Tiempo de calidad... o algo así [Mery]

Luego de que mi hija me dejara botado con las cosas en la casa el día que llegamos, hoy por fin se queda en casa. No sé que tanto estará haciendo, me gustaría sólo poder seguirla todo el día, pero creo que me terminaría odiando si eso pasa. Estoy cansado, pero hay cosas que debemos arreglar y la casa era la principal.

Muevo las cajas pesadas y dejo que ella vaya acomodando las más livianas, tenemos muchas cosas que arreglar. Cuando cada caja esta donde debe le digo que puede escoger su cuarto, dejo que vaya mientras comienzo a sacar las cosas de la cocina, lo importante primero y quiero que todo este limpio y listo para cuando terminemos me prepare algo rico para comer. Acomodo todo lo que compré el otro día en el super. Ya que está listo todo espero a Mery en la sala, sentado con los pies sobre una caja, espero que baje pronto. En cuanto baja la miro con suspicacia.

-Mery, ahora me ayudaras a acomodar lo de la sala.

Me levanto y empiezo a abrir una de las cajas grandes.

-¿Encontraste algo interesante en esta ciudad?

Empezaba a aburrirme de empacar y desempacar, en Londres había sido un caos. Me di cuenta que tengo demasiada ropa, aunque por supuesto que es genial, pero no cuando la tienes que empacar. Después de arreglar algunas cosas con papá, deja que elija cuarto y le doy un beso en la mejilla, mientras voy emocionada hasta el piso superior. Había recorrido toda la casa cuando llegamos, pero aún estaba indecisa sobre qué cuarto elegir. Asumo que el más grande será para papá, y no me importa. Yo dudaba si quedarme en el ático, pero al final elijo un cuarto grande, el segundo más grande, con una ventana enorme y que da al jardín. Será genial. Me dibujo con la estela una runa de fuerza y una de agilidad y entonces empiezo a acomodar mis cosas. Lo primero es la cama, que tiendo incluso pulcramente y luego, mis cuadros. Y entonces sólo meto las cajas con mis demás cosas, ropa sobre todo y empiezo a ver cómo acomodo todo. Adoro el clóset porque es enorme, así que empiezo a guardar mi ropa y mis zapatos en orden. Con la ropa soy muy ordenada, así que tengo por un lado lo negro y por el otro lo de colores, ordenado según el arcoiris y al final lo blanco. Sonrío encantada con cómo quedó y luego ordeno el tocador. Maquillaje y accesorios del pelo a la izquierda, perfumes a la derecha y por supuesto que mi gran colección de barnices de uñas en el cajón más grande.




En cuanto tengo todo listo, bajo y papá no piensa dejarme en paz ni un momento. Asiento y me acerco primero a acomodar los sofás para que se vean mejor y papá empieza a preguntar porque claro que el otro día salí al Instituto. - Tengo una amiga en el Instituto, y ya ubiqué la pastelería francesa y la tienda de ropa. El Instituto es como todos, aunque creo que más solemne que el de París. ¿Y tú, papá? - Empiezo entonces a ordenar las cosas de la sala, de la misma caja que tiene papá.

Se emociona Mery cuando la dejo escoger el cuarto, no importa qué cuarto tenga, me acoplo a lo que sea, dejo que ella sea quien elija el cuarto que mejor les parezca, sonrió contento cuando me da un beso en la mejilla, me encanta cuando me demuestra su cariño de esta manera. Es mi adoración pero no creo que lo sepa porque no soy de dar demostraciones de este tipo. A veces si la abrazo y le doy un beso en la frente, pero no es seguido. Todas las noches la tapo y le doy un beso en la frente, cuando sé que está dormida, es la única forma que encuentro de ser así con ella.

Apenas baja le digo que me ayudara con cosas de la sala, sonrió divertido cuando veo su cara, me levanto y empiezo a abrir las cajas, veo que acomoda los muebles, suspiro largo, la dejo hacer lo que quiera con tal de que acepte pasar tiempo en casa, quiero que esté a gusto. Le pregunto si encontró algo divertido y me dice que ya tiene amigas, menos mal y no dijo novio, nos mudamos apenas escuche esa palabra de su boca.

-¿Y qué tal está la pastelería? ¿Vale la pena que vaya?

Si había algo que me gustaba eran los postres más los de Francia y los de Italia como el tiramisu. Pregunta si yo encontré algo interesante, me encojo de hombros.

-Pues encontré un lugar donde venden comida italiana muy buena y conocí a alguien, tal vez nos llevemos bien. Es un mortal, creo que puede ser divertido.

No me agradaban mucho pero odiaba a los neflins porque mi esposa fue uno de ellos y murió por una causa tonta, cuando comenzaba a demostrarle que me importaba, no quería pasar por lo mismo con Mery por eso la cuidaba demasiado.

-¿Qué te parece el instituto acá? ¿Es más grande que el de París?

Bajo después de ordenar mi cuarto nuevo y papá me pone a ayudarle. A veces no entiendo por qué no lo hace sólo con magia. Yo acomodo los muebles para que se vean mucho mejor y sea más cómodo, y entonces la conversación comienza otra vez. Menciono las cosas que encontré, aunque por supuesto que no cuento todo. Papá no sabe que soy lesbiana, así que es perfecto porque puedo llamar amigas a las chicas que me gustan y él no soltará fuego e irá a destruir media ciudad. Tampoco pasará nada, porque no tendría que darse cuenta porque me embarace o alguna cosa extraña que podría llegar a ver. Y me aterra decirle, creo que me mataría. Así que lo mantengo simple. - Hay varias pastelerías, pero la que está en la zona exclusiva sí que es buena. El dueño es francés, y los choux están deliciosos, tan ricos como en París. Así que claro que vale la pena que vayas. O puedo ir a comprar algo y regreso. Estaría bien para cenar.

Siempre creo que papá no sale más allá de la Corte, pero sucede que sí salió a comer al menos. Por sus palabras, siento algo de lástima por el mortal, aunque por su forma de decirlo, parece que quiere ligárselo y romperle el corazón, pero pues... dijo que es hombre. - ¿Divertido como amigo? Hay mortales geniales, papá, no deberías pensar que son aburridos. Si haces un amigo, deberías traerlo a cenar alguna vez y así lo conozco. - Sonrío, intentando convencerlo, porque me encanta conocer a sus amigos. Uno de ellos era mi maestro de violín.

Papá pregunta por el Instituto y me quedo pensando un poco mientras coloco una de las figuras de cristal cortado sobre una de las mesitas. - No, creo que es más pequeño, aunque no por mucho. Hay un gato medio extraño que es como el cuidador de todo, y me gustó la biblioteca y la sala de armas. Pero como que tú tienes que buscar con quién entrenar y no te ayudan mucho a conseguir a alguien. Pero no hay problema, significa también que no me enviarán a misiones a menos que sea necesario. - Es obvio que eso lo tranquilizaría.