Que es el amor?nadie me lo a enseñado(Jace)

Para variar, esta era otra noche que Jace pasaba sin poder conciliar el sueño. Toda la culpa era de él y su mente que no dejaba de pensar, si no era Clary, era su parabatai, Valentine o todos juntos completándose, logrando que el rubio apenas tenga tiempo de descanso de solo un par de horas. Sabía que lo único que lograba despejar su mente era salir de cacería, pero había prometido no salir, a menos hasta que Alec esté bien y pueda acompañarlo, se lo había prometido... "La próxima vez saldremos los dos con Izzy". Y Jace no era de esos que faltaban a su palabra.

Había decidido que mejor era ir a la biblioteca, tal vez allí haya algo "interesante" que leer sobre demonios e invasiones o tal vez alguien con quien charlar. De modo que no podría ser el único en el instituto -que parecía estar bastante transitado- que esté con insomnio. No necesito cambiarse, ni nada, ya que tenía la costumbre de tirarse en la cama con la misma ropa de siempre solo porque sabía preveer que luego se levantaría a recorrer el lugar. El pasillo estaba vacío, casi a oscuras, pero llegar a la biblioteca no le costo demasiado ya que conocía todo prácticamente de memoria.

Abrió la puerta y se encontró con una chica rubia sentada con un extraño aparato encima y un libro que jamas había visto, no conocía todos los libros que había en el lugar, Alec si, pero de lejos sabía que no era nada relacionado con los nephilims o submundos. Prestó atención y reconoció el aparato en Magnus, él tenía algo parecido en su casa. Se aclaro la garganta un poco ruidosamente pero al ver que ella no lo notaba se limito a hablar —¿Sin poder dormir? —Preguntó acercándose con cuidado unos pasos dentro del lugar, cerrando la puerta detrás de él.

La escuchó con una fingida atención y luego se encogió de hombros —No lo se... —Sabía porque no dormía, pero no le interesaba contársela a una chica que apenas cruzó en los pasillos, es nueva y más. Incluso siquiera conocía su nombre y no le contaría su vida en problemas, no, demasiado publico eran algunos para seguir publicándolos por todos lados. —¿insomnio? —Preguntó casi para si mismo, como si fuera que hubiera pensado con la voz en alto. Caminó y se sentó en uno de los sillones, apoyo sus hombros en el respaldo.

La observo acomodarse, de cierta forma lo hacia recordar a una versión rubia de Maryse, o incluso Izzy, de la forma en la que andaba con esas batas luego de despertar, o parecían estar siempre bien vestidas aunque sea que anden en los pasillos del instituto. Jace era distinto, anda con cualquier ropa que tenga a mano, por lo general eran grandes y sueltas y con los pies desnudos. Le gustaba andar descalzo, sentir el piso frío debajo de él y las texturas que este dejaba. Pero la voz de la chica lo quito de sus pensamientos... —Así es, el mismisimo Jace, supongo que soy más famoso de lo que pensé —Comentó al pasar. Mientras sentía el comentario de la chica todavía retumbar en sus oídos como una cosquilla a su ego. Seguía siendo él, conocido por casi todos, preferido para tenerlo como amigo, solo Jace Wayland.
—¿Y que haces acá en el instituto? —Preguntó directo, mientras giraba su cabeza hacia ella para verla mejor.

Escucho lo que la chica tenía para decirle. Seguía viendo a una versión rubia de Iz, seguramente si algún día le pasa algo a alguno de los Lightwood, ella sea quien se encargue de buscar venganza por mano propia, Jace también lo haría, después de todo, ellos eran su familia más cercana que tuvo por años. No Clary, no Valentine... los Lightwood, estuvieron gran parte de su vida, lo acogieron cuando no tendrían porque haberlo hecho, lo criaron como a uno más de sus hijos y les debía demasiado. Pero alejo los pensamientos cuando le toco responder. No sabía bien que decirle, no iba a contarle su vida, no a ella que apenas la conocía.

—Bueno... hasta donde sé, yo vivo aquí —Dijo con cierto tono obvio en su voz. —Hace años ya de esto... cuando pensaba que mi padre había muerto —Se encogió de hombros quitandole la importancia que para él estaba. Aunque Valentine sea su padre, estaba bien aceptaba que le haya mentido con su muerte, pero lo de Clary... tenía una hermana y nunca lo supo y ahora tiene que aprender a vivir con ello, amándola sin tener siquiera una oportunidad de ser feliz. Claro que si fuera por él, no le importaría que sea su hermana, solo la amaría, pero ella, ella no... no quería eso y lo tenía que aceptar.
—¿Sabes quien mató a tu padre? Me imagino que si, sino no veo como buscar venganza... —Preguntó mientras intentaba alejar todos sus pensamientos lejos de su cabeza.

Dio un brinco cuando sintió las manos de la chica sobre su cabello y se alejó hasta detrás del sillón donde estaba sentado, no era demasiado pero era lo suficiente para evitar cualquier tipo de contacto. —No vuelvas... —Dijo señalándola con el dedo de su mano, lo suficientemente serio para que sepa que no estaba jugando. —No vuelvas a hacer eso... no quiero tus abrazos, ni quiero llorar, ¿Acaso estás loca? ¿Por qué demonios quisiera llorar?—Preguntó un poco molesto mientras bajaba la mano y la dejaba a un lado.

Se rasco la cabeza mientras pensaba un poco, luego de unos segundos volvió a sentarse en el sillón solo que está vez intento hacerlo con cuidado y estar a cierta distancia de la joven chica. Estaba un poco confundido, no entendía que fue lo que llevó a Alba a hacer eso que hizo, como si fuera que Jace alguna vez necesite un abrazo o llorar... Él no necesita esas cosas, tampoco llora, porque es fuerte y hombre y no lloran. Solo los débiles lloraban y si lo hacia algún día, se aseguraría de estar solo.
A demás tampoco le diría lo que piensa y siente, recién la conoce y no es esa clase de chicos que anda diciendo sus problemas a cualquiera que se presente. No. Se quedó sentado mirando al frente mientras intentaba no pensar en esas cosas y relajarse un poco.

La quedó mirando un rato confundido. ¿Qué demonios estaba mal en ella? se preguntó mientras se rascaba la cabeza —No entiendo —Dijo mirándola detenidamente —No te dije que estaba sufriendo, no estoy sufriendo y tu sin embargo haces caso omiso a lo que digo, ¿qué juego es ese? —Preguntó yendo al punto de la cuestión. Jace nunca fue esa clase de personas que daban vueltas para decir algo, sino que siempre iban directo al punto de la cuestión. Siempre —¿Es solo para tenerme cerca verdad? Bueno así no funciona... Tal vez si me dices "Mira Jace me gustas" pueda funcionar pero tratando de ser la madre protectora, pensando que estoy sufriendo no vas a lograr nada... nada.... —Habló un poco más relajado.

Luego la vio acomodar todas sus cosas. Se encogió de hombros verdaderamente no iba a suplicar por la compañía de nadie. —De acuerdo... como quieras. Adios —Dijo levantando una mano en forma de saludo mientras que sentado en el sillón se tiraba sobre el respaldo y con la cabeza mirando al techo cerraba los ojos pensando en lo grosero que había sido con la chica que apenas conocía pero afirmando eso. Recién la conocía.

Apretó las teclas del piano fuerte cuando escuchó una femenina voz que venía desde la puerta. Se giró y encontró a Alba recostada sobre el marco de la puerta. —Si...—Dijo quedadamente —Toco desde siempre, prácticamente —Comento sonriendo levemente y volviendo la vista al piano, bajo la tapa. Ya no volvería a tocar, ahora que se vio interrumpido en su actividad. Siempre le costaba el doble volver cuando eso sucedía.
—¿Todo bien? —Pregunto mientras volvía hacia la chica y cruzaba una pierna por encima de la otra y rascaba su cabello. No sabía bien que decir, a veces se sentía intimidado con la presencia de la joven, que abrazaba solo porque si. Pero no sería tan grosero con ella.

Se encogió de hombros. —Asunto olvidado—Dijo con una media sonrisa mientras la observaba acercarse y sentar en la misma silla que él.
—Si, todo está bien.— A Jace ninguna chica lo ponía nervioso, salvo Clary. Ella podía hacer lo que quisiera con él y podría hasta proponerle las cosas más descabelladas que solo aceptaría para verla feliz a ella. Pero luego recuerda que es su hermana. Odia eso, pero la ama y tendrá que aprender a convivir con ellos. Solo había chicas que lo ponían incomodo. De la forma en la que... A Jace era difícil incomodarlo, salvo cuando hacían algo que la persona pensara que es lo correcto o cuando creen conocerlo cuando en realidad no lo conocen. Y Alba era de esas personas que lo ponían incomodo por el simple echo de esperar sentado a que haga algo otra vez que logre ponerlo incomodo o lo haga molestar.
—¿Necesitabas algo? —Preguntó discretamente mientras se giraba y la observaba.

Escuchó lo que ella le preguntó, le pareció una pregunta un tanto estúpida pero no le dirá nada, no porque sea un cobarde, sino porque es una mujer, y siente que a veces hay que tratarlas mejor de lo que trataría a los hombres, por más que sean unos miseros insectos que merecen ser aplastados a seguir respirando el mismo aire que el rubio. Se encogió de hombros —De Idris, como la mayoría de los Nephilims. —Comentó mientras se ponía de pie —Que, ¿tu no naciste allí? —Le preguntó mientras recorría el salón a pequeños pasos.

Estar sentado lo ponía nervioso, solo por pensar que la chica en cualquier momento podría saltar con alguna de sus escenas de mujer maternal y podría abrazarlo... Le incomodaba pensar esas cosas, no quería que vuelva a suceder y mantendría la distancia solo para asegurarse que eso nunca vuelva a suceder. Recorrió el lugar una vez, y se quedó con la mirada fija en la ventana que desembocaba a la ciudad, parecía tan silencioso el instituto siempre, teniendo en cuenta que afuera estaba una de las ciudades más grande que haya conocido y que siempre esté ruidosa. Era extraño y sorprendente. Pero le gustaba en cierta forma esa diferencia a solo un par de metros de la realidad.

Escuchó lo que ella decía y frunció el ceño. Era extraño que algún nephilim naciera fuera de Idris, pero tampoco era imposible. —Pero... ¿Alguna vez fuiste a Idris, verdad? Se siente como estar en casa... bueno, por lo menos así lo siento yo —Concluyó encogiéndose de hombros restandole importancia al final. Extrañaba Idris, y todo lo que de allí venía, ese aire familiar, el sentirse como en casa y que nada importe una vez que allí está. Pero no puede ir, lo sabe, no ahora, no con tantos problemas... tal vez cuando todo se solucione pueda ir, volver... recorrer los bosques, las calles, visitar antiguos lugares. Si, tal vez un día.

Observó su mano que estaba sangrando, "¿Cuando demonios me hice esto que nunca lo sentí?" se preguntó un poco demasiado confundido. Lo único que faltaba en su vida era que se lastimara sin que él se diera cuenta. Aun con el ceño fruncido observó como la chica le envolvía un pañuelo —Pero... —Dijo sin entender —Podría hacer una runa y ya... no entiendo tus métodos mundanos de curar —Contestó sacando su estela, retiro el pañuelo dejándolo en el suelo y antes que pudiera seguir la joven ya se había ido. Se encogió de hombros y comenzó a trazarse él mismo una runa para esa herida.