Neil Vaisey, such a normal guy...

Vive en el presente y nada más. Neil Vaisey detesta su nombre, porque le recuerda a un padre ausente e insiste en que lo llamen por el apellido. Es de humor cambiante, sobre todo cuando está con su madre, a la que quiere más que a su vida, pero que no puede soportar que siga intentando controlarlo con la edad que tiene. Lo resuelve todo con un cigarrillo y música, como si nada más importara. Aun cuando era inteligente en la escuela, la dejó para perseguir el único sueño que ha tenido en la vida y que es convertirse en un famoso cantante de rock, sin embargo, tiene que aprender a convivir con las decepciones y la desilusión constante.
Es, en general, de naturaleza alegre, demasiado fiestero, sin preocupaciones. Su madre le dice cada dos por tres que debería conseguirse una novia formal, pero, a sus veintiún años, Vaisey sigue estancado en una especie de adolescencia infinita. Sabe que, aunque no le guste, su madre tiene razón en algo: necesita madurar, sentar cabeza, darse cuenta de que necesita un trabajo y que el dinero no cae de los árboles. Aun a pesar de todo eso, insiste en seguir en ese estado de adolescencia que parece que no lo va a llevar a ningún lado, viviendo en el presente sin ninguna preocupación aparente, resolviéndolo todo con un cigarro, una canción y unos cuantos rasgidos a la guitarra.
Neil es de muchos conocidos y pocos amigos. Es abierto con todos y, aun cuando no suele destacarse por ser el más guapo, sabe cómo conseguir parejas de una noche o una semana; para él, las relaciones más largas no existen en este momento, aunque quizá siente cabeza en algún momento, cuando se de cuenta de que no todo en la vida es ligar con desconocidos por la noche en los bares donde consigue tocar.
Desde siempre ha tenido la visión y, aunque durante su niñez no lo alarmó el hecho de ver cosas extrañas, durante la adolescencia comprendió que la gente normal no veía lo que él. No le preocupa, sin embargo, pues siempre ha intentado ignorar ese mundo extraño que se esconde en Nueva York, aunque, por otro lado, tiene curiosidad por saber de que se trata, sin saber que esa podría ser su perdición.

Su madre, una jovencita antes de que naciera Vaisey conoció a un hombre que se hacía llamar Neil poco antes de entrar a la universidad con una beca. Sus padres no veían con buenos ojos a hombre, a todas luces más de diez años mayor que su hija que se paseaba por la casa. Un día, la madre de Vaisey, Esme, descubrió que estaba embarazada, y que su futuro se había ido por la borda. El padre prometió hacerse cargo del bebé, pero, en realidad, la cosa no fue así.
Nació una fría noche de invierno, poco después de que su padre desaparecierda sin dejar rastro. Él está seguro de que abandonó a su madre a su suerte, que tuvo que vérselas con un bebé recién nacido para conseguir comida. Al bebé le puso su apellido y el nombre del padre desaparecido, un hombre al que Vaisey nunca ha querido. De hecho, odia el nombre e insiste en que lo llamen por el apellido, ante lo cual muchas personas alzan las cejas. Vivió una infancia humilde, bien educado por su madre, oyendo los discos que le prestaba el vecino, generalmente de música rock.
Cuando tenía cinco años, empezó a preguntar por su padre, pero dejó de hacerlo cuando conoció la historia y comprendió que le habían abandonado. Él no sabía, sin embargo, que todos los meses llegaba una pensión anónima para mantenerlo. Cuando lo descubrió, le dio igual y no hizo el menor intento por buscar a su padre. En la escuela era listo, pero no tenía demasiados amigos, y tampoco le gustaba ir. Sacaba buenas calificaciones casi sin esfuerzo, pero no tenía ninguna motivación. Un día, a los diecisiete años, compró su primera guitarra usada con dinero que le robó a su madre y dejó de ir. Su madre y él tuvieron una gran pelea, pero él no abandonó su empeño y empezó a tocar en bares de mala muerte, donde aceptaban a artistas desconosidos.
Cuatro años después no ha cosechado el éxito que desearía y, aunque la gente aplaude cuando canta covers, sus canciones no tienen el mismo éxito. Hace poco compró una nueva guitarra, menos vieja que la anterior, con el poco dinero que había conseguido reunir. Asustado, se dio cuenta de que no conseguirá subsistir con lo poco que gana. Desde entonces vive en un estado perpetuo entre la desilusión y la desesperanza, pero se niega a renunciar al sueño que ha perseguido toda la vida.
Por primera vez, tiene curiosidad por saber de donde proviene la pensión con la que ha conseguido subsistir todo este tiempo, pero no tiene deseos de conocer a un hombre que le abandonó. Ni siquiera lleva su apellido y ha intentando por todos los medios posibles desmarcarse del nombre de Neil. Él dice que es una lástima no tener un segundo nombre.
Además, está el hecho de las "cosas extrañas". O más bien, las criaturas que no son de este mundo. Vampiros por un lado, seres que fingen ser humano, seres vestidos de negro que pasean por las calles de la ciudad sin ser vistos. Tiene curiosidad por acercarse a ese mundo y, últimamente, se ha dado cuenta de que suelen concentrarse en lugares muy específicos, como el club Pandemónium o el restaurante Taki's. Siempre se ha preguntado cómo es que es capaz de ver tantas cosas, sin embargo, aun no conocer el mundo que lo espera debajo. Y quizá sea mejor para él no conocerlo... pero la curiosidad es más fuerte que su sentido de la autopreservasión. Además, cree que pudo haber heredado el don de su padre, pues su madre no ve las cosas que él.