Come Back To Me [Xaminé]

Recuerdo del primer mensaje :


Al cruzar el portal estábamos de vuelta en mi casa, con mi preciosa bola de pelos tirada en el sofá durmiendo como si no hubiera un mañana. Ese gatito negro que es mi máxima adoración y la única compañía que he tenido por varios años. Había estado conmigo desde que me convertí en gran brujo y cuando creció y temí por él... bueno, digamos que nadie debería preguntarlo. Cada cierto tiempo le cambio el nombre y en ocasiones el aspecto, pronto tendré que hacerlo de nuevo. Xami lo había conocido con un ojo violeta y un ojo azul y con el nombre de Jinx. Me quito los zapatos y los dejo en la entrada antes de acercarme un poco al sofá.

- Te presento a Cheshire.

Sonrío misterioso y luego me acerco a una de las puertas y la abro. Una habitación espaciosa con una cama matrimonial dentro y mi colección personal de libros mundanos, desde absurdos hasta melosos, pero es que con algo tengo que entretenerme, y una televisión con todo y reproductor de DVD.

- Instálate como creas mejor, no me molesta si traes tus cosas con un portal o un hechizo y si quieres algo de cenar, te espero en la cocina, porque el sillón nos lo ganaron.

Me había quedado dormido en poco tiempo y aunque por gran parte de la noche no me muevo, en algún punto quedo boca arriba. Los ligeros murmullos que salen de mi boca, acordes a un sueño que seguramente no recordaré en cuanto abra los ojos, están siempre presentes.

Coloco una mano por detrás de mi cabeza, sobre la almohada, y la otra sobre mi estómago. Y entonces mi sueño cambia.

Estoy en las termales en Kyoto, desnudo y sumergido en deliciosa agua caliente, rodeado por hombres, desnudos y mojados, con el vapor ocultándolos parcialmente. Sólo lo suficiente para darle sensación de prohibido. Sin saber cómo, termino en medio y todos me rodean y me acarician...

Empiezo a gemir, aún dormido, al sentir particularmente el tacto de la pierna de Xami. Me froto contra su pierna, gimiendo y perdido en sueños que nada tienen que ver con la realidad.

- Motto... mmm... (Más)

En el sueño, los hombres de todas edades y razas sólo tienen que tocarme para ponerme así. En la realidad, mi cuerpo reacciona al tacto de una mujer por primera vez.

El sueño y la realidad se mezclan para provocarme sensaciones placenteras que no imaginaría que podría sentir si estuviera despierto y viera lo que está pasando. Lento y tranquilo, moviéndome contra la pierna de Xami mientras mi cuerpo reacciona y esa región crece un poco, como resultado del placer. El sueño no tiene en realidad nada de trama, pero pronto el placer real me arranca del sueño.

Lentamente, abro los ojos a la oscuridad que nos envuelve y parpadeo varias veces. Siento presión contra la ropa interior y hay algo encima. Parpadeo varias veces y entonces tanteo el terreno con una mano, convenientemente colocada cerca.

Y grito al ver que al lado mío tengo a la dueña de esto tan imposiblemente excitante.

- ¿¡Qué diablos pasa contigo!?

Me aparto, a velocidad lenta que percibo como más rápida y me envuelvo en las sábanas como si estuviera desnudo y necesitara cubrir mi cuerpo. Al hacerlo, tanteo mi entrepierna y siento que voy a morirme. Hay una mujer en mi cama, una mujer que tenía su pierna justo ahí y yo tengo una erección. Abro los ojos, sorprendido, aunque siempre consideré que algo así me daría asco, pero vamos, es Xami, ella no me da asco.

- ¡Pero si soy gay! ¡Gay! ¡Gay como en maldito Nyancat, y el arcoiris y los Teletubbies!

Ni siquiera sé si le hablo a ella, a mí, o al dios del yaoi. Vuelvo a gritar. Sin importarme que estoy gritando como loca, como un maricón total.

- ¡Exijo una explicación! Me hiciste magia, ¿verdad? ¡Atrevida! Haciéndole magia a tu propio mentor.

Y lo peor es que estoy mortificado y entre todo, también está la frustración de haberme quedado a la mitad.

Al menos, se aparta, porque estoy a punto de ponerme peor. Esto no está bien, y no dejo de gritar como vieja histérica porque esto no puede estar pasando. ¡Esto es su culpa! Y le reclamo, como debe ser. Encima se ríe y saltan chispas moradas de mis dedos, pero no se las lanzo a nadie. En parte porque quiero lanzármelas yo solo. ¿Cómo es posible que se me pare con una mujer? Kyosuke, mátate.

Defiendo mi "honor" gay, pero Xaminé sólo sigue riéndose, y encima me dice algo que por supuesto que ya estaba cruzando por mi mente y no es nada agradable.

- ¡Cállate! Lo que pasa es que como no tienes bubis, dormido creo que eres hombre. Además, seguro pensé que tu pierna flaquita era una verga de machote, así que sigo siendo gay, gay, gay.

Grito de nuevo cuando se acerca y me encojo un poco, para protegerme de su maldad femenina. Esto sí que ya no era agradable, y soy demasiado consciente de que estoy a la mitad, que se nota, y que la calentura no desaparecerá hasta que haga algo.

- ¡No te creo! Buscaste un hechizo de heterosexualidad y me lo hiciste, ¡mala!

Sé que parezco niño de kinder, pero es que me niego a creer que esto es verdad.

Decido tomar la decisión y como reafirmándola, me pongo una mano en la entrepierna, aunque no debería notarse tanto porque estoy envuelto en las sábanas.

- Fuera, Xaminé. Si quieres volver, házlo en media hora.

Intento mirarla mal, pero la calentura hace que mi mirada malvada se suavice. Chasqueo los dedos y aparezco en la mano uno de mis juguetes consentidos.

- Anda, shu shu, que ya no doy espectáculo.

Creí que todo terminaría aquí, pero Xami parece en verdad molesta porque diga que sus bubis no son tamaño grande y hace lo peor del universo: me obliga a tocárselas. Si había gritado fuerte, no era nada comparado con esto. Incluso pataleo, pero cuando se aparta y empiezo a respirar, creo que podría haber sido peor. Si las hubiera tenido como modelo de Playboy, seguro me da un paro cardíaco y me muero de la impresión.

Me miro las manos sin saber si estar asqueado o sólo en shock, pero protesto por el hechizo de heterosexualidad y termino señalándola. Sí, Kyosuke Nightshadow, la madurez absoluta.

- ¿Ves? ¡Lo admites!

Dejo que se marche y arreglo mi "situación", y lo peor es que lo hago bastante rápido para mi gusto. Vuelvo a tirarme en la cama, guardo mis cosas con un ademán y sólo puedo admitir que me siento raro. Y para eso, hay una solución simple y genial: alcohol.

Bajo descalzo las escaleras y escucho la televisión. Al llegar veo a Xami con el gato.

- ¿Vas a volver o ya no? Yo vine por alcohol.

Parece que tomo por sorpresa a Xami porque incluso saca chispas, y no es de enojo. Bueno al menos ya no está enojada. En realidad no entiendo por qué le molestó lo de las bubis, si yo aguanto más porque no las tiene tan grandes.

- Soy rápido, ¿qué?

Parece bastante entretenida con la tele, aunque no entiendo bien por qué. A mí normalmente me aburre y termino jugando videojuegos.

Le pregunto si va a volver a dormir, pero cree que voy a volver a gritar como loca. Encima me dice que si me porto como niño, puedo ir a dormir a su cuarto. Levanto una ceja y sonrío divertido.

- Ya quisieras, guapa. Bien, en ese caso voy a salir. No me esperes despierta.

Vuelvo a subir y me arreglo para salir. Lo necesito, esto no puede estar pasándome, necesito tirarme uno, dos, mil hombres para olvidar que me excitó una mujer y que... toqué sus senos.

Bajo vestido con la misma ropa que traía y salgo de ahí. Necesito esto. Xami es mi discípula, podrá ser increíble, astuta, una excelente bruja pero no hay nada más que amistad, no puede haber nada más.

Regreso sintiéndome como si me hubieran pateado toda la noche, sin saber si haberme ido fue mejor o peor y por supuesto, apestando a alchol. Ignoro los fantasmas de la casa y voy directo a las escaleras, intentando que el sol no me deslumbre de más y subo hasta mi habitación. En cuanto me tiro en la cama, es como si despertara de nuevo, y decido que de todos modos, no logré lo que quería. La cabeza me da vueltas, es cierto, pero también hay muchas cosas ahí dentro. Toquetearme con alguien no logró que mi cuerpo olvidara la sensación de Xaminé.

Me levanto y tomo un baño, y me quedo dentro de la tina durante bastante tiempo. Cuando salgo debe ser mediodía y vuelvo a acostarme, esta vez en pants y playera, con el cabello húmedo y recordando todas las cosas que le dije a Xami. Eso de que sólo un brujo oscuro podría entenderla y una sarta de cosas que también podrían servir para mí. Sin embargo, es un hecho que lo que pasó fue demasiado raro para mí, y voy a tratar de olvidarlo. Además, ella se enojó conmigo, así que da igual.

Pero hoy le prometí que iríamos de compras y le daría la teoría sobre cómo invocar un demonio mayor. Debo enfocarme en eso.

Más decidido, bajo a ver si está despierta y si podemos desayunar algo, aunque ni sé qué haya. Tal vez sea mejor desayunar fuera.

Como fue de esperar no dormí ni una hora, me la había pasando viendo televisión o leyendo alguno de los libros que Kyo tenía en la habitación, había terminado uno en lo que fue la madrugada los mundanos eran muy dramáticos ¿desde cuándo un vampiro brilla en el sol?, además que mundana tan mas egoísta y masoquista, niego dejando el libro a mi lado, veo el reloj y suspiro ya había amanecido y aun no llegaba Kyo, creo que después de todo si había podido olvidar el trauma que le provoque, sabrá con quien se abra metido. Una parte de mi estaba enojada, celosa y me volvía loca, me estaba empezando a confundir.
Salí de la cama y entre al baño, un baño necesitaba para aclarar mi mente y olvidar lo que estaba empezando a sentir, deje mis ropas en un cesto de ropa que había en el baño y me quede viendo en el espejo, mordí mi labio tengo buen cuerpo, no entendiendo porque unos hombres quieren a mujeres tan delgadas y con busto tan grande, ruedo los ojos y abro la llave de la regadera hasta que esta tibia, me quedo bajo el agua un buen rato, lavando bien mi cuerpo y mi cabello, salgo del baño después de una hora, en la que solo estaba bajo el agua, hasta que vi conveniente salir, aparecí un conjunto de ropa sencilla o bueno sencilla como para estar en casa, hoy saldría con Kyo de compras pero no creo que sea hasta que vuelva y este de ánimos, o la verdad no sé si aun este en pie los planes, suspiro y me pongo mi el pantalón azul a cuadros y la blusa blanca casi transparente que deja ver atreves de la tele mi brasier negro, dejo mi cabello suelto para que se termine de secar, tendría que cambiar de look pronto.
Salgo de la habitación y como ayer el gato estaba aun en el sofá- ¿tienes hambre?, ven hermoso.. –le hablo para que me siga a la cocina, antes de llegar escucho pasos en el cuarto de Kyo, ya había llegado, iba a subir y hablar con él, pero mejor me regrese a la cocina donde le reví algo de comer al gato, a mi también me empezaba a calar el hambre por lo que, me puse a hacer algo de desayunar.
Saco lo necesario para preparar unos omelette rellenos de tomate, queso descremado y albahaca.

Tenía hambre, y tenía la sensación de haber hecho mal las cosas, por mucho que soy un cínico descarado. Pero Xami se había tomado muy personal lo del tamaño de sus bubis y quizá sea como el tamaño del pene para los hombres. De cualquier modo, tengo que arreglar las cosas con ella, porque no es justo que un sueño erótico mío arruine nuestra amistad. Y tampoco quiero que deje de ser mi alumna, no tendré otra tan buena.

Bajo en piyama porque me tardo siempre en elegir qué me pondré y porque el hambre le gana a mi vanidad, aunque me encargo de que mi cabello sólo esté ligeramente revuelto y no hecho un desastre. Y cuando llego huelo algo rico. Xami está en la cocina, cocinando al más puro estilo mundano y abro la boca sorprendido.

- Ohayou! Ahm... Buenos días.

Me acerco a ella y tiene incluso a Cheshire/Jinx cerca. Abro el refri para ver qué hay y le caliento en el microondas algo al gatito. Se lo pongo en el plato y luego pienso qué me puedo comer. Decido que lo más rápido de mientras es un té negro y me lo preparo en el microondas también, por holgazán. Tomo asiento y bebo tranquilamente tras echarle un montón de azúcar.

- No sabía que cocinabas.

Sigo con mis manos ocupadas un poco sucias, pero lo demás estaba limpio, cuando cocinaba era muy limpia ya que luego no podía comer a gusto, mientras estoy en el fuego escucho como el gato empieza a maullar bajo la vista y veo que se acabo la comida- ¿Quieres más? , te pondrás obeso y ninguna gata te querrá... bueno espera. –bromeo con el ya que era el único que me estaba asiendo compañía pero unos minutos después llega Kyo, al sentir su presencia no sé el por qué pero me pongo nerviosa, agito un poco mi cabeza y sigo con preparando la comida, cortando lo que sería el relleno.

Buenos días.. –me limito a susurrar mientras sigo cocinando y veo como se me adelanta y le sirve otro plato de comida al gato, dejo que se cosa lo que está al fuego y aparezco un poco de fruta que empiezo a cortar en cuadritos, la coloco en dos platos de vidrio y los meto al refrigerador, en unos minutos estarían listos para un rico yogurt fresco, era algo que me encantan acompañar con mis comidas, pero y a él también le guste, me giro y veo como mi mentor se prepara un café negro, así que le sirvo en un plato su omelette ya listo para comer, aparezco unos cubiertos a su lado- Come, que el café solo te ara mal… -me estaba pareciendo a una madre mundana que le dice a sus hijos que deben comer bien todas sus comidas, algo que en si me daba gracia ya que los brujos no teníamos hijos. Tomo otro plato con mi desayuno listo y me siento frente a él. Alzo una ceja al escuchar su comentario, aun hay cosas que no conoces de mi Kyo, suspiro tomo uno de mis cubiertos para cortar un trozo de omelette- Llevo 1 siglo de que aprendí a cocinar, sabe mejor cuando tú la cocinas…

Entro a la cocina y le doy los buenos días, aunque oler sólo me da más hambre y no sé qué prepararme, particularmente porque soy muy vago para estas cosas desde que no estoy en ninguna guerra. Y parece molesta, así que yo me ocupo del gato y de hacerme un té. Luego me siento y pronto me sorprende que Xami me ponga comida al frente.

- Es té y no creí que me darías. Es claro que sigues enojada conmigo, y quiero hacer las paces. Prometo no meterme con el tamaño de tus bubis, ¿ok? De hecho, están bien así, más grandes y no serías mi discípula. Te dije que iríamos de compras y te enseñaría a invocar un demonio mayor.

No sé disculparme, creo que eso se nota. Sólo sé la versión samurai y la japonesa y no va bien ahora. Me pongo nervioso, porque no creo estar haciendo las cosas bien, así que comento que no sabía que cocinara.

- Y cuando la cazas y la cocinas es fabuloso, aunque sólo cocines en fogata. Yo también sé, pero ya sabes que soy muy flojo para estas cosas. Creo que sólo por eso acepté tener de esclava a la mundana.

Bebo el té en lo que termina y se sienta y sólo entonces tomo el tenedor.

- Itadakimasu! (Buen provecho)

Pruebo y está mejor de lo que huele.

- Mecha umai kore! Ahm... que está súper rico, wow.

Toma mi mano y el gesto me sorprende. Al menos me hace sentir mejor porque no soy bueno disculpándome, será porque casi no lo hago. Prácticamente nadie me importa lo suficiente como para hacerlo. Asiento y dejo de ponerme nervioso, quizá tampoco debí salir a reafirmarme mi homosexualidad como si en verdad hubiera estado en peligro, porque no, ¿verdad?

- ¿Cambiarte el look? ¿El paseo incluye ir al estilista? No me caería mal algo así, aunque estoy dejándolo un poco más largo que cuando llegué a Nueva York. Y yo creo que te ves muy bien así.

También debería comprarme ropa, nunca cae mal, la verdad.

- No te preocupes por la mundana.

Me suelta y comento sobre la cocina. A mí me gusta pero soy muy vago y creo que sólo se me da bien la comida japonesa y la carne en fogata, para cosas más elaboradas soy un desastre y prefiero usar magia.

- ¿Ehhh? Pero si los malos pensamientos son los mejores, particularmente si son pornosos. No hay nada de malo con ellos, disfrútalos y diviértete.

Pruebo y es realmente delicioso, con ese sabor que es a la vez sencillo pero evoca al hogar y a que le importas al que cocinó. Digo, Xami estaba enojada, no tenía por qué darme nada ni mucho menos preocuparse por mí. Aunque quizá menos preocupación estáría mejor. Me intento hacer tonto, pero no puedo, así que jugueteo con la comida.

- Te equivocas...

Dejo el tenedor sobre el plato y suspiro.

- Casi no como, fin.

Sé que no es bueno, pero no creo que ella entienda todo lo que implica comer para mí y cómo prefiero ir a beber porque siempre terminas acompañado. Comer solo es depresivo.

Rememorando, la verdad es que no he visto esos cambios de look cada tres semanas, al menos no lo recuerdo así. Algunos cambios sí que los noto.

- Yo cuando me harto nada más, pero ahora estoy bastante contento. Quizá deberías traerlo negro y con las puntas azul y morado, colores de tu mentor. O no sé, ¿rosa? Es muy chillón, pero con negro queda bien. O rojo.

Pongo los ojos en blanco con el asunto de los malos pensamientos. ¡Si ella lo mencionó! En realidad sí que me imagino al hombre en cuestión en la cama conmigo, y lo evalúo, catalogándolo como activo o pasivo. Normalmente me lanzo encima de los que se ven más activos, aunque no me disgusta tampoco llevar la voz cantante. Y me había llevado sorpresas de chicos muy lindos y de apariencia frágil que eran más activos y machotes que nadie.

- Estás muy susceptible con mi homosexualidad. Sigues rara. Pero bien, si no vas a decírmelo, al menos no me hagas sentir mal. Soy esto y siempre lo has sabido, jamás lo he ocultado sin importar si me da problemas. Cuando yo nací, en mi país no era mal visto un chico que se entregaba a otros, así que quizá eso me dañó la cabeza si quieres.

Me estoy enojando, ¿por qué rayos me estoy enojando? Respiro... sí, sí lo sé.

- Siento que me estás rechazando como persona por ser gay, Xami, y no es algo agradable.

Y necesité un montón de alcohol y una salida con un mundano para darme cuenta de que esto era lo que me molestaba, que me rechazara ella.

Empiezo a comer, pero me regaña y dejo de hacerlo, no por la comida, sino porque tras este acto en apariencia natural, hay muchas cosas escondidas detrás. Vuelvo a tomar el tenedor, pero la miro.

- Ya sé que tengo que comer, es complicado. La comida y yo no nos llevamos bien.

Vuelvo a comer en silencio, pero quiero patearme porque creo que me oí muy depresivo.

- No te enojes, claro que me lo voy a comer, si te quedó muy rico.

No alcanzo a escuchar lo que dice, pero cuando volteo a mirarla, ni siquiera puedo estar seguro de que haya dicho algo. Me encojo de hombros y sigo comiendo lento.

Me cuesta darme cuenta de por qué me siento así ahora que Xami parece molesta porque yo sea gay. Siempre he pensado que era una ventaja, que "marcar mi territorio" y dejarle muy en claro que no me salte encima era como una broma. Anoche no lo había sido, y francamente, prefiero olvidar anoche por completo. Esperaba otra reacción hoy, algo como que me odiara por pervertir su pierna, pero no que me hiciera sentir que la barrera que señalé anoche era algo real. Escucho su explicación, pero levanto una ceja porque dice que es como si fuera su padre.

- Nanda sore? ¿Qué rayos? ¿Cómo que tu padre? Me gusta más lo de hermano, padre me hace sentir como un viejo. ¿Es en serio?

Continúo comiendo, aunque termino admitiendo que no tengo una buena relación con la comida. Ni busco ni quiero ponerle nombre, ¿de qué servía saber una palabra que explique que no como del modo en que debiera? Disfruto de la comida, pero para cuando me termino el último bocado, Xami me mira seria.

- ¿Qué?

De verdad no entiendo lo que está pasando con Xami, y me gustaría sólo achacárselo a la explicación varonil por excelencia: está en sus días. Por desgracia, las brujas no tienen días de esos y se me acaban las opciones. Pregunto, pero o no lo sabe, o no me quiere decir, y bien podría ser esto último. Quizá lo que debo hacer es dejar de preocuparme por esto y simplemente seguir en mi mundo y no enojarme ni sentirme mal y ya.

Xami piensa que quedo bien de papá suyo porque soy algunos años mayor, bastantes en realidad. Me encojo de hombros.

- No, no puede ser. Está bien que soy súper oscuro, pero no soy un demonio. Y no nos parecemos, además, implicaría que me acosté con una mujer, no no no.

Exagero y tiemblo bastante, sólo por fastidiar, pero me detengo en cuanto me doy cuenta que eso puede reiniciar el problema que tiene ahora con que yo soy gay. A saber si se topó con algún grupo cristiano que cura lo gay con rezos.

Me ofrece yogurt y levanto una ceja.

- ¿Yogurt? ¿Tenemos eso? No me gusta casi nada, mejor me quedo así.

Tras un par de minutos en silencio, creo que debo decir algo.

- Entonces, ¿vamos a salir de compras? Porque necesito ponerme bien guapo.

Y aquí vamos de nuevo, podía sentir como algo dentro de mi se sentía incomoda al escuchar las palabras de Kyo, era más que incomodo me deprimía el hecho que en verdad le dieran asco el solo tocar a una mujer, mi mente vuelve a anoche su reacción al darse cuenta de que me estaba tocando de esa forma, ahora me daba cuenta que eso también había provocado que estuviera de esta forma, eso había sido por decirlo de una forma la gota que derramo el vaso, pero al parecer mi estado de ánimo se reflejaba como enojo y mas enojo, suspiro levemente- Okey, okey, dejémoslo en que eres como mi hermano mayor –ahora tu Xamine Oceané Goldschmidt debes empezar a meterte eso a la cabeza.

Me levanto de la silla y voy al refrigerador donde meto lo que había dejado del yogurt, se me había quitado por completo el hambre- Si, tienes un poco en el refrigerador –susurro y me giro a verlo levantando una ceja, ¿tiene planes de salir de nuevo? Ahora que galán tendrá en sus manos, no puedo evitar fruncir un poco mi ceño, ¿eran celos? Xami estaba celosa en verdad, esto si que estaba mal.
Claro vamos, solo deja me voy a cambiar y nos vamos... ¿Vas a salir con alguien? O solo es porque si que te quiere ver guapo... –digo mientras salgo de la cocina y voy a mi habitación, desde que había amanecido había estado evitando verlo a los ojos, sentía que si lo veía esos ojos violetas, hicieran que cayera de nuevo y se descubriera por completo, diciéndole lo que en verdad pasaba, y eso era quedar como una tonta enfrente de él.