Kazuki Tsubasa's Fairy Tale

A primera vista, Kazuki parece un chico inocente, ingenuo, muy amable y educado que siempre se interesa por los demás. Respeta a todos y es incluso cariñoso... pero tras esa fachada se encuentra el verdadero Kazu. Se aprovecha de su apariencia de niño eterno para lograr hacer siempre lo que quiere. Es capaz de conquistar a cualquiera con esa hermosa sonrisa angelical que sabe usar para su beneficio, y una vez que ha obtenido lo que quiere, ya no serás importante para él, hasta que vuelva a querer algo más. No hay nada que le disguste más que las reglas. No entiende por qué existen y cuando las conoce, las romperá en cuanto sepa que existen, excepto aquellas que él considere apropiadas o las que vengan de la reina Seelie. Si no conoce las reglas, simplemente hace lo que quiere. Basta con que le digan que algo está prohibido para que quiera hacerlo. Detesta a los adultos y prácticamente a cualquiera que quiera controlarlo o imponerle alguna regla, sea sensata o no, particularmente si es un mundano o un nephilim. Para él ninguna regla merece existir. Pese a esto, es un chico leal y si le agradas y logras hacerte su amigo, dará todo por ti... a su modo. Aunque no lo parezca, en ocasiones se siente solo y lo único que quiere hacer es escapar de lo que siente como una prisión y viajar por el mundo. Nunca deja deudas pendientes, aunque la forma de pagarlas depende únicamente de él, no de lo que quiera el otro.

Adora decir la verdad a su modo, y ha logrado que casi todos duden al respecto de si es en realidad un hada, ya que muchas de esas verdades podrían parecer mentira. Esto hace que todo sea mucho más divertido, particularmente cuando se divierte a costa de los mundanos.

Tal y como los de su raza, a Kazuki le encanta molestar. Con palabras o incluso picándote con el dedo hasta que reacciones con violencia. Las travesuras son aquello que lo mantiene vivo y alegre con esa sonrisa infantil que rara vez abandona su rostro.

Es muy creativo, y adora cantar y componer canciones.

Familia:
Sakura: madre, finada. Fue una madre amorosa que cuidó de sus hijos y les enseñó todo lo que pudo sobre su raza y el resto de los subterráneos. Fue amante de un importante guerrero hada japonés, pero sus hijos crecieron sin padre, ya que murió antes de que nacieran.

Ayako: es la melliza de Kazuki, un hada de los colores, aunque por su forma de ser, pareciera a veces la hermana mayor y a veces la menor. Puede llegar a ser tierna o enojona y en ocasiones es más traviesa incluso que Kazuki. Adora a su hermano y ambos se protegen y se comprenden como nadie, más aún ahora que están solos.

Había una vez en un reino muy lejano, un hada enamorada de un caballero hada. Vivían debajo de la bahía de Tokyo y se amaban profundamente. Pero la guerra de los mortales amenazó a las hadas y el caballero tuvo que salir a luchar para defenderlos. Y perdió la vida... Embargada por la tristeza, el hada pensó en quitarse la vida pero pensó en el pequeño que ya crecía en su vientre y decidió darle todo.

Un mes después, nació no uno, sino dos pequeños hada. Uno de ellos era Kazuki, un niño hada hermoso y travieso, tal y como deben ser todos los de esa raza. Muy cercano a su hermana, se aliaba con ella para hacer travesuras con los mortales y cada que fingía ser estudiante, lograba atraer a los mortales a la guarida de las hadas y engañarlos para que bebieran y pertenecieran entonces a su raza.

Aprendió habilidades tanto feéricas como mortales y destacó en el arte de la música. Su voz, dulce y melodiosa hizo que se convirtiera en un músico prodigioso dentro de la corte.

Sin embargo, los mortales seguían en guerra y aterrada por la idea de perder a sus hijos, el hada buscó protegerlos, pero su miedo la superó y fue asesinada en medio de una pelea entre demonios. Tanto Kazuki como su hermana quedaron devastados, y Ayako sugirió mudarse lejos de la tierra que les recordaba a su madre. Sediento de aventura más que de venganza o de odio, Kazuki consideró que podría aprovechar su talento con la música y su carisma para lograr tener un lugar en una corte extranjera, y al escuchar de las hadas de Central Park, ambos subieron como polizones a un barco con rumbo a Norteamérica. Una vez ahí, buscaron llegar a Nueva York y hasta la corte, donde la reina Seelie los aceptó sin problemas y los hermanos se adaptaron rápidamente a su nueva vida. Pese a la aparente tranquilidad, una nueva guerra surgió, esta vez encabezada por alguien que no era tan humano, y tanto Kazuki como su hermana consideraron que el peligro no tenía por qué afectar a las hadas, hasta que uno de su propia corte perdió la vida. Esto volvió sobreprotectora a Ayako mientras que Kazuki considera que la guerra no es algo en realidad que pueda llegar a lastimarlo, a menos que sea muy tonto y le tiene muy sin cuidado lo que ocurra. Para él, su mundo es la corte Seelie y su hermana.

Decidió estudiar la preparatoria por milésima vez, pero sólo porque le permitía molestar a más gente y atraer más humanos a la corte. Asiste por diversión, por entretenerse y convivir un poco con los mundanos y particularmente porque recibe muchos halagos que alimentan su sonrisa.