Alison Dennings

Algo orullosa y un poco supersticiosa, detesta a los vampiros, ya que ellos mataron a su madre. Ella fue mordida, mas nunca ha dicho como y los de la manada no le preguntan.

Es una chica con carácter, dura de pelar. En cierto modo, es una persona difícil de tratar, tienes que ser muy de confianza para que ella no se muestre recelosa y evasiva. Si te metes con ella se pondrá a la defensiva, no va a dejar que la humillen. Odia que le digan que es una debilucha, porque ella sabe que no lo es, es fuerte y luchadora, tanto psicológicamente (por eso no se derrumbó cuando se convirtió en licántropo) como en los demás aspectos. Si te ganas su confianza y su amistad, tendrás una gran aliada y amiga, porque para ella los lazos amistosos son muy importantes. Siempre protegerá a sus seres queridos a capa y espada, porque no dejará que nadie los dañe mientras esté en su mano ayudarles. Es cabezota y persistente, cuando se le mete algo en la cabeza es casi imposible que se rinda o desista ante un objetivo, a menos que tenga una buena razón para ello, es decir, que alguien o algo le de razones para hacerle pensar que seguir intentando algo es incorrecto.

Es un tanto orgullosa, es difícil que dé su brazo a torcer y le cuesta disculparse cuando se da cuenta de que se ha equivocado, pero acaba haciéndolo si considera lo suficientemente impotente a la persona a la que debe pedir disculpas. Al final acaba reconociendo sus errores, pero al principio le resulta complicado hacerlo, como si pensara que, de dar su brazo a torcer, la humillarán.

Normalmente no le importa lo que piensen de ella, al menos no le importa si no es gente que le interese. Es una muchacha algo supersticiosa: cree que el número trece le da suerte (y no lo contrario) y los gatos negros también, de hecho, tenía un gato negro como mascota hasta que murió. Es rencorosa, pero no suele llegar a la venganza. Sin embargo, si alguien le hace una ofensa, dependiendo de su gravedad, costará más o menos que deje de sentir rencor.

Si hay algo que detesta son los vampiros. Los odia indiscriminadamente por lo que le hicieron unos años atrás. No se lleva mal con los miembros del grupo de licántropos en el que está, pero, como acaba de entrar, aún no tiene mucha confianza con ellos. Eso sí, se lleva bastante bien con Marcus y hasta se siente atraída por él, pero es demasiado orgullosa para aceptarlo, por lo que se lo niega a sí misma constantemente.

Alison nació en un hogar modesto pero acogedor. Su madre, una ama de casa que daba clases de piano, pasó el embarazo y dio a luz sola. A pesar de las aparentes dificultades, a Alison nunca le faltó nada, incluso tuvo un gato negro como mascota, pero su madre la crió para que no fuese caprichosa.Así, Alison vivió una infancia feliz junto a su madre. La pequeña demostró su amor por la música a los cuatro años, así que su madre comenzó a enseñarle a tocar el piano.

A los siete años, Alison ya era muy buena tocando el piano y siguió haciéndolo como afición. A más edad, su madre consideró que debía decirle al fin qué había pasado con su padre: había muerto poco después de que ella se quedara embarazada. A Alison le dio pena escuchar aquello, pero no le produjo un trauma ni le fue difícil superarlo, porque nunca conoció a su padre. Juntas pasaron buenos años y, en el colegio, Alison sacó buenas notas, si bien no hizo amigos debido a su forma de ser. Era retraída y tímida, así que no se acercaba a la gente y los demás tampoco se acercaban a ella, sólo se sentía cómoda con su madre.

Cuando llegó al instituto, las cosas con respecto a sus relaciones sociales no cambiaron. Incluso supo que la gente murmuraba cosas desagradables sobre su vida, como que su madre y ella vivían en una cueva, o en una casucha sucia. Esto hizo que se volviese algo arisca con la gente en general. Dejando todo eso a un lado, todo iba bien para ella y para su madre, que era lo más importante del mundo para Alison hasta aquél... horrible día.

El día que la marcó se presentó como uno normal, aunque su madre llevaba días comportándose de manera extraña, pero, cuando llegó la noche y su madre se despidió de ella hasta el día siguiente, Alison oyó que alguien tocaba en la puerta. Se levantó de la cama y salió de su habitación para ir a la puerta, donde su madre comprobaba por la mirilla quién era. Cuando la vio allí, sus ojos se abrieron desmesuradamente. Fue hasta ella con rapidez y le urgió para que fuera con ella hasta su habitación (la de su madre), en la que abrió un pequeño hueco en la pared cuya existencia Alison desconocía, y le dijo que se metiera allí y que no saliera por nada del mundo.

Alison comprobó que aquello era una especie de habitación del pánico, sólo que era demasiado pequeño, pero tenía algunas chocolatinas energéticas y una botella de agua, además de una pequeña pantalla que mostraba la entrada de la casa. Se extrañó, pues no sabía que su madre tenía dinero para instalar aquello, y mucho menos que tenía una cámara en la casa. Vio cómo abría la puerta y un hombre entraba; su madre retrocedía, asustada; por la puerta aparecieron más personas y el primer hombre se abalanzó sobre su madre. Alison la oyó gritar a través de la pared y se llevó las manos a la boca, ahogando un grito. Sintió ganas de salir de allí pero decidió obedecer a su madre y se quedó donde estaba.

El hombre dejó caer a su madre al suelo y Alison se echó a llorar mientras aquellas personas desaparecían de su visión a través de la cámara. Tiempo más tarde vio que aquellos desconocidos abandonaban su hogar, pero no quiso salir, aún siguiendo la orden de su madre, temía que fuese una trampa. Pasó allí cuatro días, aguantando a base de las chocolatinas y de racionar el agua. Al quinto día, mareada y debilitada por la deshidratación y el hambre, no vio cómo aquel hombre que había atacado a su madre se introducía de nuevo en la vivienda acompañado de dos hombres más. Se dio cuenta cuando oyó un ruido procedente de la cocina y, entonces, un golpe sordo en la pared que escondía el hueco la hizo gritar. Oyó una voz que la llamaba con burla para que saliera y la pared se apartó y la dejó al descubierto.

El hombre sonreía con suficiencia y tiró de sus tobillos para sacarla de allí. Alison chilló y pateó al hombre con la pierna libre para intentar que la soltara, pero no sirvió de nada, la atrapó contra la pared que abría hacia el hueco y se acercó a su cuello. Y justo cuando sintió el aliento de aquél hombre en su piel, se oyó un gruñido y la presión del hombre contra ella cesó. En su delirio aún pudo ver unos lobos enormes saltando sobre aquellos hombres. Después se desmayó.

Despertó poco después, pero aún debilitada e incapaz de siquiera levantar la cabeza. Un hombre se presentó a su lado y la tomó de la mano con una sonrisa nostálgica. Le dijo que al fin la tenía a su lado y que tenía que ayudarla, que estaba demasiado débil. Alison descubrió, por palabras de aquél hombre, que él era su padre. Pocos días después, también supo que los que habían asesinado a su madre eran vampiros y que su padre era un licántropo. Al final, aunque ella se negó, su padre la mordió, convirtiéndola en licántropo.

Pasó un tiempo con él y su "manada" en contra de su voluntad, pero huyó cuando vio que las cosas que hacían no eran "buenas". Además, para ella su padre no era su padre, nunca había estado con ella y había aparecido de repente. Así, acabó encontrando a Roderick y los demás, y se hizo un hueco en la pequeña "familia", aunque no les ha contado mucho sobre ella todavía.