Y aqui estoy (Alec Lightwood)

Al final de cuentas habia terminado siendo asignada al Instituto de Nueva York durante un tiempo a lo mucho unos 6 meses . Deje mi bolso en el piso mientras observaba con detalle el recibidor. Tenia lago de frio y cansancio pero eso no me iba a detener . Apenas eran las 10 am , aun quedaba mucho dia por delante.Sabia que los Lightwood eran los encargados del instituto por Thomas que lo habia mencionado en sus cartas .

Con calma saque mi estela marcando una runa por prevencion en pierna izquierda , si no habia nadie dejaria el bolso y saldria a caminar por alli , cierto temor me invadio al no escuchar ruidos por lo que con paso calmado me acerque a las escaleras que alli estaban. Aunque mis pisadas casi ni sonaran estaba lista para golpear a alguien si era necesario.

Hola.....¿Hola? .....¿Alguien en casa? -grite algo frustrada , para sentarme en el suelo de golpe , no me mataria esperar un poco y dejar de ser tan impaciente .Me levante y camine distraida rozando con la punta de mis dedos las paredes ,disfrutando del tacto.

Era temprano, la noche anterior se había quedado hasta tarde investigando sobre demonios en la biblioteca, y había salido esa mañana sólo para buscar unos panecillos, así podía dejar algo en la cocina para Izzy y para Jace cuando se levantaran, y de paso, darse el gusto de comer unos el, junto con un té, para despertarse.

Vio a una muchacha extraña parada en la entrada del instituto, y supuso que sería una nefilim perdida, sobre todo, por el hecho que estaba parada al lado de las escaleras y no del ascensor, lo que demostraba que era una visitante. No le gustaban las visitas en el instituto, la última aun le resultaba tortuosa, ya que Clary parecía que se iba a quedar en sus vidas y por mucho tiempo.

Se paró delante del ascensor, mirándola de reojo - Si vienes al instituto, lo mejor sera que comiences a moverte, y entres en el ascensor. Mi madre, la directora, te asignara una habitación, y deberías comenzar con los entrenamientos, necesitarás mas músculos si tienes planeado sobrevivir a la actividad demoníaca en Nueva York - le espetó, con poca simpatía, muchos nefilims se creían listos para todo, pero no conocían los secretos de la ciudad de Nueva York, siempre dispuestos a sorprender aún a los experimentados que llevaban años viviendo allí.

Abrió de un tirón las puertas del ascensor, e ingresó, esperando con la puerta abierta a que la muchacha se metiera dentro, con un gesto de fastidio instalado en su casa. Sabía que debía ser más amable, teniendo en cuenta el aumento de la actividad demoníaca en la zona, pero simplemente no le nacía, no esa mañana, donde su mayor plan era engullir panecillos con manteca remojados en el té, mientras escondía su nariz en un libro de demonios, intentando verificar datos, o prepararse mentalmente para batallas que quizas nunca se den.

Cuando entro el joven me quede quita , las cosas aqui eran muy diferentes a lo que era Paris , lo observe como caminaba hacia el ascensor .Agarre mi bolso y me acerque al ascensor dispuesta a aclarar mi posicion realmente no le hacia mucha gracia verme .

Con el bolso en mano camine a paso seguro pasando a tener una expresion fria casi inerte . Me pare aun lado del nefilim de ojos azules . Me aclare la gargante mirandolo de reojo .

Gracias , debes ser uno de los jovenes Lightwood , se nota a leguas - Comente con frialdad- Mi nombre es Vanessa Chavalier fui transferida desde Londres me quedare aquí unos 6 meses a mas tardar, me imagino que la actividad demoníaca es mayor que en París .

Off:

- Obviamente lo es, ¿es que no has deambulado por las calles de la ciudad? - pregunta sorprendido, ya que lo primero que toda persona hacía cuando visitaba Nueva York era recorrer sus calles, además de por fines turísticos, porque despertaba curiosidad, y eran pocas las personas que lograban escapar a su encanto. Desde las hadas que siempre se veían alrededor de Central Park, muchas veces notificadas por mundanos con la visión que ignoraban la realidad de lo que veían; hasta los lugares mundanos que tambien llamaban la atención entre los nefilims, los miles de teatro, el viajar en metro, las mejores pizzas, en fin, todo lo que conllevaba ser neoyorquino, y hasta Alec, que había nacido en Idris y era bastante clásico en sus gustos, encontraba el encanto en eso.

Cerró las puertas del ascensor, el que enseguida comenzó a ascender con un repiqueteo. - Si, soy Alec Lightwood, el mayor. Aunque no somos los únicos habitantes del instituto, sabes - murmuró con exasperación, el hecho de que sus padres fueran los directores del instituto parecía condicionarlo a tener que ser amable con todo cazador de sombras que por un motivo u otro buscara refugio allí, como si en vez de Alec Lightwood el cazador de sombras fuera Alec Lightwood el recepcionista de hotel. Imaginaba las frases en su cabeza, en un tono de sarcasmo que sólo podía atribuir a pasar demasiado tiempo con Jace: "Por aquí señora, esta es su habitación", "A las ocho se sirve el desayuno, ¿desea que se lo despierte a una hora?", y último, pero no por eso menos importante: "Arriba de la almohada dejaremos cada noche un cuchillo serafín, es nuestra propia versión de los chocolates".

Sin embargo, no podía negar que le intrigaba parte del discurso de la muchacha, quien era algo grosera, mas teniendo en cuenta que estaba en territorio ajeno, ya que, al fin y al cabo, Alec llevaba años viviendo en el Instituto, y sentía a ese lugar como propio. - Si eres del instituto de Londres... ¿Qué diablos hacias en París? Y ¿porqué te transfirieron aquí? - En estos días en que el círculo parecía resurgir, era normal desconfiar de todos, de los amigos y de los enemigos, conocidos o no. Era mejor estar seguro, antes de meter a un espía encubierto. Le daba un escalofrío pensar en lo que podría sucederle a Jace si su padre se hartaba de que le llevara la contra.

Finalmente, el ascensor arribó a la planta alta - Hemos llegado - avisó, para acto seguido agacharse y darle un trozo de panecillo a Iglesia, que había ido a recibirlos.