Funky [flashback] [Anthony Blacklight]

Ya que estaba solo y aburrido, decidí aprovechar que alguien puso este maravilloso club en medio de esta ciudad apestosa, y me arreglo para ir.


Subo como siempre, a mi fiel y adorada moto, y en poco estoy dentro, sin problemas para entrar. El tipo de la entrada ya empieza a conocerme, y es que soy el único asiático que viene, y ni mis ojos, ni mi cabello, ni mis piercings pasan desapercibidos jamás. Le lanzo un beso y entro a la discoteca, yendo directo a la barra a pedir un vodka tonic. A veces añoro que haya sake, pero hoy sí que se me había antojado este licor ruso.

Bebo mi primer vaso de estos y pido el segundo, ignorando en gran medida a las múltiples parejitas que están cerca, porque todas, están conformadas por un chico y una chica. ¿Qué hay de hermoso en la heterosexualidad? O mejor aún, ¿en la música tan... ni siquiera sé cómo describirla, que ponen?

Termino mi primer vaso, se lo devuelvo al barman y me subo en la barra. Con un complicado movimiento de manos, pongo la canción que yo quiero, de uno de los discos nuevos de mi boy band favorita, el nuevo. Y me paro a cantar y bailar, sin importarme la opinión de los demás.

Seguia durmiendo a en las mañanas y despierto por las noches, lo mas difícil del cambio de Londres a NY era adaptarse al huso horario, pero en esta ciudad parecía haber mas actividad en las noches que en el dia, siempre lleno de gente, de anuncios brillantes en el time square y esos carros amarillos, “Taxis”, por todos lados –La ciudad que nunca duerme- dije para mi mismo casi en un susurro.

Termine de arreglarme, la noche apenas empezaba y estaba decidido a pasarla bien aquella noche, salir de fiesta, conocer subterráneos o cualquier cosa que se diera que me pareciera divertida y excitante. Me coloque una chamarra, subi el cierre hasta la mitad del pecho y me subi la capucha, con mucho sigilo cerre la puerta de mi habitación y me dirigi a la entrada del instituto.

Habia recordado que hacia no mucho había ido con Annabeth a un club llamado “Pandemonium” donde conoci a un amigo de ella, el gran brujo de Tokyo, Kyosuke-kun, con suerte volveria a encontrarlo ahí. No me costo mucho recordar el camino hacia aquel club pero cuando intente entrar, el tipo de seguridad que estaba ahí no me permitio la entrada, a pesar de ser 2 veces mas alto y ancho que yo pude haberlo tirado con solo un movimiento pero había muchos mundanos ahí y no tenia ningún glamour.

Despues de un rato una mujer lobo y un chico hada, que conoci unos días atrás, llegaron, y el tipo robusto los dejo pasar, “Hey Anthon, ¿no vienes?”- dijo el chico hada, no lo pensé dos veces y entre junto con ellos al Pandemonium, adentro todo eran luces de colores, música a todo volumen y alcohol, el lugar perfecto para mi, empeze a caminar entre la gente dirigiéndome hacia la barra donde un tipo se encontraba bailando una canción de una boy band, alce la mirada y observe que era Kyo – Si no dejas de bailar tan sexymente tendre que colocarte un billete de 10 dolares en tu pantalón- le sonreí divertido y me mordí el labio inferior

Bailaba ajeno a todo, justo como había hecho ahora que había ganado boletos legalmente para cuatro de estos maravillosos conciertos y había vuelto a casa a Japón para deleitar al fanboy interno que vive en mí. La parte mala ahora era que no tenía penlight, pero ya me parecía bastante gay el baile como para todavía echarme la puntada de cargar una lamparita en la mano. Una que de hecho, cambia de colores. Sí, demasiado gay.

Pero pronto, algo llama mi atención pasada la mitad de la canción. No me he fijado bien, pero sí que hay gente mirándome. Y es que vamos, no cualquiera se para en la barra a bailar canciones en idiomas satánicos.

De todas las cosas extrañas que podían haberme pasado, ocurre una que sin duda en este momento era la número uno: Tony. No esperaba volver a topármelo, no después de que desapareció vilmente dejándome bastante caliente y enojado con el hado y la vampira que se lo habían llevado. No había quedado nada del nefilim para mí, y sí que había llegado a casa fastidiado y quejándome.

O no exactamente... En realidad me había quejado con un licano y él se había quejado de su hembra, nos habíamos puesto bastante ebrios y yo había terminado en su guarida, o como se le llamara a la casa cuasi abandonada donde pernoctaba este licano.

Me agacho y me levanto en una pose que asemejaba a una serpiente y que sin duda alguna, era mucho más sensual que el baile original. Luego me doy una nalgada.

- Pues ponme ese billete, Tony, sabes que a ti no te negaría casi nada.

Le hago un guiño y luego encojo las piernas para sentarme en la barra, sólo que dejo las piernas colgando, rodeando su cuerpo.

- Creí que me habías abandonado.