Rule Britannia [Flasback, ~1948] [Gabriell]

De nuevo una reunión me llevaba a este país tan encantador y honestamente, al menos a esta iba con un poco de más gusto.  Al menos esta no era para ver la supremacía de los nefilims, que desde que recuerdo se la viven organizando reuniones cada cierto tiempo y vamos, llega un momento en el que tienen que cambiar por nuevos nefilims y la razón es simple: mueren.  La guerra había sido un verdadero, total y absoluto asco y ¿qué había hecho yo?  Por supuesto que me había ganado el patriotismo y había participado tanto en la guerra previa como en esta y no había ganado en realidad mucho.  Mi país estaba destruido, mi emperador humillado y el gran brujo de Tokyo detestaba su puesto.  Se había organizado una reunión y se me había ocurrido llamarlo cobarde y otras cosas que era mejor que nadie más escuchara.  Y la respuesta fue obvia: si él ya no quería ser el gran brujo, cualquiera podía retarlo.  Y lo hice... no fui el único por supuesto, pero fui el mejor.  De todos los brujos que podían haber aspirado al puesto yo gané y no sólo porque mi padre había sido shogun, logro que no cualquiera ni humano ni demonio podía contar, sino porque también había sido condecorado en la guerra.  Y quizá porque nadie quería el puesto en este momento tan malo para Japón.

Pero ahora debía reunirme con otros brujos importantes y los occidentales tienen un amor incondicional por Avalon, o lo que alguna vez fue Avalon.  Y esta reunión sí que había sido interesante.  Al menos copiaré algún estilo de gran brujo para mí, porque me veo muy "pequeño".

La reunión había durado tres días y no estaba listo para volver.  Decidí pasearme por Londres, particularmente por Oxford.  Porque ahora este brujo tenía como ocio estudiar ingeniería en aeronáutica y encima, soy bueno.  Hay que ver las cosas que se me ocurren para perder el tiempo.  

Paseo por las calles de Londres en cuanto puedo, y me detengo en un simple parque en cuanto anochece, esperando toparme no sólo con algún humano, de preferencia guapo, sino también quizá con algún subterráneo.  Es un lugar cómodo para comer mi pescado y papas fritas que acabo de comprarme. Creo que almenos me veo como un chico convencional, aunque por desgracia debo lanzarle sutiles rayos a los que me miran con cara de "te ganamos la guerra".

Mi natal Londres y ese lugar que a su vez me vio morir, irónico, puesto que sigo caminando por las calles donde mi padre, que ahora ah muerto 56 años después de que yo muriera; Las cosas a pesar de ser las mismas, en un punto incoherente habían cambiado, menos yo, yo, que tendría que haber envejecido, recaído, rayado y muerto igual que estas calles viejas, seguía con el mismo vigor que me habían visto crecer y nacer.

Pero por mi desgracia no estaba ahí por tomar unas vacaciones o recordar el pasado y llenarme de melancolía, mis contactos de todo el mundo me había llevado a la misma pista, brujos; No es que me considerase una calaña mejor que ellos, pero mi forma de pensar siempre los vio como hago bajo sobre nosotros, como es que podía matarnos, retenernos...incluso lo que yo hace miles e años quise...volverme humano de nuevo.

Recuerdo que estaba a nada de pedirle a un Kitsune blanco que me diera mi humanidad, pero no quise, no quise al saber que Marie estaba viva y podría volverme a trasformar, o incluso matar, entonces mi alma iría directo al infierno lugar que no era placentero para mi. [i] -Mostrate-[/i] dije a un humano, no...eso no era humano, algo como yo, pero de diferente manera-mierda...- creo que me sentía acorralado y solo. Por un instante me reí por querer agradecerle a ese sujeto por mostrar de nuevo sensaciones humanas que ya había perdido.

Vagar en un parque en la noche era algo bastante agradable. No era la primera vez que lo hacía, pero sí una de las pocas ocasiones en las que me ocultaba tras un glamour. Uno con fallos, porque en realidad mi cabello azul y mis ojos violeta son algo que me agrada mucho más de lo que puedo decir. Pero ya me había acostumbrado a ocultarme en esta guerra y a vestir como podía. No hay mucho que sustraer discretamente con magia, y la verdad es que el resultado no es tan fabuloso como me gustaría, pero sirve en gran medida como disfraz para ocultarme. Se supone que ahora soy un nerd, y en gran medida es también para que nadie piense que este pequeño nerd es en realidad el nuevo Gran Brujo de Tokyo. Y pese a esto, puedo hacer fechorías.

Una nueva víctima se acerca, en esta ocasión un hombre maduro de cabello rubio. Siempre me ha intrigado el cabello rubio, creo que es la cosa más bizarra de todo el mundo. Parece como que se les cayó el agua oxigenada encima o por supuesto, que había un glamour actuando. A más de un brujo y bruja le agradaban estas cosas, pero ciertamente a mí no. Ahora mi cabello era negro, con uno de los cortes no tan convencionales para la época y el país y mis ojos eran castaños.

Pero no para este hombre...

Le dedico una mirada que evidencia mi molestia por su exigencia. ¿Quién se cree que es? Me basta esta mirada para saber lo que es.

- No se me da la gana desnudarme para que me veas, a menos que me prometas que lo aprovecharás.

Quizá esta apariencia me hace parecer inocente y tonto.