Magical Song [Evangeline DeVolkan]

Abrí los ojos como a las 10 y media. Y simplemte giré en la cama y no me importó nada. Cuando volví a abrirlos una hora después, me tardé unos minutos en recordar a la mundanita y que le dije que llegara temprano. Maldije en japonés y desperté al pobre de Cheshire que estaba dormido justo en mi cama. Gatos... le consigo la mejor cama de gato de Nueva York y él piensa que la mía es mejor. ¡Me tiene completamente controlado!


- Cuida la puerta, ¿quieres?

De mala gana voy a darme un baño, maldiciéndome a mí mismo por hacerla venir a mediodía sólo porque me pareció divertido. Debí decirle que a las dos... O quizá, no debí largarme de fiesta de nuevo en la corte Seelie después de despedirme de ella. Kyo, eres un idiota. Encima cuando salí, sólo alcancé a ponerme la ropa interior y un pantalón deportivo negro de lo más sencillo cuando escuché el timbre. Esto no está pasando. Digo, yo sé que soy guapo y bastante, algunas veces he sido modelo y hasta idol a lo largo de mi vida, pero ella es una mujer y encima mundana. Por si fuera poco, Cheshire empieza a maullar.

- ¡Ya sé, ya voy! ¡Argh!

Tomo la primera playera que me encuentro y voy a abrir la puerta, aún sin ponérmela. No me importa enseñar ni los tatuajes ni los piercings, sé que la prioridad en este momento es abrir la maldita puerta. Coloco la camiseta sobre mi hombro derecho, me pongo las sandalias que dejo convenientemente junto a la puerta y cruzo el pequeño jardín hasta llegar a la puerta. Abro y miro a la mundanita, le hago una "v" con la mano izquierda y estoy perfectamente consciente de que estoy mojado, no me peiné y me escurre agua, pero bueno, es lo que hay.

- Irasshaimase! Bienvenida a mi casa, V.

-Estas hecho un asco-lo saludo antes de entrar en la casa y lanzar mi bolso hacía uno de los asientos. La verdad es que tiene un aspecto espantoso aunque supongo que ya es consciente de eso, es obvio que tiene una resaca monumental. Estornudo de manera nada delicada y maldigo a mis alergias antes de abrir un poco la caja que llevaba para que el delicioso olor a pan recién horneado penetrara en la sala.
-He traído rosquillas, no sabía si te gustaban así que si no te gustan me las comeré yo-añado dejando la caja de rosquillas de aquella pastelería italiana tan deliciosa sobre la mesa del café. La verdad es que la casa esta limpia y es decente, estaba acostumbrada a desordenes monumentales por lo que aquello era un agradable cambio. Estornudo de nuevo.

La noche anterior había resultado más movida de lo que esperaba, para empezar a penas y me había empezado a adormilar cuando la madre de la niña de los lasitos rosas noto que su hija había desaparecido y empezó a gritar como una histérica, y como obviamente no le diría que un gnomo se llevo a su hija me fue del parque. Aun era temprano por lo que aproveche a hacer un trabajo en la tienda de tatuajes de Marley y cuando termine me invito a beber, a pesar de que seguía siendo una menor de edad, y termine aceptando porque Marley siempre me dejaba hacer tatuajes cuando quería. Y cuando finalmente fui a casa tuve la tragedia de encontrarme a mi hermana despierta esperando por mi por lo que tuve que enfrentarme a sus interrogaciones y sus cuestionamientos. Así que si, había sido una noche agitada.
Vuelvo a estornudad y hago una mueca.
-Maldición, dime que no tienes un gato-me quejo al tiempo que una peluda bola negra baja por las escaleras-Porque demonios todos los brujos tienen un gato, ¿es que no pueden tener otra mascota? ¿Una tarantula? ¿Un escorpión? Maldición
Entre estornudo y estornudo me dejo caer sobre el sofá y aquel molesto animal llega hasta donde estoy para examinarme. Sus ojos verdes me recorren con curiosidad antes de decidir que soy completamente aburrida e irse.

Y el saludo de la mundanita es horrendo. La sostengo del hombro y cierro la puerta con un chasquido.

- No tan rápido, V. Regla número uno: no zapatos dentro de la casa. Si prefieres pantuflas o hasta crocs, dime tú número y te los aparezco en un instante, pero no zapatos mugrientos de la calle.

Ahora sí, dejo que pase felizmente, me quito las sandalias y me pongo la playera. Por supuesto que no voy a decirle "sí, estoy hecho un asco, me comí un hongo extraño en la Corte Seelie y quiero más", obviamente que no. Botezo y ella en cambio estornuda, oh esto no está pasando.

Se me olvida en cuanto abre una caja misteriosa que huele a gloria absoluta. Me hace reír que sea algo tan simple como las rosquillas.

- Mi lista gigante de cosas que no me gustan no las incluye. Mientras no tengan nueces, soy feliz. Te dije que soy simple.

Deja las rosquillas ahí y tomo una glaseada, al diablo los modales y la propiedad, y por supuesto que eso de que uno no debe comer mientras camina. No me había dado cuenta que tengo tanta hambre. Me siento en el sofá cuando decido que está mejor darle algunas instrucciones antes.

- Están bastante buenas.

Entonces decide atacar a mi hijo, mi hermosa bola de pelos controladora. Me encojo de hombros.

- Tengo un gato.

Mi pequeño viene justo a hacer su entrada triunfal, si yo sé que es más fastidioso que yo. Me termino la rosquilla y estaba lamiendo mis dedos cuando la maldita mundana menciona palabras tabú. Chillo y me abrazo.

- ¡Cállate! ¡No menciones esas palabras horrendas! Puaj, ¡ahora lo tengo en la mente por tu culpa! ODIO, ODIO, ODIO los insectos, arañas y el resto de animales rastreros.

Me toma un par de minutos serenarme, la idea de tener una tarántula es completamente repulsiva, en serio me da escalofríos. Cuando por fin se me pasa, Cheshire ya se ha ido incluso.

- Te daré una poción para la alergia, hará completamente hipoalergénico a mi gato, pero es mi hijo y no lo maldigas, eso sólo lo hago yo.

Termino de lamerme los dedos y me levanto.

- Tienes quince minutos para explorar la cocina y prepararme un té de canela. Ahora vuelvo con tu poción, es molesto oírte estornudar.

Camino hasta las escaleras que llevan al sótano y bajo para prepararle la poción a la mundanita V. Y de paso, para prepararme algo yo, que francamente sí me veo del asco.

-Ok, ok, nada de zapatos, ya entendí-digo haciendo un gesto pacifico con las manos antes de sacarme los convers, costumbre oriental en el lado occidental, eso si que era raro sin embargo era obvio que él mantenía muy bien sus raíces.
Realmente parece feliz por las rosquillas, la verdad es que era una especie de regalo, una manera de darle las gracias por no tratarme como el resto...claro que no pensaba decírselo.
-Nada de nueces aunque algunas están rellenas de jalea y otras tienen cocoa en la masa, espero que no importe.
Lo veo devorar una en menos tiempo del que creía posible y parte de mi se pregunta si todos los subterraneos sin tan voraces para comer, si es así entonces pasaría mucho tiempo metida en la cocina. Entonces él admite algo bastante obvio, tiene un gato; en realidad nunca me había molestado los gatos, de hecho me parecían realmente tiernos pero desde muy pequeña me había sido imposible estar cerca de uno.

De la nada el brujo suelta un grito inesperado y me vuelvo a verlo sorprendida, incluso el gato había desaparecido al escuchar tremendo ruido.
-¿Te asustan las arañas?-lo miro completamente estupefacta antes de echarme a reír sin poder detenerme-Espera, a ver si entendí, tu el gran brujo de quien sabes cuantos años, ¿le tiene miedo a una araña?
No puedo contener mi risa, de todas las cosas que él podía haber dicho o hecho aquella era sin duda la mas ridícula ¡Era un brujo! ¿Es que acaso no podía hacerla desaparecer con un puf? Ridículo, completamente ridículo. Continuo riéndome hasta que me salen lagrimas, probablemente no estará muy feliz por eso pero no podía evitarlo, simplemente nunca había escuchado algo igual.
-Bueno, al menos ahora tienes a alguien que te proteja si aparece un malvado escarabajo, o peor aun ¡Una mariquita asesina!-digo cuando finalmente puedo dejar de reír, aun así le dedico una sonrisa burlona que se ve arruinada por otro estornudo. Agradezco lo de la poción con un gesto de cabeza, yo también encontraba muy molestos aquellos estúpidos estornudos. Me hace sonreír que su gato sea su hijo, sin duda aquel animal era un pequeño malcriado, probablemente seria más difícil lidiar con él que con su dueño.
Me dirijo a la cocina tras un estornudo y me quedo impresionada. Su cocina esta bien equipada y, de nuevo, completamente limpia. No fue muy difícil encontrar el cajón de las especias ni tampoco el procesador de alimentos, usualmente todos se limitaban a poner una raja de canela a hervir pero yo prefería molesta para darle mayor sabor al té.
Cuando esta listo bajo las mismas escaleras por las que lo vi desaparecer con cuidado para no botar la tetera ni el azucarero, conteniendo mis ganas de estornudar finalmente llego al sótano.
-Aquí esta tu té, no sabia si lo querías con leche y azúcar así que traje ambos.

Al menos V no protesta por el asunto de los zapatos. No es que no pueda desaparecer la mugre con un hechizo, pero me parece de lo más bizarro que la gente vaya por las casas con zapatos.

Le había dicho que le tocaba hacer el desayuno, pero no esperé que trajera algo tan delicioso. No tardo en empezar a devorar una de las donas. Le resto importancia a la jalea y a la cocoa.

- Sólo es que necesito estar de humor para nueces, me parecen raras. Ojalá haya con crema pastelera... ¿Tú no comes?

Como mientras ella empieza a maldecir a mi pobre e inocente bolita de pelos y por supuesto que hay cosas que no permitiré. De momento ya hasta se me olvidó lo que le iba a decir de reglas de la casa, porque sus estornudos me distraen. Al menos hasta que menciona dos criaturas horripilantes y creo que voy a morir en este momento. Me da un ataque al sólo imaginar que yo tendría una tarántula y Evan empieza a reírse como loca. La miro mal, pero ni así se contiene, en verdad que no puede parar.

- ¡No sólo a las arañas! ¿Y qué tiene? Son asquerosos los insectos. Mejor por mí si no te dan miedo.

Me cruzo de brazos y refunfuño mientras ella sigue riéndose. Sé que puedo desaparecerlos, incinerarlos, electrocutarlos y cualquier cantidad de cosas, pero me cuesta porque mi fobia es demasiado grande.

- Uy, gracias, qué amable. Lo incluiré en la lista de cosas que harás como mi esclava. Lo único que soporto decir son "spiderbites".

Me señalo los piercings del labio. Eran demasiado geniales, podían llamarse como fuera.

Termino la dona y me levanto para ir a mi "laboratorio secreto" por algo para los estornudos de V. Digo que me molestan, aunque en realidad no, sólo es que me parece bastante feo que la obligue a sentirse mal sólo porque mi gato no se va de aquí.

Bajo al sótano y empiezo a preparar la poción, machacando hierbas y dejándolas en alcohol para que se prepara mi hermosa poción de paz, que bien que mal, distrae. Me había subido a la mesa para rebuscar en mi stock de pociones la que quiero para mí, cuando escucho pasos. Rayos, no le dije "no entres a mi cuarto secreto", eso era lo que le iba a decir. Encuentro la poción y apenas si la había tomado, cuando ella me sorprende de nuevo: me trajo el té. Tardo unos instantes en reaccionar y luego me bajo.

- Vaya, gracias. No esperé que... bueno.

Tomo la taza de té y el azúcar. Echo tres cucharadas y revuelvo.

- Me gusta sólo con azúcar. Prácticamente sólo bebo de canela y negro, pero tengo algunos tés exóticos. El café no me hace mucha gracia.

Bebo unos sorbos y también me sorprende el sabor. Intenso y agradable, de inmediato mejor pese a mis excesos de anoche. Dejo la taza sobre la mesa y sirvo un frasco pequeño con la mezcla de hierbas y alcohol. Se lo doy.

- Con un sorbo te bastará, sabe como a... comerte Vick Vaporub, pero funciona. Salud.

Levanto mi frasco de líquido transparente, lo choco con el de ella y bebo dos sorbos. Luego vuelvo a la taza de delicioso té.

- Este es mi laboratorio secreto o como quieras decirle. Cambié de opinión y sí podrás entrar pero sólo si estoy yo, ¿de acuerdo?

En cuento bajo veo que Kyosuke se tensa, supongo que era otra se sus reglas, los mundanos no entraban en el sótano.
-No volveré a bajar si no quieres, es solo que pensé que esperabas que te trajera el té
Con cuidad para que no se derrame sirvo el té en vaso y espero a que añada el azúcar. Tres cucharadas, iba a tener que recordarlo.
-Yo prefiero el té de Jazmin o el té Oolong o incluso de jengible o menta de vez en cuando, odio el té rojo, demasiado fuerte para mi gusto y siempre he preferido el té blanco antes del negro-admito dejando a un lado la azucarera-Y si bebo café es más azúcar y leche que café

Observo como bebe el té y asiento satisfecha al ver que le gusta, luego me pasa la poción y comenta que sabe como a Vick Vaporub que en realidad no me hace sentir mejor, siempre había pensado que esa cosa olía a anciano. Sin embargo no iba a ponerme quisquillosa de manera que brindo con él y me bebo la poción de un trago...Por suerte no sabe tan mal como esperaba.
Lo miro sorprendida cuando me da su autorización para ir a su "laboratorio secreto" claro que con condiciones, no es que viera la necesidad de investigar allí cuando él no estuviera, el tiempo me había enseñado que era mejor no hurgar en las cosas de un brujo.
-De acuerdo-acepto volviendo a poner el frasco sobre la mesa-Y sí, he comido antes de venir
No veo porque añadir que ha sido un burrito, la verdad es que mi dieta nunca ha sido lo que se pudiera decir nutritiva, usualmente comía cualquier cosa que vendieran en la calle y la única razón por la que aun no me había dado un paro cardíaco era porque tenia un régimen de ejercicios bastante duro. Gino siempre me había mantenido en forma aunque muchas veces sus entrenamientos me hacian sangrar y llorar y desear morirme.

No esperaba que viniera, pero ya que está aquí, puedo ser un poco más flexible. Me sorprende que diga que esperaba que yo quisiera que me trajera el té a domicilio.

- En realidad no, pero francamente me agrada tu iniciativa.


Endulzo el té y le cuento mis gustos. Ella es bastante sofisticada, mi problema era que en Japón hay té verde en todo y llega un momento en el que te hartas, más si eres inmortal.

- En la zona de especias tengo bastantes frascos con hojas de té. Lo prefiero a las bolsitas, aunque también me gusta el té Twinings de bolsita. Y sí tengo café instantáneo. Puedes tomar lo que quieras.

Honestamente me gusta su té y con más ánimo le doy la poción. Se la bebe y no protesta, otra buena señal. Aunque admito que no todas las pociones saben bien.

Decido darle permiso de entrar, sólo que no sola. Podía preparar té delicioso y traer comida sabrosa, pero aún no confío en ella. Ni ella en mí, así que no creo que esté pidiendo algo imposible. Escucho que ya comió y le entrego el frasco con su poción.

- Guárdalo, debes tomarlo una vez al día cuando estés aquí. Bueno, pues te enseñaré el calabozo donde dormirás.

Tomo algunas cosas y subo las escaleras y cierro tras ella con un ademán. Paso primero por otra dona, esta vez de chocolate con jalea de fresa y creo que está hasta mejor que la anterior. Dejo mi taza vacía sobre sus manos.

- Deja el té en la cocina, está bien.

Camino hasta una de las dos habitaciones de huéspedes que tengo, y debo echar al gato que ya está cuidando la puerta. Abro y voilà, una habitación minimalista con cama, armario, mesita de noche y hasta un modesto escritorio.

- Supongo que pensabas que te haría dormir fuera bajo la lluvia o en un calabozo, pero ese lo ocupo para mis aventuras sexuales así que te daré este lugar horrible.

Por supuesto que no es horrible y es una de las dos habitaciones libres de gato, así que creo que estará bastante cómoda. No le hablo directamente, aunque la miro de reojo. En serio creo que piensa que la voy a encadenar o algo por el estilo. Abro el armario, la ventana y me muevo por la habitación en lugar de sólo mirarla.

- Aquí dentro eres libre y respetaré tu privacidad, tocaré antes de entrar y espero que hagas lo mismo con el cuarto de arriba que es el mío. Aunque claro, no me hago responsable de lo que veas si abres la puerta. No tiene muchas cosas, pero puedes traer lo que quieras, colgar un póster de One Direction o lo que se te pegue la gana. Si no te gusta el color blanco de las paredes o lo que sea, puedo cambiarlo las veces que quieras. En el armario hay sábanas y mantas.

Me detengo y la miro.

- Intuyo por anoche que no te gustan las marcas, pero debo hacerlo. En primera porque en mi caso, sé cómo hacer que eso garantice que no digas algunas cosas que no quiero que se sepan sobre mí. Y en segunda, porque un mundano no marcado es propiedad de quien lo encuentra. Así que te pregunto, ¿dónde quieres tu tatuaje, Evan?

Esta es su última oportunidad de salir corriendo...

Escucho con atención mientras mentalmente ubico todo según mi recuerdo de la cocina. No era nada complicado, ya había encontrado el cajón de las especias e iba a hallar el café instantáneo tarde o temprano. Suspiro cuando me dice que deberé tomar la poción todos los días pero no había mas remedio, era eso o convertirme en una maquina de estornudos constante de manera que tomo el frasco y lo añado a la lista de cosas que hacer a diario.
Y allí esta otra vez su magnifico sentido del humor, hago una mueca ante lo de calabozo pero lo sigo haciendo equilibrio con la poción, el azucarero y la tetera. No espero a oír su indicación para ir a dejar la tetera, divertida miro como toma otra rosquilla de la caja y niego con la cabeza, era toda una piraña.
-Bueno, me alegra saber que no formare parte de tus juegos sexuales, eso me ayudara a dormir mejor esta noche-digo mientras examino mi nueva habitación. Es espaciosa, limpia y esta ordenada, y a demás no parece haber señales del gato. Paso a través de la puerta y dejo caer mi bolso sobre la cama antes de empezar a desempacar. No he mentido cuando le he dicho que soy de equipaje ligero; varios libros hojeados, dos mudas de ropa, un jersey gris, mis gafas, mis artículos de higiene y  un par de ballerinas negras son todo lo que conforman mi equipaje a demás de mi nueva poción contra estornudos.
-¿Un poster de quienes?-lo miro interrogante no muy segura de si me esta jugando una broma. Decido ponerme mis gafas y añadir ligeramente cabizbaja:-No estoy muy familiarizada con la cultura popular

Cuando suelta lo de la marca no me sorprendo, ya antes había tenido que pasar por eso y aunque no me agradaba mucho intente tomármelo con todo el humor posible.
-¿Quieres decir para que no vaya a contarle al mundo que gritas como niña ante la mención de un insecto? Supongo que eso le restaría puntos a tu fama se brujo superpoderoso
En realidad él estaba equivocado, no odiaba las marcas o de lo contrario no llevaría ningún tatuaje, simplemente que había marcas que me recordaban cosas que desearía poder olvidar. Finalmente me encojo de hombros y me recojo el cabello para dejar a la vista la curvatura de mi cuello, incluso allí se pueden ver dos finas cicatrices paralelas y la marca de un corte profundo sin embargo eran en comparación con el resto de mi cuerpo, un par de cicatrices de nada.
-Ponla allí si quieres

Salimos del sótano y voy directo por otra dona, bastante contento. Pongo los ojos en blanco cuando Evan me dice que se siente mejor porque no participará en mis juegos sexuales.

- Ya quisieras, soy gay... Así que descuida, no te atacaré por las noches, puaj.

Veo su súper equipaje y luego me burlo y le digo que puede colgar un poster de esa boy band inglesa si quiere, pero me sorprende que no la conozca.

- Vaya, así que vives debajo de una piedra... Son una boy band inglesa sin mucha gracia. Al menos no para mí que soy acérrimo fan de una boy band japonesa súper genial.

Antes de contarle más sobre mí y mis escasas reglas más profundas, le digo que debo marcarla. Es obvio que no le gustan las marcas, pero no por eso haré una excepción. Soy bastante cuidadoso con mis cosas y mis secretos. Ella aprovecha para burlarse.

- Por ejemplo, y que duermo abrazado a peluches frikis y que lloro con los doramas románticos.

Elige el cuello y entonces saco del bolsillo un punzón de hueso y una poción morado-azulada.

- Siéntate, así es más fácil.

Le tatúo un dragón de 5 centímetros, igual al de mi mano, con la técnica tabori. Sí, duele más, pero no puedo tatuar con la poción a menos que sea así. Tardo unos 15 minutos y murmuro en voz baja palabras en griego antiguo y termino con un par en japonés.

- ¡Listo! Ahora vuelvo.


Tomo las cosas y sólo salgo para devolverlas con un movimiento de manos y traer con otro un pequeño paquete. No tardo en volver con Evan.

- Soy el gran brujo de Tokyo, cosa que puedes decir cuando te pregunten para quién trabajas. Lo que no puedes decir es que también hago magia oscura. Te lo ocultaría, pero terminarás por verlo alguna vez. Por esta razón, más de una vez me verás hacer portales y largarme por días.

Le doy la caja.

- Este es tu celular. Cuando no estés aquí, tienes que tenerlo encendido todo el tiempo. Eso y el tatuaje, te dirán si te necesito de vuelta. Cuando sientas frío en el tatuaje, es que te estoy llamando. Si alguien intenta sacarte a la fuerza información de mí, yo lo sabré e iré a salvar mis intereses. Nada de lo que veas de magia aquí podrás repetirlo, y mi enteraré si lo haces. Te premiaré si haces las cosas bien. ¿Dudas?

-Lo se, lo mencionaste en el parque, no es que me interesen tus preferencias sexuales.
Hacía tiempo que me había acostumbrado al estilo de vida sexual libre de los subterraneos y ya ni siquiera la encontraba interesante, era uno mas de los gajes del oficio, oír cosas o ver cosas que en otra situación podrían resultar perjudiciales para la salud psicológica de una persona normal. Gracias al cielo hacía tiempo que me había desecho de la etiqueta de normal.
-Y no vivo bajo una piedra simplemente...ya sabes, no presto mucha atención a esas cosas-probablemente mi hermana sabría quienes eran, de la misma forma que sabía que estaba de moda o cosas por el estilo pero yo hacía tiempo que había perdido el hilo de las cosas que sucedían en el mundo normal, en mi mundo; probablemente de no haber sido por mi don me importarían esas cosas, sabría cual era la banda del momento o cual película estaba por estrenarse, probablemente estaría en el instituto y tendría amigos mundanos y tal vez un novio y no tendría todas aquellas cicatrices marcando mi piel...si no hubiera nacido con mi don.
Desecho esos pensamientos rápidamente, no valía la pena lamentarme por algo que no podía cambiarse.

-¿Ves doramas?-un comentario tan simple como ese logro que me saliera de inmediato de mi estado de autocompadesimiento. Odiaba cuando me daba por lamentarme de mi misma, era la cosa más estúpida que podía ser, aun así seguía haciéndolo de vez en cuando recordándome que no era tan altruista como aparentaba.-Yo ame Boys over flowers, Coffee prince y My shining girl, aun así siempre preferí los animes.
Es una especie de sucio secreto, jamas admitiría lo obsesionada que estaba con los dramas japoneses y que era una completa otaku, para mi era como esa pequeña parte mundana normal que se había salvado.

Luego llega la hora de la marca de manera que me siento y espero pacientemente.
-Maldición-suelto al sentir el primer pinchazo de dolor. El tatuaje duele como el demonio sin embargo estoy acostumbrada al dolor de manera que ocupo mi mente en otra cosa mientras Kyosuke trabaja murmurando palabras en otro idioma que no reconozco. Cuando termina suelto un suspiro agradecida e intento volverme para ver el resultado pero solo logro verlo a medias, tendría que buscar un espejo mas tarde.
Recibo el celular con remota curiosidad y me dedico a escuchar con atención sus palabras, brujo oscuro, desapariciones misteriosas, tatuaje frío. Lo que realmente me divierte y a la vez me irrita es que me diga que me premiara, me hace pensar que me dará una croqueta o algo por el estilo pero me reservo mis comentarios.
-Ahora que has puesto tus condiciones tengo algo que pedirte-digo seriamente-Y puede que sea una estupidez mencionarlo pero necesito que seas consciente de ello. Si alguna vez decido irme no me lo impedirás, tampoco harás preguntas; acepto todas tus condiciones y prometo guardar tus secretos pero a cambio dame tu palabra.

- No, en el parque sólo dije que me había tirado un hado, ¿no? O bueno, en realidad me da igual, tampoco lo oculto, ni que fuera nefilim.

En realidad no lo recuerdo y no es que sea así súper importante.

Me sorprende que V no sepa qué rayos es One Direction, pero por otro lado, mejor. En esta casa tenemos orgullo patriótico mi gato y yo y oímos pop japonés y cosas de ese estilo. Y aunque ella no sepa lo que son, bien que sabe lo que es un dorama y eso me sorprende más.

- Sí, veo doramas. No todos y no sólo románticos, realmente los románticos los veo por los protagonistas. Y debería echarte, ¿cómo Boys Over Flowers? Ve Hana Yori Dango, es la verdadera y original versión, no esa cosa coreana. Ves puros k-dramas, voy a tener que educarte. Te pondré HanaDan, Gokusen, Iryu y mi favorito de ahora, Kazoku Game. No veo ni oigo cosas coreanas, me aburren.

La verdad, por supuesto es mucho más profunda, y tiene que ver con que pelée en dos guerras recientemente en contra de los malditos coreanos.

- Al menos hay esperanza porque te gusta el anime. ¿Qué tipo de anime te gusta? Yo por supuesto, veo un montón de yaoi.

Empiezo con el tatuaje y no esperaba menos que la maldición. Afortunadamente ni se retuerce ni lloriquea ni nada que sea realmente desagradable, así que logro tatuarla bastante bien. Había brujos que le hacían escarificaciones a sus esclavos, pero yo prefiero esto justamente porque puedo usar una poción para hacerlo útil. Harry Potter también daba ideas.

Termino y le doy un celular. Estos métodos mundanos eran agradables, la verdad es que soy un fan de la tecnología, a diferencia de otros subterráneos inmortales. Le digo la verdad sobre mí. Y claro, ella ya quiere otra cosa. Suspiro y pongo los ojos en blanco.

- Me avisarás, no puedes simplemente desaparecer. En cuyo caso te borraré el tatuaje, y te borraré la memoria de tu tiempo conmigo. No lo impediré, pero deberás decírmelo y al menos contarme si es porque sientes peligro por algo relacionado conmigo o con los subterráneos. Es lo que pido para dejarte ir.

Su comentario sobre los nephilims no me asombra, a pesar de los Acuerdos y todas esas estupideces los subterraneos y los cazadores difícilmente podrían llevarse bien si estos últimos no aceptaban de una vez que eran mejores que los demás. ¿Que tienen sangre de ángeles? Pues yo tenia sangre Galesa y no me iba a creer mejor que los neoyorkinos solo por eso. Sin embargo no me podría a discutir sobre eso.
Me cuesta no reírme ante su aspecto ofendido pero admito que permitiré que refine mis gustos un poco más, después de todo no iba a negar que tenia curiosidad por saber que veía.
-Pues yo veo un poco de todo, principalmente de terror aunque admito que he visto yaoi. Los últimos que vi fueron Avenger y 07 ghost pero ahora estoy repitiendo por cuarta vez Code geass porque simplemente lo amo, también me encanto Anothing y Blood + aunque preferí la continuación.
Nunca creí que estaría teniendo una conversación tan friki como esta con un brujo pero bien había oído decir Se verán cosas y ahora veía que era muy cierto.

Sin embargo rápidamente volvemos al tema de mi petición y olvido todo relacionado con el anime. Otra vez al mundo real se burla mi subconsciente y yo contengo un suspiro.
-Avisare, obviamente, y puedes borrar todo el tiempo que trabaje para ti-estoy de acuerdo con ambas peticiones-Sin embargo debes saber que si me voy no sera por nada relacionado contigo. No voy a explicarte mis razones y espero que aunque no lo entiendas, respetes eso. Se muy bien que podrías entrar en mi mente y sacar de allí todo lo que quieras, también intuyo que no lo has hecho y te lo agradezco, sin embargo deberás confiar en mi en esto de la misma forma en que yo confió en ti respecto a eso de hurgar en mi cabeza.
Podria borrarlo todo, podría hacerte olvidar todo lo que ese brujo te hizo e implantar recuerdos mundanos, podría hacer lo mismo con tus hermanos. No tendrías que recordar el dolor. Las palabras resuenan en mi cabeza pero incluso ahora no me arrepiento, no podría borrar mi pasado porque entonces borraría lo que soy, y tampoco podía permitirme perder mi don por muy tentadora que resultara la idea o no podría proteger a mi familia. Después de todo lo único que me quedaba era mi familia.

Me sorprende que Evan sepa lo que es un dorama, aunque por supuesto que siento ganas de zarandearla, encadenarla al sofá y obligarla a ver Hana Yori Dango después de borrarle sus recuerdos sobre Boys Over Flowers. No entiendo el boom coreano, sus actrices fueron todas con el mismo cirujano y sus actores y grupos duran si les va bien, cindo años. SMAP tenía 12 años, no pueden contra eso. Al menos en anime está mejor.

- ¡Ayanami! Eso no es yaoi, sólo tiene tintes shonen-ai, pero a mí también me gustó. Debería ponerte Yami no Matsuei, la voz del malo es la misma de Ayanami. Y así entenderías algunas cosas sobre los japoneses.

Dejamos de lado la surrealista charla otaku y vuelvo al asunto de que ella es ahora mi mundanita. Le hago un tatuaje y luego ella me pide derecho para renunciar. En serio que no sabe que en verdad no quiere ser esclava.

- No es divertido hurgar en las cabezas de los demás, así no tendría tema de conversación contigo. Si alguien está tras de ti, deberías decírmelo. Ni puedo, ni quiero, ni voy a protegerte de algo que no me digas que exista, así de sencillo.

Es cierto que no he hurgado en su mente, pero también es cierto que podría hacerlo y ella ni siquiera se enteraría.

-Y no necesito, ni quiero, ni pienso pedirte que me protejas, al menos no de la forma que tu piensas. Y no se trata sobre protección, se trata de que no puedo quedarme mucho tiempo en un lugar, se trata de que no puedo pertenecer ni necesitar ni puedo querer a alguien mucho tiempo-no puedo atarme a ningún lugar, no quiero hacerlo porque es peligroso dejar huellas, un comentario, una palabra dicha por accidente y todo se vendría abajo para mi-Y se muy bien que no podre quedarme mucho tiempo contigo, porque me siento cómoda, porque me agradas pero tengo...
Tengo gente a la que proteger, tengo una familia, una hermana con la visión a la que debía mantener alejada del mundo de las sombras, un hermano que no sabe nada y debe permanecer así. Porque era una mundana y había dejado a un lado mi mundo por dos personas a las que amaba y querer a alguien más podría simplemente destrozarme. Mi familia era lo único para mi, una ves había confiado en otra persona y aun tenia pesadillas por él.
-Tu mismo lo dijiste, me prometes protegerme mientras este contigo, lejos de ti no puedes hacer nada, así de simple. Si tienes alguna otra indicación o lo que sea dímela, si no vete-mi voz vuelve a sonar hueca, como debió ser desde el principio.

Sin embargo por dentro siento un nudo inmenso, siento una tristeza abrumante y me siento confundida; me siento mundana, frágil y sola. Cuan grandioso seria poderle confiar a alguien todo eso, hablarle de mis pesadillas, decirle lo preocupada que estaba por mi hermano, el miedo tenia de que mi hermana terminara como yo, lo mucho que deseaba saber de donde demonios venia, que le había sucedido a mis padres. Todas esas pequeñas e insignificantes cosas que me guardaba porque no servían de nada, porque por mucho que quisiera decirlas no había forma de que ser las confiara a nadie.
Me dejo caer en la cama sin importarme la presencia del brujo, al diablo con todo, llevaba años sin llorar y no iba hacerlo por una estupidez como aquella. Deja de auto compadecerte, deja de ser una niña y recuerda que tienes responsabilidades que cumplir

Y aquí vamos, uno que trata de ser amable y ella que me saca toda su letanía para decirme que no gracias, podría habérmelo ahorrado. Suspiro y me miro las uñas, buscando la paciencia necesaria para no echarla o algo por el estilo. Aprovecha para sorprenderme de nuevo.

- ¿Tienes? Si prefieres que trate como esclava, te ponga una cadena alrededor del tobillo y te dé 20 latigazos por rechazar mi amabilidad y echarme toda una letanía para decirme que no quieres protección, pero sí, puedo hacerlo sin problemas. Acabas de empezar, es más, aún ni empiezas y ya estás diciéndome que te irás. ¿Cómo crees que suena eso? ¿Cómo crees que suena que te sientes cómoda conmigo pero que te irás? Me subestimas y empiezo a hartarme, así que más te vale controlar esa actitud. Yo no soy un brujo cualquiera o un subterráneo cualquiera.

Río divertido y me paro frente a ella, acercándome lo más que puedo.

- ¿Quién dijo que no puedo hacer nada? Dije que no se me daba la gana que es muy diferente. Seguimos como anoche, mundanita, tú no confías en mí y yo menos. Es sólo que el único idiota que intentó que confiaras en él fui yo. Y a mí nadie me echa de mi propia casa.

Le doy una bofetada, no muy fuerte, pero lo suficiente como para que ella la sienta y para que yo desquite mi coraje por haber sido tan estúpido de abrirme ante ella, por poco que fuera.

- Tienes 15 minutos y luego te quiero de vuelta en la cocina.

Salgo y voy masajeándome la sien de camino a la cocina. Mi hermoso gatito viene a mí y lo abrazo mientras aparezco la correspondencia y los mensajes de fuego frente a mí.

- Ore wa hontou bakka deshou? (Realmente soy un idiota, ¿verdad?)

Esto me pasa por haber vivido tantos años sin esclavos ni sirvientes, ahora quiero aferrarme a la modernidad y me explota en la cara. Me siento a leer, a comer donas, beber té de canela y leer lo que tengo que leer. Envío algunos mensajes y me acerco la computadora para enviar algunos otros.

La bofetada me viene bien, no es fuerte y se que se ha contenido, tampoco duele aunque supongo que mi tolerancia al dolor es mas alta que la de la mayoria. Tambien me ayuda a recordar que no estoy hablando con un humano, hablo con un brujo, una criatura que es mitad demonio.  Lo miro irse con una tranquilidad que me asombra, incluso aunque se tratara de mi, ni siquiera estoy molesta simplemente...simplemente no siento nada.
En cuanto me deja me levanto y empiezo a rebuscar en la habítación un espejo, lo encuentro en una de las gabetas del escritorio. Le hecho una mirada a mi rostro, estoy un poco palida y eso resalta la marca rojiza del bofeton, me recojo el cabello, me pongo un par de pantalones cortos y vuelvo a sentarme esperando que mi estupor pase. Mientras tanto recorro con la punta de los dedos las numerosas cicatrices de mis piernas, una en especial.

-He tenido un grillete al rededor del tobillo, una vez, por confiar en un subterraneo-murmuro para mi. Hay una fina linea al rededor del tobillo, simililar a como si alguien te hubiera amarrado un hilo de nylon tan fuerte que te hubiera cortado la piel.
Finalmente me doy por vencida, sigo sin sentir nada pero no quiero quedarme allí sentada ni un minuto más, debo hacer algo, lo que sea.

Con mi rostro aun enrojecido bajo de nuevo a la sala, Kyosuke esta sentado comiendo una rosquilla y leyendo su correo.
-No soy buena tratando con la gente-digo sin elevar la voz-Ni puedo confiar en ella, una vez lo hice y no salio bien. No voy a confiar en ti, pero voy a obedecerte
No espero a que responda y simplemente voy  a la cocina, la tetera y la tacita siguen allí de manera que los lavo con cuidado y vuelvo a ponerlos en su sitio. Y entonces me parto y por un segundo siento que todas las emociones que tengo dentro estallan, suelto una sola lagrima y luego las cierro de nuevo en lo más profundo de mi. Los debiles no sobreviven en el mundo de las sombras Gino lo había dicho y tenia razón. Tu no vas a sobrevivir murmura mi subconciente y no puedo evitar una sonrisita.

El correo es lo mismo de siempre, y me piden noticias e información que no puedo darles en verdad. ¿Volvió Valentine? Que sí, idiotas. ¿Le interesa el Instituto de Tokyo? Ay no jodan. ¿Qué tal los subterráneos de Japón? Nos quiere a todos, pero sigue siendo un humano imbécil y mortal. Hay demasiados malditos problemas, pero yo creo que están haciendo mucho escándalo por nada. Siempre es así. Pero de todos modos, no estaría mal que yo volviera a Japón, después de todo, tengo boletos para un concierto único en la vida, en el estadio Kokuritsu. Puedo aprovechar para verificar algunas cosas.

Respondo uno de los mensajes de fuego, al caballero hada con el que me llevo mejor simplemente porque es un hado japonés, sexy, y hacíamos negocios entre las sábanas. "Iré, guapo, iré". Y en eso, se aparece mi mundanita, haciendo un acto de contrición que no esperé ver. Veo que le pegué más duro de lo que imaginé, pero tampoco es como para que le hubiera arrancado la mandíbula. Veo también una nueva serie de cicatrices y para mí, las cicatrices son algo bueno. Dicen que no es una debilucha, son marcas de supervivencia. Dejo la rosquilla y no dejo que se marche.

- Yo tampoco confío en ti, pero estoy dispuesto a que me confirmes que hago bien al no poner a los mundanos hasta abajo en la escala. Simplemente quiero que dejes de pensar que soy como todos esos que has conocido. Yo soy yo, y me precio de ser diferente. Valoro a los que me sirven, métete eso bien en la cabeza. Y espero que algún día me concedas la oportunidad de ganarme tu confianza. No tu confianza, sólo la oportunidad de tenerla, que es lo mismo que yo te estoy dando al tenerte en mi casa y tratarte como persona y no como esclava.

La despido con un ademán y termino mis cosas. Escucho el agua correr y arreglo algunas cosas en la computadora. Reviso la hora y llamo a V. Necesito planear mi viaje y no sé si llevármela... Serán sólo unos cinco días, pero ya me parezco a ella, acaba de entrar y yo ya quiero irme.

- ¡V!

Una vez termino de lavar la taza decido cocinar algo, usualmente el mantenerme ocupada servia para olvidar mis preocupaciones de manera que rebusque en las alacenas hasta encontrar todo lo necesario para hacer quesadillas. Alexander siempre había adorado las quesadillas, en realidad toda la comida mexicana lo hacía feliz y de vez en cuando, cuando su sueldo alcanzaba, nos llevaba a Mamma Nacho a comer tacos o burritos; con el tiempo había aprendido a hacer alguna que otra cosa pero las quesadillas siempre resultaban lo más fácil de manera que saque una tabla de cortar y empece a picar la cebolla y el cilantro.

Estaba terminando de freír las tortillas cuando escuche al brujo llamarme de manera que le baje al fuego, me enjuague las manos y me dirigí a la sala.
-Estoy preparando quesadillas por si quieres-comento al entrar. Kyosuke sigue sentado en el sillón pero ha dejado la correspondencia a un lado.
-¿Algo interesante?-pregunto por decir algo sentándome en el sofá frente a él. La bofetada ya no duele en absoluto pero estoy segura de que me ha quedado una marca, no es que me importara, estaba acostumbrada a los moretones y definitivamente era mucho mejor que tener una cortada sangrante que podría infectarse. Y definitivamente mucho mejor que una mordida, eso si que era terrible.
Espero a ver que quiere decirme, la verdad es que siento curiosidad, no se que tipo de cosas hará una asistente, tampoco me imaginaba que podía querer en ese momento. Tal vez simplemente que llevara las cartas al buzón aunque él podía hacerlo con magia, tal vez iba a reñirme por mi comportamiento o tal vez había olido las quesadillas y quería saber cuando estarían listas. Con él cualquier cosa parecia posible.

Recibo la pronta respuesta del caballero hado, por e-mail... había que ver que él y yo nos comportábamos como mundanos a ciertas horas del día. Pero francamente lo que me preocupa más son los mensajes de pseudopánico de mis adorados subterráneos. Así que tomo una decisión, y llamo a V, pero en cuanto se aparece y huelo, mi decisión flaquea y la cambio. Así soy yo, cambiante a más no poder en las cosas sencillas como la ropa y la comida, en parte por eso es mejor que ella decida.

- Claro que quiero, no he comido nada desde las 4 de la tarde de ayer. Soy un caso perdido con la comida, me gustaría que me recordaras comer porque aunque no lo creas, se me olvida. Valoro tu iniciativa.

Pregunta si hay algo interesante y se sienta. Vagamente recuerdo a algún discípulo y hombres de rango inferior pidiendo permiso para hacer esta cosa tan simple. Eran molestos, V, es más directa. Entrelazo las manos.

- Tengo que ir a Japón unos cinco días, seis a lo sumo. De algún modo, al igual que haces tú, estoy probándote antes de confiar más en ti, pero voy a intentarlo. No puedo decidir qué hacer contigo esos cinco días, soy bastante indeciso en algunas cosas, así que te dejaré escoger. Tu primera opción es quedarte aquí. Te dejaré poción suficiente y tendrás que cuidar de mi hijo peludo. Eso significaría que con que te pasearas una vez al día, más que suficiente.

Me muerdo el labio y parte de mí me pide a gritos que deje esta como única opción. Pero francamente, tener un esclavo, por mucho que yo lo considere asistente, eleva mi estatus y me hace más genial. Y necesito que alguien preste atención por mí cuando los nefilims empiezan con que son geniales. Al menos en Japón, a eso sigue un "respetamos a los subterráneos mayores", cosa que no siempre era cierta.

- La otra opción y no estoy seguro de ofrecértela, pero ya qué, es que vengas conmigo. En ese caso nos reuniremos con subterráneos, brujos y hadas principalmente, y luego a una junta aburrida con los nefilims. Y te dejaré tres noches libres que deberás prometerme pasar en el hotel donde nos hospedemos porque dudo que quieras ir a verme gritar como fanboy loco.

Apago la computadora.

- Tú decides.

Si soy frío y calculador, y lo soy, la primera opción la deja libre de ver a su novio, familia o lo que sea que tiene aquí y francamente, puedo dejarle comida al gato, no necesita venir, sería sólo una forma de asegurar que se pasée por aquí. La otra opción le permite ganarse mi respeto aún más de lo que ya hace. Yo sólo espero paciente su respuesta mientras mi estómago empieza a gruñir de hambre.

Parpadeo sorprendida, definitivamente Kyosuke resultaba una sorpresa andante, para empezar se había comido como cuatro rosquillas y aun se quejaba de no haber comido, para seguir un viaje sin previo aviso a Japón. Aquel trabajo empezaba a tornarse verdaderamente interesante. La verdad es que no me sorprende que se le olvide comer, a veces también me pasaba y no me daba cuenta hasta que empezaba a ver manchas de colores y estaba a punto de desmayarme de manera que tendría que escribirlo en algún lugar para recordarlo o ambos terminaríamos muriendo de hambre. Me divierte que valore mi iniciativa, no estaba segura de si eso era iniciativa o no pero no iba a discutir, después de todo la gente normal no discutía cuando le hacían un halago aunque eso de tacharme de normal era bastante irónico.
-Gracias-respondo sintiéndome obligada a responde algo a aquello. Definitivamente era un asco en lo que se refería a relaciones interpersonales.

Ne digo nada mientras evaluó ambas propuestas, quedarme era lo mas cuerdo, atender la casa, alimentar al gato...Cosas simples, hogareñas. También significaba estar cerca de mis hermanos aunque no me quedara con ellos, su primera opción era la más simple, la menos arriesgada.
Pero luego estaba la segunda opción, irme con él a un lugar desconocido a la vista de subterraneos desconocidos, nephilims irritantes y dios sabe que más. Estar en un lugar donde no entendería ni su lengua, ni sus tradiciones, ni...nada.
Pensándolo de ese modo resultaría una estupidez aceptar, debería escoger la opción segura, la opción cuerda y decente que no implicaba una gran cantidad de peligro. Pero en vez de decirle a Kyosuke que pensaba quedarme seguía barajando las posibilidades. Lentamente me levanto y voy hasta la cocina sin dejar de pensar en el asunto, por mucho que fuera una decisión seria no iba a dejar que mis quesadillas se quemaran de manera que me aseguro de que estén bien cocidas, apago el fuego y las sirvo antes de llevárselas a Kyosuke y volver a sentarme.
-Debería decirte que pienso quedarme, que no debes preocuparte por tu gato porque lo voy a cuidar bien-digo antes de sonreír irónicamente-¿Cuando nos iremos?

En realidad mi decisión no me resultaba una sorpresa, por alguna razón siempre terminaba escogiendo el camino peligroso; podría haberme olvidado del submundo y fingir que nada de esto era real y en cambio había permanecido en él trabajando para subterraneos; debería haberme dando cuenta que jamas podría estar bajo en cuidado de un subterraneo pero seguía buscándolos; debería saber que trabajar para un brujo no era una buena idea pero estaba viviendo con Kyosuke. De alguna manera parecía que yo misma era la que me obligaba a olvidar el mundo de los mundanos, que seguía deseando pertenecer al mundo de las sombras. Tal vez porque parte de mi ya pertenecía a él.

Expongo mis opciones, aunque francamente si mi gato hablara me diría que estoy idiota. Para mí, ambas tienen un riesgo. Si se queda aquí, pondré miles de hechizos para que no se robe nada. Y por supuesto, para que no abra mi armario y encuentre mi rincón del fanboy, antes me mato, ¡qué vergüenza! La segunda opción, por supuesto, implica hacerle un complicado hechizo para que entienda lo que se dice, a cambio de que yo pueda ponerme a juguetear Plantas contra Zombies o Line Pop, o cualquier cosa en lugar de escuchar a los nefilims.

Y se marcha. Maldita sea, es peor que yo tomando decisiones ¿o qué? Por todos los oni, ¡no! ¿A quién voy a recurrir cuando no sepa qué ponerme? La odio...

Hasta que claro, apenas un par de minutos después, me trae una cosa exótica y con olor a fondue delicioso y la perdono. Soy un fácil. Tomo una y la pruebo y me sabe a gloria.

Y entonces decide responder. Honestamente no esperaba este tipo de respuesta, y dejo la quesadilla a medio comer, ajeno al hecho de que estoy sonriendo de lado. Una sonrisa maquiavélica, pero cómplice.

- Me agradas, V, eres arriesgada. Nos vamos mañana, por portal, pero regresaremos en avión, quizá. Depende de lo cansado que esté.

Señalo el plato.

- Come.

Vuelvo a tomar mi quesadilla y continúo comiendo.

- Te hechizaré allá para que comprendan lo que dicen y voy a querer tu opinión. No hay muchas reglas, sólo intenta no hablar o te comerán viva. Supongo que sabes lo que está pasando entre los subterráneos.

Me voy a Japón...Mierda, me voy a Japón y estoy emocionada, sabía que aquel no iba a ser un viaje de placer y que era peligroso pero nunca había salido de Nueva York y la perspectiva resultaba fascinante. Kyosuke también parecía feliz, incluso parecía orgulloso por mi decisión algo que realmente me sorprendió, suponía que esperaba que me quedara allí y no hiciera desastres. No me sorprende lo pronto que tendremos que salir, después de todo era un brujo y no tenia que perder el tiempo haciendo engorrosos planes, comprando pasajes o cosas por el estilo, también me emociona que tal vez no regresemos en avión. Nunca me he subido en un avión y la experiencia sonaba interesante.
-Bien-respondo con seriedad aunque por dentro me siento como una niña antes del día de navidad.

Me siento realmente orgullosa de que al brujo le guste mi comida, era bueno trabajar para alguien que comía algo más que pedazos frescos de carne, nunca había tenido el estomago precisamente sensible pero ver a un licantropo engullir su peso en carne no era divertido.
Tomo una quesadilla sin pensarlo mucho y la engullo de dos mordiscos, nunca había sido muy buena a la hora de comer sin embargo de la emoción incluso mi apetito había aumentado.

-¿Las muertes, el regreso de Valentine y la inestabilidad de los Acuerdos? Si, estoy al tanto-admito volviendo a concentrarme en la verdadera razón del viaje. Me alegra que haya un hechizo para que pueda entender de lo contrario me sentiría bastante intranquila y además sentía curiosidad por saber de que venia toda esa reunión-¿Te refieres a darte mi opinión ambigua? Me parece bien

"Bien"... todo lo que me dice es "bien". ¿Sabe cuánta magia se necesita para llevarla? ¿Sabe que no cualquiera entra a las reuniones a la que voy yo? ¿Sabe que tuve que ganar legalmente mis boletos para el concierto? No, por supuesto que no. Ni que perdiera tanto por agradecerme por ser el mejor amo que ha tenido.

- Bien mal. Pero bueno, si quieres agradecerme hincada, no me molestaré.

Le digo que coma y al menos me obedece. No soporté su palabrería de que los mundanos comen en vano, ahora va a comer o la obligo, así de sencillo. Francamente, esto está bueno y si sigue así, me hará la vida mucho mejor. Quizá todos piensen que es mejor tener un estúpido parabatai que te cuide la espalda y mate demonios con tanta facilidad como lo haces tú. Pero en realidad, cocinar es algo que me da flojera y comer delicioso es algo que mantiene mi armonía personal.

Tal y como imaginé, está enterada de las cosas y mejor, que enseñar algo tan básico quizá me aburriría. Ruedo los ojos cuando menciona los Acuerdos.

- Voy a ser honesto contigo, de todo eso, lo único que me importa son las muertes de subterráneos. Valentine es un tipo loco e imbécil, pero sigue siendo un nefilim y los nefilims mueren en promedio mucho antes de lo que muere un mundano. Así que no lo veo como un problema, y ningún subterráneo que viva eternamente lo debería ver como una amenaza. Por eso dudo que la reina Seelie apoye a nadie, y tiene razón. Y los Acuerdos son una idea nefilim que busca tener controlados a los subterráneos porque nos tienen miedo. Y por supuesto que no lo logran y no sirven, la prueba eres tú. Por los acuerdos, uno no debería esclavizar a un mundano ni tratarlo como tu cuerpo delata que te han tratado.

¿Me duele? No. ¿Me importa? Quizá, pero lo que hago es usarlo como arma para que al menos esté de mi lado. No le agradamos los subterráneos y bien que lo sé, pero tampoco le agradan los nefilims, o habría ido con ellos para que la encerraran en un Instituto hasta que muriera, con el pretexto de "protegerla". Si hay algo que debo lograr, es que Evan piense como yo, al menos en general y al menos en cuanto a alianzas. Con que no crea que los nefilims son la solción a los problemas del mundo me basta.

Pido que me dé su opinión y tomo otra quesadilla antes de sentir la necesidad de zarandearla.

- Eres lo más cercano que tendré a alguien neutral. Dudo que simpatices con alguno de los bandos, y francamente, no te culpo.

Suspiro y me contengo para no rodar los ojos pero se me escapa una sonrisa y termino diciendo con mucho mas sentimiento y de manera sincera:
-Gracias Kyosuke, realmente te lo agradezco y prometo comportarme perfectamente.

Sigo comiendo con tranquilidad mientras escucho todo lo que dice y tengo que admitir que tiene razón, viéndolo de esa manera la amenaza de Valentine parecía más bien una burla. Y eso mismo me hizo darme cuenta de que debido a eso ninguno de los subterraneos estaban interesados en unir fuerzas con los nephilims. Valentine era su problema, en realidad más que su problema era algo así como la basura que alguien había olvidado sacar, porque si los nephilims realmente querian una "buena" convivencia con los subterraneos tendrían que acabar con todo ese pensamiento de nosotros somos mejores que tenia la Clave y Valentine era precisamente el mejor ejemplo de ello. Verdaderamente mis relaciones con los nephilims habían sido pocas y si quitamos a Annabeth también desagradables.
-Claro que es lo único que te importa-digo saliendo de mi estado pensativo-Cada quien vela por si mismo y por su gente, y no vale la pena esperar que otro se preocupe por ustedes. Eso si que puedo entenderlo.
Tampoco es que no viera cierta similitud entre aquella forma de ver el mundo y los nephilims, si algo podía decir en su favor era que para ellos la sangre era realmente importantes, de alguna manera todos eran hermanos y luchaban juntos y morían juntos.
Me tenso cuando me toma como ejemplo pero me limito a mirarlo y asentir, la verdad es que nunca había culpado a los nephilims, una vez más se trataba de que cada persona velaba por su propia seguridad. Los subterraneos y los nephilims tenían la ventaja de ser muchos pero como yo...bueno, jamas había conocido a otro como yo, otro que no fuera mi propia hermana y no pensaba dejar que ella me cuidara.

-Simpatizar probablemente no sea la mejor palabra pero supongo que ambos hacen lo que creen necesario, después de todo todos buscamos sobrevivir y cada quien lo hace a su manera-me encojo de hombros.

Me agradece,  ¡en serio me agradece!  Abro los ojos y la boca, completamente sorprendido.  Creo que hasta se me hicieron las pupilas redondas.  Sólo asiento con un "hmmm", ¿qué más puedo hacer?  Esto sí que había sido sorprendente.

Comemos y expongo mi punto de vista.  Estoy dispuesto a que deteste a los subterráneos, pero no a cambio de que ame a los nefilims.  Para mí, Valentine y el Círculo son sólo una molestia, no me parecen en realidad preocupantes, al menos no por ahora.  Tarde o temprano morirá, y la gente ambiciosa muere antes por andar corriendo riesgos innecesarios y estúpidos.  Esto parece ser lo que está haciendo Valentine.  Así que puedo seguir el proverbio japonés y me sentaré a esperar ver su cadáver flotar.  Es claro que no le gusta que la ponga de ejemplo, pero es cierto que ella ha sufrido porque esos idiotas no hacen su trabajo como deben.

- Una persona normal o un ser normal, debería preocuparse por proteger su radio de tres metros.  Es lo que puedes abarcar con facilidad.  Familia, amigos, gente del trabajo... Algunos decidimos tomar más responsabilidades y yo debo proteger a los brujos.  Proteger a mi gente, pero he colaborado con otros subterráneos y no veo por qué no protegerlos, se lo han ganado si me dan lo mismo a cambio.  La diferencia con los nefilims es que quieren subordinarnos, y a nadie le gusta eso.  Yo no protejo mundanos, ya lo hacen ellos.  Pero si alguno está en mi radio de tres metros, la cosa cambia.  

He protegido a mis hombres cuando era samurai y a mis compañeros de tropa.  Es cierto que soy individualista y egoísta, pero también me gusta sentirme parte de un todo.  

- Por eso te quiero conmigo ahí.  Además de que suelo dormirme en las reuniones con los nefilims y dudo que mi amigo de la Corte Seelie vaya.  

Termino de comer y la verdad es que me siento contento y relajado.  

- ¿Terminaste?  Porque vas a necesitar empacar y ropa decente.

Chaqueo los dedos y aparezco una de mis varias tarjetas.  A veces hasta me porto bien y pago, pero sólo a veces.  La mayoría de las veces es más emocionante hackear mi cuenta.  Se la tiendo.

- Cómprate algo más decente, de preferencia al menos una muda que sea oscura y con morado y azul.  El resto a tu gusto, compra lo que necesites.  Y no tardes tanto porque tienes que empacar.  Anda, fuera de aquí, no tardes tanto.

Me estoy volviendo un débil, pero es la primera vez que alguien me agradece genuinamente algo, al menos un subordinado.