Parque de Diversiones….

Aquel día había salido a correr muy temprano, y después de dejar a los perros en casa, había ido al Instituto. Ese fin de semana lo había pasado en casa, limpiando y dedicándome a mí misma, así que me tocaba ponerme al día con el entrenamiento y la lectura. En cuanto llegué, me fui a una de las salas de entrenamiento, donde practiqué el lanzamiento de cuchillos, la agilidad y la velocidad. Después de aquello tomé un sándwich en la cocina de la catedral, y me dirigí a la Biblioteca, donde cogí un libro sobre Demonios Mayores y comencé a leerlo. Aquel ya lo había leído anteriormente, pero me gustaba releerlo de vez en cuando. Solo para recordar que hay cosas mucho más poderosas ahí fuera.

Cerca de las cinco de la tarde, cuando ya iba a volver al entrenamiento, escuché que se habían iniciado algunos disturbios en Coney Island, el parque de atracciones. Me propuse voluntaria para ir a calmar los ánimos, y me dijeron que lo resolviera lo antes posible. Cogí un taxi y le dije al conductor que me llevara lo más rápido que pudiera al parque, y el hombre asintió, para después salir disparado por las calles de la ciudad. En un rato llegué, me bajé del vehículo y pagué, tras lo cual el coche se alejó, ahora más lento. Con un suspiro, me interné en la multitud, esperando poder encontrar rápidamente a los que habían generado la pelea. Por lo que había entendido, era entre licántropos, así que a lo mejor podría salir de allí sin ningún mordisco en el brazo.

Mientras iba a lo mío, me choqué contra algo, y al girarme, vi a una chica joven.

- Disculpa, no iba prestando atención- y entonces me fijé en sus ojos. Tenían el brillo de la licantropía. Tensé la mandíbula y me llevé la mano al cinturón-. ¿No sabrás nada de alguna pelea que se ha dado por aquí en los últimos minutos, verdad?

Si había sido ella la que la había empezado, se mostraría nerviosa, porque sabría que soy una Cazadora de Sombras. Así que más le valía no mentirme.

Habíamos recibido un aviso de disturbios en Coney Island, el parque de atracciones, y me había presentado voluntaria para encargarme del asunto. Necesitaba algo de acción, y aquello me vendría genial para mover un poco el cuerpo. Los entrenamientos empezaban a aburrirme si los hacía muy seguidos. Después de coger un taxi, llegué al lugar indicado, y bajé del auto, inspeccionando la zona. Pagué al conductor y me mezclé con la multitud, intentando pasar desapercibida mientras buscaba la pelea. Mientras caminaba, mirando de un lado a otro sin parar, me choqué contra algo, que después identifiqué como una joven rubia. Y además era una licántropo. Me tensé de inmediato, deslizando una mano hacia uno de mis cuchillos, y dirigiéndome a ella con un tono algo cortante, para preguntarle sobre la pelea.

Al escuchar su respuesta ladeé la cabeza, relajándome un poco, y miré su moto, a su lado. Asentí y me relajé por completo, dejando caer la mano que tenía apoyada en mi cinturón y pasándome la otra por el pelo, que se me estaba poniendo delante de la cara. Le dirigí una mirada de disculpa y una sonrisa amable.

- Tienes razón, no había visto la moto, perdona- la miré a los ojos al escuchar su proposición, y volví a sonreír.-. Sería muy amable por tu parte, me va a ser muy difícil recorrerme todo este parque para encontrar a los que han iniciado la pelea- extendí un brazo hacia ella, haciendo ademán de estrecharle la mano a modo de saludo.-. Soy Yrenne, por cierto. Y creo- dije, bajando un poco la voz.-, que ya no merece la pena fingir que no somos los que somos. Sé que eres una licántropo, y tú sabes que soy una nefilim. Intentemos hacerlo más llevadero, ¿te parece?- le dije, guiñándole un ojo.