Kyosuke Nightshadow, dark warlock...

Kyo es un joven tranquilo en apariencia. Prefiere observarlo todo antes que actuar de forma intempestiva o mejor aún, prefiere mantenerse al margen. Si no es su pelea, no tiene por qué meterse y no lo hace, ya que prefiere buscar su beneficio personal o al menos, evitar que lo arrastren a peleas que no son la suya. Elije por lo tanto sus batallas y es buen estratega. Cree en el viejo adagio que reza que uno debe sentarse a la puerta de su casa, y verá el cadáver de su enemigo pasar. Sin embargo, si una pelea lo atañe o ve un ataque dirigido directamente hacia él, se torna fiero y despiadado, y puede llegar a ser incluso cruel. Es sádico con sus víctimas, aunque rara vez tiene una. Le gusta jugar antes de destrozar a alguien, una prueba inequívoca de esa sangre demoníaca que corre por sus venas. Este sadismo, mucho más minimizado, puede llegar a ser visto por sus amantes, aunque es más común que ellos vean una parte masoquista y un atisbo de ternura.

Es sin embargo, una persona compleja. También es alguien que vive la vida sin preocupaciones y sin dejar que nada altere su armonía personal. Se sabe poderoso y se sabe inteligente, tiene una gran autoestima que en ocasiones hace que haga comentarios soberbios. Pero es así... Envidia a aquellos que están por encima de él, pero busca interactuar con cualquiera que posea una habilidad que él no tiene, simplemente para aprenderla. Porque Kyo ama el conocimiento y no sólo aquel que puede encontrarse en una escuela. Tiene muy buena memoria y una capacidad de aprendizaje sobresaliente, ambas habilidades que le han permitido aprender mucho a lo largo de su vida.

Le encantan las fiestas, porque son oportunidades perfectas para demostrar lo genial que es. No oculta desde hace mucho tiempo ni sus ojos ni su cabello, por el contrario, los luce con orgullo y a quien llega a preguntar, le da una respuesta misteriosa y vaga que ni niega ni admite su condición sobrenatural, particularmente si es un mundano. Aprovecha las reuniones sociales para encontrar a cualquiera que parezca interesante o atractivo a sus ojos y hace todo por acercarse. No le importan las decepciones, vivirá eternamente y no va a pasarse el tiempo lamentándose. Le agrada llamar la atención y es sólo con el propósito de conquistar. Sin embargo, pese a tener el corazón envuelto en hielo, aquellos que han llegado a conquistarlo logran sacar a relucir una parte de él que es incluso tierna y cariñosa, aunque nunca en exceso. Pese a que en realidad no ha vivido un amor por el cual se plantearía dar algo que no pueda recuperar, le gustaría sentirse amado de verdad alguna vez, sin importar el peligro.

Adora leer y experimentar con su magia, tan cómodo a solas como cuando está rodeado de gente. Es muy bueno orientándose, así que jamás se pierde, y también es capaz de sobrevivir de buena forma en cualquier entorno. Puede encontrar o fabricarse un refugio sin importar el lugar.

Oya-ni ninu ko-wa oni-no ko! (¡Un niño que no se parece a sus padres, debe ser el hijo de un demonio!)

Dicen que los demonios no existen, pero no es así...

Hace 300 años, las exploraciones marítimas permitieron los largos viajes. Uno de estos largos viajes, llevó a una hermosa mujer al corazón de una isla exótica. Ahí, se enamoró de un samurai, sin saber que en realidad no era tan humano como ella creía. Se entregó a él, y al saber que estaba embarazada, sus padres la repudiaron. Él la amaba, pero debido a que era extranjera, la mantuvo sólo como su amante. Unos meses después, nació un niño con alas negras, cabello azul y ojos de demonio de acuerdo con los mitos populares, pero la mujer no lo rechazó.

El niño se convirtió en un samurai, el preferido de su padre, y entrenó con ahínco para ser el mejor. Recibía tanto burlas como halagos por el color de su cabello y sus ojos y por sus alas, pero no sabía cómo ocultarse. Pronto demostró su valía en el campo de batalla como espía y poco a poco fueron muriendo sus compañeros, con el paso del tiempo. Debido a que sólo podía ver a su padre durante las batallas y a que sabía que su madre moriría, se unió más a ella. Y ella no pudo aceptar su destino. Ambos buscaron una solución y finalmente, ella se convirtió en vampiro. Pensaba que de ese modo, lograría no sólo cuidar y proteger a su hijo, sino también enamorar finalmente al demonio que le había robado el corazón.

Para 1868, cuando desaparecieron los samurai, Kyosuke ya era general, pero tuvo que adaptarse a esta nueva vida cuando perdió su rango. Su padre perdió posición y por seguirlo, se enlistó en el ejército. La diferencia de intereses hizo que fueran separándose cuando el padre se unió a la marina y Kyosuke a la fuerza aérea. Madre e hijo tuvieron que aceptar que estaban solos, y pese a que sabía que la discriminación volvería, Kyo adoptó el apellido que su madre había tomado para ella.

Kyosuke peleó en la Segunda Guerra Mundial y perdió... Todo ese patriotismo que había estado con él desde que empuñó su primera katana como samurai, desapareció asesinado por los Aliados cuando obligaron al emperador Hirohito a admitir que era mortal y no el hijo del sol naciente. Desolado, Kyo decidió vivir más entre los subterráneos, porque los mundanos no tienen honor...

Aprovechó la desolación y el ánimo decaído de la población de subterráneos y se presentó como candidato a Gran Brujo de Tokyo cuando el anterior renunció. Luchó en una serie de duelos para determinar quién sería el ganador. Era un momento en la vida de Japón en el que se valoraban de nuevo los ideales del bushido que Kyo había seguido, aunque a su modo, y un toque de crueldad que poseía. Aunado a su oscuridad y sus grandes proezas y conocimientos en la magia, Kyo fue elegido como el nuevo Gran Brujo de Tokyo, rango que ostenta hasta la fecha.

Se graduó por segunda vez de la academia militar pero pronto dejó la milicia para trabajar como mercenario. Hacía equipo en ocasiones con su madre y pronto se alió momentáneamente con el instituto de Tokio, en cuanto descubrió que pagaban bien por realizar curaciones y hacer portales. De este modo conoció de forma más personal a los nefilims que su padre tanto odiaba y descubrió que aunque no son exactamente geniales, tampoco son tan horribles... o al menos no todos.

Logró hacerse una vida y aunque volvía a su madre a veces, pasaba la mayor parte del tiempo solo y pronto, de fiesta en fiesta, tal y como había hecho de samurai y de militar. Se empezó a hacer un nombre por sus proezas como ayudante del instituto japonés y el trabajo no podía ir mejor.

Hasta que un nefilim demostró ser tan horrible como decía su padre demonio...

Kyosuke jamás le temió a Valentine, simplemente pensó que era un idiota y aún lo piensa.

Aprovechando sus capacidades de brujo para crear portales, decidió conocer un poco más del mundo y volvió a la universidad. Estudió ingeniería en sistemas y amplió sus horizontes como cazarrecompensas para incluir el espionaje cibernético.

Actualmente, y tras terminar su carrera de un modo muy patriótico en la Universidad de Tokyo, se mudó a Nueva York supuestamente por ser un buen lugar para conseguir trabajo mundano, pero en realidad, por el atractivo del instituto liderado por gente exCírculo que había logrado que les creyeran.

Y por las fiestas...