Gravitation [Clary Fray]

Esta no ha sido mi semana. Echo en falta a mi esclava mundana, pero a cambio tengo algo mucho mejor. O alguien, mejor dicho. Sin embargo mi querida discípula me ha traumado tanto que estoy recurriendo a todos mis pasatiempos. El problema era cuando los mezclaba. Anoche arruiné un precioso manga de mi colección.

Necesitaba pintarme las uñas, y a mano, porque necesitaba sentirme como yo mismo y esta es la única mariconería descarada que hago, pero me gusta. Y en todo caso, los rockeros heteros también se pintan las uñas. Así que me senté en la sala, con uno de los tomos de Gravitation y todo iba bien, hasta que usé el bote abierto de barniz negro como separador y por supuesto que se chorreó. Grité como loco, ¡mi hermoso manga! ¿Qué rayos iba a hacer ahora?

Después de lloriquear, despertar al gato y terminar de pintarme las uñas, recordé esa tienda otaku donde logré que me trajeran un CD la otra vez. Soy capaz de hacer un portal directo al centro de Akihabara para reponer mi manga, pero puedo intentarlo en esta tienda.

En cuanto se me secan las uñas, subo a mi moto y conduzco a toda velocidad hasta la tienda. Al entrar me reciben las miradas otakus de "oh, un japonés, kyaaaa", pero las ignoro y voy directo a la sección de manga. Existía en inglés, supongo que me bastará por hoy.

No había hecho esto desde que se inició toda esta locura de vampiros, demonios y cazadores de sombras, y la verdad, lo necesitaba... pasar simplemente por una tienda de manga a ver las novedades.
Hubiera preferido quedar con Simon tranquilamente, como solíamos hacer, tomar algo en la cafetería y luego venir a echar un vistazo, pero iba de vuelta a casa de Luke, tras terminar de ayudarle a cargar la furgoneta con las cosas del apartamento que había tenido con mamá. Al terminar iba todo tan lleno que ni yo cabía dentro, así que preferí ir andando a descargar parte y tener que hacer dos viajes.
Apenas pasé por esa tienda otaku, no pude resistirme y entré. Era agradable poder sentirme de nuevo una chica normal, llevando mis vaqueros desgastados, las deportivas de siempre, una de mis camisetas de algodón amplias, en este caso con el dibujo de una chica anime de pelo rosa, y la chaqueta vaquera por encima. Era de nuevo yo, Clary, una chica normal, con ropa normal, en una tienda otaku normal... ¿qué más podía pedir?
Eché un vistazo a alguna de las estanterías, hasta que al parecer empecé a escuchar algunos grititos de grupie histérica, mirando hacia la puerta. Acababa de entrar un japonés claramente prototipo cantante J-Pop. Es cierto que era guapo, pero yo nunca he sido de ese tipo de chicas que parece que solo tienen la cabeza para hacerse la permanente, así que me encogí de hombros, sin darle mayor importancia, al verle normal de lejos, y cogí el primer tomo que tenía a mano, para echarle un vistazo. En la tapa ponía "Angel Santuary". Muy apropiado ahora que se supone que tengo sangre de ángel...
Lo abrí con curiosidad, y apenas leí un par de cosas, se me abrieron los ojos como platos. Los protagonistas parecían ser dos hermanos que estaban liados.
Resoplé bastante incómoda, cerrándolo de golpe y devolviéndolo a la estantería, murmurando con las mejillas algo coloradas.

- No fastidies...

Está claro que fuese a donde fuese, mis pensamientos terminaban de una u otra forma en Jace.

Llegar a la tienda me había calmado un poco, aunque sigo claramente alterado. Kyo no bakka! ¿Cómo se te ocurrió pintarte las uñas frente al manga abierto? Porque ahora que recuerdo, ya me había pasado algo parecido, pero como fue con un tomo de Fruits Basket y francamente, no me gustó, ni me había importado. Esa vez me cerré el manga en las uñas con barniz fresco. Pero Gravitation sí que me gusta, maldita sea.

Ignorando las miradas y los comentarios, voy a la sección de manga y empiezo a buscar como desesperado, pero no ha pasado ni un minuto cuando una chica de al lado pareciera haberse topado un yaoi cuando buscaba un shojo. Miro el tomo que acaba de devolver, en un grupito de tomos grises que rezan Angel Sanctuary. Sonrío de lado, divertido.

- ¿No te gustó? No es malo, pero hay mejores.

Continúo rebuscando en el maravilloso espacio donde la otra vez me compré otro shonen-ai, pero entonces me detengo. Vuelvo a mirar a la chica. Hay raro en ella, algo que pareciera hablarle a mi sangre de demonio y amenazarla con un cuchillo serafín. O bueno, no literalmente por supuesto, pero tiene esa mala vibra horriblemente repulsiva de los odiosos hijos de Raziel. Explicaría que quiera leer Angel Sanctuary, porque explicaría su expresión al ver al Raziel de ahí.

- Oh, ya entiendo, no te gustó ese Raziel.

Pero espera, Kyo... no tiene marcas. Miro sus brazos, la camiseta tan graciosa que deja verlos, sus manos y su cuello. Espero no haberlo arruinado, aunque mi comentario es bastante inocente. Puede haber otros Razieles seguramente.

Dejo de mirarla y vuelvo a la estantería. Me fastidio porque claro que yo quería encontrar lo que busco en medio minuto para recuperar la tranquilidad y la armonía personal. Bien, ni que fuera mundano para buscar al estilo humano. Con un dedo de la mano izquierda, escribo el kanji para camino (michi): 道, sobre una de las orillas de la estantería, haciendo un hechizo sutil para encontrar lo que quiero sin tener que invocarlo y que sea más obvio. La chica de al lado puede ser una mundana real y ya tengo ese rubio idiota siguiéndome la pista.

Sonrío y miro hacia el grupo de manga de la parte de arriba. Ahí está, el precioso tomo que sustituirá al que arruiné. Bien, ahora puedo curiosear a gusto.

Fue dejar el tomo y la voz de un chico me hizo volverme, para darme cuenta de que era el japonés que acababa de entrar quien me estaba hablando. Noté algunas miradas de desprecio por algunas de las chicas que había por el fondo de la tienda, aunque lo ignoré, encogiéndome de hombros y respondiendo al chico con una leve sonrisa amistosa.

- No, es solo que... me recordó algo que estoy intentando evitar últimamente. Nada más.

Me pareció ver algo raro en sus ojos, pero de inicio no le dí mucha importancia. Mucha gente usa lentillas llamativas de colores, sobre todo los cosplayers, y obviamente los japoneses son los mejores en ese terreno.
Pero entonces su comentario me dejó bastante descolocada. ¿Acaso podría ser...? Bueno, ahora que le miraba bien, se daba un aire al estilo de Magnus Bane, y sus ojos...

- Bueno, no es que le conozca en persona... aunque creo que en los cuadros no parece tener versión manga.

Comenté un poco confusa de inicio, pero entonces me pudo la curiosidad y le pregunté algo más directa, pero acercándome un poco, para hablar en voz más discreta.

- Oye, tus ojos... ¿llevas lentillas o algo? Es que me recuerdas mucho a alguien que conozco. Se llama Magnus Bane, ¿te suena?

Comenté, esperando ver su reacción. Supongo que la gente normal no lo conocerá, así que, si es algo sobrenatural, Se dará por aludido. La verdad, hasta el momento, salvo por los vampiros, el resto de supuestos "subterraneos" que había conocido, como Magnus o la manada de Luke, eran bastante agradables. Quizá no estaría mal conocer a alguien más fuera de lo que ahora era su círculo habitual.

Levanto una ceja al escuchar que el manga no la escandalizó por Raziel, ni en realidad tampoco por el asunto de Setsuna. Aunque por supuesto que ahora siento curiosidad, y tendré que ver de qué modo cobro venganza por ello.

- Ya... Algunos como que sí, como Roma nii-chan de Hetalia. O bueno, no sé.

Hago mi hechizo y pronto, puedo tomar de la estantería el tomo que buscaba. Incluso sonrío, congratulándome como si lo hubiera dibujado yo. A veces es bueno conocer hechizos sutiles que no te hacen peligrar como sacar chispas o la magia elemental.

La chica se me acerca y me toma por sorpresa al hacerlo, pero nada a comparación de su pregunta. No por las lentillas, por supuesto, ya que como no me oculto tras glamour, es lo que todos los mundanos piensan, sino por Magnus.

- Es mi novio.

Tras unos instantes de pausa dramática, río. Lo cierto es que ni siquiera sé si alguna vez él y yo fuimos algo como eso. Era una época y un momento en el que esa palabra era una estupidez. Creo que "amante" era una mejor palabra, pero de eso hace ya como 150 años quizá. Le hablo igual de discreto esta vez.

- Es broma. Sí que me suena, el Gran Brujo de Brooklyn. Fue mi mentor. Y tú, eres un caso curioso, ne?

Había que darle crédito si en verdad es nefilim, porque quizá la falta de marcas es lo que la hace amable. Normalmente se me acercan quejándose, protestando o con un cuchillo serafín. Le tiendo la mano a la chica.

- Kyosuke Nightshadow, Gran Brujo de Tokyo. Encantado de conocer a alguien que no desenfunda un cuchillo serafín al verme.

Le hago un guiño, aunque no es del todo cierto. No me llevo tan mal con los del Instituto de Tokyo, quizá porque fingimos respetarnos las pocas veces que nos vemos, y nos ignoramos la mayor parte del tiempo.

Me encogí de hombros ante la respuesta del chico. La verdad es que no había visto de Raziel más que un par de cuadros y la estatua que había en la biblioteca del instituto. Pero se le veía como demasiado serio y majestuoso para que alguien se atreviese a hacerle una versión manga.

- La verdad apenas he visto de él un par de cuadros y una estatua, así que no es que le vea mucho parecido con ningún personaje manga que se me pueda ocurrir ahora.

Además, en los manga los ángeles suelen ser más estilizados y de facciones delicadas, y en la estatua Raziel tenía más pinta de guerrero brabucón.
Le vi hacer lo que parecía un pequeño hechizo, lo que me daba a entender que me había reconocido en cierto modo, y la prueba definitiva fue mencionar a Magnus. Aun así su respuesta me hizo poner un gesto bastante alarmante.
¿Sería realmente su novio? Por un momento pensé en Alec, y en la tensión que a veces parecía haber entre ellos. Si este chico realmente era quien decía... pobre Alec.

- ¿Su novio? ¿En serio?

Apenas rectificó a modo de broma, suspiré aliviada, esbozando una leve sonrisa más amistosa. Si era amigo de Magnus no tenía por qué preocuparme, o eso creía. A pesar de todo, él había sido muy amable con mi madre y con todos nosotros, aunque pareciese hacerlo solo por Alec.

- Bueno, me alegra conocer entonces a otro brujo. Soy nueva en esto y a veces cuesta hablar siempre de ello con las mismas personas.

Asentí cuando me comentó que era un caso extraño, supongo que por no llevar la multitud de runas que solían llevar los cazadores de sombras habitualmente.

- Sí, bueno, el caso es que me enteré de todo esto hace poco. Aún no termino de acostumbrarme.

Se presentó como Kyosuke, Gran Brujo de Tokio, haciéndome sonreír bastante impresionada. Entonces estaba al nivel de Magnus.
Estreché su mano, presentándome también.

- Clarissa Fray, aunque puedes llamarme Clary.

Por norma es como me llamaba todo el mundo, al menos los que consideraba amigos o conocidos agradables. Además, desde que Valentine me llamaba por mi nombre completo, estaba empezando a resultarme un sonido un poco desagradable.
Ante su comentario sobre el cuchillo serafin, negué con una sonrisa.

- Para empezar dudo que supiese usarlo por el momento, al menos no como debería... Además, ¿por qué iba a hacerlo? No me has hecho nada y Magnus se ha portado muy bien conmigo y con mi madre. No tengo motivos para pensar que tú seas mala persona.

Le comenté sinceramente. Supongo que, al no haber sido criada como una cazadora de sombras normal, no tenía los prejuicios que solían tener ellos con los subterraneos. Por mi parte, mientras no me ataquen, estamos en paz.

La chica se tornaba cada vez más misteriosa y cada vez menos precavida. Un mundano no va por la vida viendo estatuas y cuadros del arcángel Raziel, no es tan popular como Miguel y Gabriel. Aumentaba mis sospechas, aunque lo que me jugaba en contra no eran sólo la falta de runas, sino que francamente, ¿qué haría un nefilim occidental en una tienda otaku? Ni que fueran geniales.

Encuentro mi tomo de Gravitation y soy sutil, porque vamos, un mundano no estaría mirándome como esta chica, como si ya todo estuviera claro y la gente de cabello azul y ojos violeta abundara y fuera por la vida haciendo magia. Aunque entonces pregunta, y con esa seguridad que me caracteriza, digo que Magnus es mi novio. Lo bueno es que no está al lado, o hubiera soltado la carcajada y me habría arruinado la broma. Le sonrío a la chica cuando pregunta si va en serio, pero respeto mi pausa dramática antes de admitir que no es así.

- ¡Te lo creíste! ¿A que quedamos bien? Pero no, lo que hubo entre nosotros en ese aspecto tiene más de cien años de muerto. Ahora sólo somos amigos y lo sigo respetando por haber sido mi sensei.

La siguiente frase de la chica está llena de cosas que me sorprenden y no hago nada por ocultarlo. Se alegra de conocer a un brujo, pero es nueva en esto, y habla de... ¿del mundo de las sombras? ¿En plan grupo de amigos, grupo de autoayuda, o qué rayos? Levanto la mano.

- Para el carro, chica. ¿Qué?

Alguien voltea a mirar y es cuando me doy cuenta que grité eso último. Pongo los ojos en blanco, contra mí mismo por idiota y vuelvo al secretismo.

- Me sorprende que te guste conocer brujos. Digo, somos geniales, yo soy bastante genial, pero es muy raro escuchar a un nefilim decir algo así de los subterráneos. Y... ¿nueva? Creí que papá nefilim + mamá nefilim = niño nefilim que entrena desde los dos años. Y bueno, no sabía que uno hablara o no hablara de... ser nefilim.

Mierda, creo que ni con mi explicación entiendo. Efectivamente es un caso extraño. Aunque de todo, lo que sigue siendo lo más sorprendente para mí, es que es amable conmigo, que sabe que soy un brujo, mitad demonio y los demonios son cosas que matan a placer los nefilims.

Me presento y por supuesto que digo mi puesto como Gran Brujo. Era mi maldito orgullo, y los primero años nadie me soportaba porque se me subió a la cabeza. Ahora es distinto, pero sí que estoy orgulloso y debe notarse. La nueva sorpresa es que la chica me sonríe y estrecha mi mano, cuando no pensé que haría ninguna de las dos. Le sonrío amplia y sinceramente, más que nada porque en principio yo no le sonrío a los nefilims ni estrecho la mano de ninguno porque los detesto, pero a veces alguno demostraba ser decente.

- Tú puedes llamarme Kyo.

El nuevo pedazo de información hace que recuerde a "ojitos", el nefilim ese que se encama Magnus y cómo en su caso también el nombre de mi mentor fue la palabra mágica que hizo que le escupiera a mis principios y lo ayudara. Ahora Clary me considera agradable porque fui alumno de Magnus, mientras yo me muero de curiosidad. Se contaban cosas, pero yo no me había enfocado en saber rumores nefilims que no me interesaran por supervivencia.

- Me agradas, Clary. No sé qué haya hecho Magnus por ti y por tu madre, pero hizo bien. Te mostró algo que prácticamente ningún nefilim ve: los subterráneos podemos ser también buenos, bondadosos y podemos ayudar a los demás.

Bueno Kyo, en cinco minutos te vas a parar a gritar "muerte a la Clave" ¿o qué? Exhalo y le hago un guiño a Clary. Hoy sí que estoy de buenas.

- No soy tan buen chico, pero sólo los ángeles son cien por ciento buenos, ¿cierto?

Le echo una mirada al par de clientes que aún siguen por aquí, aunque no están cerca.

- Así que cazadora y otaku, o bueno, otaku versión no japonesa. En Japón los otakus dan miedo. Si te soy honesto, eres de las nefilims más agradables que he conocido, y no tengo veinte años.

Suspiré algo aliviada cuando dijo que era solo una broma, y que realmente Magnus no era su novio. Me hubiese preocupado un poco, porque sé lo que parece haber entre él y Alec, pero es un tema que ya toqué una vez y salí escaldada. Cuando se me ocurrió soltarle a Alec que sabía que estaba enamorado de Jace, casi em estrangula, y dudo que me escuchase si le fuese con el cuento de que Magnus le engañaba con otro, aunque lo hiciese por ayudarle. Está claro que no le caigo nada bien, y dudo que eso cambiase, aunque le demostrase que también me preocupo por él.

- Ah, vale... es que tenía entendido que Magnus estaba con otra persona, y solo me pareció extraño por un momento.

Me excusé algo apurada, aunque por lo que dijo sí que habían tenido algo en alguna ocasión, y al parecer hasta había sido su maestro.

- ¿Entonces te enseñó él a usar tu magia? Es curioso, el primer brujo que conozco sola ya ha tenido trato con el único que conocía hasta ahora. Realmente el mundo es más pequeño de lo que parece.

Le dije de forma discreta. Para la gente normal, pillarte hablando de magia suele acarrear que te miren como si estuvieses mal de la cabeza, o fueses más friki de lo normal. Incluso en una tienda otaku nos mirarían raro.
Pareció realmente sorprendido cuando le dije que me alegraba conocerle, y con su explicación, asentí dándome cuenta de ello y esbozando una leve sonrisa nostálgica al acordarme de mi vida con mi madre, antes de toda esta locura.

- Bueno, hasta hace poco ni siquiera sabía lo que era realmente. Mi madre me crió como una mundana y fue hace unas semanas que descubrí mi verdadera naturaleza. No tengo ningún prejuicio base de serie y me gusta ver a las personas por quienes son y no por lo que son. Además, como te decía, Magnus ha sido muy amable conmigo, y prácticamente me he criado al lado de un licántropo. Hasta ahora los únicos que alguna vez me han atacado han sido vampiros, pero mi mejor amigo ahora es uno de ellos. Y bueno... las hadas tampoco es que me cayesen muy bien, pero tampoco entré mucho en conocer a ninguna en detalle.

Le resumí un poco, dejándole claro así que no tenía nada en su contra por ser un brujo, y añadiendo una explicación para que me alegrase conocerlo.

- Y bueno, desde que supe todo esto apenas he tratado con un grupo escaso de personas. Es agradable conocer gente nueva a la que no tenga que ocultar que no soy enteramente humana.

Me presenté cuando también él lo hizo, asintiendo al decirme que podía llamarle Kyo. Es un buen apodo, y fácil de recordar.
Al parecer le caí bien. También él me parecía simpático, y algo más joven que Magnus, y menos llamativo, sin contar el pelo y los ojos, pero muchos japoneses llevan el pelo teñido de colores llamativos, al menos los aficionados al cosplay.
Asentí con lo que me dijo, con una sonrisa amistosa.

- Lo sé, no tienes que decírmelo. Más de uno me ha salvado la vida a mí o a alguno de mis amigos. En el fondo no sois distintos a los humanos. De hecho se supone que tenéis parte de humano, y como todos los humanos, los hay buenos y malos, independientemente de su procedencia.

Sonreí divertida cuando dijo que no era tan bueno, y que solo los ángeles serían enteramente puros.

- No sabría decirte. Nunca he conocido a ninguno y dudo que lo haga. Ni siquiera algunos cazadores con experiencia lo han hecho...

Le comenté, recordando cuando Jace me dijo que nunca había visto un ángel. Si él lleva toda su vida haciendo esto y nunca ha visto uno, dudo que yo lo haga llevando tan poco sabiendo de este "nuevo" mundo.
Asentí entonces cuando dio por hecho que era cazadora y otaku, sonriendo amistosa al decirme que era de las más agradables que había conocido.

- Más otaku que cazadora, o al menos le tengo más práctica. Aunque me gustaría aprender a luchar como ellos, pero me temo que voy con varios años de retraso... Además, no me va demasiado la violencia, no sé si podría actuar como ellos, manejando una espada con tanta soltura.

Por un momento le miré con curiosidad al decirme que no tenía precisamente veinte años.

- ¿Cuantos tienes? Si no te molesta la pregunta. La verdad no aparentas mucho más, pero he leído que los brujos pueden tener cientos de años, aunque tampoco he tenido tiempo de preguntarle a ninguno personalmente.

La verdad es que tenía bastantes preguntas en cuanto a la magia que no había podido pararme a formular, además de que Magnus parece que considera muy valioso su tiempo, y no es que tuviese para pagarle por un interrogatorio. A lo mejor a Kyo puedo preguntarle más cosas. Lo bueno de conocer a alguien como él al margen del resto es que no se pondrá en plan sobreprotector a ocultarme detalles.

- Sí, Magnus sale cada cierto tiempo con nefilims o mundanos de cabello castaño oscuro y ojos azules, y jura que los ama a morir. Conozco a "ojitos", el modelo de este año, aunque no tengo la menor idea de cómo se llama porque el muy ingrato no se presentó cuando le salvé la vida, pero ya estoy acostumbrado a la mala educación nefilim.

Me encojo de hombros, intentando restarle importancia, pero la verdad es que sí me jode ese tipo. Es cierto que yo amaba a Magnus y es cierto también que él jamás me amó a mí. Tal vez me quiso, espero que sí. Pero pese a los años, sí que me dolió verlo con un estúpido nefilim que a mi juicio, ni es guapo. Y me rompió el corazón verlo tan enamorado. Aunque también es cierto que lo que sea que está pasando entre Xaminé y yo, hace que no me deprima al recordar la forma en la que Magnus miraba a ese chico tan inútil.

- No toda, pero sí. Ya llevaba un tiempo aprendiendo de alguien más y por mí mismo, pero había cosas que no sabía hacer. Sin Magnus, no sería lo que soy ahora, aunque tampoco me pongo purpurina para honrarlo. El mundo de las sombras es muy pequeño, aunque en mi experiencia, se maneja un poco por sectores. Occidente está algo separado de Oriente, a mi parecer, quizá porque en Oriente viajamos menos. Magnus no puede estarse quieto, le encanta viajar.

Por eso conoce a tanta gente y tantas cosas interesantes.

Gran parte de lo que digo es presunción, si lo analizábamos. Verdad, pero presunción. Conozco a Magnus, conozco al tipo que se folla, conozco el mundo de las sombras. Pero genuinamente me sorprende que esta chica nefilim extraña se alegre de conocerme. Me sorprende también que me cuente su historia y que admita que no tiene prejuicios de serie porque eso es admitir que los otros los tienen. Se nota cuando habla y dibujo con el dedo sobre mi muslo, en un pequeño hechizo para detectar de forma discreta y por simple percepción, si miente. No lo hace, y eso es más sorprendente todavía.

- Dentro de todas las razas hay buenos y malos y en parte es una cuestión de percepción. Yo conozco por ejemplo muy pocos nefilims buenos, que escuchen antes de clavar sus armas. También hay pocas hadas buenas, pero en parte es porque para ellas, no hay bien y mal. Funcionan diferente. Los brujos también pensamos distinto en realidad, o al menos esa es mi impresión. Bien y mal son cuestiones más de ángel y demonio, pero como seguro sabes, hay oni buenos, ¿cierto? Así que creo que el mundo es mucho más complejo de lo que parece.

En serio me agrada esta chica, es como mi ideal de nefilim, aunque seguro lo pienso porque estoy emocionado. Si los nefilims fueran como ella, yo no tendría que ir a reuniones aburridas donde se ponen a decir lo maravillosos que son y lo horrendos que somos los subterráneos y cómo seremos mejores si hacemos lo que ellos dicen. Si fueran como Clary, yo no tendría que estar organizando la búsqueda de la libertad.

- Es agradable no ocultarlo, ¿verdad? Aunque eres afortunada, algunos sufren por ser físicamente diferentes. Siempre hay alguien que está en una situación peor, pero sentirte libre, ser libre, es fabuloso.

No es tonta, ya debe saber que no uso glamour, porque no tuvo que ver a través de él para ver mis marcas.

Tras presentarnos y ver que ella me deja usar un diminutivo, yo la dejo usar el mío. Es lo justo y en todo caso me agrada. Supongo que una chica otaku no tendrá problemas con mi nombre, así que en realidad lo hago por gusto.

Asiento, aceptando como antes, que hay buenos y malos y no tiene que ver. Ahí teníamos a ese tipo loco de Valentine, que es malo y tiene sangre de ángel.

Admito que no soy tan bueno sin decirle directamente que no soy un mago neutral ni me especializo en magia blanca, pero intentando que vea que nadie es completamente bueno.

- Son curiosos e imponentes, y de lo más presumido que hay. Es posible invocarlos como a los demonios, pero no vale la pena porque el riesgo de morir es muy alto y encima piden cosas inverosímiles y te dejan sin energía.

No tendría por qué decírselo, pero bueno, ya lo había hecho. Invocar ángeles es una pesadilla, pero por supuesto que yo tenía que intentarlo alguna vez al menos. Se me quitó el gusto al instante.

Así que Clary es una nefilim que no sabe luchar al estilo nefilim. Esto es a la vez sorprendente y estúpido, porque es peligroso meterte a este mundo sin saber luchar o tener la apariencia o el talento para verte indefenso y convencer a otros de que te defiendan.

- ¿Quién te dijo que manejar la espada es para ser violento?

No es un reclamo, lo digo con una sonrisa, pero en este momento recuerdo cuando aún era joven. Cuando era samurai, no el mejor, pero era bueno.

Río por la pregunta de mi edad y particularmente porque me pregunta si me molesta.

- Finjo tener entre 21 y 27. Pero tengo muuuuuchos más. Tengo 373. Soy peque a comparación de nuestro amigo Magnus, pero no soy un bebé. Son muchos años, nací antes de que hubiera shogunato, puff.

Le echo una mirada a la portada de mi manga.

- Tal vez no sea bueno seguir hablando aquí. Podemos ir a Taki's si no te molesta que te miren como mundana porque no te pintas cosas como los otros nefilims, o pedimos una pizza y te invito a mi casa. Me caes bien y creo que puedes tener otra opción de brujo en lugar de Bane.

Y claro, puedo venderle muy fácil mi idea de subterráneos sin interferencia de la Clave, o esa impresión me da, aunque no en este momento. Creo que esta chica oculta cosas y se ve que quiere contarlas, pero en medio de una tienda con la cajera mirándola con envidia porque le habla al único cliente japonés, no es plan. Y no lo es porque soy gay, maldita cajera estúpida.

Me supo un poco mal que hablase así de Alec. Puede que no seamos precisamente amigos, y sé que él me detesta, pero para Jace es como un hermano y sé que es un buen chico, a pesar de todo. Suspiré con esa expresión entre incómoda y algo más firme, intentando no sonar borde, aunque sí sincera.

- Se llama Alec y sé que no es un mal chico. Quizá no esté tomando las decisiones más acertadas con su vida y no es que seamos precisamente amigos, pero creo que es buena persona. Casi muere tratando de ayudarme, tratando de ayudarnos a todos contra un demonio poco después de conocerle, y solo necesito ver cómo Magnus le mira para saber lo importante que es. Creo que tendríamos que reconocerle eso, si alguien que dicen ha vivido tanto como Magnus le considera tan importante. Además, no creo que hubiéramos tenido dinero en el mundo suficiente como para pagar a Magnus todo lo que últimamente ha hecho por nosotros, de no haber sido por Alec...

Le dije a Kyo, aunque notanto entonces quizá lo que podía sentir él, y esbozando una sonrisa algo más amistosa y comprensiva.

- Aunque supongo que sé cómo te sientes... Es difícil querer estar cerca de alguien a quien amas y no poder, por las razones que sean.

Me hizo reír un poco cuando hizo ese comentario de que no se ponía purpurina para honrarle a pesar de todo, pero que sí le había enseñado muchas cosas.

- Creo que os parecéis bastante. Como si fueses una versión más joven de él o algo así. Supongo que por eso se me ha ocurrido mencionarlo, como que he visto algo de él en ti o algo así.

En cierto modo supongo que envidio un poco los poderes de Magnus. Debe ser una pasada eso de pestañea y ocurre, como los brujos de las películas, y poder viajar tanto y hacer lo que quieras, aunque supongo que también, en parte cansará eso de la inmortalidad. A mí me bastaría con una vida plena y feliz con las personas que quiero... aunque no sé si eso va a ser posible.
También compartimos impresiones sobre lo que ambos considerábamos bueno o malo, y la verdad estaba muy de acuerdo con él. Posiblemente más de lo que había estado últimamente con los otros cazadores o incluso con Jace, aunque entiendo su postura, pues a ellos les han criado así, pensando que gente como Luke son inferiores a ellos, aunque no lo sean a mi modo de verlo.

- Sí, es lo que pienso. No todo es blanco o negro, sino una gran gama de grises y colores intermedios. Aunque aún me cuesta asimilar todo esto. He leído muchas cosas por ahí, están también las películas, y tengo cientos de preguntas, pero lo cierto es que no he tenido mucho tiempo para sentarme a formularlas, y creo que algunas hasta me preocuparía que se rieran de mí en el instituto.

Comenté, asintiendo entonces cuando me dijo que era agradable poder compartir lo que se es, como yo misma sentía, aunque suspiré al decirme que así uno se sentía libre. Aliviada tal vez, pero libre no es que me hubiese sentido muy libre últimamente.

- Bueno, creo que me siento más bien aliviada por no meter la pata, pero no libre precisamente. Son muy protectores conmigo, sobre todo el mejor amigo de mi madre, que ha sido como un padre para mí casi toda mi vida... y bueno, mi hermano...

Dije eso último algo dolida. Sigue costándome referirme a Jace como mi hermano y aún siento como si una espina se me clavase en el pecho al llamarle de esa manera.
Al pasar a hablar de los ángeles me dejó realmente impresionada cuando me dijo las pautas para invocarlos, lo que me hizo preguntarle de lo más curiosa.

- ¿Entonces alguna vez has visto uno? Los cazadores que conozco me han dicho que nunca lo han visto, se guian solo por las representaciones que tienen por todas partes del ángel Raziel, pero nada más que yo sepa.

Ante su comentario sobre mi idea de aprender a manejar la espada, esbocé una sonrisa divertida y negué tratando de explicarme.

- No es que sea lo que yo creo, es lo que he visto. Hasta ahora, cuando he visto luchar a otros cazadores, no usaban los cuchillos precisamente solo para parar golpes. Supongo que su forma de entrenamiento es más ofensiva que defensiva, y dudo que me consigan un cuchillo de filo invertido como la espada de Kenshin.

Comenté recordando ese anime. Era de mis favoritos, sobre todo por eso del samurai pacifista pero muy fuerte, que lucha por sus amigos. Aunque algo me dice que a mí no se me daría bien pelear, ni siquiera por defensa. Hasta el momento lo mejor que se me ha dado ha sido dibujar mis propias runas.
De ahí pasé a preguntarle por su edad, abriendo los ojos como platos cuando me la dijo. Y por lo que decía, Magnus era mucho mayor.

- Vaya... Pues está claro que no los aparentas. Creo que me animaré a preguntarle la suya a Magnus la próxima vez que le vea.

Aunque entonces me percaté de algo, mirándole realmente curiosa y sorprendida.

- Espera... ¿me estás diciendo que viviste en Japón durante la época del auge y la caída de los samurai? Eso es una pasada.

Asentí al momento en cuanto me propuso seguir la charla en otro sitio, porque aquí ya empezaban a mirarnos demasiado extraño, quitándole importancia a mi atuendo de mundana.

- No me importa que me miren raro por la ropa, es mi forma de vestir y me gusta, estoy acostumbrada de todas formas. Siempre hay gente que te mira raro, vayas donde vayas y lleves lo que lleves.

Comenté quitándole importancia y sacando mi móvil un momento.

- Aunque será mejor que le mande un mensaje a Luke para decirle que me he encontrado con un amigo y que no iré a cenar a casa. No quiero que se preocupe demasiado.

No pondría qué amigo exactamente, ya que a Kyo acababa de conocerlo, y dudo que Luke se sintiera seguro si le decía que me iba por ahí con un brujo aprendiz de Magnus, así que lo dejaría en amigo en general. Por suerte Luke no suele ser de los que te someten al tercer grado cuando llegas más tarde a casa.

Por lo visto a nadie le gusta mi opinión sobre "ojitos", pero vamos, no la voy a cambiar.

- Del lado de los subterráneos, vemos diferente la actitud de Magnus. Se rumora que ya ni siquiera les cobra por sus servicios, y ya se anda diciendo que es el nuevo perrito faldero de la Clave. Pagarle dándole un tipo con el que seguro no se puede ver en público por el prejuicio homofóbico de la Clave, no me parece exactamente bueno. Pero en fin, yo sigo pensando que es grosero porque mínimo le agradeces al que te sacó veneno de demonio.

Tampoco voy a pelear con Clary por un tipo de lo más soso, ni por un brujo loco que le hace trabajos gratis a la estúpida Clave. Es su problema.

Enarco una ceja y jugueteo un poco con los piercings de mis labios.

- No lo amo, al menos ya no. Digamos que es algo así como mi amor platónico, pero no más. Y es mejor así, porque uno no siempre termina bien con un ex.

Me jodía, sí, pero no puedo vivir en un pasado tan lejano, y cuando comparaba, prefiero pensar en quien sí me ha visto como si fuera su mundo entero, no en Magnus. Pero sí que lo respeto y sé que sin él, yo no sería Gran Brujo y probablemente estaría muerto.

- Ni de coña, yo soy mucho más genial, jajajaja. Puede ser, porque somos asiáticos, quizá, pero no me visto como él. Cielos se pone ropa de lo más marica y bizarra, y encima el maldito hace que se le vea increíble. Y bueno, creo que yo me tomo mucho más en serio mi puesto, él parece vivir la vida feliz.

Y hacemos magia de formas muy distintas, a él ya le gustó chasquear los dedos para todo.

Clary acepta que el mundo es mucho más variado que bien y mal y sonrío encantado.

- Bueno pues hacen mal. Uno debería poder hacerle hasta las preguntas más estúpidas a un mentor, ¿cómo vas a aprender si te intimida preguntar? Muy mal.

Pensé que se sentiría libre al poder admitir que ve el mundo de las sombras y todas esas cosas que se supone que hacen los nefilims.

- ¿Por eso dices que vas empezando? ¿No te dejaron entrenar de niña? Lo siento, es que me parece tonto que hagan eso.

En parte la entendía, mi madre es el ser más sobreprotector del planeta, pero en cambio mi padre se tomó muy en serio instruirme en la magia que él consideraba apropiada.

Admito que he visto un ángel, pero me llevo un dedo a los labios para indicarle que es secreto.

- No un arcángel, pero sí he visto ángeles. Es muy difícil verlos, aunque se rumora que sí visitan la Tierra, pero puede no ser cierto. En mi experiencia, no son agradables y lo demoníaco no les agrada, así que parte de mi sangre no les es grata.

Es claro que piensa de esa forma porque sólo ha visto pelear a los nefilims y son tan guarros a ese respecto que el mismo funcionamiento de sus cuchillos serafín me parece repulsivo. Un arma sólo debería tener un nombre.

- No me refería a que te consiguieras una espada como la de Kenshin, me refiero más a la actitud. Aunque quizá no debería hablar al respecto, no soy nefilim y no comparto su visión de una batalla, no del todo.

Ahora que lo recuerdo, el chico que sale de Kenshin en el live action es guapísimo. Y me recuerda a Ryô y debo dejar de pensar en esas cosas.

Río con eso de que quiere preguntarle su edad a Magnus.

- A ver qué te dice. Él ya llegó al punto en el que te llega a decir dos números diferentes y no muy exactos porque no lleva la cuenta. Tiene más del doble que yo, para que te hagas una idea.

Comento como si nada que nací antes del shogunato. Asiento.

- Yo fui samurai. Por eso lo que te digo de la espada, no es sólo por decirlo. Pelée en la batalla por instaurar el shogunato cuando era muy joven, por ejemplo. Luego pelée por varios shogunes, luego me tocó la restauración Meiji... muchas cosas. No salí de Japón hasta hace relativamente poco, siempre había alguna guerra. He sido muchas cosas, pero lo que ocupó la mayor parte de mis años, fue ser samurai.

En realidad lo digo con orgullo. Podrán decir lo que sea sobre mí, pero soy patriota y he luchado por mi país hasta casi morir.

Propongo continuar la charla en otro lado antes que hacer algún hechizo que sea ilegal frente a una nefilim. No es buena idea matar la buena impresión que he causado, sólo por hacer algo indebido y que siempre hago, pero no cuando por fin me topo con alguien amable.

- Eso sí, pero lo decía porque ahí la verdad es que luego se pasan con la forma de mirar a los que entran y son simples mundanos. Pero como dije, tú escoges el lugar.

Enarco una ceja y me encojo de hombros porque no sé quién es.

- ¿Quién es Luke?

Me aparto un poco para darle privacidad y para ver si me llevo algún otro manga a casa.

Puedo entender por qué Magnus hace lo que hace, si realmente siente algo por Alec. Yo haría lo mismo por Jace, si tuviese algo más que ofrecerle, porque la verdad, salvo aquella runa para el miedo que me pidió, no es que haya sido de mucha utilidad en todo esto. Aun así esbocé una leve sonrisa cuando Kyo mencionó la Clave.

- No creo que ayudarnos a nosotros y a la Clave sea exactamente lo mismo. Quizá yo no debería decir esto, pero no se han comportado muy bien últimamente. No sé mucho de ellos, porque soy nueva en esto, pero nadie de la Clave estuvo cuando Valentine secuestró a mi madre, nadie estuvo allí cuando los demonios atacaron a Simon y a Maia, porque él quisiera sangre de subterraneos. Mganus puede que nos ayudase a nosotros por Alec, pero no tuvo nada que ver con la Clave. A nadie de la Clave parece que le importase lo que nos pasase a nosotros como daños colaterales, y aun así Magnus nos ha estado ayudando. Es algo personal, no de lealtad a la Clave.

Le dije lo que pensaba realmente al respecto, aunque me alegraba de que Kyo no lo tomase a mal y se llevase bien con Magnus, pese a lo que hubiese en el pasado entre ellos. Quizá entonces tengo esperanzas de arreglar mi amistad con Simon.

- Bueno, no es que haya salido con muchos chicos para decir eso... mi único ex ahora mismo ha sido mi mejor amigo durante toda mi vida, y solo espero que las cosas puedan volver a ser como antes.

Le dije con una leve sonrisa. No contaba a Jace como relación, ya que no nos había dado tiempo a nada, salvo ese primer beso hasta que descubrimos que somos hermanos. En cierto modo al menos puedo decir que mi primer beso me lo dió el chico del que realmente estoy enamorada...
Me hizo reir de nuevo cuando describió a Magnus de esa forma, aunque asentí de acuerdo en que tenían sus diferencias.

- Quizá es que como los dos únicos brujos que he conocido en mi vida sois vosotros, os veo parecidos. Aun así está claro que llamas menos la atención que él, pero es curioso lo de los ojos de gato. ¿Es algo de todos los brujos o vosotros dos los lleváis así por algo en particular?

Suspiré un poco, de acuerdo con su respuesta, pero me encogí de hombros, resignada con la realidad.

- Bueno, no es que tenga ningún maestro tampoco. Nadie se ha ofrecido a enseñarme a ser una cazadora de sombras, y con lo que he pasado desde que me metí en todo esto, no es que haya tenido mucho tiempo virtual para sentarme a charlar con alguien del asunto. Venir a esta tienda ha sido el primer respiro que me tomo en semanas.

Le confesé sinceramente, aunque tratando de explicarme mejor cuando me preguntó si es que no me dejaron entrenar.

- No es que no me dejaran, es que ni siquiera sabía quién era hasta hace poco. Mi madre se apartó de todo este mundo y nunca me contó nada, pero es una historia un poco larga y no sé si estamos en el mejor sitio para entrar en detalles.

No me importaba contarle toda la historia, de hecho quizá incluso a él podría ocurrírsele algo para ayudarme con mi madre, pero era demasiado complicado para contárselo aquí en medio.
También me comentó algo sobre los ángeles que no imaginaba, y es que sí hay pruebas de su existencia, aunque Jace en su momento me dijese que no creía en ello.

- Ya veo... Siempre me he imaginado los ángeles como criaturas puras, nobles y buenas, ya sabes, como estas chicas ángel de algunos anime que son pura bondad y no tocan un arma en su vida. Se me hace raro imaginar poderosos ángeles con espada que vayan por ahí matando a gente que aún tenga algo de humanidad dentro.

Con humanidad no me refría simplemente a sangre humana, sino más al sentimiento humano. Creo que lo que nos diferencia de aquellos seres crueles que solo matan por placer, como dicen que son los demonios, es el alma, o por así decirlo, nuestra capacidad de amar y sentir. Si alguien, sea quien sea, posé esa capacidad, creo que se le debería tratar como humano.
Suspiré cuando me comentó que se refería más a la actitud de batalla de los cazadores que al tipo de armas en sí, aunque en eso tampoco es que pudiera opinar demasiado.

- La verdad es que tampoco entiendo mucho de eso. Hasta ahora solo he conocido a unos pocos cazadores, y no es que los haya visto pelear a todos. Ni siquiera he llegado a nombrar uno de esos cuchillos, todos me los han prestado y más por seguridad que porque se planteasen que fuese a tener que utilizarlos. Ni siquiera sé si alguien tiene pensado enseñarme en algún momento, porque como te decía hemos estado faltos de tiempo.

Lo que me contó de su pasado hizo que le mirase con bastante admiración. Me encantaba la historia de los samurai, y conocer a uno en persona era todo un privilegio. Seguro que Simon alucinaría. Quizá le pregunte a Kyo más adelante si quiere quedar con nosotros por ahí, y presentarlos.

- Vaya, eso es realmente increíble. Nunca imaginé que pudiese conocer a alguien que hubiese literalmente vivido en esa época. No es que sea una época que personalmente me hubiese gustado vivir, me encanta, pero creo que las mujeres tenemos más voz y voto en esta época que en aquella, aunque me encanta la cultura japonesa y sobre todo esa parte de su historia. Es realmente fascinante. Entonces no eres solamente un brujo, también eres un guerrero.

Los samurais eran guerreros con un sentido del honor muy elevado. Me sorprende que viendo cómo luchan los cazadores de sombras en la Clave no apoyen a gente como Kyo, que aunque no sean etereamente humanos, seguro que podrían enseñar muchas cosas de lo que han aprendido y vivido a lo largo de tantos años de historia.
Me apreció bien ir a Taki's, allí no nos mirarían raro por hablar de magia o cosas por el estilo, ni con la envidia que me miran aquí por estar hablando con un japonés con físico de cantante de J-Pop.

- No te preocupes, siempre puedo enseñar la estela en la puerta o algo. Además, al menos allí no nos mirarán raro si hablamos de magia o seres sobrenaturales. En una pizzería normal nos mirarían como si estuviéramos locos o fuéramos demasiado frikis.

Comenté, sacando el movil y respondiendo cuando me preguntó quién era Luke.

- Es un amigo de mi madre de hace muchos años. Prácticamente ha sido como mi figura paterna. Es un licántropo.

Le dije eso último en un leve susurro, dejándole curiosear algún comic más mientras mandaba el mensaje a Luke. No tardó en contestarme con un simple "OK. Ten cuidado."
Me acerqué a Kyo de nuevo, guardando el teléfono en el bolsillo.

- Listo, cuando quieras.

Espero que nadie me tire nada a la cabeza al salir, porque no creo que a las que nos han estado mirando desde que Kyo a entrado en la tienda les haga mucha gracia que sea yo precisamente la que salga con él de la tienda como si hubiéramos ligado o algo así...

Así que Bane no ayuda directamente a la Clave. Tengo mis dudas y creo que se nota, pero también creo que Magnus no tiene razones reales para serle leal a la Clave. Sólo porque haya tenido bastantes novios nefilims, me parecía una razón muy estúpida. Lo mejor de todo es que Clary no apoya directamente a la Clave y le ve fallos.

- A la Clave no le importan los individuos, le importan las cosas generales. Dicen que todos los demonios son malos, y claramente no conocen a los oni que te hacen favores. Dicen que todos los nefilims son lo mejor, y ahí tenemos al idiota loco de Valentine. Enseñan a los nefilims a que deben morir en batalla, ¿y qué hacen? Estupideces presuntuosas. Eso no es tener una muerte de guerrero, es hacer una estupidez.

De alguna forma bastante extraña, la charla cambia a cuestiones amorosas, quizá sólo porque descubrió que pues sí que hay algo sentimentaloide de mi parte hacia Magnus.

- Toma tiempo. Siempre hay alguien que quiere más en una pareja, y ese es el que tiene que ver la realidad a la cara. Debes aceptar que el otro no te amaba locamente como tú a él y que hay cosas buenas que rescatar. Si te aíslas, pierdes totalmente al otro, pero si entiendes, podrás seguir viéndolo. Pero cuesta.

Ella piensa que me parezco mucho a Magnus, pero bromeo con que no me visto tan gay. Por supuesto que soy gay, y nadie me lo quitará del todo, ni quiero meterme a pensar en nada de ese estilo. Pero mi mariconería se limita a preocuparme por vestirme de negro y pintarme las uñas gran parte del tiempo, pero el día que me ponga una bata de seda rosa y pantuflas bizarras al estilo Magnus, ya sí que me mato.

- ¿Eh, no has conocido ningún otro? Bueno, no somos tantos a comparación de otras razas, supongo. Y ehm... no sé si hay una lógica detrás de las marcas de brujo. Las mías tienen que ver con la forma verdadera de mi padre, no sé las de Magnus, pero no habla sobre cosas así.

Hablar de los maestros me trae tanto recuerdos de cuando fui alumno como recuerdos de mi propia alumna.

- ¿Y por qué no te ofreces tú de alumna? Magnus llegó a mí porque era famosillo por tener ojos de demonio. Vamos, no sabía ocultarme y no me importaba, así que se enteró y se ofreció como mi mentor. Pero mi alumna Xaminé, me pidió que le enseñara. Así que podría funcionarte. O consigue más de un mentor. Por ejemplo uno para teoría y uno para armas.

Intento hilar el asunto de su madre, secuestrada por Valentine e ignorada por la Clave, quizá muerta porque ese tipo está completamente loco, pero que le ocultó el mundo de las sombras. Quizá el padre de Clary es un mundano, y debe serlo, porque Fray no es un apellido nefilim. Al menos no que yo sepa.

- Puedes contármela después. Si quieres, claro. Yo estoy dispuesto a escuchar.

Es una buena chica y ya está apuntada en mi lista de "nefilims que no asesinaré lenta y dolorosamente algún día".

Cuento un poco sobre los ángeles, aunque tampoco he visto un arcángel. No soy tan suicida como para intentar invocar uno.

- Así se supone que es Gabriel. Aunque francamente soy más versado en los ángeles como los del anime. En Japón la mayoría son una especie de mezcla entre catolicismo y budismo o sintoísmo. Son más amables, pero también pueden tener un código ético tan extraño que parezcan malvados. En todo caso, existen los ángeles caídos, así que una vez más, no todo es bueno ni malo.

Critico la forma y las creencias de pelear de los nefilims, particularmente por eso de que nombran al mango del cuchillo serafín y cambia dependiendo del nombre.

- Deberían, se supone que es el arma principal de ustedes, ¿no? Aunque si yo fuera tú, aprendería también a usar otras armas, algo que fuera acorde a tu personalidad. No toda la guerra se hace con espadas.

Orgulloso, digo que fui samurai, en parte porque me lo gané. Es parte de mi linaje.

- Bueno, no hay muchos y todos son subterráneos, por supuesto. Era una época diferente, yo creo que alguien moderno no duraría mucho ahí. Había honor, es cierto, pero había muchas reglas y la única sentencia por desobederlas era la muerte. Aunque había mujeres samurai y mujeres ninja, ¿sabías? No muchas querían, pero si eras la primogénita, podías serlo. En realidad ahora soy ronin, mi señor no está por aquí. O quizá soy daimyo porque soy Gran Brujo, cuestión de enfoques.

Sonrío divertido. De repente me da nostalgia toda esa época, aunque nunca pude ser el mejor. Ya fuera porque había que aparentar ser más humano de lo que era, o porque había alguien mejor.

Propongo ir a otro lugar y elige Taki's, algo bueno porque aunque no se me había ocurrido, quizá mi adorada alumna se enoje porque invite a una chica a la casa, por mucho que sólo sea una chica. Este es el problema de las mujeres, no sé cuándo van a molestarse. En cambio en Taki's no hay ningún problema. No puedo evitar reír con eso de mostrarle la estela al ifrit que cuida la puerta.

- Podemos decir que jugamos rol y te consigo una hoja de cazador. Para mí una de mago.

Sí, frikis totales.

Dejo que llame y pregunto por el tal Luke. Este asunto es más fácil de hilar.

- ¿No me digas que el de la manada del restaurante chino?

No lo conozco, pero claro que investigué los grupos importantes como el clan de vampiros y la manada de licanos.

Curioseo los manga y termino por elegir uno más o menos al azar.

- Pues vamos. ¿Tú vas a comprar algo? Yo sólo pago esto y ya.

Empezaba a verle cada vez más agujeros a todo eso de la clave, sobre todo por cómo la Inquisidora había tratado a Jace y ese odio que tenían por gente que nos había estado ayudando, como Magnus o la manada de Luke. Quizá lleve poco tiempo en esto y no deba ser tan confiada, pero creo que no todo debería tomarse como blanco o negro.
Suspiré con lo que me dijo Kyo, eran dos puntos de vista totalmente opuestos, aunque al menos yo sé dónde tengo mi lealtad... en mis amigos, mi familia, en Jace...

- No conozco lo suficiente aún como para escoger un bando y no creo que sea capaz nunca de elejir entre la Clave o subterraneos. Siempre estaré del lado de mis amigos y de la gente que quiero, y los hay tanto cazadores como subterraneos. Igual que entre los que me han hecho daño hay también en ambos lados.

La sola mencionó de Valentine hizo que me diese un ligero escalofrío. Solo de pensar en todo lo que nos ha hecho...
Suspiré intentando centrarme más en el asunto de parejas, y aquí al menos la experiencia de Kyo me ayudó bastante. Esbocé una sonrisa amistosa y agradecida con sus palabras.

- Gracias... supongo que necesitaba escuchar algo así de alguien con experiencia. Hace poco hemos cortado mi mejor amigo y yo, y sé que no he podido corresponderle como merecía, pero esperaba que las cosas pudieran volver a ser como antes con tiempo.

Le dije que solo era el segundo brujo que conozco, aogo que pareció sorprenderle, aunque le miré con algo más de curiosidad al mencionar las marcas de brujo.

- Sí, bueno, como decía llevo poco en esto. Conocí a Magnus por mi madre, pero apenas hace unas semanas que me he metido en este mundo y he estado bastante sobreprotegida. Aunque me resulta curioso lo de las marcas, pensé que era más por estética. ¿Funcionan de forma similar a las de los cazadores?

Me propuso encontar un maestro para aprender, aunque la verdad, no sabría a quien pedírselo, aunque con la idea de intercalar varios me hizo replanteármelo. No creo que Jace quiera enseñarme a pelear, aunque supongo que sería cosa de preguntárselo, pero quizá, ahora que están llegando nuevos chicos y chicas al instituto, alguno de ellos se apiade un poco de mí.

- Es buena idea. Lo pensaré ahora que está asentándose más gente en el instituto.

Comenté inocentemente, sin preguntarme si Kyo conocería o no ese dato.
Ante la historia de mi madre y de lo que he pasado estas últimas semanas asentí cuando Kyo comentó que podría contárselo luego.

- Me gustaría. Además, me vendría bien tu opinión. La gente que conozco ha hecho lo posible, pero aún hay cosas que se nos escapan, y quizá tú podrías dar nuevas ideas.

Si Magnus no ha podido despertar a mi madre no sé si Kyo podría aportar algo más, pero después de vivir cerca de 400 años quizá pueda ver cosas que se nos hayan pasado.
Me contó también algunas cosas de los ángeles, asintiendo bastante curiosa.

- Vaya... creo que estoy aprendiendo más contigo en una tarde de lo que me han enseñado en las últimas semanas.

También me dió algunos consejos sobre armas, aunque me pareció bien la idea de aprender a usar un poco de todo.

- Me gustaría aprender tiro con arco y ahí creo que podría pedir ayuda a mi amigo Simon, pero me preocupa más el uso de todo lo demás. Puedo estudiar sobre las runas con los libros de la biblioteca del instituto, pero no sé si los cazadores que conozco querrían enseñarme a pelear... Puede que Isabelle... aunque ella parece más interesada en enseñarme cómo vestirme apropiadamente.

Comenté encogiéndome un poco de hombros y escuchando entonces muy interesada lo que me contaba sobre su época como samurai. Sonaba realmente fascinante, aunque me impresionó que también hubiese mujeres.

- Pensé que eso era solo cosa de los animes y que era un mundo únicamente para hombres en cuanto a la historia real. Es genial saber que también había mujeres. En serio, tengo que presentarte a mi amigo Simon, seguro que le encantará conocerte.

La idea de ver a Kyo en una de nuestras reuniones, viendo anime subtitulado sobre samurais, en el sofá de casa de Simon y comiendo palomitas, se me hacía bastante graciosa, pero quien sabe. Aunque él no necesitaría de los subtítulos para enterarse de lo que dicen.
Lo mejor sería seguir hablando en Taki's, así que se lo comenté a Kyo, aunque reí con la idea de las fichas de rol.

- Bueno, te llamaré la próxima vez que a Simon le de por hacer partida. Sería la primera vez que jugaríamos con un brujo de verdad.

Al mencionar a Luke, él mencionó a la manada, haciendo que asintiese.

- Sí, los mismos. Aún no es que conozca a muchos en profundidad, solo a Luke, y a Maia, pero suelen pasarse por casa de Luke de vez en cuando. Nos han ayudado mucho.

Negué con lo de comprar algo, aunque le seguí hasta la caja, tratando de ignorar las miradas que nos echaban.

- No, solo vine a curiosear y a pasar un poco el rato, pero te espero.

Esperé junto a la puerta a que él terminase de hacer sus compras para salir de allí y poder irnos al restaurante. Espero que nadie pregunte por mí mientras estoy fuera, porque no sé si a la gente del instituto les haría gracia que estuviese sola con un brujo.

Es interesante, pero un poco desalentador, que Clary no piense que puede elegir un bando.

- Es una buena forma de tomar partido.

Después de todo, no por tener sangre de ángel eres bueno, ni malo por tener sangre de demonio. Aunque el tema no le agrada a Clary, y no insisto, dejo que cambie al asunto de las parejas y le doy un consejo, tomando en cuenta mi situación con Magnus.

- Tienes que volver a tratarlo como amigo, trata de no hacer nada que tenga que ver con cosas amorosas o de novios. Así le será más fácil. Pero la mayor parte del trabajo la tiene que hacer él. Y sí se puede. Algo cambia, porque pues besaste a tu mejor amigo, pero el contacto íntimo puede darles confianza cuando vuelvan a ser amigos.

Es sorprendente ser apenas el segundo brujo que conoce, pero tiene suerte, estamos relacionados y somos Grandes Brujos. Hablamos también sobre las marcas y me hace reír.

- Sí que no te han enseñado mucho... Los cazadores se ponen sus propias marcas, nosotros no. Los brujos nacemos así. La mayoría de las veces, somos rechazados desde bebés por ello. Y es que pocas madres aceptarían un hijo que no parece nada normal. Como el caso con Mystique de los X-men. Magnus y yo tenemos marcas sutiles, pero suficientes como para despertar el rechazo. Yo tengo los ojos violeta, y ya debes saber por el anime que eso es señal de que eres demonio. Aunque yo tuve suerte, mucha suerte en verdad.


Le doy la idea de tener más de un maestro, y ella me lo recompensa contándome que hay más gente en el Instituto. Sonrío y asiento, amable, pero este es un pedazo muy valioso de información.

Para mi agrado, Clary acepta contarme su historia. En realidad habla de forma que me halaga, pero tiene toda la razón porque si se junta con Magnus, ya sabemos que él no sabe tanto sobre magia oscura.

- Yo siempre tengo ideas, digamos, distintas. Si ya todo mundo dio una opción, me gusta buscar una nueva.

No siempre funcionan, pero a veces es bueno mirar las cosas desde otra perspectiva.

Sonrío al escuchar que soy de algún modo, buen maestro. Para qué mentir, me encanta escuchar que soy mejor maestro que un montón de nefilims idiotas.

- Me halagas, gracias.

Hablamos sobre armas, y escucho que le gustaría el tiro con arco. Le queda, es algo a larga distancia, y no se ve mucho de peleas cuerpo a cuerpo.

- Los nefilims no son los únicos que saben usar armas. Podrías hasta tomar una clase de mundanos, eso no es lo importante, lo importante es aprender. Yo aprendí a luchar con demonios, mundanos y licántropos.

Espero que me tome más en serio ahora que le he contado que fui samurai. Está realmente encantada y lo aprecio.

- Los hombres abundaban, pero sí había mujeres. Aunque no fueran mujeres samurai, se les respetaba por su linaje de todos modos. En realidad creo que ahora hay más machismo en Japón, aunque los jóvenes están cambiando eso. Tanto hablas de Simon que también me dan ganas de conocerlo.

También hay discriminación a los mestizos y mil cosas. La vida no es un anime, pero amo mi país. Todos los países tienen cosas malas.

Decidimos seguir la conversación en Taki's, ya que no nos mirarán tan raro, pero bromeo sobre las fichas de rol.

- ¿Oh, en serio? Yo tuve un novio que jugaba eso un montón. Me parecía adorable, porque bueno, era mundano.

Sucede que el Luke es el de la manada.

- Yo no lo conozco en persona, pero sé que es la manada más grande por aquí. Intento saber esas cosas porque son territoriales, pero les tengo un gran cariño a los licántropos.

Era por supuesto, por alguien especial de hace mucho mucho tiempo, pero el caso es que también es importante saber estas cosas.

Nos disponemos a irnos y ya que Clary no quiere nada, yo voy a la caja a pagar mis dos tomos de manga. No tardo mucho, porque aunque la cajera se pone a coquetearme, me acero y le digo:

- Soy uke.

Deja de coquetearme, pero por supuesto que no es el fin del asunto, ya que entra en ataque moe moe porque se nota que le gusta el yaoi. Bueno, al menos ya no está intentando anotarme su teléfono detrás del ticket de compra.

Tomo la bolsa y alcanzo a Clary.

- Yo traigo moto, ¿vienes?

Intenté explicarme mejor con eso del bando, para que no piense que soy totalmente neutral.

- Bueno, no es que sea totalmente neutral, no soy Suiza, pero aún no entiendo mucho de este mundo y para mí lo más importante son las personas que quiero. Por eso más que un bando u otro, estaré siempre de parte de esas personas, independientemente del bando que ellas escojan.

Agradecí sinceramente los consejos de Kyo. Se nota que tiene mucha más experiencia que yo en ese aspecto y me alegraba saber que las cosas con Simon podrían volver a la normalidad, si dejábamos un poco de tiempo. Supongo que ahora, si hay algo que tiene Simon, es tiempo.

- Gracias por tus consejos, la verdad es que me sentía algo perdida. Al menos me alegra que no tuviésemos demasiado contacto.

Comenté con un leve sonrojo. Simon y yo no habíamos pasado de los besos y ahora me alegro de ello. Tampoco es que crea que hubiésemos podido llegar más allá, porque pese a que lo intenté con todas mis fuerzas, lo que sentía con los besos de Simon no llegaba ni de lejos a lo que me han hecho sentir los de Jace.
Kyo me contó lo de las marcas de los brujos. Al parecer no es que fueran tatuajes o adornos, sino más algo de su naturaleza de demonio, que nacían con ello. Sonreí curiosa cuando lo comparó con Mystique de X-Men, entendiéndolo perfectamente.

- Ya veo. Es original, aunque supongo que es parte de lo que sois, como las Nekos de los anime, que tienen cola y orejas de gato. Entiendo que debe ser duro para los que tienen más de esas señales, pero creo que lo importante sigue siendo quién eres y no tu apariencia. Al final la apariencia no es más que una cáscara.

Asentí agradecida cuando aseguró que podía intentar ayudarme con eso de las nuevas ideas que necesitaba. Ya se lo contaré con más detalle, aunque creo que, si Magnus no tiene una solución, quizá Kyo tampoco, pero no pierdo nada por intentarlo.
Sonreí amistosa cuando agradeció mi cumplido.

- Es que parece que aún no terminan de decidir si quieren o no enseñarme. Ya sabes, por eso de que no me instruyeron desde niña. Para ellos también es raro.

Asentí con su idea de no solo entrenar con cazadores, sino también con humanos o con otras criaturas. Supongo que eso sería más sencillo.

- Sí, podría sacarme la licencia de tiro con arco para ir con mi amigo Simon.

Me encantó conocer cosas nuevas de la época de los samurai en Japón. Era increíble conocer a alguien que hubiese vivido allí. Creo que si otro día conozco algún vampiro de la época del antiguo Egipto, entre lo que me contasen él y Kyo podría morir tranquila con esos conocimientos.
Al hablarle tanto de Simon me preguntó, por él, asintiendo alegremente.

- Seguro que a él le encantará conocerte también. A veces quedamos para ver anime en su casa o en la de Luke. Podrías venirte.

Le ofrecí, sonriendo con cierta curiosidad cuando me comentó que un novio suyo mundano jugaba a esas cosas también.

- Yo hace tiempo que no juego. Ya sabes, ¿quién necesita fingir ser un personaje de fantasía cuando descubres que hay criaturas sobrenaturales en el mundo real?

Me acerqué con él para que pagase su compra, mientras le hablaba de Luke y su manada.

- Luke es genial, aunque a veces intimida un poco estar rodeada de licántropos. Aún me estoy acostumbrando a todo esto. Hasta hace poco no sabía que él lo fuese.

No pude evitar soltar una pequeña risita cuando Kyo le respondió a la cajera de esa forma tan simple y cortante, aunque parece que eso no evitó que ella siguiese intentando conseguir su teléfono o algo.
Al final fuimos capaces de salir, asintiendo cuando él comentó que tenía la moto aquí.

- Estupendo. Espero que no esté viva.

Comenté recordando la moto de vampiros que Jace tenía, en la que me había subido un par de veces con él.
Esperé a que Kyo me lo indicase para subir detrás de él y marcharnos de la tienda. En un sitio más tranquilo podremos hablar de más cosas.

- Con el tiempo entenderás mejor, pero sigue siendo tu decisión qué bando tomar o si no eliges ninguno.

Aconsejo a Clary sobre su relación recién rota con su mejor amigo, aunque yo había tenido la dicha de lograr combinar ambas, tanto como lo que pasó con Magnus y muchas otras experiencias a lo largo de mi vida. Aunque es adorable cómo se sonroja y sonrío, divertido.

- Eso lo hace más fácil porque son jóvenes.

Me doy cuenta que de verdad no le enseñan nada, porque piensa que las marcas de los brujos son como las de los nefilims. Es personal, así que lo aclaro y de un modo bastante mundano al mencionar a Mystique.

- Exactamente, es parte de lo que somos. La evidencia de nuestra sangre demoníaca. La apariencia para mí sí importa, pero no tengo un concepto de belleza muy convencional. Yo puedo encontrar atractivo a alguien con la piel violeta y tan tranquilo, o con manos palmeadas, o cosas así. Y creo que soy bastante guapo.

Le hago un guiño, pero es que para mí es así. Importa, pero no como piensan los mundanos.

Acepto escuchar su historia y tratar de ayudar, aunque espero que no piense que soy Magnus y lo haré gratis. En todo caso, para qué negarlo, soy cotilla y me gusta enterarme de todo lo que pueda, aunque no lo divulgue.

- Si tú quieres aprender, deberían enseñarte. Es así de simple. Pero bueno, los nefilims tienen millones de reglas y millones de tradiciones.

Enarco una ceja, sorprendido porque exista una cosa como licencia para tiro con arco.

- ¿Eh? ¿Hay una licencia para eso? ¡Qué loco!

Sé de las licencias para portar armas, aunque por supuesto que me importan un pimiento, pero creí que los arcos estarían extentos.

Cuento que fui samurai y le explico que sí había mujeres. Supongo que no son tan populares como para ponerlas en un anime. Pregunto también por su amigo Simon. Sí que son todos unos otakus.

- Si me invitan, claro. Creo que ya quedó claro que también hago cosas mundanas.

Hablar de tantos mundanos y tantas cosas frikis, recuerdo a alguno de mis novios.

- Es mejor fingirlo, no es lo mismo que un personaje muera a que mueras tú. Y en todo caso es un poco diferente. Todos los vampiros son Toreador y los brujos somos bastante distintos. Aunque yo sí que me he jugado a mí mismo, sólo por molestar a mi mundano, pero de eso hace como diez años, tal vez más.

Vamos a la caja y yo pago mientras ella le avisa al señor licántropo de la manada más grande de Nueva York.

- A mí no me han intimidado nunca, más bien me daban curiosidad. Pero entiendo lo que sientes, mi primer novio fue licano y creía que era mundano hasta que me dijo.

Presto atención a mi compra, en parte porque no sé para qué rayos mencioné a Ryô. Todo este asunto de Xami me está haciendo recordar al idiota de Magnus y al maldito licano ese.

Por fin salimos y le digo que traigo moto y podemos ir juntos. Río cuando menciona las motos vivas.

- No soy vampiro y esas no funcionan de día. Así que lamento decepcionarte, pero no está viva, sólo tiene algunas modificaciones para ahorrarme la pasta de la gasolina.

Camino hasta la única moto, a simple vista una Harley de motero más. Subo, dejo que ella suba detrás de mí y arranco no con una llave, sino con un glamour.

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Off: seguimos aquí