Reencuentro (Heather A. Trueblood)

La chica llevaba una chaqueta que apenas le llegaba hasta la cintura, un vestido negro ceñido que realzaba sus delgadas curvas, un par de botas altas que resaltaban contra su tersa piel, el cabello suelto le caía gracilmente por debajo de la mitad de la espalda y la brisa nocturna se lo revolvía haciéndola lucir feroz y hermosa al mismo tiempo. Su caminar era tan ágil y suave que no se podía decir si iba a asesinar a alguien o a seducir todo ser viviente a su paso. Una mirada fiera, con los ojos entrecerrados y la mandíbula apretada, sus pupilas seguían el más nimio movimiento a su alrededor. Pero lo único que Bianca estaba haciendo era cuidarse las espaldas. En el poco tiempo que llevaba en Nueva York se había dado cuenta del incremento de demonios en la ciudad, era como una enfermedad pandémica que no hacía más que crecer, aún no entendía como los Cazadores del instituto de la ciudad no habíanl levantado ya todas las sospechas de La Clave porque ciertamente el asunto no era normal.

La runa de invisibilidad la protegía de las miradas y los comentarios lascivos de los mundanos. Las calles parecían océanos de personas, casi no podía soportar lo sofocante que era caminar entre todos esos cuerpos, pero cuando los mundanos podían verla, casi se separaban para darle paso, pero este no era el caso; estaba decidida a terminar con algún demonio esa noche, los hombros echados hacia atrás y los ojos moviéndose periódicamente en todas las direcciones indicaban que Bianca estaba en guardia y preparada para defenderse de lo que fuera. Los centros nocturnos eran, desde siempre, los lugares para encontrar demonios y por ende, el lugar al que se dirigía.

Con sus armas y su estela contra su pierna cubiertas bajo su vestido, Bianca se movía entre las personas siguiendo cualquier rastro, cualquier señal de un demonio cubierto por un glamour, pero unas facciones delicadas y un destello de cabello dorado se llevaron toda su atención; su cerebro buscaba la información, el nombre, el lugar, los sentimientos que ese rostro despertaron en ella. Se movió entre las personas con sigilo hasta verse cerca de la chica que había captado su atención.
Budapest. Trueblood. Heather, el recuerdo la hizo jadear al comprender, era Heather, una cazadora, curiosa chica que la había capturado totalmente duranto su paso por el instituto de Budapest, sin duda había dejado mella en Bianca, la consideraba alguien digna de admiración en todos los sentidos, desde su belleza física hasta su magnética y fuerte personalidad.

Sin esperar un mometo, Bianca tomó el antebrazo de Heather antes de que se alejara de ella – Hey, Heather – dijo elevando su voz una octava por encima de lo normal para hacerse oír.