Kira Asada

Kira es un joven tranquilo y sonriente, aunque muchas veces esa sonrisa oculta una profunda tristeza. Rara vez se molesta y sólo lo verás enfadado si acaba de presenciar algo que a sus ojos es injusto o cruel. La justicia es su principal virtud, y trata a todos por igual, sin importar su raza. Aunque a veces lo tachen de idealista, Kira está convencido de que la bondad y la maldad no tienen nada que ver con la raza, y como ejemplo siempre cita a los ángeles caídos.

Esta calma que pareciera siempre rodearlo lo hace especialmente bueno para las reuniones a las que acude, ya que no teme exponer sus puntos de vista, aunque siempre respeta la forma de pensar de los demás. Acepta sus errores y se disculpa como es apropiado.

Es muy respetuoso, particularmente con aquellos de mayor edad y rango que él, sin importar si es un nefilim, un mundano o incluso un subterráneo. Este respeto es particularmente popular con los subterráneos inmortales, y es por eso que a menudo Kira es enviado como emisario para tratar asuntos particularmente con brujos, hadas y vampiros. Sabe negociar y siempre logra encontrar ventajas para todas las partes involucradas.

Especialmente protector con aquellos a quienes ama, aunque esa protección no hace que desee meterlos en una burbuja de cristal. Simplemente les advierte de los peligros y si resultan heridos, él los consuela. Es cariñoso como amigo, y aún más como amante.

Pese a su sonrisa, la tristeza se nota en sus ojos, particularmente desde hace unos meses. Sonreír pese a la adversidad le hace los problemas más soportables.

Kira fue el primogénito de Ryuutaro y Miki. Su padre acababa de ser nombrado líder del Instituto de Tokio, y debido a ello, el tiempo que sus padres tenían para él nunca fue mucho, pero siempre fue de calidad.

A los ocho años recibió sus primeras runas y comenzó a entrenar. Al igual que su madre, descubrió que tenía una gran habilidad para el iratze, así que ella empezó a instruirlo también en herbolaria y medicina tradicional. Conforme fue creciendo, su paciencia y templanza le ganaron notoriedad, ya que al exponer sus puntos de vista y los errores en alguna negociación, lo hacía siempre desde el respeto que le inculcaron sus padres. Pronto formó parte de los grupos que acudían a negociar con los subterráneos.

Al cumplir 16, su madre quedó embarazada de nuevo, para sorpresa de toda la familia. Pronto nació una pequeña niña que se convirtió en la adoración de Kira, pero también debido a la bebé, la madre empezó a dedicarse más a la enfermería que a las peleas.

Durante la época en la que el Círculo promovía el asesinato de subterráneos sin importar su inocencia, el Instituto de Tokio se mantuvo fiel a la Clave y a los Acuerdos. Esto disminuyó el impacto de este grupo en el país, aunque Kira aún recuerda muy bien una de estas batallas, en la que el Círculo torturó a una princesa hada y mató a sus guardias. Pasaba de la medianoche y lo enviaron a buscar al Gran Brujo, quien acudió presto a ayudar, y durante la batalla, le salvó la vida. Tanto su padre como él, desde ese momento le tienen un mayor respeto al brujo y trabajan más en conjunto. Si hay algo que valora la familia Asada es el honor, y ese día lo vieron en el brujo.

El peligro se alejó, y la familia vivió unos años de relativa paz. Kira consolidó su posición como portavoz de los nefilims ante los subterráneos y ayudó a su padre en la misión de llevarse bien con los subterráneos, lo que empezó a disminuir los casos que debían ser llevados ante la justicia.

Pero todo cambió hace unos meses...

Valentine volvió, y con él el fervor en contra de los subterráneos de algunos nefilims. Los padres de Kira salieron a luchar y él por su lado también lo hizo, con su hermana. Todos los grupos de nefilims japoneses tuvieron pérdidas, pero se aseguraron la victoria en el país del sol naciente. Sin embargo, los padres de Kira no volvieron.

Kira se ha hecho cargo de su hermana menor, pero también realiza frecuentes viajes a Idris para ver en qué puede ayudar. Para él, el punto de vista del Círculo es completamente incorrecto.