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Lucile Voinchet
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Lucile Voinchet
Lucile Voinchet
The B*Witch is back
Nombre completo: Lucile Marie D'Voinchet Edad: Aparentes 21 años / Reales 127 Raza: Bruja Bando: Subterraneos / A sí misma Orientación sexual: Heterosexual. Aun así no se ha visto por el momento hombre realmente digno de su atención. | Descripción física: Lucile es una preciosa chica de porte elegante y delicado. Sus facciones son finas, piel pálida de porcelana y sin imperfecciones, mejillas ligeramente rosadas, labios carnosos siempre adornados con algún pintalabios en tonos rosas, rojos o marrones, y enigmática mirada color chocolate, remarcada normalmente con perfilador negro, que combina con sus largas pestañas. Su pelo, de un tono castaño oscuro, le llega más o menos por media espada. Es delgada y de estatura media, muy estilizada. Prácticamente cualquier tipo de ropa le queda bien, aunque prefiere la más ajustada, pero elegante, siempre de alguna firma importante y de alta costura. Le encanta la ropa al estilo de los años veinte, muy al estilo de cabaret, con esos largos collares de perlas, aunque también a veces viste ropa algo más cómoda y moderna, pero siempre elegante. Suele adornarse el pelo con diademas y puede llevarlo liso o ligeramente ondulado, aunque para fiestas y eventos importantes a veces pueda llegar a lucir complicados recogidos elegantes. Siempre, absolutamente en cada momento, incluso a veces en su propia casa, lleva tacones, y cuando no, va descalza. Zapato plano jamás. Su aspecto en apariencia puede ser dulce, pero detrás de su carita de muñeca de porcelana se esconde una bruja en todos los sentidos, y aunque a veces pueda esbozar una sonrisa más maliciosa, no deja de parecer adorable. Es normalmente en su mirada donde se nota más el cambio en su gesto, si es más amable o precede a una buena puñalada en la espalda. |
Personalidad
Lucile es una mala bruja en todos los aspectos. Manipuladora, cruel, interesada y ególatra son los adjetivos que mejor la definen, pero también elegante, sofisticada y una apasionada de la moda y el buen gusto.
Durante el tiempo que pasó con su familia fue una niña muy malcriada, y el dinero que heredó y que ha ido aumentando a lo largo de su vida hace que eso se mantenga. Lucile es una niña rica, acostumbrada a tener siempre a alguien pendiente de sus caprichos y a conseguir prácticamente todo lo que quiera. No suele tener amigos, ya que considera que no valen de mucho, y solo considera amistad si ve que alguien está en su mismo nivel, ya sea en poder mágico o económico. El resto de gente que se le acerca para entablar amistad no son amigos, son esclavos potenciales.
A pesar de ese carácter difícil y bastante arrogante, Lucile puede ser generosa y una buena amiga si te considera digno de ello, llevándote de compras, invitándote a sitios caros y convirtiéndose en enemiga de tus enemigos, algo que no es bueno para ellos.
Es tremendamente vengativa, de hecho es el claro ejemplo de la naturaleza vengativa de la mujer, y puede mover cielo y tierra por una venganza, ya sea por un agravio hacia ella o hacia alguien de su círculo que aprecie.
No suele ensuciarse las manos con cosas que considera vulgares, como ataques directos o daño físico, a Lucile le gustan las heridas en el alma, las que se te quedan grabadas para siempre. Es capaz de dar mil vueltas y esperar el tiempo que haga falta para pegar una puñalada emocional y hacerla sangrar todo lo que pueda.
En cuanto a su situación sentimental, Lucile es muy exigente y no solo exige que los hombres que puedan acercársele sean apuestos, sino que también deben ser poderosos y adinerados. Cualquiera que no cumpla con los tres requisitos al tiempo no merece la más mínima de su atención.
En el fondo también a veces sigue teniendo sus niñerías y es bastante escrupulosa y delicada. Nunca tocará algo en mal estado y se pondrá histérica si le tiras comida encima o si se pone a llover y se moja el pelo. Lo mismo como se te ocurra estropearle de alguna forma los zapatos.
Durante el tiempo que pasó con su familia fue una niña muy malcriada, y el dinero que heredó y que ha ido aumentando a lo largo de su vida hace que eso se mantenga. Lucile es una niña rica, acostumbrada a tener siempre a alguien pendiente de sus caprichos y a conseguir prácticamente todo lo que quiera. No suele tener amigos, ya que considera que no valen de mucho, y solo considera amistad si ve que alguien está en su mismo nivel, ya sea en poder mágico o económico. El resto de gente que se le acerca para entablar amistad no son amigos, son esclavos potenciales.
A pesar de ese carácter difícil y bastante arrogante, Lucile puede ser generosa y una buena amiga si te considera digno de ello, llevándote de compras, invitándote a sitios caros y convirtiéndose en enemiga de tus enemigos, algo que no es bueno para ellos.
Es tremendamente vengativa, de hecho es el claro ejemplo de la naturaleza vengativa de la mujer, y puede mover cielo y tierra por una venganza, ya sea por un agravio hacia ella o hacia alguien de su círculo que aprecie.
No suele ensuciarse las manos con cosas que considera vulgares, como ataques directos o daño físico, a Lucile le gustan las heridas en el alma, las que se te quedan grabadas para siempre. Es capaz de dar mil vueltas y esperar el tiempo que haga falta para pegar una puñalada emocional y hacerla sangrar todo lo que pueda.
En cuanto a su situación sentimental, Lucile es muy exigente y no solo exige que los hombres que puedan acercársele sean apuestos, sino que también deben ser poderosos y adinerados. Cualquiera que no cumpla con los tres requisitos al tiempo no merece la más mínima de su atención.
En el fondo también a veces sigue teniendo sus niñerías y es bastante escrupulosa y delicada. Nunca tocará algo en mal estado y se pondrá histérica si le tiras comida encima o si se pone a llover y se moja el pelo. Lo mismo como se te ocurra estropearle de alguna forma los zapatos.
Historia
Lucile nació en el seno de una adinerada familia, a finales del siglo XIX, durante la conocida Belle Époque en París, Francia. Su madre era la hija pequeña de la familia Vionchet, una tradicional familia francesa que poseía gran parte de los locales de venta de alta costura en aquella época. Famosos por sus elegantes diseños, Marie Juliette, la madre de Lucile, vivía con todo lujo en una mansión de la zona más adinerada de París, junto a su padre, un militar retirado, y su madre, una famosa diseñadora que triunfó en su juventud en el mundo de la alta costura. Tenía dos hermanos mayores, Pierre, militar como su padre, y el mayor, y Annette, una joven bastante menos agraciada que su hermana, a la que aún no habían conseguido encontrar esposo pese a haber pasado la edad recomendada para ello. Marie Juliette apenas tenía 19 años cuando, en una de las fiestas de alta sociedad a las que iba con su familia, escuchó a unas mujeres de unos 25 hablar con discreción sobre un local clandestino, por la entrada norte del barrio rojo. Ante la mirada curiosa de Marie Juliette, las mujeres dejaron de hablar, pero a una de ellas se le calló un cartón de cerillas con una rosa pintada y un nombre debajo, La Rose de l'Enfer, La Rosa del Infierno.
Llena de curiosidad y con las ganas de una joven por ver más allá de lo que su familia consideraba decente, Marie Juliette se guardó las cerillas, y a la noche siguiente se escapó de casa mientras su familia dormía y fue a buscar aquel club clandestino. Para sus sorpresa no tardó mucho en encontrarlo, pero cuando entró no se imaginaba que pudiese existir un lugar así…
Parecía un burdel a simple vista, pero aunque ella jamás había visto uno, algo la decía que no era un lugar normal. Algunas de las mujeres tenían extrañas marcas en la piel, o un color de ojos inusual, pero seguían siendo realmente hermosas. En una de las mesas había distinguido a las mujeres de la fiesta, acercándose a ellas, pero era tarde cuando quiso darse cuenta de lo que escaba ocurriendo… al parecer, la estaban esperando.
Una de ellas resultó ser una bruja, quien desde las sombras regentaba ese local, y su éxito se basaba en el trato que tenía con un íncubo, un demonio de la lujuria que aumentaba el deseo de sus clientes y así sus ganancias, a cambio de jóvenes vírgenes cada cierto tiempo, con las que intentar procrear.
Marie Juliette no estaba ahí por casualidad, esas mujeres habían dejado caer voluntariamente las cerillas para alentar su curiosidad, pero cuando quiso salir de allí, el hombre más atractivo que había visto en su vida se acercó a ella. Era fuerte y alto, de ojos rojos intensos cabellos castaños por debajo de los hombros. Apenas llevaba un pantalón y en su torso y musculosos brazos se apreciaban unos tatuajes con forma de llamas que parecían brillar en verdadero fuego. Encantando a Marie Juliette con su aspecto, esa noche yació con ella, atontándola con el mayor placer que había sentido nunca y dejándola embarazada de una pequeña bruja que nacería en breve.
Tras esa noche, Marie Juliette no volvió a ver al íncubo, hasta que su embarazo empezó a hacerse notable. Su hermano se había dado cuenta de sus continuas escapadas y una noche la siguió hasta el club. Al ver el lugar que su hermana frecuentaba, la golpeó furioso, y por un momento ella pensó que perdería al bebé, pero el Íncubo había sentido el fruto de esa noche, y apareciendo de pronto, le partió el cuello a Pierre con un movimiento tan rápido que la pobre Marie Juliette no supo lo que había pasado, hasta que se encontró de nuevo con la hipnótica mirada del atractivo demonio, yaciendo con él de nuevo frente al cadáver de su hermano. Durante ese encuentro, al paso de la mano del íncubo, una rosa roja quedó tatuada en el lado derecho de la cadera de la joven, como marca de propiedad del demonio. El símbolo del club.
Tras esa noche, Marie Juliette no volví a ser la misma. Controlada por la niña que crecía en su interior, ocultó la verdad a su familia, y cuando su hija nació, le dio el nombre de Lucile, una gran ironía, pues había nacido de la oscuridad, pero su rostro era tan hermoso como el de un ángel. Como única marca en su piel de porcelana, una pequeña rosa roja en la cadera, que al contrario que la de su madre, parecía brillar en los bordes de los pétalos como fuego líquido, similar a las marcas de su padre. Al crecer, ese tatuaje ha crecido con ella en proporción al tamaño de su cuerpo.
Con el tiempo, Lucile creció como la niña rica que era. Nadie en la alta sociedad cuestionó que Marie Juliette hubiese tenido a su hija sin un padre, pues los que en su momento lo hicieron, acabaron muertos. Nunca conoció a su padre, pero la bruja que había engañado a su madre en su momento se convirtió en una especie de mentora para ella. Su madre no se opuso, pues no entendía la naturaleza de su hija, y terminó entablando amistad con aquella bruja a cambio de ayudarla a criar a su hija.
Con el tiempo, Lucile fue creciendo, aprendiendo desde pequeña que no era una niña normal, y asustando a sus abuelos hasta el punto de que un día, cogiendo unas pocas cosas, decidieron marcharse de la casa familiar, legándosela a su tía Annette y viviendo lo que quedaba de sus vidas en una casa de campo en Burdeos.
Tras la marcha de sus padres, Marie Juliette le contó a su hermana todo lo relacionado con la naturaleza de Lucile, y aunque algo reticente al principio, al final Annette terminó cogiendo especial cariño a su sobrina, nombrándola heredera de todo el patrimonio familiar, al no tener ella misma descendencia.
Lucile nunca dio demasiada importancia al uso de sus poderes, considerándose superior a su maestra, que venía de una familia menos adinerada, y sintiendo que estaba por encima, pues fue su padre quien dio éxito y fortuna a su maestra. Aun así, entre los poderes que aprendió a utilizar, la mayoría están relacionados con el fuego y la muerte, haciendo que las plantas se marchitasen con un toque o que algo ardiese a su contacto, como si su dedo fuese un hierro al rojo. También dominó algo más del cambio de aspecto, tornando sus ojos rojos en un color chocolate que pasaba más desapercibido.
Con los años se convirtió en una perfecta versión femenina de su padre, pero al contrario que ella, una inmortal, el paso del tiempo hizo que la edad le arrebatase a su madre y a su tía, las únicas personas hasta el momento por las que ha sentido verdadero cariño.
Aburrida de su maestra y de su hogar, pero manteniendo el negocio familiar de la moda, Lucile ha progresado en Francia y ha extendido la marca de su familia por toda Europa y parte de América, siendo en la actualidad una de las firmas de alta costura más importantes, organizando desfiles en los eventos más prestigiosos. Su fortuna ha seguido creciendo, pero ella no ha cambiado, sigue siendo una niña rica acostumbrada a los lujos y los caprichos, pero con un potencial desaprovechado.
Hace un par de años, en uno de sus eventos de moda, un brujo pretencioso la humilló y está decidida a vengarse, pero él es demasiado poderoso, así que ha buscado un maestro digno desde entonces.
En uno de sus viajes por el mundo, visitando Tokio, escuchó hablar del Gran Brujo de allí, que actualmente reside en Nueva York, así que, sin pensarlo mucho, Lucile se ha mudado allí, comprando un ático de lujo en el Upper East Side, la zona más lujosa de la ciudad, y dispuesta a encontrar a ese maestro digno de ella que la conduzca a su venganza. Después, ya se verá cuál es su próximo capricho.
Llena de curiosidad y con las ganas de una joven por ver más allá de lo que su familia consideraba decente, Marie Juliette se guardó las cerillas, y a la noche siguiente se escapó de casa mientras su familia dormía y fue a buscar aquel club clandestino. Para sus sorpresa no tardó mucho en encontrarlo, pero cuando entró no se imaginaba que pudiese existir un lugar así…
Parecía un burdel a simple vista, pero aunque ella jamás había visto uno, algo la decía que no era un lugar normal. Algunas de las mujeres tenían extrañas marcas en la piel, o un color de ojos inusual, pero seguían siendo realmente hermosas. En una de las mesas había distinguido a las mujeres de la fiesta, acercándose a ellas, pero era tarde cuando quiso darse cuenta de lo que escaba ocurriendo… al parecer, la estaban esperando.
Una de ellas resultó ser una bruja, quien desde las sombras regentaba ese local, y su éxito se basaba en el trato que tenía con un íncubo, un demonio de la lujuria que aumentaba el deseo de sus clientes y así sus ganancias, a cambio de jóvenes vírgenes cada cierto tiempo, con las que intentar procrear.
Marie Juliette no estaba ahí por casualidad, esas mujeres habían dejado caer voluntariamente las cerillas para alentar su curiosidad, pero cuando quiso salir de allí, el hombre más atractivo que había visto en su vida se acercó a ella. Era fuerte y alto, de ojos rojos intensos cabellos castaños por debajo de los hombros. Apenas llevaba un pantalón y en su torso y musculosos brazos se apreciaban unos tatuajes con forma de llamas que parecían brillar en verdadero fuego. Encantando a Marie Juliette con su aspecto, esa noche yació con ella, atontándola con el mayor placer que había sentido nunca y dejándola embarazada de una pequeña bruja que nacería en breve.
Tras esa noche, Marie Juliette no volvió a ver al íncubo, hasta que su embarazo empezó a hacerse notable. Su hermano se había dado cuenta de sus continuas escapadas y una noche la siguió hasta el club. Al ver el lugar que su hermana frecuentaba, la golpeó furioso, y por un momento ella pensó que perdería al bebé, pero el Íncubo había sentido el fruto de esa noche, y apareciendo de pronto, le partió el cuello a Pierre con un movimiento tan rápido que la pobre Marie Juliette no supo lo que había pasado, hasta que se encontró de nuevo con la hipnótica mirada del atractivo demonio, yaciendo con él de nuevo frente al cadáver de su hermano. Durante ese encuentro, al paso de la mano del íncubo, una rosa roja quedó tatuada en el lado derecho de la cadera de la joven, como marca de propiedad del demonio. El símbolo del club.
Tras esa noche, Marie Juliette no volví a ser la misma. Controlada por la niña que crecía en su interior, ocultó la verdad a su familia, y cuando su hija nació, le dio el nombre de Lucile, una gran ironía, pues había nacido de la oscuridad, pero su rostro era tan hermoso como el de un ángel. Como única marca en su piel de porcelana, una pequeña rosa roja en la cadera, que al contrario que la de su madre, parecía brillar en los bordes de los pétalos como fuego líquido, similar a las marcas de su padre. Al crecer, ese tatuaje ha crecido con ella en proporción al tamaño de su cuerpo.
Con el tiempo, Lucile creció como la niña rica que era. Nadie en la alta sociedad cuestionó que Marie Juliette hubiese tenido a su hija sin un padre, pues los que en su momento lo hicieron, acabaron muertos. Nunca conoció a su padre, pero la bruja que había engañado a su madre en su momento se convirtió en una especie de mentora para ella. Su madre no se opuso, pues no entendía la naturaleza de su hija, y terminó entablando amistad con aquella bruja a cambio de ayudarla a criar a su hija.
Con el tiempo, Lucile fue creciendo, aprendiendo desde pequeña que no era una niña normal, y asustando a sus abuelos hasta el punto de que un día, cogiendo unas pocas cosas, decidieron marcharse de la casa familiar, legándosela a su tía Annette y viviendo lo que quedaba de sus vidas en una casa de campo en Burdeos.
Tras la marcha de sus padres, Marie Juliette le contó a su hermana todo lo relacionado con la naturaleza de Lucile, y aunque algo reticente al principio, al final Annette terminó cogiendo especial cariño a su sobrina, nombrándola heredera de todo el patrimonio familiar, al no tener ella misma descendencia.
Lucile nunca dio demasiada importancia al uso de sus poderes, considerándose superior a su maestra, que venía de una familia menos adinerada, y sintiendo que estaba por encima, pues fue su padre quien dio éxito y fortuna a su maestra. Aun así, entre los poderes que aprendió a utilizar, la mayoría están relacionados con el fuego y la muerte, haciendo que las plantas se marchitasen con un toque o que algo ardiese a su contacto, como si su dedo fuese un hierro al rojo. También dominó algo más del cambio de aspecto, tornando sus ojos rojos en un color chocolate que pasaba más desapercibido.
Con los años se convirtió en una perfecta versión femenina de su padre, pero al contrario que ella, una inmortal, el paso del tiempo hizo que la edad le arrebatase a su madre y a su tía, las únicas personas hasta el momento por las que ha sentido verdadero cariño.
Aburrida de su maestra y de su hogar, pero manteniendo el negocio familiar de la moda, Lucile ha progresado en Francia y ha extendido la marca de su familia por toda Europa y parte de América, siendo en la actualidad una de las firmas de alta costura más importantes, organizando desfiles en los eventos más prestigiosos. Su fortuna ha seguido creciendo, pero ella no ha cambiado, sigue siendo una niña rica acostumbrada a los lujos y los caprichos, pero con un potencial desaprovechado.
Hace un par de años, en uno de sus eventos de moda, un brujo pretencioso la humilló y está decidida a vengarse, pero él es demasiado poderoso, así que ha buscado un maestro digno desde entonces.
En uno de sus viajes por el mundo, visitando Tokio, escuchó hablar del Gran Brujo de allí, que actualmente reside en Nueva York, así que, sin pensarlo mucho, Lucile se ha mudado allí, comprando un ático de lujo en el Upper East Side, la zona más lujosa de la ciudad, y dispuesta a encontrar a ese maestro digno de ella que la conduzca a su venganza. Después, ya se verá cuál es su próximo capricho.
Datos extra:
Lucile tiene algunas manias que es bueno tener en cuenta. Nunca sale de casa sin un bolso en el que lleva unos zapatos de repuesto, para emergencias, su teléfono móvil de último modelo y maquillaje variado. El resto del contenido puede variar, pero siempre tiene alguna tarjeta de crédito por si tiene que comprar algo de última hora. Nunca come en franquicias de comida rápida comunes, ni en sitios abiertos a todo el público. Ella tiene cierto nivel que exige exclusividad y no entraría en un Burger King o similares ni con los pies por delante. La imagen para ella lo es todo. Sus complementos deben combinar con su ropa en todo momento, y si algo se le estropea por algún motivo, no dejará de comportarse como una histérica hasta que lo reponga en alguna tienda de diseño. Odia que la dejen con la palabra en la boca. Lo toma como una afrenta personal, y si eso ocurre, prepárate para una lenta y dolorosa venganza. Adora que haya siempre alguien dorándole la píldora. Si no te considera digno de atención, pero sí lo bastante pasable como para servirla, te dejará disfrutar del placer de su compañía siempre y cuando no metas la pata. En su ático tiene varias personas para el servicio en general, tanto de limpieza como de cocina, pero solo una empleada de confianza polaca, Sophie, que vive allí como su criada personal. Aunque no siempre la trata muy bien, por lo que le paga nunca se ha quejado. No conduce. Siempre que va en coche, lo alquila con chófer o la llevan, pero nunca conduce ella misma, y no se monta en coches mediocres. Fuera de sus manías, entre sus poderes más usados incluye la habilidad de causar la muerte con un toque a seres inferiores, como animales no mágicos y plantas, y quemar lo que toca, como si sus propias manos causaran el efecto de un hierro ardiendo. Al margen de eso tiene nociones básicas de alquimia y uso de portales, pero muy poco desarrolladas, y aunque conoce rituales de invocación, no se ha atrevido aún con ninguno, pero espera aprender con un maestro digno. Podría decirse que, de inicio, aún no ha usado más de un cuarto de su potencial como bruja. |
By Nightshadow for I am Shadowhunter
Lucile Voinchet- Brujo
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Localización : Actualmente un lujoso ático en Nueva York
Re: Lucile Voinchet
Ficha Aceptada Bienvenida al foro, gran diosa de la moda. Siempre es bueno que gente como tú haga algo por lograr que las masas vistan mejor y tengan un poco más de clase. Y claro, que yo seré un buen mentor Ahora puedes pasar a hacer tus registros y cobrar tus dólares. |
Kyosuke Nightshadow- Brujo Admin
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