Tenía el pelo negro, pero con las luces parecía de color azul y sus ojos hacían juego con los míos. Me separé un momento de los mundis, para seguir a un rostro muy conocido.
Toda la gente, desde que me quedé huérfana y sin hermanos, me trataba muy bien. Mis compañeros mundis no eran una excepción.
Holly, una de las chicas, baja, con muchos granos en la cara y nariz de cuervo, había tenido la gran idea de ir a Pandemónium. Un local de moda de Nueva York y un sitio de encuentro de las criaturas del mundo de las sombras, pero esto último no lo sabía ningún mundi. Holly sólo quería ir a Pandemónium para emborracharse y enrollarse con cualquiera. No me caía muy bien que digamos.
Llegué al lugar en donde quedamos. Vi a Holly a lo lejos, apoyada en una pared y tocándose su pelo oscuro. Ella me vio también. Agitó la mano y corrió hacia mí.
Me dio un abrazo cálido, cuando nos soltamos, Holly me miró a los ojos y me sonrió. Yo, la miré a la cara que como de costumbre estaba llena de granos.
--¡Que alegría verte zanahoria! Bueno... ¿Que tal va todo?--Preguntó Holly, fingiendo ser simpática. Ella era una de las muchas personas que me llamaban zanahoria. Odiaba con toda mi alma ese mote.
Me encogí de hombros. --Bueno... Ahí vamos. ¿Y tú?--Dije e inconscientemente me mordí el labio inferior. Sentí una punzada de dolor en las cicatrices que tenía en los brazos. Tenía puesta una camiseta de manga larga así que no se verían.
--No pongas esa cara tan larga, ¿va? Las chicas guapas como yo y como tú tienen que sonreír.--Dijo, mientras me acariciaba la mejilla. Ese gestó lo encontré odioso, además de que se llamó a ella misma guapa.
--Yo estoy genial, como de costumbre. --Dijo con una sonrisa de satisfacción. Holly tenía la voz muy aguda y chillona. Parecía un pequeño ratoncito. Por un momento me imaginé a Holly de ratón. Sería una experiencia muy divertida. Hubo un silencio muy incómodo, pero la heroína de Holly rompió el hielo con una pregunta.
--¿Y que tal van los novios? ¿Eh pequeña?--Preguntó con una sonrisa sarcástica. Debía de tener cuidado con la respuesta. Holly iba contando todo.
--Pues como siempre... Sigo buscando a mi personaje ficticio de libro. Seguro que tú tienes más cosas que contar que yo... --Dije, fingiendo decepción. A saber que me contaba la muchacha esta. Era un poco fresca, así que tendría que contestar algo divertido.
--A diferencia de ti, yo voy buscando a gente real. Tu problema es ese cielo, tú buscas a gente que no es real y tienes altas expectativas de los chicos. Eso no es bueno.--Dijo, creeyéndose una experta del tema. Fíjate, una chica tan fresca como ella me tiene que dar consejos de estos. Yo buscaré a gente que no es real pero tu eres una chica fácil y una p**a. Ese sí que es el problema.
Lo único que hice fue resoplar. Tenía miedo de abrir la boca, decir alguna tontería y enfadar a la "gran celestina". Puaj...
El tiempo se me estaba haciendo lentísimo con esta chica. Me preguntó que por qué llevaba manga larga, haciendo tanto calor, que cómo estudiaba ahora, que qué tal que eran los españoles y el gato, en resumen, mi vida... Los demás llegaron y nos metimos al local. El gorila, al principio no nos dejaba entrar y Holly estuvo a punto de enseñarle las tetas... No sé que tetas, porque está más plana que una tabla de surf... Menos mal que estaba Meera, una chica rubia platino que recientemente se había hecho mechas azules, ella era la única que me agradaba de verdad.
La música era muy estridente y chirriante. Se me metía en los oídos y no salía, pero a la vez era muy movida y te entraban ganas de bailar. Holly se marchó con un chico desconocido a la barra. Seguro que ya había encontrado rollete. Los demás estábamos en corro bailando y Max, uno de los mundanos con los que había quedado, no me paraba de mirar. Los otros dos chicos estaban bailando a lo loco. Max me miró de nuevo. Era un chico muy alto y me sacaba unos pocos centímetros. Tenía el pelo negro, pero con las luces parecía de color azul y sus ojos hacían juego con los míos. Me separé un momento de los mundis, para seguir a un rostro muy conocido.
Invitado- Invitado
Re: Jace al rescate de nephilims y brujos (Jace Wayland & Magnus Bane)
Pandemonium en algún momento fue el lugar favorito de Jace por lejos, por el simple hecho de ver como se mezclaban los mundanos con los submundos y nephilims, los primeros totalmente negados de lo que pasa a su alrededor, sin saber nada y no poner atención a ello, podría pasar alguna guerra que ellos no lo notarían y eso le gustaba, pobres mundanos, tan inútiles e indefensos. Así solía pensar Jace, por eso le gustaba pasar tiempo en aquel maldito boliche, pero cada vez le gustaba menos y solamente iba cuando era verdaderamente importante.
Hacía un par de días que seguía sin saber nada de Alec, que pasaba con él o como estaba, por lo que decidió olvidarse un poco de él, de su hermana y su padre, despejar su mente y pensar en otra cosa que nada tenga que ver con alguno de sus problemas que cada vez parecía consumirlo más y absorberle una parte de él, día a día, hora a hora, minuto a minuto se sentía más débil y vulnerable, como que iba a explotar al próximo problema más que tenga que involucre a alguno de sus seres queridos y ya no sabía como iba a reaccionar y eso lo odiaba. Él no era así, no tenía que ser así y cada día se odiaba más por estar cada vez más vulnerable.
Por esto decidió ir por su traje de combate, se calzo un par de armas notando como la campera le quedaba un poco más suelta que antes, era claro que estaba un poco más delgado que hace unas semanas pero mucho no le importaba, al igual que las ojeras que parecían agrandarse mientras más uno lo mirará, decidió ignorar todo y salir por un poco de acción o diversión. Y donde siempre encontrabas alguna de las dos cosas era justamente en el lugar que ahora dejo de divertirle: pandemonium. Allí seguro encontraría algún submundo que lo divierta o algún demonio estúpido al cual matar.
Recorrió las calles de NY corriendo o caminando hasta llegar allí, podría tomarse algún tren pero quería caminar, demoró casi el doble pero llegó un poco cansado y con ideas un poco más claras. Entró al famoso lugar llenándose los oídos de música y el olor característico de mundano y submundo mezclados y recorrió todo con cierta lentitud atento a la posible señal de algún demonio que matar.
Hacía un par de días que seguía sin saber nada de Alec, que pasaba con él o como estaba, por lo que decidió olvidarse un poco de él, de su hermana y su padre, despejar su mente y pensar en otra cosa que nada tenga que ver con alguno de sus problemas que cada vez parecía consumirlo más y absorberle una parte de él, día a día, hora a hora, minuto a minuto se sentía más débil y vulnerable, como que iba a explotar al próximo problema más que tenga que involucre a alguno de sus seres queridos y ya no sabía como iba a reaccionar y eso lo odiaba. Él no era así, no tenía que ser así y cada día se odiaba más por estar cada vez más vulnerable.
Por esto decidió ir por su traje de combate, se calzo un par de armas notando como la campera le quedaba un poco más suelta que antes, era claro que estaba un poco más delgado que hace unas semanas pero mucho no le importaba, al igual que las ojeras que parecían agrandarse mientras más uno lo mirará, decidió ignorar todo y salir por un poco de acción o diversión. Y donde siempre encontrabas alguna de las dos cosas era justamente en el lugar que ahora dejo de divertirle: pandemonium. Allí seguro encontraría algún submundo que lo divierta o algún demonio estúpido al cual matar.
Recorrió las calles de NY corriendo o caminando hasta llegar allí, podría tomarse algún tren pero quería caminar, demoró casi el doble pero llegó un poco cansado y con ideas un poco más claras. Entró al famoso lugar llenándose los oídos de música y el olor característico de mundano y submundo mezclados y recorrió todo con cierta lentitud atento a la posible señal de algún demonio que matar.
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