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Las luces en la oscuridad [Privado +18]
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Las luces en la oscuridad [Privado +18]
"Derrota" no era su palabra favorita. Era el tipo de palabra que evitaba hasta el último momento antes de que ella lo consumiera por dentro y tuviera que asumirla y no morir por ello. No era un asunto tan dramático, después de todo. Solo había reprobado el curso. ¿Qué tan malo podía ser? Y no es que muchas personas reprobaran un curso avanzado de Dibujo Técnico en Manhattan, pero él era una excepción importante. Siempre lo era.
— A decir verdad, soy un fracaso. —murmuró descargando el peso de sus palabras en un suspiro. La calle no estaba tan abarrotada como siempre, lo cual lo deprimía un poco. Por lo general disfrutaba de las calles vacías debido a que podía oír música en su reproductor con toda la calma del mundo; ese día, sin embargo, necesitaba algo más. No estaba seguro de qué. ¿Un trago? Se detuvo frente a un club nocturno al cual no frecuentaría ni en un millón de años. A él le agradaba la tranquilidad y el silencio; entonces, ¿por qué ahí?— ¿Y por qué no? —se dijo con un leve gruñido.
Entrar no le resultó tan difícil como hubiese supuesto. El vigilante tuvo sus inseguridades respecto a si permitirle el paso o no, ya que su vestimenta era todo menos llamativa. Jack, como lo llamaban los "amigos" que eran más del tipo de ese lugar, no iba con piercings ni cabello pintado ni chaqueta de colores ni tatuajes por doquier. Era un joven común y corriente, vestido más para un bar privado y elegante que para un centro nocturno donde predominara la música estridente y las bebidas de colores artificiales. Pero un grupo de chicas lindas rondaba por ahí, aunque lucían salidas del circo, le echaron un vistazo de arriba a abajo y le suplicaron al guardia dejarlo pasar. Y así lo hizo.
Le agradaba sentirse adulado de vez en cuando, no lo podía negar. Ya adentro encontró lo que tanto temía. Una pesadilla muy, pero muy atractiva. Si alguna vez pensó que jamás en su vida se sentiría atraído por un ambiente ruidoso, bullicioso y brillante, había estado muy equivocado. No lamentaba su atuendo pero si su falta de efectivo. Al creer que solo saldría a dar un paseo luego del fasco de Dibujo Técnico, no llevaba más de siete dólares.
— Veamos si puedo jugar un poco por aquí. —ronroneó con valentía.
— A decir verdad, soy un fracaso. —murmuró descargando el peso de sus palabras en un suspiro. La calle no estaba tan abarrotada como siempre, lo cual lo deprimía un poco. Por lo general disfrutaba de las calles vacías debido a que podía oír música en su reproductor con toda la calma del mundo; ese día, sin embargo, necesitaba algo más. No estaba seguro de qué. ¿Un trago? Se detuvo frente a un club nocturno al cual no frecuentaría ni en un millón de años. A él le agradaba la tranquilidad y el silencio; entonces, ¿por qué ahí?— ¿Y por qué no? —se dijo con un leve gruñido.
Entrar no le resultó tan difícil como hubiese supuesto. El vigilante tuvo sus inseguridades respecto a si permitirle el paso o no, ya que su vestimenta era todo menos llamativa. Jack, como lo llamaban los "amigos" que eran más del tipo de ese lugar, no iba con piercings ni cabello pintado ni chaqueta de colores ni tatuajes por doquier. Era un joven común y corriente, vestido más para un bar privado y elegante que para un centro nocturno donde predominara la música estridente y las bebidas de colores artificiales. Pero un grupo de chicas lindas rondaba por ahí, aunque lucían salidas del circo, le echaron un vistazo de arriba a abajo y le suplicaron al guardia dejarlo pasar. Y así lo hizo.
Le agradaba sentirse adulado de vez en cuando, no lo podía negar. Ya adentro encontró lo que tanto temía. Una pesadilla muy, pero muy atractiva. Si alguna vez pensó que jamás en su vida se sentiría atraído por un ambiente ruidoso, bullicioso y brillante, había estado muy equivocado. No lamentaba su atuendo pero si su falta de efectivo. Al creer que solo saldría a dar un paseo luego del fasco de Dibujo Técnico, no llevaba más de siete dólares.
— Veamos si puedo jugar un poco por aquí. —ronroneó con valentía.
Invitado- Invitado
Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Como cada que me aburro, había salido al hermoso Pandemonium a ver qué hacía, qué bebía y si podía alejar de mi mente los malos pensamientos y sensaciones que me había provocado mi discípula. Quizá sólo quería recordarme lo mucho que me gustan los hombres, el alcohol y despotricar en contra de los nefilims.
Había llegado bastante temprano para mi habitual inicio de fiesta a la medianoche y estaba sentado en la mesa donde jugaban baraja. De momento, llevaba la delantera y había ganado mi buena dotación de partidas, pero había un maldito licano que sólo iba detrás de mí por una partida. Y encima es muy guapo, pero claro, elige este preciso momento para levantarse.
- Ey, no me hagas esto, si vamos casi iguales y tengo que superarte por más.
Una tontería sobre que lo esperaba su hembra me fastidió. Más que nada porque los otros dos con los que jugaba eligen este momento para decidir que ya han perdido demasiado. Y yo, con las piernas sobre la mesa, cruzadas, y una botella de vodka con varios símbolos pintados con rotulador, me fastidio por completo. Tomo la botella y bebo un trago. Ignoro el comentario de el recientemente derrotado hado que osa llamarme "mágico embustero", y finjo demencia. Por supuesto que gran parte de mis victorias se deben a pequeños y sutiles hechizos, lo que hacía al licano un mejor jugador, pero no había nada más que hacer.
- ¿Qué nadie más quiere jugar cartas? Ni que fuéramos todos ricos.
Todos son unos idiotas, qué molesto. Ahora voy a aburrime de lo lindo. Empiezo a hacer un castillo de naipes, pero equilibrar cartas cuando estás medio ebrio no es tarea fácil. Mucho menos cuando estás sentado de esta forma, pero eso es justo lo divertido.
Había llegado bastante temprano para mi habitual inicio de fiesta a la medianoche y estaba sentado en la mesa donde jugaban baraja. De momento, llevaba la delantera y había ganado mi buena dotación de partidas, pero había un maldito licano que sólo iba detrás de mí por una partida. Y encima es muy guapo, pero claro, elige este preciso momento para levantarse.
- Ey, no me hagas esto, si vamos casi iguales y tengo que superarte por más.
Una tontería sobre que lo esperaba su hembra me fastidió. Más que nada porque los otros dos con los que jugaba eligen este momento para decidir que ya han perdido demasiado. Y yo, con las piernas sobre la mesa, cruzadas, y una botella de vodka con varios símbolos pintados con rotulador, me fastidio por completo. Tomo la botella y bebo un trago. Ignoro el comentario de el recientemente derrotado hado que osa llamarme "mágico embustero", y finjo demencia. Por supuesto que gran parte de mis victorias se deben a pequeños y sutiles hechizos, lo que hacía al licano un mejor jugador, pero no había nada más que hacer.
- ¿Qué nadie más quiere jugar cartas? Ni que fuéramos todos ricos.
Todos son unos idiotas, qué molesto. Ahora voy a aburrime de lo lindo. Empiezo a hacer un castillo de naipes, pero equilibrar cartas cuando estás medio ebrio no es tarea fácil. Mucho menos cuando estás sentado de esta forma, pero eso es justo lo divertido.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Al recorrer el lugar, algo le quedó muy claro al joven muchacho de Queens: Había que tener dinero para disfrutar al Pandemonium. Quizás no necesitaba una fortuna, pero siete dólares no le servirían para mucho más que un trago. Luego no tendría dinero para volver a casa. Por un momento creyó que era su día de mala suerte hasta que presenció una escena interesante. Hombres retirandose de una mesa de juego; cartas siendo despachadas sin ningún interés y luego, como último recurso, siendo apiladas una sobre otra en un triste intento de hacer un castillo. Los naipes, sin embargo, no le llamaron tanto la atención como el sujeto que las apilaba.
Era extraño, cuando menos. En Manhattan había visto excentricidades de todo tipo pero aquello era diferente. Su rareza recaía en sus ojos, en algo natural. Su atuendo era comprensible por el lugar donde se encontraba; su cabello le parecía azulado, pero no estaba seguro por el tipo de luz que se reflejaba desde quien sabe donde. Todos los detalles le parecieron una misma cosa: Un peligro inminente que, por azares del destino, le parecía muy atractivo. «— ¿A donde viniste a meterte, pequeño Jack? —», rió para si mismo.
— Que penosa manera de construír un castillo de naipes. —le soltó al extraño nada más sentarse en la mesa frente a él. El contraste entre ambos era notorio. Aun así, el mundano que no se sabía así no tuvo conflictos en tomar de a poco las cartas, juntarlas, revolverlas y dejarlas en el centro de la mesa con toda naturalidad. Se le daban bien las apuestas y se le daba bien beber, y tomando en cuenta su falta de efectivo, ese extraño hombre era su última esperanza para divertirse esa noche.— ¿Un juego? ¿Dos? Vamos, sé que aun en ese estado podrías jugar. Ah, por cierto, dime Jack. —hizo un saludo de lo más informal. Como si no hubiese sido ya bastante descarado, señaló la botella de vodka.— ¿Lo apuestas? Tengo poco dinero y muero por un trago.
No era de los que solían esperar respuesta de nadie. Le gustaba actuar y en un sitio tan hiperactivo como aquel, había que moverse de prisa; no apartó la mirada del par de ojos violetas, como si pretendiera llevar a cabo una conversación no verbal. ¿Por qué? La respuesta era un poco vaga; quería divertirse y no podía negar que, nada más verlo, se había sentido atraído. Era momento de jugar, sin duda.
Era extraño, cuando menos. En Manhattan había visto excentricidades de todo tipo pero aquello era diferente. Su rareza recaía en sus ojos, en algo natural. Su atuendo era comprensible por el lugar donde se encontraba; su cabello le parecía azulado, pero no estaba seguro por el tipo de luz que se reflejaba desde quien sabe donde. Todos los detalles le parecieron una misma cosa: Un peligro inminente que, por azares del destino, le parecía muy atractivo. «— ¿A donde viniste a meterte, pequeño Jack? —», rió para si mismo.
— Que penosa manera de construír un castillo de naipes. —le soltó al extraño nada más sentarse en la mesa frente a él. El contraste entre ambos era notorio. Aun así, el mundano que no se sabía así no tuvo conflictos en tomar de a poco las cartas, juntarlas, revolverlas y dejarlas en el centro de la mesa con toda naturalidad. Se le daban bien las apuestas y se le daba bien beber, y tomando en cuenta su falta de efectivo, ese extraño hombre era su última esperanza para divertirse esa noche.— ¿Un juego? ¿Dos? Vamos, sé que aun en ese estado podrías jugar. Ah, por cierto, dime Jack. —hizo un saludo de lo más informal. Como si no hubiese sido ya bastante descarado, señaló la botella de vodka.— ¿Lo apuestas? Tengo poco dinero y muero por un trago.
No era de los que solían esperar respuesta de nadie. Le gustaba actuar y en un sitio tan hiperactivo como aquel, había que moverse de prisa; no apartó la mirada del par de ojos violetas, como si pretendiera llevar a cabo una conversación no verbal. ¿Por qué? La respuesta era un poco vaga; quería divertirse y no podía negar que, nada más verlo, se había sentido atraído. Era momento de jugar, sin duda.
Invitado- Invitado
Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Me frustro, y enormemente. Este no era mi día, y aunque la pequeña vocecita que sabe que si hubiera jugado limpio no se habrían ido todos, habla y retumba en mi mente, no es motivo para mudarme al mundo de la honestidad. Empiezo a considerar irme, pero afortunadamente una voz me lo impide. Y esa voz pertenece a alguien mundano y atractivo. Si hay algo que me parece encantador, son los mundanos, ignorantes del mundo de las sombras. Aún más los que vienen aquí. Le sonrío, divertido y halagado porque alguien guapo se me acerque y aún mejor, se siente conmigo. Aún pese a mi aspecto, porque no oculto ni mi cabello azul, ni mis ojos, aunque claro que los mundanos siempre piensas que tiño mi cabello y uso pupilentes.
- Es un castillo de naipes al estilo vodka.
Iba a presumir y a hacer un poco de magia, pero él me quita las cartas, cosa que también encuentro divertida. No dejo de mirarlo, concentrado en sus manos y deseoso de divertirme un rato con él, con naipes o como sea.
- Dime Kyo. Y claro, juguemos. El ganador bebe un vaso, ¿te parece?
La parte que él no sabe es que mi botella está hechizada y no se terminará. Tendré dinero, pero igual soy tacaño y en todo caso, mejor así. De este modo nos embriagamos y nadie sabe exactamente cuánto bebió.
- ¿Poco dinero? Vamos, ¿eres estudiante o algo así? Son los que tienen poco dinero siempre. Ventajas de ser un adulto trabajador.
Uy sí, mírenme cómo trabajo, no vean. Empezando porque debería estar en Tokio haciendo funciones de gran brujo y no sólo yendo de visita esporádica gracias a los portales.
Pero quizá lo mejor es que me mira a los ojos. Poca gente lo hace, quizá porque notan mi sangre demoníaca, quizá porque si miras fijamente ves que tengo las pupilas de gato o quizá sólo porque la gente es más embustera que yo. Le hago un guiño, coqueteando con él. Si va a salir disparado o soltarme la advertencia de no meter mano, mejor que sea ahora.
- Reparte, guapo.
Resuelvo no usar magia. Esta vez puedo dejarlo de verdad a la suerte y no a la magia de entropía. Aunque si me va muy bien, puedo usar magia para perder. Jack necesita vodka y vodka le daré.
- Es un castillo de naipes al estilo vodka.
Iba a presumir y a hacer un poco de magia, pero él me quita las cartas, cosa que también encuentro divertida. No dejo de mirarlo, concentrado en sus manos y deseoso de divertirme un rato con él, con naipes o como sea.
- Dime Kyo. Y claro, juguemos. El ganador bebe un vaso, ¿te parece?
La parte que él no sabe es que mi botella está hechizada y no se terminará. Tendré dinero, pero igual soy tacaño y en todo caso, mejor así. De este modo nos embriagamos y nadie sabe exactamente cuánto bebió.
- ¿Poco dinero? Vamos, ¿eres estudiante o algo así? Son los que tienen poco dinero siempre. Ventajas de ser un adulto trabajador.
Uy sí, mírenme cómo trabajo, no vean. Empezando porque debería estar en Tokio haciendo funciones de gran brujo y no sólo yendo de visita esporádica gracias a los portales.
Pero quizá lo mejor es que me mira a los ojos. Poca gente lo hace, quizá porque notan mi sangre demoníaca, quizá porque si miras fijamente ves que tengo las pupilas de gato o quizá sólo porque la gente es más embustera que yo. Le hago un guiño, coqueteando con él. Si va a salir disparado o soltarme la advertencia de no meter mano, mejor que sea ahora.
- Reparte, guapo.
Resuelvo no usar magia. Esta vez puedo dejarlo de verdad a la suerte y no a la magia de entropía. Aunque si me va muy bien, puedo usar magia para perder. Jack necesita vodka y vodka le daré.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Las personas físicamente atractivas abundaban por todos lados; era como si el mundo necesitara al menos una mujer y un hombre con buenos dotes físicos cada cinco metros cuadrados. Sin embargo, la gente asombrosamente irresistible existían en cantidades minúsculas. No se trataba solo de la ropa, el cuerpo y la cara, sino de algo más. Kyo, como se decía llamar el hombre de la botella de vodka, tenía un tipo de expresión encantadora y, lo supuso el mundano, engañosa. Tenía cierto instinto para identificar a quienes eran más de lo que sus "ojitos lindos" aparentaban. Claro que en el caso de Kyo, sus ojos debían calificarse como exóticos realmente; rasgados y de aquel color, eran "asombrosamente irresistibles". Le dedicó una lenta y gatuna sonrisa, la cual incluso bajo la mala iluminación produjo que su cicatriz apareciera en su mejilla.
— Kyo... —saboreó su nombre. De alguna manera sentía que estaba en desventaja con él, y no podía permitirse ver como una presa. Además, estaba completamente fascinado. Ese sujeto sabía tomar las cosas con humor, un humor entretenido que incluso le había hecho reír.— Me parece buena idea. Espero ganarte solo la mitad de las veces, entonces. —proclamó sin soberbia. Era una realidad, pues quería sentir el calor de la bebida en su garganta, a su vez que veía el efecto de la misma en Kyo.
Evidentemente Jack no tenía conocimiento del hechizo en la botella, y por ello confiaba en que su nivel de alcohol al terminar la noche fuera moderado.
— Podría decirse que soy un estudiante... —comentó a la ligera, con los ojos brillantes por el claro coqueteo del pelinegro. Dios, que divertida sería esa noche.— Pero también un adulto trabajador. No pretendía venir aquí en primer lugar. Podría decirse que el destino me trajo... y sin mucho dinero. —se encogió de hombros, pues realmente no sabía si creer en algo tan efímero como el destino. Barajeó un poco más los naipes y se inclinó un poco hacia atrás, como si quisiera tener un mejor ángulo. El cuello abierto de su camisa podía verse bajo el saco en esa posición. Elevó la comisura de sus labios como si pretendiera decir «— Anda, mira un poco más —». Comenzó a repartir de forma justa cada carta, con la habilidad de algunos años de experiencia.— Me halagas, pero te aseguro que no soy solo una cara bonita. —entornó los ojos y bajó la voz, confiando en el buen oído de Kyo. Dejó el mazo de cartas sobre la mesa y observó su juego. No estaba mal, pero dos pares de nueve era algo tan promedio que cualquier cosa podría ser mejor. Miró al pelinegro por encima del abanico de naipes sin mostrar ninguna emoción. Incluso bajo una fuerte atracción, no se sentía con ganas de perder esa noche.
— Kyo... —saboreó su nombre. De alguna manera sentía que estaba en desventaja con él, y no podía permitirse ver como una presa. Además, estaba completamente fascinado. Ese sujeto sabía tomar las cosas con humor, un humor entretenido que incluso le había hecho reír.— Me parece buena idea. Espero ganarte solo la mitad de las veces, entonces. —proclamó sin soberbia. Era una realidad, pues quería sentir el calor de la bebida en su garganta, a su vez que veía el efecto de la misma en Kyo.
Evidentemente Jack no tenía conocimiento del hechizo en la botella, y por ello confiaba en que su nivel de alcohol al terminar la noche fuera moderado.
— Podría decirse que soy un estudiante... —comentó a la ligera, con los ojos brillantes por el claro coqueteo del pelinegro. Dios, que divertida sería esa noche.— Pero también un adulto trabajador. No pretendía venir aquí en primer lugar. Podría decirse que el destino me trajo... y sin mucho dinero. —se encogió de hombros, pues realmente no sabía si creer en algo tan efímero como el destino. Barajeó un poco más los naipes y se inclinó un poco hacia atrás, como si quisiera tener un mejor ángulo. El cuello abierto de su camisa podía verse bajo el saco en esa posición. Elevó la comisura de sus labios como si pretendiera decir «— Anda, mira un poco más —». Comenzó a repartir de forma justa cada carta, con la habilidad de algunos años de experiencia.— Me halagas, pero te aseguro que no soy solo una cara bonita. —entornó los ojos y bajó la voz, confiando en el buen oído de Kyo. Dejó el mazo de cartas sobre la mesa y observó su juego. No estaba mal, pero dos pares de nueve era algo tan promedio que cualquier cosa podría ser mejor. Miró al pelinegro por encima del abanico de naipes sin mostrar ninguna emoción. Incluso bajo una fuerte atracción, no se sentía con ganas de perder esa noche.
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
El chico se presenta y lo hago yo también. Quizá lo que me gusta es que no espera a que le dé permiso de nada, eso aburría. Lo mejor es la sonrisa, pero la iluminación me la arruina: este chico tiene una cicatriz... en la mejilla. No puedo evitar recordar a ese licano de mi infancia, aunque su cicatriz en realidad eran dos. No lo miro como seguramente lo mira todo el mundo, yo soy de una época en la que las cicatrices eran un orgullo, porque le decían a todos que eres un superviviente. Y me recuerdan al maldito lobo...
- Es más fácil que Kyosuke, que es mi nombre completo, pero como prefieras.
Bajo las piernas de la mesa y las cruzo con elegancia. Acordamos entonces los términos de la apuesta y él me da la fórmula de lo que espera, ganar la mitad para estar ebrios los dos, aunque yo ya le llevo ventaja y estoy a medio camino.
- Eso haría que me embriagara completamente mucho antes que tú. Eres tramposo, ¿eh?
Pero no me molesta en lo más mínimo, y de hecho, sonrío divertido. Por mí está bien, sólo tengo que recordarlo o al menos intentarlo por si tengo que recurrir a algún hechizo adorable, de esos que no son tan notorios como lanzar bolas de fuego o chispas, pero sí que sirven.
Al hablar de su poco dinero, me hace pensar que es estudiante, porque es el sector joven de la población que siempre tiene poco dinero porque "fundación papá" no les da lo que quieren. He sido estudiante, y no hace mucho de la última vez, así que puedo simpatizar con ellos, aunque a mí "fundación papá" no me mandó propiamente a la escuela, y "fundación mamá" no cooperó.
- Oh vaya, alguien que hace de las dos cosas. ¿Y te da tiempo? No todos pueden. Yo tuve que tener una beca porque la vida es injusta. Pero me alegra que estés aquí, el destino es siempre algo bueno.
Le hago otro guiño y entonces dejo que barajée las cartas y particularmente, que me dé espectáculo. Así que íbamos a jugar a esto, perfecto por mí. Lo que hago yo es acariciar mis labios con un dedo y juguetear un poco con los piercings de mi labio inferior, sin dejar de mirarlo. Al grado que tardo en enterarme que repartió, pero a quién le importa.
- No, eso ya lo veo. Espero que no pienses lo mismo de mí, aunque sí que tengo una cara muy bonita y exótica, ¿no?
Aquí era genial ser japonés, tengo puntos positivos con los otakus y me veo aún más llamativo, lo que alimenta mi ego. Veo entonces mis cartas y me mordisqueo el índice izquierdo. No tengo nada, es este momento incómodo en el que te faltan dos cartas para tener un par. La tentación de mirar en la baraja con magia es muy fuerte, pero cedo a la tentación de perder. Elijo al azar tres cartas y las dejo boca abajo.
- Dame tres.
Parte del problema de no jugar con una apuesta convencional, es que estás atenido a lo que salga.
- Es más fácil que Kyosuke, que es mi nombre completo, pero como prefieras.
Bajo las piernas de la mesa y las cruzo con elegancia. Acordamos entonces los términos de la apuesta y él me da la fórmula de lo que espera, ganar la mitad para estar ebrios los dos, aunque yo ya le llevo ventaja y estoy a medio camino.
- Eso haría que me embriagara completamente mucho antes que tú. Eres tramposo, ¿eh?
Pero no me molesta en lo más mínimo, y de hecho, sonrío divertido. Por mí está bien, sólo tengo que recordarlo o al menos intentarlo por si tengo que recurrir a algún hechizo adorable, de esos que no son tan notorios como lanzar bolas de fuego o chispas, pero sí que sirven.
Al hablar de su poco dinero, me hace pensar que es estudiante, porque es el sector joven de la población que siempre tiene poco dinero porque "fundación papá" no les da lo que quieren. He sido estudiante, y no hace mucho de la última vez, así que puedo simpatizar con ellos, aunque a mí "fundación papá" no me mandó propiamente a la escuela, y "fundación mamá" no cooperó.
- Oh vaya, alguien que hace de las dos cosas. ¿Y te da tiempo? No todos pueden. Yo tuve que tener una beca porque la vida es injusta. Pero me alegra que estés aquí, el destino es siempre algo bueno.
Le hago otro guiño y entonces dejo que barajée las cartas y particularmente, que me dé espectáculo. Así que íbamos a jugar a esto, perfecto por mí. Lo que hago yo es acariciar mis labios con un dedo y juguetear un poco con los piercings de mi labio inferior, sin dejar de mirarlo. Al grado que tardo en enterarme que repartió, pero a quién le importa.
- No, eso ya lo veo. Espero que no pienses lo mismo de mí, aunque sí que tengo una cara muy bonita y exótica, ¿no?
Aquí era genial ser japonés, tengo puntos positivos con los otakus y me veo aún más llamativo, lo que alimenta mi ego. Veo entonces mis cartas y me mordisqueo el índice izquierdo. No tengo nada, es este momento incómodo en el que te faltan dos cartas para tener un par. La tentación de mirar en la baraja con magia es muy fuerte, pero cedo a la tentación de perder. Elijo al azar tres cartas y las dejo boca abajo.
- Dame tres.
Parte del problema de no jugar con una apuesta convencional, es que estás atenido a lo que salga.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
«— Kyosuke —», se repitió mentalmente, comprobando así que ese hombre era japonés. O cuando menos, de aquel origen. No era de extrañar ver una inmensa variedad de raíces en Nueva York, ciudad donde millones de personas de todo el mundo habían llegado por inmigración o por simple placer. Él mismo debía poseer al menos cinco tipos de origenes distintos, con abuelos italianos, tío-abuelos irlandeses, tíos ingleses y una larga lista de etcéteras neoyorkinos. Sin embargo, muy a pesar de que eso era algo "normal" en dicha ciudad, no dejaba de pensar que el aspecto de Kyo era algo más que una moda. Parecía ocultar algo y al mismo tiempo, gritarlo a los cuatro vientos. ¿Quizás tenía un buen juego?
— Me gusta jugar con ventaja, Kyosuke, eso es todo. —replicó sin remordimientos y con una sonrisa deslumbrante. Era como un niño pequeño entretenido al saber que había sido descubierto y no se arrepentía en absoluto.
Bufó cuando volvió a mirar los dos pares de nueves que resaltaba entre sus manos. ¿Debía probar suerte al cambiar la última carta? No tenía nada que perder, pero nada podría mejorar su juego. Decidió que, si Kyo estaba tan necesitado de tres cartas para hacer un juego, él no le daría el placer de verlo hacer lo mismo.
— ¿Confías tanto en tu linda y exótica cara para pedirme tres cartas? —murmuró, inclinandose hacia adelante. Era una niñería, pues nada tenía que ver una cosa con la otra. Aun así, ¿dejaría de lado el flirteo solo para ganas una partida de poker? Una difícil desición que solo fue posible tomar al ver como el pelinegro se pasaba el dedo por el labio. Un movimiento insignificante al que Jack no podía pasar por alto; lo miró embelesado y por poco bajando su juego sobre la mesa. Se recuperó a tiempo y dejó frente a las manos de Kyo tres naipes boca abajo.— Ahí las tienes. ¿Sabes? Pocas personas se adulan a sí mismas cuando están flirteando. Pero... en tu caso, me resulta comprensible. De hecho, no te culparía por cambiar mi compañía por un espejo. —comentó como quien no quiere la cosa, increíblemente tranquilo luego de haber mencionado la palabra "flirtear" sin pena alguna.— Bien, quizás te dije eso para que no prestes atención a que no quiero cambiar mis cartas.
Rió de nuevo, esta vez en verdad divertido.
— Estudio cursos diversos, no la universidad. Por eso es sencillo pagarlos. —explicó luego de que el tema pareciera sanjado. Suspiró de forma dramática.— Sí, la vida es injusta. Pero no lo suficiente si uno es firme hasta alcanzar lo que quiere. Por ejemplo... —dejó su juego de cuatro nueves y una reina visto sobre la mesa.— Yo, siendo paciente para ver si me ganarás en esta ronda, o me llevaré el trago de vodka. —y como último detalle, se relamió los labios. Quizás no solo hablaba de la partida de poker.
— Me gusta jugar con ventaja, Kyosuke, eso es todo. —replicó sin remordimientos y con una sonrisa deslumbrante. Era como un niño pequeño entretenido al saber que había sido descubierto y no se arrepentía en absoluto.
Bufó cuando volvió a mirar los dos pares de nueves que resaltaba entre sus manos. ¿Debía probar suerte al cambiar la última carta? No tenía nada que perder, pero nada podría mejorar su juego. Decidió que, si Kyo estaba tan necesitado de tres cartas para hacer un juego, él no le daría el placer de verlo hacer lo mismo.
— ¿Confías tanto en tu linda y exótica cara para pedirme tres cartas? —murmuró, inclinandose hacia adelante. Era una niñería, pues nada tenía que ver una cosa con la otra. Aun así, ¿dejaría de lado el flirteo solo para ganas una partida de poker? Una difícil desición que solo fue posible tomar al ver como el pelinegro se pasaba el dedo por el labio. Un movimiento insignificante al que Jack no podía pasar por alto; lo miró embelesado y por poco bajando su juego sobre la mesa. Se recuperó a tiempo y dejó frente a las manos de Kyo tres naipes boca abajo.— Ahí las tienes. ¿Sabes? Pocas personas se adulan a sí mismas cuando están flirteando. Pero... en tu caso, me resulta comprensible. De hecho, no te culparía por cambiar mi compañía por un espejo. —comentó como quien no quiere la cosa, increíblemente tranquilo luego de haber mencionado la palabra "flirtear" sin pena alguna.— Bien, quizás te dije eso para que no prestes atención a que no quiero cambiar mis cartas.
Rió de nuevo, esta vez en verdad divertido.
— Estudio cursos diversos, no la universidad. Por eso es sencillo pagarlos. —explicó luego de que el tema pareciera sanjado. Suspiró de forma dramática.— Sí, la vida es injusta. Pero no lo suficiente si uno es firme hasta alcanzar lo que quiere. Por ejemplo... —dejó su juego de cuatro nueves y una reina visto sobre la mesa.— Yo, siendo paciente para ver si me ganarás en esta ronda, o me llevaré el trago de vodka. —y como último detalle, se relamió los labios. Quizás no solo hablaba de la partida de poker.
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Ahora que no me importaba ganar o perder porque pensaba llevarme un mejor premio a casa, o al rincón oscuro, podía divertirme. Aunque no sé exactamente cuándo no me divierto que no sea las malditas reuniones con los estúpidos nefilims. Así que estaba divirtiéndome, más que nada porque este mundi es todo un cínico, igual que yo. Y sonríe precioso.
- Pobre de mí, tengo que perder mucho para embriagarte...
Le hago un guiño, pero ya parece que mi ego me va a permitir dejarlo ganar todas las veces. Me costaba no regalarle la botella, a veces soy un fácil. Demasiadas veces, de hecho.
Noto que no tiene buen juego, pero no sé si creérmela. Encima intenta provocarme, y no necesariamente enojo. Para enojo ya tengo mis cartas.
- Confío en que tengas buena mano la segunda vez.
También juego sucio y me toqueteo los labios, cosa que hago a veces hasta solo, pero en público a veces no pasaba desapercibido. Hoy era una de esas veces y me gusta no serle indiferente a este chico que me recuerda las cicatrices de otro. Y bueno, es guapo y bastante.
Tomo las cartas y disimulo que no estoy prestando mucha atención, pero ambos sabemos que sí. Las miro y me siento bien, porque ahora tengo un par. Mediocre, par de 3, pero al menos algo. Vuelvo a mirarlo y sonrío divertido.
- El amor de mi vida vive dentro de mi espejo, pero no me exige fidelidad. Y en todo caso un espejo no tiene nada interesante entre las piernas. Para mí, la elección es clara.
Sólo falta que o tenga un juego increíble, o quiera embriagarme muy rápido. La primera opción me agrada más.
- Me da igual si cambias tus cartas o no, eso sólo lo sabes tú. Tal vez no tienes nada más que ganas de verme completamente ebrio.
Sigue hablando y me entero de cosas bastante interesantes. Yo me había adornado haciendo referencia a la última carrera que estudié, pero muchos años, más de cien, no me importó la escuela.
- ¿Cursos de qué? Anda, cuéntame que soy chismoso.
Luego, es claro que perdí, y mi orgullo quiere lloriquear. Paso la mano por la baraja y cambio una carta. Le pongo un glamour para tener entonces el juego que bajo.
- Par de 5 y par de 3. Perdí, puedes beber. Y yo que pierdo...
Me quito la chamarra de cuero y la dejo a un lado sobre la mesa.
- Adelante, bebe. A la siguiente me quitaré la playera.
Vamos, lo iba a hacer de modo divertido. Tomo todas las cartas y empiezo a barajar con la habilidad de alguien que trabaja en un casino. Años de experiencia en estas cosas, y eso que no estoy mezclando fichas de dominó o de Mahjong.
- ¿Revancha?
Reparto las cartas y espero a que las tome para tomar las mías. Esta vez, él tendrá una corrida y yo una tercia, si es capaz de cambiar la última carta para cumplir mi plan maquiavélico al alterar las cartas. Aunque pocas veces hago magia para perder, pero ahora lo valía.
- Pobre de mí, tengo que perder mucho para embriagarte...
Le hago un guiño, pero ya parece que mi ego me va a permitir dejarlo ganar todas las veces. Me costaba no regalarle la botella, a veces soy un fácil. Demasiadas veces, de hecho.
Noto que no tiene buen juego, pero no sé si creérmela. Encima intenta provocarme, y no necesariamente enojo. Para enojo ya tengo mis cartas.
- Confío en que tengas buena mano la segunda vez.
También juego sucio y me toqueteo los labios, cosa que hago a veces hasta solo, pero en público a veces no pasaba desapercibido. Hoy era una de esas veces y me gusta no serle indiferente a este chico que me recuerda las cicatrices de otro. Y bueno, es guapo y bastante.
Tomo las cartas y disimulo que no estoy prestando mucha atención, pero ambos sabemos que sí. Las miro y me siento bien, porque ahora tengo un par. Mediocre, par de 3, pero al menos algo. Vuelvo a mirarlo y sonrío divertido.
- El amor de mi vida vive dentro de mi espejo, pero no me exige fidelidad. Y en todo caso un espejo no tiene nada interesante entre las piernas. Para mí, la elección es clara.
Sólo falta que o tenga un juego increíble, o quiera embriagarme muy rápido. La primera opción me agrada más.
- Me da igual si cambias tus cartas o no, eso sólo lo sabes tú. Tal vez no tienes nada más que ganas de verme completamente ebrio.
Sigue hablando y me entero de cosas bastante interesantes. Yo me había adornado haciendo referencia a la última carrera que estudié, pero muchos años, más de cien, no me importó la escuela.
- ¿Cursos de qué? Anda, cuéntame que soy chismoso.
Luego, es claro que perdí, y mi orgullo quiere lloriquear. Paso la mano por la baraja y cambio una carta. Le pongo un glamour para tener entonces el juego que bajo.
- Par de 5 y par de 3. Perdí, puedes beber. Y yo que pierdo...
Me quito la chamarra de cuero y la dejo a un lado sobre la mesa.
- Adelante, bebe. A la siguiente me quitaré la playera.
Vamos, lo iba a hacer de modo divertido. Tomo todas las cartas y empiezo a barajar con la habilidad de alguien que trabaja en un casino. Años de experiencia en estas cosas, y eso que no estoy mezclando fichas de dominó o de Mahjong.
- ¿Revancha?
Reparto las cartas y espero a que las tome para tomar las mías. Esta vez, él tendrá una corrida y yo una tercia, si es capaz de cambiar la última carta para cumplir mi plan maquiavélico al alterar las cartas. Aunque pocas veces hago magia para perder, pero ahora lo valía.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
La conversación se extiende, lo que evidenta el interés mutuo. No es solo que ambos hombres fueran atractivos físicamente; la química que surgía por cada palabra dicha y no dicha, era lo más divertido y excitante de todo. Claro, se dijo mientras observaba como el hombre de los ojos rasgados se pasaba un dedo por los labios, el aspecto físico tampoco le pasaba por alto. Tenía ganas de dar el primer trago solo para encender los motores; no necesitaba alcohol para sentirse atraído, pero era el toque especial de la noche para que todo saliera con mucha menos decencia.
Le sonrió, luego de haber perdido la cuenta del número de sonrisas que había otorgado ya esa noche. Las palabras de Kyo eran directas y, quizás en otro ambiente, un poco burdas. Sin embargo era la chispa perfecta en el sitio donde jamás se imaginó el chico de ojos azules. Esperó paciente a ver su juego, mientras comenzaba a responder:
— De todo un poco. Dibujo técnico, Idiomas extranjeros, Cálculo integral... —hizo una mueca que dejó bien en claro lo poco que le gustaba aquel último. Detestaba todo lo relacionado con las matemáticas, aunque lo toleraba si era algo moderado o que el arte pudiera compensar.— Quizás tome un curso sobre Poker profesional, incluso si voy ganando. —dijo burlón y ladeó la cabeza, mirando el juego frente a Kyo.— Algo es algo. Me hubiese dolido ganar sin que tuvieses algún par. —rió pues no sabía lo que realmente había ocurrido bajo sus narices.
Tomó un pequeño vaso de cristal y lo llenó de Vodka, devolviendo esta a su dueño... al cual miró asombrado. No esperaba que fuese más sorprendente de lo que ya era, de modo que apenas pudo creerlo. ¿Pretendía desnudarse ahí mismo si perdía todos los juegos? ¿Querría que hiciera lo mismo si en cambio perdía él? Miró a su alrededor como si buscara una respuesta. Sí, quería algo más que un juego de cartas con ese hombre esa misma noche, pero si lo veía tan ligero de ropa le costaría esperar a estar en un sitio más privado. Sacudió la cabeza, frustrado, y sonrió con resignación.
— De acuerdo, aunque tendré que pedir que acabemos este juego en otro lugar. —lo miró bajo unas pestañas oscuras y con la expresión de quien sabe muy bien lo que quiere.— Ya sé. Si pierdes tres de cinco, nos iremos a mi departamento. Si pierdo yo, me pasearás por donde quieras. Sólo hoy. —declaró, y entonces le dedicó la sonrisa más inocente que poseía. Era la misma de un niño que planea un siniestro plan con la belleza de un querubín. Se tomó todo el trago de vodka y jadeó cuando éste le quemó la garganta a gusto. Miró su juego y frunció el ceño. «— No tengo nada —». Pero no era del todo verdad. Tenía cuatro cartas perfectas para una corrida, y la última podía cambiarla y arriesgarse. Levantó una ceja.— Cambio una.
Le sonrió, luego de haber perdido la cuenta del número de sonrisas que había otorgado ya esa noche. Las palabras de Kyo eran directas y, quizás en otro ambiente, un poco burdas. Sin embargo era la chispa perfecta en el sitio donde jamás se imaginó el chico de ojos azules. Esperó paciente a ver su juego, mientras comenzaba a responder:
— De todo un poco. Dibujo técnico, Idiomas extranjeros, Cálculo integral... —hizo una mueca que dejó bien en claro lo poco que le gustaba aquel último. Detestaba todo lo relacionado con las matemáticas, aunque lo toleraba si era algo moderado o que el arte pudiera compensar.— Quizás tome un curso sobre Poker profesional, incluso si voy ganando. —dijo burlón y ladeó la cabeza, mirando el juego frente a Kyo.— Algo es algo. Me hubiese dolido ganar sin que tuvieses algún par. —rió pues no sabía lo que realmente había ocurrido bajo sus narices.
Tomó un pequeño vaso de cristal y lo llenó de Vodka, devolviendo esta a su dueño... al cual miró asombrado. No esperaba que fuese más sorprendente de lo que ya era, de modo que apenas pudo creerlo. ¿Pretendía desnudarse ahí mismo si perdía todos los juegos? ¿Querría que hiciera lo mismo si en cambio perdía él? Miró a su alrededor como si buscara una respuesta. Sí, quería algo más que un juego de cartas con ese hombre esa misma noche, pero si lo veía tan ligero de ropa le costaría esperar a estar en un sitio más privado. Sacudió la cabeza, frustrado, y sonrió con resignación.
— De acuerdo, aunque tendré que pedir que acabemos este juego en otro lugar. —lo miró bajo unas pestañas oscuras y con la expresión de quien sabe muy bien lo que quiere.— Ya sé. Si pierdes tres de cinco, nos iremos a mi departamento. Si pierdo yo, me pasearás por donde quieras. Sólo hoy. —declaró, y entonces le dedicó la sonrisa más inocente que poseía. Era la misma de un niño que planea un siniestro plan con la belleza de un querubín. Se tomó todo el trago de vodka y jadeó cuando éste le quemó la garganta a gusto. Miró su juego y frunció el ceño. «— No tengo nada —». Pero no era del todo verdad. Tenía cuatro cartas perfectas para una corrida, y la última podía cambiarla y arriesgarse. Levantó una ceja.— Cambio una.
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Esto se tornaba agradablemente peligroso, con un juego interesante de estira y afloja, intercambios de coqueteos al calor de un buen vodka y algunas cartas. Centro la conversación en él porque los mundanos son muy interesantes. Yo jamás los he despreciado, no son como los nefilims. Esos sí podían hacerle un favor a la humanidad y a los subterráneos extinguiéndose.
Lo que estudia Jack es sorprendentemente variado. Dibujo... me recordaba las épocas antiguas de "haz un dibujo con pincel que represente un haiku"; idiomas es algo que se me da bastante bien, era famoso por eso cuando era joven; y cálculo que es lo último y más moderno. Río un poco.
- Cálculo es difícil, a mí sólo me gustan las matemáticas si son aplicadas a algo. Teóricas me dan mucha flojera.
El curso de póker profesional pareciera necesitarlo yo, que tengo un mal juego, pero al menos era mejor que el original.
- Sería un desperdicio de tu póker de nueves.
Dejo que tome su premio, pero yo por supuesto que hago esto mucho más divertido. Yo soy descarado y me da igual la gente, de hecho hasta puedo disfrutar exhibiéndome. Aunque también es cierto que he pasado algunas noches preso por andar cogiendo ebrio en público, pero tampoco es como si me importara. Y la reacción de Jack bien lo vale. Sé que está pensando muchas cosas y una puede ser si esto es póker de vodka y prendas, pero a mí me da igual. Él en cambio, sí es penoso, pero la parte buena es que esto acorta el número de juegos, y en todo caso ya pagué por la botella y ya la hechicé, podemos llevárnosla. Le devuelvo la mirada, divertido por lo que hago yo y por su reacción, y encantado con jugar sólo cuatro partidas más.
- Me parece muy bien.
Era el peor trato del mundo, porque de todos modos yo gano, pero soy muy comprensivo y acepto de inmediato. Para mí es claro: yo perderé tres partidas.
Ya vi que es un embustero porque había fingido no tener nada y lo tenía, pero ahora es genuino. Hace justo lo que predije, porque vamos, no tenía nada que perder. Le doy su carta y yo cambio dos cartas para poder formar mi tercia y dejo que vea esa carta que mágicamente lo hará ganar... literal.
Bajo mi juego.
- Tercia de reyes, no está mal.
Espero el "golpe de gracia". Seguro que al menos le subo el ego al mundanito sexy.
Lo que estudia Jack es sorprendentemente variado. Dibujo... me recordaba las épocas antiguas de "haz un dibujo con pincel que represente un haiku"; idiomas es algo que se me da bastante bien, era famoso por eso cuando era joven; y cálculo que es lo último y más moderno. Río un poco.
- Cálculo es difícil, a mí sólo me gustan las matemáticas si son aplicadas a algo. Teóricas me dan mucha flojera.
El curso de póker profesional pareciera necesitarlo yo, que tengo un mal juego, pero al menos era mejor que el original.
- Sería un desperdicio de tu póker de nueves.
Dejo que tome su premio, pero yo por supuesto que hago esto mucho más divertido. Yo soy descarado y me da igual la gente, de hecho hasta puedo disfrutar exhibiéndome. Aunque también es cierto que he pasado algunas noches preso por andar cogiendo ebrio en público, pero tampoco es como si me importara. Y la reacción de Jack bien lo vale. Sé que está pensando muchas cosas y una puede ser si esto es póker de vodka y prendas, pero a mí me da igual. Él en cambio, sí es penoso, pero la parte buena es que esto acorta el número de juegos, y en todo caso ya pagué por la botella y ya la hechicé, podemos llevárnosla. Le devuelvo la mirada, divertido por lo que hago yo y por su reacción, y encantado con jugar sólo cuatro partidas más.
- Me parece muy bien.
Era el peor trato del mundo, porque de todos modos yo gano, pero soy muy comprensivo y acepto de inmediato. Para mí es claro: yo perderé tres partidas.
Ya vi que es un embustero porque había fingido no tener nada y lo tenía, pero ahora es genuino. Hace justo lo que predije, porque vamos, no tenía nada que perder. Le doy su carta y yo cambio dos cartas para poder formar mi tercia y dejo que vea esa carta que mágicamente lo hará ganar... literal.
Bajo mi juego.
- Tercia de reyes, no está mal.
Espero el "golpe de gracia". Seguro que al menos le subo el ego al mundanito sexy.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
— Mi mente no es muy útil con los números y las formas rectas. —le explicó entre movimientos, sin detenerse a decirlo como si fuese importante. Mencionar esos detalles era extender un tema vanal del que podía prescindir. Esos ojos lo llamaban, esas manos lo tentaban; las palabras eran tan solo una sutil invitación, pero sospechaba que Kyosuke tenía poco de sutil en él.— Tengo una mejor relación con lo impredecible, las curvas y los desniveles. Lo poco común. Me va bien lo extraordinario.
Debía saber que hablaba de él. Si alguien en toda la vida de Jack, era poco común, ese debía ser Kyo. Su garganta aún ardía por el trago de vodka, y el alcohol parecía penetrar tan rapidamente su sistema para llegar a la sangre, que casi parecía embrujado. Rió ante tal pensamiento, pues con el efecto de las toxinas, Kyo parecía una especie de brujo excéntrico muy atractivo. Uno que acepta su trato y que le entrega con exquisito optimismo su carta. ¿Por qué estaba tan confiado? Quizás su juego era tan increíblemente bueno que no había forma de perder. Si esa carta no lo salvaba, no tendría nada...
— Oh. —fue su única reacción ante su propio juego. La carta perfecta. Un juego arrazador. No no haber tenido una corrida, la tercia de reyes lo hubiese masacrado al instante. Por un momento no supo que decir, como si la victoria fuese más amarga de lo que hubiese supuesto. Algo no iba bien. Sin embargo, decir que ganar o perder ahí era algo de lo qué angustiarse, sería mentir. Sí, le preocupaba un poco la posibilidad de ser arrastrado por toda la ciudad por un hombre tan extraño como el pelinegro, pero no era alguien que rompiera sus promesas. Con cortesía, bajó su juego a la mesa.— Corrida. Parece que estoy de suerte... —una sonrisa de sospecha se le dibujó en el rostro. Hizo una pausa para tomar un trago más de la botella, aunque en esta ocación lo hzio de manera directa. Entornó los ojos y miró al frente, sabiendo lo que haría Kyo con su camiseta.— Si gano una vez más, irás a mi departamento... aunque no puedo negar que esto se vuelve extraño. —tomó el mazo de naipes y sin pedir permiso, comenzó a barajearlo. Sin demora repartió cinco para cada quien.— ¿Seguimos, Kyo?
Debía saber que hablaba de él. Si alguien en toda la vida de Jack, era poco común, ese debía ser Kyo. Su garganta aún ardía por el trago de vodka, y el alcohol parecía penetrar tan rapidamente su sistema para llegar a la sangre, que casi parecía embrujado. Rió ante tal pensamiento, pues con el efecto de las toxinas, Kyo parecía una especie de brujo excéntrico muy atractivo. Uno que acepta su trato y que le entrega con exquisito optimismo su carta. ¿Por qué estaba tan confiado? Quizás su juego era tan increíblemente bueno que no había forma de perder. Si esa carta no lo salvaba, no tendría nada...
— Oh. —fue su única reacción ante su propio juego. La carta perfecta. Un juego arrazador. No no haber tenido una corrida, la tercia de reyes lo hubiese masacrado al instante. Por un momento no supo que decir, como si la victoria fuese más amarga de lo que hubiese supuesto. Algo no iba bien. Sin embargo, decir que ganar o perder ahí era algo de lo qué angustiarse, sería mentir. Sí, le preocupaba un poco la posibilidad de ser arrastrado por toda la ciudad por un hombre tan extraño como el pelinegro, pero no era alguien que rompiera sus promesas. Con cortesía, bajó su juego a la mesa.— Corrida. Parece que estoy de suerte... —una sonrisa de sospecha se le dibujó en el rostro. Hizo una pausa para tomar un trago más de la botella, aunque en esta ocación lo hzio de manera directa. Entornó los ojos y miró al frente, sabiendo lo que haría Kyo con su camiseta.— Si gano una vez más, irás a mi departamento... aunque no puedo negar que esto se vuelve extraño. —tomó el mazo de naipes y sin pedir permiso, comenzó a barajearlo. Sin demora repartió cinco para cada quien.— ¿Seguimos, Kyo?
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Escucho esa explicación tan llena de metáforas, dobles sentidos, cosas ocultas tras ellas. Al principio no comprendo del todo lo que dice, pero después me halaga. Bien que soy impredecible, poco común y extraordinario, y lo sé muy bien.
- Soy todo eso, Jack, creo que ya te diste cuenta perfectamente. Soy impredecible, poco común, extraordinario. Soy hasta mágico...
Para reforzar esto último, toco un poco su rodilla con la mía, accidentalmente a propósito, por supuesto.
El juego continúa y no sé si está sospechando, pero por supuesto que no me importa en lo más mínimo.
Bajo mi juego, que es bueno para hacerlo pensar que no estoy alterando las cartas, pero ahora es un momento en el que pase lo que pase, yo gano algo, así que podía asegurar estar en su terreno. Baja su juego y maldigo en japonés.
- El dios de la suerte te quiere, tengo competencia.
Ignoro su sospecha y cruzo los brazos frente a mí, para quitarme la playera. La dejo sobre la mesa. cruzo la pierna y lo veo beber. Sus palabras me devuelven al mundo real y me relamo y jugueteo con los piercings de mis labios. Había que darle crédito, es un mundano que sí ve que hay algo raro.
- ¿Extraño? Mira, a mí no me molesta ir a tu departamento, tanto como no me molesta que vengas a mi casa. Creo que al final los dos ganamos, pase lo que pase.
Recargo una pierna sobre las suyas.
- Puedo ser tu mascota esta noche y podrás hacer conmigo lo que quieras...
Veo mis cartas y juro que esta vez yo no hice nada. Tengo dos pares, 7 y reinas.
- Soy todo eso, Jack, creo que ya te diste cuenta perfectamente. Soy impredecible, poco común, extraordinario. Soy hasta mágico...
Para reforzar esto último, toco un poco su rodilla con la mía, accidentalmente a propósito, por supuesto.
El juego continúa y no sé si está sospechando, pero por supuesto que no me importa en lo más mínimo.
Bajo mi juego, que es bueno para hacerlo pensar que no estoy alterando las cartas, pero ahora es un momento en el que pase lo que pase, yo gano algo, así que podía asegurar estar en su terreno. Baja su juego y maldigo en japonés.
- El dios de la suerte te quiere, tengo competencia.
Ignoro su sospecha y cruzo los brazos frente a mí, para quitarme la playera. La dejo sobre la mesa. cruzo la pierna y lo veo beber. Sus palabras me devuelven al mundo real y me relamo y jugueteo con los piercings de mis labios. Había que darle crédito, es un mundano que sí ve que hay algo raro.
- ¿Extraño? Mira, a mí no me molesta ir a tu departamento, tanto como no me molesta que vengas a mi casa. Creo que al final los dos ganamos, pase lo que pase.
Recargo una pierna sobre las suyas.
- Puedo ser tu mascota esta noche y podrás hacer conmigo lo que quieras...
Veo mis cartas y juro que esta vez yo no hice nada. Tengo dos pares, 7 y reinas.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Kyosuke era extraño, es todo lo que podía decir de él. Ciertamente los adjetivos que antes había usado, y que el curioso hombre de ojos chispeantes había enfatizado, lo catalogaban como un "inalcanzable", si bien Jack tenía pensado tenerlo muy a su alcance en un par de... ¿horas? ¿minutos? Ya no sabía cuanto de su juego y autocontrol podía dominar. Tenía un "problema" entre las piernas que poco a poco comenzaba a provocarle sucias fantasías con el hombre que tenía enfrente. Sí, le exitaba de sobremanera los piercings que llevaba, las posibles sorpresas con las que pudiera toparse, la idea de cómo se vería su exótico cuerpo desnudo.
«— Kyo, me volverás loco. Y apenas me has tocado. —», pensó sin aliento, sintiendo el roce de sus pienas como un latigazo directo a su íngle. Entornó los ojos y lo miró, deformando un poco su sonrisa hasta volverla arrogante.
— Le estás quitando diversión al juego, amigo mío. —murmuró, y nunca antes un "amigo mío" sonó tan sugerente. Se inclinó hacia él y dejó regadas las cartas que antes estaban en sus manos. Podía vislumbrarse por lo menos una tercia, pero eso ya no importaba. Estaba fuera del juego.— Pero le añadiste fuego, lo que es un punto a tu favor. —lo miró fijamente unos segundos, como si esperara que Kyo mirara esa firme determinación en sus ojos azules. Tomó su mentón y acarició con el pulgar el labio inferior; le dedicó una ojeada a los piercings y, sin más ni más, pasó la punta de la lengua por aquellos labios tentadores.
Y se retiró. Aquella era una invitación mas del tipo "vamos directo a quemarnos con el fuego" que una que dictaba reglas. Él ya no estaba para estrategias. Tenía el cuerpo caliente, tal vez por culpa del vodka o por la visión del pecho de Kyo descubierto. De todos modos, se puso de pie y caminó hasta quedar detrás del pelinegro.
— Ni mi departamento ni tu casa. —susurró sobre su oído.— Aquí.
«— Kyo, me volverás loco. Y apenas me has tocado. —», pensó sin aliento, sintiendo el roce de sus pienas como un latigazo directo a su íngle. Entornó los ojos y lo miró, deformando un poco su sonrisa hasta volverla arrogante.
— Le estás quitando diversión al juego, amigo mío. —murmuró, y nunca antes un "amigo mío" sonó tan sugerente. Se inclinó hacia él y dejó regadas las cartas que antes estaban en sus manos. Podía vislumbrarse por lo menos una tercia, pero eso ya no importaba. Estaba fuera del juego.— Pero le añadiste fuego, lo que es un punto a tu favor. —lo miró fijamente unos segundos, como si esperara que Kyo mirara esa firme determinación en sus ojos azules. Tomó su mentón y acarició con el pulgar el labio inferior; le dedicó una ojeada a los piercings y, sin más ni más, pasó la punta de la lengua por aquellos labios tentadores.
Y se retiró. Aquella era una invitación mas del tipo "vamos directo a quemarnos con el fuego" que una que dictaba reglas. Él ya no estaba para estrategias. Tenía el cuerpo caliente, tal vez por culpa del vodka o por la visión del pecho de Kyo descubierto. De todos modos, se puso de pie y caminó hasta quedar detrás del pelinegro.
— Ni mi departamento ni tu casa. —susurró sobre su oído.— Aquí.
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
El pequeño mundano era suspicaz. Se había dado cuenta de que estoy fastidiando el juego, alterando cada cosa que pasa para tenerlo donde lo quiero, aunque suponga un golpe a mi ego y mi afán de ganar siempre. Los mundanos me son fascinantes, viven engañados y viendo sólo lo que quieren ver. Pero mueren, y son como las flores de cerezo, hermosos mientras viven y luego se acabaron. Es por eso que me provocan de un modo en que ningún subterráneo puede hacer, salvo quizá los licántropos. Me siento en la necesidad de saltarles encima si veo uno que me guste, porque no sé si me lo toparé mañana.
Aunque claro que ahora estaba siendo descarado. Volver esto un póker de prendas, toquetearme los labios, mirarlo y ahora, subir una de mis piernas a su regazo. No veo cómo está él exactamente, pero yo finjo tener un control que obviamente no tengo. Al menos él pidió tres juegos solamente, porque si ha pedido cinco, no hubiera sido capaz de resistirlo. Muevo mi pierna, pero sólo un poco. Lo suficiente como para que pueda justificarse como algo casual, pero que sí sea notorio.
Finjo demencia, enarco una ceja y me muestro sorprendido. En realidad, en mi mundo, no le estoy quitando diversión, sólo acelero la llegada de la parte más divertida.
- ¿Eh, yo? No te entiendo...
Me paso una mano por el cabello y subo la otra pierna al regazo de Jack. Ambos sabemos que finjo demencia, pero que la parte que obvio entendí, la correspondo con toqueteos. Veo caer su juego y recibo su halago con una sonrisa y un largo guiño. Pero es él quien me toma por sorpresa al acercarse y lamer mis labios, y me gusta tanto que estúpidamente me acerco a él cuando se aleja, sólo para volver a posar mi espalda sobre el respaldo de la silla. Respiro, pero ya no puedo alejar la excitación de este gesto tan simple en apariencia. Me relamo, ¿qué más podía hacer? Esto me gustó, y negarlo es absurdo, más cuando estoy dándole mi alcohol y acariciándolo con la pierna, sin mencionar el medio striptease.
Aparto las piernas cuando él se levanta, pero no me muevo, es él quien lo hace. Me susurra al oído y creo que voy a derretirme en este momento. Incluso se me eriza el cabello de la nuca.
- Tú ganaste, donde digas. ¿Alguna zona en especial? Mira que a mí no me molesta en lo más mínimo dar espectáculo.
Aunque claro que ahora estaba siendo descarado. Volver esto un póker de prendas, toquetearme los labios, mirarlo y ahora, subir una de mis piernas a su regazo. No veo cómo está él exactamente, pero yo finjo tener un control que obviamente no tengo. Al menos él pidió tres juegos solamente, porque si ha pedido cinco, no hubiera sido capaz de resistirlo. Muevo mi pierna, pero sólo un poco. Lo suficiente como para que pueda justificarse como algo casual, pero que sí sea notorio.
Finjo demencia, enarco una ceja y me muestro sorprendido. En realidad, en mi mundo, no le estoy quitando diversión, sólo acelero la llegada de la parte más divertida.
- ¿Eh, yo? No te entiendo...
Me paso una mano por el cabello y subo la otra pierna al regazo de Jack. Ambos sabemos que finjo demencia, pero que la parte que obvio entendí, la correspondo con toqueteos. Veo caer su juego y recibo su halago con una sonrisa y un largo guiño. Pero es él quien me toma por sorpresa al acercarse y lamer mis labios, y me gusta tanto que estúpidamente me acerco a él cuando se aleja, sólo para volver a posar mi espalda sobre el respaldo de la silla. Respiro, pero ya no puedo alejar la excitación de este gesto tan simple en apariencia. Me relamo, ¿qué más podía hacer? Esto me gustó, y negarlo es absurdo, más cuando estoy dándole mi alcohol y acariciándolo con la pierna, sin mencionar el medio striptease.
Aparto las piernas cuando él se levanta, pero no me muevo, es él quien lo hace. Me susurra al oído y creo que voy a derretirme en este momento. Incluso se me eriza el cabello de la nuca.
- Tú ganaste, donde digas. ¿Alguna zona en especial? Mira que a mí no me molesta en lo más mínimo dar espectáculo.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Joder, no podía soportarlo más tiempo en silencio. Kyosuke era un maldito seductor de primera, y podía verlo en sus ojos. En su sonrisa. Estaba provocandolo de un modo tan perverso pero, fingiendo inocencia, que dudaba que encontrara algo de auto-control en el momento que ambos estuvieran solos. O lo suficientemente solos para atestarlo contra la pared y morder cada centímetro de su piel. El alivio que sintió al ponerse de pie y dejarle bien claro lo que quería y necesitaba, fue tan intenso que casi cae de rodillas, rezando por piedad. Sólo podía agradecer por la oscuridad parcial del establecimiento, o entonces el "asunto" entre sus piernas sería una mala broma.
— Evidentemente, pretendo encontrar un sitio con más... intimidad. —le replicó aún al oído al extraño pelinegro, permitiéndose morder su oreja y deslizar ambas manos por su pecho desnudo. Sus dedos, más hábiles de lo que antes habían sido con los naipes, recorrieron a tientas la suave piel del hombre.— Vamos, ponte de pie. Seguro que tu conoces mejor este lugar, así que deberás saber... algo... —susurró, cada vez más bajo. Cada vez más sensual.
Quería arrancarle el aliento con tantas ansias, que se preguntaba si, de dar un paso adelante, realmente se atrevería a comérselo sin miedo a represalias. Debía esperar, se dijo mentalmente. Y entonces escuchó una canción en un idioma que reconoció como japonés. Aunque tenía cierta familiaridad con él, no alcanzaba a distinguir del todo ciertas frases. Pero hubo palabras que lo encendieron. El ritmo era tan...
— Kyo. —exclamó como si se tratara de algo importante. Imaginando que para entonces estaría de pie, tomó la blanquecina mano ajena y, en una perversa interpretación del típico "caballero", dejó una marca sobre el dorso de la misma. Pero no se trataba de un dulce beso, sino de una mañosa mordida que, dolorosa o placentera, dejó un tono rojizo. Levantó la mirada y, en los "inocentes" ojos azules, se pudo leer la promesa de un desenfrenado placer.
— Evidentemente, pretendo encontrar un sitio con más... intimidad. —le replicó aún al oído al extraño pelinegro, permitiéndose morder su oreja y deslizar ambas manos por su pecho desnudo. Sus dedos, más hábiles de lo que antes habían sido con los naipes, recorrieron a tientas la suave piel del hombre.— Vamos, ponte de pie. Seguro que tu conoces mejor este lugar, así que deberás saber... algo... —susurró, cada vez más bajo. Cada vez más sensual.
Quería arrancarle el aliento con tantas ansias, que se preguntaba si, de dar un paso adelante, realmente se atrevería a comérselo sin miedo a represalias. Debía esperar, se dijo mentalmente. Y entonces escuchó una canción en un idioma que reconoció como japonés. Aunque tenía cierta familiaridad con él, no alcanzaba a distinguir del todo ciertas frases. Pero hubo palabras que lo encendieron. El ritmo era tan...
— Kyo. —exclamó como si se tratara de algo importante. Imaginando que para entonces estaría de pie, tomó la blanquecina mano ajena y, en una perversa interpretación del típico "caballero", dejó una marca sobre el dorso de la misma. Pero no se trataba de un dulce beso, sino de una mañosa mordida que, dolorosa o placentera, dejó un tono rojizo. Levantó la mirada y, en los "inocentes" ojos azules, se pudo leer la promesa de un desenfrenado placer.
- "Canción":
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Re: Las luces en la oscuridad [Privado +18]
Así que el mundano no es exhibicionista, es bueno saberlo. Y esa voz en mi oído es realmente increíble, hace que me estremezca, aún más cuando muerde y toquetea. Dejo que lo haga y yo sólo suelto suspiros ocasionales mientras contemplo esas manos que bien podrían ser las de un ilusionista mundano porque sí que sabe moverlas.
No dejo de sonreír y me levanto. Tomo mi playera, la chaqueta y con un movimiento de mi mano derecha, disfrazo la magia que uso para ayudarme a recoger la baraja y guardarla en el bolsillo interno de la chaqueta. Por supuesto que no me visto.
Comienza una canción bailable que extrañamente está en japonés y que seguramente he visto en algún anime. Jack pronuncia mi nombre y lo miro, sin oportunidad a nada más. Toma una de mis manos y la muerde, arrancándome un gemido por lo inesperado del dolor. Adoro el dolor, me provoca, me excita y sólo sé que el mundano está jugando sucio. Bien, yo también puedo hacerlo.
- Bailemos un poco, me gusta esta canción...
Particularmente por algunas cosas de la letra que quedaban perfectas para ahora. Como la pregunta que parecería pronunciar yo: "¿me tienes miedo?" Y el "tú sigue soñando este sueño aunque no sea tuyo." Rodeo el cuello de Jack y me muevo con la música, pero tras unos momentos lo suelto y muevo la cadera con la gracia de una odalisca antes de volver a pegarme a Jack y rodear su cuello. Yo también puedo jugar sucio.
No dejo de sonreír y me levanto. Tomo mi playera, la chaqueta y con un movimiento de mi mano derecha, disfrazo la magia que uso para ayudarme a recoger la baraja y guardarla en el bolsillo interno de la chaqueta. Por supuesto que no me visto.
Comienza una canción bailable que extrañamente está en japonés y que seguramente he visto en algún anime. Jack pronuncia mi nombre y lo miro, sin oportunidad a nada más. Toma una de mis manos y la muerde, arrancándome un gemido por lo inesperado del dolor. Adoro el dolor, me provoca, me excita y sólo sé que el mundano está jugando sucio. Bien, yo también puedo hacerlo.
- Bailemos un poco, me gusta esta canción...
Particularmente por algunas cosas de la letra que quedaban perfectas para ahora. Como la pregunta que parecería pronunciar yo: "¿me tienes miedo?" Y el "tú sigue soñando este sueño aunque no sea tuyo." Rodeo el cuello de Jack y me muevo con la música, pero tras unos momentos lo suelto y muevo la cadera con la gracia de una odalisca antes de volver a pegarme a Jack y rodear su cuello. Yo también puedo jugar sucio.
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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