Come Back To Me [Xaminé]

Al cruzar el portal estábamos de vuelta en mi casa, con mi preciosa bola de pelos tirada en el sofá durmiendo como si no hubiera un mañana. Ese gatito negro que es mi máxima adoración y la única compañía que he tenido por varios años. Había estado conmigo desde que me convertí en gran brujo y cuando creció y temí por él... bueno, digamos que nadie debería preguntarlo. Cada cierto tiempo le cambio el nombre y en ocasiones el aspecto, pronto tendré que hacerlo de nuevo. Xami lo había conocido con un ojo violeta y un ojo azul y con el nombre de Jinx. Me quito los zapatos y los dejo en la entrada antes de acercarme un poco al sofá.

- Te presento a Cheshire.

Sonrío misterioso y luego me acerco a una de las puertas y la abro. Una habitación espaciosa con una cama matrimonial dentro y mi colección personal de libros mundanos, desde absurdos hasta melosos, pero es que con algo tengo que entretenerme, y una televisión con todo y reproductor de DVD.

- Instálate como creas mejor, no me molesta si traes tus cosas con un portal o un hechizo y si quieres algo de cenar, te espero en la cocina, porque el sillón nos lo ganaron.

Entro con Xami a la casa, y lo primero que veo es a mi hermoso y adorado gato, tirado en medio del sillón, más dormido que nada. Y se lo presento a Xami.

- Cheshire es Jinx... Pero tengo que fingir que es otro gato para que no sospechen que ando haciendo pactos con demonios, tú entiendes. De hecho tú lo conociste antes, con sus ojitos diferentes. Estoy pensando regresarlo a esa encarnación, se supone que ya es un gato viejo.

Es de las cosas que uno tiene que cuidar cuando hace magia oscura, porque siempre llega la estúpida Clave a arruinar la diversión.

Abro la puerta del cuarto y se lo muestro. Me mordisqueo el labio cuando empieza a ver mis libros, particularmente porque tengo cosas como Harry Potter y alguna que otra novela melosa.

- No importa, y puedes quedarte el tiempo que quieras. También puedes redecorar, sólo no tires mis hermosos libros cursis.

Le invito cena y me despido haciéndole una "v" con los dedos.

- Va, entonces te espero.

Cierro la puerta tras de mí y voy a la cocina para prepararme un té y aparecer todo el pollo KFC que haya en las cercanías y un par de pizzas.

Suelto una leve carcajada al escuchar que eran el mismo gato, y al igual que antes era hermoso, mas cuando estaba dormido, siempre había tenido la idea de tener una mascota pero no era muy buena, o no era eso solo que no encontraba un animal que me gustara como para tenerlo conmigo.

[...]

Paso mis dedos por los libros que están en la habitación y sonrió de lado viendo los títulos, nunca los había leído pero creo que en mi estadía aquí les daré una leída, me giro y le sonrio.

Se ven interesantes y entretenidos..espero no te importe que les de una leida

Le guiño un ojo divertida y asiento a lo que me dice, mirando alrededor creo que si le dare unos pequeños cambios, solo para sentirme un poco más cómoda, aparte de que traeré mis pocas cosas. Sonrió y le vuelvo a dar las gracias mientras se despide, rio un poco al ver su forma de despedirse, le sonrió y le digo adiós con mi mano.

Me levanto y saco mis guantes sin dedos negros de piel y los dejo en la cama, empezaría a hacer unos cambios, empecé y acomode el mueble de libros en otro lugar , al igual que cambio un poco los muebles, paso mis manos por las paredes y cambio los colores a algo más fuerte, rojos, beige, varios de los colores que me gustaban. Cierro los ojos y me dejo caer en la cama, me había quedado bien la habitación o bueno era mi gusto. Con un hechizo simple traigo mi ropa, zapatos, mi portátil y varios de mis accesorios, al igual que mi gran colección de guantes. Desde que recuerdo e usado guantes completos o sin dedos, tenía una gran colección de varios colores, estilos, etc. Era algo que me gustaba, mientras acomodo mis cosas en un mueble que hago aparecer para la ropa, empiezo a cantar inconscientemente, como pasaba la mayoría de las veces. Acomodo un libro que se desacomodo del lugar y sonrió viendo la habitación.

Perfecta. No eres tan mala en esto Ossy.. oh, algo falta aquí

Giro a mi alrededor y me doy cuenta que falta mi guitarra, donde la abre dejado, debió a ver llegado con lo demás, hago un leve gesto de disgusto. Tendría que buscarla después, ahora solo tenía tiempo de cambiarme por algo más cómodo y bajar a acompañar a Kyo, que espero y no esté desesperado ya que esto me había tomado tiempo. Tomo un short negro de mezclilla corto y una blusa blanca, que amarro por detrás, me pongo mis zapatillas deportivas, recojo mi cabello en una coleta y listo, salgo hasta donde esta Kyo. Sonrió al entrar a la cocina y ver tanta comida, al instante reconozco el olor del pollo de KFC, muerdo mi labio y me acerco a la mesa.

Espero y no te hayas cansado de preparar toda esta comida, piensas ponerme en engorda? - Bromeo y suelto una carcajada, sin dejar de ver la cantidad de comida. Giro mi rostro en varias direcciones y arrugo mi frente, si mal no recordaba Kyo dijo que vivía con una mundana ¿Dónde estará?

Y tu mundana?, dijiste que vivía contigo no?

Remodelación y Cambio de ropa:

Llevo a Xami a la habitación, aunque al igual que con la de Evan, le digo que puede redecorar. Yo lo había hecho con los lugares en los que estoy, como mi habitación, el sótano o la sala, pero había descuidado las dos habitaciones de huéspedes porque ni siquiera pensé usarlas. Y vamos, no me molesta, y además quiero que ella esté a gusto. Es mi forma de consentir a mi discípula.

Pensé que se reiría de los libros o bromearía, pero es cierto, esto no es como enseñarle a un hombre que lees cosas como Crepúsculo o Delirium sólo porque te ataca la melosería de vez en cuando, una mujer no lo tomará tan mal.

- Claro que no, aprovecha que están aquí. Es divertido leer novelas mundanas y más si no pagaste por ellas.

Decido dejarla para que se instale y porque francamente muero de hambre, así que me despido muy a mi estilo, con algo que parece una broma, y salgo rumbo a la cocina. Aparezco comida y empiezo a comer, de ahí la razón que haya traído bastante porque en serio que tengo hambre.

Para cuando Xami entra a la cocina, ya me comí casi una pizza entera y quién sabe cuánto pollo. Ella ahora trae ropa que enseña más, pero se ve cómoda y le echo una mirada curiosa a sus piernas.

- Me cansé, tuve que criar a los pollitos. Y es un truco, cuando acabes de comer te venderé una poción para acabar con los kilos de más.

Le señalo una de las sillas, o más bien la mesa para que elija dónde sentarse, si frente a mí o al lado. A mí me da igual.

Hasta me había olvidado de V, pero Xami pregunta por ella.

- Le di la tarde y la noche libres, y media mañana de mañana. Es mi esclava, pero me cae bien y no la exploto de verdad. Cocina delicioso y me recuerda que debo comer, siempre he tenido problemas con eso y luego por eso me doy mis banquetes nocturnos. Anda siéntate. ¿Tanta curiosidad te da mi mundana? Más te vale no pensar que la violo en las noches, o vomito.

Subo los pies a la silla de al lado en cuanto Xami se sienta y siego comiendo. Recuerdo que sí, no es de esas chicas que no comen nada.

- Y aunque subiera, ya inventamos la magia, da igual en realidad.

Aparece refresco y yo abro con un pase el refrigerador para luego con otro acercarme el vodka y el agua quina, además de un vaso.

- ¿Vas a beber refresco? Tengo cosas más fuertes, ¿no quieres? Tengo hasta absenta, pero no le digas a nadie, creo que es ilegal.

Me preparo un vodka tonic bastante cargado para acompañar esta delicia culinaria llamada pollo Kentucky.

Hablamos entonces sobre Evan, pero no sé qué pensar, es casi como si estuviera asegurándose que estoy solo y pienso que va a pedirme que invoquemos ahora mismo al demonio mayor y yo quiero comer y beber.

- Exacto exacto, gay pride!

Levanto mi vaso y me lo bebo todo, pero por supuesto que me preparo otro. Y qué bueno, porque Xami ya está haciendo preguntas raras. Niego de inmediato.

- No y es como lo mismo, ¿no? Gustar y atraer... He pensado que algunas son guapas, pero sólo como idea, no porque quiera lanzarme sobre ellas como hago con los hombres guapos. Tienen... no sé, las bubis me dan cosa. Y todavía peor que no les cuelgue nada entre las piernas, no sé. Tú lo dijiste, soy muy muy muy gay. Soy "gay de oro", ni siquiera he besado a una mujer.

Dejo mi pollo mordisqueado.

- ¿Por qué la curiosidad? Ya era gay cuando me conociste, siempre he sido gay.

Y entonces chasqueo los dedos y aparezco una botella de absenta negra, la más fuerte, y un par de vasos.

- Si quieres con azúcar, pues también tengo. Pensé que te gustaría más la negra, la verde debe estar como a la mitad y la morada está en mi sótano. Entre más fuerte, mejor.

Xami pregunta si me ha gustado o atraído una mujer y le digo que no. Creí que lo imaginaba, pero ahora siento que por alguna razón, esto le molesta, por la forma en la que me dice lo del premio al más gay del mundo. Me sirvo un vaso de absenta y decido dejar de comer.

- Tampoco, no me pongo glitter en la cabeza como si no hubiera un mañana como hace Magnus Bane. ¿Estás molesta o algo? Te daba igual si era gay y ahora parece como si te molestara.

Empiezo a beber, pero ahora siento que tiene celos de Evan y la pregunta le confirmó que no me la tiro.

- Vamos, no voy a dejar de ser completamente gay por una mundana. Y soy hombre, Xami, aunque me gusten los hombres. En serio te molesta, ¿pero por qué ahora? No tenías problema antes, ¿acaso algún novio te dejó por un hombre?

A mí me habían dejado los ligues por irse con mujeres, puedo entenderla.

Es claro que hay algo que no le agrada a Xami, pero ni entiendo qué, ni entiendo por qué. No es como si me hubiera cambiado de bando en el tiempo en el que no nos vimos, y ella empieza a beber como si no hubiera un mañana. Cosa, rara, yo me modero un poco y no me bebo todo de golpe, sino que paladeo este licor negro.

Se pone a pasear, tras decirme de un modo nada convincente, que no está molesta. Yo sólo enarco una ceja.

- Pues de todos modos estás rara... Digo, si en verdad no estás molesta.

Me acomodo sobre la mesa, al diablo el mundo y volteo un poco mi silla para poder subir las piernas a la mesa. Termino mi vaso y me sirvo más, con un simple movimiento de mi mano. La verdad, parece que Xami necesita el alcohol mucho más que yo. Tomo otra pieza de pollo y como, en realidad me intriga lo que pasa con Xami. Después de todo, es mi discípula.

Teorizo con lo único que se me ocurre, y no le gusta tampoco. Suspiro y arrojo los huesos al plato.

- ¿Y? Eso no es tu culpa, es más, ni siquiera tiene que ver en realidad contigo. Hay gente idiota en el mundo, y por desgracia, no todos son nefilims. Eres una bruja, y una bastante buena porque pese a dedicarte a la magia oscura, no te has muerto en el camino. Y créeme, muchos han muerto al hacer una poción oscura o invocar un estúpido demonio menor. Tú eres mejor qué eso. Y tienes que verlo, no necesitas de alguien para estar completa, ¡eres una bruja completa, una persona completa! Quién esté a tu lado es porque va a compartir contigo, no porque lo necesites para estar plena y feliz.

Me levanto y me acerco a ella. Pongo las manos sobre sus hombros.

- Eres muy bonita, muy inteligente, muy capaz y muy divertida como para que te merezcas un idiota que va a botarte por una alguien más. Es mejor que te hayan botado. Mereces a alguien mucho mejor.

Creo que me desespero, porque no creo que alguien que sea tan increíble deba estar lloriqueando por personas idiotas o sintiéndose mal. Luego por qué yo termino pensando que el amor, ese donde te pones idiota y das todo por la otra persona, es una pérdida de tiempo y esfuerzo. Pocos lo valoran.

- Bueno, ya ves cómo soy yo, no digo cosas así porque creo que uno debe verlas por sí mismo, pero no hace daño decirlas. Después de todo, eres mi alumna, mi amiga, ¿cuántos amigos reales tengo? Pseudoamigos sí, pero amigos así, pues no. Y te lo dije, no tengo otros alumnos. Para mí eres muy especial.

Coloco las manos sobre sus hombros y le digo que se merece algo mejor. Lo mismo me decía yo cada que veía al imbécil de Magnus enamorado de un idiota nefilim, y el último se llevaba el premio al más llorón, inútil y encima ni siquiera está tan guapo. Y lo mismo me digo cuando en realidad tampoco me funciona a mí esa tontería del amor. Tal vez en realidad mi primer amor me dejó dañado para toda la vida, o quizá pido demasiado y por eso es mejor sólo la diversión.

Xami me abraza y la estrecho contra mi cuerpo, inmune a la sensación extraña que siento cuando se me acerca una mujer porque ella no es voluptuosa como súcubo y además, es mi alumna. Hay cosas que no importan para eso.

- Xami, es imposible ser todo oscuro. También es imposible ser todo luminoso. Está bien. Sólo somos mitad demonio y no tienes que ser totalmente oscura para que yo te enseñe, ni para que te aprecie, ni para que seamos amigos.

Cielos, es tan frágil en este momento que tampoco sé qué me pasa en realidad. Xami no ha tenido padres del modo en que yo los tuve o del modo en que aún ahora, puedo ir a lloriquearle tonterías a mi madre.

- Bien, seré menos... bueno no creo ser frío, ¿soy frío? Sólo no sé decir halagos que no sean exagerados o falsos si no tengo motivación.

Vuelvo a abrazarla por un momento y luego la suelto y le sonrío y le hago un guiño.

- Anda, llora si quieres, quéjate de lo horribles que son los hombres, lo que quieras. Ahora estás aquí, y vas a aprender a invocar demonios mayores y voy a enseñarte muchos hechizos que pocos saben. Y mañana vamos a ir de compras y a bailar y a que esta apestosa ciudad vea que has llegado tú. Ya verás como caen varios rendidos a tus pies, y puedes patearlos si quieres.

Comida para mi ego, y me sabe muy diferente. Quizá es porque es un halago sincero.

- Intento ser mejor que el mentor que tuve, y ya sabemos que soy mucho más guapo que Magnus Bane.

Se separa del abrazo y se aparta las lágrimas que nunca cayeron. Dirá lo que sea, pero aún no confía en mí, no lo suficiente como para llorar frente a mí. Sólo acaricio su hombro una última vez y dejo de presionarla. Hay cosas que no puedo entender.

- Llorar no te hace débil, Xami.

Cambio la conversación un poco y le prometo enseñarle cosas más geniales porque lo merece, y acompañarla a pasear para que se ligue 500 tipos si quiere y los mande al diablo, lo que sea para evitar que siga tan triste por algo que no vale la pena. Ella me abraza y me da un beso en la mejilla, para luego volver por el ajenjo.

- Un trato, completamente. Mañana empezamos y todo.

Nos sentamos pero creo que sigue mal y ya no sé qué hacer. Creo que ya llegó el punto en el que ella tiene que terminar de solucionarlo. Bebo otro vaso y luego me levanto.

- Bueno pues me voy a dormir entonces. Estoy arriba por si me necesitas, sólo toca si escuchas sonidos extraños.

Sonrío y le hago un guiño. Me acerco y beso su frente.

- Descansa, Xami, si no puedes, ya inventamos las pociones para dormir y tienes televisión. Tranquila, mañana conquistaremos Nueva York, ya lo verás.

No entiendo por qué alguien prometería no llorar frente a los demás, pero al decirlo, Xami empieza a llorar de verdad y me duele porque esta no es una razón que valga lo suficiente como para que ella se ponga así. No sé quiénes serán los idiotas que no la han valorado, pero voy a irles a lanzar chispas a todos.

- Guardarte las cosas no es bueno, Xami.

Intento poner distancia porque creo que necesita estar sola, pero se pone a llorar y no puedo hacerlo. Con un chasquido me acerco la silla y me siento a su lado y la abrazo.

- No, hermosa, no me voy a ir cuando estás así.

Le acaricio la espalda y el cabello, en verdad deseo que no me aparte y que no deje de llorar. Esto es lo que hacen los amigos, no tiene nada de malo.

- Suéltalo todo, ten confianza en mí, ¿quieres? No hay nada de malo en que llores conmigo, todos necesitamos llorar a veces, hasta yo, aunque no lo creas. Y voy tras el gato que es mejor que abrazar solamente la almohada. Llorar sobre el hombro de tu guapo mentor debe ser la gloria.

Nunca había abrazado así a Xami, porque tampoco la había visto tan vulnerable. No pensé que fuera capaz de llorar así sólo porque está sola y los chicos no saben apreciarla. Había mucho más que sólo encontrar a tu pareja, y creo que lo mejor es lograr ser una persona completa para no necesitar a nadie a tu lado. Así si llega, podrás disfrutarla más, pero tampoco te dolerá demasiado si se larga.

Acaricio su espalda y dejo que llore hasta que se harte. No dejo de acariciar ni su espalda ni su cabello y me siento bien también yo. Como si pudiera servir también para esto, aunque tiene demasiados años que no lo intento.

Me separo un poco cuando considero que ya debió pasársele la tristeza, enojo o lo que sea que sentía, y le sonrío. Aparezco un pañuelo y le seco las lágrimas.

- ¿Mejor? Anda, también debes dormir, porque nos espera un gran día mañana.

Limpio las lágrimas de Xami, como si al hacerlo pudiera en realidad hacer un hechizo que haga que deje de llorar por gente idiota. No es posible y no voy a jugar con su mente porque eso no está bien con quien aprecias. Quiero que esté bien y propongo que vaya a dormir, porque mañana voy a recorrer todas las tiendas que encuentre con ella. Y quién sabe, podíamos ir a bailar al Pandemonium y seguro que consigue bastantes chicos y eso le subirá el ánimo.

Así que por supuesto que su propuesta me sorprende. Estaba pensando en otras cosas, en planes y en cómo tendré que ser maduro y no molestarme si ella liga más que yo mañana. Me parece súper raro que me pida eso, es como si fuera una niña y yo su hermano mayor o no lo sé.

- Bueno, pero no valen cosas raras, ¿eh?

Me levanto y la guío hasta mi cuarto, apagando únicamente la luz. Está en el piso de arriba y es un cuarto bastante grande del que el closet ocupa como la tercera parte. Decorado en blanco y negro... y con varios pósters de mi boy band favorita y una torre de videojuegos algo vergonzosa.


Me entretengo un poco buscando piyama, ¿cuándo rayos uso estas cosas? Eso sí que me parecía muy gay.

- Pues... pónte cómoda, y pide lado. Y... ignora mis pósters. No, espera.

Con algunos pases, aparto las cosas fanboy y las guardo pulcramente dentro del clóset. Cielos, qué vergüenza. Luego continúo mi tarea, pero desisto y sólo tomo una playera. Luego voy al baño a cambiarme, como que me da pena cambiarme frente a Xami. Vuelvo en bóxer negro y playera morada y me recuesto en la cama. Esto era raro.

Me parece extraña la petición de dormir conmigo, pero hasta tierna a su modo, así que acepto. No se ve bien, creo que le afecto hablar de estas cosas y en todo caso, es una chica, ¿qué podía pasar? Aún así, le digo que no haga cosas raras, y lo que me pide aguantar, de hecho entra en la categoría de "cosas raras".

- Esas son cosas raras... pero bueno, ok. Y tú aguanta si hablo dormido.

Subimos al cuarto y quito mi parafernalia de fanboy. Es un poco vergonzoso que un hombre de 373 años, por gay que sea, ande de fanboy loco de una boy band integrada sólo por mundanos.

Tomo una simple playera y me meto al baño a cambiarme. Como que me da pena, será que ando idiota hoy.

No sé cuánto me tardo, pero vuelvo relativamente rápido y ella sí que tiene algo más parecido a una piyama que yo. Me siento en la cama, pero dejo que elija lugar, a mí me da igual.

- No, me da igual.

Veo que se sienta, pero yo abro la cama y me meto.

- Anda, a dormir, que hasta estás bostezando. Y por cierto...

Suelto un relámpago violeta que divide la cama en dos mientras dura. Luego le saco la lengua.

- No cruces esa línea.

Me recuesto de espaldas a su mitad, me envuelvo en las sábanas y abrazo mi cojín de fanboy.

- Buenas noches.

De un modo bastante exagerado y a la vez tonto, infantil y de lo más absurdo, "amenazo" a Xami para que no cruce la línea divisoria que marca la frontera con mi territorio. Pero pregunta qué pasa y francamente no tengo algo gracioso que decirle, porque no se me ocurre nada.

- No quieres saberlo.

Me meto a la cama y me acomodo al instante. Es fácil, es mi cama y llevo más de un par de meses durmiendo en ella. Cierro los ojos y trato de dormir, pero justo cuando estaba a punto de lograrlo, Xami me patea. Genial, simplemente genial, a ver si esto no resulta horrible y no puedo dormirme porque ella se mueva tanto.

Lo peor es que me espanta un poco el sueño y termino cambiando a mi posición infalible para dormir, no sin antes dejar a buen recaudo mi cojín. Me recuesto boca abajo, abrazando la almohada y escucho las palabras de Xami.

- Buenas noches... a menos que me patees otra vez, entonces serán muy malas.

Cierro los ojos y dejo que el sueño delicioso se apodere de mí.