A vos te conocía con marcas | Flashback 2010 (Beatriz S. Lockwood)

De a poco iba oscureciendo en Idris, el sol caía produciendo un poco de sombra en los árboles y en el bosque parecía que todo era más oscuro que como era en el lago o cualquier otro lado. La humedad lograba pegarle el traje al cuerpo, había llovido a la mañana, pero en el bosque parecía que recién había terminado, eso lograba fastidiarlo y el hecho de que sus botas se llenaban de barro y estaban limpias. Pero deseaba ir al bosque por lo que simplemente ignoro esa molestia lo mas que pudo.

A Jace siempre le gusto el bosque, en realidad Idris en general, lo hacia recordar a su infancia, a su padre a su vida con él. Lo echaba de menos, aunque no quiera admitirlo, por más que haya sido super estricto con sus enseñanzas, siempre lo hizo por su bien, y no lo culpa, después de todo aprendió muchas más cosas que el resto y siempre logro ser mejor.
Sabía que en el bosque estaría tranquilo, por más que haya casi siempre submundos, nunca se metían con él, aún con catorce años, Jace era producto de varios comentarios, ya casi no hablaban de que su padre murió ante sus ojos, ni cosas por el estilo, sino simplemente que era bueno y es un comentario suficiente para saber que podría matarte sin importarle nada. Eso le alegraba, por lo menos estaba ganando un poco de respeto, aunque le gustaba involucrarse con los submundos, con los "traidores" como le decía su padre, a algunos no los veía como traidores, sino como simples submundos.

Caminando, saco su piedra de luz para guiarse un poco más y meterse más al fondo, pudo escaparse de los Lightwood, diciendo como excusa que salía a dar un paseo, Alec había insistido en ir con él, y le costo media hora de charla para convencerlo que no y eso estaba bien para Jace, por más que Alec se enoje como lo hace cuando sabe que podrá meterse en problemas, a veces necesitaba estar solo.

No había hecho más que cuatro metros cuando sintió la presencia de alguien más cerca de él, no sabía quien era pero estaba mas o menos cerca. —¿Quien está ahí? —Preguntó alto y claro, sacando un serafín a relucir luego de pronunciar su nombre en voz baja, lo mantuvo fuerte en su mano a la altura del pecho, mientras buscaba a alguien cerca de él.  

Jace quedó mirando a los hombres que aparecieron de la nada, elevo una ceja sin entender demasiado. Era la primera vez que hacia una pregunta como esa y está era respondida por alguien, siempre fue de las personas que pensaba que había preguntas que no tienen que ser respondidas, está era una. Si él está siguiendo a alguien y ese alguien se da cuenta que lo están siguiendo y pregunta "¿Quien está ahí?" Jace, no respondería, tendría más cuidado en no ser visto e intentar creer que la persona piense que fue una falsa ilusión producto del silencio y la falta de ruido.

Pero si esas personas tenían malas intenciones con el joven rubio no lo demostraban en absoluto, pero era desconfiado por naturaleza. Su padre había insistido en no confiar en los submundos porque podían traicionarte, siempre lo recuerda y cree nunca olvidarlo. Pero Jace no es su padre, y aunque no confíe del todo, les tiene alguna clase de aprecio - respeto a demás de cierta atracción. —¿Y qué quieren que haga? ¿tiro flores? —Preguntó irónicamente —Oh esperen, creo que lo mejor seria la sangre. ¿No? —Siguió con el mismo tono, asegurándose está vez de tener el serafín bien apretado entre sus dedos a la altura de su vientre. No iba a bajarlo tan fácil.
—¿Y donde está vuestra amiga chupasangre?— Preguntó luego de unos minutos.

—No se —Dijo sinceramente cuando los licántropos hablaron sobre las alarmas —No estaba prestando atención —Se excuso encogiéndose de hombros caminando detrás de ellos, sabía que no habían visto su gesto pero tampoco le importo. Se quedo todo el camino pensando como los licántropos no habían acabado todavía con la vampiro, tenía entendido que eran enemigos a muerte y que cuando estaba uno los otros se iban o al revés. Tal vez habían hecho una especie de acuerdo o trato, pero no iba a preguntar tampoco porque tendría que fingir que está interesado en el tema y solo fue un interrogante en su cabeza.

Seguían recorriendo parte del bosque y cada tanto Jace volteaba pensando en que alguien estaba mirándolo o que pronto lo atacarían y quería estar atento a pelear en cuanto sea necesario. Luego de unos minutos llegaron hacia un grupo de Licántropos, que seguramente eran los miembros de la manada de los otros dos que iban a adelante de él. Lo miraron como un bicho raro y Jace los miro igual, tenía catorce años pero no iba a demostrar una vulnerabilidad, ni siquiera eso de ser un joven nephilim sin siquiera llegar a la mayoría de edad.
Los licántropos murmuraron algo de que Jace se encargará de ella, que no era su jurisdicción y se marcharon en dos segundos. Él miro hacia atrás para ver si alguien más estaba con él y luego hacia el cuerpo casi sin vida de la mujer.

Se acerco más a ella hasta estar enfrente y se agacho, la observo un momento y no pudo evitar verle cara conocida, antes la había visto, claro que si. Pero no en persona, sino por fotos, siempre le había parecido bella, y lo era en efecto, hasta al estar muerta y tener colmillos  largos y horribles, seguía siendo bella, sumando a la forma en la que un submundo podría serlo, o para él lo era, el hecho de no ser como Jace, ser distinto y ser odiados por su padre, él tendría que odiarlos pero no podía hacerlo con varios, debe ser como un acto de rebeldía hacia Michael o hacia todos aquellos que decían que eso no se podría hacer.
Guardo el serafín en su lugar y se acerco aun más a la mujer, moviendola un poco para ver si hacia algún gesto o algo ya que parecía media muerta. Se puso a pensar como podría hacer para que la mujer no muera, "bueno, ya está muerta" le dijo una voz en su cabeza. Algo tendría que hacer, no podía dejarla allí a que todo acabe, ni podría permitirse la idea de que esa belleza deje de existir.

Se dio vuelta buscando algún animal que matar, le costo más minutos llegar hasta una ardilla, la agarró y la llevo hasta la mujer, durmió al animal con un golpe en la cabeza y comenzó a arrancarle el pelaje que tenía en el cuello, luego hizo un tajo en el mismo lugar y cuando empezó a salir sangre, la coloco sobre la boca de la mujer vampiro para que así bebiese —Es lo mejor que te pude conseguir— susurro excusándose mientras le apartaba el cabello del rostro con la otra mano.

La observo beber de la sangre del animal que el sostenía con ambas manos y luego musitar las palabras de agradecimiento, que solo lograron una leve sonrisa en Jace y un asentimiento de cabeza un poco lento. Si lo viera su padre probablemente se enojaría, por ayudar a un submundo, a un traidor. Pero no puede luchar con su genio, a él la idea de dejar morir a una persona inocente le importaba, por más que se muestre como una persona fría y calculadora.

Luego de ver que la mujer estaba mejor y que este recompuesta retiro el animal y lo lanzó lejos, ya no servia más. —Está bien, para mi —Dijo limpiando su mano manchada de sangre  con el pasto del suelo. No le importaba la idea de deudas y cambio de favores y todas esas cosas. Tenía la firme idea de que si uno quería hacerle un favor a otro tendría que ser porque quiere y no porque una maldita deuda así lo diga. Pero así no se manejaban las cosas, por lo que solo volvió a asentir sin darle demasiada importancia.  

Ella también le vio cara conocida a él, por lo que si, probablemente haya sido ella la joven de las fotos que vio cuando era pequeño —¿Eras Nephilim verdad? —Preguntó directamente mientras acomodaba su cabello hacia un costado. —Beatrice... —Murmuro, ahora tal vez tendría nombre la chica de las fotos —Soy Jace —dijo seguro —Jace Wayland—

Asintió cuando escucho el nombre de la chica, el apellido de su marido y el nombre de sus hijos. Tenía una vaga idea de quienes eran, los nephilim, la mayoría se conocían, más cuando se juntaban con la Clave y todos los menores quedaban solos, entonces había tiempo de socializar o simplemente verlos y saber como se llamaban porque conocías a sus padres o porque eran "amigos" de la familia. A los Prior los vio en Idris un par de veces que tuvo que ir con los Lightwood. Le gustaba estar en Idris, de cierta forma lo hacia acordar a su hogar, a su padre; nada se comparaba con ese lugar.

—No hablo con sus hijos, Beatriz, no sabrán de esto —Dijo tranquilo asintiendo. Sabía porque no quería que sus hijos no sepan, tenía 14 años, era joven pero no boludo y entendía la mayoría de las cosas, una de las ventajas de haber sido criado por su padre es que le enseñó a ser más perceptivo, sabía cuando hablar y cuando no. Pero él le dijo que no tenía que confiar en los submundos y Jace confiaba en ellos de una forma distinta. Tal vez porque Michael no está más para vigilarlo o porque haya sido "prohibido" y él tiene cierta inclinación a lo prohibido. —Hace un par de años estoy con ellos —Le confirmó con el movimiento de cabeza.

Luego desvió la mirada hacia los arboles del bosque y siguió hablando —Te traeré otro animal —No dejó que ella respondiera, podría decirle que no y él sabía que necesitaba de esa sangre por más que se niegue. Fue un par de metros lejos entre los arboles y buscó otra ardilla, está vez la llevo viva hasta donde estaba Beatriz, la durmió con el golpe en la cabeza, comenzó a sacarle el pelaje del cuello, lo abrió y se lo dió para que vuelva a beber.

Observo detenidamente a la mujer beber sangre, siempre le gusto o le llamo la atención todo lo referido a ese mundo de personas "traidores", tenía cierta debilidad por saber más y más. Por eso, simplemente no aparto la vista de Beatriz, quería verla beber sangre, desfundar sus colmillos y alimentarse. Le gustaba en cierto punto todo eso. —Bueno.... —Dijo encogiéndose de hombros —Debe ser porque hace poco sos chupasangre, con el tiempo te acostumbrarás a morder cuellos ajenos —Comentó asintiendo con su cabeza —El de un bisnieto, o tal vez tu tatara tatara nieto, el tiempo no es algo que te falte de todas formas —Comentó haciendo una mueca sonriendo de lado.

La inmortalidad a Jace no le preocupaba, a veces veía increíble la idea de vivir por siempre, más gente que admire su belleza. Pero ser un nephilim le gustaba, llevar runas en el cuerpo, ver las que llevan tiempo como marcas de batalla, el serafín en sus manos, apretarlo o clavarlo. Eran cosas cosas que le gustaban demasiado y sabía que la inmortalidad eso no se lo daría, solo estaría rodeado de chupasangres que necesitan de la sangre para vivir, a demás de ser una gran decepción para su padre, más de lo que estaba siendo al mantener con vida a la joven vampiro.

—¿Querría qué? ¿Traerte sangre? —Preguntó al sentir la voz de la chica retumbar en sus pensamientos haciéndolo volverlo a la realidad. —No veo porque negarme a eso —Dijo tranquilo mientras se tiraba el cabello hacia un costado. Lo tenía un poco más largo de lo común, siempre tuvo el cabello corto pero ahora estaba crecido y le gustaba sentirlo así, rozando sus hombros, cayendo hacia adelante. A demás podría ser productivo ver a la chica más de una vez, podría seguir aprendiendo sobre los submundos y su vida que tanto llamaban la atención de Jace, podría notar como siempre está igual y por más tiempo que pase siempre lo estará

Podía decirse que Jace había tenido un momento de confianza hacia la mujer vampiro, se había desconectado de la realidad donde estaba para ir con su mente a vagar por los oscuros lugares de sus pensamientos. Su padre posiblemente este revolcándose en las cenizas molesto por esa actitud de su hijo, y porque está hablando con una mujer vampiro, traidora porque prefirió vivir a morir, y todavía no la mato. Como si fuera que Jace alguna vez podría matar a una mujer que hace minutos atrás estaba por morir sola. Podía ser muchas cosas pero eso, nombre que tenga, no era.

Pero absorto en sus pensamientos le llegó el contacto con la mujer, se maldijo pues pensaba que ya iba a morir, ni siquiera podía llegar a sus cuchillos con rapidez sin que ella le esté clavando los colmillos. Tal vez su padre tenía razón y no había que confiar en ellos, había que matarlos como cucarachas... No paso nada y la voz de la mujer retumbo en sus oídos "no pretendía atacarte", lentamente sintió un color volver a su rostro, posiblemente haya estado igual de blanco que ella, nadie quiere morir a tan corta edad con tanto que vivir. El escalofrío recorrió el cuerpo de Jace cuando sintió la mano de la mujer correr su pelo y la voz susurrando en su oído. "¿Acaso eso es legal? pensó. Se obligo a moverse pero no podía, tal vez su cuerpo no estaba dispuesto a dejar ir la sensación que genero la joven en él.

Solo se limito a asentir con la cabeza —Si —Dijo tranquilo —¿Vos confías en mi? —Le preguntó dándose vuelva para mirar a la mujer. Le gustaba mirar a las personas cuando hablaba con ellas, de esa forma podía medir si decían la verdad, mentían u ocultaban algo a demás de sentir una cercanía más directa con ella. Sumado al hecho que es submundo y creció toda su vida aprendiendo a no confiar en ellos. Quería estar seguro si ella ocultaba algo.

Si no fuera porque él desconfiaba de casi todas las cosas podría haber creído en la joven vampiro que tenía enfrente, pero era desconfiado, ella no tenía la culpa, él lo sabía, lo culpaba a su padre de haberlo criado tan así y hacer que no confíe en casi ninguna persona, aunque sabía que era por su bien. Tampoco es que ella confiara un cien por ciento en él, como él con ella, recién se conocían y por más que Jace la haya alimentado y salvado la vida una vez no había otro motivo por el cual se pueda confiar en el otro.

Asintió al escuchar las palabras de la mujer, después de todo sabría que diría eso. Pero presto mayor atención a sus ultimas palabras, no le sorprende, él pensaba lo mismo y si ella no lo decía seguramente lo dirá él, siendo nephilim y menor de edad tiene muchas más complicaciones que las que ningún otro nephilim mayor de edad tenga, a demás de ser simplemente Jace.

—Por supuesto. Me parece lógico. —Dijo tranquilo asintiendo. Podía pensar en muchas cosas a la vez, casi todas se relacionaban con que si ella sería fiel a su confianza o si Jace podría serle fiel a la suya, todo dependía de ellos mismos más que del alrededor y todo quedaba en la confianza, en algo que el rubio nunca tuvo hacia el resto pero que tendría que aprender a ganar. —Te hago una pregunta... así como para conocer mejor a la persona con la que acabo de hacer un trato... —Comentó haciendo una mueca —Quien te convirtió en vampiro ¿Sigue "viviendo"? —Dijo esto ultimo haciendo las comillas con sus dedos en la palabra viviendo, los vampiros no vivían, estaban muertos y por esas maldiciones de la vida tenían la desgracia de seguir en la tierra, fríos, eternos y con la única posibilidad de seguir "viviendo" bebiendo sangre.  

Escucho con interés la historia que la mujer vampiro contaba, parecía quitada de esos libros para pequeños donde todo es caos y cosas terrible, pero la protagonista logra salirse con la suya sobreviviendo de una extraña manera acabando con los planes de todos los que la quisieran ver muerta, riéndose en su cara, capaz de arruinar todo plan de "los villanos". Le gustaba esa historia, le gustaba que haya decidido seguir con una especie de vida solo para complicarle la vida a quien quiere verla muerta. —Eso suena interesante... —Admitió con cierta duda, ya que no sabía cuales eran los pensamientos de aquella mujer —Eres como un grano en el culo de tu ex marido, ¿no es así? —Dijo reflexionando un poco —Le debes la vida, de cierta manera a quien te salvo, nunca es bueno quedar en deuda con la gente... —Dijo pensando más en él que en ella. Nunca aceptaba favores de nadie, ni pedía auxilio simplemente por el motivo de no andar debiendole nada a nadie.

Siempre pensó que los favores que uno haga tenían que ser de verdad y no porque una vez te salvo la vida o hizo tal o tal cosa por uno mismo. Esa especie de desinterés hacia el otro, de desprecio no iban con él y su teoría de no aceptar favores. Pero Jace podía con todo, o casi todo, eso pensaba, nació para estar solo y poder hacer todo solo, por eso no se imaginaba en la situación de Beatriz, no le gustaría estar así, hubiera preferido morir, claro pero él era joven, no tenía hijos y el orgullo de ser un Nephilim y llevar marcas era mucho más grande que cualquier cosa.

—Creo que tengo que irme... —Comentó mirando a su al rededor, notando como oscurecía cada vez más y sabiendo que si no aparecía, Alec se metería en el bosque y no pararía hasta encontrarlo —Yo... nos veremos pronto, sabes como encontrarme, calculo... —Dijo con cierta duda en su voz. —Hasta luego —Se dio vuelta dispuesto a irse lo más rápido posible, no quería que Alec lo viera hablando con ella, podría hablar de más o incluso impedir que mantengan el contacto.

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