Xamkyo ;) [+18]

Xami prácticamente me arrastra de vuelta al coche y le doy las llaves. Sé que puede usar magia para encender el auto, pero prefiero que no lo haga así. Soy posesivo de mi auto y no quiero que se estropée sólo por un poco de magia.

Me siento y estoy callado, de hecho creo que no he hablado desde que decidimos volver, pero ella rompe el silencio y me sugiere poner algo de música. Inclino mi cuerpo hacia adelante y trato de rebuscar entre el montón de música que tengo, pero termino poniendo algo al azar.

- Para. Si piensas que voy a explotar y me convertiré en diamantina o alguna tontería, deja de hacerlo. Esto no va a matarme, es sólo un beso. Y creo que estoy llevándolo bastante bien, ¿no crees?

Digo, no he vomitado ni nada.


Paso el resto del camino, cantando, consciente de que elegir al azar canciones no me estaba ayudando en lo más mínimo. Love Situation... estúpido shuffle.

Pronto estamos de vuelta en casa. Abro con un pase de mi mano y dejo que Xami estacione el auto. Cuido la ruta, pero no hace falta, Xami la recuerda bastante bien.

- Con que te aprendiste muy bien el camino, ¿eh? Eso es que querías visitarme.

Bajo y lo primero que hago es ir a ver a mi bola de pelos.

Pongo los ojos en blanco y luego le saco la lengua. Mira que pensar que yo voy a ponerme como niña dramática a gritar de cosas. El que lo haya hecho, no significa que vaya a pasar ahora.

-Ay qué chistosa.

Pongo mi música de fanboy loco y empiezo a cantar. Sé que no soy el amo del karaoke, pero no lo hago nada mal tampoco. Además, me sirve para distraerme de lo que había pasado. Sigo aplazando pensar en esto, es demasiado inverosímil. Xami me había besado y no estoy gritando como histérico ni lavándome la boca. Algo muy raro estaba pasando.

Llegamos y abro la puerta. Dejo que Xami se estacione y bajo del auto.

- ¿Entonces sí vas a mudarte?

Eso no era nada agradable, aunque es peor y más traumante. Debería estar saltando de felicidad porque si se va, tendré tiempo para razonar qué rayos está pasando conmigo. Pero lo cierto es que no quiero que se vaya. Entro a la casa y abrazo a mi gato.

Xami no tarda en entrar y me deja la bolsa de la sex shop. Ya que intenta molestarme, yo le ganaré.

- Uy, gracias. La que tendrá que obligarme a salir, eres tú.

Le lanzo un beso, burlón, dejo al gato y subo las bolsas con un hechizo. Voy a mi habitación, cierro la puerta, y me desvisto. Ya que compré estas maravillas, voy a estrenarlas, así que me meto a la tina para darme un baño y estrenar lo que me compré. Digo, seguro Xami vuelve a probarse cada una de las cosas que compró, así que puedo aprovechar para dedicarme un tiempo a mí mismo.

Xaminé no entiende lo que es el espacio vital, ni lo que es que quieras espacio para respirar, ni lo que es no tocar al todopoderoso mentor. No, ella ignora completamente esto y me besa. De nuevo, un trauma, y esta vez es que le correspondo y ella "gana". Besa demasiado bien y me altera.

- ¡Pues esto es lanzado! Si no te gustan los lanzados, pues no te gusto yo y ya.

Estoy haciendo berrinche y lo sé. Xami sólo se anota tantos porque me contraría y hace que me quede como estúpido, y mi mente fastidiosa y hermosa deja de funcionar por su culpa.

Así que emprendo la retirada. Desaparezco las bolsas del auto y las aparezco en mi cuarto, luego dejo al gato y voy a pasar un tiempo con la única persona que siempre me soporta, que me ama incondicionalmente y que cree que soy el más genial del universo. Ese que veo todas las mañanas en el espejo y me roba el aliento.

La hora no importa, en realidad nada importa. El agua de la tina pasa de muy caliente a tibia y finalmente a fría. Mis manos pasan por momentos de cansancio a inicios de calambres, pero nada de eso me detiene. En parte creo que siento la necesidad de recordarme, quizá de comprobar que lo que me encanta es la penetración. Necesito sentirme gay después de esta falta tan grave, de esta violación a los principios del arcoiris al dejar que una mujer besara mis labios, ¡oh gran sacrilegio! Y lo peor: me había gustado. Quizá esta necesidad es la que me impulsa, pero lo cierto es que lo que me compré es simplemente fabuloso.

Gimo, perdido en un mundo de fantasías, sin rostros, sin nombres, sólo sensaciones. Algunas provenían de recuerdos reales de mi pasado, como esa sensación de las manos del único al que he amado y me ha amado de regreso. Ni siquiera noto lo fallido de mi plan debido a la excitación, pero se entromete la sensación de los labios de Xami sobre los míos.

Tras un fuerte gemido, escucho la voz de Xami y dejo de mover las manos. La derecha sale a la superficie, tras abandonar el juguete que se queda dentro, y la izquierda cubre mi miembro.

- ¿¡Qué rayos haces aquí!? ¿Nadie te enseñó a tocar? ¡Y no mires!

Noto que estoy sonrojado. Soy un cínico, es cierto, pero ella sigue siendo una mujer y no me gusta que las mujeres me vean así, mucho menos con "el ánimo" levantado y habiéndome quedado a la mitad. Aunque estoy consciente de que mis palabras no sonarán tan molestas debido a lo excitado que estoy.

- Anda, largo que estoy a la mitad de algo importante. Y no traigas a mi hijo, que se pervierte.

Por supuesto que protesto al ver entrar a Xami, tan tranquila y como si nada estuviera pasando, y con mi precioso gato en brazos. Secretamente también le tengo celos en este momento, porque no quiero que Jinx la quiera más a ella. Aunque ahora lo importante es que estoy completamente desnudo y ella está ahí mirando. Frunzo el ceño, molesto.

- Y seguramente cuando alguien se encierra en el baño es porque quieren que lo espíen...

Al menos la pobre y pequeña bola de pelos se ha ido. Bastante lo he pervertido al pobrecito. Sin embargo, Xami no se va, de hecho, se acerca.

- ¡Waaah! ¿¡Qué rayos haces!? ¡Shu!

Pego la espalda a la tina y me tapo la entrepierna con las dos manos, maldiciendo el día en el que me puse un piercing justo ahí, poque ahora brilla con la luz y es más que obvio que se me nota mucho más lo que hay entre las piernas.

- ¡No me importa si no quieres! Tu cuarto está abajo, aquí sólo vale que entre yo.

Grito cuando mete las manos a la tina y roza mi miembro, ¡mí miembro! Es obvio que sé que está jugando conmigo y no me gusta que me devuelvan mis jueguitos.

- ¡Deja de hacer esto! Te estás buscando que te lance chispas a la cara, ¡no es divertido!

Volteo a mi alrededor a ver con qué cuento para trabajar, porque Xami en serio ya se está pasando. Ninguna mujer me había tocado justo ahí y no, esto es demasiado extraño. Sólo volteo a verla de nuevo cuando se acerca demasiado. La respuesta honesta es que sí, pero no se lo voy a decir.

- Uso cosas como esta diario, tengo mi propia colección. No es como el real, pero si sabes cómo usarlo, entretiene bastante. ¿Qué tú no tienes uno de estos? Porque este es mío, devuélvelo. Y deja de mirarme así, ni que estuvieras en celo.

No logro que se vaya, y me altera su presencia. ¿Por qué está aquí? En el bosque me había dejado con la versión de amor tierno y meloso, hasta me había sentido mal y ahora ella viene a atacarme. Me deja confundido y en ese instante aprovecha para atar mis manos y grito.

- ¿¡QUÉ DIABLOS TE PASA!?

Lo cierto es que sólo puedo pensar en que tengo miedo, y esto es algo muy malo. El miedo es excitante y no puedo permitírmelo otra vez. No ahora porque estoy despierto, lo de anoche pues podía ser por culpa del sueño. Ahora lanzo chispas que no llegan a ningún lado y logro que algunas gotas que escurren por el techo se congelen. Nada útil y sé que puedo zafarme, yo le enseñé a ella, así que soy mejor y más fuerte.

- Al menos ten la decencia de no mentirme. Soy el experto en los accidentes a propósito, así que ya me las sé todas.

Contengo la respiración, dejo de forcejear, de pensar y sólo miro aterrado su mano no sólo sobre mí, sino sobre la zona más sensible de mi cuerpo. Gimo... no sé si esto lo hace a propósito, si alguno de sus amantes tuvo también un Príncipe Alberto, pero sea lo que sea, me gusta.

La miro de nuevo, jadeando, cuando se echa un discurso en contra de los dildos. Agito la cabeza antes de que pueda decirle alguna cosa extraña, aunque se nota que me estoy callando algo.

Xami se levanta y respiro aliviado: va a irse. Yo siento que estoy algo sonrojado, quizá no mucho, pero lo suficiente como para que me traume. Pero no, se acerca de nuevo y me suelta un halago con una voz sexy que me deja fuera de juego.

- Gra-gracias...

¡No, estoy tartamudeando, aaargh! Forcejeo de nuevo con las ataduras porque quería llevarme las manos al cabello, pero de nuevo, Xami me toma desprevenido. Me besa y pongo todo mi esfuerzo en no corresponderle. Pero ella es más fuerte que yo. Todo ese sentimiento me llega de nuevo al corazón y le correspondo. Ella en serio me quiere, pero no es una cosa platónica, porque también me desea. A mí, que no soy exactamente un chico de gimnasio, que tengo afición por pintarme las uñas y por arreglarme demasiado. Ya cuando acaricia de nuevo mi miembro, sólo tiemblo una vez antes de moverme incluso un poco contra su mano. No sé qué rayos me pasa, pero si su cariño me había suavizado, ahora el tacto de su mano me gusta.

Se ríe porque estoy tartamudeando como si fuera un mocoso idiota y yo quiero jalarme el cabello de la desesperación, gritar, maldecirla a ella y maldecirme a mí, lanzar rayos, chispas, ¡lo que sea, pero algo! Pronto ella me besa y me me acaricia y aunque sí, me tenso un poco al recordar que ella es una mujer y yo soy gay, gay, ¡gay maldita sea!, pronto empieza a gustarme. Cierro los ojos y admitiré públicamente que estoy haciendo de cuenta que no es ella la que me toca, sino algún hombre, aunque lo cierto es que estoy más que consciente en todo momento de que son las manos de mi discípula. Sus labios que me expresan no sólo un cariño sobrehumano como nosotros, sino también deseo. Encojo el estómago al sentir su mano, en parte para intentar alejarme y en parte porque me gusta.

Siento las manos libres por fin y me aferro a la bañera antes de hacer alguna estupidez. En parte no sé qué hacer, nunca he estado tan cerca de una mujer todo caliente. Y de nuevo me fugo de la realidad y me pierdo en un beso que correspondo cada vez con más gusto.

Termina por no ser suficiente sostenerme de la bañera y frotarme un poco contra ella. Aprovecho que tengo las manos desatadas y acaricio su espalda, con la blusa que está absorbiendo el agua aunque aún no llega a tanto. Bajo mis manos hasta su baja espalda y finalmente su trasero. Por detrás, aunque distinta de un hombre, no lo es tanto como para que me empiece a dar un ataque otra vez.

Hasta que cometo un error.

Paseo mis manos por sus caderas y llego finalmente entre sus piernas. Y por supuesto, no hay nada que tocar. No hay paquete, no hay un falo que se alcance a percibir aún con la ropa. Es plano y sin gracia y entones me aparto, gritando de nuevo.

- ¡No puedo, déjame! ¡Me da cosa! ¡Argh!

Lloriqueo sin lágrimas, en una súplica de que deje de traumarme como nadie más lo ha hecho. Y es que siento que voy a enloquecer. Le toqué el "ahí" a una mujer, guácatelas. Se me va a caer la mano.

Aunque en realidad estoy exagerando, podría haber sido mucho peor. Podría haberle tocado las bubis y entonces sí que me muero.

Al sentir sus manos sobre mi nuca y mi cabello, esa vocecita interna me dice la verdad: estás perdido Kyo, y completamente jodido. Adoro eso, y Xami lo hace de un modo que me encanta. Puede controlarme sólo haciendo eso.

Mis manos se mueven solas, y lo peor es que sé que es porque me siento bien, a gusto, lo suficiente como para que mi cuerpo reaccione al tacto de Xami y pida más. Pero nada es para siempre, y al tocar entre sus piernas, sé que no puedo. Pido que me deje, pero después mi grito es de frustración. Debería poder, quizá esto sea como Magnus y yo, y yo necesitaba pasar una noche con él. Necesitaba estar entre sus sábanas y si no lo hubiera hecho, jamás habría podido entender que es más valioso como amor platónico. Aunque Kyo, no lo besabas ni con la mitad de sentimiento con la que te besa Xaminé.

Lloriqueo y sé que me veo como un marica total. Es lo que soy, y quizá me sale más exagerado porque sigo esperando tontamente que eso la aleje. Y no lo hace. Me suelta una advertencia y la refuerza con un beso que me descoloca. ¿Qué rayos?

- ¿Esta es tu técnica, Xami? ¿Vas a presionarme lo más que puedas cada vez a ver cuándo abro las piernas? Eh... o bueno, no, lo que sea que se supone que debo hacer.

No sé qué esperaba, pero no que hiciera de cenar. Quiero decirle que no tengo hambre, gritarle que cómo espera que tenga hambre cuando prácticamente me violó. En cambio dejo que se vaya y necesito venirme abajo, o algo por el estilo. Salgo del agua y me miro al espejo, porque necesito convencerme de que no he cambiado. Sin embargo, darme cuenta, no lo hace algo enteramente bueno. Así que lo que hago es borrarme los pequeños tatuajes, simplemente llamando la tinta hacia mis dedos. Me siento mejor, como cuando me borré los tatuajes que tenía cuando era samurai y dejé de serlo.

Me ato la toalla a la cintura, porque contrario a lo que seguro muchos piensan, no soy tan gay como para ponérmela como chica. Salgo del baño y veo que Xami sigue ahí.

- ¿No que ibas a hacer de cenar?

No es un reclamo, en realidad me divierte. Voy a mi armario y saco unos pants negros, una playera morada y unos boxers negros de dragones. Al volver a dejar la ropa sobre la cama para sentarme y vestirme, veo que Xami está sonriendo como idiota. Verla hace que me ruborice un poco, y sienta que soy algo así como un trofeo. Lo más estúpido es que no es una sensación enteramente mala.

- Estás sonriendo como idiota... Aunque yo sé que soy fabuloso y manosearme es lo más increíble del mundo, pero podrás superarlo.

Aunque todos sabemos que el que necesita superarlo soy yo.

Hace millones de años había necesitado sentirme diferente, cuando abandoné prácticamente del todo el bushido y me hice persona normal. Ahora parece que necesito lo mismo, porque ya no soy "gay de oro". Me frustra porque creo que me quedé como idiota cuando pude hacer mil cosas para quitármela de encima. Quizá es porque la quiero, quizá no como ella quiere, pero sí que la quiero. Y porque he estado en su lugar.

Cuando vuelvo a la habitación, Xami está sonriendo como mensa, triunfante, y siento casi como si me hubiera quitado la virginidad. Aunque en realidad, es lo que espera hacer. Me da un escalofrío y mejor pregunto por la mesa.

- Ja, ja, muy chistosa.

Tampoco estoy reclamándole la cena en sí, pero de repente sí que quiero que haga de cenar. No por la comida, comer es una cosa a la que no me acostumbro desde que tenía la edad que aparento, sino por la atención. Porque estaría haciendo algo por mí. Si hay algo que me gana es ser el centro de atención. Aunque claro que sé que el mundo de Xami no va a girar alrededor mío, pero a veces, cuando me mira así o me besa de ese modo en el que hace que se me olvide que es mujer, siento que es así. Que lo único que importa soy yo. Y debe dejar de gustarme ahora, ¡soy gay, maldita sea!

Acomodo mi ropa, pero por supuesto que no voy a vestirme frente a ella.

- Oh, ¿quieres bañarte? Úshquele, que no voy a vestirme frente a ti.

Hasta siento cómo se me hace chiquito sólo porque está insinuando que va a hacer lo que sea que cruza por su cabeza. Y cualquier perversión con una mujer de protagonista no va conmigo. Vamos, ni siquiera sé qué se supone que debo hacer.

- Oye en serio, ¿no te vas a ir?

Pues no. En lugar de irse, se mueve para sentarse encima de mí, y grito. Echo las manos hacia atrás, recargándome en la cama. No pasa desapercibido que este es de hecho un gesto, un movimiento y una posición que no me es extraña, entre chicos hacemos esto también. Yo lo hago.

- ¿Ehhh? Pe-pero ¿cómo? ¡Oye! No te vas a llevar mi virginidad heterosexual. ¡No tengo virginidad heterosexual! Soy... soy...

De nuevo ese maldito movimiento y dejo de pensar en lo que iba a decir. Creo que era algo sobre que no sé bien cómo se hacen estas cosas entre hombres y mujeres, que no puedo, algo así.

- Xami, no sé qué quieres de mí. ¿Te has puesto a pensar que voy a ser una porquería porque hago esto con hombres? ¿Que me gusta ser pasivota? ¿Lo has pensado? No puedo cumplir tus fantasías y me odiarás. A veces es mejor algo platónico, me funciona con Magnus. Duele menos cuando--- olvídalo.

¡Ah qué estúpido! Si hay algo que no debes hacer con alguien es mencionar a la otra persona que miras con deseo. Es sólo que no quiero convertirme en Magnus y que Xami pase un siglo y todavía sienta celos si me voy con alguien más.

¿Por qué todo esto tiene que ser tan complicado?

No dejo de acariciar por detrás de su nuca acariciando con mis uñas su cabello y su suave piel del cuello, beso su labios suavemente provocando que de nuevo se confunda y se desespere el verlo de esa forma me divertía en verdad mucho ya que todo era provocado por mi, me gustaba ver la reacción que provocaba en las personas y esta definitivamente era mi favorita ya que era algo que nunca había esperado. Me acerco a su oído y susurro muy bajito- No sean llorón y mas marica. No te voy a quitar nada de virginidad, por ahora.. – lóbulo, rozando mis dientes en el también- solo te estoy acostumbrando para un futuro, ya no estés tan sorprendido..

Rio un poco y muerdo mi labio por un momento y me le quedo viendo burlonamente, todo lo que me había estado diciendo me había entrado y salido por un oído por lo que me acerque y le robe un profundo beso, no fue hasta que menciono a ese brujo que desde hace rato empezaba molestarme el solo pensar en él y escuchar lo que me dijo, me había quebrado como me quebró en el claro cuando se puede decir que me rompió el corazón, pero ahora fue roto por coraje y celos.

Sin decir más, dejo mis manos caer y dejar de besarle, me levanto de la cama y puedo ver como el gato entra de nuevo a la habitación y se trepa a mis brazos, esto si había sido raro pero no lo rechace y acaricie su pelaje- Lo espero abajo en la cena, Maestro.. –y con la última palabra que había mencionado, era claro que las cosas habían cambiado en ese momento.

Salgo de la habitación y con magia me cambio de ropa, escogiendo un pantalón ajustado negro y una playera sin mangas con una calavera en todo el centro, los ánimos de cocina se me habían quitado pero el hambre no por lo que recordé que cercas había un restauran de comida mexicana, lo había visto cuando íbamos llegando por lo que en la mesa aparecí varios platillos mexicanos. Solo faltaba esperar a que bajara Kyosuke, me fui a sentar a la sala con el minino en las piernas, mientras ojeaba una de las revistas que tenían en la mesita central.

Me pierde, esa caricia en la nuca me convierte de verdad en gatito mimoso. Más que nada por el modo en el que Xami usa las uñas. Esto es nuevo, no sabía que podía ponerme así por una simple caricia. Sin embargo el beso me contraría de nuevo, aunque hay momentos en los que no me importa nada más que lo que me transmite ella, sin tener en cuenta que es una mujer. Estos son los momentos peligrosos, más que nada porque me hacen desear perder el control. Aunque sé que eso debe ser imposible, un hombre no puede perder el control con una mujer, de ahí que me asuste lo que esté planeando Xaminé.

El momento se rompe y ella me llamá llorón y me pide no ser más marica, al tiempo que ataca mi oreja y debo obligarme a recordar lo que iba a decir.

- ¡Oye! Si te gusto, te gusto así. Y no soy tan marica, sólo me pinto las uñas. El día que me vista de rosa, puedes matarme.

No menciono nada sobre eso de acostumbrarme para un futuro. Imaginaré que no lo dijo, que no existe y que no pasará jamás.

Me ignora y hasta se ríe. Yo estoy en medio de una crisis y ella tiene esa actitud triunfal que me hace sentir inferior y pensar que puede triunfar sobre mí. ¡Oh cielos! ¿Qué haré si triunfa sobre mí?

Sin embargo el error llega, y debería ser yo quien se alce triunfal por descubrir el secreto que hará que deje de manosearme y traumarme. En lugar de eso, empiezo a comparar.

- No me digas así...

De nuevo la barrera en cuanto me habla de usted y me llama "maestro". Algo se rompe y sé que la lastimé y me odio por ello. Se marcha y me recuesto sobre la cama, pensando. No sé ni qué diablos estoy haciendo, tampoco sé qué diablos está haciendo ella. Pero me gusta.

Me visto con el pants negro, la blusa blanca y como Xami anda con zapatos dentro, me pongo unas sandalias. Bajo, pero lo que veo es aún más deprimente: ella leyendo una de mis revistas y en la mesa, comida de restaurant. En un instante, todo había cambiado.

Me recuesto sobre el sofá grande tras quitarme las sandalias, la nuca contra el descansabrazos y una pierna encogida. Tras un par de minutos, sé que no puedo seguir callado.

- Mira, lamento haberlo mencionado, pero te voy a decir por qué pienso en Magnus cuando te lanzas sobre mí. Y es porque sí, yo lo quería, creí que estaba loco por él hace 150 años, pero él jamás me quiso. Y yo no lo quise tanto como te imaginas. Dejé que se convirtiera en una especie de amor platónico, como verías a un actor que te gusta, pero con el respeto que se merece porque fue mi mentor.

Suspiro, pero en realidad no sé cómo decir esto, sólo lo estoy soltando. Me incorporo y abrazo la pierna que tenía encogida.

- Mira, no sé ni cómo decirlo... Intento decirte que eres mucho mejor que él, que siento... siento tu cariño por mí cuando me besas y cuando me acaricias. Y me altera porque... porque... ¡porque no puedo corresponderlo! ¡Porque no sé cómo! ¡Porque no soporto que te enojes conmigo! ¡Porque no soporto que te alejes! ¡Porque te me estás metiendo en el corazón!

Desesperado, perdido... sólo puedo mirarla y parte de mí piensa que va a burlarse de mí, a decirme que todo es una broma.

Quizá lo que me había dado el empujón que necesitaba, era que me hubiera llamado "maestro". Era como si fuéramos desconocidos de nuevo, y dolía demasiado. Cuando bajo, abatido, perdido y arrepentido, no encuentro las palabras. Xami me ignora y me duele aún más una parte de mí que he querido asesinar desde que tenía menos de veinte años. Porque duele, y en realidad es el peor tipo de dolor que puedes sentir.

No acepto irme, podría parecer incluso que no escuché sus palabras, aunque esa región dentro de mí que aún siente, bien que escuchó. Pienso que me odia, y trato de explicarle que Magnus Bane podrá ser el Gran Brujo de Brooklyn y podrá ser increíblemente poderoso y lo que sea, pero en este aspecto, nada de eso importa.

Pero hablar sobre él no es lo único. Xami me recuerda que es posible querer y que te quieran de regreso y me enseña que pueden quererte con más intensidad de la que quieres tú. Yo soy muy oscuro, mi esencia es más demoníaca que humana y muchas veces sólo soy un maldito burlón y pareciera que no tengo corazón. Pero lo tengo, y no es inmune a todo esto que está pasando. No es inmune al cariño que me tiene Xaminé.

Soy honesto, aunque sé que va a explotarme en la cara por lo mismo. No es una actuación para engatusar a alguien, estoy genuinamente perdido. Y sé que lo último es la verdad más grande que he dicho, porque poco a poco, caricia a caricia y beso a beso, Xami ha derrumbado mi muralla y se ha metido justo hasta mi corazón.

Acaricia mi mano y veo lo que hace, antes de levantar la vista y mirarla a los ojos. Me pide una oportunidad, pero lo segundo hace que niegue, enérgico. Acaricia mi mejilla, pero hay cosas que no permitiré.

- No. No así. Acepto darte una oportunidad, y me la daré yo también. Jamás he visto a una mujer con deseo, esto es sólo porque eres tú. Esto quiero que quede muy claro, para que entiendas por qué estoy perdido, pero también que eres demasiado especial. Pero Xami, aunque no funcione, aunque duela, no quiero tener un duelo contigo y arriesgarme a lastimarte con algún hechizo para defender mis recuerdos. No quisiera olvidar jamás a una de las dos únicas personas que me han querido en casi 400 años.

La abrazo, porque no puedo resistirlo más. Sé que también tengo que poner de mi parte.

- Esa es mi condición, que no juegues con mi mente, ni siquiera lo intentes. Eres libre de decidir sobre tu mente, pero no te dejaré hacerlo sobre la mía. A cambio, pondré de mi parte para intentarlo de verdad contigo.

Siento que nunca he estado tan perdido como ahora. Rara vez soy completamente honesto sin cinismo ni burlas, y me siento vulnerable. Ya se me había olvidado que parte de querer a alguien es justamente sentirte así.

Xami me sostiene la mirada y yo me niego a aceptar esa promesa de que si no funciona, borrará nuestras mentes. Pienso que ella en realidad no se borraría la mente y es difícil hacerlo uno mismo. Si en verdad quisiera olvidarme, ya lo habría hecho con magia. Yo en cambio, siento que me traumará peor todo esto y que puede ser realmente una experiencia bastante vergonzosa y quizá hasta bastante mala si esto no funciona. Pero estoy más que dispuesto a arriesgarme, por la posibilidad de volver a experimentar el amor. Mi primer amor me había sido arrebatado de forma cruel durante una guerra, y aunque hubiera sobrevivido, no era inmortal. Ahora con Xami podía tener lo que cualquier subterráneo inmortal desea: amor eterno. Y si no funciona y ponemos de nuestra parte, podríamos terminar como Magnus y yo.

Realmente no tengo mucho que perder, mi virginidad heterosexual y mi estatus de gay de oro a cambio de la posibilidad de algo mejor.

Sonrío al escuchar esa seguridad, y aunque pienso que no debería ser así porque ahora pues yo soy el hombre de la relación y no debería tener más que actitudes de hombre, lo cierto es que me contagia esa seguridad y me hace sentir protegido.

No me da tiempo a responder, y en parte es bueno. Decirle que haga que valga la pena es redundante, porque es lo que va a intentar con todas sus fuerzas. Su beso me refuerza la idea de que es sólo cosa del destino que Xami sea mujer, porque en momentos así no es lo que importa. Si fuera hombre, la única diferencia hubiera sido que seguro me saltaba encima antes, pero quizá así es mucho mejor. Es más especial, porque pese a saber que soy gay, se enamoró de mí, y pese a que yo sé que es mujer, siento algo por ella.

La abrazo y eso no impide que se recueste a mi lado, en una posición en la que me da la oportunidad de no traumarme porque sea obvio que tiene bubis, y pronto, ese pensamiento me parece de lo más esúpido. Debe de darme igual.

Recargo mi mejilla contra su hombro y descubro que estoy sonriendo.

- ¿Entonces, vas a pedirme que sea tu novio o qué?

Río, sabiendo que sólo estoy fastidiando, y pensando que en realidad, esto no significa que tengo que cambiar. No tengo que volverme heterosexual, ni meterme al gimnasio, ni decir guarradas, ni comprarme el Playboy. Sigo siendo la misma persona. Beso su cuello y mi boca actúa sola, pero es que necesito soltarlo o moriré y encerrarme en el sótano y contarle al gato, me parece de mal gusto en este momento.

- ¿Te molesta si te digo que me sigo sintiendo gay? Aunque creo que podré tocarte las bubis y no vomitar.

Cierro mis ojos por un momento, cuando siento que el acepta mi compañia a su lado, acurrucandome en sus brazos. podia sentir una tranquilidad pero sobre todo una gran alegria de estar a su lado y el que me diera esa oportunidad que le habia pedido, que años anteriores no me habia atrevido a pedir, pues tenia miedo de que me dijera que era una loca por el echo que me enamore de un brujo que toda su existencia habia sido gay, que aparte de ser una gran brujo era conocido por ser gay.

Empece a reir al escuchar sobre pedirle que sea mi novio, sabia solo lo hacia para fastidiar pero eso se me habia quedado en la mente, no seria mala idea pero sabia que èl aun no estaba listo y esto era nuevo para èl- En un futuro.. Puede hasta que seas tu quien me lo pida.. -muerdo mi labio y de nuevo sigo riendo, pero al sentir sus labios en mi cuello siento una corriente por mi columna, lo que hace que me retuersa un poco, sonrio de lado hace tiempo que no me pasaba esto y en verdad era lindo. Levanto mi vista al techo e imagino que no existe el techo y puedo ver las estrellas, algo que me gustaba mucho ver, tomo la mano de Kyo y le doy un leve apreton- No me molesta ni me incomoda, es algo normal, eso no lo puedes cambiar de un dia a otro. Lo entiendo Kyo, para eso abra tiempo que es algo que nos sobra ¿no? -me giro a verlo y le guiño el ojo divertida. En ese momento recuedo la comida que esta en la mesa esperando, giro mi cabeza un poco y la caliento con magia.

Vamos a comer.. Tu casi no comes asi que anda.. No solo estoy aqui por que te quiero, si no tambirn para cuidar de ti, siempre-me acerco a èl y besos tiernamente sus labios, mientras me levanto y lo tomo de las manos para que se levante junto a mi.

-

Molesto a Xami con que si me va a pedir que sea su novio y entonces su respuesta me hace ver que el que concluyó erróneamente fui yo.

- Ah, creo que pensé algo que no era. Entonces quizá no deba estar abrazándote así.

Ahora no sé qué diablos está pasando, qué ha cambiado y qué no ha cambiado, pero termino confesándole a Xami que sigo sintiéndome gay. Suspiro y la suelto, para poder pasarme una mano por el cabello y luego masajearme la sien.

- No estás entendiendo. Intento decirte que estas cosas no me pasan y dudo que me vuelvan a pasar. Que pese a que soy gay, hay algo en ti que me está volviendo homoflexible sólo por ti. Por nadie más. Intento decirte que eres especial, pero que no por eso voy a volverme heterosexual ni súper macho, ni dejaré mis manías.

Gruño fastidiado cuando me dice que casi no como. Bueno pues no. Comer solo es deprimente y hay mejores cosas en las que utilizar el tiempo. Sin embargo, el resto de sus palabras me dejan fuera de juego.

- Quieres cuidar de mí por siempre, pero no que yo sea tu novio. Interesante...

Me levanto, pero de repente siento como si me estuviera esforzando de más y Xami no lo valorara. Quizá me siento rechazado.

En que momento habia cambiado de papeles?,Kyo no me lo decia pero podia sentir como se empezaba a sentir rechazado, algo que me confundia y me estresaba al mismo tiempo, no me gustaba el estar confundida creo que por eso me molestaba muy seguido cuando se trataba de Kyo. No se como pero al fin me toma unos minutos captar todo, creo que esta situacion era rara, ahora la mujer era la que tenia ese retraso para captar lo que el otro queria, lo que hace que me empiece a reir un poco, se que esto puede que moleste a Kyo mas, pero no podia evitarlo. -Ya e dicho, siempre te cuidare.. No por que seas mi novio o no, si no por que te qu.. No si no por que te amo, si eso -me costo en verdad el decirlo, ya que cuando decia esa palabra a alguien mas terminaba ladtimada, pero yo sabia que con èl seria diferente.

Me toma un minuto, cambiar todo en la cocina desde donde estoy, cambio la mese donde esta, la muevo hacia un lado, y en letras cursiva y de llamas defue moradas, escribo "Sexy Kyosuke, ¿Quieres ser mi novio? PD: Si dices que no, juro por lo mas demoniaco que te acosare TODOS tus baño y no saldras vivo", sonrio de lado por mi forma tan loca de hacer esto, pero a pesar de que me alegraba, no sabia que mas hacer. Me sentia rara aparte de por ser la primera ves que le pido a alguien ser mi novio. Definitivamente era pesima para esto.

Suelto un suspiro y disimulo todo lo que hice, como si estuviera viendo de nuevo como boba Kyo, igual que lo veia cuando estabamos en su habitacion.- Si no vas a comer, por lo menos acompañame.anda -tomo su mano y lo jalo hacia la cocina, tenia que hacer que me acompañara.

-