c r u c e [Adhara]

23:06 - Salón de Eventos, Boda Morrison-Ford

Había vuelto hace dos meses a Nueva York, luego de al menos unos seis años viviendo en Alemania y mamandome a mi clan y eso de vivir en grupo. Podría decir que era de los pocos hijos de la noche viviendo solo, aunque no me aguantaba a salir en grupo. Apenas volvi a lo que yo llamaba hogar, un nuevo departamento en el centro de Brooklyn, pasado los dos días llegó un parte de matrimonio. Me reí entre dientes al leerlo, pues antes de irme aquellos dos brujos apenas estaban saliendo y ahora me invitaban a su boda. ¿Es que ni se habían olvidado de mí? Muy considerados al invitarme a una fiesta de subterráneos. Seguro me encontraría viejos amigos y enlazaría lo que hace seis años había roto entre ellos y yo. Qué más, no podía no asistir.

Habían un montón de motocicletas en la entrada a la fiesta, a lo que estacioné mi carro al costado y me las puse a mirar de cerca, hermosas, de esas que vuelan y te hacen ver cool. Seguramente terminaría también con una pero no dejaba de hacerme gracia. Concluí que había un grupo enorme de vampiros dentro entonces, dueños de estas bellezas.

Entré sin mas con un grupo grande de invitados, salude a unos cuantos que me miraban con sospresa luego de la extensa ausencia - Aahm, sí. Gusto de verte otra vez - contestaba y lo peor era que no recordaba a casi nadie a quien me saludaba. No me interesaban, en realidad era de esa gente que se veía de vez en cuando, con la que tomabas algo y hablabas, reías y ya. Salude a los novios, estaban en la entrada para darle la bienvenida a todos. Pero no fue hasta que pasó un rostro conocido cuando mi interés de estar en la fiesta aumentó. Adhara.

Ahí estaba, delgada con su rubio y largo cabello, sus ojos pintados y vestido apretado. No me imaginaba encontrarmela a ella, pero después de pensarlo era una boda de brujos seguramente la conocían. La vi hablar con otra chica, mientras yo me mezclaba entre tanta gente tratando de esquivar a los de mi raza antes de que me empesaran a hablar. La vi al menos sin acompañante, solo con creo quien era su amiga. Casi me había chocado con un mesero que traía tragos, me miró con preocupación si me había caído algo, sin embargo no había pasado nada, no le dije nada tampoco y quité uno de los tragos que traía. Fue casualidad, o creo, pues éste tenía sangre.

Vi que ahora Adhara estaba sola, yo parecía ninja esquivando a la gente con la copa alargada en la mano, pasando de lado por entre la espalda de la gente y hasta interrumpiendo conversaciones por pasar por el medio. Pero llegué, me puse pegada a ella mirándole hacia abajo, tampoco había otra forma, estaba lleno y seguramente a la hora de bailar, cuando apagaran las luces en un par de horas más, sería aún peor.

- Está bien, fue casualidad encontrarte aquí. Hola, buenas noches. - saludé con una sonrisa en el rostro.