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Ahora [+18] (Magnus)
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Ahora [+18] (Magnus)
El tiempo en la enfermería le había parecido eterno, pero si a eso le sumaba el tiempo en que lo habían mantenido vigilado, como si fuera de cristal y estuviera en el borde del estante a punto de caer, todo le sonaba como un infierno. Cada día que pasaba se sentía más molesto, y temía que Magnus hubiera decidido pasar de él, enfadado por su engaño. No dudaba de que Magnus se habría dado cuenta de que le había mentido cuando le dijo que estaba bien, y no dudaba de que estaría enfadado con él, sólo mantenía la mínima esperanza de que no estuviera tan enfadado cuando pudiera visitarlo.
También había dedicado tiempo a pensar en su promesa. En realidad, había dedicado todo su tiempo libre, que era mucho, luego de haber solucionado las cosas con Jace, en pensar en el brujo. Parecía algo fijo en su mente, lo perseguía en todo lo que hacía, aún si estaba limpiando las armas o entrenando con el arco. Magnus estaba más presente que nunca, tanto como una ilusión como un temor, el temor a su enojo, el temor a que le dijera que no tenía interés en verlo. Eso lo apenaba, pero sabía que, dado que la culpa la había tenido él, tendría que dar el primer paso. Por eso fue que, quizás sin darse cuenta incluso, se dirigió al departamento del brujo en la primer salida que hizo sin tener los ojos de nadie en su nuca.
Dudó frente a la puerta durante unos momentos. No se atrevía a golpear, no todavía. Prefería mantenerse unos segundos más en la ilusión de que no estaba tan enfadado con él. Se mantuvo unos segundos más frente a la puerta, antes de tocar el timbre y suspirar, por el Ángel, demorarlo no cambiaría nada. Mantuvo su mirada perdida en el suelo mientras esperaba a que el brujo le abriera y la levantó con rapidez cuando sintió que el picaporte se movía. Al abrirse la puerta, se encontró con el rostro del brujo mirándolo del otro lado. Sintió una puntada de culpa, e hizo una mueca, bajando la mirada avergonzado.
- Lo siento... Me comporté como un imbécil... No debí haberme negado a que me curaras, pero... - comenzó, de manera atropellada, antes que el brujo pudiera reprenderlo - Pero no quería estar lo suficientemente bien como para hablar con Jace. Quería rehuirle tanto como fuera posible. Perdón por malgastar tu energía, fui egoísta... - dijo, sin saber como continuar. Sabía que, al fin y al cabo, se merecería cada grito o reclamo de su novio. Mantuvo la vista baja, y sonrió levemente al ver a Presidente Miau escabulléndose por las piernas de su dueño y maullando al verlo. Luego suspiró, tomando valor, y levantó la mirada para mirar al brujo a los ojos, y demostrarle que lo sentía de verdad... Aunque no estaba en su poder decidir si era suficiente... Ahora estaba todo en manos del brujo.
También había dedicado tiempo a pensar en su promesa. En realidad, había dedicado todo su tiempo libre, que era mucho, luego de haber solucionado las cosas con Jace, en pensar en el brujo. Parecía algo fijo en su mente, lo perseguía en todo lo que hacía, aún si estaba limpiando las armas o entrenando con el arco. Magnus estaba más presente que nunca, tanto como una ilusión como un temor, el temor a su enojo, el temor a que le dijera que no tenía interés en verlo. Eso lo apenaba, pero sabía que, dado que la culpa la había tenido él, tendría que dar el primer paso. Por eso fue que, quizás sin darse cuenta incluso, se dirigió al departamento del brujo en la primer salida que hizo sin tener los ojos de nadie en su nuca.
Dudó frente a la puerta durante unos momentos. No se atrevía a golpear, no todavía. Prefería mantenerse unos segundos más en la ilusión de que no estaba tan enfadado con él. Se mantuvo unos segundos más frente a la puerta, antes de tocar el timbre y suspirar, por el Ángel, demorarlo no cambiaría nada. Mantuvo su mirada perdida en el suelo mientras esperaba a que el brujo le abriera y la levantó con rapidez cuando sintió que el picaporte se movía. Al abrirse la puerta, se encontró con el rostro del brujo mirándolo del otro lado. Sintió una puntada de culpa, e hizo una mueca, bajando la mirada avergonzado.
- Lo siento... Me comporté como un imbécil... No debí haberme negado a que me curaras, pero... - comenzó, de manera atropellada, antes que el brujo pudiera reprenderlo - Pero no quería estar lo suficientemente bien como para hablar con Jace. Quería rehuirle tanto como fuera posible. Perdón por malgastar tu energía, fui egoísta... - dijo, sin saber como continuar. Sabía que, al fin y al cabo, se merecería cada grito o reclamo de su novio. Mantuvo la vista baja, y sonrió levemente al ver a Presidente Miau escabulléndose por las piernas de su dueño y maullando al verlo. Luego suspiró, tomando valor, y levantó la mirada para mirar al brujo a los ojos, y demostrarle que lo sentía de verdad... Aunque no estaba en su poder decidir si era suficiente... Ahora estaba todo en manos del brujo.
Invitado- Invitado
Re: Ahora [+18] (Magnus)
Un pergamino extendido sobre la mesa de su estudio, letras que no parecían ser legibles ni similares a ninguna lengua mortal. Luces de colores amarillentos y naranjas titilaban por entre las rendijas de la puerta, un golpe sordo y un improperio lanzado con tanta familiaridad como fuese dicho hacia ya tiempo. Las luces naranjas se apagaron y el cuarto quedo oscuro una vez mas. El brujo suspiro, frustrado. No estaba concentrado. Un hechizo tan simple no debía ser un problema para el, pero lo era. Quizás por las horas que llevaba elaborando conjuros, búsquedas y sanaciones. O quizás, porque su mente, no estaba exactamente en el trabajo...
Se tomo las cienes y tratando de liberar su mente de todos los pensamientos que sondaban en ella, y comenzó a murmurar las letras ilegibles como si aquellas tuvieran sentido, como un código, o una lengua natal. Cerro los ojos. El resplandor comenzó a brillar nuevamente y por fin pudo concentrarse a pleno. Unas lineas se marcaban en el papel de pergamino blanco que llevaba encima, copiando el talismán que había en el primero, y grabándolo a fuego un fuego que luego de unas oraciones se torno azul y chisporroteare. El fuego azul propio de el. Propio de su magia.
Pero algo interrumpió su concentración. Escucho la puerta ser golpeada con algo de timidez, el brujo perdió la concentración y el brillo se apago.- Supongo que si debo descansar un poco - Dijo y miro de reojo el papiro a medio marcar, resignado.-Y necesitare otro...-
Salio de su oficina y antes de atender la puerta arreglo un poco sus cabellos y corrigió el delineador negro y dorado que se le había corrido apenas un poco, llevaba una camisa negra con lineas verticales de un tono violeta violento y brillante, y combinado bajo aquello unos pantalones de de caña recta a con el mismo tono violeta, menos brillante, claro. Sino el conjunto, resultaría ya vulgar, puso sus manos en los bolsillos y con expresión neutra fue hacia la puerta. No esperaba visitas, y mucho menos la de aquel nephilim, su novio. Al cual no había visto desde aquel "pequeño" incidente.
Al verlo Magnus enarco las cejas, buscando los ojos del otro, que no lo observaran, su timidez le hizo soltar una risa. Alec empezó a hablar, atropellándose con sus propias palabras, y pidiendo disculpas, por algo, que, aunque al brujo le había molestado, no era para tanto. Estaba a punto de hablar, cuando Presidente Miau, se abrió paso entre sus piernas largas y zapatos italianos, para romper el mismo el hielo. En ese momento Alec, subió la mirada y el brujo se la correspondió y sonrió.
-Presidente Miau te ha extrañado. Empezare a sentir celos de ese gato, lo miraste antes que a mi. -Dijo y quería distanciarse del tema, no estaba enojado en este momento, y esa disculpa había sido innecesaria. Magnus trato de darle a entender que todo estaba bien con un simple gesto, aunque bien sabia que eso a Alec, no le iba a bastar. - Ven, pasa, cariño. No hablaremos aun estando en la puerta. -Dijo y acaricio su mejilla con el pulgar, levantandole el rostro, para robar de sus labios un fugaz beso de saludo, como los novios debían hacer, ¿no es así?- Llegaste justo a tiempo, me iba a tomar un descanso del trabajo... ¿Tu como te encuentras, amor? -Era mas que nada una pregunta ambigua, el brujo sabia como estaba físicamente, el mismo lo había curado cuando se desmayo prácticamente, en la puerta del instituto, era mas su mente lo que le preocupaba, parecía triste, y el brujo debía calmarlo un poco.
Se hizo a un lado invitandolo a pasar, para luego de que lo haga cerrar la puerta. -Por cierto, redecore el lugar, ¿Quieres verlo?
Se tomo las cienes y tratando de liberar su mente de todos los pensamientos que sondaban en ella, y comenzó a murmurar las letras ilegibles como si aquellas tuvieran sentido, como un código, o una lengua natal. Cerro los ojos. El resplandor comenzó a brillar nuevamente y por fin pudo concentrarse a pleno. Unas lineas se marcaban en el papel de pergamino blanco que llevaba encima, copiando el talismán que había en el primero, y grabándolo a fuego un fuego que luego de unas oraciones se torno azul y chisporroteare. El fuego azul propio de el. Propio de su magia.
Pero algo interrumpió su concentración. Escucho la puerta ser golpeada con algo de timidez, el brujo perdió la concentración y el brillo se apago.- Supongo que si debo descansar un poco - Dijo y miro de reojo el papiro a medio marcar, resignado.-Y necesitare otro...-
Salio de su oficina y antes de atender la puerta arreglo un poco sus cabellos y corrigió el delineador negro y dorado que se le había corrido apenas un poco, llevaba una camisa negra con lineas verticales de un tono violeta violento y brillante, y combinado bajo aquello unos pantalones de de caña recta a con el mismo tono violeta, menos brillante, claro. Sino el conjunto, resultaría ya vulgar, puso sus manos en los bolsillos y con expresión neutra fue hacia la puerta. No esperaba visitas, y mucho menos la de aquel nephilim, su novio. Al cual no había visto desde aquel "pequeño" incidente.
Al verlo Magnus enarco las cejas, buscando los ojos del otro, que no lo observaran, su timidez le hizo soltar una risa. Alec empezó a hablar, atropellándose con sus propias palabras, y pidiendo disculpas, por algo, que, aunque al brujo le había molestado, no era para tanto. Estaba a punto de hablar, cuando Presidente Miau, se abrió paso entre sus piernas largas y zapatos italianos, para romper el mismo el hielo. En ese momento Alec, subió la mirada y el brujo se la correspondió y sonrió.
-Presidente Miau te ha extrañado. Empezare a sentir celos de ese gato, lo miraste antes que a mi. -Dijo y quería distanciarse del tema, no estaba enojado en este momento, y esa disculpa había sido innecesaria. Magnus trato de darle a entender que todo estaba bien con un simple gesto, aunque bien sabia que eso a Alec, no le iba a bastar. - Ven, pasa, cariño. No hablaremos aun estando en la puerta. -Dijo y acaricio su mejilla con el pulgar, levantandole el rostro, para robar de sus labios un fugaz beso de saludo, como los novios debían hacer, ¿no es así?- Llegaste justo a tiempo, me iba a tomar un descanso del trabajo... ¿Tu como te encuentras, amor? -Era mas que nada una pregunta ambigua, el brujo sabia como estaba físicamente, el mismo lo había curado cuando se desmayo prácticamente, en la puerta del instituto, era mas su mente lo que le preocupaba, parecía triste, y el brujo debía calmarlo un poco.
Se hizo a un lado invitandolo a pasar, para luego de que lo haga cerrar la puerta. -Por cierto, redecore el lugar, ¿Quieres verlo?
Invitado- Invitado
Re: Ahora [+18] (Magnus)
Se sonrojó por la acusación de Magnus acerca de prestarle más atención al gato que a él: no había sido en absoluto su intención, sólo había mirado el suelo porque se avergonzaba de su comportamiento. No entendía porque parecía tan desenfadado, debía estar furioso, o al menos eso esperaba. Lo miró con duda, sorprendido, y no dejo de mirarlo ni siquiera cuando lo besó. Luego comprendió que quizás lo invitaba a pasar para gritarle dentro, cosa que le parecía más apropiado, y que lo incomodaba menos. Sin embargo, deseaba que no le gritara, que le dijera que le perdonaba, que lo comprendía... Aunque no veía que eso fuera a pasar.
Mientras entraba, respondió su pregunta - Estoy mejor... La herida ya no molesta... Sólo... - dudó acerca de como hablar de lo que seguía. Él no era una persona que supiera confesarse, más en lo que a emociones se refiriera, pero necesitaba hablar con alguien de eso, alguien que no lo viera como si fuera a romperse. Se giró para mirarlo - Si bien solucioné las cosas con Jace... Todos me miran como si fuera frágil... Como... Como si hubiera estado casi muerto... No me dejaban salir sólo... Hoy... Hoy es la primera vez que salgo sin chaperona - dijo, sonrojándose avergonzado porque lo trataran como a un crío, pero a la vez intentando decirle que lo primero que quiso hacer en su libertad fue verlo a él. Bajó la mirada, intentando evitar que notara tanto su rubor.
Levantó la mirada justo cuando el brujo le daba la espalda para cerrar la puerta y asegurarla con llave. Sus ojos se deslizaron por la forma de su espalda, ancha y musculosa, y se sonrojó al sentir deseos de acercarse y tocarla, abrazarse a ella. Nervioso, murmuró algo sobre lo mucho que le gustaría ver la redecoración de la casa - Se... Seguro... Me encantaría verlo... - dijo, mirando alrededor, en un intento de descubrir algo distinto, e incluso decidió aventurarse por un cambio, pensando que así lograría estirar su visita y además que demostraba que se interesaba por el brujo - Eso es nuevo, ¿verdad? - dijo, señalando un cuadro que no sabía si era nuevo, pero de seguro nunca se había fijado en él. Eso no era raro, después de todo, sólo se había fijado en el brujo, sus ojos y su televisor. Y en el momento en que comenzaban los besos, poco sabía acerca de donde estaba... Sólo estaba su miedo a que el brujo le fuera a pedir más de lo que él estaba listo. Aunque eso era antes... Hoy... Hoy no sabía.
Escucho que Magnus le hablaba del cuadro y luego lo guiaba por las modificaciones. Lo siguió por los rincones de la casa que había decidido modificar, y mientras caminaban, Alec tomó la mano del brujo, en parte porque necesitaba sentirlo cerca y en parte porque quería tantear su enfado. Sabía que pronto estallaría en un ataque de nervios, Magnus no le decía nada acerca de nada: ni le advertía que no toleraría más comportamientos inconscientes como el que había tenido, ni le hablaba acerca que lo había extrañado ni que había estado preocupado por él; ni siquiera le hablaba acerca del brujo y si se había encontrado con él para pagarle la deuda. Lo miró, sintiendo de nuevo el pinchazo de la duda que lo atormentaba, que lo gobernaba, creando todas sus inseguridades: que nunca sería un buen cazador de sombras o un buen hermano y que de seguro jamás sería un buen novio. Soltó la mano de su novio, para crear una pequeña distancia, por las dudas que el otro decidiera que era hora de expresar sus inquietudes - ¿De... De seguro no... No estás enfadado conmigo? Yo... yo entendería si... Si quisieras gritarme... - agregó, expulsando esos fantasmas, exponiéndolos. Bajo la cabeza de nuevo, como si pudiera así defenderse de sus gritos, esos gritos que sentía merecidos. Se cruzó de brazos, pero más como si estuviera abrazándose a si mismo, dándose fuerzas para no llorar cuando el otro descargara su furia sobre él.
Mientras entraba, respondió su pregunta - Estoy mejor... La herida ya no molesta... Sólo... - dudó acerca de como hablar de lo que seguía. Él no era una persona que supiera confesarse, más en lo que a emociones se refiriera, pero necesitaba hablar con alguien de eso, alguien que no lo viera como si fuera a romperse. Se giró para mirarlo - Si bien solucioné las cosas con Jace... Todos me miran como si fuera frágil... Como... Como si hubiera estado casi muerto... No me dejaban salir sólo... Hoy... Hoy es la primera vez que salgo sin chaperona - dijo, sonrojándose avergonzado porque lo trataran como a un crío, pero a la vez intentando decirle que lo primero que quiso hacer en su libertad fue verlo a él. Bajó la mirada, intentando evitar que notara tanto su rubor.
Levantó la mirada justo cuando el brujo le daba la espalda para cerrar la puerta y asegurarla con llave. Sus ojos se deslizaron por la forma de su espalda, ancha y musculosa, y se sonrojó al sentir deseos de acercarse y tocarla, abrazarse a ella. Nervioso, murmuró algo sobre lo mucho que le gustaría ver la redecoración de la casa - Se... Seguro... Me encantaría verlo... - dijo, mirando alrededor, en un intento de descubrir algo distinto, e incluso decidió aventurarse por un cambio, pensando que así lograría estirar su visita y además que demostraba que se interesaba por el brujo - Eso es nuevo, ¿verdad? - dijo, señalando un cuadro que no sabía si era nuevo, pero de seguro nunca se había fijado en él. Eso no era raro, después de todo, sólo se había fijado en el brujo, sus ojos y su televisor. Y en el momento en que comenzaban los besos, poco sabía acerca de donde estaba... Sólo estaba su miedo a que el brujo le fuera a pedir más de lo que él estaba listo. Aunque eso era antes... Hoy... Hoy no sabía.
Escucho que Magnus le hablaba del cuadro y luego lo guiaba por las modificaciones. Lo siguió por los rincones de la casa que había decidido modificar, y mientras caminaban, Alec tomó la mano del brujo, en parte porque necesitaba sentirlo cerca y en parte porque quería tantear su enfado. Sabía que pronto estallaría en un ataque de nervios, Magnus no le decía nada acerca de nada: ni le advertía que no toleraría más comportamientos inconscientes como el que había tenido, ni le hablaba acerca que lo había extrañado ni que había estado preocupado por él; ni siquiera le hablaba acerca del brujo y si se había encontrado con él para pagarle la deuda. Lo miró, sintiendo de nuevo el pinchazo de la duda que lo atormentaba, que lo gobernaba, creando todas sus inseguridades: que nunca sería un buen cazador de sombras o un buen hermano y que de seguro jamás sería un buen novio. Soltó la mano de su novio, para crear una pequeña distancia, por las dudas que el otro decidiera que era hora de expresar sus inquietudes - ¿De... De seguro no... No estás enfadado conmigo? Yo... yo entendería si... Si quisieras gritarme... - agregó, expulsando esos fantasmas, exponiéndolos. Bajo la cabeza de nuevo, como si pudiera así defenderse de sus gritos, esos gritos que sentía merecidos. Se cruzó de brazos, pero más como si estuviera abrazándose a si mismo, dándose fuerzas para no llorar cuando el otro descargara su furia sobre él.
Invitado- Invitado
Re: Ahora [+18] (Magnus)
Magnus asintio con una sonrisa ante lo que dijo cando cerraba la puerta, de cierta manera le alegraba que las cosas con Jace estén mejor que antes, dado que, aunque no consideraba a Jace, alguien digno de estar junto a su novio, lo hacia feliz y eso era todo lo que importaba, importaba aun mas que el hecho de que Alec aun sintiera algo por el, lo cual, esperaba pronto superara, el brujo detestaba compartir.
Al menos ya tenia en claro que no volvería a desaparecer en desesperado intento de olvidarlo o de dejar a Jace aparte de todo, Alexander era muy impulsivo y cada vez se le notaba mas. En un principio solo parecía ser una cara bonita, pero resulto mas que eso.
No era mentira, en su casa como siempre había hecho modificaciones, el brujo se aburría en poco tiempo y siempre trataba de cambiar el ambiente que lo rodeaba y siempre muebles y cuadros que le llamaban la atension. En este caso era uno en especial, uno con un estilo vanguardista de fines del siglo XIX un montón de formar entrecruzadas lazos transparencias y alejamientos. Magnus empezó a explicar la obra sin mas, y se notaba en sus palabras que aquella le encantaba, los colores, la furia manchada de tonos fugases salpicados de tal manera que no hubiera creído que fue por accidente pero llevaba dentro una geometría compleja y exacta como solo se veían en los cuadros de aquella época.
Algo rompió ese pequeño ensueño por la obra de arte, la mano de Alec. El brujo se detuvo en seco y lo observo de reojo para luego sonreír. La mirada de Alec ahora incluso mas que la primera vez que había visto a Kyo resaltaba su inseguridad, pero al contrario de aquella vez, el ya sabia que ocurría.
Sin embargo no dijo nada y le sonrió con suavidad, el mismo por su cuenta abrió la boca y comenzó a hablar, Magnus rió un tanto agradado de que aquel fuera su miedo. -No, Alec, no estoy enojado contigo... Fue estúpido, te lo reconozco, pero por suerte no hubo consecuencias mayores... - Dijo meditando lo que había pasado con los ojos cerrados para luego volver a verlo y tomar entre sus manos sus mejillas para que lo viera a los ojos. -¿Solo por eso es todo tu comportamiento? Alec, no me enojare contigo por esas pequeñeces, si me dio bronca, pero ya esta.- Dijo tratando hacer entender de que todo aquello era el pasado, y que no debía darle tanta importancia.
Levanto su mentón un poco mas, dejando que su mano caiga en el hombro de su pareja y se inclino un poco mas a besar sus labios, un poco para tranquilizarlo, y un poco porque de verdad extrañaba no tocar esos labios en el tiempo que estuvo recuperándose. El brujo no lo había molestado, ni lo había ido a visitar porque el debía descansar, y sabia que si veía al brujo querría volver con el, y debía evitar cada esfuerzo, pero ahora ya estaba, estaba recuperado. ¿Que mas deseaba el que ese sabor familiar? Nada.
Al menos ya tenia en claro que no volvería a desaparecer en desesperado intento de olvidarlo o de dejar a Jace aparte de todo, Alexander era muy impulsivo y cada vez se le notaba mas. En un principio solo parecía ser una cara bonita, pero resulto mas que eso.
No era mentira, en su casa como siempre había hecho modificaciones, el brujo se aburría en poco tiempo y siempre trataba de cambiar el ambiente que lo rodeaba y siempre muebles y cuadros que le llamaban la atension. En este caso era uno en especial, uno con un estilo vanguardista de fines del siglo XIX un montón de formar entrecruzadas lazos transparencias y alejamientos. Magnus empezó a explicar la obra sin mas, y se notaba en sus palabras que aquella le encantaba, los colores, la furia manchada de tonos fugases salpicados de tal manera que no hubiera creído que fue por accidente pero llevaba dentro una geometría compleja y exacta como solo se veían en los cuadros de aquella época.
Algo rompió ese pequeño ensueño por la obra de arte, la mano de Alec. El brujo se detuvo en seco y lo observo de reojo para luego sonreír. La mirada de Alec ahora incluso mas que la primera vez que había visto a Kyo resaltaba su inseguridad, pero al contrario de aquella vez, el ya sabia que ocurría.
Sin embargo no dijo nada y le sonrió con suavidad, el mismo por su cuenta abrió la boca y comenzó a hablar, Magnus rió un tanto agradado de que aquel fuera su miedo. -No, Alec, no estoy enojado contigo... Fue estúpido, te lo reconozco, pero por suerte no hubo consecuencias mayores... - Dijo meditando lo que había pasado con los ojos cerrados para luego volver a verlo y tomar entre sus manos sus mejillas para que lo viera a los ojos. -¿Solo por eso es todo tu comportamiento? Alec, no me enojare contigo por esas pequeñeces, si me dio bronca, pero ya esta.- Dijo tratando hacer entender de que todo aquello era el pasado, y que no debía darle tanta importancia.
Levanto su mentón un poco mas, dejando que su mano caiga en el hombro de su pareja y se inclino un poco mas a besar sus labios, un poco para tranquilizarlo, y un poco porque de verdad extrañaba no tocar esos labios en el tiempo que estuvo recuperándose. El brujo no lo había molestado, ni lo había ido a visitar porque el debía descansar, y sabia que si veía al brujo querría volver con el, y debía evitar cada esfuerzo, pero ahora ya estaba, estaba recuperado. ¿Que mas deseaba el que ese sabor familiar? Nada.
Invitado- Invitado
Re: Ahora [+18] (Magnus)
Soltó un gemido de alivio en cuanto lo besó, no se había dado cuenta cuanto había añorado esos labios en todo el tiempo que había pasado. Sabía que Magnus le estaba dando espacio, que no quería presionarlo ni hacerlo sentir extraño, pero él no pudo contenerse y se echo sobre el brujo, hasta que éste chocó con una pared. Lo beso con todo el deseo que había acumulado, y volcó en el beso todo el miedo, todas las preocupaciones que lo habían mantenido alejado un poco antes. No le preocupaban en este momento ni el tal Kyosuke y los celos que éste le producían, o los temores de ser un mal novio, aún a pesar de intentar dar en la talla con todas sus fuerzas.
No, en momentos como éste no tenía miedo, no ahora. Ahora comenzaba a necesitar más, pensó, mientras unía su lengua a la del brujo, que parecía estar recuperándose de la sorpresa. ¿Será lo correcto, será este el momento? , se preguntó, mientras sus manos titubeaban apenas antes de deslizarse por debajo de la camisa del brujo. Por el ángel, no puedo separarme de él, ¿que sucede conmigo?, pensó casi a gritos antes de separarse bruscamente de los labios del brujo, pero no del resto de su cuerpo. Buscó sus ojos, que probablemente estuvieran igual de oscuros que los propios. Se necesitaban el uno al otro, pensó. Necesito sentirlo... Quiero sentirlo..., susurraba en su mente, animándose a hablar, tenía que decirle algo, explicarse, disculparse o pedir lo que quería.
Abrió la boca un par de veces, intentando comenzar a hablar. Tuvo que levantar una mano, para pedirle a Magnus que lo esperara, que no lo interrumpiera, que le diera su tiempo. No sabía como formular la frase que estaba inscripta a fuego en su cabeza. O quizás ya estaba formulada, pero no sabía como decirla. Te quiero era un grupo de palabras muy complicado. Era mucho riesgo, ¿y si lo rechazaba?. Pero era lo que sentía. Necesitaba decírselo. Abrió la boca decidido y se acobardó en el ultimo momento, por lo que todo lo que logró fue un - Me gustas. - Se maldijo en silencio y bajo la vista avergonzado, no por lo que había dicho sino por lo que había callado.
Sintió que el brujo atraía su rostro contra el propio, para besarlo. Se dejo llevar unos instantes, respondiendo al beso, reposando parte de su peso contra Magnus, hasta que logró volver a controlarse y volvió a separarse. Lo miró a los ojos y acarició apenas sus cabellos. Necesitaba decir algo más, algo que era un obsequio para ambos, pero las palabras parecían ser aún más difíciles que las que había intentado antes. Cerró los ojos con fuerza y soltó una sola palabra, cruzando los dedos con su imaginación, esperando que fuera suficiente. - Ahora
Se sorprendió a sí mismo de la seguridad con la que había sonado la palabra, que casi parecía haberse escapado de sus labios. Temía no haber sido claro, quizás Magnus no recordaba a que se refería. Sentía que algo dentro suyo le gritaba en silencio al brujo: Ya no es más pronto... Es ahora, ahora, ya!. Sentía que había millas de distancia entre ambos, que el tiempo se tornaba eterno, aunque ni un segundo hubiera pasado en la vida real. Bajó la mirada, el miedo lo invadía, pero luchaba por ser más fuerte que este. Levantó la vista hasta encontrarse con los ojos del brujo, e intentó manifestar su decisión quitándose la remera, con cierta timidez al principio. - Ahora - repitió, cerrando el corto espacio que había entre ambos, besándolo y regalándole el derecho de poder acariciar su cuerpo, regalándole un momento tan íntimo entre ambos que hacía que Alec se sonrojara, fuérase a saber si por vergüenza o por el calor que empezaba a recorrerlo. Lo besó a la vez que comenzaba a acariciarlo, titubeante en cada movimiento, sin saber que debía hacer y sin atreverse a preguntarlo. Se separó apenas de sus labios, sin quitar la vista de estos, para susurrar una sola palabra antes de volver a desgustarlos: - Ahora.
No, en momentos como éste no tenía miedo, no ahora. Ahora comenzaba a necesitar más, pensó, mientras unía su lengua a la del brujo, que parecía estar recuperándose de la sorpresa. ¿Será lo correcto, será este el momento? , se preguntó, mientras sus manos titubeaban apenas antes de deslizarse por debajo de la camisa del brujo. Por el ángel, no puedo separarme de él, ¿que sucede conmigo?, pensó casi a gritos antes de separarse bruscamente de los labios del brujo, pero no del resto de su cuerpo. Buscó sus ojos, que probablemente estuvieran igual de oscuros que los propios. Se necesitaban el uno al otro, pensó. Necesito sentirlo... Quiero sentirlo..., susurraba en su mente, animándose a hablar, tenía que decirle algo, explicarse, disculparse o pedir lo que quería.
Abrió la boca un par de veces, intentando comenzar a hablar. Tuvo que levantar una mano, para pedirle a Magnus que lo esperara, que no lo interrumpiera, que le diera su tiempo. No sabía como formular la frase que estaba inscripta a fuego en su cabeza. O quizás ya estaba formulada, pero no sabía como decirla. Te quiero era un grupo de palabras muy complicado. Era mucho riesgo, ¿y si lo rechazaba?. Pero era lo que sentía. Necesitaba decírselo. Abrió la boca decidido y se acobardó en el ultimo momento, por lo que todo lo que logró fue un - Me gustas. - Se maldijo en silencio y bajo la vista avergonzado, no por lo que había dicho sino por lo que había callado.
Sintió que el brujo atraía su rostro contra el propio, para besarlo. Se dejo llevar unos instantes, respondiendo al beso, reposando parte de su peso contra Magnus, hasta que logró volver a controlarse y volvió a separarse. Lo miró a los ojos y acarició apenas sus cabellos. Necesitaba decir algo más, algo que era un obsequio para ambos, pero las palabras parecían ser aún más difíciles que las que había intentado antes. Cerró los ojos con fuerza y soltó una sola palabra, cruzando los dedos con su imaginación, esperando que fuera suficiente. - Ahora
Se sorprendió a sí mismo de la seguridad con la que había sonado la palabra, que casi parecía haberse escapado de sus labios. Temía no haber sido claro, quizás Magnus no recordaba a que se refería. Sentía que algo dentro suyo le gritaba en silencio al brujo: Ya no es más pronto... Es ahora, ahora, ya!. Sentía que había millas de distancia entre ambos, que el tiempo se tornaba eterno, aunque ni un segundo hubiera pasado en la vida real. Bajó la mirada, el miedo lo invadía, pero luchaba por ser más fuerte que este. Levantó la vista hasta encontrarse con los ojos del brujo, e intentó manifestar su decisión quitándose la remera, con cierta timidez al principio. - Ahora - repitió, cerrando el corto espacio que había entre ambos, besándolo y regalándole el derecho de poder acariciar su cuerpo, regalándole un momento tan íntimo entre ambos que hacía que Alec se sonrojara, fuérase a saber si por vergüenza o por el calor que empezaba a recorrerlo. Lo besó a la vez que comenzaba a acariciarlo, titubeante en cada movimiento, sin saber que debía hacer y sin atreverse a preguntarlo. Se separó apenas de sus labios, sin quitar la vista de estos, para susurrar una sola palabra antes de volver a desgustarlos: - Ahora.
Invitado- Invitado
Re: Ahora [+18] (Magnus)
Si bien el brujo llevaba años en vida y aquellos le dieron la experiencia necesaria para entender algunos comportamientos, había algo a lo que sinceramente no se acostumbraba, eran aquellos labios, y esa imprudencia de hacer pese a sus miedos lo que el deseaba en el momento, de dejarse llevar por sus instintos, era Alec, el único que tenia en el aquel poder de confundir irracionalmente cada pensamiento del brujo, cada reacción que esperaba, hasta llegar a un punto de no saber que era lo que iba a ocurrir.
En este momento había quedado atrapado en un arrebato del otro, podía sentir como las palabras sobraban, y mas aun cuando no parecían necesitar ser dichas, aun así, Magnus parecía tratar de recuperarse del empuje, y apenas lo hizo, rodeo la cintura del otro con los brazos, tratando de atraerlo contra el, de sentirlo y poco mas, ese cuerpo que no había rodeado con los brazos hacia semanas, realmente había creado una cierta necesidad fisiológica en el, lo quería, lo necesitaba y no dejaría que se alejara de el. Acaricio su espalda y al escuchar sus palabras, luego de que le exigiera quedarse separado de el por unos momentos, el brujo no pudo mas que sonreír y atraerlo nuevamente "Me gustas". Esa palabra tan suave y efímera, en sus labios no sonaba como tal, sonaba como lo que ocultaba, sonaba como mas que eso, un "te quiero" y mas profundo aun... un "te necesito." Pero solo unos segundos duro el tacto de sus labios y nuevamente fue interrumpido.
Magnus enarco las cejas al escucharlo, y sin dejar que termine las palabras lo atrajo nuevamente, empujándolo para girarse y dejarlo esta vez a el contra la pared, sus cuerpos pegados, irradiaban, aun debajo de las ropas un suave calor que sin duda ambos solo querían sentir aquello un poco mas. Las manos de Alec se colaban entre sus ropas, pero las propias no se dejaron dejar atrás, exploro la suave piel del limite de su remera y subió con suavidad por debajo de esta.
La respiración no hacia falta y mucho menos el aire, mas que breves bocanadas entre cada uno de sus besos, intensos y que al parecer ansiaban serlo mas. - ¿E-estas seguro? -Pregunto, dándose cuenta de que era algo tarde, pero antes, no le era posible hablar, aun así el brujo se esforzó en hacerlo.
Se separo apenas, buscando su mirada, mientras acariciaba con la punta de la nariz la del otro, al mismo tiempo que buscaba su mirada y una de sus manos busco la de Alec para con suavidad y firmeza tomarla entrelazando sus dedos al mismo tiempo que la ponía junto a su cabeza, acorralándolo, pero al mismo tiempo de que buscaba que el respondiera esas ultimas palabras. Que le darían por fin que podría dejarse llevar, por lo que deseaba y sentía, pero debía estar seguro que no era solamente un arranque como el que antes había tenido.
En este momento había quedado atrapado en un arrebato del otro, podía sentir como las palabras sobraban, y mas aun cuando no parecían necesitar ser dichas, aun así, Magnus parecía tratar de recuperarse del empuje, y apenas lo hizo, rodeo la cintura del otro con los brazos, tratando de atraerlo contra el, de sentirlo y poco mas, ese cuerpo que no había rodeado con los brazos hacia semanas, realmente había creado una cierta necesidad fisiológica en el, lo quería, lo necesitaba y no dejaría que se alejara de el. Acaricio su espalda y al escuchar sus palabras, luego de que le exigiera quedarse separado de el por unos momentos, el brujo no pudo mas que sonreír y atraerlo nuevamente "Me gustas". Esa palabra tan suave y efímera, en sus labios no sonaba como tal, sonaba como lo que ocultaba, sonaba como mas que eso, un "te quiero" y mas profundo aun... un "te necesito." Pero solo unos segundos duro el tacto de sus labios y nuevamente fue interrumpido.
Magnus enarco las cejas al escucharlo, y sin dejar que termine las palabras lo atrajo nuevamente, empujándolo para girarse y dejarlo esta vez a el contra la pared, sus cuerpos pegados, irradiaban, aun debajo de las ropas un suave calor que sin duda ambos solo querían sentir aquello un poco mas. Las manos de Alec se colaban entre sus ropas, pero las propias no se dejaron dejar atrás, exploro la suave piel del limite de su remera y subió con suavidad por debajo de esta.
La respiración no hacia falta y mucho menos el aire, mas que breves bocanadas entre cada uno de sus besos, intensos y que al parecer ansiaban serlo mas. - ¿E-estas seguro? -Pregunto, dándose cuenta de que era algo tarde, pero antes, no le era posible hablar, aun así el brujo se esforzó en hacerlo.
Se separo apenas, buscando su mirada, mientras acariciaba con la punta de la nariz la del otro, al mismo tiempo que buscaba su mirada y una de sus manos busco la de Alec para con suavidad y firmeza tomarla entrelazando sus dedos al mismo tiempo que la ponía junto a su cabeza, acorralándolo, pero al mismo tiempo de que buscaba que el respondiera esas ultimas palabras. Que le darían por fin que podría dejarse llevar, por lo que deseaba y sentía, pero debía estar seguro que no era solamente un arranque como el que antes había tenido.
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Re: Ahora [+18] (Magnus)
Gimió al sentirse acorralado contra la pared, sintiendo el peso de Magnus pegado contra su propio cuerpo. Pensaba que la ropa era un estorbo, y fue precisamente por la ansia de que el brujo continuara acariciando toda su piel que se quito la remera. Deseaba que el brujo hiciera lo mismo, o pronto él dejaría de luchar contra ese impulso cada vez mas fuerte de quitarle el mismo la ropa al brujo, deseaba... Deseaba conocer su piel, y no sólo la que se veía a través de alguna remera de red, o por el hombro caído de alguna que otra prenda. No, deseaba verla, admirarla, tocarla... Explorarla como si fuera el maldito descubridor de la piel de Magnus Bane, sin importarle cuantos otros antes la hubieran explorado, la hubieran sentido o besado, en éste momento sólo quería ser el único que tuviera ese honor, ese derecho.
Le extraño la pregunta. Tuvo que mirarlo un rato, antes de comprender que el otro temía que se echara atrás. No podía hacerlo. Deseaba esto con todas sus fuerzas... Cada vez que miraba al brujo, veía el cariño que éste le tenía, se sentía aceptado, contenido. Junto a él no tenía miedo, no mientras estaban solos. No mientras eran Magnus y Alec, sin intermediarios, sin reglas, sin nadie que lo juzgara por no seguir con lo que la Clave esperaba de él. Quería que los días de mirar como un borrego a su parabatai quedaran atrás, igual que su falsa ilusión con un absurdo enamoramiento que sólo le traería problemas a ambos, además de que sólo iba en una dirección, y eso era desde mucho tiempo antes de que apareciera Clary, y Alec lo sabía... Al fin y al cabo, sólo se había molestado con ella porque Jace le había prestado la atención que él siempre había deseado recibir por parte de su parabatai, aunque sus sentimientos sólo fueran una ilusión.
Lo miró a los ojos y sonrió, dándole un suave apretón a su mano. - Estoy junto a ti... Nada malo me va a suceder... ¡Claro que estoy seguro! - exclamó, atrayendo el rostro del brujo con su mano libre para volver a besar esos labios que cada vez le resultaban más irresistibles, más adictivos.
Libró a su impaciencia, y zafó su mano de la de Magnus para poder abrazarlo por la cintura y pegarlo más a él, sintiendo como su espalda estaba casi fundiéndose con la pared. Comenzó a quitarle con absoluta torpeza la remera, y se separó por dos motivos: uno, para que ésta pasara por su cabeza, y dos, para poder ver su piel cobriza. Se quedó obnubilado al verla así, desnuda, frente a él. No pudo evitarlo, y con la boca ligeramente entreabierta por lo maravillado que se sentía, acercó suavemente una mano a uno de sus pectorales, para sentir si era tan suave como parecía. Daba la impresión que desprendía un resplandor levemente dorado, que lo impulsó a acercarse hasta pegar su triste piel pálida llena de runas a la del brujo, como si pudiera contagiarle el brillo. Besó un punto en su hombro, asombrado por la paz que sentía en ese momento, asombrado como estaba de tener al brujo allí, frente a él, sin remera, a punto de fundirse con él en algo nuevo, tanto para Alec como probablemente para Magnus. Era la paz antes de una tormenta pasional, quizás, pero era una sensación totalmente estraordinaria.
Se abrazó de nuevo al brujo, sintiendo el roce de sus pieles como algo completamente delicioso, y comenzó a subir a sus labios mientras dibujaba un camino de besos entre aquél punto en su hombro, paseando por su cuello, su barbilla, y sin olvidar la comisura de su boca antes de fundirse con ésta, mientras se aferraba con fuerza al brujo.
Le extraño la pregunta. Tuvo que mirarlo un rato, antes de comprender que el otro temía que se echara atrás. No podía hacerlo. Deseaba esto con todas sus fuerzas... Cada vez que miraba al brujo, veía el cariño que éste le tenía, se sentía aceptado, contenido. Junto a él no tenía miedo, no mientras estaban solos. No mientras eran Magnus y Alec, sin intermediarios, sin reglas, sin nadie que lo juzgara por no seguir con lo que la Clave esperaba de él. Quería que los días de mirar como un borrego a su parabatai quedaran atrás, igual que su falsa ilusión con un absurdo enamoramiento que sólo le traería problemas a ambos, además de que sólo iba en una dirección, y eso era desde mucho tiempo antes de que apareciera Clary, y Alec lo sabía... Al fin y al cabo, sólo se había molestado con ella porque Jace le había prestado la atención que él siempre había deseado recibir por parte de su parabatai, aunque sus sentimientos sólo fueran una ilusión.
Lo miró a los ojos y sonrió, dándole un suave apretón a su mano. - Estoy junto a ti... Nada malo me va a suceder... ¡Claro que estoy seguro! - exclamó, atrayendo el rostro del brujo con su mano libre para volver a besar esos labios que cada vez le resultaban más irresistibles, más adictivos.
Libró a su impaciencia, y zafó su mano de la de Magnus para poder abrazarlo por la cintura y pegarlo más a él, sintiendo como su espalda estaba casi fundiéndose con la pared. Comenzó a quitarle con absoluta torpeza la remera, y se separó por dos motivos: uno, para que ésta pasara por su cabeza, y dos, para poder ver su piel cobriza. Se quedó obnubilado al verla así, desnuda, frente a él. No pudo evitarlo, y con la boca ligeramente entreabierta por lo maravillado que se sentía, acercó suavemente una mano a uno de sus pectorales, para sentir si era tan suave como parecía. Daba la impresión que desprendía un resplandor levemente dorado, que lo impulsó a acercarse hasta pegar su triste piel pálida llena de runas a la del brujo, como si pudiera contagiarle el brillo. Besó un punto en su hombro, asombrado por la paz que sentía en ese momento, asombrado como estaba de tener al brujo allí, frente a él, sin remera, a punto de fundirse con él en algo nuevo, tanto para Alec como probablemente para Magnus. Era la paz antes de una tormenta pasional, quizás, pero era una sensación totalmente estraordinaria.
Se abrazó de nuevo al brujo, sintiendo el roce de sus pieles como algo completamente delicioso, y comenzó a subir a sus labios mientras dibujaba un camino de besos entre aquél punto en su hombro, paseando por su cuello, su barbilla, y sin olvidar la comisura de su boca antes de fundirse con ésta, mientras se aferraba con fuerza al brujo.
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Re: Ahora [+18] (Magnus)
La afirmación de Alec no hizo mas que provocar en el brujo una sonrisa, que sin dar tiempo a respuestas,contesto de manera muda en un beso.
Delineo su cuerpo con la mirada mientras Alec se quitaba la playera, dejando que sus manos recorrieran libres aquel pectoral marcado por los años de entrenamiento, podía sentir cada musculo, y este contraerse y relajarse acorde a su respiración, que, valía la pena aclarar se acompasaba a la propia, agitada.
Sus pieles se fundieron en cuanto ambas se rozaron, desnudas, no sabia en que momento, pero las manos del nephilim resultaban ser rápidas y habían quitado su prenda superior. El brujo arrincono mas a Alec, presionándolo contra el, y contra la pared.
Los labios de Alec lo besaban, probaban su piel como si aquello fuera alguna clase de elixir, subieron por su pecho, su cuello, haciéndolo estremecer, y soltar el aire en forma de un gruñido apenas audible. Pero a diferencia de sus besos, las manos del brujo firmes a la estrecha cintura del nephilim bajaban por la linea de su columna, presionando sus caderas casi en busca de un contacto mas, ya su piel no era suficiente para el.
En cuanto sus labios rozaron la comisura de los propios, asalto su boca con deseo y a la par que se perdía en su sabor en la textura dulce de sus labios, dejo que sus manos jalaran de uno de sus muslos, obligandolo a rodearlo con la pierna, otorgandole a ambos un suave contacto, mas intimo, aunque sea, tela sobre tela. Magnus soltó un gruñido contra sus labios y sin separarse de ellos mordió con suavidad el inferior, jalándolo, solamente para luego perfilarlo con la lengua, deseaba tomar de el todo lo que le permitiese.
Magnus no trato de refrenarse a si mismo en ningún momento, sabia que pronto tendría que hacerlo, y se recordaba a si mismo, pero seria la primera vez de Alec, pero no lo parecía, sus brazos sus besos su cuerpo no se asemejaban a alguien inexperto, era atrevido, brusco pero apasionado, y aunque solo lo guiaba el instinto, probablemente no tenia una idea de lo bien que lo estaba haciendo. El mismo había perdido el control. Seria gentil en su debido tiempo, pero, en este momento, poco necesitaban de las delicadezas, aun así acaricio con la punta de los dedos el camino de su pierna hasta su rodilla para asegurarla contra el - Vamos a mi cuarto... - Murmuro, separándose apenas de sus labios y al segundo deseando volver a besarlos. Lo miro a sus ojos azules, y dejo un delicado beso, tratando de acalmar aquel deseo que el mismo tenia de poseerlo en aquel mismo instante. No permitiría que su primera vez fuese contra la pared, luego tendrían oportunidades de probarlo, quería que al menos esta, fuese especial para ambos.
-Quédate quieto ahora... - Dijo y pasando su mano por el borde del cuerpo del otro imito lo que había hecho con su pierna, dejadolo sobre el, a horcajadas, sosteniéndolo apenas contra la pared. En esa posición Alec quedaba apenas mas alto que Magnus, y al brujo no le desagradaba aquella diferencia.
Delineo su cuerpo con la mirada mientras Alec se quitaba la playera, dejando que sus manos recorrieran libres aquel pectoral marcado por los años de entrenamiento, podía sentir cada musculo, y este contraerse y relajarse acorde a su respiración, que, valía la pena aclarar se acompasaba a la propia, agitada.
Sus pieles se fundieron en cuanto ambas se rozaron, desnudas, no sabia en que momento, pero las manos del nephilim resultaban ser rápidas y habían quitado su prenda superior. El brujo arrincono mas a Alec, presionándolo contra el, y contra la pared.
Los labios de Alec lo besaban, probaban su piel como si aquello fuera alguna clase de elixir, subieron por su pecho, su cuello, haciéndolo estremecer, y soltar el aire en forma de un gruñido apenas audible. Pero a diferencia de sus besos, las manos del brujo firmes a la estrecha cintura del nephilim bajaban por la linea de su columna, presionando sus caderas casi en busca de un contacto mas, ya su piel no era suficiente para el.
En cuanto sus labios rozaron la comisura de los propios, asalto su boca con deseo y a la par que se perdía en su sabor en la textura dulce de sus labios, dejo que sus manos jalaran de uno de sus muslos, obligandolo a rodearlo con la pierna, otorgandole a ambos un suave contacto, mas intimo, aunque sea, tela sobre tela. Magnus soltó un gruñido contra sus labios y sin separarse de ellos mordió con suavidad el inferior, jalándolo, solamente para luego perfilarlo con la lengua, deseaba tomar de el todo lo que le permitiese.
Magnus no trato de refrenarse a si mismo en ningún momento, sabia que pronto tendría que hacerlo, y se recordaba a si mismo, pero seria la primera vez de Alec, pero no lo parecía, sus brazos sus besos su cuerpo no se asemejaban a alguien inexperto, era atrevido, brusco pero apasionado, y aunque solo lo guiaba el instinto, probablemente no tenia una idea de lo bien que lo estaba haciendo. El mismo había perdido el control. Seria gentil en su debido tiempo, pero, en este momento, poco necesitaban de las delicadezas, aun así acaricio con la punta de los dedos el camino de su pierna hasta su rodilla para asegurarla contra el - Vamos a mi cuarto... - Murmuro, separándose apenas de sus labios y al segundo deseando volver a besarlos. Lo miro a sus ojos azules, y dejo un delicado beso, tratando de acalmar aquel deseo que el mismo tenia de poseerlo en aquel mismo instante. No permitiría que su primera vez fuese contra la pared, luego tendrían oportunidades de probarlo, quería que al menos esta, fuese especial para ambos.
-Quédate quieto ahora... - Dijo y pasando su mano por el borde del cuerpo del otro imito lo que había hecho con su pierna, dejadolo sobre el, a horcajadas, sosteniéndolo apenas contra la pared. En esa posición Alec quedaba apenas mas alto que Magnus, y al brujo no le desagradaba aquella diferencia.
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Re: Ahora [+18] (Magnus)
Sentir las manos del brujo en la cintura, presionando sus caderas entre sí, provocó que un escalofrío le recorriera la columna. No era de miedo, era... de expectación quizás, todo era tan nuevo para él, cada segundo que pasaba conocía una nueva sensación que nunca antes había pensado que pudiera existir, era todo tan... mágico, pensó, si poder evitar reírse un poco entre los besos ante la ironía que eso representaba teniendo en cuenta que estaba a punto... A punto de tener su primera vez y con un brujo.
De a ratos perdía por completo la noción de donde se hallaba cada miembro de su cuerpo. En un momento estaba parado, con ambos pies en el suelo, y, segundos más tarde, su pierna estaba rodeando a Magnus, enganchada levemente por encima de su cadera, aumentando el roce. No pudo contener un gemido, en parte de alivio, y en parte porque la ropa comenzaba a molestarle de una forma que nunca antes le había sucedido. Había estado excitado antes, pero esto era tan distinto, tan poderoso que no sabía contenerse, y su mente estaba tan llena de sensaciones que casi pasa por alto que Magnus ya no se contenía con él. No era sólo el roce, o la mordida, era una combinación de todo ello y de algo más... Sentía que ya no había ninguna barrera entre ambos, y que se estaban dejando ser... En cierta forma lamentó no haberse dejado ser tiempo antes, pero suponía que entonces no se sentiría ni la mitad de especial de lo que en realidad era.
Asintió cuando el otro le dijo lo del cuarto, incapaz de hablar, sentía que tenía la boca completamente seca a pesar de que segundos antes, de sólo ver la piel de Magnus, se le había hecho agua la boca. Tomó su mano, e intentó bajar la pierna para caminar juntos hacía allí, pero la fuerza del brujo era insistente, por lo que desistió y se quedo allí, mirando aquellos ojos dorados, con esa pupila tan característica. Sentía la necesidad en aquél beso, era la misma que él sentía, y comprendía que Magnus lo deseaba tanto como él lo deseaba de vuelta, pero sonrió al pensar que el brujo quería cumplir con lo que le prometió a Alec: su primera vez sería especial.
Unió sus labios por otro fugaz momento, antes de que Magnus lo interrumpiera para pedirle que se quedara quieto. Se sonrojó, y sintió como se llenaba de dudas, no por lo que estaban a punto de hacer, sino por sobre si él estaría haciendo las cosas bien. Con la voz algo ronca, habló, incapaz de retener la pregunta para sí - ¿Hi... Hice algo mal? Lo... Lo siento, yo... - murmuró, inconexamente, sin saber que decir, a medida que el color en su rostro iba subiendo.
Al sentir como el brujo lo subía en cierta forma sobre su cuerpo, no pudo evitar soltar un gritito de sorpresa. Lo veía desde un poco mas arriba de lo habitual, y aún algo temeroso por estar haciendo las cosas mal, sonrió con esa ternura tan característica de la inocencia de un niño, y, apoyando las manos en sus hombros, se inclinó lentamente para besar su mejilla, descender un poco a su cuello, para describir un arco al volver a subir y llegar a su boca. Empujó inconscientemente con su cadera hacia el brujo, intentando alejarse de la pared, mientras lo besaba, degustando su lengua y rodeando su cuello con ambas manos, a la vez que acariciaba suavemente con el pulgar su mejilla.
Se separó unos segundos después, aunque mantuvo sus manos allí, deseoso de sufrir el hechizo de aquellos ojos. Sabía que el brujo no lo había hechizado conscientemente, pero en aquél dorado donde veía normalmente reflejada una sabiduría y una paciencia producto de muchos años de inmortalidad, ahora veía reflejado deseo. Un deseo ardiente por él, por Alec, un deseo que lo hacía especial. - Supongo que me llevarás al cuarto - susurró con una sensualidad inusitada en él, no hacía falta hablar muy alto cuando sus rostros estaban tan cerca.
De a ratos perdía por completo la noción de donde se hallaba cada miembro de su cuerpo. En un momento estaba parado, con ambos pies en el suelo, y, segundos más tarde, su pierna estaba rodeando a Magnus, enganchada levemente por encima de su cadera, aumentando el roce. No pudo contener un gemido, en parte de alivio, y en parte porque la ropa comenzaba a molestarle de una forma que nunca antes le había sucedido. Había estado excitado antes, pero esto era tan distinto, tan poderoso que no sabía contenerse, y su mente estaba tan llena de sensaciones que casi pasa por alto que Magnus ya no se contenía con él. No era sólo el roce, o la mordida, era una combinación de todo ello y de algo más... Sentía que ya no había ninguna barrera entre ambos, y que se estaban dejando ser... En cierta forma lamentó no haberse dejado ser tiempo antes, pero suponía que entonces no se sentiría ni la mitad de especial de lo que en realidad era.
Asintió cuando el otro le dijo lo del cuarto, incapaz de hablar, sentía que tenía la boca completamente seca a pesar de que segundos antes, de sólo ver la piel de Magnus, se le había hecho agua la boca. Tomó su mano, e intentó bajar la pierna para caminar juntos hacía allí, pero la fuerza del brujo era insistente, por lo que desistió y se quedo allí, mirando aquellos ojos dorados, con esa pupila tan característica. Sentía la necesidad en aquél beso, era la misma que él sentía, y comprendía que Magnus lo deseaba tanto como él lo deseaba de vuelta, pero sonrió al pensar que el brujo quería cumplir con lo que le prometió a Alec: su primera vez sería especial.
Unió sus labios por otro fugaz momento, antes de que Magnus lo interrumpiera para pedirle que se quedara quieto. Se sonrojó, y sintió como se llenaba de dudas, no por lo que estaban a punto de hacer, sino por sobre si él estaría haciendo las cosas bien. Con la voz algo ronca, habló, incapaz de retener la pregunta para sí - ¿Hi... Hice algo mal? Lo... Lo siento, yo... - murmuró, inconexamente, sin saber que decir, a medida que el color en su rostro iba subiendo.
Al sentir como el brujo lo subía en cierta forma sobre su cuerpo, no pudo evitar soltar un gritito de sorpresa. Lo veía desde un poco mas arriba de lo habitual, y aún algo temeroso por estar haciendo las cosas mal, sonrió con esa ternura tan característica de la inocencia de un niño, y, apoyando las manos en sus hombros, se inclinó lentamente para besar su mejilla, descender un poco a su cuello, para describir un arco al volver a subir y llegar a su boca. Empujó inconscientemente con su cadera hacia el brujo, intentando alejarse de la pared, mientras lo besaba, degustando su lengua y rodeando su cuello con ambas manos, a la vez que acariciaba suavemente con el pulgar su mejilla.
Se separó unos segundos después, aunque mantuvo sus manos allí, deseoso de sufrir el hechizo de aquellos ojos. Sabía que el brujo no lo había hechizado conscientemente, pero en aquél dorado donde veía normalmente reflejada una sabiduría y una paciencia producto de muchos años de inmortalidad, ahora veía reflejado deseo. Un deseo ardiente por él, por Alec, un deseo que lo hacía especial. - Supongo que me llevarás al cuarto - susurró con una sensualidad inusitada en él, no hacía falta hablar muy alto cuando sus rostros estaban tan cerca.
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Re: Ahora [+18] (Magnus)
Es pequeña pregunta que el nephilim había soltado, le había dado gracia. Magnus rió son suavidad y sin contestar la pregunta que sola tendría respuesta le correspondió el beso, con aquella sonrisa, esa que rozaba la inocencia y la pureza, una que solo un nephilim había podido demostrar, era el, ningún otro tenia aquella mirada, y esos ojos, que podían comprar al brujo, con solo parpadear, en este momento eran suyos, solamente suyos y brillaban de una manera ansiosa, inocente, deseosa, de la manera en la que nadie, volvería a ver, Magnus se prometió a si mismo que Alec seria suyo desde el primer momento en el que lo había visto en la fiesta. puede que el enamoramiento a primera vista no exista, pero esto... esto no tenia ninguna otra explicación.
Su pregunta se contesto sola, y tan pronto sintió al otro relajarse, sostuvo sus caderas con un mano mientras la otra lo apegaba, pecho con pecho, para evitar que haya espacios entre ellos. -Así es... tienes que guardar tus energías para luego.- Murmuro contra sus labios, en doble sentido, quizás sea un tanto cruel, pero el rubor en las mejillas de Alec, era algo que nunca jamas se cansaría de ver. Dejo un beso suave en sus labios, bajando con delicadeza a su mentón y en un suave camino, de aquellos besos llego a su cuello. Acaricio con la punta de la nariz la piel sensible de aquel lugar, y luego de sentir el dulce aroma de su piel, de tentare con la suavidad de esta, comenzó a besarla y a morderla, con suavidad y por toda su extensión.
Despego la espalda de Alec de la pared y aferrándolo a si, sin abandonar las caricias y aquellos besos avanzo por el el pasillo a paso firme, rápido, pero sin ser brusco. Chasqueo los dedos y las puertas del brujo se abrieron de par en par, como si los invitaran a pasar. La cama del brujo, perfectamente destendida, las sabanas a un lado solo las almohadas se coacervaban en el lugar que debían estar, pero eso poco importaba, pronto ni eso lo estaría.
Ambos avanzaron sin problema por el piso de madera alfombrada, hasta la cama en la cual deposito con suavidad a Alec, y el encima suyo, sin dejar descargar su peso, pero sin romper aquel beso a su cuello.
La piel ya suavemente teñida con matices levemente violeta, solo indicaban para el brujo, que el había sido el primero y deseaba también ser el único y el ultimo. Sus manos subieron bordeando el cuerpo de su novio, bajando lenta y casi tortuosamente hasta sus caderas, aprovecho el hueco entre ambos, para acariciar por sobre la tela la costura de los jeans de Alec. Ya se encontra ligeramente arqueada. El brujo gruño al sentirlo, y dándose un poco de rienda suelta, por aquella tentación, apretó con suavidad el bulto que se formaba bajo las ásperas telas.
Magnus reprimió un gemido de ansiedad y subió con sus labios hacia su oído nuevamente. - ¿Esta ajustado, cariño? -Dijo con la voz dulce y un tanto rasposa por la situación, antes de mordisquear su lóbulo con ligereza y dejando mordidas en su mejilla y en su labio, volvió a besarlo con suavidad. Su otro brazo estaba apoyado en la cama, por sobre la cabeza de Alec y con el alcanzaba a sostenerse y a acariciar aquellos negro cabellos que combinado con sus ojos lo habían prácticamente llamado en aquella fiesta. Se deparo apenas de sus labios para observar sus ojos, tan oscurecidos de deseo como los propios, y expectantes a lo que ocurriría.
Su pregunta se contesto sola, y tan pronto sintió al otro relajarse, sostuvo sus caderas con un mano mientras la otra lo apegaba, pecho con pecho, para evitar que haya espacios entre ellos. -Así es... tienes que guardar tus energías para luego.- Murmuro contra sus labios, en doble sentido, quizás sea un tanto cruel, pero el rubor en las mejillas de Alec, era algo que nunca jamas se cansaría de ver. Dejo un beso suave en sus labios, bajando con delicadeza a su mentón y en un suave camino, de aquellos besos llego a su cuello. Acaricio con la punta de la nariz la piel sensible de aquel lugar, y luego de sentir el dulce aroma de su piel, de tentare con la suavidad de esta, comenzó a besarla y a morderla, con suavidad y por toda su extensión.
Despego la espalda de Alec de la pared y aferrándolo a si, sin abandonar las caricias y aquellos besos avanzo por el el pasillo a paso firme, rápido, pero sin ser brusco. Chasqueo los dedos y las puertas del brujo se abrieron de par en par, como si los invitaran a pasar. La cama del brujo, perfectamente destendida, las sabanas a un lado solo las almohadas se coacervaban en el lugar que debían estar, pero eso poco importaba, pronto ni eso lo estaría.
Ambos avanzaron sin problema por el piso de madera alfombrada, hasta la cama en la cual deposito con suavidad a Alec, y el encima suyo, sin dejar descargar su peso, pero sin romper aquel beso a su cuello.
La piel ya suavemente teñida con matices levemente violeta, solo indicaban para el brujo, que el había sido el primero y deseaba también ser el único y el ultimo. Sus manos subieron bordeando el cuerpo de su novio, bajando lenta y casi tortuosamente hasta sus caderas, aprovecho el hueco entre ambos, para acariciar por sobre la tela la costura de los jeans de Alec. Ya se encontra ligeramente arqueada. El brujo gruño al sentirlo, y dándose un poco de rienda suelta, por aquella tentación, apretó con suavidad el bulto que se formaba bajo las ásperas telas.
Magnus reprimió un gemido de ansiedad y subió con sus labios hacia su oído nuevamente. - ¿Esta ajustado, cariño? -Dijo con la voz dulce y un tanto rasposa por la situación, antes de mordisquear su lóbulo con ligereza y dejando mordidas en su mejilla y en su labio, volvió a besarlo con suavidad. Su otro brazo estaba apoyado en la cama, por sobre la cabeza de Alec y con el alcanzaba a sostenerse y a acariciar aquellos negro cabellos que combinado con sus ojos lo habían prácticamente llamado en aquella fiesta. Se deparo apenas de sus labios para observar sus ojos, tan oscurecidos de deseo como los propios, y expectantes a lo que ocurriría.
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Re: Ahora [+18] (Magnus)
Desde el momento en los labios del brujo arribaron a su cuello, Alec no supo conservar la compostura. Quizás terminara pareciendo que cualquier cosa le parecía maravillosa, y quizás así fuera, pero las sensaciones que la piel transmitía al resto de su sistema nervioso eran desconocidas, y se hallaban claramente amplificadas por los sentimientos cada vez más fuertes que Magnus Bane, El Gran Brujo de Brooklyn, un submundo, un hombre, despertaban en él.
Cada beso, cada caricia, cada mordida le revelaban a Alec algo que durante mucho tiempo intento negarse: nunca podría esta junto a una mujer, ni por el bien de la bendita clave. Cada centímetro de su cuerpo clamaba por un poco más de la atención de Magnus, y aún así, la que estaba recibiendo lo impulsó a echar la cabeza hacia atrás y soltar un jadeo, en un tono de voz que no reconocía en si mismo, tornasolado completamente con el placer que le producía el roce de Magnus, no sólo sus labios o sus manos, sino Magnus, en todo su ser, contra su cuerpo.
Cuando la pared dejó de ser un sostén para él, aferró sus piernas con fuerza en torno a las caderas del brujo, sintiendo como una oleada de éxtasis lo recorría al sentirlo tan cerca, al rozarse tanto las zonas sensibles de ambos. Poco se percató del paseo por la casa del brujo, probablemente si hubiera estado atento hubiera pensado lo peligrosa que era aquella travesía para la cola de Presidente Miau, pero los besos del brujo, mantenían su rostro demudado en una mueca de placer y sus ojos cerrados... No necesitaba ver, la información que le ofrecía su piel era suficiente, además de que era bastante mas detallista e interesante.
Sentir la suavidad de la cama de Magnus debajo de su cuerpo le hizo recordar las dos noches que había pasado en aquella cama. Sonrió tontamente pensando en ellas, pensando en como, de maneras directas e indirectas, habían conducido a aquél momento, a aquella situación en que ambos se habían olvidado de respirar, ya no lo necesitaban, sólo se necesitaban el uno al otro.
El roce entre sus cuerpos se interrumpió levemente, lo que hizo que Alec soltara un leve quejido... Necesitaba de Magnus, y separarse, aunque fuera por muy poco, solo hacía que ansiara más tenerlo pegado a él. Sin embargo, al sentir la mano de este por sobre su aún vestida entrepierna, soltó un pequeño grito de asombro. Sabía, de alguna manera que no sería capaz de explicar, que nunca hubiera obtenido la misma sensación tocándose él mismo. Aquello era cien veces mas delicioso, y si bien resaltaba la molestia que la ropa le producía, si el brujo se limitara a repetirlo una y otra vez, sabía que le resultaría más que suficiente.
Ante la pregunta provocativa de Magnus, no supo mentir, y jadeante, respondió - Mo... Molestan... Pero... Pero eso me... Me gusta -. No comprendía porque le costaba tanto hilvanar una frase, aunque suponía que tenía que ver con el hecho de que los labios y los dientes de Magnus se mantuvieran tan bien ocupados. Pronto los labios del brujo entretuvieron también sus labios, interrumpiéndose para obsequiarle una perfecta vista de los ojos del brujo, que lo observaban expectantes, como esperando que él tomara la iniciativa quizás.
No tenía la más pálida idea de que se suponía que debía hacer, y pronto el rubor inundó sus mejillas y la torpeza recayó sobre sus actos. Paseó una mano por el pecho del brujo, marcando cada centímetro de su piel libre de runas. Era hermoso, como un lienzo en blanco, y no podía evitar pensar que sería un crimen mancharlo con una runa o lo que fuese. Pronto, sus dedos llegaron al borde de sus pantalones, y mantuvo un ojo en el rostro del brujo, sólo para cerciorarse que no hacía nada que al otro no le gustara.
Se obligó a sentarse, a la vez que intentaba que Magnus permaneciera de aquella manera, de rodillas entre las piernas que segundos antes habían estado rodeando sus caderas. Desprendió con cuidado el botón del pantalón de Magnus, y tragó saliva antes de bajar el cierre. Sentía como todo su cuerpo se tensaba, y su rostro enrojecía aún más, sobre todo porque le daba cierta vergüenza que Magnus pensara que el nefilim sabía lo que hacía, como si lo hubiera hecho antes. Ocultó su rostro besando el abdomen y el pecho del brujo, para que este no se percatara del rubor que inundaba sus mejillas, y dejó sus manos recorrer su espalda, presionándolo más contra él, sin saber que hacer con el pantalón que había comenzado a desprender, sintiéndose como un chiquitín inexperto que juega un juego del que desconoce las reglas.
Cada beso, cada caricia, cada mordida le revelaban a Alec algo que durante mucho tiempo intento negarse: nunca podría esta junto a una mujer, ni por el bien de la bendita clave. Cada centímetro de su cuerpo clamaba por un poco más de la atención de Magnus, y aún así, la que estaba recibiendo lo impulsó a echar la cabeza hacia atrás y soltar un jadeo, en un tono de voz que no reconocía en si mismo, tornasolado completamente con el placer que le producía el roce de Magnus, no sólo sus labios o sus manos, sino Magnus, en todo su ser, contra su cuerpo.
Cuando la pared dejó de ser un sostén para él, aferró sus piernas con fuerza en torno a las caderas del brujo, sintiendo como una oleada de éxtasis lo recorría al sentirlo tan cerca, al rozarse tanto las zonas sensibles de ambos. Poco se percató del paseo por la casa del brujo, probablemente si hubiera estado atento hubiera pensado lo peligrosa que era aquella travesía para la cola de Presidente Miau, pero los besos del brujo, mantenían su rostro demudado en una mueca de placer y sus ojos cerrados... No necesitaba ver, la información que le ofrecía su piel era suficiente, además de que era bastante mas detallista e interesante.
Sentir la suavidad de la cama de Magnus debajo de su cuerpo le hizo recordar las dos noches que había pasado en aquella cama. Sonrió tontamente pensando en ellas, pensando en como, de maneras directas e indirectas, habían conducido a aquél momento, a aquella situación en que ambos se habían olvidado de respirar, ya no lo necesitaban, sólo se necesitaban el uno al otro.
El roce entre sus cuerpos se interrumpió levemente, lo que hizo que Alec soltara un leve quejido... Necesitaba de Magnus, y separarse, aunque fuera por muy poco, solo hacía que ansiara más tenerlo pegado a él. Sin embargo, al sentir la mano de este por sobre su aún vestida entrepierna, soltó un pequeño grito de asombro. Sabía, de alguna manera que no sería capaz de explicar, que nunca hubiera obtenido la misma sensación tocándose él mismo. Aquello era cien veces mas delicioso, y si bien resaltaba la molestia que la ropa le producía, si el brujo se limitara a repetirlo una y otra vez, sabía que le resultaría más que suficiente.
Ante la pregunta provocativa de Magnus, no supo mentir, y jadeante, respondió - Mo... Molestan... Pero... Pero eso me... Me gusta -. No comprendía porque le costaba tanto hilvanar una frase, aunque suponía que tenía que ver con el hecho de que los labios y los dientes de Magnus se mantuvieran tan bien ocupados. Pronto los labios del brujo entretuvieron también sus labios, interrumpiéndose para obsequiarle una perfecta vista de los ojos del brujo, que lo observaban expectantes, como esperando que él tomara la iniciativa quizás.
No tenía la más pálida idea de que se suponía que debía hacer, y pronto el rubor inundó sus mejillas y la torpeza recayó sobre sus actos. Paseó una mano por el pecho del brujo, marcando cada centímetro de su piel libre de runas. Era hermoso, como un lienzo en blanco, y no podía evitar pensar que sería un crimen mancharlo con una runa o lo que fuese. Pronto, sus dedos llegaron al borde de sus pantalones, y mantuvo un ojo en el rostro del brujo, sólo para cerciorarse que no hacía nada que al otro no le gustara.
Se obligó a sentarse, a la vez que intentaba que Magnus permaneciera de aquella manera, de rodillas entre las piernas que segundos antes habían estado rodeando sus caderas. Desprendió con cuidado el botón del pantalón de Magnus, y tragó saliva antes de bajar el cierre. Sentía como todo su cuerpo se tensaba, y su rostro enrojecía aún más, sobre todo porque le daba cierta vergüenza que Magnus pensara que el nefilim sabía lo que hacía, como si lo hubiera hecho antes. Ocultó su rostro besando el abdomen y el pecho del brujo, para que este no se percatara del rubor que inundaba sus mejillas, y dejó sus manos recorrer su espalda, presionándolo más contra él, sin saber que hacer con el pantalón que había comenzado a desprender, sintiéndose como un chiquitín inexperto que juega un juego del que desconoce las reglas.
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Re: Ahora [+18] (Magnus)
Su respuesta dijo mas de lo que esperaba, muchos se habrían negado a hablar, y solo se limitarían a esperar, gimoteantes que aquello continuara, pero no el, no Alec. Que parecía, pese a toda su pureza e inocencia, saber exactamente que iba a pasar, claro, lo que era posible dentro de su primera vez. Magnus sonrió, y sin apartar la mirada de sus ojos dejo que el otro hiciera lo que quisiera, necesitaba darle confianza, y confiar en poder sentir lo que el otro quisiera hacerle. Las manos de Alec acariciaban su torso, y bajaban lentamente hasta sus pantalones, su toque casi aunque delicado, llevaba la marca de un cazador, aquellos callos en las manos obtenidos en sus peleas, aquella marca que le indicaba que no estaba con cualquiera, sino con un cazador, ese cazador de sombras que aunque no compartía del todo el comportamiento arrogante de ellos, seguía siéndolo, fuerte, instintivo, astuto, audaz...
Pero el... el, en este momento, no era así. Sus manos casi temblaban sobre la piel del brujo y este se enderezo apenas para poder permitirle que haga lo que quisiese con sus ropas. Magnus jadeo suavemente, aprovechando que el oído de Alec, hacia quedado en posición exacta para escucharlo, mas tratando de darle seguridad que por aquel toque, que si bien, era delicioso, el brujo había aprendido a contener. -Así esta mucho... mejor... -Susurro, en cuanto termino de desprender su pantalón, y bajando su mano para tomar la de el la subió y dejo un beso sobre ella. -Ahora es mi turno...-
Dicho esto se inclino sobre Alec, para hacerlo descender una vez mas contra la cama. Lo beso, lo beso con suavidad y volvió a pasar a su cuello, pero esta vez no se detuvo ahí, sino que paso por su clavícula, y comenzó a descender sobre su pecho, observándolo, y bordeando cada una de sus gastadas runas con su lengua, aquel pecho blanco, pálido lleno de inscripciones negras, que en la mente de Magnus pedían a gritos ser besadas, mordidas, tomadas. Magnus no pudo contenerse demasiado, y beso primero sobre uno de sus pezones para luego mordisquear lo con suavidad y leves succiones.
Mientras su boca estaba ocupada, bajo sus manos tomando los bordes de su pantalón y siguiendo su contorno llego hacia donde se encontraba el botón y su cierre. Los labios de Magnus dejaron aquel lugar para esta vez seguir bajando por su abdomen detallando sus músculos marcados. Su cuerpo era estupendo, ni siquiera el sabia de donde sacaba las fuerzas para contenerse, pero luego recordaba que no era alguien mas era Alec, el valía la pena. Su recorrido se detuvo justo llegando a su pelvis, dejo un beso sobre esta y con sus manos desprendió su pantalón. Levanto la cabeza, solo para revisar con su vista a aquel nephilim debajo de el, relamiéndose los labios observándolo con cierta intensidad. -
Alec, eres hermoso... - Dijo quedándose sobre su mirada unos breves instantes antes de bajar y tomar el cierre entre sus dientes bajándolo aprovechando a rozar la punta de su nariz sobre aquel bulto que aun estaba cubierto por la fina tela de sus boxers.
Ejerciendo un poco de presión hacia abajo, retiro lentamente sus pantalones, beso por sobre su bulto, luego una de sus piernas y así mientras dejaba su piel descubierta ante los ojos de gato de aquel brujo, que ya se encontraba totalmente obnubilado con la vista que tenia frente a el. Arrojo los jeans al suelo del cuarto, sin fijarse mucho donde los dejaba, ya no hacían falta. Magnus se volvió a inclinar sobre el, sobre sus labios, besandolo y murmurando contra ellos. - Quitármelos... - Le pidió, con dos intensiones en mente, la primera, dejar que por el mismo tome la confianza que necesitaba, que sintiera que hacia las cosas bien y que al brujo le gustaba.
Y la segunda, era que mas que todo, aquella visión de las mejillas de Alec enrojecerse, era lo mas hermoso que había visto en cientos de años. Y seguía convencido de que nada mas, lo superaría.
Pero el... el, en este momento, no era así. Sus manos casi temblaban sobre la piel del brujo y este se enderezo apenas para poder permitirle que haga lo que quisiese con sus ropas. Magnus jadeo suavemente, aprovechando que el oído de Alec, hacia quedado en posición exacta para escucharlo, mas tratando de darle seguridad que por aquel toque, que si bien, era delicioso, el brujo había aprendido a contener. -Así esta mucho... mejor... -Susurro, en cuanto termino de desprender su pantalón, y bajando su mano para tomar la de el la subió y dejo un beso sobre ella. -Ahora es mi turno...-
Dicho esto se inclino sobre Alec, para hacerlo descender una vez mas contra la cama. Lo beso, lo beso con suavidad y volvió a pasar a su cuello, pero esta vez no se detuvo ahí, sino que paso por su clavícula, y comenzó a descender sobre su pecho, observándolo, y bordeando cada una de sus gastadas runas con su lengua, aquel pecho blanco, pálido lleno de inscripciones negras, que en la mente de Magnus pedían a gritos ser besadas, mordidas, tomadas. Magnus no pudo contenerse demasiado, y beso primero sobre uno de sus pezones para luego mordisquear lo con suavidad y leves succiones.
Mientras su boca estaba ocupada, bajo sus manos tomando los bordes de su pantalón y siguiendo su contorno llego hacia donde se encontraba el botón y su cierre. Los labios de Magnus dejaron aquel lugar para esta vez seguir bajando por su abdomen detallando sus músculos marcados. Su cuerpo era estupendo, ni siquiera el sabia de donde sacaba las fuerzas para contenerse, pero luego recordaba que no era alguien mas era Alec, el valía la pena. Su recorrido se detuvo justo llegando a su pelvis, dejo un beso sobre esta y con sus manos desprendió su pantalón. Levanto la cabeza, solo para revisar con su vista a aquel nephilim debajo de el, relamiéndose los labios observándolo con cierta intensidad. -
Alec, eres hermoso... - Dijo quedándose sobre su mirada unos breves instantes antes de bajar y tomar el cierre entre sus dientes bajándolo aprovechando a rozar la punta de su nariz sobre aquel bulto que aun estaba cubierto por la fina tela de sus boxers.
Ejerciendo un poco de presión hacia abajo, retiro lentamente sus pantalones, beso por sobre su bulto, luego una de sus piernas y así mientras dejaba su piel descubierta ante los ojos de gato de aquel brujo, que ya se encontraba totalmente obnubilado con la vista que tenia frente a el. Arrojo los jeans al suelo del cuarto, sin fijarse mucho donde los dejaba, ya no hacían falta. Magnus se volvió a inclinar sobre el, sobre sus labios, besandolo y murmurando contra ellos. - Quitármelos... - Le pidió, con dos intensiones en mente, la primera, dejar que por el mismo tome la confianza que necesitaba, que sintiera que hacia las cosas bien y que al brujo le gustaba.
Y la segunda, era que mas que todo, aquella visión de las mejillas de Alec enrojecerse, era lo mas hermoso que había visto en cientos de años. Y seguía convencido de que nada mas, lo superaría.
Última edición por Magnus Bane el Vie Feb 21, 2014 8:59 pm, editado 1 vez
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Re: Ahora [+18] (Magnus)
Intentaba relajarse, pero estaba nervioso, muy nervioso. Sabía que Magnus se daba cuenta de ello, y que por eso lo animaba diciéndole que estaba mucho mejor así, y probablemente así lo fuera, pero no lograba relajarse. Pronto sus pensamientos acerca de porque estaba tan tenso se vieron interrumpidos por los besos de Magnus, y la presión de su cuerpo que lo obligaba a recostarse de nuevo. No pudo evitar sonreír al sentir que delineaba las runas con la lengua, sintiendo algo de alivio al ver que no le resultaban molestas al brujo, a pesar de marcarlo como propiedad de la clave. Estiró la mano, buscando su rostro para atraerlo a él y besarlo, en una especie de agradecimiento tácito, pero se vio interrumpido por una mordida en uno de los pezones. No pudo evitar levantar la cabeza y mirarlo con sorpresa, no se esperaba aquello, y menos que se sintiera tan delicioso.
Ver a Magnus diciéndole que era hermoso fue como el mejor regalo que le hubieran hecho jamás. Su sonrisa iluminó su rostro, en especial sus ojos, y no pudo mas que mirar al brujo y decirle aquellas palabras que tanto había pujado por decir antes, pero que no habían podido salir de su boca - Te quiero - No sabía porque las decía, pero sentía que había sido un impulso, la expresión en su rostro era algo infantil, inocente y pronto se dio cuenta de lo que había dicho, de que sentía lo que había dicho, y se sonrojó, una vez más, sintiéndose expuesto frente al brujo.
Pronto perdió de vista ese rostro al que miraba con plena admiración, y debió echarse hacia atrás, al sentir como Magnus bajaba el cierre de su pantalón y el roce que le producía. Inconscientemente, elevó sus caderas apenas unos milímetros, buscando más de esa sensación.
Los besos de Magnus le daban ansias de abrazarlo, de refugiarse unos momentos en sus brazos, sabía que aquello le relajaría un poco. Poco después de que sus piernas hubieran quedado libres, se volvió a encontrar con el cuerpo del brujo sobre el suyo, y casi en un acto reflejo lo rodeó con los brazos y le devolvió los besos. Escuchó el pedido del brujo, y asintió en silencio, abrazándolo con un poquito mas de fuerza durante un instante, mientras lo besaba. Lo obligó a arrodillarse de nuevo, y comenzó a bajar sus pantalones lentamente. Sonrió y se ruborizó al ver la ropa interior del brujo, tenía algo de glitter, y acarició sus muslos sobre los boxer de este mientras bajaba los pantalones. Al llegar a las rodillas, hizo que levantara primero una y luego la otra, y, tragando saliva, nerviosamente, se acercó luego, apoyando su rostro contra el vientre del brujo para terminar de quitarlos.
Cuando volvió su vista hacia Magnus, su cabeza quedaba pocos centímetros por encima de su boxer. Vio el bulto que había en estos, casi sin querer, y extendió lentamente su mano hasta engancharla en el elástico del boxer, bajándolo lentamente. Segundos después, el brujo estaba completamente desnudo frente a él, y Alec sentía que su sangre hervía de excitación y se helaba al mismo tiempo de temor. Cerró los ojos, e intento relajarse. Buscó una de las manos del brujo, e intentó hablar con calma - Quiero que me enseñes... Quiero que me enseñes que debo hacer... Que me entrenes - añadió. Todo lo que sabía en su vida lo había aprendido o porque un libro se lo había enseñado o porque había entrenado de manera periódica en la sala, junto a Jace o a su hermana. Y sobre esto... No sabía nada, y eso le molestaba... Quería aprender, quería que el brujo le enseñara, para poder hacerle sentir algo de todo lo que él venía sintiendo.
Abrió los ojos y miro con el rostro del color de un tomate al brujo, temiendo que este se riera de él. En sus ojos había un pedido mudo, de que lo comprendiera, de piedad quizás. Quería hacer aquello, pero no soportaba estar en desventaja y no saber que hacer. Estiró la mano libre a su rostro y acarició una de sus mejillas, mientras esperaba que el brujo decidiera.
Ver a Magnus diciéndole que era hermoso fue como el mejor regalo que le hubieran hecho jamás. Su sonrisa iluminó su rostro, en especial sus ojos, y no pudo mas que mirar al brujo y decirle aquellas palabras que tanto había pujado por decir antes, pero que no habían podido salir de su boca - Te quiero - No sabía porque las decía, pero sentía que había sido un impulso, la expresión en su rostro era algo infantil, inocente y pronto se dio cuenta de lo que había dicho, de que sentía lo que había dicho, y se sonrojó, una vez más, sintiéndose expuesto frente al brujo.
Pronto perdió de vista ese rostro al que miraba con plena admiración, y debió echarse hacia atrás, al sentir como Magnus bajaba el cierre de su pantalón y el roce que le producía. Inconscientemente, elevó sus caderas apenas unos milímetros, buscando más de esa sensación.
Los besos de Magnus le daban ansias de abrazarlo, de refugiarse unos momentos en sus brazos, sabía que aquello le relajaría un poco. Poco después de que sus piernas hubieran quedado libres, se volvió a encontrar con el cuerpo del brujo sobre el suyo, y casi en un acto reflejo lo rodeó con los brazos y le devolvió los besos. Escuchó el pedido del brujo, y asintió en silencio, abrazándolo con un poquito mas de fuerza durante un instante, mientras lo besaba. Lo obligó a arrodillarse de nuevo, y comenzó a bajar sus pantalones lentamente. Sonrió y se ruborizó al ver la ropa interior del brujo, tenía algo de glitter, y acarició sus muslos sobre los boxer de este mientras bajaba los pantalones. Al llegar a las rodillas, hizo que levantara primero una y luego la otra, y, tragando saliva, nerviosamente, se acercó luego, apoyando su rostro contra el vientre del brujo para terminar de quitarlos.
Cuando volvió su vista hacia Magnus, su cabeza quedaba pocos centímetros por encima de su boxer. Vio el bulto que había en estos, casi sin querer, y extendió lentamente su mano hasta engancharla en el elástico del boxer, bajándolo lentamente. Segundos después, el brujo estaba completamente desnudo frente a él, y Alec sentía que su sangre hervía de excitación y se helaba al mismo tiempo de temor. Cerró los ojos, e intento relajarse. Buscó una de las manos del brujo, e intentó hablar con calma - Quiero que me enseñes... Quiero que me enseñes que debo hacer... Que me entrenes - añadió. Todo lo que sabía en su vida lo había aprendido o porque un libro se lo había enseñado o porque había entrenado de manera periódica en la sala, junto a Jace o a su hermana. Y sobre esto... No sabía nada, y eso le molestaba... Quería aprender, quería que el brujo le enseñara, para poder hacerle sentir algo de todo lo que él venía sintiendo.
Abrió los ojos y miro con el rostro del color de un tomate al brujo, temiendo que este se riera de él. En sus ojos había un pedido mudo, de que lo comprendiera, de piedad quizás. Quería hacer aquello, pero no soportaba estar en desventaja y no saber que hacer. Estiró la mano libre a su rostro y acarició una de sus mejillas, mientras esperaba que el brujo decidiera.
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