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Doble o Nada { Zacarías }
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Doble o Nada { Zacarías }
"No hay nada que me guste más que un hombre que escribe con su propia sangre...
El que así escribe máximas no quiere ser leído, sino aprendido de memoria."
El que así escribe máximas no quiere ser leído, sino aprendido de memoria."
Central Park
23:59
Claro que añoraba a sus hijos... para cualquier madre era muy difícil tener que desprenderse de algo que había pasado nueve meses en sus entrañas. Eran lo más preciado de su vida y por ello había decidido fortalecerse, para algún día poder enfrentarse al maldito bastardo que ellos tenían por padre.23:59
Beatriz, ataviada con ropas ceñidas así como un pantalón de cuero negro, botas y una blusa blanca y sobre todo ésto una gabardina y una bufanda no porque tuviese frío sino por el simple hecho de parecer una mundana. ¿Por qué lo hacía? Era fácil, pese a que así se arriesgaba a ser atacada -sabiendo los peligros que había en las calles desde el punto de vista oscuro- así era como encontraba la mejor comida: estúpidos que se creían más válidos que ella para tomarla y hacer lo que ni en sus sueños podrían.
Ella no acostumbraba a hacer aquello, prefería que le trajesen la comida pero claro que aquello no tenía ni de lejos en encanto de un encuentro furtivo. La casualidad le llevó a momentos antes de alimentarse de un mundado lo suficiente como para que hiciese vida normal, y en iguales condiciones ella quedaba saciada a medias... incluso su cuerpo reaccionaba ante aquella sangre que había ingerido: mejillas rosadas, labios con un leve tinte rojizo... casi como si en realidad estuviera viva.
La morena se acurrucó bajo la bufanda que llevaba al cuello "sobreviviendo" al frío de las calles, como una mundana cualquiera, mientras cruzaba Central Park. Tan solo esperaba que aquella fuese una noche divertida y sin imprevistos.
Invitado- Invitado
Re: Doble o Nada { Zacarías }
Justo la media noche, hora perfecta para encontrar mundanos desafortunados en la calle, jóvenes borrachos e imprudentes a los que el demonio podía hacer saltar de una montaña cuesta abajo y quedarse mirando como el frágil cuerpo que les fue adquirido se deterioraba por cada golpe que recibía contra una roca sin el más mínimo esfuerzo, o lo que anteriormente había encontrado, hombres y mujeres con ligeros fallos en sus automóviles, claro estaba que las averías en los motores de sus autos no eran cuestión de casualidad; A Zac le encantaba hacer uso de sus habilidades en un mundo tan sumamente predecible y manejable, no podía creer lo fácil que podía llegar a ser alterar las cosas al rededor de un mundano para llegarlo a asustar lo suficiente como para que pareciese una hormiga huyendo de un río.
No era el único demonio que había salido del inframundo sólo para divertirse un rato, tres o dos más comenzaban a discutir de qué parte de la ciudad le tocaría esa vez, o si irían juntos a un club para masacrar a todo el que estuviese dentro, claro, la última idea venía de uno de los nuevos en esos bajos mundos, Zac no sabía su nombre, y tampoco le importaba saberlo, pero conocía su historia tal y como conocía la de los demás demonios, el inframundo era un lugar muy amplio, pero estaba plagado de seres competitivos, algunos apostaban su eternidad, en las apuestas más caras, y otros apostaban a sus mundanos desviados, que eran su fuente de entretenimiento, sólo para ver quien había hecho peores cosas en su vida pasada. El chico por ser inexperto, apostó su eternidad pensando que ganaría, y ahora estaba aquí siendo esclavo del número 514 en la lista. Al final terminaron corriendo en las direcciones contrarias al no acordar lugares, todo totalmente al azar, el 514 corrió con su juguete, y el otro desconocido fue sólo hacia el lado sur de la ciudad.
Zacaryas se quedó completamente quieto en el lugar en donde habían estado parados todo el tiempo, se había dado cuenta desde un principio que el mejor lugar era allí, podría encontrar cualquier cosa en Central Park y cualquiera con 2 dedos de frente lo habría sabido. Bufó negando con la cabeza y caminó en línea recta hacia dentro del parke. Todo estaba desolado en la zona donde estaba hasta que una pequeña figura se veía entre toda la oscuridad. Se colocó la capucha de su chaqueta para que su rostro no se viera y cambió sus ojos a un brillante rojo como si fuesen los de un gato siendo iluminados. Estiró los dedos de su mano derecha señalando las flores y el césped que estaban a un lado del camino, éstas comenzaron a marchitarse y tonarse negras como si hubiese arrasado con todo un gran incendio- Hola... -Abrió sus labios para susurrar esa simple palabra, pudo trasmitir su voz en la mente de su victima para que pensara que le estaba susurrando al oído, cuando en realidad estaba a metros de ella.- ¿Porqué tan sola? -Se alejó despacio del camino para no ser visto y oscureció aún más la noche ante los ojos de su acompañante.
No era el único demonio que había salido del inframundo sólo para divertirse un rato, tres o dos más comenzaban a discutir de qué parte de la ciudad le tocaría esa vez, o si irían juntos a un club para masacrar a todo el que estuviese dentro, claro, la última idea venía de uno de los nuevos en esos bajos mundos, Zac no sabía su nombre, y tampoco le importaba saberlo, pero conocía su historia tal y como conocía la de los demás demonios, el inframundo era un lugar muy amplio, pero estaba plagado de seres competitivos, algunos apostaban su eternidad, en las apuestas más caras, y otros apostaban a sus mundanos desviados, que eran su fuente de entretenimiento, sólo para ver quien había hecho peores cosas en su vida pasada. El chico por ser inexperto, apostó su eternidad pensando que ganaría, y ahora estaba aquí siendo esclavo del número 514 en la lista. Al final terminaron corriendo en las direcciones contrarias al no acordar lugares, todo totalmente al azar, el 514 corrió con su juguete, y el otro desconocido fue sólo hacia el lado sur de la ciudad.
Zacaryas se quedó completamente quieto en el lugar en donde habían estado parados todo el tiempo, se había dado cuenta desde un principio que el mejor lugar era allí, podría encontrar cualquier cosa en Central Park y cualquiera con 2 dedos de frente lo habría sabido. Bufó negando con la cabeza y caminó en línea recta hacia dentro del parke. Todo estaba desolado en la zona donde estaba hasta que una pequeña figura se veía entre toda la oscuridad. Se colocó la capucha de su chaqueta para que su rostro no se viera y cambió sus ojos a un brillante rojo como si fuesen los de un gato siendo iluminados. Estiró los dedos de su mano derecha señalando las flores y el césped que estaban a un lado del camino, éstas comenzaron a marchitarse y tonarse negras como si hubiese arrasado con todo un gran incendio- Hola... -Abrió sus labios para susurrar esa simple palabra, pudo trasmitir su voz en la mente de su victima para que pensara que le estaba susurrando al oído, cuando en realidad estaba a metros de ella.- ¿Porqué tan sola? -Se alejó despacio del camino para no ser visto y oscureció aún más la noche ante los ojos de su acompañante.
Zacaryas J. Lowell- Demonio
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 27/10/2013
Re: Doble o Nada { Zacarías }
¿Quien no se hubiese sobresaltado ante aquella muestra tan seductora de un poder infinito como era el simple hecho de hacer erizar el vello de la nuca de alguien muerto?
Aunque a simples vista fuese imposible, aún en ella quedaban resquicios de una humanidad intachable... ella era una perfecta actriz en ese sentido, siempre anhelando hechos que con el tiempo se convirtieron en no más que polvo y suspiros. Aun así debió reconocer que el aspecto que tornaba la noche se le antojaba delicioso a la par que peligroso. Para ella lo uno siempre implicaba lo otro.
Sus pasos se vieron menguados en cuanto surgió aquel estímulo. Beatriz giró sobre su propio eje para verse las caras con aquel que le había susurrado, pero ni pista, tan solo vacío. Las calles parecían vacías a medianoche salvo por unos cuantos rezagados que buscaban cobijo junto con el resto de mortales... en discotecas y clubes de moda en los que el alcohol, el humo y las risas estaban aseguradas.
La morena volvió a girar sobre sí, tratando de captar algo entre las tinieblas tal y como hacía el objetivo de una cámara, adaptándose al ambiente. Al no captar de nuevo nada, frunció el ceño molesta por lo que fuere que la estuviese persiguiendo. ¿Echar a correr...? Eso no estaba en sus planes, aunque ella contaba con la ventaja propia de los vampiros, siempre se había sentido como la pieza más vulnerable y a la vez más importante del ajedrez.
Igual no estaba muy lejos de cualquier local, lo que en cualquier momento de sugestionable debilidad podría tomar la decisión de ocultarse entre la multitud.
Así que eso fué lo que hizo, pero no por debilidad, sino por saber cuan lejos estaba dispuesto a llegar aquel de donde provenía dicha voz.
¿Por qué lo sabía? Ante los ojos de cualquiera, Beatriz, era una mujer de inmensa belleza, lo que implicaba su encuentro con distintas personalidades dentro de los círculos más codiciosos. Sabía cuan lejos podría llegar alguien de tan magnánimo poder y de seguro que no se había fijado tan solo en ella por ser la única pieza de carne a la redonda. Seguro que habría algo más.
Beatriz se dejó guiar al interior de uno de los más inmensos clubes que la circundaban, procurando tener así tiempo para pensar con libertad, sin sugestiones.
- Adelante.
Le dijo el hombre de la puerta, siendo innecesaria cualquier otra forma de entrar. Era por todos sabido que a clubes así las mujeres bonitas entraban porque sí.
Aunque a simples vista fuese imposible, aún en ella quedaban resquicios de una humanidad intachable... ella era una perfecta actriz en ese sentido, siempre anhelando hechos que con el tiempo se convirtieron en no más que polvo y suspiros. Aun así debió reconocer que el aspecto que tornaba la noche se le antojaba delicioso a la par que peligroso. Para ella lo uno siempre implicaba lo otro.
Sus pasos se vieron menguados en cuanto surgió aquel estímulo. Beatriz giró sobre su propio eje para verse las caras con aquel que le había susurrado, pero ni pista, tan solo vacío. Las calles parecían vacías a medianoche salvo por unos cuantos rezagados que buscaban cobijo junto con el resto de mortales... en discotecas y clubes de moda en los que el alcohol, el humo y las risas estaban aseguradas.
La morena volvió a girar sobre sí, tratando de captar algo entre las tinieblas tal y como hacía el objetivo de una cámara, adaptándose al ambiente. Al no captar de nuevo nada, frunció el ceño molesta por lo que fuere que la estuviese persiguiendo. ¿Echar a correr...? Eso no estaba en sus planes, aunque ella contaba con la ventaja propia de los vampiros, siempre se había sentido como la pieza más vulnerable y a la vez más importante del ajedrez.
Igual no estaba muy lejos de cualquier local, lo que en cualquier momento de sugestionable debilidad podría tomar la decisión de ocultarse entre la multitud.
Así que eso fué lo que hizo, pero no por debilidad, sino por saber cuan lejos estaba dispuesto a llegar aquel de donde provenía dicha voz.
¿Por qué lo sabía? Ante los ojos de cualquiera, Beatriz, era una mujer de inmensa belleza, lo que implicaba su encuentro con distintas personalidades dentro de los círculos más codiciosos. Sabía cuan lejos podría llegar alguien de tan magnánimo poder y de seguro que no se había fijado tan solo en ella por ser la única pieza de carne a la redonda. Seguro que habría algo más.
Beatriz se dejó guiar al interior de uno de los más inmensos clubes que la circundaban, procurando tener así tiempo para pensar con libertad, sin sugestiones.
- Adelante.
Le dijo el hombre de la puerta, siendo innecesaria cualquier otra forma de entrar. Era por todos sabido que a clubes así las mujeres bonitas entraban porque sí.
Invitado- Invitado
Re: Doble o Nada { Zacarías }
El objetivo había corrido lejos de la vista del demonio, por un momento se iba a convertir en una persecución entretenida, pero la mujer entró dentro de un local a refugiarse. Zacaryas rió al darse cuenta de lo que trababa de hacer, de verdad pensaba que paredes de algo tan frágil como el concreto podían detener a un demonio. La sugestión no era algo que lo hiciese muy feliz, siempre había querido dar la mejor impresión la primera vez que lo viesen actuar, y que pensaran que era alguien lo suficientemente poderoso como para temer y caer al suelo a llorar, hasta suicidarse, un único recuerdo que el demonio atesoraba de por vida, una pequeña chica que tuvo la mala suerte de cruzarse en el camino de un demonio agramón, por desgracia, era una victima sumamente sensible, Zacaryas había encontrado su más latente miedo, ver a sus padres y conocidos morir frente a sus ojos, toda una escena digna de memorar, pero había sido demasiado, y el suicido fue su solución. Podía ser una victoria, pero él odiaba que hicieran el trabajo sin él, le gustaba asustar hasta la muerte a sus victimas, pero le encantaba aún más sacarlos de la miseria con una muerte digna.
El demonio al ver su camino obstaculizado por el guardia del club, hizo que su vista se nublara levemente, el guardia cerró sus ojos por un momento para aclarar su vista, y en ese ligero descuido, pasó de largo frente a él sin ser visto. Sus ojos buscaron deprisa a su victima y pasó sus dedos con uñas afiladas sobre las mesas, trató de volver a meterse en la cabeza de la mujer para poder crear un ambiente asombroso. Hombres y mujeres degollados, el suelo cubierto de sangre y las paredes cubiertas de oscuridad. Su chica no estaba muy lejos de la entrada y la miró fijamente evaluándola, se sorprendió completamente al notar su equivocación, no era una mundana, era algo más ¿Vampiro, tal vez? Dejó que todo se desvaneciera pero antes de colocó tras su espalda- Perdone usted, señorita -Susurró cerca de su oído y caminó hasta colocarse frente a ella con una sonrisa de disculpas- Pensé que era una humana, debí haberlo sabido, una mundana se habría quedado pasmada en el lugar al no ver el camino -Se encogió de hombros al darse cuenta, por un momento había pensado que tendría alguna clase de entretenimiento verdadero, aunque no se quejaba del todo, su acompañante era una mujer hermosa, para nada débil por el hecho de ser vampira.
El demonio al ver su camino obstaculizado por el guardia del club, hizo que su vista se nublara levemente, el guardia cerró sus ojos por un momento para aclarar su vista, y en ese ligero descuido, pasó de largo frente a él sin ser visto. Sus ojos buscaron deprisa a su victima y pasó sus dedos con uñas afiladas sobre las mesas, trató de volver a meterse en la cabeza de la mujer para poder crear un ambiente asombroso. Hombres y mujeres degollados, el suelo cubierto de sangre y las paredes cubiertas de oscuridad. Su chica no estaba muy lejos de la entrada y la miró fijamente evaluándola, se sorprendió completamente al notar su equivocación, no era una mundana, era algo más ¿Vampiro, tal vez? Dejó que todo se desvaneciera pero antes de colocó tras su espalda- Perdone usted, señorita -Susurró cerca de su oído y caminó hasta colocarse frente a ella con una sonrisa de disculpas- Pensé que era una humana, debí haberlo sabido, una mundana se habría quedado pasmada en el lugar al no ver el camino -Se encogió de hombros al darse cuenta, por un momento había pensado que tendría alguna clase de entretenimiento verdadero, aunque no se quejaba del todo, su acompañante era una mujer hermosa, para nada débil por el hecho de ser vampira.
Zacaryas J. Lowell- Demonio
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 27/10/2013
Re: Doble o Nada { Zacarías }
Los instintos más primarios a los que se podría ver sugestionada estaban delante suya. No iba a negar que le gustaba la sensación de peligro y más aún con la consiguiente teatralidad de un demonio en forma humana para tenerla en caza. Su sed se vió aumentada al tiempo que las visiones tan vívidas se hacían eco en su mente, pero era de agradecer que hubiesen parado justo en el instante perfecto, sin lamentar victimas por su parte.
- Quizás te crease confusión el que en éstos instantes esté saciada a medias con sangre de mundano.
Sabía perfectamente que a los demonios les atraía la sangre humana, no por la misma atracción que a los vampiros sino por la vitae que ésta tenía. Agradecía que la música fuese tan alta como para hablar libremente de lo que se le antojase, así sus palabras quedaban en la más disimulada de las conversaciones; sabía que él le oiría a la perfección, ya que estaba dotado de un gran poder.
- Si cree el que el juego está acabado bien podría irse... sinó ¿Por qué me perseguía? - Sonrió lentamente a la par que reparaba en el cuerpo ajeno con cero disimulo. - No sabía que los demonios se permitían el lujo de equivocarse.
Un "recipiente" bastante hermoso, atractivo a más no poder, con los hilos justos podría hacer cualquier cosa que se propusiese sin ni siquiera usar su poder; ella así lo creía, así como sabía que ellos jugaban en un nivel en el que ella jamás podrían alcanzar sin matarse (again) antes.
- Quizás te crease confusión el que en éstos instantes esté saciada a medias con sangre de mundano.
Sabía perfectamente que a los demonios les atraía la sangre humana, no por la misma atracción que a los vampiros sino por la vitae que ésta tenía. Agradecía que la música fuese tan alta como para hablar libremente de lo que se le antojase, así sus palabras quedaban en la más disimulada de las conversaciones; sabía que él le oiría a la perfección, ya que estaba dotado de un gran poder.
- Si cree el que el juego está acabado bien podría irse... sinó ¿Por qué me perseguía? - Sonrió lentamente a la par que reparaba en el cuerpo ajeno con cero disimulo. - No sabía que los demonios se permitían el lujo de equivocarse.
Un "recipiente" bastante hermoso, atractivo a más no poder, con los hilos justos podría hacer cualquier cosa que se propusiese sin ni siquiera usar su poder; ella así lo creía, así como sabía que ellos jugaban en un nivel en el que ella jamás podrían alcanzar sin matarse (again) antes.
Invitado- Invitado
Re: Doble o Nada { Zacarías }
El demonio sonrió por las palabras de la vampiresa, el hecho de que se hubiese equivocado no le hacía mucha gracia, y la explicación de que excusa de que estuviese saciada de sangre, no calmaba en nada su leve decepción, él no se permitía nunca los errores, no desde la sus últimos 10 años de existencia en la tierra, había cuidado muy bien lo que hacía, cada detalle, cada paso, era un ser egocéntrico y no era por nada, estaba orgulloso de cada cosa que hacía con total perfección- No suelo equivocarme, tal vez estar con dos novatos me haya cegado por unos momentos -Recordó a los dos chicos que se fueron en direcciones contrarias, seguramente tendrían ahora mucho más suerte que él encontrando mundanos, tal vez en el Pandemónium, o en los cinemas, el demonio había matado en ocasiones en las salas en medio de una película, nadie se enteraba porque eran películas de terror y todo el mundo gritaba, uno de sus lugares favoritos sin duda alguna, cuanto miedo del qué alimentarse, hasta podía darse el lujo de cambiar la visión de los humanos y hacer que se imaginaran a ellos mismos huyendo de cualquier monstruo que fuese el protagonista de la película.
- De cualquier modo... No sabía que los vampiros se asustaran, si lo hubiese sabido, los acosaría todo el tiempo -Se acercó hacía ella rodeándola mientras caminaba con las manos en su espalda, totalmente relajado. Pero ahora se preguntaba si la vampira le iba a dar problemas, estaba en una búsqueda de presas ¿La mujer también lo estaba? A Zac siempre le habían parecido seres interesantes, casi igual que él, fueron humanos que decidieron dejar esa vida en el pasado y seguir con algo mucho mejor, ser más fuertes, nada de débiles y presas fáciles para cualquiera, lo que los diferenciaba al uno del otro, es que Zacaryas había tenido que hacer cosas horribles para llegar hasta donde estaba hoy en día, los vampiros lo tenían mucho más fácil, y conservaban su cuerpo humano intacto, él ni siquiera recordaba como era su rostro en su vida pasada, sólo un montón de cicatrices en todo su cuerpo.- Respecto a lo de dejarla en paz... No lo creo -La miró de pies a cabeza con una sonrisa picara y volvió a sus ojos- Podría ser una noche interesante.
- De cualquier modo... No sabía que los vampiros se asustaran, si lo hubiese sabido, los acosaría todo el tiempo -Se acercó hacía ella rodeándola mientras caminaba con las manos en su espalda, totalmente relajado. Pero ahora se preguntaba si la vampira le iba a dar problemas, estaba en una búsqueda de presas ¿La mujer también lo estaba? A Zac siempre le habían parecido seres interesantes, casi igual que él, fueron humanos que decidieron dejar esa vida en el pasado y seguir con algo mucho mejor, ser más fuertes, nada de débiles y presas fáciles para cualquiera, lo que los diferenciaba al uno del otro, es que Zacaryas había tenido que hacer cosas horribles para llegar hasta donde estaba hoy en día, los vampiros lo tenían mucho más fácil, y conservaban su cuerpo humano intacto, él ni siquiera recordaba como era su rostro en su vida pasada, sólo un montón de cicatrices en todo su cuerpo.- Respecto a lo de dejarla en paz... No lo creo -La miró de pies a cabeza con una sonrisa picara y volvió a sus ojos- Podría ser una noche interesante.
Zacaryas J. Lowell- Demonio
- Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 27/10/2013
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