Recuerdos y explicaciones | Jane A. Gray

Sonrei con agrado al sentirme un completo inutil, rara combinacion, pero el verle usar su magia para vaciar el liquido del refresco en los vasos me hizo, gracia pero a la vez un mal anfitrion. Aunque me sentir orgulloso de que ella estuviera mejorando sus habilidades, seguramente ya no era aquella bruja inexperta que se metio en problemas por lo mismo.

-Bueno, veo que has aprendido nuevos trucos- sonrei socarron mientras me sentaba en el sillon frente a ella, me acerque a la mesa de noche y tome uno de los vasos bebiendo de él. Mi expresion de tranquilidad se alejo por unos minutos mientras separaba el vaso de mis labios. -Jane...- le llame con voz seria pero a la vez comprensiva -¿Que haces aqui en Nueva York?- queria ir directo al grano, el que ella estuviera aqui, no era buena idea, menos si andaba por las calles como si nada, era peligroso.

Le mire titubear, sabia que no tendria una respuesta clara para mi, lo mas probable es que haya venido aqui buscandome, queriendo saber de mi paradero, ya que solo me fui sin mas de su lado. Suspire cuando mire su cara de tristeza, lo habia hecho de nuevo, lastimarla. Pero no era mi intencion, solamente queria protegerla.

Me levante de sobresalto al mirarle irse, mis ojos en primera instancia solo le seguieron, pero despues me levante como un resorte y camine hasta tomarle de la muñeca.

-Jane...-suspire nuevamente, preguntandome el porque las mujeres eran tan complicadas. -No es que no me alegre de verte, al contrario, me siento dichoso de tenerte frente a mi persona otra vez, pero debes entender...-frunci el ceño mientras cerraba los ojos, tenia hambre. -No fue correcto el que vinieras, mas aun sabiendo que aqui cualquiera podria reconocerte, la mafia en New York esta conectada- le mire a los ojos preocupado.

-Tienes suerte de que esta tarde yo te encontrara, pero ¿y si no hubiese sido yo? ¿Tienes idea de lo que hubiera pasado contigo si alguien de mi jefe o de sus socio te hubiesen visto?- le cuestione poniendo sobre la mesa el asunto, sin trabas ni nada solo la verdad y lo que le pudo haber sucedido a ella.

-Nick… no me importa…. Es que yo necesitaba…. verte….- Esa sola frase que acaba de decir me entro por un oido y se repetia una y otra vez en mi cabeza, ¿que solo queria verme? ¡¿Por eso vino hasta aqui?! ¡¿Para verme?! Queria gritar, gritarle fuerte que estaba loca, que el solo querer verme no valia lo que su vida si la encontraban.

-¿Es que acaso no entiendes?- le pregunte incredulo por su respuesta, mi asombro y sufrimiento se mostraban en mi rostro, solo ella podia sacar esos semblantes de mi, ella, esa bruja inexperta y amable que solo piensa en mi. -¿Que haria yo si te mataran Jane?! ¡¿Dimelo?!- mi miedo sobre salio de mi persona, tomandola de los hombros y sacudiendola levemente, le mire a los ojos.

Me habia levantado la voz, ella a mi, eso hizo que mi furia saliera aun mas. Le entendia, bien si, yo igual le habia extrañado mucho, demasiado a decir verdad pero preferia estar sufriendo por tenerla lejos pero sana a ya no tenerla jamas. Sus ojos demostraban enojo, furia, amor, seguramente lo mismo que los mios, no sabia que hacer si dejarla ir o retenerla a mi lado pero con el miedo de que nos descubrieran y que terminaran por separarme de ella para siempre.

Mi mente se quedo en blanco pensando en los pros y contras de ambas situaciones, en las dos sufriria, pero en una tendria mi felicidad conmigo. Mis manos viajaron de sus hombros a sus rostro, no sabia si le hice daño, creo que en ese momento no me importo si mis manos le apretaban con fuerza su cabeza, pero la acerque a mi, y le bese. Habia tomado mi decisión.

Senti sus labios corresponder a mi beso, podia percibir la frustracion que aquel encuentro nos provocaba a ambos, pero al igual se podia notar en el ambiente, el amor, la pasion y el deseo que nos teniamos guardando desde antes de separarnos. Conocer a Jane fue algo que nunca me espere, solamente me habia acercado a ella por trabajado, para asesinarla, pero su noble y sencillo corazon atrapo el mio.

Note como sus brazos pasaban hacia atras de mi nuca acariciando ahi, logrando que apesar que era imposible un fuego se sintiera por donde tocara. ¿cuando habiamos llegado a la pared? No me di cuenta ni como, pero ahora estaba entre ella y el muro que tenia la misma temperatura que mi cuerpo superficialmente, mas por dentro un fuego ardiente estaba empezando.

Mis brazos bajaron de su rostro hacia sus hombros y hacia abajo, recorriendo y tocando delicadamente cada parte hasta llegar y posarse en su cintura. La abraza y la atraje aun mas a mi si era posible. Solo me limite a asentir cuando le escuche a hablar, sus palabras me volvieron loco, mi boca se separo de la suya y le fue depositando besos por su rostro y su cuello, deteniéndome ahi al instante, mi cuerpo se tenso y mis colmillos salieron a flote.

Recorde mi sed, mis ganas de comer, y solo me quede ahi tieso oliendo su fragancia en espera de controlar mis instintos.

Sonrei de medio lado al escucharle, si no fuese hecho a la escuela antigua, segun frases mundanas, no le hubiese pedido permiso y solo le hubiera mordido. -Te amo- murmure con cariño antes de sacar por completo mis colmillos y morderla.

Su sangre era exquisita, una de las mejores que he tenido la oportunidad de probar. En el clan ya sabian todos lo que yo era, por lo cual mi jefe solia decirle a las secretarias o a algunas empleadas que dejasen que me alimentara de ellos, o solamente me decía que quería deshacerse de alguien y aprovechaba para alimentarme de ellos.

Después de un minuto tal vez dos me aleje de su cuello, ya satisfecho, tampoco quería abusar, lo que menos deseaba era matarla por dejarle sin sangre. -Arriba- dije mientras la tomaba entre mis brazos y la cargaba estilo princesa. Rápidamente subí los escalones y llegue a la puerta de mi habitación, la deposite con delicadeza sobre mi cama.

Mire sus ojos felinos con atención, a decir verdad me aprecian hermosos. Le acaricie la mejilla y despues de su beso, me separe con cuidado. -Te quedaras a vivir aqui conmigo...- le comencé a explicar -No quiero que salgas a no ser que sea necesario Jane, si alguien te ve nos mataran a los dos, ¿de acuerdo?- le mire seriamente y me sente en la orilla de la cama.

-Escucha si necesitas salir, puedo investigar algunos hechizos o libros que te ayuden para que puedas parecer otra persona ante los demas, ¿te parece bien? -Inquiri con algo de nerviosismo y preocupación, no sabia cuanto habia aumentado su poder en el tiempo en el que nos separamos.

Suspiré con algo mas de tranquilidad, bueno al menos ya entendia y eso me dejaba un poco mas en paz. -Tu descansa ya es algo tarde- le indique mientras me levantaba. -Puedes dormir aqui, sino hay otras habitaciones por este pasillo. Cada cuarto tiene su baño privado- le mire con una sonrisa cariñosa y le toque la mejilla inclinandome un poco.

Le deje un pequeño beso en la frente y camine hacia la puerta. Me detuve al tomar el picaporte de la misma y le mire. -Iré por tus cosas, cuando regrese me diras en que cuarto te gustaria ponerlas-

Fui a la casa de Jane, entre por la ventana del departamento, y me hice una nota mental. Regañarle por no poner buena seguridad a su apartamento, entre demasiado fácil. Moví la cabeza en negativa cuando la cerré de nueva cuenta, no quería curiosos. Comencé con lo más fácil... la ropa. Me dirigí a la habitación principal, notando que aun había cajas sin desempacar ahí, bien, eso era bueno, al menos me ahorraría algunas vueltas y tiempo del empacado.

Cogí una maleta y saquee los cajones de la cómoda, pasando de la ropa casual, a la formal y finalmente a la ropa interior. Reía una que otra vez al ver algunos curiosos estampados en la ropa intima de Jane, se enojaría cuando llegara con esa maleta y notara que vi su ropa interior. Me encogí de hombros y seguí empacando.

Subí a mi coche, dejando la ultima caja que prepare para hoy en la parte delantera. Ya era por lo menos las cuatro de la mañana, tarde mas tiempo en llegar a su departamento que en empacar lo necesario. Algunas de las cajas eran las que aun estaban selladas y en el piso. Arribe a mi mansión frente al lago a las 4:30am. -Jane?- pregunte al entrar, esperaba que estuviese dormida, pero conociéndola me ha de haber esperado.

Llegue a la habitación y ahí estaba ella. Sonreí resignado, su buen corazón era el causante de que me esperara. -No te dije que descansaras?- le pregunte con voz tranquila acercándome a ella. -Hay varias cajas en el auto, ¿quieres ayudarme?- le pregunte mientras tomaba uno de sus cortos mechones de cabello, entre mis dedos.

Deje la maleta que traía conmigo en el suelo, antes de besar a Jane, probar esos rosados labios nuevamente, me harían adictos. -Anda, quita esa cara de preocupación, ya te dije, estoy feliz de que volvieras- le sonreí con cariño y pellizque una de sus mejillas. -Solo debes contenerte de salir y listo- me encogí de hombros.

-Te traje tu ropa, y algunas cajas mas, muchas de ellas aun estaban selladas asi que no se muy bien que tome de tu departamento- rasque mi nuca, estaba cansado, por suerte, esa mañana había estado todo el día con mi jefe en su despacho, ayudándolo a no se que cosas de papeleos.

Asentí complacido por su respuesta, Jane, apenas era una bruja inexperta, que por asares del destino termino en manos de hombres que solo explotaban su poder, metiéndose con los 'socios' de mi Jefe actual. Aun recordaba como fue nuestro primer encuentro, nada nuevo para mi, que antes habia hecho aquel tipo de trabajos, pero, algo en ella despertó lo que ya casi medio siglo atras no habia sentido. Lo gracioso de eso era que, me vine enamorando de una bruja, pareciese que esos son mis gustos, ya que...

Detuve mis pensamientos al escucharle. Parpadee un poco confuso, ya que no le había puesto por completo mi atención. -eh?...ah! si, es mejor así, aunque pienso llevarte de compras pronto- sonreí, mientras salia de la habitación. Me dirigí a la cocina con la caja de utensilios que, vi, descubrió Jane.

Deje la caja sobre la isla en medio de la cocina, muchos se preguntarían porque tengo una cocina en mi casa, bueno, no todos en la empresa sabían de mi 'situación', asi que cuando llegaban a auto-invitarse a mi casa en las noches, pues era utilizable. Ademas ahora que Jane viviría a mi lado.... sonreí inconscientemente, seria lindo verle cocinar, sin magia, esperaba.

Le miré con una expresión burlista, ¿enserio se preocupaba por esas cosas? Me reí internamente, ella si que era tan inocente. -Si, por algo esta en esa maleta, ¿enserio te preocupa eso?- me cruce de brazos y me apoye contra la isla. Mirándole expectante, con las ganas de soltar una risa muy alta, ella si que me sorprendía.

Miraba como los utencilios de cocina se iban saliendo de la caja y acomodando poco a poco en los armarios correspondientes. Los brujos siempre me han causado gran interes, si, nosotros eramos rapidos y fuertes, mas no podiamos salir de dia, ellos en cambio solo debian ocultar su parte 'animal' por asi decirlo para salir y hacer lo que quieran. Le sonreí a Jane ante su respuestas, sin duda era una chica muy inocente. No me importaba en realidad haber visto su ropa interior, ya he visto mucha de ese tipo en estos años que llevo vivo, aunque no le diria eso, se enfadaria conociendola.

-Vamos no creo que vaya a ser la unica vez que vea tu ropa interior ¿o si?- le segui a mi pequeño momento de causarle verguenzas a la brujita. Era divertido, sus expresiones gatunas podian ser divertidas a mi parecer.