Un buen libro, una gran compañia y muchos recuerdos[Annabeth Lightwood]

Era el primer día que pasaba en el instituto de NY, era difícil acostumbrarse al cambio de horario, eran las tres de la madrugada y estaba tan despierto como si fuera medio dia. Daba vueltas por el cuarto sin hayar que hacer, tenia ganas de un buen café pero dudaba que las cafeterías estuvieran abiertas a estas horas de la madrugada, aunque NY era denominada la ciudad que nunca duerme.
Me coloque una runa para que no se escucharan mis pasos, me coloque unas sandalias y salí de mi habitación para dar un pequeño paseo nocturno por el instituto y familiarizarme con el, seria mi hogar a partir de ahora así que tendría que conocerlo bien tarde o temprano.
Media hora más tarde ya me había encontrado con el cuarto de entrenamiento, el cuarto de armas y ahora me encontraba en la gran biblioteca del instituto, miles de libros hasta donde alcanzaba la vista, no lo dude dos veces, tome la luz mágica que tenia en el bolsillo de mi pantalón y me puse a buscar un libro que me pudiera gustar para una buena lectura. No tarde mucho en encontrar una vieja copia de "Historia de dos ciudades" en una de las estanterías y se encontraba en buen estado, la tome y me senté tras el escritorio de Maryse, subiendo mis pies descalsos a este y abriendo con cuidado cuidando el libro para no maltratarlo.

Ya llevaba un par de días aquí y aún no podía acostumbrarme a dormir toda la noche; siempre terminaba levantándome en la madrugada a preparar café o simplemente a ver películas o leer un libro.
Pero esta noche era diferente pues Anthony ya estaba aquí y mi plan era escabullirme a su habitación y esperar que estuviera despierto y si no simplemente me acostaría a su lado y estaba segura de quizá así conciliaría el sueño.
Cuantas noches no me quede dormida en su habitación después de una tarde juntos.

Me puse mi bata de noche y de inmediato camine hacia su habitación intentando ser lo más silenciosa posible y con mi piedra de luz en la mano.
Abrí la puerta con cuidado y suspire al ver que no estaba en la habitación.
"La biblioteca" pensé de inmediato y camine hacia ahí, sintiendo como iglesia caminaba a mi lado. ¿Pero es que ese gato nunca dormía?.
Antes de pasar a la biblioteca fui a la cocina y me prepare un te de limon lo más rápido posible.

Abrí la puerta de la biblioteca y de inmediato lo vi sentado en el escritorio de mi TIa.
Sólo asome la cabeza -soy tu conciencia y te digo que debes dormir- dije lo primero que se me vino a la mente y ahí mismo, gire mis ojos dándome cuenta de lo tonto que había sonado aquello.
Entre con la taza en la mano cerrando la puerta detrás de mi y con los ojos fijos en Tony.
Se veía tan tranquilo y tan guapo. A veces ni yo misma me creía de sus preferencias sexuales y tampoco creía que lo odiaba, afortunadamente me alegraba tenerlo a mi lado ahora, que fuera ese gran apoyo para mi.
-quieres?- susurre de manera involuntaria dejando la taza frente a el y luego caminando al sillón qu estaba en un costado para recostarme y después inclinarme un poco para ver la portada del libro que leía.
-¿cuantas veces has leído ese libro?- pregunte, aunque ya sabía la respuesta.

La puerta se abrió un poco y pude ver un rostro bastante familiar, seguido de Iglesia que entraba en la biblioteca y se recostaba en el sillón frente a la chimenea –Y el premio para el comentario mas tonto de la noche es para… Annabeth Lightwood – dije en tono burlón y sonreí algo divertido, entro en la biblioteca con una taza de te, volvi mi atención al libro mientras escuchaba sus pasos acercarse a mi para poder sentarse en el sillón que había a un lado del escritorio –Hubiera preferido un café, pero gracias de cualquier modo- tome la taza y le di un sorbo, estaba un poco dulce para mi gusto pero no dejaba de ser delicioso por eso, Ann poso su atención en la portada del libro –Lo eh leído como un millón de veces- era mi libro favorito, haya en el instituto de Londres siempre tenia en mi buro el único ejemplar que había en la biblioteca, tenia una dedicatoria escrita por Will Herondale pero eso hacia mas interesante el libro –¿Problemas de insomnio?- pregunte sin apartar la vista de mi lectura.

Puse los ojos en blanco al escucharlo, es que nunca se podía estar en paz con él?
Eran pocos los momentos que no estábamos peleando, pero aun así nuestra relación era: Eres un idiota y te odio pero moriría por ti. Tenía que aceptarlo, nuestra relación era bastante complicada y hasta llegaba a puntos bipolares.

Me levante del sillón y agarre mi taza, justo antes de girarme para regresar al sillón le hice una mueca –pues hay café en la cocina, por si quieres prepararte uno- me senté de nuevo y le di otro sorbo, lo suficiente para no quemarme la lengua.
Asentí a lo que dijo que lo había leído muchas veces, tantas que había perdido la cuenta. Como no, si era su libro favorito.
En cambio yo, a veces me preocupaba de los libros que leía, la mayoría eran de la cultura mundana de moda.

-Desde que llegue no puedo dormir bien- acepte y me encogí de hombros, no le pregunte pues era obvio que el tampoco podía dormir. Iglesia brinco a mi regazo y de inmediato acaricie su lomo, con cuidado para no derramar la taza de te -¿te gusta?—pregunte señalando nuestro alrededor con la cabeza –El instituto… Nueva York?- añadí a mi pregunta; no negaba que me sentía culpable de que el estuviera aquí cuando su hogar era Inglaterra.

Mire su divertida y tan conocido gesto de cuando algun comentario mío, ponia los ojos en blanco, no podia evtarlo, era una costumbre que se me habia quedado de cuando eramos tan solo unos niños, en aquel entonces en que nos odiabamos a muerte y soliamos competir por todo, mi constante arrogancia y sarcasmo me hacían poner una gran muralla entre ella y yo, pero bueno, el mundo da muchas vueltas y fue inevitable que se convirtiera en mi parabatai.

Despues de dejar la taza en su sitio, Ann se levanto algo indignada por mi comentario del cafe, era mi parabatai, deberia saber que preferia mil veces el cafe al te y que el comentario que habia dicho no habia sido con ningun tipo de sarcasmo ni de burla pero lo deje pasar -Quisiera un buen Moca Blanco en este precisamente pero... las cafeterias estan cerradas a las 3 de la mañana- dije con un tono de desepcion en mi voz -Vaya ciudad que nunca duerme - dije con ironia y volvi a posar mi atencion al libro -Dudo que en alguno de los rincones de la biblioteca encuentres la seccion de revistas mundanas, ya sabes, a los nefilims no les interesa "People" o "Vouge"- le dije en tono de burla.

Lo se, es dificil acostumbrarse al cambio de horario- observe con el rabillo del ojo como Iglesia bajaba del sillon frente de la chimenea para posarse en el regazo de Ann -No soy fan particular de los gatos- dije respondiendo a su pregunta -Anque si iglesia fuera una chica gato muy guapa, lo volveria a considerar- le enseñe la lengua -Pues me parece lindo, con mucho movimiento últimamente pero este instituto no se compara con el de Londres- dije con la mayor sinceridad posible.

-oh! Un moca blanco- dije y ahora tenía ganas de uno de esos y aquí a lo máximo que podía llegar era a una taza de café soluble.
-hice te, porque si tomaba café a esta hora menos hubiera podido dormir- le dije sólo para dar por terminado ese tema.

-pues Izzy tiene un par de esas revistas- sonreí con suficiencia de saber que no era la única -además, si leo libros como los que tu lees, sólo recuerda quien te ha recomendado varios-
Mi mano seguía acariciando el lomo y la cabeza de Iglesia que lentamente comenzaba a ronronear y jamás había visto ronronear a ese gato así que sentía que era un gran logro.

-tu reconsiderarías con cualquier cosa que se moviera- dije para molestarlo, aunque a veces eso tenía parte de verdad. -no has pensado... No se, en tener una cosa sería con alguien?- pregunte ya con un poco más de seriedad, eso me agradaría para el aunque sabía que a mi me costaría trabajo acostumbrarme a ver a Anthony con alguien más que no fuera yo; aún así, si me gustaría que se consiguiera a alguien dijo y no anduviera por ahí con cualquiera que se le pusiera enfrente.

-muchas gracias- dije al final con una sonrisa, el sabía a que se refería esas gracias.
De qué había venido a NY conmigo sin realmente tener que hacerlo.

Me encogi de hombros ante el comentario sobre las revistas de Izzy, era cierto, tenia un par de revistas de moda pero no a exagerar como las que tenia Ann en el instituto de Londres –Claro, libros históricos y realistas como la Saga de Harry Potter- dije con sarcasmo –Magos con varitas y escuelas de magia… vaya gran tontería- puse los ojos en blanco, a veces los mundanos realmente podían ser bastante tontos en cuanto a sus historias de ficción.
Puse mi atención en iglesia un instante y después mire a Ann –Eso no es completamente cierto, tan solo la semana pasada me acosté con unos 3 vampiros, una hada muy hermosa y una mujer lobo… por cierto… me dejo un par de mordidas- le enseñe la lengua para demostrarle que no me había molestado su comentario –Debo confesar- empeze a decir con tono serio –que quisiera una relación seria con tu hermano. C-U-Ñ-A-D-I-T-A –sonrei divertido, ella sabia que no lo decía en serio, nos odiábamos demasiado como que para algo asi llegara a pasar en algún momento de nuestra mortal vida.
Tu no tienes la culpa de que yo este aquí, vine por decisión propia- dije para tratar de enmendar el malentendido de mi comentario

-psssht!- levanté un dedo en su dirección de forma amenazadora -no te metas con Harry Potter- entrecerré los ojos con gesto enojado. Tenía que aceptar que esos libros estaban bastante alejados de nuestra realidad y que sólo unas cuantas cosas de ahí tenían un poquito que ver con nuestro mundo; pero aún así por algo eran llamados libros de fantasía. Además, si tu le cuentas a un mandando de nuestro mundo, seguro que pensaría que son tonterías también.
-que tal si Hogwarts existió y Magnus estudio ahí- musite pero fue más como un comentario para mi misma y luego sonreí al imaginármelo con una capa y una varita; si le preguntaba eso a Magnus seguro me mataba.

-bueno, por lo menos no te dará SIDA, rabia, quizá- igual que el le enseñe la lengua de una manera algo infantil.
-y yo seré la dama de honor de su boda- conteste con sarcasmo; pues ellos desde que se conocían nunca se habían llevado bien, lo peor de todo es que se conocieron muy poco tiempo antes de que mi hermano se fuera, quizá ahora tendrían la oportunidad de conocerse mejor.

Asentí ante su último comentario, ya no quería continuar con el tema; tenía razón, nadie lo obligo a venir y aún así estaba aquí.

Seguí acariciando el lomo de iglesia por unos minutos antes de terminar mi te y dejar la taza en el suelo para después acostarme bien en el sofá; comenzaba a darme sueño -deberíamos salir a cazar, lo necesito- dije después de un largo silencio; tenían ya varios días que no salíamos a hacer algo más que comer.

Sabia que amaba la saga de fantasía de Harry Potter y solia molestarla mucho con ella pues las cosas en que aquel mundo ficticio y el nuestro eran muy pocas, mire que alguien había olvidado su estela sobre el escritorio, la tome y apuntando hacia ella dije -Abada Cadabra- sonreí burlonamente –y asi tan fácilmente acabas de morir- dije refiriéndome al hechizo, que según aquellos libros era el peor de los 3 hechizos prohibidos.

No pude evitar reir imaginándome a Magnus con una capa de Gryffindor y una varita de roble, pero era imposible, Magnus tenia mil años de vida y según esto Howards se fundo 900 años antes de nuestra época –Magnus te matara en cuanto se lo cuente

Podria convertirme en vampiro y ser eternamente sexy- le guiñe un ojo, pero según había leído en algunos libros de la biblioteca de Londres había muy pocas posibilidades de que un Hombre Lobo tuviera rabia.

Claro y podría contarte que tan bueno es en la cama- la mire intrigado –Quizá tengas curiosidad de saberlo- la verdad lo odiaba bastante a pesar de que lo había conocido por tan poco tiempo.

Se recostó sobre el sofá y despues de un largo silencio hablo –Lo que deberías hacer es conseguirte un novio que Iglesia terminara calva de tanto que la acaricias- dije con sarcasmo y burla esperando enfadarla lo suficiente para que no se quedara dormida.

-los libros son bastante buenos y tienes que aceptar eso- le dije ya un poco enfadada, él sabía que con nuestros gustos mutuos… simplemente no nos metíamos. –Además, fuiste a ver las películas conmigo- le dije ya como último recurso para defenderme y dejar ahí ese tema.

-no se lo contaras- le dije más como modo de advertencia, sabía que Magnus si se enterara, solo me miraría feo por unos segundos y después se le pasaría. –Eternamente odioso- añadí a su comentario. Anthony era de esos que sabía que era guapo y se lo restregaba a cualquiera en la cara –además, no eres tan guapo- levante mis hombros en un movimiento como de “acéptalo, sabes que es verdad” aunque ambos sabíamos que era todo lo contrario a feo.

-Me gustaría que dijeras eso frente a mi hermano, amaría ver su reacción y esa vez no te defendería- musite a modo burlón; tendría que encontrar la manera de retarlo a hacer eso, sería bastante entretenido.

-Estas celoso porque Iglesia si me quiere a mí y no a ti- le enseñe la lengua de nuevo y me recosté en el sillón, cerrando mis ojos mientras sentía a Iglesia ronronear sobre mi vientre –No, no pienso casarme jamás ¿amor? Que es eso- dije con sarcasmo, pero aquí el caso es que no tomaba en serio a nadie, simplemente veía pasar las oportunidades mientras yo les decía adiós.
-tu deberías conseguirte a alguien o terminaras por amantes por todo el mundo; llegara el día donde saldrás a la calle y cada cara que veas te será conocida por que ya te acostaste con ella- dije todo a modo de molestarlo, pero al parecer ese tipo de comentarios no le molestaban.

Rei ante su comentario sobre mi atractivo físico, sabia que lo decía tan solo para lograr molestarme pero mi ego era mucho mas grande –Eternamente sexy y genial- sonreí con suficiencia –¿Qué no soy tan guapo?, ¡Por el Angel!, Nunca me has visto en ropa interior sino pensarías todo lo contrario- mis ojos destellaron curioso antes de guiñarle un ojo, ambos sabíamos que era todo lo contrario de feo, no por nada tenia tantas conquistas en un solo dia, podría decirse que me encantaba restregárselo a cualquiera con tal de subir aun mas mi ego.

En algún momento de la conversación había perdido la atención en la lectura, hoy no terminaría de leer “Historia de dos ciudades” y tampoco tendría mucho éxito intentando leerlo mientras platicaba con Ann, doble la esquina de la paguina en la que me había quedado y coloque cuidadosamente el libro sobre el escritorio –A mi también me encantaría decírselo solo para ver su reacción- ¿Qué podía decir? Me encantaba molestar a todas las personas, solia ser infantil la mayoría del tiempo pero era parte de mi barrera para alejar a todo. Mis ojos se tornaron oscuros y mi voz dejo de ser burlona y sarcástica –Escuche que por fin a regresado, despues de todo este tiempo- por primera vez en mucho tiempo hable con verdadera seriedad –¿Como estas?- aparte mi mirada de la de ella para que no se diera cuenta que en verdad estaba derrumbando la barrera que demostraba al verdadero yo.

Esboze una media sonrisa –Algun dia me querra, despues de todo ¿Quién no me ama?- apegue a mi ego una vez mas, a veces pensaba que no estaba bien pues entre mas alto mas dura es la caída –¿No has pensado en tener hijos? ¿Preservar los Lightwood de ojos azules? ¿Tener alguien a quien heredarle tu anillo de la familia?- inconcientemente lleve mi mano hasta donde se encontraba mi anillo de la famila Blacklight, no era una familia de cazadoras muy antigua pero aun asi tenia su propio anillo con un diseño simple, una gran letra “B” y algunos rayos alrededor, mi madre me lo había dado en cuanto había cumplido 10 años, en el ultimo cumplaños en que estuvimos juntos, en aquel entonces me quedaba algo grande y lo usaba como collar pero ahora encaja perfectamente en mi dedo anular.

Soy de todos y a la vez no soy de nadie, nadie puede estar con otra persona para siempre, ni siquiera si ambos son inmortales- dije con la mayor naturalidad posible –pero quien sabe, quizá algún dia llegue la o el indicado que me haga cambiar mi forma de ser- le sonreí, a pesar de todo muy en el fondo aun creía en el amor y en que era capaz de cambiar a las personas, lo único que tenia que hacer era encontrar el final de mi hilo rojo.

-Anthony, te he visto desnudo- dije bastante seria, recordando aquella ocasión en la que entre a su cuarto sin tocar y desafortunadamente el acababa de salirse de bañar –y es una experiencia que no me gusta recordar- agite la cabeza como para quítame esas imágenes de la cabeza; pues había sido como ver a un familiar desnudo.

Al escucharlo de inmediato mi mirada se fue involuntariamente hacia el anillo que tenía en la mano izquierda –sí, si me gustaría pero no ahorita- hice una pausa mientras veía como Iglesia ya estaba dormida, así que deje de moverme para no despertarla –Ya llegara el día… espero- añadí, ya son muchas ganas de bromear.
-no, con todos menos con un inmortal; los peores romances vienen de un inmortal- me burle, haciendo referencia a bastantes libros que hablaban de romances fallidos y casi siempre era por culpa de la inmortalidad de uno de la pareja.

Levante mi cabeza para poder verlo; y fue ahí donde vi que ya se había puesto serio. Eran raras las veces donde podíamos platicar sin algún sarcasmo entre medio. Me agradaban esos momentos.
-estoy bien- añadí con una sonrisa. –Me alegra volver a verlo, lo extrañaba bastante; pero no sé, hay algo que no me cuenta y tengo miedo de que sea por falta de confianza- confesé aquel miedo irracional que me invadió desde el momento que averigüe no ocultaba algo –pero sus razones debe tener- Concluí.

-bueno y tú? ¿Qué hay de Kyosuke?- pregunte con una sonrisa burlona en mi rostro; Kyo era un gran amigo y lo quería bastante; pero era preocupante que esos dos estuvieran juntos.

Rei por lo bajo, aquel dia Annabeth había conseguido un nuevo arco y había ido a mi habitación en el instituto de Londres a mostrármelo, cuando abrió la puerta me encontraba saliendo del baño secándome el cabello con la toalla que antes tenia amarrada a la cintura, nos miramos por un momento sin decir nada hasta que le guiñe un ojo, se sonrrojo y se disculpo mientras cerraba la puerta –Conten tu calentura, somos parabatai recuerda- le regale otra sonrisa burlona –Aunque si tanto insistes…

Pose mi mirada en ella, restándole importancia al anillo de mi familia –Si no te apresuras perderas todo el atractivo de tu cuerpo- le guiñe un ojo. Era bastante atractiva físicamente, realmente sino tenia pareja era por decisión propias pues bien tenia detrás suyo a un par de nefilims y subterráneos –Los peores romances vienen de los inmortales pero tienen la experiencia de los años- añadi casi sin pensar pues había pensado en todas las experiencias con inmortales que había tenido en los últimos años.

Aprete la mandibula un tanto ansioso por escuchar su respuesta cuando por fin despues de unos pocos segundos respondio, pero no aparte la mirada de la cubierta de “Historia de dos ciudades” que se encontraba sobre el escritorio –No deberías presionarlo, te lo dira cuando este listo- dije esbozando una media sonrisa.

Su pregunta me tomo por sorpresa –¿Kyosuke?- repeti incrédulo, lo pensé por un momento –El dia del pandemónium solo estaba divirtiéndome- le explique tratando de justificar el estado en el que termine –Kyo lo sabe, despues de todo mi vida mortal no es nada comparada con su eternidad- me encogi de hombros restándole importancia, despues de todo no era el indicado para mi.

-Si estoy tan necesitada que no me queda más que acostarme contigo- dije con un sarcasmo extremo. A veces el ego de ese hombre era tan alto que ni el mismo se soportaba.
A veces pensaba que me urgía el momento en que Jace y él se conocieran; sería una lucha de egos. O se llevarían muy bien o terminarían matándose a los primeros cinco minutos de intentar entablar una conversación.

-ya te dije mis planes de vida, mis perros y gatos; no hay espacio en mi vida para algo mas- suspire como si ese comentario fuera un total sacrificio para mí; dentro de mi sabía que algún día llegaría la persona indicada; bien sabía lo que era que me gustara alguien y tener que guardarlo por miedo a perder esa amistad. –simplemente no quiero apresurar las cosas- musite ya de una forma bastante seria –la experiencia de los años…- repetí sus palabras pensando en estas y después reí –no puedes pensar en otra cosa?-

Asentí a lo de mi hermano y luego clave mi mirada en la suya cuando Kyo relució en el tema –pues espero que para el también solo fue cosa de un rato- dije bastante sincera; lo que menos quería en estos momentos eran corazones rotos a mi alrededor. Aunque conociendo a Kyo lo más seguro es que para él tampoco no fue más de un poco de diversión.
-cuando saldremos a cazar?- pregunte de repente un poco emocionada.

Nueve de cada diez subterráneos me recomiendan- le guiñe un ojo - Y quien no lo hace seguramente es una sirena- Sonreí burlón, no era mucho de tener una relación con una sirena, no me gustaba terminar con olor a sushi en cada cita.

Hasta la loca de los gatos encontró encontró el amor, supongo- me enconji de hombros, desde niño le hacia burla comparándola con aquel personaje de los simpson - Hay un monton de subterráneos y mundanod haya afuera, le deberás de gustar almenos a uno de ellos pero parece que le tienes miedo a las cosas serias - como yo, pensé, Sonreí ante sus comentarios - No tienes idea de lo rico que es el sexo con un vampiro- no iba a entrar en detalles, no era algo que mi oarabatai quisiera saber después de todo.

Podríamos ir a cazar mañana

-¿te toca sobre?- pregunte de repente y después de unos segundos solté una carcajada; a veces pensaba que tenía que dejar de ver tanta televisión mundana. Su vida sexual de mi parabatai.. Claro, no era de mi incumbencia pero no quería imaginar cuando encontrara a alguien que de verdad le agradara y tuviera que confesarle con cuantos se acostaba por noche, o peor aún, que lo conociera en una de esas noches.
-Si, eso- asentí bastante convencida de eso; le tenía miedo a las cosas serias; quizá porque solo un par de veces había tenido algo serio con alguien pero no me había agradado del todo. –lo sé- dije de nuevo, esta vez sin pensarlo; en respuesta a su comentario sobre sexo con vampiro –pero algunos se ponen rudos- me encogí de hombros y luego sonreí, era increíble la naturalidad con la que hablábamos sobre estos temas, con razón la gente que nos llegaba a escuchar se espantaba –Y si vamos a cazar ahora?- pregunte con una sonrisa luego levante la vista para verlo y poner ojitos de niña pequeña pidiendo por algún regalo –anda ¿si?- pregunte de nuevo intentando convencerlo.