Welcome To Our Party [Annabeth Lightwood & Anthony Blacklight] [+18]

Necesitaba una fiesta, las necesito al menos una vez por semana o siento que pierdo un año de vida... bueno, no tanto.  Pero sí que es horrible pasar un fin de semana sin salir a bailar y beber.  Así que este viernes había ido al Pandemónium.  ¿Acaso hay otro lugar?  Quizá sí, pero de momento este me sirve, así que estoy aquí.  Me había vestido con pantalón y chamarra de cuero, botas negras y playera negra.  Todo de negro como es mi costumbre.  El cabello peinado hacia atrás, húmedo y luciendo mis piercings en color cromo.  Cambio el de la oreja por un dragón de metal que adoro y sólo entonces, subo a mi moto y me dirijo al club.  

Me estaciono al lado de las motos de los vampiros y entro al club sin problemas.  Por supuesto que me dirijo a la barra, ¿acaso había otro lugar?, y pido un vodka tonic, mi bebida favorita después del sake. Y empiezo a beber.  Este es quizá mi segundo pasatiempo favorito, y entonces una chica, seguramente pensando en mi primer pasatiempo favorito, se acerca. Me dice la cosa más obvia del mundo "¡eres japonés!", y yo me alejo, prácticamente temiendo que vaya a contagiarme su asquerosa heterosexualidad.  Al sentarme del otro lado de la barra, más tranquilo y de hecho, solo, la vida parece estar perfecta de nuevo, después de ese momento tan horrible.  No sé, las mujeres me dan aprensión, sólo ha habido una en toda la historia que creí que podría hacer que me "sacrificara", pero las cosas habían terminado de una forma en extremo bizarra.  Ahora todo eso pasó y vivo felizmente gay, gracias por preguntar.

Dos días en NY y estaba ofendida de que nadie me había llevado a una fiesta aún; bueno, no podía culparlos, Alec aún tenía la pierna un poco lastimada y las cosas seguía un poco tensas, quizá no había llegado en tan buen momento.
Sabía que Maryse no me dejaría salir sola ¿por qué? No se. Y tampoco quería causar molestias así que me encerré en mi cuarto diciendo que tenía bastantes ganas de dormir porque el jet-lag aún me estaba afectando.

Me puse un vestido negro entallado y con escote, no enseñaba mi cuerpo exageradamente pero tampoco estaba tapado, unas botas largas y un par de cuchillos Serafín escondidos en mi muslo.
Deje que las ondas de mi cabello recorrieran mi espalda y también acariciarán mis hombros; maquillaje bastante normal dejando que mis ojos resaltaran de mi cara y como extra una chamarra negra de piel.
También, evite ponerme runas que fueran visibles, de verdad que quería evitar alguna antigua rivalidad, sólo quería pasar bien el rato.

Demasiado sencillo para mi gusto, me escabullí del instituto; dejando una nota en la puerta de mi cuarto solo por sí a alguien se le ocurría ir a buscarme.
Entre sin contratiempos y sin glamour al pandemónium.
En cuanto entre el ambiente me recibió con aire caluroso y un montón de cuerpos bailando pegados; imite a las personas y comencé a bailar dejándome llevar por la música que inundaba mis sentidos.

Seguí bailando hasta que llegue a la barra y entonces un rostro en específico llamo mi atención; una sonrisa se formó en mi rostro de inmediato ¿cómo no reconocerlo? Podría decir que hasta cierto punto, lo extrañaba.
Me acerque con demasiado sigilo hasta quedar justo detrás de el -hola guapo, ¿vienes solo?- susurre a su oído de la manera más sexy posible e intentando no reír con todas mis fuerzas.

Y ahí estaba yo, bebiendo tranquilo mi segundo vodka, contemplando el panorama con ojo crítico, pensando en descubrir a alguien increíble que me llamara la atención lo suficiente y luego convencerlo, o engañarlo, para terminar esta noche de una forma bastante agradable. Nadie me llama en especial la atención y quiza es porque no alcanzo a ver a algún demonio o alguien lo bastante interesante como para hacer que deje de lado mi misión de beber y me levante para ir corriendo a saltarle encima. Quizá hoy no es mi noche, digo, una tipa intentó ligarme, creo que podría vomitar. Frunzo los labios fastididado y levanto mi vaso de nuevo.

Es en ese momento que me tenso por completo al escuchar una voz. Me da aprensión, pese a que conozco esa voz, porque bien que mal, es la chica inglesa que conocí hace unos meses cuando aún vagaba por el mundo, de portal en portal. No puedo evitar sentir escalofríos.

- Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Volteo a verla y un escalofrío me vuelve a recorrer. Dejo mi vaso sobre la barra y la miro con reproche. Cielos, todavía siento raro, ¡qué horror!

- ¡No vuelvas a hacer eso! Creo que me va a dar un ataque, ¡dos en una noche!

Levanto la mirada y los brazos al techo, como si hablara con Dios, o más en concreto con los nueve mil kami que me han tratado muy mal esta noche.

- Kami-sama, ¿qué he hecho para merecer esta buena suerte con las mujeres?

Por si mi primer grito no había sido suficiente para que medio Pandemonium volteara a verme, ahora todos los hombres piensan que estoy loco. Porque claro, para los heterosexuales felices, la buena suerte con las mujeres es algo que ansían. Bajo los brazos y le saco la lengua a Anna.

- Debería desaparecerte el barniz de uñas por hacerme esto. ¿Qué rayos haces aquí, no estabas en Londres?

Quede frente a el observando su drama pero aún así la sonrisa no podía borrarse de mi rostro.
Casi todo el pandemónium volteo a vernos y por unos segundos fuimos el centro de atención; podía sentir sus miradas de arriba a abajo -muchos de aquí amarían estar en mi compañía y tu así de fácil la desprecias!- dije casi gritando, con ese toque ególatra en mi voz.

Escuche el comentario sobre mis uñas y de manera involuntaria las levanté para poder ver que seguían perfectamente pintadas, como siempre.
-no te atrevas- musite ya sólo para el, intentando parecer sería, aunque claro que no lo estaba.
Gire mi vista al de la barra que observaba nuestra escena con curiosidad ¿acaso no tenía más vasos que servir? -uno igual- grite para que mi voz se escuchará sobre la música, y señalando a Kyo para que entendiera mi pedido.
Mi vista regresó a el mientras me ponía frente a el -la verdad es que te estoy siguiendo; desde que te conocí estoy enamorada de ti y espero poder hacerte heterosexual- conteste a su pregunta con más sarcasmo del necesario -acaso no puedo estar aquí? Pensé qué tendría un mejor recibimiento- añadí, esta vez con un tono de tristeza fingido.
-pues ya sabes, Londres ya me era aburrido... Tengo familia aquí así que...- conteste con la verdad está vez.
Estuve a punto de preguntarle que hacia el ahí, pero me detuve al recordar que lo más seguro es que estuviera ahí de paso como en todos los lugares en los que ponía un pie.

Mi bebida ya estaba en la barra, de inmediato la agarre y le di un trago, demasiado rápido pues sentí un leve ardor en la garganta que a pesar de todo me pareció bastante agradable, tenía meses sin probar gota de alcohol.
-que milagro que estas sólo?- pregunte justo antes de dirigir mi vista a un chico hada que veía fijamente a Kyo, como si fuera la única persona del pandemónium.

No puedo evitar dramatizar, creo que es demasiado para mí y en parte es un buen pretexto para gritarle al club entero que no me gustan las chicas. Y bueno, Anna no lo va a tomar mal, ya me conoce y no estoy exactamente bien de la cabeza. Y claro, somos el centro de atención y ahora está claro que estas dos bellezas sólo son amigos. La miro de arriba a abajo.

- Lo siento, te cuelga algo raro del pecho y no me atrae... Eres muy guapa, pero seguro hay mil chicos a los que sí les gustas, y quizá hasta alguna chica.

La amenazo con el asunto del barniz de uñas porque sé que lo adora. ¡Y me cree! Empiezo a reírme y tomo su mano, con la fuerza suficiente para que no se zafe. Sé que es nefilim y no la dejaré escapar. Echo mi aliento sobre sus uñas y toco cada una. Por un instante, su barniz pareciera desaparecer, y al siguiente, lo he cambiado por algo mucho más elaborado y mejor.


- Espero que te gusten.

Le hago un guiño y vuelvo a mi bebida, mientras ella pide lo mismo. Pregunto qué hace aquí y levanto una ceja divertido. Me toqueteo los piercings del labio.

- Oh, ahora entiendo por qué me saltaste encima por atrás... Buena técnica, por atrás me gusta.

Le lanzo un beso, pero ahora me cuenta la verdad. Me encojo de hombros, no tengo la menor idea de dónde tenga familia, pero los cazadores de sombras occidentales tienen sólo como cinco apellidos y los repiten hasta el cansancio, qué rayos voy a saber de eso.

- Pues yo me mudé acá, al menos por ahora. A ver qué tal, vagar por todos lados ya me cansó, aunque sabemos que tarde o temprano volveré a eso. ¿Quién es tu familia? Creo que hay unos Lightwood en el Instituto, pero sabemos que hay más con ese apellido por ahí.

Cuando le dan su bebida y la bebe, me divierte de nuevo. Creo que ni siquiera sabe lo que pidió.

- Es vodka tonic, te gustará.

Vuelvo a beber, pero dejo de hacerlo cuando dice que es un milagro que esté solo y no saltándole encima a cuanto chico guapo veo, o manoseándome con alguien.

- Llevo como diez minutos aquí, dame tiempo de beber. Y... no sé, últimamente sólo me ligo chicos bonitos pasivos, ya me aburren. Tengo ganas de uno grandote que me maltrate y me la... bueno, cosas no aptas para niñas.

Le saco la lengua, burlón. En realidad por mí no hay ningún problema con decir guarradas.

Por puro instinto inclino un poco mi cabeza para ver mi escote y sonrió satisfecha -huh, debes aceptar que están hermosas- dije esperando que no me contestara.
Por un momento el pánico me inundo al ver como el esmalte se iba desvaneciendo lentamente de mis uñas pero después, estaba siendo remplazado por un diseño más elaborado, en definitiva estaban más bonitas.
Relaje la mano y deje que hiciera el cambio ya con una sonrisa Levante mi vista de nuevo.
-hermosas, muja gracias- dije con toda sinceridad.

Reí de nuevo al escucharlo y morosa aumento cuando una pareja que estaba cerca de nosotros volteaba y miraba con cara de incredulidad a Kyo -quiero probar sadomasoquismo, no tienes a alguien que me sirva en mi aventura?- pregunte en un tono bastante algo para que los de a lado me escucharan y luego solté una sonrisa bastante nerviosa.

Me centro de nuevo en el tema poniéndome un poco más sería y asiento -con ellos- contesto refiriéndome a los Lightwood del instituto.
-espero verte por aquí mucho tiempo, no me puedes dejar sola ¿quien me pintara las uñas?- añado y sirio con cariño, después, le doy otro trago a mi vaso;  vaya que sabía bien.

Río de nuevo al escucharlo y regreso mi vista al chico hada que sigue mirando a Kyo; era un chocho de cabello castaño y tez blanca, bastante guapo a mi gusto pues además tenía un cuerpo bien trabajado -el no esta nada mal, pero no te vayas ahora- digo y le guiñó un ojo al chico hada, en cuanto lo hago desvía la mirada y entonces eso a Lyo de nuevo -¿no te gusta? En definitivo que es para ti-
Termine de otro trago la bebida y le hice una señal al bartender para que lo rellenará, uno de mis problemas es que no con cualquier raza podía... Bueno, pasar un buen tiempo.

Levanto una ceja cuando Anna insiste en que tiene bubis hermosas. No voy a responder eso, en serio que no. Empiezo a creerla capaz de enseñármelas aquí mismo, y no sé si pueda soportarlo.

Noto cómo se pone cuando desaparezco el barniz de uñas, pero sólo es el principio. En realidad, quiero cambiarlo y eso es lo que hago.

- De nada, para que veas que tengo buenos trucos.

Bromeo con ella por eso de que me "atacó" por detrás y me dio aprensión porque es chica. Pero no esperaba escuchar esto de que quiere probar sadomasoquismo. No puedo evitar ni mi emoción ni mi morbo.

- ¡Mi pequeña está creciendo! Aún me falta encontrar el club leather, pero si te pones ruda, quizá pueda sacrificarme por ti. A menos que me digas que sólo te llama porque leíste el libro chafa ese de 50 sombras de Grey. Porque eso no es verdadero BDSM, jovencita padawan.

Esto pasa cuando me dan cuerda, porque yo adoro ese mundo de dar y recibir dolor mezclado con placer. Pero quizá ella sólo lo dice por molestar, lo digo por su risa. Pero por supuesto que yo sí que me lo tomo en serio.

Cuando me dice que tiene parientes aquí, creo recordar que hay unos Lightwood en el instituto y únicamente porque quizá así podría conseguir trabajo de ellos, no porque en realidad sea algo que me quita el sueño.

- ¿Qué son tuyos?

Le digo que me mudé y ella quiere verme aquí. Me saca una sonrisa, no puedo evitarlo. Siempre es bueno que alguien quiera verte, por muy bizarro que seas.

- Mientras sea interesante, me quedo. También puedes aprender a hacerlo sola, aunque me contaron que es difícil.

Obviamente que entre todas las locuras que había hecho, hubo un tiempo en el que me pintaba las uñas y a veces aún ahora lo hago.

Anna llama mi atención sobre un chico hada y lo miro con ojo crítico. Pero no puedo dejar pasar esta oportunidad de molestar, aunque sea sólo un poquito.

- Si no quieres que me vaya, ¿para qué me lo enseñas? Y sí, está bueno. ¿Crees que quiera sadomasoquismo conmigo?

Pido otra bebida también, aunque ya es como la cuarta porque estoy haciendo trampa y rellenándola con magia, pero qué más podía hacer.

- Y dime, Anna, ¿tienes novio, amante, sexfriend o algo? Ya te estás tardando, a este paso vas a enamorarte perdidamente de mí. Y digo, soy genial, pero no deberías presionarte tanto, soy un partido algo difícil con las chicas.

Levante una ceja al escucharlo tan emocionado en cuanto al sadomasoquismo, era claro que yo lo había dicho en broma. Negué con la cabeza pero después las palabras salieron de mi boca con bastante naturalidad –La verdad es que una vez Salí con un mundano que era bastante rudo, pero aun así creo que le faltaba experiencia- me encogí de hombros como si fuera algo que lamentar. Me impresionaba la facilidad con la que podía hablar de esas cosas con él. Quizá era la confianza que ya le tenía, solo esperaba ser correspondida en ese aspecto.
-iugh! No!- moví la cabeza con movimientos muy bruscos, exagerando mi respuesta –ese libro es un asco.- saque la lengua como gesto de disgusto; lo había leído porque era de las que pensaban que uno no podía criticar un libro sin no antes leerlo, así que ahora podía criticar con gusto esa trilogía.

-Mis primos, aunque los considero más como mis hermanos- sonreí; de una manera algo tierna pero es que siempre se me salía el lado cursi cuando hablaba de mi familia; simplemente no había nadie más importante que ellos en mi vida.

-Es un horror pintarse las uñas!- exagere –y peor cuando te pintas la piel- suspire de nuevo en todo dramático, la verdad es que ya era toda una experta con eso del manicure pero estaba consiente que me quitaba bastante tiempo, tiempo que, claro, siempre tendría.

Reí de nuevo al escucharlo –ya te lo dije, estoy enamorada de ti pero no me quieres creer- bromee mientras levantaba los hombros.
Suspire al escuchar eso ultimo –moriré sola con 70 gatos y 70 perros- hice una pausa –podríamos hacer un trio ¿o acaso es demasiada heterosexualidad para ti?- añadí con el mismo tono animado aunque era broma –de verdad que si no me encuentro a alguien pronto me hare más aburrida de lo normal- musite ya en un tono más serio; la verdad es que ya tenía más de 2 años sin una relación formal y no era que las extrañara, es más me gustaba las relaciones sin compromiso; pero ya no sabía si era que no tenía tiempo o simplemente había perdido mi atractivo.

EL chico hada se acercó más y se paró junto a Kyo, no pude evitar sonreír al ver lo penoso que era, suponía no el tipo de chico que a Kyo le gustaría.

Ok, me emocioné con el asunto del BDSM y frunzo los labios más fingiendo pena que sintiéndola de verdad. Pero pronto me cuenta sobre un mundano rudo, pero "rudo" no es la verdadera definición de dómine, así que no lo tomo a la ligera. Digo, yo llevo bastantes años en esto, hay una diferencia entre sado y maltrato. Y Anne es de mis pocas amigas, de las poquísimas nefilims que me caen bien.

- ¿Te lastimó?

Menciono los libros y empiezo a reír al ver cómo se pone. Levanto tres dedos.

- Yo leí los tres, van empeorando. Nadie ahí es ni amo ni sumiso y mira que creí que la Elena Lincoln o su sumiso podrían serlo, pero pues no. En cambio hay un manga yaoi que puff... eso sí es sado. La mangaka es dómina, lo cual se nota, mientras que la de Grey es una wannabe. Pero en fin, los leí porque quería ver por qué tanta emoción y me costó terminarlos. Hasta creo que sí los devolví a la librería, para que vean que soy buena persona.

No es secreto que transporto con magia los videojuegos y no los pago, pero cosas chafas, la verdad es que sí las regreso.

Pregunto qué parentesco tiene con los Lightwood de por acá y es claro que yo pensaba en los grandes y ella en los chicos, que sólo conozco al niño de ojos azules que tiene loquito a Bane. Pero eso ya todos lo sabemos.

- Y te brillan los ojitos de la emoción... cursi.

Aunque un poco puedo entenderlo, mi madre es genial, mi padre es genial aunque blablabla y así.

Le digo que no es la gran cosa pintarse las uñas al estilo mundano y empieza a exagerar.

- Entonces dame algo a cambio y te las pinto. O podemos organizar fiesta de barnices, mira que yo a veces me las pinto, pero obvio que no como te las pinté ahora. Tengo mis límites a la mariconería.

Aunque por supuesto que tampoco es como si fuera el tipo más varonil del universo, pero para lo que me importa.

Bromeo con ella con eso de que se enamore de mí, aunque quizá, sólo quizá, podría haber algo de verdad ahí. Digo, después de todo, quién no va a desear a este brujo tan increíble como yo. Y soy divertido y exótico.

- Mientras no me beses, no me domines y no me cojas salvajemente, seguiré dudándolo. Soy un hombre de poca fé.

De un modo demasiado gráfico, me dice que morirá como una verdadera solterona. Y luego me propone un trío.

- Acá entre nos, desde la última vez que nos vimos he considerado seriamente etiquetarme como homoflexible después de fantasear con una mujer. Pero bueno, no con todas, quizá me admitiré homo ante todos y lo flex lo dejaré a la emoción. Así que puedo soportarlo, cerraré los ojos si es demasiado ver cómo te cuelgan las bubis.

Me encojo de hombros cuando dice que si no encuentra a alguien se volverá más aburrida.

- Siempre estoy yo y ya inventaron los juguetes, así que relájate. Entre más desesperada te veas, más huirán de ti, te lo digo por experiencia. Hace siglos que aprendí eso.

Levanto mi vaso, lo choco con el de Anna y bebo. Pronto, el chico hada está justo aquí. Sorprendentemente, es penoso y eso que lo único extraño que tiene es ojos negros. Señalo con la cabeza a Anna.

- Dice mi amiga que si te unes a un trío. Aunque si me dices que me dejas atarte y darte de latigazos, puede que te defienda de sus malvadas bubis.

El pobre chico no sabe ni qué hacer y se nota que su problema principal es que no puede mentir. Dice muchos "no", lo cual me dice lo necesario: no trío, no latigazos, 100% aburrido. Me levanto, lo jalo del cabello y lo beso un poco. Uno debe tener contentos a los fans. Le susurro al oído y veo que se marcha, tristón, pero nada que el alcohol no pueda curar. Yo vuelvo a sentarme con Anna. Levanto mi vaso.

- Siempre puedo presentarte a mi gato también... Por la soltería.

Reí genuinamente al escucharlo -lo intento, si- acepte y la risa regreso de nuevo -pero en verdad crees que alguien podría lastimarme... Digo ¿a mi?- me tranquilice un poco y deje de reír, no era un anécdota digno de contar. Además nadie me había lastimado jamás, claro solo aquellos malditos demonios que me llegaban a dejar una pequeña cicatriz cuando me descuidaba y eso en combate.

Escuche lo del libro e hice una mueca cuando menciono lo de la manga yaoi; me sentí un poco orgullosa de conocer esos términos aunque jamás me habían agradado esas cosas por completo, siempre que intentaba ver algún capítulo terminaba haciendo otra cosa.
-te llevare a una sesión del club de lectura está semana; me agradaría demasiado que compartieras esa opinión- sonreí pensando en la cara de las chicas; la verdad solo había ido una vez a ese mentado club vistiendo como una chica bastante normal y es que cada 5 minutos me daban ganas de golpear a medio salón.
-oh! Oh! Siempre he querido un Wii, crees que puedas... deje la frase inconclusa y Levante una ceja y luego mi cara cambió a los más tierno que pude poner.
Me encogí de hombros cuando me dijo cursi pero no me defendí, a veces yo misma me avergonzaba de lo sobreprotectora que era con ellos, de cuanto los quería.
-dime con quien digo, con que te pago- sonreí y le guiñe un ojo.

De repente me pensé en que era cierto, nunca lo había besado.
No es que se me antojara porque sabía que sí se me ocurría hacerlo me regresaría todo menos un golpe como por ejemplo, un buen golpe.
Sólo no esperaba terminar lo bastante ebria y sin compañía o no se de que sería capaz, ese era mi problema cuando le agarraba confianza a alguien; a mi favor estaba que no lo veía como otra cosa que como un gran amigo.

No podía creer que no le dieran curiosidad ciertas chicas -quiero decirte que muchas chicas buscan que un homosexual se acueste con ellas... Por gusto, sólo para probar lo bonitas que son, para probarse como 'mujeres' dije eso último levantando los dedos para hacer señas de comillas.

De repente pasó todo bastante rápido, Kyo ofreció un trío, beso y luego dejo ir como sí fuera un pañuelo desechable y todo a un mismo chico.
-yo creo que fue a hiperventilar por ahí diciendo que el gran brujo lo beso- dije en un tono algo burlón. No quería ser presumida pero ya había sentido varias miradas de celos algo así como "como es que esa tipa esta con el" y sobre todo de chicos, si la miradas fueran puñales...
-por la soltería!- exclame en un tono bastante alegre.
-hummm zoofilia, ok estaré desesperada pero no para llegar a ese punto- hice una pausa como dudando -de verdad espero no llegar a ese punto- dije como sí en verdad estuviera reflexionando en cuanto a eso.

El último trago a mi vaso y ya estaba vacío de nuevo -serias tan amable?- señale mi vaso.
-regresando al tema serió, cuanto llevas aqui?- pregunte y de repente se me vino a la mente Magnus y de un segundo a otro deseaba que ya se hubieran conocido si era así, una de dos: o se amarían o se odiarían, o eso creía yo.

Levanto una ceja cuando le sale la soberbia nefilim a mi amiguita.

- No todas las heridas son visibles y sangran...

Se nota que el asunto de "manga yaoi BDSM" no va bien con ella. Del mismo modo en que lo hetero no va conmigo. No esperaba que me dijera que me llevará a un club de lectura y levanto una ceja.

- Sólo si prometes salvarme si resulta ser que hay millones de fans del maldito libro ese. ¿En serio quieres llevarme a mí, dark, con piercings y tatuajes a un club de lectura lleno de nerds?

Bueno, podría ser hasta interesante, los nerds son todos vírgenes y eso da morbo, no lo negaré.

Cuando menciono que regresé los libros porque no pensaba quedármelos, Anna quiere un Wii. Empiezo a reír, pero ella pronto hasta me hace ojitos. Digo, no me cuesta nada.

- Cuando no estemos a punto de ponernos ebrios, con mucho gusto. Que no creo que esté bien que salgas de aquí con un Wii.

La llamo "cursi" cuando se emociona de estar aquí con familia, pero la verdad que debí imaginarlo y no me molesta.

- Con un chico guapo no estaría nada mal. Nunca caen mal. O aunque esté feo, soy de gustos extraños, pero mientras lo mueva bien, me basta y me sobra.

Continúo bebiendo, pero entonces Anna me dice algo que honestamente me da escalofríos. ¿Qué voy a hacer si una mujer me "ataca"?

- Ok, me convenciste, seguiré sendo homosexual. Yo sentiría que me violan mal plan, no podría, no sé.

¡Qué espanto! Ahora me cuidaré de las mujeres malvadas que quieran demostrarse que son mujeres alterando mi armonía.

El chico hada se acerca y lo molesto un poco. En realidad no estoy de humor para enseñarle a los niños lindos a salir del clóset, así que lo fastidio un poco y lo besuqueo, y luego dejo que se marche. Vuelvo con Anna.

- No cualquier día el gran brujo de Tokyo te da tu primer beso.

Brindo con ella y continuamos como si nada. Aunque igual y ella se consigue a alguien, yo me consigo a alguien y cada quien vuelve solo a su casa.

- Eso es que no has conocido un licántropo. Eso como zoofilia, ¿no? Y decía para que lo cuidaras, pobrecito no me lo violes.

Dejo mi vaso sobre la barra y tomo el de ella. Con un chasquido aparezco mi fiel plumón y garabateo algunas marcas. Se lo regreso lleno. Hago lo mismo con el mío.

- Así no tengo que repetir el hechizo, se rellena solo como en Harry Potter. Disfruta.

Hablamos de temas serios, o bueno, serios según ella, yo ya ando buscando al dealer de turno.

- Como tres meses, cuatro, algo así. Supongo que tú acabas de llegar. Te dejaré mi número y mi dirección.

Señalo al tipo que vende cosas más divertidas que el alcohol. Pero no me basta, así que tomo su mano y la jalo para que vayamos.

- ¿Quieres fiesta salvaje o vas a seguir esperando a tener 70 gatos? Aprovecha que yo invito y si no puedes caminar después, te llevo a mi casa. Prometo no violarte salvajemente para comprobarme mi homosexualidad.

-no te me pongas sentimental ahora- negué con la cabeza –sí, alguien me lastimo hace mucho tiempo, no de manera física. Lo he superado- hice una seña con la mano como si no fuera de mucha importancia, pero era verdad había pasado aquella etapa done cualquiera me rompía el corazón. Había crecido.

-Te salvare de todos esos vírgenes que intenten violarte, para eso estoy- me encogí de hombros como si aquello fuera una tarea que realizara a diario.
-Tendremos una tarde de wii algún día- dije como si le estuviera advirtiendo, necesitaba que el gran brujo pasara una tarde mundana, sabía que no era la más indicada pero teníamos que hacer eso algún día.

De inmediato sentí que robábamos, aunque en realidad no era así porque no era demasiado y las botellas no se desgastaban ¿o sí? Eso me dejo e importar de un momento a otro y luego reí de nuevo al escuchar lo de zoofilia –hay cada licántropo…- mordí mi labio pensando en un par de gemelos licántropos que había conocido la semana pasada, bastante guapos tenía que admitir.

Asentí a lo de su dirección y de repente ya me estaba arrastrando hacia el chico que vendía la “felicidad” pero no dije nada hasta después de que el hablo –demonios, yo pensaba desmayarme para ver si te aprovechabas de mi- dije continuando con aquel juego y deje que hablara con el chico.
Una voz de repente resonó en mi oído, una sensación recorrió mi espalda al escucharlo, sobre todo de sorpresa. Me era imposible no reconocer esa voz en menos de un segundo. Me gire un poco esperando un regaño pero sonreí al ver que la atención de Tony se dirigió a Kyo y no a mí.
-Mi guapo amigo es un brujo y se llama Kyosuke- le dije negando con la cabeza, el sabía que ese gesto era un “conócelo primero”. Tenía que admitir que a veces me ponía bastante celosa de los/las pretendientes de Anthony pero es que no podía evitarlo.

Espere a que Kyo volteara y cuando lo hizo hable –Kyo.. él es Anthony- sonreí y vi la cara de ambos. Ya estaba perdida, necesitaba encontrarme una pareja urgentemente en estos momentos.
El vaso que había salvado aun lo traía en la mano, le di otro gran trago y espere a que alguno de los dos dijera algo y sobre todo que Kyo me compartiera algo de lo que había comprado.

En realidad sólo quería saber por chismoso. No creo que Anna sea alguien débil, ni siquiera sentimentalmente débil, pero quería saber. Simplemente me encojo de hombros.

- Todos...

Luego quiere salvarme de los vírgenes, sólo por el asunto del hada y la miro escandalizado.

- ¿¡EEEEEH!? Si tú me salvas de un hombre, te despinto las uñas. Quizá soy selectivo, pero no me los espantes. A veces con muchos se puede hacer algo medianamente decente.

Acepto conseguirle un Wii, pero no había contado con que quería tarde de videojuegos incluida. Quizá lo que hace que me agrade Anna es que no es la típica chica boba, pero yo soy raro jugando videojuegos y francamente, juego solo.

- Club de lectura y videojuegos... me volverás un mundano.

Menciono los licántropos como si nada, pero bien que he tenido experiencias increíbles con ellos, desde... bueno, desde que era joven y bello. Pero pronto, sólo pienso en arrastrarla al lado oscuro y en que se me antoja algo mejor que sólo vodka tonic. La jalo para que vayamos, pero justo en el momento en el que estamos ahí, se consigue un ligue. Encima, alguien guapo y que le dice algo que yo mataría porque me dijeran. Maldigo y volteo a ver al dealer antes de lanzarles de mi vodka inagotable. Kami-sama, ¡qué hice para merecer esto! Soy masoquista, pero no tanto.

Pido lo que me gusta, algo extra y considero la posibilidad de ir tras el hado que es mi único fan de la noche... Y entonces escucho esas increíbles palabras. Bueno hasta detengo la mano a la mitad de camino y sonrío encantado, hasta los ojos me brillaron. Termino de pagar, que tampoco quiero al dealer de metiche y me guardo la mercancía para tener la mano libre. Anna nos presenta y le tiendo la mano a Anthony. Oh la la, podríamos tener aquí un nefilim de buen ver, que pese a mi odio hacia ellos algunos estabandemasiado buenos como para quelos odie.

- Kyosuke Nightshadow, encantado de que pienses que soy guapo.

Le hago un guiño y luego miro a Anna.

- Mañana mismo tienes tu Wii, hoy si no termino muy ebrio. Aunque no sé si darte cosas más malas, tu amigo quiere cuidarte. Por cierto, ¿qué bebes Anthony? Le enseñé un truco a Anna y puedo hacerlo con tu vaso... o te doy del mío.

Besos indirectos, qué kawaioso soy. Estoy perdiendo la compostura y no he bebido tanto que digamos.

Ann me hizo su típico gesto de “conócelo primero” negando con la cabeza y estaba seguro que de haberla tenido de frente podría haberme visto con mala cara, pero al final me presento a su amigo guapo –Con que un hijo de Lilith- sonreí un tanto divertido y me mordí el labio, era el primer brujo que conocía en NY y me parecía algo interesante, la ventaja que tenían los inmortales era la experiencia de los años que tenían y tenia intenciones de comprobarlo. Le recibí la mano –Es un placer Kyosuke-kun. Soy Anthony Everett Blacklight, pero puedes decirme solo Tony- Me baje el cierre de la chamarra que traía puesta pues debido al calor del lugar ya me encontraba sudando –Es que Annabeth es muy torpe para cuidarse sola- le enseñe la lengua como el Nefilim maduro que era –Quisiera ver el truco que le has enseñado a Ann pero…- Tome el vaso de Kyosuke y antes de darle un trago, pase mi lengua por la ultima ves donde el había tomado.

Mis ojos no perdieron detalle de donde Kyo guardo lo que había comprado.
Observe la escena de esos dos con los brazos cruzados.
Puse los ojos en blanco cuando Anthony me saco la lengua y cuando lamió el vaso de Kyo, suspire.
A veces su homosexualidad era tanta que eso le impedía funcionar y pensar correctamente.

Me tome la mitad del vaso de un jalón otra vez y ya sentía que el piso comenzaba a moverse.
Otro trago más y mi atención se fue especialmente a Kyo -si quieres que soporté esto- dije refiriéndome a soportar los coqueteos de Antony a Kyo y viceversa -dame algo ¿si?- añadí refiriéndome está vez a lo que traía en la bolsa, lo dije con un tono más amable y hasta poniendo cara de perrito regañado.

Un chico en una esquina del club llamo mi atención; de inmediato pude ver que era un mundano pero de verdad que estaba guapo.
Ya después me aceraría a el.
-Anthony es mi Parabatai, por cierto- le dije a Kyo con una sonrisa, sabía que entendería todo lo que quería decirle con esa frase.

Pago y guardo, dispuesto a prestarle mucha más atención a mi amiga, y por supuesto a su guapo amiguito nefilim. Pocos me agradan, deben tener algo demasiado increíble que supere mi aversión porque francamente, sólo hasta recientemente parece haber un par que valen la pena. Ahora había tres.

- No cualquier hijo de Lilith, soy el gran brujo de Tokyo.

Que conste que no iba a decirlo, pero tengo que venderme bien.

Dejo de respirar cuando me llama "Kyosuke-kun"... paciencia, Kyo, a los guapos uno puede perdonarles cosas.

- Tú puedes llamarme Kyosuke-san, Tony, que soy sólo un poco más grande que tú. Al menos debes ver anime... empiezo a creer que hay nefilims agradables que aún no conozco. En realidad puedes llamarme Kyo si quieres.

Le hago un guiño y por supuesto que me muevo para quedar todavía más cerca. Bebo un poco mientras veo divertido que parecen como hermanos, aunque por supuesto que se apellidan diferente y eso es bastante bueno.

Soy un buen anfitrión, o lo que sea, y le ofrezco el truco del alcohol eterno a Tony, pero él me sorprende demasiado. Tenía por supuesto más de una solución, porque no pienso volver a la barra o tendré ideas extrañas, pero no esperaba que lamiera el vaso. De repente es como si hiciera mucho calor aquí...

Anna me lo arruina de algún modo y pongo los ojos en blanco, pero en parte tiene razón. Meto la mano al bolsillo y le voy mostrando las cosas. Lo primero es una pequeña bolsita de celofán con polvo blanco, lo segundo pastillas y lo tercero, cristales blancos.

- Este para cuando te embriagues, pero no antes. Porque digo, lo arruina. Pastillitas felices y cristalitos que creo que no te daré. Coca, éxtasis y speed, escoge. Ahora me siento como corruptor de menores.

Aunque el movimiento de Tony me demostraba que no es un santurrón, creo que no estoy vendiéndome lo que se dice bien.

- ¿Tú quieres, Tony?

Mire la cara que puso Ann al verme coquetear con Kyosuke, me ponía esa cara de celos al menos un par de veces al dia, no entendia por que se ponía celosa, antes de ser parabatai había tenido su oportunidad pero nunca la aprobecho, volvi mi atención a Kyo –Ya puedo presumir entre mis amigos subterráneos que conozco a uno de los grandes brujos del mundo- creo no era lo mejor que había dicho en la noche, quizá el alcohol estaba empezando a surtir su efecto –Bien, te llamare Kyo-chan, guapo – le guiñe el ojo.
Ann menciono que eramos parabatai y Kyo puso los ojos en blanco –Parabatai no significa amantes o algo por el estilo, la clave prohíbe que nos enamoremos… o eso creo…- dije impulsivamente sin pensarlo muy bien, me encongi de hombros, de pronto el brujo saco de su bolsillo tres bolsas, sabia lo que eran, eran drogas, bien creo que la noche empezaba a ponerse interesante, no dude dos veces cuando me ofrecio Kyo, tome un par de pastillas y con ayuda de un poco de alcohol me las tome –La noche es joven, que comienze la divercion- sentí el piso moverse, mi primera noche en un antro de NY, al parecer seria mas interesante de lo que podía imaginar.

Solo los veía y de verdad que me daban unas ganas tremendas de reír a carcajadas, Anthony no era de esos que se ponía a coquetear con el primero, creo que Kyo de verdad debería gustarle.
De manera inmediata me gire para ver a Tony como si fuera a pedirle permiso para tomar una de esas curiosas sustancias, pues se suponía que en nuestra relación él era el que evitaba que hiciera cosas estúpidas o indebidas.
De verdad que si quería lucirse con Kyo, pero no dije nada y en lugar de eso tome una de éxtasis y la puse en mi boca para después darle otro gran trago a mi vaso; era tanta la bebida que ya sentía que me temblaba el suelo.

Extendí la mano hacia Tony y le di mi vaso para que dejara de hacer cosas inapropiadas con el de Kyosuke. –bueno muchachones, al parecer hago mal tercio aquí- dije y me gire para caminar hacia el atractivo mundano que había llamado mi atención, al girarme di un pequeño traspié pero afortunadamente no paso de eso y no me caí, que vergüenza que una cazadora de sombras con mi entrenamiento se hubiera caído por causa de unos tragos de alcohol.

En cuanto llegue al chico solo gire para ver si estaba solo y así era. sin hablar y solamente con un guiño lo jale de la mano y me lo lleve en medio de la pista, de inmediato comencé a bailar siendo un poco provocativo en cuanto a los movimientos y el espacio que tenía con él, sintiendo como los efectos del éxtasis comenzaban a hacerse presentes en mi cuerpo.

Decido dejar la pretensión idiota de que soy un mundano extranjero exótico, o peor aún, un simple brujo.  Me había ganado el derecho de decirlo, pero creí que sonaba pretensioso.  Para Tony afortunadamente no.  

- Presume, aprovecha para decirles que yo soy muy genial en realidad.  Y guapo, ¿qué no?  

Le hago un guiño coqueto, creo que no tenemos compostura ni él ni yo y eso que aún estoy sobrio y encima, no me he metido nada de lo que compré.  Encima Tony quiere llamarme Kyo-chan, apenas un minuto después de haber mancillado el gran honor japonés oyabun-kobun, cosa que por supuesto en realidad ni siquiera me importó jamás.  Ahora he pasado la barrera sama de gran brujo, san de edad y soy Kyo-chan.

- Me gusta...  Me encanta en realidad.

Al grado que recargo el brazo en su hombro y sonrío emocionado con el prospecto que presenta esto.  

El asunto de que son parabatai me marea, simplemente porque Tony me está dando señales muy distintas a mi idea de parabatai, igual que hizo Anne antes.

- ¿La Clave dice si te enamoras o no?  ¿Y que no vale de tu parabatai?  ¡Son más idiotas de lo que pensé!  Uno no elige de quién se enamora... claro, si es que en verdad existe el amor y no la adicción al sexo.

Por supuesto que yo tengo mi visión del amor y claro que no pienso que sea voluntario, aunque secretamente espero que sí.  A veces he creído que estoy enamorado y simplemente estoy a gusto frente a alguien que piensa que soy absolutamente genial.  No, quizá el amor no existe.  

Anna exige que le convide de mi droga y voy mostrándosela, aunque por desgracia eso significa que debo alejarme de Tony y parte de mí quiere despintarle las uñas sólo por eso.  Admito que me siento como corruptor de menores, aunque sé que Anna no es menor bajo los estándares de la estúpida Clave, pero vamos, se ven como buenos chicos.  Unos que seguro que hacen tonterías, pero buenos a final de cuentas, mientras que yo sí que me meto alegremente cosas ilegales al sistema cuando se me antoja, pero estoy tan mal que el tabaco me parece asqueroso.  Y sorpresivamente, es Tony quien elige primero, y no una, sino dos pastillas.  Era una sorpresa, más que se tomara tanto y por supuesto que no voy a alejarlo de mi vista.  ¿Pretexto barato?  Quizá, pero si alguien va a ponerse a ver la música, debe verme más increíble a mí.  Anne toma una pastilla, más modesta ella y sensata.  

- Vaya, sí que los he juzgado mal, parabatais.  Estoy complacido, no volveré a llamarlos santurrones, se han ganado mi respeto. ¿Así que la Clave prohíbe el amor pero no las drogas?

Anne decide irse y yo saco mi billetera.  Voy a hacer esto con estilo.  

- Suerte, Anne.  Lígate a alguien y seguimos la fiesta en mi casa.

La despido con la mano y saco dos tarjetas de crédito.  Machaco la pastilla con una de las tarjetas  y luego vacío parte del speed, pero no mucho.  Voy a moderarme porque si me voy a Yupilandia no podré cumplir mi cometido con Tony, y hay prioridades.  Mezclo todo y lo levito frente a mí, hago dos líneas finas y  saco un billete, lo enrollo y me inhalo mi mezcla explosiva.  Regresto todo a su lugar y me paso un dedo por debajo de la nariz, detiendo la ligera hemorragia nasal que ocurre por inhalarte el éxtasis, y luego abrazo a Tony.  

- Así que, ¿también eres inglés?

Sin preguntarle en realidad, empiezo a bailar con él o al menos a moverme a lo que creo que es el ritmo de la música.  

- Adoro el acento inglés, es muy sexy.

Eres guapo brujo, pero no tanto como lo soy yo- le digo con arrogancia pientras tomo su barbilla y paso mi pulgar por su labio inferior, cuando termino de recorrer el rosado labio de Kyosuke, bajo la mano y devuelvo mi atención a Annabeth que ya estaba posando sus ojos en un mundano que se encontraba en otro extremo del Pandemonium –Mundanos, siempre escogiendo mal a tus pretendientes Annabeth- dije con cierto tono de regaño y negando con la cabeza.

Kyo se recarga en mi hombro, empieza a tomarme confianza, eso me agrada, pero al parecer diferia con mi comentario respecto a los parabatai –La clave prohíbe cualquier relación entre parabatai, pero se que Ann esta loquita por mi desde hace mucho- la volteo a ver guiñándole un ojo.

Todo es música a todo volumen, mundanos, subterráneos y un par de nefilims bailando y sudando en el pandemónium, tomo un par de pastillas para entrar en ambiente, pastillas que obtuve del gran brujo de Tokyo, realmente debi de mencionar antes que nunca me había drogado pero no quería parecer un serio y anticuado.

Seguido de mi Ann tomo una pastilla y Kyosuke habla sobre algo de la clave y las drogas, coloco mi dedo delante de sus labios para callarlo –Lo que la clave no sepa… no le hara daño…- digo con un tono que nunca antes había tenido, siento que todo a mi alrededor se mueve, de algún modo todo se vuelve mas colorido, las música se vuelve mas animada y yo me voy quitando la chamarra de cuero como si fuera un stripper y la dejo caer en el piso del antro, Ann me distrae dándome su vaso lleno a la mitad, SACRILEGIO, de un sorbo me acabo el liquido y cuando la busco para hacer uno de mis comentarios ironicos ella ya había ido tras el mundano aquel.

Kyosuke empieza a machacar la pastilla y yo siento ancas por bailar, le dejo de prestar atención por un momento y me entrego completamente al ritmo de la música, cuando me doy cuenta me encuentro bailando en medio de un vampiro bastante guapo y una mujer hada que no era nada fea, cierro lo ojos y vuelvo a entregarme a la música, de un momento a otro siento unos brazos que me abrazan, abro los ojos, es Kyosuke que había regresado, no sabia cuanto tiempo había pasado, ¿1 minuto?, ¿15 minutos?, ¿media hora? –El acento no es lo único sexy que tengo- le digo en tono jugueton mientras juego con el primer botón de mi camisa.

Tenemos una pequeña batalla por ser el más guapo y Tony acaricia mi labio inferior. Le doy varias lamidas a su dedo mientras pasa por aquí y luego el momento termina y él regaña a Annabeth porque le gustó un mundano.

- Déjala, los mundanos tienen lo suyo.

¿Qué otra cosa podía decir? En mi escala personal, los mundanos están por encima de los nefilims. Y nos guste o no, tanto los nefilims como yo, tenemos nuestra parte mundana.

Me recargo en el hombro de Tony mientras hablamos sobre los parabatai. Aunque quizá el comentario de que le gusta a Anna no me agrada. Bien que mal, ella es mi amiga, aunque quizá ya no le gusta. Y bueno, bien pudo decirme "este es mi parabatai, no tocar", así que bueno, yo seguiré con mi plan.

- Espero que no, no quiero pelear con mi amiga...

Me sorprende que Tony tome dos pastillas y mi ego desea que sea porque me quiere impresionar. De cualquier modo, yo ya he visto lo que puede hacerle a alguien demasiado cercano a un mundano algo como esto. O quizá sólo es porque no me importaría llevarlo cargando hasta mi casa para reparar el daño. Todo mundo sabe que los brujos curamos a los chicos guapos sólo si están desnudos.

Mi burla de la Clave se ve silenciada cuando de nuevo, Tony va por mis labios. Esta ves lamo y mordisqueo su dedo mientras habla y termino succionándolo, olvidando por completo tonterías como la Clave y sus estúpidas reglas que jamás me han importado del todo.

Lo suelto y se quita la chamarra de una forma realmente impresionante. Yo empiezo con lo mío, que no es posible que los pequeñitos se droguen y yo no, pero en eso se me escapa Tony. Guardo las tarjetas y el billete y voy tras él. El muy maldito ya está metido entre un vampiro y un hada, esta me la voy a cobrar, particularmente porque el hada lo mira con cara de emoción, como si ya estuviera armando su propio trío. Abrazo por la espalda lo que es mío al menos por ahora y le susurro al hada "gay", al menos para borrarle la cara de emoción.

Me coloco frente a Tony, apartándolo discretamente de la pareja de baile y su sencillo movimiento me encanta. En verdad veo los colores de la música en su camisa y sé que quiero saltar por todos lados, o quizá sólo arrastrarlo al rincón oscuro. En cambio, me acerco a su recién abierto botón y lamo de una pasada su cuello.

- Si querías impresionarme, lo estás logrando, inglesito. Pero ya dejémonos de niñerías...

Lo abrazo con fuerza y lo beso con desesperación y lujuria, como si sólo con un beso fuera capaz no sólo de explorar su boca, sino su cuerpo entero. Froto mi cuerpo contra el suyo y claramente no me importa ni la mirada aprobatoria del hada de "efectivamente, son gays", ni la regla estúpida de la Clave de "aquí todos son heterosexuales".

Termino de drogarme y voy tras Tony, que ya está bailando en medio de una pareja, cosa que por supuesto que no voy a permitir. Me meto entre la pareja y lo abrazo para llamar su atención al tiempo que lo reclamo como mío.

No iba a dejar las cosas así y ya que está desabrochándose un poco la camisa de forma tan provocativa, aprovecho para lamer su cuello. En realidad se ve como perdido, pero bien que le gustó. Tanto que ya quiere rincón oscuro. Sólo me da tiempo de sonreír, antes de besarlo con toda la habilidad que poseo, concentrándome en despertar sus sensaciones. No quiero dormir solo esta noche, aunque por supuesto que con el rincón oscuro me conformo. Lejos de alejarse que podría ser la reacción normal de alguien que recordó la Clave y sus estúpidas reglas que incluyen la idea medieval de que en este mundo sólo existe la heterosexualidad, me atrae y ya está metiendo sus manos entre mi playera. Como no voy a quedarme atrás, levanto un poco la suya, en mi camino hasta colocar una mano directo sobre su entrepierna, por encima del pantalón.

- Sería completa y absolutamente genial.

Y como yo mismo dije que nos dejáramos de niñerías, aparto mi mano, lo tomo de la muñeca y lo jalo para llevarlo hasta el primer rincón oscuro que veo, aunque por mí, da igual si me lo manoseo, tiro o lo que sea, frente a todos.

- Bienvenido al rincón oscuro...

Para darle la bienvenida de mejor forma, le mordisqueo la oreja.

- Y dime, Tony-kun, ¿eres seme?

Lo siento explorar mi boca con su lengua, me tenso un poco al sentir su mano tocando mi entre pierna, me ah tomado por sorpresa, le resto importancia y lo sigo besando hasta que se separa y me lleva de la mano a un rincón oscuro, ¡Vaya! este brujo va en serio- Con que este es un rincón oscuro- digo con finjido asombro y me muerdo el labio inferior viendo la cara de Kyo apenas visible en las sombras, el se acerca a mi oreja y me la mordisquea, ahogo un gemido –Soy suke, Kyo- respondo al instante –Dejemonos de preguntas- digo con un tono travieso, lo tomo por la cintura y lo atraigo hacia mi, presiono sus labios contra los mios y ahora es mi lengua la que explora su boca, casi siento que puedo tocarle la campanilla, mis manos impasibles se deslizan bajo la playera de Kyo sintiendo su suave piel de la espalda mientras lo continuo besando.