Bianca D. Gelsey; ficha

Una mujer de armas a tomar, Bianca no tiene escrúpulos, no sabe lo que es el temor y si alguna vez lo ha sentido, ha sabido como ocultarlo, es valiente y feroz, nada ni nadie puede detenerla, especialmente porque no deja que se interpongan en su camino, hace siempre las cosas por sí misma y no deja que nadie le cuide la espalda, aun así intenta cuidar las espaldas de todos.
Su deber está por encima de cualquier cosa, incluso de ella misma, desinteresada y amorosa, por más ruda que luzca a primera vista realmente se interesa por el bienestar de todo el que la rodea; siempre busca hacer lo más justo y castigar – incluso por mano propia – las injusticias.
Las mentiras son escasas, casi inexistentes para Bianca, mentir es probablemente lo que más detesta hacer, siempre transparente y sincera, no le pone trabas a la gente, no tiene pelos en la lengua, la franqueza prima en ella y es rara la vez que se queda con algo que decir.

Orgullosa, no sabe pedir ayuda u ofrecer disculpas, actitud que puede llevarla a problemas en un sinnúmero de ocasiones. Pidiendo ayuda se siente débil y muchas veces un fracaso, el hecho de no ser suficiente la lastima, mientras ofrecer disculpas significa para ella que ha fallado, que no ha cumplido su trabajo, que ha lastimado a alguien. Pero tampoco sabe perdonar, las personas que le hacen daño dejan una marca en ella que nada puede borrar, ni el tiempo y es eso lo que la vuelve un peligro para aquellos que considera enemigos porque si hay algo que mueve a Bianca es la venganza.

A pesar de seguir las normas de La Clave Bianca tiene una personalidad fuerte y no deja que su fidelidad a dicha institución la defina, es independiente y suele seguir su instinto si siente que debe hacerlo.
Inteligente y audaz, Bianca sabe cuándo y cómo usar su femineidad, su intelecto o su fuerza.

Como a muchos le gusta tener la razón y si para ella algo es correcto no dejará que nadie la convenza de lo contrario. Las primeras impresiones son importantes con Bianca, juzga duramente a todos y por lo mismo no espera nada de nadie. Pero sabe que necesita de personas en su vida, sabe que no puede estar sola, mas el hecho de reconocerlo la asusta.
Con una personalidad fuerte e imponente, Bianca marca el lugar por donde va y llega pisando fuerte, buscando hacerse un nombre y una reputación como cazadora.

De descendencia Italiana e Inglesa, Bianca fue la única hija de una matrimonio de nefilims seguidores fieles de La Clave. Después de nacer en Italia casi por error, sus padres, Gemma y David vivieron en distintos institutos de Europa, instruyendo así a Bianca en diferentes culturas. Al cumplir la niña seis años se quedaron en Idris con el fin de criarla con las costumbres y leyes que un buen nefilim debe seguir al ser parte de La Clave. Estuvo casi once años en Alicante, pero Gemma decidió trasladarse nuevamente y estuvieron no solo en Alemania, pero también en Rusia, Finlandia y finalemente en Inglaterra, donde David, cumpliendo su deber de cazador fue asesinado.
El suceso no fue tan traumático como la viuda de David esperaba, Bianca sabía que su padre había muerto defendiendo a los que no podían defenderse y sabía también que era su deber honrar al hombre que le había enseñado tanto y que había amado como a nadie. Se dedicó como nunca a ser la mejor en lo que hacía, no dudaba dos veces al momento de luchar, siendo increíblemente buena con la mayoría de las armas, desde las dagas, hasta el arco. Siempre buscaba superarse a sí misma y pronto la actitud casi obsesiva asustó a su madre, quien decidió dejar las batallas para poder vigilar el progreso de Bianca y secretamente para evitar morir. Bianca conocía el miedo de su madre y aunque la juzgó con dureza los primeros años, al crecer comprendió con mejor talante que el amor de que su madre le había dado a ella y a su padre era casi tan importante como la fidelidad que había jurado como Cazadora.
Gemma, quien había pasado por la mayor parte de los institutos europeos decidió irse con Bianca a América. Su hija no puso peros, el respeto por su madre le ganaba al deseo de quedarse en París, donde ya todo era familiar después de quedarse más de un año allí, había aprendido a amar las ciudades que defendía y las personas con las que tenía que vivir en los distintos institutos, pero de la misma forma, había aprendido a desprenderse fácilmente de todos y no apegarse a nada ni nadie por el comportamiento de su madre.