Tiempo de conocer gente nueva (Valentina Devereaux)

Para cuando llegue al Instituto esta literalmente molida, con el vestido desgarrado y cargando mis valijas a duras penas, a pesar de ello tenia una gran sonrisa aun cuando hasta el rostro me dolía. Entre sin hacer ruido, lo que menos quería era llegar llamando la atención de todo el mundo, no es que me gustara la idea de pasar desapercibida pero dadas mis complicaciones con La Clave lo mejor era andar con un perfil bajo al principio, tampoco quería que insistieran en ayudarme, desde hacia años que me encargaba de sanar yo misma mis heridas al menos cuando se trataba de mis zonas mas delicadas.
Con un gruñido empuje la puerta y entre al vestíbulo que por fortuna estaba vació, el antiguo elevador hizo mas ruido del que me habría gustado y mientras subía me toque el hombro lastimado e hice un gesto de dolor, por suerte no había perdido mi estela en aquella locura.

Los pasillos también estaban desiertos, los atravesé arrastrando mis maletas porque ya no podía cargarlas y abrí el primer cuarto que me apareció en el camino, dentro no había señales de que alguien durmiera allí. Deje las maletas en una esquina y fui a tomar una buena ducha, el agua tibia hizo maravillas en mis hombros magullados y el olor a jazmín de mi jabón logro relajarme completamente. Tarde una eternidad dentro del baño y me detuve a quitar la suciedad de cada una de mis plumas con una delicadeza envidiable, lave también mi cabello masajeando suavemente para quitar los restos de sangre y elimine de mi todo rastro de tierra o sudor. Amaba una buena pelea pero amaba mas cuando después de una podía darme un buen baño. Solo me digne a salir cuando me di cuenta que tenia los dedos convertidos en pasas, de lo contrario seguramente me habría quedado otra hora mas.

Me puse un par de iratzes para las heridas mayores pero a los cortes les puse un poco de ungüento que había traído de Sudamerica, un regalo de el Instituto de Brazil. Después me puse mi camisón favorito, todas mis pijamas parecían sacadas de una película antigua o el tipo de ropa que usaría un fantasma, eran blancos o de color marfil llegaban hasta el suelo y tenían una fila de pequeños botones de perlas en la espalda que se aseguraban de que no mostrara mas que el cuello, a la vez eran ligeros y holgados lo que le sentaba perfecto a mi cuerpo dolorido.
Sabiendo que no lograría dormir ni aunque lo intentara decidí hacer un recorrido por el lugar en espera de encontrar algo interesante que hacer, ahora que ya estaba decente no me molestaría conocer a mi nueva "familia" o como fuera que se autodenominaran. Me dedique a vagabundear por un rato en dirección a las plantas superiores hasta que lo único que me quedo por investigar era el invernadero.
En cuanto entre me sentí en casa, mi naturaleza mi inclinaba a lugares mas vivos como aquel e incluso me sentí somnolienta. Tranquilamente me recosté al pie de un pequeño árbol rodeada de flores que me cosquillaron la nariz y antes de darme cuenta me quede dormida.

El delicado sonido era tan encantador que por un momento pensé que también formaba parte de mi sueño, un sueño donde toda una corte de hadas danzaba de la mano de mundanos que con cada giro se volvían mas ancianos, mas decrépitos hasta que se convertían en cadáveres cubiertos de piel. Y los rostro de las hadas se tornaban monstruosos, llenos de crueldad pero ridículamente hermosos, y entonces una figura imponente de dos metros de alto entro en la estancia con su piel blanca y desnuda refulgiendo como la luz de la luna, y sus enormes ojos azules eran tan similares a los míos que no me costo reconocerla, era mi madre por supuesto quien venia a torturarme incluso en mis sueños. Y el sonido de las cuerdas del violín flotaban al rededor de ella haciendo parecer que flotaba, y en su rostro una mascara de finas plumas blancas enmarcaban sus perfectos rasgos.
-Me extrañas Devon-lo dijo con una seguridad que me hizo odiarle. Era tan fría, tan hermosa, tan...Era justo como papá la había descrito en sus cartas.
-No-replique aunque sabia que era una mentira, o al menos no era la verdad. No sabía si se podía extrañar a alguien que nunca conociste o si realmente se trataba de una curiosidad morbosa, no estaba segura pero una parte de mi quería verla.

El fin de la música fue lo que me trajo de vuelta de mi ensueño. Miro a mi alrededor desconcertada mientras me desperezo como un gato. No muy lejos de donde estoy hay una chica con un violín, ella me da la espalda por lo que lo único que puedo ver es su largo cabello color chocolate cayendo como una cascada desordenada por su espalda.
-Wow, y yo que pensé que mis sueños tenían su propio soundtrak-murmuro poniéndome de pie con el camisón enredado entre mis piernas.
La violinista es esbelta y anda en pijama también así que supongo que no soy la única con pesadillas insomnes que no me logran dejar descansar. Ella parecía agitada, supuse que la música intentaba calmarla pero aquellos sonidos eran los que le había producido un efecto tan aterrador en mi sueño.

No era la primera vez que soñaba con mi madre, no era la primera vez que su imagen me perseguía dormida pero tampoco lograba acostumbrarme. A veces parecía tan real que sentía el impulso de tocarla pero cuando lo hacia parecía que tocaba un charco de agua fresca y su imagen se desintegraba dejándome en la oscuridad perdida y asustada.
-¿Hola?-susurre bajito para no asustarla, me habría quedado callada pero me parecía incorrecto el enfrentarme a una persona vulnerable sin que ella supiera de mi presencia.-Fue precioso, ¿llevas mucho tocando el violín?

En el momento en que se dio la vuelta sentí mi estomago contraerse.
Papilio stomachus pensé mientras veía el mohin de sus perfectos labios rosados. Y parecía tan pequeña, triste y dolida que incluso con el cuchillo en la mano no me genero ninguna reacción defensiva. Al reconocerme como nefilim guardo el cuchillo de nuevo y se seco los restos de lagrimas que corrían por su rostro con cierto disimulo.
-Es un sonido precioso y melancólico-murmuro con voz tranquila evitando usar un tono demasiado dulce que pudiera hacerla sentir débil:-Generalmente los instrumentos se parecen mucho a sus interpretes.
A las personas no les gustaba sentirse débiles, no les gustaba pensar que otros pudieran verlos en su estado mas vulnerable pero siempre había considerado el dolor una de las facetas mas hermosas. Era un poco morboso pero no podía evitarlo, en su estado más frágil los seres humanos eran simplemente magníficos.

Por un momento no supe que mas decir, o mas bien no supe si decir lo que pensaba seria adecuado. No quería que sintiera que la estaba compadeciendo porque no lo hacia, compadecer era un acto cobarde de quienes no se atrevían a consolar a alguien, pero a la vez no existían palabras de consuelo suficientes para calmar la tristeza. Lentamente me acerque, me la imaginaba como un pájaro con el que si no tenias cuidado saldría volando y no volverías a ver, y extendí las manos.
-¿Puedo?-pregunte señalando el violín. Tome el arco de sus manos frías y luego el instrumento con delicadeza. Lo acomode con cuidad y cerré los ojos antes de empezar a tocas.



La melodía fluyo frágil y en cuanto encontre el sentimiento correcto abrí los ojos para mirarla mientras mis dedos revoloteaban sobre las cuerdas. Aquella canción era mi favorita y solía tocarla continuamente en el piano sin embargo era mi primera vez interpretándola en un violín, aun así no me dio miedo fallar en algún sonido porque en realidad no era eso lo que me importaba sino el sentimiento que venia impreso con él.
Las ultimas notas flotaron un instante en el invernadero antes de desaparecer definitivamente. Entonces baje el violín y lo coloque con cuidado en el suelo antes de acortar la distancia entre nosotras y abrazarla suavemente.
-No me conoces y yo a ti tampoco pero creo que el alma de cada persona canta una canción especial y esa es la mía, así que no te avergüences porque no tienes que esconderte de mi, simplemente se tu misma y yo haré lo mismo y mientras estemos aquí ninguna se preocupara por lo que la otra pueda pensar. Durante un momento permiteme que yo sea tu lugar seguro.

Me miro como si no supiera que decir, parecía asombrada por mis palabras y fue entonces cuando me di cuenta: Ella se estaba escondiendo, se estaba ocultando por alguna razón y no quería permitir que nadie viera mas allá de las paredes que había construido. La comprensión de este hecho en vez de satisfacer mi curiosidad no hizo mas que ocasionar mas preguntas, y aun más que eso me genero preocupación. No solo quería saber porque se escondía también quería cuidarla y eso era extraño, no es que yo no me preocupara por la gente, lo hacía y me gustaba ayudar pero esto iba más allá. Quería protegerla de cualquier cosa que pudiera lastimara y hacerla lucir tan frágil, incluso si se trataba tan solo de recuerdos.
No es un gato al que puedas adoptar y cuidar, es una personas, una adulta... Se que es una especie de estupidez pero el impulso es fuerte y no se realmente que significa o que lo provoca.

Cuando la abrazo puedo sentir lo tensa que se pone, al principio parece como acorralada sin embargo lentamente se relaja en mis brazos. Soy un poco más alta que ella de manera que hundo mi rostro con cuidado en su cabellera e intento no apretarla con fuerza. Si alguien hubiera estado allí cuando...si alguien me hubiera abrazado fuerte...Pero jamas había habido alguien así para mi, supongo que intentaba hacer lo que me hubiera gustado que hicieran conmigo cuando sentía que el mundo se desmoronaba sobre mi.
Suavemente ella empezó a desprenderse de mi abrazo y tras un suspiro me aleje. A pesar de que lo correcto seria asentir y fingir que le creía eso no era lo mio, puede que fuera algo maleducada pero siempre me había parecido que la cortesía era una especie de mentira, una pauta de hacer lo que los demás esperan que hagas para que todo este en paz y yo simplemente no podía resignarme a hacer eso.
-No lo estas-digo esbozando una sonrisa que es una especie de disculpa por no poder hacer lo que se supone que debo hacer-Pero no tienes porque hablar sobre ello y eso esta bien, algunas cosas tardan en sanar

Sus mejillas se sonrojan y se que no esta acostumbrada a ser abrazada, a ser consolada aun cuando siempre necesitamos que alguien nos diga que todo va a estar bien. Puede que no fuera cierto pero la presencia de alguien...Por alguna razón hacía la carga menos pesada.
-Soy K...Devon-estrecho su tibia mano con una sonrisa tímida. Llevaba toda la vida huyendo de ese nombre, convenciéndome a mi misma que era un pobre intento de mi padre de mantener a esa mujer a su lado, pero mientras veía sus dulces ojos marrones me di cuenta de que si realmente quieres que alguien confíe en ti debes confiar tu primero. Así que me erguí y repetí con voz mas segura:-Llámame Devon

¿Bonito? ¿Es realmente bonito? Jamas me lo había parecido, mas que eso era como una maldición o algo por el estilo, una de las razones que se aseguraban de que jamas me pudiera olvidar de la realidad al rededor mio. Irónicamente significaba criatura hermosa lo que definía todo lo que sabía sobre la mujer que me había dado a luz. A quien le interesaría que había sido de ella mientras fuera bonita, lo había escuchado antes de boca de mi familia mas de una vez como si simplemente toda su existencia se definiera en lo bonita que era. Y lo peor, solían decir cuando creían que no oía, es que es la viva imagen de ella como si no fuera suficiente tenerla en el recuerdo.
Así que al igual que ella el nombre me venia como anillo al dedo, entonces si yo desaparecía ¿nadie se preocuparía? A quien le importaría, mientras fuera bonita...
-No me des las gracias, no exageraba cuando dije que quería ser tu lugar seguro.
Un lugar seguro, seria hermoso tener mi propio lugar seguro, un lugar donde no tuviera que preocuparme de cubrir mis plumas y preocuparme a cada segundo si acaso alguien podría verlas, o que todos se horrorizaran...Imaginaba que era similar para ella, simplemente que yo escondía plumas y ella recuerdos pero al final del día todos teníamos algo que esconder. Y todos necesitábamos un lugar seguro.

Ella se sienta en el suelo y yo la imito dejándome caer con delicadeza para no lastimar alguna flor. Entonces me doy cuenta que ella es la primera persona que conozco en mi nuevo hogar.
-Yo soy nueva aquí-dije como si no fuera obvio-Llegue hace algunas horas así que eres oficialmente la primera nefilim que conozco en este Instituto.
Miro a mi alrededor examinando el enorme Invernadero con una sonrisa.
-Ni siquiera estoy segura de si voy a poder volver a mi habitación después de esto, creo que no tengo ni idea de donde esta-suspiro divertida apartando cualquier otro pensamiento que no fuera la bella cazadora frente a mi, no me toma demasiado antes de volver a recuperar mi buen humor-Por fortuna creo que no he dejado nada imprescindible.
Llevaba encima lo único que realmente me importaba, mis chakrams aunque me dolería un poco perder mis dagas antiguas pero bueno, lo demás era recuperable.

Su sonrisa a pesar de ser cariñosa e intentar expresar alegría tenia un trasfondo triste que ni siquiera se molesto en ocultar. Acaricie su hombro ligeramente antes de cruzar las piernas y recostar en el suelo. Observo de reojo como ella juega con su cuchillos de serafin haciendo dibujos en el suelo y yo me dedico a imaginarme de que se trataran aunque obviamente no son una figura exacta sino mas bien varias rayas y curvas puestas sin atención.
-Pues si tu eres nueva y yo soy nueva debemos festejar-dije resueltamente y llena de emoción volviendo a mi posición sentada-Podríamos ir a comer o a un antro ¡O podríamos ir al teatro!
Incluso antes de que ella haya dicho nada ya estoy planeando los lugares donde deberíamos ir e incluso repasando en mi mente las obras que se iban a representar estos días. Decir que estaba emocionada era poco, la idea de tener a alguien con quien salir y disfrutar un rato me llenaba de alegría sin embargo me doy cuenta de que tal vez voy demasiado rápido.
-Quiero decir, si quieres-agrego dándole pausa a mis pensamientos y esperando su contestación que espero sea afirmativa.

Me alegra que se ofrezca a ayudarme a buscar, no me vendría mal algo de ayuda sobre todo sabiendo lo enorme que era el Instituto y la cantidad de cuartos que tenia. Lo único de lo que estaba segura es que había dejado mis cosas en un cuarto de la planta más baja porque al llegar no estaba dispuesta a subir ni un escalón más.
-Gracias-digo sonriendo antes de rememorar mi aventura tras salir del Pandemonium-Pues la verdad es que antes de llegar me he metido en una cacería y fue genial-admito recordando con una sonrisa orgullosa a los dos demonios muertos-Pero venia tan sucia que tuve que tomar una ducha y después de un par de necesarias iratzes me di cuenta que no podía dormir, he dormido todo el camino hasta aquí así que tampoco lo necesito, de manera que me anime a explorar un poco a riesgo de acabar perdida.
Me encojo de hombros a modo de explicación.
-¿Que hay de ti?-pregunto aun cuando tengo una ligera idea de la razón-¿Siempre vienes aquí a tocar por la noche? Si es así estas flores tienen mucha suerte.
Acaricio los pétalos aterciopelados de un hermoso tulipán, las flores, los arboles...aunque sonara un poco hippie siempre había sentido cierta paz estando rodeada de naturaleza. Algunas personas buscaban almohadas de plumas, yo me conformaba con un hueco debajo de un árbol para dormir como los muertos.

¡Te va a encantar!-aseguro aplaudiendo-Es realmente hermoso y he leído que el teatro de aquí es precioso así que tenemos que ver un clásico ¿Que te parecería algo de Shakespeare? ¿o mejor algo más actualizado? He oído que van a sacar una función de ballet de La bella durmiente.
Como la mayoría de otros artes me encantaba el teatro, la emoción y el sentimiento que los actores ponían estaban incluso por encima del cine, en el teatro no había segunda toma ni efectos especiales a computadora, el teatro era más real, más humano.
No paraba de hacer planes, me parecía realmente genial el estar por fin fija en un lugar sin miedo de hacer amigos porque pronto ibas a perderles. Casi, casi...parecía un hogar. Pero nunca lo iba a decir en voz alta porque me daba miedo que después las cosas no salieran bien y tuviera que irme, pero en lo mas profundo en serio siento que este puede ser el nuevo comienzo que necesitaba.
-Podemos usar los palcos, son realmente majestuosos y un poco anticuados pero no por eso menos hermosos, además el sonido desde allí es realmente impresionante y te sirven champagne, un champagne burbujeaste y dorado que se siente como tomar estrellas.

El nombre que menciona es curioso ¿una nefilim llamado Iglesias? Irónico, bastante irónico. No lo he visto por ninguna parte, de hecho no había visto a nadie por ninguna parte antes de Valentina por lo que no estoy tan segura como ella pero de todas maneras asiento.
-¿Quien es Iglesias?-pregunto con curiosidad-¿Es un Ligthwood?
Si era así me compadecía del chico ¿o seria una chica? En cualquier caso lo compadecía, era un nombre bastante raro aunque al menos no era Jonathan.

-En ese caso me considero muy afortunada, pocas personas pueden decir que han logrado una función tan increíble para ellos solos-digo con seriedad. Yo no podría tocar de la manera que lo hago si no fuera por el don de mi madre el cual me permitía hacer música de manera hermosa con cualquier instrumento que tocara sin demasiada practica, ella por otra parte tocaba de una forma que sin duda le había tomado esfuerzo aprender y por ello era mucho más hermosa.
Valentina me observa mientras acaricio la flor y lentamente la suelto para centrarme plenamente en ella de nuevo.
-Viviste en Idris ¿cierto?-mas que una pregunta es una afirmación, la mayoría de nefilims relacionaban el olor a hierba fresca y flores con Idris por alguna razón, como nunca lo había visitado no lograba entender la razón pero me aprecio algo obvio.

Valentina me resulta una persona bastante curiosa, antes que nada era amable y de aspecto alegre sin embargo parecía como si detrás de eso hubiera una coraza que no dejaba que nadie la viera por completo, esa coraza era tan dura y antigua que bien podría haber pasado a ser parte de su piel, y al fondo de todo eso estaba una luz minúscula que se escabullia por las grietas de donde la armadura era más frágil y esa era ella. Lo sabía porque mientras hablaba pude ver como posaban por sus ojos recuerdos de tiempos anteriores donde la coraza aun no estaba, y más que nada me pareció que esa otra chica también quería salir. Era una teoría arriesgada para señalar a alguien que a penas conocer pero me pareció bastante exacta.
-Estoy segura de que te gustara-digo al verla un poco desconcertada, aparentemente no era de las que disfrutaban del mundo de los mundanos muy a menudo-Y si no bien podemos pasar por Taki`s e iniciar una pelea con unos vampiros para desquitarnos
Bromeo antes de soltar un suspiro. Ella me cuenta sobre quien es Iglesias y yo me sorprendo un poco, en los Institutos donde había estado jamas había visto animales, ni perros ni gatos ni pájaros, pero por aquí las cosas eran radicalmente distintas y no puedo negar que me emocione, nunca había tenido una mascota y aunque realmente el gato no era mi masco igual pensaba consentirlo y jugar con él y todas esas cosas que se supone haces con los gatos.

-Ya veo-murmuro mordisqueandome el labio inferior-Así que un gato llamado Iglesia, que curioso nombre...incluso para un gato.
Mas que para ella lo digo para mi misma con interés. Ahora todo en lo que puedo pensar es en el gato Iglesia y en como sera, de que color sera su pelaje y sus ojos, si tendrá el pelo largo o corto, si sera tierno o gruñón...Definitivamente quería ver a ese gato.
-No me agradezcas, simplemente digo la verdad-respondo encogiéndome de hombros. Yo no solía soltar halagos solo por alegrar a los demás o por conveniencia, si algo me gustaba lo decía, si algo me impresionaba lo decía, y definitivamente si una chica tocaba de una manera tan bonito también debía decírselo.

Y nuevamente de la nada aparece una mirada triste en sus ojos de cachorro, una mirada que viene acompañada de su ensueño con su antiguo hogar, el lugar donde nació. Idris debía ser fantástico por como los nefilims que nacieron y crecieron allí lo narraban pero yo simplemente no podía imaginármelo, si pensaba en Idris lo único que se me ocurría eran un montón de vejestorios odiosos de la Clave y el rostro borroso de mi padre que solo conozco gracias a una foto. Nada de pasto verde, flores frescas, lagos brillantes...nada que me evocara la necesidad de ir allí y conocerlo.
-Ya veo-digo tranquilamente-Siempre he escuchado que es precioso aunque nunca he ido.
No había muchos nefilims que no hubieran nacido o conocido Idris, la mayoría de ellos consideraban a Idris su hogar mas que el lugar donde vivían cosa que no podía entender. Supongo que era algo así como las religiones, como la Meca para los Judios o Belén para los cristianos, después de todo era allí donde Raziel había mezclado su sangre con la nuestra.

Me encojo de hombros para restarle importancia, a pesar de que generalmente la reacción de otros nefilims era similar ya me había acostumbrado a la sorpresa que desataba. A veces me costaba imaginar que tan increíble debía ser Idris para causar tanto revuelo en todo el mundo.
-No, la verdad es que nunca he ido, supongo que debería hacerlo en algún momento-miento con una mueca. Definitivamente Idris no estaba en mis planes ni ahora ni luego, probablemente ni siquiera llegara a verlo una sola vez pero en realidad no era para tanto, ninguna torre de cristal valía la pena para el riego.-Siempre he oído cosas increíbles de allá, además me encantaría ver la nueva manera de crear los cuchillos serafines que usan las hermanas de hierro, pero por el momento no entra en mis planes
Las hermanas de hierro eran una de las razones por las que Idris me llamaba la atención, al diablo con la casa veraniega de la familia Luxford, seguramente alguien vivía allí, un pariente que no tenia ni idea de mi existencia. No es que eso fuera raro, en realidad las familias de cazadores eran tan extensas que muchas veces a penas se conocían unos a otros,y todo porque era nuestro deber ser proliferos para poblar el mundo de pequeños asesinos y asesinas de bestias que dedicaran su eterna existencia a la lucha contra el mal. Que ternura.

-¿Hace mucho que ya no lo visitas?-inquiero con curiosidad. Por su mirada intuía que realmente le gustaría regresar pero algo se lo impedía, supuse que su relación con sus familiares no era muy buena o por otro lado la carencia de ellos la mortificaba. La mayoría de cadáveres se enterraban en Idris, pilas y pilas de muertos metidas en elegantes capillas familiares desde hace décadas. El resto estaban hechos cenizas que rodeaban completamente la ciudad de los hermanos silenciosos, porque allá donde fuéramos estábamos rodeados de cadáveres.
Cuando yo muriera no me gustaría que me enterraran con un montón de Luxford`s que no conozco o a los que en vida nunca les interese, tampoco quería que mi cenizas cubrieran las de cientos de otros muertos en un lugar donde la luz del sol nunca entraba. Cuando muriera y si había alguien en que pudiera confiar le pediría que enterrara mi cadáver en una colina con muchos arboles y flores, que no buscara un ataúd elegante y costoso sino algo simple y que no me vistieran con ropa negra de batalla, por muy egoísta que pareciera no quería morir para servir en mi otra vida, a eso había dedicado esta.
-Nunca he pensado demasiado en como sera, quiero decir que he oído cosas pero cuando pienso en ello no puedo hacerme una imagen, tampoco he conocido a nadie con fotos así que es una idea bastante distorsionada-digo mas para mi.

Veo en sus ojos un cierto dolor y me pregunto como sera sentir que un lugar es tu casa y que no puedes volver. Intento imaginarme mi hogar pero todo esta en blanco, no tengo un verdadero hogar al que acudir y cuando intento concentrarme para darle un sentido a mi origen lo único que veo es la imágenes de los verdes prados de Gales que había visto en pinturas o retratos. Gales había sido el lugar donde nací, el lugar donde dehaber sido una simple nefilim habría crecido y entrenado, y finalmente el lugar que iba a proteger y donde iba a ser velada en mi funeral. En cambio ni siquiera había visto con mis propios ojos esas tierras y probablemente tampoco las vería nunca mientras supiera que había familiares que pudieran reconocerme. De manera que mis dos supuestos hogares, Idris y Gales, eran campos de fuego donde terminar muerta.
-Debe sentirse genial saber a donde perteneces-murmuro antes de darme cuenta para luego negar rápidamente con la cabeza-No se que te impide regresar pero creo que algun día tendras que hacerle frente a esas cosas que te mantienen lejos, no puedes simplemente escapar de un lugar sin importar las razones que tengas. Si sientes que perteneces allí entonces ve y enfrenta lo que sea que te preocupa.
Wow, mis consejos eran geniales pero lastimosamente yo nunca los seguía y por un momento me hizo sentir como una hipócrita. En cierto modo yo no deseaba volver a Gales ni mucho menos conocer Idris pero eso no quería decir que no estuviera huyendo, y claro que tenia mis excusas pero todo el mundo las tiene siempre, así que en ese sentido ambas teníamos cosas que esconder y no esperábamos que la otra supiera nuestros secretos. Al final del día ese era siempre el problema, había demasiadas cosas que esconder.

Suelto un suspiro resignado antes de levantarme y sacudirme un poco el polvo de mi camison, me estiro ligeramente y finjo un bostezo antes de una sonrisa avergonzada. No tengo sueño pero mi conversación con Valentina me ha dejado muchas cosas en que pensar y para hacerlo necesito algo de soledad.
-Ha sido un misterioso placer conocerte Valentina, y espero que pronto podamos salir juntas pero por el momento lo que necesito es dormir un largo rato para reponerme de ese estúpido licantropo.
Le lanzo un beso tronado antes de dar media vuelta y alejarme a través de aquel pequeño bosque privado.