Between trips, Nephilim and japoneces can we be friends? (Kyo)

Tokyo ¡Tokyo! ¿Tokyo? No puedo parar de repetirlo en mi mente pues aun me parece una idea abstracta, mi cerebro aun no ha captado estoy al otro lado del mundo mucho menos que he llegado allí sin cruzar las aduanas. El portal no fue tan aterrador como esperaba, una puerta en apariencia inocente y un viaje que hizo que mi estomago se agitara de manera incomoda pero podría haber sido peor. Y ahora estaba en Tokyo.
No podía dejar de mirar a mi alrededor y eso que no siquiera habíamos salido del hotel, era impresionante y por la ventana podía ver el trafico y los carteles brillantes y coloridos y a cientos de personas como hormigas caminando por las calles.
Empujo mi maleta sobre la cama y me vuelvo hacía Kyo quien esta apoyado contra una pared observándome.
-¡Fue genial!-digo con la emoción de una niña antes de recordarme que debo controlarme. Me sonrojo ligeramente, me aclaro la garganta y recupero mi expresión seria:-Quiero decir que eso fue bastante impresionante.
Pero no puedo deshacerme de la sonrisa por demasiado tiempo y me contengo para no pegar mi rostro contra el cristal, en realidad desde la ventana nada se veía muy diferente pero la sola idea de que estaba al otro lado del planeta me hacía querer reír a carcajadas.

Estaba un poco cansada pues la noche anterior a penas y había podido dormir de la emoción y esta mañana las cosas habían estado muy movidas, por fortuna anoche llevada por mi insomnio me había dedicado a arreglar mi valija decidida a olvidar nada, no es que llevara demasiado.
A pesar del generoso regalo de Kyosuke siempre había tenido un pensamiento más bien practico de manera que me limite a comprar un par de cosas esenciales a parte de su pedido, un conjuntos oscuro con azul y morado. Había sido muy quisquillosa con eso, no había parado de buscar preguntándome que pensaría de tal pantalón o si preferiría un vestido o algo diferente hasta que me di cuenta que me estaba exagerando las cosas y que de hecho me estaba preocupando demasiado por la opinión de Kyosuke cosa que me hizo suspirar de preocupación. Al final me había ido por lo simple.

-¿A que hora es la reunión? ¿Debo alistarme ya?-pregunto buscando con la vista un reloj sin embargo mi concentración se pierde cuando me dejo llevar por la lujosa decoración.

Había empacado con ayuda de algunos hechizos y estábamos finalmente en la ciudad que me vio nacer, aunque tenía otro nombre cuando yo nací. La modernidad estaba por todos lados, y yo había elegido rentar un cuarto de hotel. La razón era simple: mi antigua casa me queda lejos del estúpido Instituto de Tokyo y no voy a hacer un portal por una razón tan tonta. Ya podría ir después. Además, este hotel está convenientemente cerca del Tokyo Dome, que es a donde voy a mi concierto, el resto del mundo puede colapsar.

V parece completamente fascinada, y eso eleva mi orgullo patriótico, para que mentir. Amo mi país, amo mi ciudad y ha cambiado mucho, pero cada cambio me ha parecido perfecto. La miro desde mi lugar al lado de la otra cama, donde ando probando el teléfono celular y ajustándolo al horario de aquí.

- ¡Pero por supuesto que fue genial! Si estás conmigo, V.

El jet lag se le nota enormemente a Evan, pero tener como 12 horas de diferencia no es cosa fácil. Me acerco a mi cama y rebusco en mi maleta hasta dar con un tarro de lo que pareciera miel de naranja. Menos mal, porque vamos a necesitar esto.

Levanto la vista cuando me pregunta por la reunión y miro la hora recién ajustada gracias a la magia del internet.

- Tenemos tres horas, si quieres dormir, duerme y te despierto en un par de horas. Si prefieres otra cosa, te doy de mi poción para el jet lag de una vez. Andas como que hiperactiva.

Bostezo y me recuesto en la cama tras poner la maleta de nuevo en el suelo. No voy a desempacar, qué flojera.

No puedo evitar mi mirada burlona, aquí o en Júpiter Kyosuke siempre iba a ser Kyosuke y eso incluía su elevada idea de si mismo. Niego con la cabeza divertida mientras sigo mirando por la ventana, moría por salir y dar una vuelta pero la verdad era que estaba desecha y necesitaba un descanso.
-Gracias
Tomo el bote y le doy un trago, pienso rebatir eso de mi hiperactividad pero sabía que en realidad él tenia la razón. Lo observo dejarse caer sobre mi cama, la maleta sin deshacer pero la verdad es que no lo culpo, parece tan cansado como me siento yo.

Me acomodo en mi propia cama sentada con la espalda apoyada contra la pared.
-¿Puedo preguntarte algo?-digo en voz baja por si acaso ya se hubiera dormido. No podía negar que tenia mucha curiosidad por Kyosuke aun cuando no estaba muy segura de que quería saber en concreto, supongo que había muchas cosas que preguntar aunque probablemente no llegaría ni a formular la mitad de mis incógnitas.
Por un momento en el silencio de la habitación desee que no me hubiera oído o que simplemente ignorara mi pregunta porque el conocer a las personas hacia que te unieras a ellas y yo no debería querer unirme al brujo, ni a él ni a ningún subterraneo o nephilim. A veces pensaba incluso que debía evitar incluso a los mundanos. Ese pensamiento logro sacarme una mueca por el sentimiento de soledad que conllevaba.

Por supuesto que el viaje, seguramente su primer viaje en portal, tenía que ser increíble si el portal estaba hecho por Kyosuke Nightshadow. Vamos, era obvio.

Tan obvio como no lo era que me agradeciera... Cada que lo hace me siento perdido, y francamente se va alejando el día que nos conocimos, cuando la abofetée y cuando tantas cosas.

- De nada...

Me recuesto en la cama, pero cuando iba a quitarme los zapatos, ella va por mi tarro maravilloso y le doy un manazo.

- Ey, no va así.

Desisto y me quito los zapatos un pase para luego hacer otro y aparecer cuatro panes tostados y un cuchillo para untar. Abro el tarro y al contacto con el aire se torna de líquido en algo espeso que se ve ahora como mermelada de maranja. Lo unto en un pan y se lo tiendo.

- Necesita contacto con el aire del lugar y con algo local. Impulsiva.

Unto los cuatro panes y le doy otro a ella mientras yo mordisqueo los que me tocan y vuelvo a cerrar mi tarro maravilloso. En realidad no sé si nos haga falta otra dosis antes de la maldita reunión.

De inmediato me siento mejor, pero recuerdo que debo poner la alarma del celular para no quedarnos dormidos. Y estaba tan concentrado que de nuevo, la pregunta me sorprende.

- Puedes preguntarme lo que quieras, anda.

Esto era casi un milagro, mi mundanita interesándose por cosas. Era peligroso también para mí, no sé qué haría si empieza a caerme bien y termina por agradarme y le doy amor de amo a su esclavo. Todavía tenía que pasar la prueba de hoy, y si logra sobrevivir a las malas miradas y al aburrimiento de las reuniones nefilims, en serio que le doy todo mañana libre si quiere y ya vuelvo yo a alguna hora cercana a la medianoche, harto de ser fanboy.

Kyosuke me arrebata el bote y me reprende por ser muy impulsiva, lo miro con los ojos muy abiertos conteniendome para no refunfuñar.
-Usualmente la gente dice eso antes de pasar una botella-le digo cruzando los brazos sobre mi pecho. Él unta un par de tostadas de aspecto apetitoso y cuando me la tiende me la como despacio para que no le caiga pesado a mi estomago revuelto, pero como a prometido su menjurje para el jet lag funciona y para cuando me termino la tostada me siento mucho mejor.

Entonces cuando dice que puedo preguntarle lo que quiera se me hace un nudo en la garganta, la verdad es que no esperaba esa respuesta, me imaginaba algo como: Métete en tus propios asuntos mundana o algo por el estilo pero una vez más Kyo me sorprende. De mi enorme repertorio intento buscar la que sea menos personal, la que implique menos cercanía. También tenia miedo de que si yo le preguntara él también preguntara cosas sobre mi, y tendría que responder porque eso era lo justo.
-¿Hace cuanto naciste? ¿Como era entonces Tokio?-digo finalmente. Probablemente de haberme sentido más cómoda habría hecho una pregunta más personal pero aun no me acostumbraba a la libertad que me permitía tener Kyosuke al estar bajo su cuidado.
Distraidamente me pregunto quienes habrán sido sus padres ¿habría conocido al demonio que lo engendro? ¿lo odiaba o por el contrario lo consideraba realmente un padre? No podía imaginarme una respuesta para eso, ¿se puede odiar a la persona que te dio la vida? No me imaginaba odiando a mis padres, si los tuviera claro, pero incluso aunque no eran más que fantasmas para mi aun así no los odiaba.

Protejo mi maravillosa creación de manos mundanas, particularmente porque ni le serviría y la necesito para andar viajando por todos lados, pero claro que protesta.

- No te la pasé, te la enseñé, que no es lo mismo.

Preparo la poción sobre el pan tostado y sabe dulce y cítrico, pero reconforta y revive. Adapta bastante el reloj biológico y al menos ya no me siento como si me hubieran pateado.

Y entonces llega la pregunta, pero termino de mordisquear el pan y como estoy de buenas, dejo que pregunte. Tengo la impresión de que preguntará si le cortaré un mechón de cabello para poder seguirla, si le implantaré un chip mientras duerme, si le implanté ya un chip mientras dormía o alguna cosa sobre su libertad u horarios aquí. Y no acierto. Abro la boca sorprendido, pero no me molesta en lo más mínimo.

- Mmmm... tengo 373 años, así que esto era muy diferente. Para empezar, Tokio se llamaba Edo y era parte de la región del Kanto. Japón se dividía en provincias, había samurais y no había más que un puñado de extranjeros. Jesuitas que intentaban expandir la fe cristiana. No teníamos formalmente una capital, aunque siempre ha existido el palacio del emperador. Todos creían que el emperador era el hijo del sol naciente, algo así como un dios. Eso se ha perdido. No había geishas, aunque no lo creas. Tenía más poder, pero quien gobernaba realmente era el shogun, el general militar de todo Japón.

Sonrío perdido en recuerdos.

- Había un buque portugués que traía seda para comerciar desde Macao, el Buque Negro. Y bueno yo estaba en el bando de quien terminó por obtener el rango de shogun. Había guerra por todos lados y subterráneos peleando en ella. Los principales bandos enemigos eran Ishido y "Toranaga". Yo peleaba del lado de "Toranaga". Eran buenos tiempos, me miraban con respeto por tener los ojos de color de los demonios, pero yo no sabía hacer mucha magia, la verdad. Pero no perdía el tiempo, aprendía toda la magia oscura que podía, logré ser general y hasta me había enamorado. Apuesto que eso último no lo imaginas.

Río divertido, pero ya me sumí en recuerdos...

373 años vagando por la tierra, ni siquiera podía hacerme la idea de todo lo que visto o vivido o en todos los sitios donde había estado durante todo ese tiempo. Y cuando habla de Japón suena tan orgulloso, un orgullo patriótico que me hace darme cuenta que aquel seria siempre para él su hogar; intento con todas mis fuerzas imaginarme las cosas como las narra, imaginarme a los misioneros cristianos o, aun más difícil, los samurais, cosas que para mi siempre serian parte de los libros de historias.

Y me imagino a un Kyosuke más joven luchando en la guerra ¿como habría sido? La idea de la guerra era para mi abstracta y no podía imaginar lo que significaría una vida en el campo de batalla. Me hacen darme cuenta de que no lo conozco en absoluto, ni siquiera un poco porque hay tanto en estos detalles que me esta dando, tantas cosas que bien podrían resultar insignificantes y en realidad era de lo que él estaba hecho.
Y luego lanza una idea aun más abstracta que la guerra, el amor. Nunca había pensado en los subterraneos como criaturas capaces de amar, no los consideraba diferentes a los humanos normales en ese aspecto, por muy romántica que fuera la idea de que había alguien perfecto para ti en el mundo yo realmente no podía creer que fuéramos capaces de encontrarlo si es que existía. Pero después de todos los años que Kyosuke había estado en el mundo ¿no seria él el más indicado para hablar sobre el amor? Y no el que todo el mundo creía conocer, sino el verdadero. Amor verdadero.
-Y como es...¿Como es estar enamorado?-pregunto sentándome al borde de la cama para poder verlo-¿Y como era esa persona? ¿Donde la conociste? ¿Durante la guerra?
Mi curiosidad desborda pero intento contenerla, jamás habría pensado en tener esa clase de conversación con nadie, mucho menos con él pero allí estaba ahora preguntándole sobre amor a una criatura que siempre me había imaginado incapaz de amar.

Se me desborda el orgullo, el amor por mi país y por la época en la que nací, aunque de forma parecida, había durado bastante, si tenemos en cuenta que el último shogunato y los últimos samurai formalmente se extinguieron hasta 1868. Y Evangeline me sigue, es casi como si pudiera leer su mente y ver lo que ella imagina al escuchar mis palabras. Se estaba ganando puntos positivos a pasos agigantados, la verdad sea dicha, aunque claro que no se lo diré.

No me sorprende que pregunte por el amor, quizá porque cuando eres inmortal, una cosa así no debería preocuparte en lo más mínimo. Y además, yo no es que me vea estilo romántico o siquiera como alguien que se ha enamorado. Aunque me ha pasado, dos veces en la vida.

- Estar enamorado es increíble, así. Sientes que estás feliz todo el tiempo, que extrañas al otro aunque hayan pasado sólo unos minutos, que darías lo más preciado por esa persona. Vamos, que morirías por él, pero sabes muy en el fondo, que él jamás lo aceptaría. Te vuelves meloso y tonto, y dejas de ver realmente a los demás. Puedes pasar al lado de alguien mucho más guapo que quien amas, pero no importará, para ti sólo será uno más y no alguien especial como ese que amas. Yo me volvía medio bobo, me daban vergüenza muchas cosas que ni al caso, me volvía vanidoso... y ser vanidoso en medio de la guerra es súper loco, muchas veces no hay ni agua.

Me pregunta por mi amor y sonrío como tonto y me muerdo el labio. Tanto tiempo y recordarlo todavía me pone así.

- Fue mi primer amor, se llamaba Ryô. Era un compañero samurai, como cinco años mayor que yo. Al principio creí que era mundano, pero no, era licántropo. Lo habían mordido a una edad que antes sería un joven y ahora sería prácticamente un niño. Aunque no lo parezca, él fue el que me saltó encima. Hasta ahora, él es la persona más honorable que he conocido, seguía el bushido que es el código del honor samurai, defendía a los débiles y bueno. Llegó a salvar a incipientes nefilims que no tenían la organización de ahora y no le agradecieron, lo persiguieron.

Suspiro.

- Murió, obviamente.

No se que decir. Por un largo rato solo me quedo en silencio pensando en que un día de repente todas las cosas en las que crees se vuelven borrosas y como se siente el no estar ni siquiera seguro de como te sientes, o de que vas a creer de ahora en adelante. Lo miro, abro la boca para decir algo y luego la cierro de nuevo.
-Fue un brujo-murmuro al fin cuando me decido a hablara-Las peores cicatrices...él las hizo.
Vuelvo a guardar silencio y me dedico a mirar al techo sin pensar en nada en especial pero luego recuerdo la expresión dulcificada de Kyosuke y lo real que sonó su voz y lo cruel que es dar un recuerdo doloroso después de que alguien te entregara la parte más dulce de si misma, pero ninguno de mis recuerdos dulces tienen tanta sinceridad como ese y realmente quiero serle sincera.

-Y es curioso que después de que tu me dieras un recuerdo tan hermoso yo responda con esto pero es lo mejor que tengo-rió sin ganas antes de volver a sentarme y mirarlo de nuevo intentando quitarle importancia al asunto porque no estoy segura de querer escuchar la respuesta que él me de-Lo se, es un cambio terrible, pero te invitare a un helado cuando regresemos y así estaremos a mano.
Me levanto de la cama de un salto y abro la maleta lanzando las cosas en un desorden sobre la cama hasta que encuentro mi cazadora.
-Has dicho que aun faltan tres horas ¿cierto? Creo que iré a dar un paseo, no tardare, prometo estar aquí a tiempo.
Corro hacía la puerta sin dejarle responder siguiera y cuando cierro me quedo muy quieta con la mano aun en la manija esperando a escuchar algún sonido por su parte. Después de unos minutos finalmente me doy media vuelta y me voy.

El loby, la gente sonriente saludando, los paso de largo y a penas dedico una mirada a los coches cuando cruzo la calle, en realidad no llego muy lejos sino hasta una banca solitaria a dos calles del hotel donde no hay posibilidad de perderme. Una vez allí me siento e intento llorar, pienso en todas las cosas por las que no había llorado durante seis años y me digo a mi misma que es tiempo pero no hay lagrimas, ni siquiera una. Cuando me doy cuenta de eso no se que hacer y me acuerdo de cuando vi a Kyosuke por primera vez hace tan solo un par de día y decidí hacer lo que hice una vez él se fue, simplemente me acosté en la banca y cerré los ojos.

Quiero achacarle esto al jet lag, pero es imposible, y más aún cuando le di de la misma poción a Evan y sabrá que miento. Quizá es más simple y sólo es que ella se interesó por mí como persona y yo en realidad no tengo problemas con contar cosas de mí. Quizá no todo, pero no ocultaré jamás a la persona que me enseñó a amar. Si él hubiera sido inmortal, quizá yo no sería un brujo oscuro o quizá sólo no sería vengativo ni hubiera hecho maldiciones sin razones de peso. Pero recordarlo me duele, y agradezco el silencio que me otorga Evan.

Cuando ella vuelve a hablar, sus palabras me confunden al principio. No esperaba que hablara y mucho menos que me contara algo personal. Porque sé cómo es pese al poco tiempo de conocerla, sé que esto no es fácil, y trato de comprender, como ha hecho ella conmigo y mi odio a los nefilims.

- No todos somos así, V. Y te lo digo yo, que yo soy un brujo oscuro y que ignoro los mandatos de la Clave.

Creo que hay límites a la crueldad y por fastidiosa que puede llegar a ser ella, la verdad es que lo bueno compensa con creces soportar sus arranques de adolescente. Poseer una persona es algo que sigo sin poder ver del modo en que lo ven los occidentales, simplemente no puedo. Es cierto que un samurai poseía gente y podía hasta ordenarles matarse, pero eran tuyos y eras responsable de ellos y debías ganarte su lealtad.

Se pone nerviosa y hasta se ríe, pero puedo entender ahora mejor por lo que ha pasado porque sé por qué la gente te marca con una herida en un lugar visible o por qué hacen cosas así. No le tengo lástima, o quizá una ínfima parte de mí aún es capaz de sentir algo así por alguien, pero lo que más siento es orgullo. Esta mundana superviviente es mi mundana por elección propia y está dejándome pasar a su mundo.

- Aceptaré el helado con gusto, pero V, esto te hizo más fuerte. No estoy de acuerdo con lo que te hicieron, y espero que me creas aunque yo también te marqué. En realidad no esperaba que me contaras algo a cambio de que yo hablara, te conté de mí porque quise y me preguntaste.

Era un hecho innamovible, pero no cambiaría las cosas ni siquiera ahora que me dijo esto. El tatuaje en su piel me permite tanto comunicarme con ella, como hacerla partícipe de algunas cosas y sí, marcarla como mi propiedad para que nadie me la quite. Pero es una marca después de todo, aunque para mí es menos cruel que llenarla de cicatrices que no pueden curarse con métodos mundanos.

Ha tenido demasiado y rebusca con violencia en su maleta. Comprendo que es el fin de la conversación, aunque yo jamás esperé que me contara nada.

- Más te vale o sentirás frío el tatuaje y más te vale traer tu trasero de regreso rápido si eso pasa. Despiértame si estoy dormido y no escuché la alarma.

Más le vale haberme escuchado y en cuanto se marcha yo me meto a la cama para dormir un rato, por mucho que dormiré más durante la reunión. Esto fue bastante extraño, quizá no estaría así si se hubiera burlado de mí por haberme enamorado o si no hubiera hecho ningún comentario.

Mi mundanita confía en mí, y estoy emocionado.

No se cuanto tiempo me quedo acostada en la banca, a veces abro los ojos para ver un par de pájaros o los techos de los edificios más altos o una que otra nube pasajera, otras veces simplemente los cierro para sentir el calor del sol sobre mis parpados. Ni siquiera he traído reloj cosa que no importaría si al final Kyosuke me llamara por su marca aunque si se queda dormido probablemente llegaríamos tarde y no soy partidaria de retrasarse sobre todo cuando se trataba de una reunión importante aunque también tenia que ver con que quería estar familiarizada con el lugar al que iríamos para poder tener una idea de las rutas de escape, simple costumbre. Algunas personas se acercan a verme y me dejan monedas en el suelo, realmente creen que soy una vagabunda.

Pasa otro rato hasta que finalmente me levanto y entonces me veo en una encrucijada ¿debería llevarme las monedas? En realidad es algo bastante tonto pero me ayuda a no pensar en que tengo que volver al hotel y esperar a ver como serán las cosas a partir de ahora. Durante mis momentos de reflexión me había dado cuenta de que en realidad era una estupidez odiar a todos los subterraneos por mucho que algunos ellos me hubiera hecho daño, pero Kyosuke odiaba a los nephilims por dañar a la persona que amo a pesar de que las cosas cambiaran, supongo que al final siempre hay alguien a quien culpar por tu odio. Al final decido dejar allí las monedas, tal vez a alguien les sirva para algo y no es que yo las necesitara en realidad. Ni siquiera se el valor de los yens.
Me levanto y me estiro con un quejido y luego me dirijo al hotel, cuando entro en la habitación tengo mucho cuidado para no hacer ruido por si acaso él estaba dormido y me escabullo en dirección al baño para tomar una ducha solo por hacer algo. Cuando salgo me recojo el cabello aun húmedo en un moño y me visto con la ropa que había escogido para la reunión que a pesar de incluir vaqueros probablemente era la cosa más elegante que habría usado en mi vida, también deja a la vista la marca que Kyosuke puso en mi, a diferencia de lo que él piensa no me molesta porque una marca era muy diferente a una cicatriz.
Al salir me siento en uno de los sillones de la habitación y me aseguro de que el brujo este despierto para decir:
-Confió en ti Kyosuke y por eso te he contando sobre mi, no porque sienta que debo equilibrar la balanza, no porque esperara un trato diferente por tu parte sino simplemente porque quiero que me conozcas y tal vez un poco porque necesito ser sincera con alguien, aunque esto último pueda sonar egoísta.
Así que te propongo una cosa, tenme paciencia porque se que es difícil lidiar con un drama adolescente, y a cambio me esforzare dejar mi odio y temor solo para las personas me hicieron daño ¿Eso te parecería justo?

Duermo durante un tiempo que me parecen horas y despierto cuando escucho alguien en el baño. Lo primero que hago es mirar el maldito móvil, porque siento como si hubiera echado todo a perder y de verdad me hubiera dormido por un día entero. Y no, queda demasiado tiempo. Bien, había que perfeccionar un poco la poción. O no... en realidad no era algo horripilante.

Me siento y después de bostezar, hacerme tonto y volverme a tirar en la cama tres veces, es obvio que ya tengo que arreglarme. Rebusco en mi maleta y saco lo que me pondré, que es básicamente lo que me pongo siempre: pantalón de cuero, chaqueta de cuero, pero en esta ocasión, usaré una camiseta violeta. Me miro las manos y decido pintarme las uñas, así que rebusco en la maleta, pero termino haciéndome el diseño con magia: negro con rayas violeta y azul que simulan llamas.

Estaba mirándolas, cuando Evan sale del baño y se sienta, para sorprenderme de nuevo. Entrelazo las manos y no sé qué decir, en eso somos iguales, malos para hablar de cosas que involucren sentimientos.

- Agradezco que confíes en mí, Evan, en serio que sí. No eres egoísta por querer ser sincera con alguien, y ya te tengo paciencia. Nos parecemos, quizá por eso luego me desespero contigo, pero creo que hemos congeniado bastante bien, ¿no?

Me levanto y tomo parte de la ropa que saqué.

- No me odies a mí, soy demasiado genial como para merecer tu odio y te protegeré si alguien intenta dañarte. Pero no te hagas ilusiones, es sólo que cocinas delicioso.

En realidad no era sólo eso, pero cuando cierro la puerta del baño, creo que no pude hacerlo de otra forma. Yo estoy empezando a confiar también en ella, pero sigue pareciéndome extraño.

Salgo diez minutos después, en boxer y camiseta y termino de vestirme afuera, pendiente de la hora. Pero aún hay tiempo.

- ¿Tienes hambre? Podemos pasar por un ramen.

Lo miro cambiarse y si, es una diva, pero eso me gusta incluso aunque no se porque, supongo que eso es lo que se siente el empezar a conocer a la gente realmente, que empiecen a gustarte cosas de ellos que a la mayoría le parecerían detalles insignificantes. Pero si había algo sobre Kyosuke que no era insignificante eso era su habilidad de preocuparse por mi incluso a pesar de todos mis defectos, a pesar de mi abandono y mis pensamientos erráticos y mis reacciones exageradas. Cuan sorprendente podía ser lo rápido que cambian las cosas, lo mucho que te marcan las personas de una forma u otra. Probablemente él tenia razón y eramos parecidos, al menos un poco, pero incluso si no lo eramos no me importaría intentar se un poco más como él.
Pero si en algo realmente nos parecíamos era que probablemente nos daríamos un tiro antes de empezar con esas cursilerias de manera que le sonrió como una muestra de mis sentimientos y finjo examinar sus uñas.
-Son geniales pero ¿en serio tienes tanto tiempo como para desperdiciarlo haciendo hechizos en tus uñas?
Y así las cosas vuelven a su curso natural, a aquel lugar donde Kyo es un vanidoso y presumido, y yo una gruñona sin remedio. Y eso esta bien porque la forma en que yo lo miro y él me mira ha cambiado pero no tenemos que ir por allí gritandolo para saber que es cierto.

-¿Ilusionarme? ¿Con quien crees que hablas?-le replico poniendo los ojos en blanco-Solo hago mi trabajo ¿recuerdas? Y hablando de trabajo es mejor que recuerdes donde estamos y a que vamos ,aunque ese ramen...bueno, si dices que tenemos tiempo no veo porque no habríamos de hacer una pequeña parada.
Sonrió emocionada dándole la espalda.
-¿Y es cierto que aquí tienen Disneyland? Si es así ¿podrías llevarme? Y también quiero ver la torre de Tokio, de hecho seria genial si me dieras un tour por el lugar. Después de todo tengo que ver con mis propios ojos porque estas tan orgulloso de este lugar.
Me detengo para mirarlo y me digo a mi misma que si las cosas siguen así probablemente termine encariñandome con Kyo, encariñandome en serio, y a pesar de que hace un par de horas me habría horrorizado la idea ahora me siento muy segura al pensar que seria realmente un honor que la primera persona a la que le tuviera cariño después de tanto tiempo fuera Kyosuke sin importar si era un brujo o no.