We Make Storm! [Xaminé]

Tormenta... eso es lo que decía el reporte metereológico, esas noticias que siempre da una mujer que según está muy guapa y en realidad apenas si habla bien. A mí me decía: relámpagos, invocaciones y mundanos ocultos en sus casas mientras yo puedo hacer mil fechorías.

Había salido casi cuando empezó y no llevaba la moto. Ya había anochecido y yo quería mojarme por completo. Llevaba conmigo algunos fragmentos de metal que requerían de estos relámpagos para poder forjarlos en algo mucho mejor. Y para ello necesitaba el lugar más alto que pudiera encontrar.

Me dirigí en metro hasta el centro Rockefeller, que de hecho me hace sentir toda la fuerza de lo que hago yo aquí, ya que lo compraron compatriotas míos. Yo haré lo mismo, conquistaré Nueva York. Entro y voy directo al ascensor. Oprimo el botón del mirador y paso unos minutos alegres ignorando a la gente que me mira como si fuera un loco por mi ropa, mis piercings y lo que ellos piensan que son lentes de contacto y cabello pintado. Mis marcas de brujo son mi orgullo y los piercings y tatuajes mi adoración, estos mundanos se pueden ir al diablo. O tal vez sólo me miren porque estoy mojado.

Finalmente el ascensor se vacía y subo los últimos pisos solo. Salgo al mirador pese a la lluvia y me pinto varios pentagramas y palabras en idioma demoníaco en la palma derecha. Coloco los pequeños trozos de metal y con este simple pero peligroso hechizo, veo cómo los rayos caen sobre el metal, cargándolo de energía.

Oh, soy tan genial...

Podría reír encantado, maquiavélico, exactamente igual que el doctor Frankenstein en aquella vieja película en blanco y negro.  Pero no hago más que sonreír encantado y mirar las pequeñas barritas de metal que tengo en la mano y cómo atraen los rayos como si fuera un imán.  Cada relámpago que cae hace brillar mis ojos e ilumina el mirador.  

Pienso en las cosas que haré con esto, tal vez algún talismán de protección no estaría nada mal. Quizá en forma de anillo o de dije.

Es entonces cuando escucho las puertas del ascensor cerrarse y la voz de mi discípula perdida. Volteo a verla, pero no cierro mi mano. No aún y no voy a desperdiciar esta oportunidad. Sonrío, divertido. Le enseñé bien.

- Claro que sabías, te enseñó el mejor.

En parte más le valía. No tomo discípulos, este había sido un caso excepcional que no había vuelto a repetir porque no pierdo mi tiempo y porque no voy a enseñar a curar nefilims o alguna magia blanca idiota.

Xami se acerca y termino cerrando la mano y terminando el hechizo cuando las barritas de metal están listas. Las guardo con cuidado, envolviéndolas en un pañuelo que guardo con esmero en el bolsillo interno de mi chaqueta de cuero.

Levanto una ceja y hago una mueca cuando se describe como sexy. Lo peor es que en este tipo de cosas tan presuntuosa ella como yo, otra cosa que me agrada de ella.

- Sexy quizá, pero sabes que no para mí. Soy muy gay.

Me acerco también a ella.

- ¿Y cómo has estado? Aparte de perdida, digo. Yo me mudé, aunque con los portales, uno no necesita vivir en el lugar donde es gran brujo.

Xami es una de las pocas personas que conozco que tiene lo necesario para no ser el típico brujo bueno que ayuda a todos y gratis. Ni ella ni yo vamos a ser perritos falderos de la Clave.

- Claro, uno de los mejores y más guapos.

Para mí el mejor sigue siendo Bane, y si él me enseñó a mí, puedo hacerlo todo.

Me sorprende en realidad que me pida volver a ser mi discípula, aunque en artes oscuras es obvio que uno innova y avanza con cada nuve arte oscura que mejora.

- Eso es que quieres algo en específico y como no pudimos llegar al nivel avanzado, te queda corto lo que sabes. Claro que estoy dispuesto, estoy muy orgulloso de la forma en la que piensas y de tus habilidades como bruja. Así que dime qué quieres aprender.

Río divertido con el resto. Camino hasta donde está y recargo un codo en la orilla del mirador.

- Tú te lo has ganado, puedes llamarme Kyo.

Escucho lo que ha hecho y trato de imaginarla en medio de un bosque perdido lleno de nieve. Me dice que pese a que le gusta el frío, ahora debe estar por aquí, y por supuesto que me intriga.

- ¿Y eso? ¿El asunto estúpido este del nefilim loco, Morgenstern?

El asunto de las guerras sí que me hace sentir orgulloso. Es en las guerras donde me brota lo patriótico.

- Pues después de pelear en la Segunda Guerra, ya no he peleado. Vamos, no iba a meterme en la guerra nefilim idiota y ahora menos. Digo, por loco desquiciado que esté el tipo loco Valentine, algún día se morirá, no me interesa. Y pues ya, me he dedicado a lo mío, me hice los piercings, nada así fuera de lo común. He desarrollado algunas pociones, nada fuera de lo normal.

Al parecer un gesto tan sencillo y en apariencia tan simple como dejar que me llame no sólo por mi nombre, sino por un diminutivo, es bien apreciado. Siempre es bueno tener contentos a los discípulos y más a una tan especial. Y sonríe bonito.

- Por ahora creo que es imposible ser tan bueno como el gran Magnus. Él fue mi mentor, pero he de decirte que no hace mucha magia oscura.

Recargo la espalda sobre el barandal del mirador.

- Siempre he estado orgulloso de ti, Xaminé. Quizá no te lo he dicho así con todas sus letras, pero lo estoy. Te enseñaré lo que quieras, es refrescante volverme a topar contigo.

Pregunto si vino por el asunto del nefilim loco y sonrío encantado por su expresión. Al parecer éramos pocos los que veíamos esto con perspectiva.

- En realidad yo lo analicé cuando surgió este tipo. Ya ves que no me llevo tan mal con los nefilims de Tokio, aunque es más una pantalla y porque al menos, respetan mi edad. Si lo analizas, Valentine en realidad sólo está llevando al extremo los preceptos de la Clave. Ya nos matan, ¿no? Y fingen que es por el bien de los mundanos. Al menos este loco sí admite que quiere matarnos por nuestra sangre demoníaca. Y pienso igual que él, la Clave necesita una buena limpieza, aunque no a su estilo. Pero de cualquier modo, no es nuestro problema.

Resumo lo que hice, pero me faltó un detalle importante y caigo en cuenta hasta que me mira los piercings.

- Ah y no sé si sabes, pero ahora soy el gran brujo de Tokio. Aproveché que después de la guerra nadie quería el puesto.

La pregunta sobre ser la única alumna me hace recordar mis celos de Magnus Bane. Ni sé cómo puedo seguirlo queriendo, ahora que prácticamente es el único sanador de nefilims del Instituto de aquí. Se rumoraban cosas no agradables de él. Y bueno, ¿qué podía decir yo? De mi parte eran celos, porque yo funciono por el principio de "un clavo saca otro clavo", al menos para los que realmente me vuelven loco.

- Eres la única. ¿Ves? Te lo dije, estoy orgulloso de ti. Ni siquiera he tenido otro discípulo, no uno de verdad. No soporto que quieran aprender a curar nefilims y a hacer hechizos de protección y sólo cosas estúpidas que puedes poner al servicio de los malditos nefilims. Sin mencionar que ya no hay inventiva, queremos sacar todo de los libros de hechizos y a nadie se le ocurre que alguien con imaginación lo escribió.

Ya me estoy poniendo quejoso.

- ¿Y qué tal los galanes?

Le hago un guiño y la lluvia pronto empieza a disminuir.

- En realidad empiezo a pensar que somos un grupo bastante selecto. Todos le tienen miedo a la Clave y a lo que pueden hacernos. Pero vamos, cualquiera medianamente competente sabe ocultar sus huellas, ¿no?

Era parte de mis lecciones básicas, porque aunque sí que he tenido roces con la estúpida Clave, han sido por desconocimiento cuando era muy joven, o por cosas ambiguas o hasta bobas. Mis fechorías estelares pocos las saben.

Admito que siempre he estado orgulloso de ella porque es cierto y porque siempre es bueno ver que pese a haber perdido el contacto con alguien, sigue siendo tan oscuro como siempre. Encima no lo parece, puede pasar por bruja blanca cuando quiera. Encima sonríe de un modo en que o no recordaba, o había intentado no recordar, o en verdad no había sonreído así antes. Recuerdo que cuando la conocí no pensé que fuera especialmente hermosa y despampanante, carece de esa belleza que atonta a los heterosexuales y a las mujeres con preferencia por las chicas, que poseen mujeres como mi madre o su bruja. Xami es más bien alguien normal que hace cosas extraordinarias, y por eso puede pasar desapercibida o darse a notar.

O sonreír así...

Le digo entonces que le enseñaré lo que quiera aprender. No habíamos llegado a la parte avanzada, pero podíamos hacer tanto, que no dudo en seguir con las lecciones. Su emoción es tal que la miro sin creer que lo haga, porque después de todo, es una mujer. En su momento he pensado que es su único defecto. Pero ahora no puedo pensarlo, uno no tiene que tomarse la relación mentor-alumno como lo había hecho yo.

Hablamos sobre Valentine, pero sólo como lo que es: una curiosidad. Es como ir al zoológico y ver una criatura extraña, aunque si lo veía con ojos de samurai o de militar, la cosa podía cambiar.

- Inmortalidad... todos los humanos quieren ser inmortales. Ni saben por qué, pero lo quieren. Podría ser, después de todo, todos esos son como mundanos, pero defectuosos. Y podríamos aprovechar. Verás, por lo que he indagado, cada cosa "mala" que pasa, se la achacan a él. Así que si a un brujo guapo e inocente se le ocurre invocar un demonio mayor, pues... asumen que fue Valentine. Son divertidos, los nefilims.

Me sostengo del mirador y de un salto me siento sobre el borde. Encojo una pierna y dejo caer la otra, sólo para cambiar de posición. Y entonces confieso que soy el Gran Brujo de Tokyo. Sonrío encantado porque ella lo apruebe, en realidad he llegado a lo más alto y no fue por andar de santurrón. En realidad fue por andar de patriota, pero a quién le importa.

- Gracias, gracias. Eso hace de mí, un mentor mejor. Ahora puedo cobrarte extra.

Hago un guiño, pero es en realidad una broma. Es cierto que pido ventajas de un alumno, pero normalmente pido cosas bastante tontas y sólo para sentirme a gusto. Xami me había dado compañía y muchas satisfacciones y tiene un modo encantador de halagarme. Hasta dan ganas de besarla a veces, aunque bueno, no va así en serio, nunca he besado una mujer.

Así que mi pequeña discípula es envidiosa...

- Con que no te gusta compartir mi sexy cuerpecito y mi gran cerebro... En realidad soy bastante exigente, por eso no había tomado un verdadero discípulo antes de ti, y por eso no he tomado otro. Eres demasiado genial, Xami, no cualquiera está a tu altura.

Pregunto por su vida amorosa, pero si la mía es saltar de flor en flor, al menos no me habían cambiado por un nefilim. Todos saben que los nefilims son lo más bajo en la cadena alimenticia, prefiero un mundano.

- ¡Qué asco! Aunque yo sí he estado con algunos nefilims, pero tienen que estar espectaculares y no los soporto por mucho tiempo. Prefiero un mundano. Quizá deberías hacer como yo, no te lo tomes en serio. Porque vamos, ¿cuántos hay que valgan para algo más en serio? ¿Que acepten y puedan amar tu parte oscura? Y vamos, somos mitad demonios, no vamos a ser lindos y protectores de los peluches.

Aunque... he hecho tonterías.

- Yo admito que la única persona que me ha gustado aquí ha sido un maldito nefilim. Pero así, sólo por capricho. Pero hay de todo en esta vida, mi adorada madre se ha vuelto lesbiana o algo por el estilo y está loquita por una bruja. Deberías probar.

Río divertido. Sería épico Xami dejando a los hombres y volviéndose loquita por una subterránea.

Hablando muy a mi estilo, le digo que no quiere compartirme, pero ella ¡se sonroja! Parpadeo varias veces y la miro, porque esto no es algo que haya visto antes. Me mordisqueo el labio y jugueteo con los piercings en un gesto más sorprendido y para admitir que esto fue bastante tierno y sobretodo, inesperado.

Xami me cuenta su experiencia amorosa y cómo la cambiaron por un nefilim, que me parecía realmente despreciable. Un mundano es para entretenerte, pero a un nefilim tienes que sufrirle esa maldita superioridad, y francamente, son horrendos. Yo sólo le recomiendo tomarse las cosas con calma.

- Te diviertes más y mira, en todo caso, existen muchas formas de relaciones. También hay quien puede aceptarte, pero no podrá entenderte del todo a menos que sea un brujo oscuro, y vamos, por culpa de la estúpida Clave uno no puede ir a ligar por las redes y poner "brujo oscuro busca". Y también puedes salir con más de uno a la vez, total. En este mundo moderno ya hasta inventaron las parejas abiertas. Vamos a vivir eternamente, hay que disfrutarlo.

Le cuento sobre mi madre, aunque hasta que ella habla, me doy cuenta que no es un tema que hayamos tratado antes. Tampoco habíamos tratado el tema de que le parece bien tener algo con una chica.

- Todos empezamos así.


Le hago un guiño, divertido.

- No te he contado de mi madre, es toda una telenovela. Mi madre nació humana, obviamente, pero se enamoró de mi padre demonio. Sólo que él era casado. Y bueno, mi madre terca enamorada, así que logró que un vampiro la convirtiera, pero pues obviamente mi padre jamás sintió algo por ella. Vivió amargada mucho tiempo, diciendo que era su maldición haber amado a un demonio y un montón de cosas de ese estilo. Y bueno, hace unos años, como cien tal vez, se enamoró de una bruja.

Yo, enamorado. Suspiro.

- Dos veces. Pero ya tiene mucho tiempo. ¿Tú?

Afortunadamente el tema no dura mucho. No hablo de estas cosas sin alcohol en el sistema. Y cambiamos a un tema mucho más agradable. Lentamente, mi expresión se torna hambrienta y maquiavélica mientras empiezo a sonreír. Ahora estábamos hablando de buenas cosas.

- Un demonio mayor... Esa es una gran fechoría, guapa. Ya lo haremos. Tendré que enseñarte primero la teoría, estas cosas no se hacen a la ligera, porque es cansado y porque intentará ir contra ti. Pero claro que te enseño y encontraremos un buen momento para invocar uno.

Será tan genial... Ya puedo saborearlo.

- ¿Qué tal si nos vemos mañana? ¿Tienes dónde quedarte?

Mi madre era telenovelesca, para qué negarlo. Además se enoja a la velocidad de la luz, pero se había vuelto muy interesante desde que la convirtieron. Y bueno, es mi madre, aunque no la vea tan seguido, sí que la quiero.

Agradezco que no pregunte por el amor, particularmente desde el chasco de hace un par de días con el maldito idiota tan increíble de Magnus Bane, que nunca voy a poder sacarme del corazón, como no me saco a mi maldito licano. Jodida vida sentimental, jodida herencia sentimental.

Pasamos a mejores temas: invocar un demonio mayor. Pero Xami es impaciente, en eso es igual a mí.

- Lo sé, y la teoría excesiva apesta, pero sin teoría, puedes morir. Ahí es cuando las cosas cambian. Y bueno que aquí tenemos un Instituto apestoso pero propenso a echarle la culpa al señor Morgenstern, así que creo que podemos invocarnos un buen demonio y echarle la culpa. ¿Qué te parece?

Xami se sujeta el cabello mientras yo tamborileo los dedos sobre mi rodilla y le pregunto si tiene dónde quedarse.

- Sí, me conseguí una casita, así modesta pero minimalista y moderna, con un sótano para hacer fechorías y un par de cuartos de huéspedes. Uno ocupado por mi nueva esclava mundana y otro libre. Te lo presto en lo que consigues un lugar, si quieres.

Mi hermosa discípula sigue siendo tan inteligente como siempre.

- ¡Exacto! Mira, todos los nefilims están duro y dale con que Valentine y que Valentine esto y todo el estúpido Valentine. Y descuidan todo lo demás. Y tenemos que aprovecharlo.

Le cuento sobre mi casa y la invito a quedarse. Digo, ¿por qué no? Había aceptado a Evan en parte por soledad y en parte porque me encanta la idea de corromperla y en menor medida por lo que hace como mi esclava, aunque no tener que cocinar ni comer siempre lo mismo es simplemente fabuloso. Pero con Xami era diferente, sí me siento responsable por ser su mentor y quizá quiero ser responsable como lo soy con los brujos y brujas de Tokyo. Es una cuestión personal, quizá aquí desbordo mi instinto paternal, si es que existe.

- Bueno, no es un lugar antiguo y formal y gigantesco como mi casa en Tokyo, pero me gusta. Quizá debiste buscarme, en serio que puedo ayudarte hasta con tonterías como esa. Ser tu mentor no sólo significa enseñarte toda la magia oscura del mundo. Y puedes tardarte lo que quieras, no me pesa tenerte en casa, todo lo contrario, me encantaría y puede ser muy divertido.

Le sonrío, pero pronto se vuelve a sonrojar. ¿Por qué se sonroja? Tampoco es como si hubiera hecho algo impresionante, ¿o sí?

Y tampoco es para que la mires como idiota, Nightshadow, es una mujer.

Me bajo y me acerco a ella.

- Cerca, muy cerca... hagamos un portal.

Aprovechando que nadie en su sano juicio se acercará por la lluvia, creo el portal aquí mismo en el mirador y cruzo con Xami.