There are certain people you just keep coming back to. [Magnus]

Un día bastante frio, cosa que se me había hecho rara en estos momentos pero también me agradaba sentir un clima tan agradable, un clima tan parecido al que estaba acostumbrado.
Me basto con un par de jeans y una sudadera azul cielo que hacia resaltar mis ojos, acompañados de unos tacones a juego.
Hoy tenía decidido en donde iba a pasar el resto de mi tarde, en verdad esperaba que el mago no estuviera ocupado; tenía meses sin verlo y en verdad lo extrañaba.

Magnus era para mí como de mis mejores amigos, lo conozco desde que tengo memoria y si no mal recuerdo siempre ha estado ahí para mí cuando más lo necesitaba, por más mínimo que fuera el problema él siempre estaba ahí, a mi lado. Me gustaría decir que yo hacía lo mismo con él, pero desafortunadamente era como una bebe inservible en cuanto a varios de sus problemas me refería, el casi nunca necesitaba mi ayuda pero el sabía que podía contar conmigo de igual manera… o eso esperaba.
Tenía ganas de ponerme al corriente con él, de saber que es todo lo que había pasado y sobre todo que de su boca saliera el anuncio de su bonita relación con Alec; la verdad es que me alegraba demasiado que esos dos estuvieran juntos, podía decir que se complementaban bastante bien; y también sería una mejoría para Alec pues a veces solio ser bastante serio y nadie mejor que Mgnus para sacarlo de ese pequeño caparazón donde ni Jace podría sacarlo algunas veces.

Baje del taxi y camine con paso rápido hasta la puerta de su departamento; la urgencia de verlo me inundo de un momento a otro, era el simple hecho de ver a alguien que estimabas después de mucho tiempo. Toque el timbre y me recargue en la pared junto al marco de la puerta –oh gran brujo, yo te invoco- musite con un tono normal evitando una risa; en cuanto  escuche que se acercaba a la puerta.

Habiendo terminado recientemente de “acomodar” su loft, o lo que se podría decir acomodar, solo juntar un par de cojines, limpiar alguna que otra capa de polvo de las ventanas ya que empezaba a fastidiar la visión del paisaje detrás, y sus nuevas cortinas de terciopelo rojo, no podían lucirse con un fondo gris, que de todos modos, gracias al clima, estaba de esa manera. Se dejo caer sobre su sofá amarillo chillón de la recepción, y dando una bocanada de aire se dejo estar, últimamente tenia mucho trabajo, pero no se quejaba, eso le daba su prestigioso lugar en Brooklyn. El timbre sonó y se quedo unos segundos observando el pasillo que iba hacia la puerta como con pereza de levantarse, sin demorar mucho se incorporo acomodando un poco sus ropas y tiro sus cabellos hacia atrás dejando que un aura de purpurina se desprendiera apenas de ellos.

Sin siquiera preguntar quien era, pudo reconocer su voz “oh gran brujo, yo te invoco”contuvo una risa y negando con la cabeza  destrabo la cerradura de la puerta y la abrió sin dudarlo, dejando ver su atuendo a compuse violeta y azul, pantalones rectos de jeans emparchados apropósito y una musculosa violeta que contrariaba totalmente el clima frio del exterior, ya que adentro estaba cálido.

-Impresionante…. Una nephilim invocando un brujo. –Asintió fingiendo asombro mas a modo de broma que de otra cosa y dejo escapar una pequeña risa mientras le daba paso para que entrase a su loft. – Tienes suerte de que te halla salido bien, y que no halla sido un demonio mayor el que te abriera la puerta, eso de invocar brujos es peligroso, niña. -

Comento mientras dándole una mirada y con un movimiento de cabeza, trato de darle a entender que pasara y subiera las escaleras. Hacia mucho que no veía a esa chica, mucho mas de lo que esperaba, generalmente no pasaba tanto tiempo, pero al parecer ambos estaban bastante ocupados últimamente, sin embargo, el brujo no ha había perdido de vista, sabia bien en donde se encontraba en cada momento, era su trabajo, debía cuidarla de que no sucumbiera ante malas influencias así como lo era el circulo de Valentine, ya era demasiado problema de por si poder  mantenerla medianamente alejada sabiendo que sus padres estaban en el, y mas aun, teniendo en cuenta de que ella no sabia nada.
Ni debía saber.

Espere unos segundos a que abriera la puerta; sabía que estaba detrás de ese rectángulo de madera y hasta cierto punto me emocionaba. Volver a verlo después de no sé cuánto tiempo; era bastante agradable. En cuanto abrió la puerta, sin poder evitarlo fije mi vista en él, viendo que nada en él había cambiado; si acaso su tono de cabello, el color de sus uñas, de sus sombras o simplemente su atuendo; después de eso todo en él estaba completamente igual, siempre que lo veía me sentía cada vez más vieja y algunas veces, pensaba que yo sería una vieja en su lecho de muerte y el estaría ahí, con ese mismo rostro joven. No sabía si la inmortalidad era algo agradable o no, pero en definitiva al brujo ojos de gato le deseaba lo mejor.
-Woow, soy una Nefilim increíble, mira que invocar a un brujo yo solita…- dije con una sonrisa sin poder evitar reír. –No me digas Niña, uso sujetador, soy toda una mujer- dije con el ceño fruncido, aunque mi sonrisa apareció de nuevo de inmediato, siempre cuidándome demasiado y bueno, se lo agradecía que seguro después de no sé cuántas ocasiones él me había salvado, de cuando cometía un error.

Subimos el pequeño tramo de escaleras para poder llegar a su piso, el mismo diseño alocado de siempre pero que por alguna razón me daba un sentimiento de comodidad y tranquilidad al mismo tiempo, quizá porque aquí era uno de los lugares más seguros donde me podría encontrar. Me quite mi sudadera pues el ambiente dentro estaba bastante cálido; me pare frente a él y lo vi con una ceja levantada –No seré la que abrace primero- le dije mientras estiraba mis manos en su dirección esperando que por lo menos se acercara un poco a mí para poder abrazarlo –Anda, anda, que no te puedes negar a eso- dije de nuevo con cierto tono burlón.

- Pues el sujetador no sirve de nada, si no tienes nada que sujetar. – Dijo burlón de cierta manera y ríe con suavidad, las bromas se le daban bien últimamente y su humor estaba mejorando desde que Alec, hacia entrado en su vida.

Cerró la puerta apenas ella paso y de camino a arriba nuevamente creía ya que esas escaleras las había subido y bajado unas 30 veces, y se pregunto mentalmente si una rampa seria mas practica para todo. Pero luego en cuanto sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de ella volteo a verla y no pudo contener otra risa.

- ¿Es… Es en serio? –Rodo los ojos riendo y luego de un rato mirándola fijamente se dio por vencido, hacia mucho no la veía y deseaba darle un abrazo como los que le daba cuando era pequeña

Suspiro pesadamente y se acerco a ella abrazándola con suavidad, si bien había crecido bastante desde la ultima vez que la había visto  su cuerpo seguía siendo diminuto a comparación de el y sus 1.98, pero no podía quejarse de la sensación, le gustaba abrazarla era como tener una niña en sus brazos, pequeña  a la cual protegía, por trabajo y porque ya de tanto tiempo que estaba junto a ella, había empezado a tomarle cariño, bastante, hasta el punto de comenzar a ser buenos amigos.

- ¿Vez lo que digo? Aun eres diminuta –Sonrió y se separo luego de solo algunos momentos para estirar la mano y dejarle detrás de la oreja los mechones de cabello que caían pos su frente.- Entonces… Ocurre algo, o solo vienes a verme porque me haz extrañado… -Dice y casi infantilmente le hace un fingido puchero, mientras le ofrecía asiento en uno de los sillones-

Me gire para verlo con el ceño fruncido y luego de manera casi inmediata baje mi vista para ver mis pechos; pero la subí de inmediato hacia sus ojos –ja-ja, gracioso- le dije mientras le enseñaba la lengua de manera infantil –Ese comentario sonó taaaaaan Jace, debes dejar de juntarte con él o terminaras por teñirte el cabello de rubio- Musite con una sonrisa y un tono de venganza en mi voz.

Sonreí satisfecha cuando me abrazo; enrede mis brazos alrededor de su cuerpo y de inmediato aquella sensación de seguridad me invadió una vez más desde que había entrado a su departamento; Magnus había sido el único que se había preocupado desde un principio por mí, quizá empezó por trabajo pero yo sentía que me quería, no sabía si igual o menos de cómo lo quería yo per también sabía que él era uno de mis más grandes apoyos: solo esperaba que eso no cambiara en mucho tiempo.
-si, si, soy diminuta- musite dándome por vencida; jamás podría ganar un argumento con el sobre quien era más grande que quien, pues definitivamente, el me ganaba en todos los sentidos; la edad, la estatura, los conocimientos, las habilidades; en todo.

Escuche su pregunta y lo vi de inmediato, directo a los ojos –me siento ofendida- le replique mientras acariciaba el lomo de presidente miau que acababa de subir al sillón donde o estaba sentada; amaba a ese gato. –Pues como tú ya te has olvidado de mi…. Pensaba que necesitabas de mi magnifica presencia contigo- me encogí de hombros pero luego no pude evitar sonreír –Solo quería saber cómo estabas- añadí sincera mientras lo veía.

La sonrisa que tenia dibujada en el rostro se le borro casi por completo por un lapsus muy corto en cuanto oyó el nombre de "Jace" ser nombrado. No era que lo odiara, pero con todo el asunto con Alec... Tampoco podría considerarse como su persona favorita, ademas de que su actitud, le ponía, los pelos de punta, idéntica y muy parecía a la de alguien que había conocido en el pasado. Solamente que sin los atributos físicos que mejoraban esa actitud. Soltó una pequeña y amarga risa. - El rubio simplemente, no me queda, antes, pelirrojo y lo dudo.- Dijo y volvió a su humor, tratando de hacer hacia atrás esos pensamientos nuevamente.

Ella parecía resignada, aquella actitud, solo podía ser propensa para que Magnus se moviera orgulloso ante ella, era una de las únicas veces que había conseguido que le diera la razón antes de pelear tres horas seguidas antes. La siguió con la mirada y en cuanto vio que se acerco al sillón para acercarse hizo lo mismo que ella, había pasado mucho tiempo, bueno para ella, para el brujo no tanto, había vivido tanto, ¿Que que eran unos años en comparación a los cientos que el contaba?. Se sentó a su lado observando como Presidente Miau se le subía a la falda a Annabeth, ronroneandole y restregandosele un poco contra sus brazos como pidiendo que lo acariciara, evidentemente, Magnus y Annabeth no eran los únicos que se habían extrañado. Magnus sonrió y poniéndose un poco mas de costado para verla de frente enarco ambas cejas al oírla.

-Querida, en este apartamento solo hay espacio  para algo Magnifico, y me temo que este gato, te ha ganado el lugar - Comento de manera bromista y riendo un poco  se llevo los cabellos hacia atrás acomodándolos y dejando una estela de glitter que voló por el aire sin que molestara, es mas, había un poco de por si en los sillones, pero no tenia caso quitarlos después de todo se iban a volver a caer. -Pero igual no creas que me olvide de ti, con tantos años tengo buena memoria, al menos para estas cosas. Solo... he estado, digamos, algo ocupado, por no decir atareado, el submundo esta alterado, invocaciones, sellos, portales, invocaciones, rastreos... Y eso ocupa, la mayoría de mi tiempo. - "Aparte de Alec." Pensó, para si mismo no era del tipo que iba ventilando todo lo que hacia al aire, pero le era imposible contener sus pensamientos.

"En definitiva que no se lleva nada bien con Jace" pensé de inmediato al ver ese pequeño cambio en su expresión -podrías pintarte el cabello de rosa con mechones morados... Fosforescentes- dije riéndome al imaginarme un Magnus con el cabello de ese color, vamos no es algo tan extravagante pues Magnus era así, para el ese color sería sólo un cambio pequeño para el, nada que lo afectara.

Presidente miau se restregaba contra mi y daba vueltas y vueltas mientras ronroneaba y dejaba sus pelos en mi ropa; no me molesto, quizá ese gato e iglesia eran a los únicos que les permitía que dejarán sus pelos en mi ropa nueva, sólo ellos se salivaban de mis gritos -ya se, me extrañaste, igual que tu amo- susurre al gato, sabiendo que Magnus me estaría escuchando. -lo se, este gato es tan magnífico que debería estar conmigo y no contigo- dije con una sola intención; molestarlo. -¿verdad, presidente? Sí algún día te cansas de este brujo, siempre podrás irme a buscar. susurre de nuevo dirigiéndome Al gato, al final término por acostarse sobre mis piernas mientras yo acariciaba su lomo con lentitud.
-aja, tan ocupado que no podrías visitar a tu Lightwood favorita- dije eso con una sola intención, pues bien sabía que no era su Lightwood favorita, había alguien que me superaba y por mucho.
Gire mi cabeza, centrando mi atención en el, buscando algún cambio en su expresión -no se, digo, soy un buen pretexto para que visites el instituto- me encogí de hombros mientras sonreía inocentemente -¿piensas matarme de hambre?¿ni un vaso de agua piensas ofrecerme? pregunte pero yo ya había hecho a presidente aún lado e iba camino al cuarto donde estaba la cocina -¿puedo?- pregunte esperando que la confianza entre nosotros no se hubiera perdido.

- ¿Mechones rosa? Soy un brujo de 800 años, no una prima-dona. - Dijo en un tono divertido, levanto hacia atrás cualquier otro pensamiento que pudiera amargar ese momento. - Aunque los morados, me agradan, los colores de ese estilo siempre me quedaron bien.- Ladeo la sonrisa.- ¿Y tu? No planeas hacerte un cambio, estas muy igual a lo que recuerdo, pero mas grande, algún día, deberías dejarte caer en mis manos, veras que saldrás como nueva. ¿Que dices?-La idea era tentadora y hacia mucho tiempo que no hacia algo de ese estilo, y hasta podría ser divertido ver a esta chica con tacones altos y un vestido. Sonrío con cierta malicia y soltó una breve risa.- Piénsalo. Tengo una tarjeta, platino. -Dijo como si aquello hiciera mas tentadora la idea.

Enarco una ceja pronunciadamente en cuanto escucho lo que le decía al gato, Magnus contuvo una risa. Como si Presidente Miau lo fuera a cambiar por ella... Bueno, no al menos así, quizás con un pescado y unos whiskas no lo dudaría demasiado, ese gato hacia lo que se le daba la gana, mas que el brujo mismo incluso. - No te matare de hambre, pero... -Dice y deja la frase al aire en cuanto señala la cocina.- Si vas allí, lo único que encontraras es te, café, panecillos, alimento para gato y quizás, agua... -Se encogió de hombros últimamente no compraba nada para dejar en la cocina, ¿Que sentido tenia? No es como si tuviera invitados muy seguidos. Y los que venían, siempre pedían lo mismo. - Porque no me dices que quieres que te sirva y te lo traigo, te ahorraras una ida.

Y por lo de visitarte... sabes, entrar al instituto es algo difícil, si no puedes abrir las puertas por tu cuenta. Aunque podrías invitarme - Se encoje de hombros restandole importancia, no es como que ella no lo viera significaba que el tampoco la veía, su cercania con el circulo y sus padres, siempre lo habia preocupado. Fruncio el ceño breves instentes pensativo para luego proseguir. -¿Que me cuentas en este tiempo que no nos hemos visto? Tus padres, amigos, parejas...-

Me encogí de hombros a escucharlo –quizá deberías dejar el negocio de brujo y poner una estética, seguro que te iría bastante bien- musite a modo de broma y con una sonrisa burlona en mi rostro –quiero un mechón de cabello azul… o rosa- añadí un poco pensante –la verdad no estoy segura de que me quede muy bien- hice una pausa y lo vi con incredulidad –¿tan fea estoy? Ya van varios que me ofrecen cambiarme el look, comienzo a creerlo- suspire dramáticamente y negué con la cabeza mientras bajaba la cabeza y acariciaba nuevamente el lomo de presidente miau.

En cuanto fui a la cocina su advertencia ya había llegado demasiado tarde pues había confirmado con mis propios ojos que no tenía nada interesante en su cocina; así que Salí de ahí solo con un vaso de agua; regrese para sentarme frente a él de nuevo; cruzando mis piernas mientras lo veía y reía al escuchar su pregunta -¿también nos trenzaremos el cabello?- pregunte solo para molestarlo; pero después me puse un poco más seria y tome aire antes de hablar –Pues mi familia me recibió bastante bien, y eso me alegra, significa que aún no se olvidan de mi- dije y luego pensé en mi hermano –avery… mi hermano… supongo que no lo recuerdas- supuse, pues Avery se había alejado de nostros cuando yo estaba bastante pequeña –regreso y ahora vive muy cerca del instituto- añadí un poco más animada; seguro que mis ojos se había iluminado como cada vez que hablaba de mi hermano –oh y creo que estaba enamorada de un ángel y luego… desapareció- suspiré y me obligue a sonreír –ya sabes, empieza a gustarme alguien y huyen de mi- añadí ya intentando sonar bromista -¿y tú? ¿Cómo esta ese corazoncito?- pregunte con una ceja levantada y una sonrisa traviesa.

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Magnus rió tentado por la idea. Ella fea... Ja, el brujo no lo creía. Aunque era su amiga el brujo siempre había creído que era bella, después de todo, los ojos eran para mirar. - Ohhh no, querida, nunca diría eso. - Negó con la cabeza casi como si le dijera que eso era una idea absurda. - Solo, te mantienes muy igual todo el tiempo, y variar, puede ayudar a hacerte resaltar tus rangos mas fuertes. -Se encogió de hombros y chasqueando los dedos se hizo aparecer a el mismo un café sin azúcar, al cual dio un sorbo y lo dejo sobre la mesa ratona, descuidadamente. - Y si no te dejas, algún día abrirás los ojos y te encontraras cambiada-Bromea- Al menos prométeme que vendrás de compras conmigo, mi tarjeta negra empresarial y sin limite grita tu nombre. Por cierto no. -Dijo haciendo una mueca y tocando su propio cabello- Nunca fui bueno para las trenzas. -Rió levemente para luego cobrar seriedad al ver como su rostro cambiaba en el otro tema.

El modo en el que tomo el aire, en el que se preparo para hablar, no le sorprendía, su familia no era su tema favorito, y no la culpaba, pero el brujo debía estar al tanto de lo que ocurría, era su labor y su trabajo. Ella hablo de sus padres, su hermano, al cual solo había oído hablar o había escuchado nombrar, le intrigaba el porque de aquello, pero decidió que no era momento para mas preguntas. - Bueno, parece que no todo anda mal en tu mundo. -Comento con una suave y tenue sonrisa.- Al menos en lo familiar claro esta. -Se tenso un poco al escuchar que preguntaba sobre su corazón. Un termino bastante metafórico para hablar del amor, quiso omitir lo que ocurría, y cambiando de tema volver hacia ella nuevamente. Carraspeo dando otro sorbo al café y ofreciéndole de paso.

- Ohh vamos, estábamos hablando de ti. ¿Que fue lo que paso con ese ángel? -Pregunto tratando de alejarse un poco del tema, realmente cuando no sabia de que iba la situación, no le resultaba cómodo hablar. Aunque sabia que ella encontraría la manera de preguntar mas directamente, no la creía tonta, todo lo contrario. La creía lo suficientemente lista como para darse cuenta de todo sin preguntar.

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