Joy [Clare Carstairs]

Dormir todo el día la resaca era fabuloso. Más fabuloso había sido usar mis influencias para conseguir sake, pero sí que beberme un par de botellas no había sido el movimiento más inteligente. Pero en fin, al menos lo había disfrutado. Ya me hacía falta y con el caos que hay actualmente en mi vida, olvidarlo en un vaso sin fondo de alcohol que no se acabará porque le hiciste un hechizo, era mucho mejor terapia que tirarte en un diván a contarle tu vida a alguien a quien no le importa en lo más mínimo.

Mi pobre gato fue el que me despertó. Para cuando terminé de alimentarlo, acariciarlo y disculparme con un millón de caricias, ya no tenía ganas de cocinar. Así que tomé un baño, quizá demasiado largo porque el cuarto de baño terminó pareciendo sauna, me arreglé y salí rumbo a Taki's.

Este pequeño restaurant es la cosa más malditamente genial de todo Nueva York. Entre que en mi experiencia nunca cierran, hasta que tienen absolutamente todo lo que te imagines en el menú, son el mejor descubrimiento que he hecho en esta ciudad.

Elijo una de las mesas alejadas, sin fijarme en cuánta gente, hay, aunque a unas mesas de distancia está un grupo de licántropos jugando póker. En cuanto el hada se acerca, le pido un vaso pequeño, lleno a la mitad de O negativo. Sí, yo sé que no soy vampiro, pero estoy loco, y ella ni siquiera lo cuestiona. Abro entonces el menú y cuando me trae la sangre, meto el dedo en el vaso y lo chupo, saboreando este extraño manjar mientras decido qué ordenar.

¡¿Dónde diablos estaba la otra bota?!, Clare desesperada comenzó a revolver su habitación. El entrenamiento matutino la había dejado exausta y hambrienta, por ello decidió tomar una ducha que se convirtió en un baño y durante esta transacción su hambre aumentaba al mismo nivel que su molestia por el mismo y cuando Clare se encontraba molesta, lo mejor era no estar cerca. Después de recitar las blasfemias que creía necesarias la condenada bota apareció y sin perder tiempo Clare la calzó en su pie derecho, tomó dinero y emprendió camino hacia Taki's. Aquellos caprichos por hambre los había tenído desde pequeña, pero la diferencia con los actuales es que antes siempre había alguien para satisfacerlos en el momento.

Mientras recorría las calles de New York hacia el comedor, no puedo evitar pensar en los nuevos logros que había llevado acabo en su mañana de entrenamiento. Su puntería había mejorado al igual que su agilidad, aunque sus reflejos seguían causándole problemas, pero sería un tema del cual se ocuparía luego de llenar su estómago rugiente con comida, sin importar que sean las dos de la tarde.

Al llegar a Taki's notó que estaba casi repleto, grupos de licántropos y vampiros más que nada ocupaban todas las mesas ¡por el ángel! debía comer en este instante y la única alternativa que se le ocurrió fue compartir mesa. Comenzó a recorrer con la mirada nuevamente todas las mesas para buscar a alguien conocido y hacerle compañía pero fue en vano, por ello decidió adentrarse en el local y tomar aciento frente a un brujo de cabellos negros que parecía dormitar sobre su vaso de sangre... - No hay mesas disponibles - anunció a modo de explicación.- Por cierto soy Clare. - Dijo mientras abría el menú y lo sostenía de manera que ocultaba su rostro-

Clare bajó el menú luego de unos segundo y llamó al hada mesera la cual tomó su orden. Un gran sándwich de pavo con una malteada de chocolate y un vaso de agua, un menú bastante mundano, pero aún así delicioso. Miró expectante al subterráneo que se encontraba frente a ella a la espera del comienzo de una conversación, pero no fue así, por ello tomó la iniciativa. - Deberías dormirte más temprano - señaló con un ligero tono despectivo.

No sabía qué pedir y seguía sin saberlo. Me dedico más a mojar el dedo en la sangre y chuparlo que a otra cosa, y es por eso que me toma por sorpresa la invasión a mi territorio de este día. Tanto, que la miro hasta que me informa que no hay mesas y ya está sentada aquí.

- Y yo soy el Gran Brujo de Tokio, no un vulgar mesero. Malditos nefilims...

Todo en ella gritaba "nefilim a las doce en punto", desde la ropa hasta por supuesto las marcas. Aunque sé que no me conviene buscarme una pelea tan temprano ni en este estado de resaca. Aunque pase de mediodía, si me siento como bolsa de basura pateada, es que es temprano y punto.

- Kyosuke Nightshadow.

Bostezo y vuelvo la vista al menú y encuentro algo mundano y que me parece formidable. En realidad no estoy de humor para experimentar cosas raras y mucho menos si es posible que me ponga peor el estómago. Sólo reviso algunas de las bebidas y antes de que elija, el hada está aquí y la nefilim se tomó a pecho que parezca algo como que yo la invité. Cielos, espero que no.

Pido unas crepas saladas con jamón, jugo de naranja con ginger ale y un Sprite. Voy a confiar en ese artículo de hace unos meses que dice que eso es bueno para la resaca, porque tengo tanta flojera que ni me hago alguna poción.

El hada se marcha y le nefilim me regaña. ¡Cómo se atreve! Malditos nefilims, luego por qué los odio.

- Para tu información, dormí mis diez horas de rigor. Esto es lo que pasa cuando te diviertes de verdad en lugar de volver al Instituto antes del anochecer para que te arrope un mayor de la Clave. Ustedes no hacen nada divertido, no entiendo cómo desperdician su vida, si es súper corta.

En cuanto aparece mi Sprite, le doy un trago y devuelvo mi vaso vacío de sangre.

- Va, hagamos un trato. Si me regalas una aspirina, no me meteré contigo por ser nefilim.